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Simplemente Amor por Kunay_dlz

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Notas del capitulo:

Aquí la segunda y última parte.

 

Simplemente Amor

(One-shot)

Parte II

 

 

 

Detengan el reloj

que el tiempo para el amor

ya comenzó…

 

La música terminó, más el eco de la canción aun resonaba en Akihiko y en Misaki. El  castaño no se atrevió a ver al escritor a la cara, simplemente se dejó guiar hacia la habitación que les habían asignado. De pronto, como un relámpago, las imágenes de lo que sucedió en esa misma habitación hace unos cuantos años golpearon la mente de Misaki. Las caricias y los besos del escritor, todo eso que vio en el reflejo de la ventana cuando el ojilila apagó la luz… “Nii-chan, espero que Usagi-san no lo haga de nuevo, no frente a la ventana…” pensaba el castañito tratando de no avergonzarse por sus pensamientos.

Ya frente a la suit, Misaki se dio cuenta del antifaz y el sombrero faltante en Usagi-san. Iba a preguntar cuando en un extraño movimiento el escritor le introdujo a la habitación y le abrazó como cuando se sostiene algo valioso, se llenó del aroma que el cuello del castañito desprendía y luego susurró a su oído.

--Misaki, te amo.

Como respuesta, Misaki le devolvió el abrazo. El escritor sonrió y, con delicadeza, inició las caricias y besos que sabía enloquecían a su castañito.   

 

Fue tu voz tan sensual

esa forma de besar

o sentir que eras

mi exacta mitad

 

Usagi-san… sus frías manos me sostienen con gentileza, como si fuera una joya… sus caricia y el fuego que dejan detrás de ellas, sigue llegando más allá de la piel… Usagi-san recorre mi cuerpo,  como si quisiera encontrar algo diferente ¿Qué podría cambiar en mí? ¿Qué podría haber cambiado desde la última vez que hicimos… esto? Usagi-san, sigo siendo el mismo, conoces todo de mí… y, yo, también te conozco” Admitía el castañito abandonado a lo que el escritor le hacía.

--Misaki, tócame, tócame cuanto quieras. –decía el escritor mientras guiaba las manos del castaño.

Sin resistirse al pedido de Usagi-san, ésta vez Misaki no se quedó atrás, ésta vez, el tímido Misaki hizo lo que Akihiko le pedía. No se negaba, no quiso negarse. No se negaría al escritor en esta noche.

 

Fue tu voz celestial

tu inocencia sin pudor

o tus ojos brujos

hirviendo de amor

 

Misaki dormía plácidamente, unos ojos lilas le observaban de  cerca. Así era siempre, después de hacer el amor, luego que Misaki se haya dormido, Akihiko abre los ojos. Él no duerme. Él se toma el tiempo de observar a su castaño dormir.

Como da vez, Akihiko hace un recuento del día. Las horas que pasa junto a él, los detalles que descubre cada día en su amado, las miradas furtivas que pretende no descubrir… las ausencias, los minutos sin él, la tortura de no ver esos inocentes ojos que cautivan… los abrazos, los dulces besos, los sonrojos y su voz cuando se hacen uno.

Suspira. No cambiaría nada en el mundo, si siquiera su pasado si eso le impedía encontrarse con el joven castaño que comparte su cama, que comparte su alegría, que tiene si corazón. No renunciaría a la mirada esmeralda que sólo está al pendiente de él.  

 

Tal vez fue Dios

simplemente Dios

quien dijo ‘sí’

entre tantos ‘no’

 

Aún en su contemplación, Akihiko agradecía a aquél quien puso en su vida a ese castaño, agradecía a todas las deidades habidas y por haber. A veces temía que todo fuera un sueño, temía que al llegar la mañana despertara en ese enorme departamento acompañado sólo de Suzuki-san, temía despertar y verse rodeado de la soledad que siempre le acompañó desde niño… sacudía su cabeza y se aferraba al frágil cuerpo junto a él.

--Misaki, Misaki, te amo… no sabes cuánto te amo. –susurraba el escritor al castañito durmiente.

Entre sueños, Misaki le contestaba, en un susurro solamente audible para Akihiko… al escucharlo, Akihiko sonrió, siempre al escuchar la respuesta del castañito, sus miedos desaparecían. Lo abrazaba y después dormía sin temores.

 

Creció este amor

burlándose, del tiempo

de hierro y miel

de agua y sed, sus cimientos

 

Misaki despertó. Como cada mañana, se vio abrazado al escritor, vio el agarre que el peliplateado ejercía sobre él… “Usagi-san… ¿Cómo es que siempre amanecemos de esta forma?... Usagi-san…” pensaba el castañito mientras observaba al escritor que le atormentaba… sólo causaba estragos, se dedicaba a llevar los latidos de su corazón hasta límites extremos, se dedicaba a hacerlo enrojecer hasta nuevos tonos de rojo, se dedicaba a causar estremecimientos en su cuerpo, se dedicaba a hacerle viajas desde la tierra hasta el cielo cada noche… “Usagi-san es de lo peor…” pensaba un castaño más que sonrojado “cómo detesto sonrojarme…

Pero, no me imagino la vida sin Usagi-san… tal vez, es hora de… contarle a nii-chan…

--Misaki, ¿En qué piensas? –dijo un despierto Akihiko.

--Ah… yo… U-usagi-san –balbuceaba Misaki puesto que aún seguían abrazados –yo…

--Misaki, dime lo que te atormenta, déjame borrar tus preocupaciones, déjame entrar a tu vida, déjame atesorarte… sé mío Misaki. –declaraba el escritor a un colorado castaño.

--Yo… solo pensaba… que, deberíamos decirle a nii-chan que, nosotros… ya sabes, lo de nosotros. –decía Misaki sin mirarlo a los ojos y jugando con las sábanas.

--Eso ya lo habíamos acordado Misaki, ¿Por qué están tan nervioso ahora? –preguntaba un sorprendido Akihiko.

--Eso ya lo sé… pero, esa vez no dije cuándo… y, recordé, nii-chan vendrá mañana a cenar con nosotros ya que nee-san y Mahiro estarían de visita con la familia de nee-san. –dijo Misaki.

 

Abrázame que estoy

a punto para el amor

para el amor

 

--Misaki, te amo. –dijo el escritor.

--¿A qué viene eso? –preguntó el castaño ya sonrojado –Estoy hablando de algo serio.

--Lo sé. Sólo quería recordarte que te amo. –dijo Akihiko para besar la frente del castaño que seguía entre sus brazos.

--¡Usagi-san! –decía enfadado el castaño.

--Tranquilo Misaki, yo te protegeré, no temas, sólo quédate a mi lado. –dijo con dulzura Akihiko.

--Usagi-san… –susurró Misaki –tú también Usagi-san…

--Yo también… ¿Qué, Misaki? –preguntaba con curiosidad el escritor.

--Tú también, cuéntame tus miedos… tus preocupaciones… tus sueños… yo también quiero protegerte… –dijo Misaki.

--Todos te involucran Misaki, sólo quédate a mi lado y dime que me amas. –dijo el escritor.

--…Me quedaré a tu lado “no me imagino en otro lugar” y, yo… yo también. –dijo en castañito avergonzado.

--Tú también… –incitaba Akihiko.

--Yo, también… yo, tan bien que estaba pero es hora de  levantarse. –decía el castañito haciendo ademán de levantarse.

--Espera Misaki, esto aún no termina. –dijo el escritor aprisionando a Misaki antes de levantarse.

--Basta Usagi-san, ya es de día… –forcejeaba el castaño.

--No te dejaré hasta que lo digas. –amenazó Akihiko y comenzó a repartir besos en el cuello de Misaki.

--Basta Usagi-san… está bien, está bien, yo… también… te amo. –dijo por fin Misaki.

El escritor se sorprendió. El castañito volvió a decir que lo amaba… ésta vez no fue entre sueños… esta vez lo admitió bien despierto. Sus mejillas encendidas, sus bellos ojos brillantes, sus labios temblando… parecía un sueño. Un sueño del que no quería despertar.

Lo besó. Akihiko no resistió y volvió a besarlo.

--U-usagi-san, dijiste que… –reclamaba el castaño.

--Misaki, ¿De verdad crees que te dejaré después de lo que dijiste? –dijo el escritor para seguir con los besos, iniciar las caricias y repetir lo que hicieron la noche anterior.

Un castañito, rojo de la pena por haber dicho ‘esas’ palabras y por lo que las acciones del escritor causaban en él, intentaba liberarse…

Seguía intentándolo…

Seguía…

Se rindió.

Como bien dijo, mañana hablaría con su nii-chan… sabía que contaba con Usagi-san… sabía que él estaría ahí pasara lo que pasara… temía un poco por la reacción de su nii-chan… pero, mientras, se abandonaría, de nueva cuenta, ante los deseos de Usagi-san.

Mientras se abandonaría a lo ‘te amo’ que el escritor no paraba de decir.

Mientras, se abandonaría al amor.

 

 

Fin.

Notas finales:

Gracias por leer.

 

 

Agradecimientos especiales: 

elykaulitz,

en verdad espero que haya superado tu reto.   n.n 

 

 

Nos leemos luego,

Kunay_dlz


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