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Party Hard...! ...and run! por Topo

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Notas del fanfic:

Este shot es algo asi como una disculpa por tardar tanto con los demas fics que tengo en proceso.

Mi pereza para escribir es impresionante xDD

Notas del capitulo:

Ale, me vale si lo lees o no. Esto es tuyooo~~ xDDDD



-Channie~~ ¡por favor!- Chanyeol suspiró por centésima vez, pidiendo paciencia silenciosamente al cielo mientras su pequeño novio se empeñaba en mantener sus apuntes y lápices lejos de su alcance, haciendo pucheros.

-Baek- dijo cansinamente, respirando hondo para no arrebatarle sus cosas-. Sabes que esta semana tengo parciales y tengo que terminar un informe súper complicado para mañana, así que no puedo llevarte a salir.

-Hace tres semanas no tenias parciales, y aun así no venias a casa, no me abrazabas siquiera, no me enviabas siquiera un mensaje de texto cuando te quedabas en el trabajo hasta tarde, y no me avisabas cuando te quedas a dormir en casa de tus amigos, ¡o en casa de la puta esa!-terminó chillando el mayor, molesto.

-¡Ya basta, Baek, basta ya!-grito el menor después de pasar sus dedos entre las hebras de su pelo rojizo con desesperación- ¡Ya está bien! ¡Ponte en mi lugar, hyung! Mi familia se cae a pedazos, tengo un par de hermanos incestuosos, mi trabajo me esta matando y la facultad también. ¿En serio vas a agregar más peso a la lista?!- el menor suavizó el tono otra vez al ver el ceño fruncido del mayor- Espera a que todo esto termine, Baekhyunnie, y te llevaré a donde quieras.

-¿Entonces soy un peso para ti? -y ahí estaba la terquedad del pelinegro- Solo te pido unos minutos de tu tiempo, Chanyeol, solo eso. Pero, por lo visto, puedes dárselos a la puta esa que te ronda, y no puedes dármelos a mí, que soy tu novio. -suspiró, con la humedad empezando a acumularse en sus ojos, pero prosiguió, orgulloso- Se acabó, Park. Haz lo que quieras. Yo me largo.

El pelirrojo vio a su novio salir silenciosamente, con la cabeza en alto. Suspiro por milésima vez en el día y alcanzó sus anotaciones, empezando a estudiar otra vez.

Sabía que su novio volvería al día siguiente. Baekhyun era bastante caprichoso y orgulloso a veces. No decía las cosas en serio.

Una punzada de la conciencia le avisó que Baekhyun tenia sus motivos para estar celoso y molestarse con él. Sabía que su compañera de clases y trabajo le coqueteaba, pero no podía hacer nada. Había intentado frenarla, pero era imposible. Y era inevitable también quedarse ambos en el trabajo haciendo horas extras o en su apartamento, cuando tenían proyectos que hacer en equipo. Hacía varias semanas que se había dejado absorber por los problemas del trabajo, la facultad y los de su casa. El más reciente, la disputa de sus padres por la presencia de un y una amante, y la paliza que les dieron a los mellizos cuando los pillaron compartiendo un beso nada sano en la cocina.

Debería llamarlo al día siguiente, cuando se calmara.

Pero no llamó, sin saber que el mayor había pasado todo el día pendiente a su celular, esperando su llamada, o al menos un mensaje de texto.



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-“Hola, habla Baekhyun. Lo lamento pero no puedo contestar tu llamada. Deja un mensaje y ya te llamaré. Pero si eres un indeseable, olvídalo. -por décima vez lo enviaba directamente al buzón de voz, como cada vez que llamaba a su hyung, desde hacia unos días.

Empezaba a preocuparse.

Había pasado una semana desde que Baekhyun había salido de su cuarto tan silenciosamente como había llegado. No contestaba sus llamadas ni los mensajes, ni había ido a visitarle como siempre lo hacía.

Empezaba a preocuparse de verdad.

Llamó a Kyungsoo, el compañero de habitación y amigo de su novio, pero el de ojos grandes fue cortante al decirle que Baekhyun había ido sorpresivamente de vacaciones con sus abuelos.



***



-Oh, vamos, Baek, anímate.- Kyungsoo intentaba inútilmente animar a su hyung, quien se negaba a salir del refugio que le brindaban sus mantas- Minseok! Te pedí que me ayudaras, no que lo apoyaras! -se quejó, pateando al bulto que le hacia compañía a Baekhyun bajo las mantas.

Un gruñido fue lo único que recibió como respuesta.

-Minseok peleó con Jongdae. -tercio Tao, parado en el marco de la puerta- Se gritaron, y luego terminaron. Fue como ver un dorama. -rió, escuchando al mayor maldiciéndolo.

Kyungsoo lo fulminó con la mirada y el menor de los cuatro se carcajeó cuando el brazo de Minseok salió de su refugio de mantas únicamente para lanzarle una almohada.

-¡Jongdae es un imbécil! ¡Lo odio! ¡No encuentra tiempo para mi, pero sí para sus estúpidos videojuegos!-chilló Minseok, asomando fugazmente la cabeza.

-Chanyeol es otro imbécil! ¡Me ignora por una zorra! Y no me lleva a salir!-lo secundó Baekhyun.

Tao, por su parte, se había dejado caer al suelo, riéndose del par de hyungs despechados que compartían desgracias y de un exasperado Kyungsoo que apretaba los dientes.

-BIEN, ¡YA VALE! ¡ESTOY HARTO DE ESCUCHARLES QUEJARSE Y LLORIQUEAR LO MISERABLES QUE SON!-bramó, silenciándolos a todos- ¡Tú -señalo a Tao-, mueve tus putas neuronas y piensa en una jodida discoteca que sea genial! Y ustedes dos -miro con sus grandes ojos de psicópata a los chicos mayores que el que le miraban con pucheros-, muevan sus putos traseros, pero ya! ¡Saldremos esta noche, y nada de lloriqueos! ¡Solteros o no, nos divertiremos, ¿entendido?! Que si no estamos de buenas con los novios, ¡entonces al cuerno con ellos! ¡Y los celulares se quedan aquí, ¿ha quedado claro?!-y agregó en voz baja con picardía- Y si tenemos que separarnos, ya sea porque nos da por ligar con un guapetón o porque estamos muy ocupados con otra cosa, vengan aquí a esperar a los demás.-terminó con un guiño travieso y una risita diabólica.

Baekhyun y Minseok celebraron su ocurrencia con risas y chillidos nada masculinos, mientras Tao reía disimuladamente por otros motivos, imaginando a un no muy feliz Jongin escuchando lo que proclamaba su rebelde novio de ojos grandes, o al paciente Chanyeol viendo al pequeño hijo de Satán meterle ideas raras al complicado Baekhyun.

“Ay, Kyungsoo, no sabes que tan grande sera el lío que tendrás si Jongin te pilla”, pensó Tao con sorna al verlo decidido a mandar a Jongin a volar.

Dicho y hecho.

Horas después, cuando cayo la noche, cuatro chicos con pantalones entubados y ajustados, un poco de maquillaje de Tao, ojos delineados, flamantes zapatillas de deporte, poleras atrevidas o camisas entreabiertas, y perfumes seductores, salían del gran apartamento que compartían Minseok y Baekhyun, a divertirse rumbo a una discoteca que Tao había visitado una vez con un amigo y aseguró que era genial.

El flamante auto de Tao se detuvo a unos metros de un concurrido y animado antro con atractivas luces de neón. Del asiento del piloto salió Tao, seguido del copiloto, Kyungsoo, por último, Baekhyun y Minseok, a quien Tao le lanzó las llaves de su auto para no perderlas.

Nada más entrar, encontraron compañía, y se unieron a un alegre grupo de cuatro chicos que muy risueños les acompañaron mientras bebían y les llevaron uno por uno a la abarrotada pista de baile.

Kyungsoo, quizá un poco pasado de copas, coqueteaba desvergonzadamente con uno de ellos, riendo ocasionalmente. Tao estaba más comedido, sin embargo, Xiumin besaba al apuesto chico con el que bailaba, mientras Baekhyun, medio ebrio, y excesivamente alegre y atrevido, se vacilaba la pista de baile con su pareja, moviéndose provocativamente.

Kyungsoo les observaba de lejos, pero se desconcentró al escuchar a su acompañante susurrarle suavemente al oído:

-No se como es que cuatro muñecos como ustedes han venido a parar en una discoteca tan peligrosa como esta...

-¿Q-Qué?-los característicos ojos de Kyungsoo se abrieron más de lo normal.

-Oh, sí.-le contestó con una sonrisa- Este es terreno de pandillas. Pero no te preocupes, les cuidaremos.-le guiñó el ojo.

Kyungsoo se volvió inquieto hacia la pista de baile, despegando sus ojos del apuesto rostro del chico, y se percató de que había perdido a Minseok y Baekhyun. Intentó hacer caso omiso a las palabras del otro y continuar escuchándolo hablarle al oído, pero ya estaba nervioso.

Tao y su acompañante, Seunghyun, como le dijo llamarse, se tomaban las cosas con calma. Ambos tenían su pareja, y solo habían ido a divertirse sanamente. Tao vigilaba discretamente a Minseok, porque sabía perfectamente que el mayor despechado era capaz de cualquier cosa.

Baekhyun sentía la adrenalina y el alcohol fluir por sus venas junto a su sangre ardiente como la lava. Su acompañante, el apuesto chico de ojos afelinados, Kibum, estaba en condiciones similares, y ambos bailaban como si no hubiera un mañana, intercambiando besos húmedos y caricias pecaminosas mientras bailaban. Todo un espectáculo para los activos que veían ese par de pasivos moviéndose sinuosamente en la pista de baile.

Minseok, mas allá, ejecutaba a la perfección un complicado baile erótico con tres al mismo tiempo, quienes estaban fascinados con aquella diminuta belleza de mejillas rellenas y mirada excitante que movía provocativamente las caderas.

-Poca tolerancia al alcohol, ¿eh?-rió Seunghyun, tomando un sorbo de su margarita al ver lo que tenia la atención de Tao.

-Por lo visto...-rió bajo, dando un sorbo también a su martini, y luego enfocando la mirada en él con una sonrisa, sin descuidarse en ningún momento de Minseok.



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El teléfono sonó, siendo contestado en cuanto transcurrieron exactamente seis segundos.

-Kim.-contestó una voz grave y acerada.

Sus rasgos se endurecieron y su mandíbula se tensó, mientras una inexpresiva voz femenina por la bocina del caro móvil le hacía saber noticias no muy agradables.

Al finalizar la llamada entrante con un seco “Bien”, sus dedos se deslizaron velozmente por la pantalla táctil, haciendo una llamada. Al otro lado de la linea la voz del diablillo le contestó con su habitual tono de rebeldía en el buzón de voz.

Apenas cortó la llamada, el ejecutivo crispó la mandíbula otra vez y prácticamente estrelló el avanzado aparato contra el escritorio, sin importarle mucho lo que le pasara. Paso sus dedos entre su pelo, mirando al inmaculado techo de su suntuosa oficina en busca de paciencia.

Sabía perfectamente que hizo mal en dejarlo encerrado en su cuarto a mitad de una discusión. Sabía perfectamente que el chico era problemático, rebelde a mas no poder e irreverente como un demonio. Sabía también desde el principio que el chico sería la ruina de sus neuronas de acero.

Maldito niño. Ya arreglarían cuentas aquella noche y parte de la mañana.

Salió de su oficina con prisas, sin perder la elegancia que solía ostentar.

-Señor Kim, la cen-- -su eficiente secretaria alzó los ojos hacia el con un fajo de papeles en las manos, pero la interrumpió enseguida, cortante.

-Cancele la agenda de esta noche. La de mañana por igual.

Casi gruñendo, el joven empresario de tez morena se encamino hacia su auto, último modelo, mientras de deshacía del saco y lo dejaba colgado del chico parqueador, tomando sus llaves y arremangándose la camisa limpiamente hasta los codos, maldiciendo por lo bajo el momento en que aquel mocoso se le había plantado delante en una reunión empresarial privada con el adeudado padre de este y le había dicho sobradamente todo lo que le dictó su rebeldía e insolencia.

Oh, pero esa noche sí que la iban a tener. Troya ardería otra vez, oh sí, y el chico ardería con ella.



***

Chanyeol soltó enseguida lo que hacia, poniéndose una camiseta y zapatillas, irritado y preocupado a morir.

Cruzó como una centella por el pasillo y la sala, dirigiendo una mirada censuradora a Luhan y Sehun, quienes se hallaban frente al plasma, compartiendo saliva sin hacer ningún tipo de caso a la película que tenían delante, y sin importarles en lo mas mínimo que les volvieran a pillar haciéndolo en el sofá.

Zitao le advertió que fuera a buscar a Baekhyun a un antro bastante conocido, antes que algún pervertido le echara el ojo, o peor aún, le hiciera daño. Y por más que le pidió que le cuidase mientras llegaba, Zitao se negó, advirtiéndole que lo que le pasara a Baekhyun correría por su culpa.

Con ojeras, pálido, el pelo alborotado y la desesperada necesidad de encontrar a su caprichoso hyung, tomó sus llaves y su móvil, corriendo enseguida a su auto y dirigiéndose a toda velocidad al lugar que Zitao le había indicado.

Aunque no se lo había dicho, sabía perfectamente que todo era idea del demonio que dormía a veces en la misma habitación que dormía Baekhyun. Demonios, iba a matar a Kyungsoo. Iba a matar realmente a ese retoño de Satanás.

Saltándose imprudentemente las luces rojas de los semáforos, estuvo a punto de colisionar con un Ferrari negro brillante que iba con tantas prisas como el. Derraparon a último segundo, sus conductores maldiciendo con fiereza dentro de los autos. Ambos autos se dirigían por la misma avenida, paralelos, acercándose al lugar donde Zitao le dijo que estaban.

***

Bebía sin parar, un trago tras otro, sin hacer caso de las miradas reprobatorias que Kris le dedicaba y haciendo una seña al bartender para que le sirviera más soju, estrellando el vaso contra la superficie plana de la barra.

-Jongdae, vámonos de este estúpido bar, es repugnante.-le instó por enésima vez, tirando de su brazo.

El menor miró a su alrededor. El ambiente apagado de aquel bar le estaba poniendo mal otra vez. Se levanto con pesadez y con la lengua medio enredada por el alcohol, logro articular una oración con sentido:

-Llévame... ¡hip! ...a donde lo llevas a él...-hipó patéticamente, colgándose de la camisa del otro, sin importarle las risitas de algunos ebrios que le miraban desde la barra.

-Diablos, Jongdae, apestas a borrachín barato. -nada mas amable que eso salió de los labios del más alto, quien arrugó la nariz y se soltó de su amigo, agarrándolo del brazo y sacándolo fuera a despejarse un momento.

Kris saco a Jongdae casi a rastras, gruñendo y despotricando contra su suerte. Era el colmo que la noche que creía que se pasaría con su Tao la pasara con su estúpido amigo medio ebrio y despechado.

-Primero, debes pasarte un poco los tragos.-le avisó, acercándole una botella de agua y dejándolo sentarse en el banco de un parquecillo cercano- BIGBANG es un ambiente intenso. El que queda noqueado por el alcohol, es muy posible que no vuelva a despertar cuando en la mañana los bartenders le pateen para que se largue a casa.-suspiró, mirando el cielo estrellado.- Por eso, o alguien tiene que comedirse y cuidar de los demás, o simplemente no pasarse de la raya.

Jongdae se dedicó a mirarlo por un buen rato, alternando miradas confusas del rostro pensativo de Kris al cielo estrellado.

No supo cuanto tiempo estuvo así, pero Jongdae recupero la lucidez gradualmente, y se levantó con rastros de torpeza.

-Vamos.-su voz estaba estable ya- Si Minseok me mando a freír monos, ya pasó. He bebido como nunca, y me he comportado como un imbécil perdedor. -miró a Kris- Ahora, voy a divertirme y sacarme la frustración de encima, y luego, reharé mi vida, esta vez sin Minseok.

-Ese es el Chen que conozco.-sonrió Kris, levantándose también.

-Siempre inmortal.-le sonrió de vuelta.

Minutos después, el BMW de Kris se dirigía a toda velocidad al antro.

***

BIGBANG estaba caldeado aquella noche, y eso era obvio. La música estaba más alta que de costumbre, las fuertes luces multicolores enceguecían a cualquiera, la masa compacta de cuerpos retorciéndose como nunca en la pista de baile, el humo de la discoteca y el humo de los cigarrillos estaba más presente que nunca, el olor del alcohol que se colaba insolente entre las fosas nasales, las personas que se movían cautelosas entre la masa de jóvenes que bailaban, sin formar parte de ellas, las miradas cautelosas y hoscas que se colaban por todos lados, y el olor de la sangre aún no derramada que se deslizaba por debajo de todos los olores.

La musica subió de volumen, si era todavía posible. Primera señal.

Las fuertes luces brillaron con más intensidad y los reflectores giraban a una velocidad vertiginosa. Segunda señal.

El risueño DJ se retiró discretamente, dejando un mix previamente preparado, enloqueciendo a la masa. Tercera señal.

Los bartenders miraban con cautela a su alrededor, manteniendo cerca las armas de fuego que tenían para protegerse. Cuarta señal.

Miradas que atravesaban largos espacios para clavarse en otra mirada hostil y sedienta de sangre y venganza. Quinta señal.

Los encargados de seguridad se retiraron discretamente junto a los bailarines exóticos hacia la barra, para protegerse ellos y a los bartenders. Sexta y última señal.

Y pasó, finalmente.

Un primer disparo rasgó la mitad de la música, y se hizo el silencio, todo se paralizó.

Un grito agudo fue el detonante del caos.

***TAO***

El caos lo enceguecía.

Perdió a Seunghyun cuando éste se lanzo a buscar al chico con el que bailaba Baekhyun, y no veía a ninguno de sus amigos.

En momentos como ese, siempre perdía la calma y cedía ante el pánico, y mucho mas ahora que Kris no estaba con él.

-¡Minseok!- gritaba, apartando como podía la masa aterrada que corrían en desbandada a todos lados.-¡Minseok! ¡Kyungsoo! ¡Baekhyun!-gritó desesperado, mirando a todos lados con pánico.

Un grupo de personas le arrastró con ellas, y la desesperación de Tao iba en aumento. Todo era un borrón de luces multicolores y enceguecedoras, sus tímpanos amenazaban con hacer una huelga por el incesable chirrido que ahora emitían las bocinas y el ensordecedor sonido de los disparos intermitentes y los gritos que lo estaban poniendo histérico.

-Kris-gege!-sollozó con los ojos húmedos y luchando para avanzar trabajosamente entre la desesperación y el caos.

-¡TAO!- la voz de Minseok nunca fue tan hermosa como en esos momentos, y la mano de su hyung le asió con fuerza del brazo, dispuesto a no soltarlo. Su mano se aferró en seguida a la camisa del mayor, mientras ambos luchaban para avanzar sin dejar de buscar y llamar a los dos restantes.

-¡Hyung, no puedo localizarles!-gritó a Minseok para hacerse escuchar, y este asintió.

-¡Tao, espérame aquí!- escuchó gritarle el mayor, acercándolo a una pared- ¡No te muevas de aquí!

Y antes de poder apretarle de la mano para evitar que le dejara allí solo, con la espalda apoyada a la pared, el mayor de mejillas regordetas desapareció entre el caos, dejándolo solo. Tao apenas atinó a taparse los oídos y mirar con pánico a su alrededor, esperando a que su hyung fuera a por él.

Pero vio unos pandilleros mirarlo y emprendió la huida, confundiéndose entre la masa de personas que corrían. Chillaban, gritaban, se llamaban, se desesperaban.

Vio ante el un pasillo oscuro y no dudó siquiera en meterse allí, pero al instante supo lo que pasaba en aquel lugar. Una miserable bombilla funcionaba apenas, parpadeando, dejando ver con su luz mortecina la inmensa y salvaje orgía que se daba en el baño. Intentó salir, pero la puerta estaba bloqueada, y mas de una mano se paseó indecente por su cuerpo.

El chico se encogió contra la pared, sintiendo a alguien acercarse a el y deslizar su lengua húmeda en su pómulo. Asqueado, le empujó y se limpió la saliva ajena con el dorso de la mano, aterrado. Cualquier movimiento que hacia lo obligaba a restregarse contra los que se devoraban entre ellos con un apetito sexual parecido al de los conejos, y decidió quedarse quieto pegado a una pared, lo más alejado posible de todos.

Inevitablemente, sus ojos se anegaron en lágrimas, sollozando bajito mientras se abrazaba a sí mismo con miedo.

-Kris-gege...

No supo cuanto tiempo se la pasó allí, lo mismo podían ser segundos, minutos, horas.

-¿Tao?-alzó la cabeza con esperanza y busco el dueño de esa voz, reconociéndolo aun en las penumbras.

-¡Kris!-chilló, colándose como pudo entre los que tenían sexo con todos sin pudor, saltando a los brazos tibios que le abrazaron.

Hundio la nariz en el cuello del rubio, y escucho su voz grave arrullarle y ayudarle a salir de allí. Cerro los ojos, dejándose conducir, hasta que sintió la brisa fría de la noche golpear su cara. Abrió los ojos, encontrándose a pocas cuadras del antro.

Kris abrió las puertas de su auto, ayudándolo a acomodarse en el asiento del copiloto y mirarlo con desaprobación mientras encendía el auto.

-Tao, te hable sobre esta discoteca. ¡¿Qué estabas pensando al venir solo?! ¡Es imposible adivinar cuándo habrá un enfrentamiento! -la furia de Kris era palpable, y aun más mientras le hablaba en un fluido mandarín.

Tao se encogió en su asiento, arrepentido y sin contestar, pensando que alguien debería prohibirle a Kris hablarle en su lengua materna cuando lo regañaba.



***MINSEOK***



No sabía como había empezado todo.

Primero, estaba bailando con tres guapos chicos a la vez, y luego, se hizo el silencio antes que resonara un disparo y se desatara el caos.

La masa de personas que corrían de un lado a otro a ciegas le empujaban, y solo optó por dejarse llevar mientras buscaba con la mirada a alguno de sus amigos. El pánico había controlado totalmente la euforia y la adrenalina inicial, dejándole con una sensación de estar como un gato bajo la lluvia.

-¡Tao!-gritó cuando vió al chino buscar frenéticamente entre la multitud.

Empujó con todas sus fuerzas hasta que su mano se asió al brazo del menor mientras ambos buscaban a los demás.

-Hyung, no puedo localizarles!-la desesperación de Tao era evidente, y no pudo evitar desesperarse un poco más.

Sus ojos escanearon con atención a su alrededor. Tenía que encontrar a los otros dos. Su mirada se clavó en una figura que ya conocía, y verlo pelear con un bólido gigantesco lo hizo dejar la prudencia a un lado. Maldito Jongdae, lo maldecía internamente. Maldito estúpido. Iban a matarlo.

-¡Tao, espérame aquí! -le gritó para hacerse oír por encima del ruido, acercándolo a una pared- ¡No te muevas de aquí!

Minseok lo soltó y echó a correr como pudo hacia su ex-novio, saltándole encima al gigantesco hombre y encajándole un derechazo que lo noqueó, literalmente.

-¡Estúpido Jongdae! ¡Sal de aquí! ¡No es seguro!-gritó mientras miraba fugazmente al menor quedarse parado, sorprendido por su presencia.

-¡Minseok!-una mano tomándolo del brazo y halándolo con fuerza para sacarlo de la trayectoria de otro bólido lo hizo reaccionar- ¡Vámonos ya!

-¡No! ¡Deje a Tao!-gritó, agarrándole del brazo y arrastrándolo consigo en busca del chino.

Pero Tao no estaba donde lo había dejado.

-¡Minseok, debemos salir de aquí!-gritó Jongdae desesperado al divisar un par de miradas hostiles hacia ellos, halando con fuerza a su hyung.

Atravesaron trabajosamente la masa compacta, y se hallaron en el área de baño de las mujeres. Sin dudar, Jongdae tiró del mayor hacia adentro, sin importarle los gritos horrorizados de las mujeres que se escondían allí.

-¡Ah, ya cállense!-bramó el mayor histérico, silenciando por un momento los gritos y chillidos horrorizados de las féminas, tapándose los oídos, mientras Jongdae lo arrastraba debajo de los lavamanos, ocultándolos parcialmente.

-Hyung...-apenas pudo escuchar a Jongdae hablar quedo, y abrazarlo con fuerza- Lo siento tanto...

Minseok miró al menor, y se derritió internamente con su cara de perrito arrepentido, correspondiendo el abrazo con ternura, a pesar del caos que reinaba alrededor.

La puerta fue pateada violentamente, desencadenando otra vez la gritería histérica y aterrorizada de las asustadas chicas que se escondían en los cubículos.

-¡Salgamos de aquí!-gritó Minseok cuando el pandillero alzó su arma y empezó a disparar hacia arriba por el mero placer de escucharles gritar y reventar las lámparas.

Jongdae volvió a tomarle del brazo y ambos se abrieron paso como pudieron entre estallidos de lámparas y cristales lloviendo sobre sus cabezas, corriendo torpemente por los pasillos oscuros, buscando la salida.

-¡Por aquí! -Jongdae le señaló una ventana rota, a pocos metros de distancia del suelo, por donde se habían lanzado un par de personas para salir de allí.

-¡Esta muy alto!-protestó Minseok, asomándose rápidamente.

Una balacera cercana los obligó a trepar por ella, cortándose levemente con algunos fragmentos de cristales rotos.

-¡Salta ya! -gritó el menor, halando el brazo del mayor y dejándose caer hacia afuera.

Ambos cayeron sobre la hierba, y el frío aire nocturno les dio a la bienvenida, a la par del dolor de las contusiones al caer. Ambos se levantaron trabajosamente, y apoyándose uno del otro, caminaron hasta el auto de Tao.

Minseok se sentó al volante, y miró al menor.

-Tenemos que hablar, Kim Jongdae, esta no te la dejo pasar. -dijo serio, y Jongdae se sintió empequeñecer y morir con la mirada del mayor.



***KYUNGSOO***



Apenas todo se volvió caos, Kyungsoo corrió en dirección donde había visto a Baekhyun, alarmado. Se abrió paso dificultosamente entre empujones y codazos, hasta que vio al mayor.

-¡Baek!-gritó, pero el mayor no pudo escucharlo.

Baekhyun parecía un animal encandilado por las luces y el ruido, mirando a su alrededor con alarma y miedo. Con varios codazos más, Kyungsoo logró aferrarse de la polera de su hyung, llamándole, y el mayor casi lo derriba por el susto, pero se calmó cuando vio que era él.

-¡Soo!-chilló con alivio, pero volvio a preocuparse otra vez- ¡¿Dónde están los demás?!

-¡No lo sé! ¡Salgamos de aquí ya y les buscaremos fuera! -le respondió el menor a gritos, halándolo de la mano.

-Soo, si nos separamos, sal de aquí y corre a mi departamento. Nos encontraremos allá -gritó Baekhyun y Kyungsoo lo miró con una suplica desesperada, sin contestarle y tirando de él con fuerza.

Baekhyun apretó el agarre y ambos se internaron en aquella masa compacta de personas que chillaban y se empujaban buscando la salida, mientras disparos esporádicos empeoraban el estado general de pánico.

Y por si era poco, las sirenas de los autos de policía se hicieron oír por encima del caos.

Y si antes era un caos, ahora el ánimo de todos era el mismo que tendrían en el apocalipsis. Ahora, pandilleros y la masa se mezclaban, todos enfocados en huir, pues las sirenas se escuchaban más cerca. Los dos chicos apretaban sus manos con fuerza, empujando para salir también.

-¡Es imposible salir por las puertas frontales! -chilló Baekhyun, tirando de Kyungsoo en otra dirección- ¡Busquemos en la parte de atrás!

Ambos empujaban ahora en otra dirección, y lograron salir trabajosamente de la masa que empujaba hacia las puertas. Era imposible que toda aquella gente saliera por las dos puertas del antro. Habían demasiadas personas intentando salir por allí.

Kyungsoo y Baekhyun echaron a correr a las zonas de atrás del antro, y de un momento a otro, un choque los desequilibró.

Kyungsoo escucho a Baekhyun gritar y desaparecer, antes que alguien gigantesco le empujara sin delicadeza y lo lanzara lejos, haciéndolo perder el agarre con Baekhyun. Chocó aparatosamente contra la pared y quedó sin aliento un momento, antes de recuperarlo.

-¡Baek!-gritó aterrado, pero no obtuvo respuesta.

Kyungsoo se enderezó trabajosamente. Le dolían las costillas por el choque con esa bestia. Fiel a lo que le ordeno su hyung, corrió como pudo, pasando por la zona del VIP. Pero allí las cosas estaban caldeadas también.

Tropezó con algo y trastabilló un poco, recuperando el equilibrio cuando se agarró de la camisa de alguien que se hallaba de espaldas. El cuerpo ajeno se tambaleó y cayó, y un hombre con pinta peligrosa lo miró furioso, levantándose de un salto.

Era más que obvio que Kyungsoo estaba metido en problemas.

El hombre se levantó y le atrapo de la polera cuando echo a correr, encajándole sendos puñetazos en la cara y la boca. Kyungsoo cayó al suelo y como pudo se arrastró hasta quedar fuera de su alcance. Como pudo también se levantó y echó a correr, sintiendo que un lado de su cara había quedado gravemente deformada, a juzgar por la tirantez y el dolor latiendo bajo su ojo derecho, aparte del sabor ferroso de su sangre y la sensación de tener el labio superior anestesiado.

Corrió hasta que quedo sin aliento, y cuando se detuvo a tomar aire se limpio con el dorso de la mano la sangre que resbalaba hacia su barbilla. Con rabia, miró a su alrededor.

Pero nada ni nadie le avisó lo que vería. A varios metros, la hermosa cara tan bien conocía estaba crispada de furia, y supo que realmente estaba frito.

Jongin estaba allí y no sabía como supo que estaba en ese lugar.

No, no se iba a dejar atrapar. Ya amanecería con Ryeowook, con Wonsik, con Taekwon, con Heechul, con el perro del vecino, con quien fuera, todo hasta que a Jongin se le pasara la rabia. Ni loco dejaría que le echara el guante.

Dio media vuelta y echó a correr por el primer espacio despejado que vio, quizá eran los almacenes. Con suerte habría una puerta trasera. Si Jongin lo atrapaba estaba re-jodido.

Pero apenas dio un par de docenas de pasos ya estaba aplastado contra la pared, con un furioso Jongin inmovilizándolo. Se quejó bajo cuando los gestos bruscos del mayor lo movieron con rudeza y se halló en los brazos del mayor, quien lo sostuvo hábilmente con un solo brazo mientras empuñaba un arma y se abría paso a base de empujones rudos.

Kyungsoo sentía que las fuerzas lo abandonaban y que el dolor de su cara era peor. Pero peor aun era la mirada de Jongin. ¿Para que resistirse ya? Estaba frito, jodido, re-jodido y todo lo que se le pareciera.

Para cuando se dio cuenta, ya habían salido, y el aire frío le hizo tiritar. No se quejó siquiera cuando percibió que el mayor lo había acomodado con cuidado en el asiento del copiloto, reclinándolo varios grados.

No supo cuando cerró los ojos y se abandono a sí mismo.



***BAEKHYUN***



Perder a Kyungsoo fue peor de lo que pensó.

Había caído al suelo, y se percató de que lo que lo hizo caer fue un cuerpo tendido en el suelo. Quizá un borracho inconsciente.

Intentó levantarse, pero un chico delgado lo empujó otra vez, frustrando sus intentos. Cuando percibió el aliento picante por el alcohol del chico en su boca entendió al fin que ocurría. Detuvo como pudo las manos que se deslizaban por su cuerpo y descendían con rapidez a sus pantalones.

Mordió con fuerza los labios ajenos y empujó al intruso con todas sus fuerzas, haciéndolo trastabillar y caer hacia atrás. Se levantó con prisas, pero el férreo agarre en su pie lo hizo caer de nuevo de mala manera. Desde el suelo, pateo la cara del borracho, y al hacerlo sintió un dolor punzante en el tobillo, pero hizo caso omiso y se levantó como pudo, cojeando.

Echó a correr otra vez, si a eso se le podia llamar correr. Por los pasillos que conducían a los baños era mas cómodo correr, así que se dirigió a donde le avisaban los carteles. Sin tantos gritos, ruidos y disparos, pudo relajarse y concentrarse en buscar una ventana o una puerta para salir de allí.

Al doblar una esquina, choco aparatosamente de bruces con otro cuerpo, y ambos cayeron al suelo. Baekhyun maldijo. Estaba harto de ir a parar al suelo cada pocos minutos. Se levantó y miró fugazmente el culpable del choque, y los ojos casi le le salen cuando vio a un despeinado Chanyeol levantarse torpemente.

-Baek...- empezó el menor, pero el mayor no estaba dispuesto a perdonarle tan rápido.

Oh, no. eso era lo último que Baekhyun quería.

Le dio un empujón, haciéndolo caer de nuevo, y echó a correr otra vez, cojeando.

-¡Baekhyun! ¿Que demonios haces?- lo escuchó gritar desde el suelo.

Lo ignoró y aceleró el paso todo lo que le permitió su cojera. Por uno de los pasillos de los baños diviso una ventana por la que varias personas de arrojaban con desesperación, mientras las sirenas de las patrullas policiales se hallaban en la zona de delante.

Sin dudarlo, se lanzo, haciendo caso omiso del grito de Chanyeol.

Estaba harto.

Cayó aparatosamente sobre la hierba, lastimándose el pie dolorido. Aun así, como todo buen orgulloso, apreto los dientes y se ocupo en alejarse lo más que pudo de aquel infierno. Escuchó a Chanyeol llamarle otra vez, pero no hizo caso.

Al diablo con Chanyeol.

Echo a correr por calles desiertas, y se llevo reverendo susto cuando escucho rápidas pisadas tras el y la voz de Chanyeol llamarle.

Diablos.

Maldijo y aceleró, pero escuchaba a Chanyeol cada vez más cerca, y una mano atrapo su brazo, obligándolo a frenar y mirarle a la cara.

Palido, despeinado, ojeroso y con el ceño fruncido. Asi estaba el menor. Baekhyun suspiro y le espeto agrio:

-¿Que quieres?

-¿Qué es lo que te pasa, hyung? ¿Por qué te comportas así? ¿Por qué te pones en peligro?-lo miró con un atisbo de tristeza y cansancio refulgiendo en los ojos que Baek consideraba los más bonitos que había visto, quizá porque siempre se derretía cuando el menor clavaba en el sus ojos oscuros y tan tranquilos como el cielo.

Baekhyun suspiró otra vez. Quiso llorar, sin saber por qué. Quiso hablar, pero no sabía que decir. Intento agradecerle por haber ido a buscarle, o recriminarle por haberse comportado como un cabrón esos días, o disculparse por comportarse como un mocoso. Pero no fue necesario hablar.

Chanyeol le besó con esa calma que lo caracterizaba, empujándolo con cuidado hasta que estuvo contra una pared, dándole apoyo. Baekhyun no hizo más que corresponderle y rodear su cuello con los brazos.

Se quejó bajo cuando el menor le mordió con algo de rudeza el labio y cuando se separaron a tomar aire, el menor le dio un último beso casto antes de susurrarle:

-Vamos.- paso su brazo por su hombro, y dejándolo apoyarse en él, los condujo hasta su auto.



***

Dice un sabio dicho “Un gusto ahora, y un chasco después”.

No terminaron bien. Más bien, solo uno no termino bien al final. Y ese fue justamente el que más disfruto la parranda caótica desde el inicio.

***

-A ver, ¡¿a cuál de los cuatro se les ocurrió la genial idea de irse de parranda y dejar sus celulares, eh?!- bramó irritado Kris, caminando de un lado a otro en la cocina de su apartamento, ante un muy apabullado Tao que se limitaba a mordisquear con nerviosismo sus pancakes.

-Yo no fui, de verdad, gege... Kyungsoo lo sugirió...-susurró bajando la cabeza avergonzado.

Kris bufó y negó con la cabeza, sentándose frente a Tao. Tomó su mano y acarició sus dedos con ternura, musitando con suavidad:

-¿Que habría hecho yo si te hubiera pasado algo, Taozi?

Tao esbozó una leve sonrisa de vergüenza, agachando la cabeza mientras sus orejas y su rostro adoptaban un suave color rosa.

Kris sonrió.

Mierda, adoraba a ese chico.

***

Después de llegar a apartamento compartido de Minseok, y soportar que su hyung le pegara varios coscorrones y le halara las orejas por ser un idiota, Jongdae se hallaba a gusto acostado en la mullida cama de Minseok.

Jongdae casi ronroneaba cuando su hyung favorito acariciaba con ternura su espalda desnuda mientras le regañaba con suavidad por haber bebido mucho.

Minseok se levantó de la cama y cerró la puerta de su habitación, regresando poco después a acostarse al lado de Jongdae.

-De locos, Min, a mí nunca se me habría ocurrido hacer lo que hiciste tú.-rió bajo el menor- ¿Quién tuvo la genial idea?-preguntó curioso.

-Kyungsoo. -suspiró Minseok, esbozando una sonrisa suave y pasando la mano por el pelo del menor.

-Te dije una vez que seguro que a ese lo exiliaron del Infierno.-rió Jongdae, adormeciéndose gradualmente.

-Duérmete ya, idiota.-susurró el mayor, dejando un beso en su mejilla y apagando la lamparilla de su mesita de noche.

-¡NO LA APAGUES, HYUNG! ¡SEGURO EL HIJO DE SATANÁS APARECE OTRA VEZ CON EL CUCHILLO DE CHEF!

-Jongdae, no exageres.

-Claro, no fuiste tu quien se cagó del miedo cuando apareció esa cosa diabólica en pijama y sonriendo con el cuchillo en la mano. Te juro que no he vuelto a tocar sus cosas.-lloriqueó.

-Jongdae.

-Vale, lo siento... solo... no apagues la luz, ¿sí?

-Dios, ¿que haré contigo?

-Amarme.

-Cállate y duérmete.

-Hyuuung~ dilo.

-Agg... bien... te amo. Ya duérmete.

-Amargado.

-Cállate.

***

-Todo esto no lo ideaste tú, Baek. Te conozco bastante.- dijo el menor con el ceño fruncido, terminando de vendar el tobillo lastimado del mayor, quien se hallaba acostado en su cama con el tobillo lastimado en alto.

-¿Eh? Ah. Uh...-respondió el mayor evasivamente.

Chanyeol se incorporó, guardando el botiquín de primeros auxilios y sentándose a un lado de su cama. El mayor se encogió cuando la irritación creciente de Chanyeol se hizo presente.

-Tampoco lo hizo Minseok, y dudo que a Zitao se le haya ocurrido algo así. ¿Quién fue, entonces? ¿Fue él? ¿Fue el demonio enano ese?-demandó el menor, arrugando más el ceño.

-Pero... no sabíamos que todo saldría mal... Soo solo quería animarnos...- susurró el mayor derrotado.

-Ay, Baekkie, ¿que haré contigo?-murmuró el menor, echándose bocabajo a su lado, y Baekhyun se acurrucó junto a su costado.

-Te odio...-susurró antes de cerrar los ojos.

Chanyeol sonrió y pasó un brazo alrededor de la frágil cintura del mayor.

Quizá ya podía dormir tranquilo. O no, ya podía dormir tranquilo.

***

Kyungsoo abrió los ojos por fin cuando unos dedos fríos rozaron su pómulo hinchado y dolorido. Una pomada en su labio roto e hinchado le escocía también.

Frente a él, un ceñudo Jongin sentado a un lado de la cama le curaba con cuidado. Sus ojos se encontraron, y aun con lo delicado y cuidadoso que estaba siendo el mayor, Kyungsoo supo que a Jongin no se le pasaban las ganas de destruirlo en pedacitos y volverlo a rehacer.

Quiso hablar, pero la ceja del moreno se alzó un poco y desistió.

Estaba frito. Rezó para que Jongin tuviera alguna reunión súper importante al día siguiente para poder escapar con Baekhyun hasta que se le pasara el enfado, pero Jongin destrozó sus esperanzas.

-Me he tomado el día de mañana libre. Ya hablaremos en la mañana, Kyungsoo.

Para el de tez pálida, esa fue la noche mas corta que vivió, porque amaneció con demasiada rapidez para su gusto.

Muy rápido para su gusto también ya estaba duchado y vestido con shorts y una de las camisas blancas del mayor, desayunando tranquilamente en el pequeño comedor de la cocina. Cuando Jongin apareció en la cocina sintió que su estómago se contraía y no pudo comer más.

Jongin se levantó y dejo los platos en la mesa, y sin dejar que el menor terminara de beber su zumo, lo agarró de la mano y lo arrastró hasta la habitación, aventándolo con violencia a la cama que compartían.

Kyungsoo no te atrevió a hablar. Jongin estaba cabreado como nunca, y era consciente que había metido la pata hasta el fondo.

Jongin dio un par de vueltas antes de detenerse frente a él y gruñirle:

-Así que, amordazaste a tu cuidadora y la dejaste amarrada bajo la mesa de la cocina, engañaste al portero y lo maniataste, sobornaste a los perros con jamón para que no ladraran, escapaste de casa en cuanto pudiste, lanzaste tu móvil a la tina del baño, arriesgaste tu pellejo y el de tus amigos con tus ocurrencias disparatadas, bebiste como un auténtico marinero, zorreaste como loco, y te atreviste a escapar de mí cuando te pille en ese agujero. -respiró un poco, y terminó con una voz peligrosamente aterciopelada que le erizó la piel- Bien, SoosieSatán, date por muerto.

Kyungsoo tembló.

Le gustaba llevarle la contraria a Jongin, le encantaba. Adoraba hacerlo enfadar hasta casi explotar. Pero esta vez estaba asustado. Esta vez lo había hecho explotar.

Kyungsoo lloriqueó quedo cuando vio al mayor cerrar la puerta como no solía hacerlo.

Jongin estaba cabreado, y lo pagaría caro.



***-***



Dos días después, Minseok esperaba con algo de impaciencia frente a la cafetería donde habían acordado encontrarse todos. Miro su reloj y decidió entrar.

Se decidió por una mesa en un rincón para cuatro personas. Perfecto.

Se acomodo y luego de varios minutos, Tao apareció. Sonrió y le hizo señas, y el chino sonrió, dirigiéndose allá. Se sentó frente a él y le interrogo con la mirada, y el mayor contestó con una leve negación con la cabeza.

Luego de varios minutos, la campanilla de la puerta avisó la llegada de un cliente y los dos chicos alzaron la mirada. Y en efecto, Baekhyun había llegado. Con una radiante sonrisa, el chico los localizó y se dirigió a ellos, cojeando un poco por la venda que aun tenía en el tobillo.

Los chicos esperaron con paciencia, pero luego que pasó media hora se miraron entre sí con preocupación, cada uno con una sospecha que no se atrevían a exteriorizar. La campanilla sonaba cada vez que llegaba un cliente o se iba, pero Kyungsoo no aparecía.

-Alguno ha podido hablar con Kyungsoo?-preguntó Tao, antes de comentar sus sospechas a los otros dos.

-Baekhyun fue quien le llamó.-contestó Minseok, mirando a aludido.

-No hablé con él. Su móvil no funciona. Llamé a la casa y atendió el ama de llaves. Me dijo que Soo podía venir. Le di los detalles, pero en ningún momento pude hablar con él. Me dijo que Soo estaba ocupado. -dijo arrugando levemente el entrecejo.

-¿Y si..?-Minseok se interrumpió, sin atreverse a formular lo que sospechaba.

-Soo escapo de casa esa noche. ¿Creen que Jongin le pudo pegar o algo así?-se atrevió a decir Tao, preocupado.

Las miradas de los otros dos chicos expresaban la misma preocupación.

El sonido de la campanilla los interrumpió y miraron al recién llegado. Y el alma se les cayó a los pies. Era Kyungsoo.

Pero lo peor era su pinta. Su aspecto atrajo algunas miradas preocupadas, compasivas y recelosas en el lugar.

Su labio superior ya no estaba hinchado, pero seguía roto, y el moretón en su pómulo era muy notable, contrastando con la palidez de su piel. Caminaba con cuidado y hacia leves muecas de dolor mientras fruncía levemente el ceño.

Sus ojos captaron a sus tres amigos que lo miraban horrorizados. Esbozo una leve sonrisa que solo le lastimó el labio y se deformé en una leve mueca de dolor.

Camino hasta allá con lentitud, arrugando el ceño progresivamente hasta que llegó al lado de Baekhyun, empujándole con suavidad para hacerse espacio. Al sentarse, duro un buen rato intentando acomodarse y haciendo muecas de dolor.

Tao tomó su mochila y saco el cojín que solía usar para dormirse cuando estaba en clases de Filosofía en la facultad, y se lo alcanzó. Kyungsoo lo tomó y se sentó sobre el, acomodándose y esbozando una sonrisa de alivio.

-¿Qué... que te pasó? ¿Jongin... te pegó?-logró decir Baekhyun, horrorizado.

Minseok asintió y Tao solo se quedo mirando al más bajo de todos.

-El arte en mi cara, cortesía de un cabrón con el que choqué la noche pasada, arriba el puño de ese imbécil.-dijo con un dejo de sarcasmo- Y el arte en mi trasero, cortesía de Kim-Jodido-JongIn y sus poderosas caderas, pulgares arriba para ellos.-gruñó.

Tao esbozó una leve sonrisa y llamó a uno de los que servían, pidiendo cuatro batidas y el menú.

Mientras decidían que pedir, Tao observo a Minseok, Baekhyun y Kyungsoo. A los dos primeros le sera palpable la nube de felicidad en la que flotaban, mientras que el pobre Kyungsoo había metido la pata a lo grande por ellos y no terminó muy bien.

Contuvo una risita, recordando al rebelde Kyungsoo unas noches atrás y a este Kyungsoo más tranquilo mientras gruñía quedo cada vez que se movía.

Mientras comían cupcakes y galletas y bebían zumo o refresco, los chicos contaban que tal les había ido con sus parejas.

-Jongdae me esta enseñando a jugar en su consola. Lo juro, ¡es adictivo! -dijo Minseok, dando un mordisco a su cupcake- Ahora solemos jugar juntos. Estamos bien ahora.-sonrió.

Rieron un poco, y Baekhyun contó que tal iban él y Chanyeol:

-Pues adivinen que: Chanyeol me presentó ante la zorra esa como su novio, y si vieran como se desinfló la muy perra. -rió- Ahora lo han ascendido, y no tiene que hacer tantas horas extras, además, este es su último semestre. ¡Estoy tan orgulloso! -termino con un suspiro de colegiala, sorbiendo su batido soñadoramente.

Minseok y los demás se burlaron un poco y Tao contó que tal iba su rara relación con Kris. Intento no parecer una nena, pero fallé estrepitosamente, provocando que todos rieran.

-¡Lo juro, nunca creí que me pediría formalizar la relación! ¡Incluso iremos de vacaciones a China a presentarme a su familia! ¡Es tan...! ¡Oh, lo amo, lo amo, lo amo!-fangirleó y Kyungsoo casi se atraganta con su batido, tosiendo mientras reía estrepitosamente.

-Eres un amargado, Soo... -puchereó Baekhyun- ¿No te gustaría una historia de amor como la de los doramas o la de los libros?

Kyungsoo rió más fuerte, si aún se podía, abusando dolorosamente de su adolorido cuerpo.

-No, odio las cosas cursis.-rió- Quizá por eso quiero tanto al imbécil de Jongin. Es dulce, a veces, pero nunca cursi ni cliché. Quizá por eso me gusta tanto la relación que llevamos. Y en el fondo, el me adora también, a su manera.-rió ante la cara de Baekhyun que claramente rezaba “matapasiones”.

Se terminaron los cupcakes y las batidas, y los chicos salieron de la cafetería cuando caía el sol.

Afuera, Jongdae esperaba pacientemente a Minseok, con la espalda pegada a la pared. Y no muy lejos, el auto de Kris esperaba a Tao. Los dos se despidieron, dejando a los dos chicos aún frente a la cafetería que ya cerraba, esperando a que los fueran a buscar.

El Ferrari de Jongin apareció poco después y Kyungsoo esbozó una sonrisa que a Baekhyun le quitó las dudas de que fuera feliz. El menor se despidió de él con un abrazo y abordó el auto. Mientras los veía marcharse, sintió una presencia tras el y la voz que tanto conocía le habló muy cerca de su oído.

-¿Nos vamos ya, Baekkie?-una mano cálida tomo la suya y se giró.

Echaron a caminar por las calles mientras el sol se ocultaba, antes de desaparecer entre el tráfico y las personas que paseaban.

 

Notas finales:

No, pos' miau xD

Alguna duda, queja o sugerencia? xDD


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