El pulso le temblaba, el miedo lo invadía...
Su alma anhelaba que aquella acción se realizara...
Mas el dudaba...
Aún tenía esperanzas de que alguien en este infinito mundo se apiadara de su soledad y le dedicara una sonrisa. Pero entre aquellas cuatro frías y oscuras paredes nadie se atrevería a buscarlo. Nadie se había preocupado por él antes y nadie lo haría ahora, ya no tenía siquiera a su pequeño hermano que le recordara porqué necesitaba vivir… ahora era solo un cuerpo más sin vida junto a sus padres.
El agua se enfriaba, debía darse prisa; tomo la cuchilla y presiono suavemente su muñeca, un hilo de sangre resbaló por su brazo y cayó en la tina. Ya no le dolía, su cuerpo se había acostumbrado a aquella acción realizada tantas veces antes; presionó más fuerte hasta lograr sentir un agudo dolor, nunca había llegado tan profundo, dos lágrimas traicioneras escaparon de sus ojos combinándose con la espesa sangre que ahora fluía en mayor cantidad, manchando el agua cristalina.
Un escalofrío le recorrió la espalda, la adrenalina corrió por su cuerpo animándolo a seguir y justo después de abrir un corte de tres centímetros se detuvo abruptamente. Una melodía suave llegó a sus oídos, inundando el ambiente lóbrego adormeció sus sentidos y llevó paz a su alma; ni siquiera la sangre saliendo a borbotones de su brazo le distrajo de apreciar aquella hermosa voz.
De un salto salió de la tina en la que reposaba momentos antes, lanzó la cuchilla lejos sin importarle donde caía, tomo una polera grande que en algún momento fue blanca, los primeros bóxers que encontró y se los puso sin preocuparse de secarse o de atender el corte de su muñeca.
Salió corriendo del baño en el antiguo y enmohecido sótano en el que residía, buscando la procedencia de la voz, sus ojos con un brillo que parecía perdido; pasando por encima de lo que parecían cuerpos en descomposición llego a una ventana solitaria a ras del suelo, su único contacto con el exterior, se asomó intentando ver algo que no fueran ratas corriendo en busca de comida y basura regada a montones.
Después de unos segundos de búsqueda logro divisar a un chico sentado en una valla vieja y que parecía se desmoronaría en cualquier momento, era aquel que, con porte despreocupado y una sonrisa gatuna en el rostro, entonaba una melodiosa canción; aquel que había osado retrasar su inminente final, aquel que miraba las estrellas con adoración... como queriendo ser parte de ellas. Tomó una piedrita de por ahí lanzándola a ver si conseguía la atención del chico, falló. Otra piedrita y le dio a un basurero oxidado cercano, cuyo sonido hizo eco alertando a la otra persona y callando la melodía.
El chico volteó buscando lo que provocó el horrible sonido y se encontró con unos ojos curiosos que lo miraban detenidamente, como intentando ver que había en lo profundo de su extraña alma; sonrió extrañado y se acercó a la ventana agachándose para estar más a la altura de la personita que parecía querer su atención.
- ¡Hola! -saludo sin obtener respuesta- soy Jongdae ¿y tú?
Más silencio
- ¿Qué haces ahí? -y el otro solo lo miro- ¿no vas a decir nada?
Espero unos segundos largos antes de encogerse de hombros y pararse para irse. Una mano sosteniendo su pantalón se lo impidió.
- Si no vas a decir nada, ¿qué esperas de mí? -miró como levantaba su mano apenas, intentando alcanzarlo- ¿quieres venir conmigo? -lo vio asentir- bien, dame tus dos manos para que te ayude a salir de allí.
Una emoción lo recorrió al escucharle decir esas simples palabras, alzo ambas manos ante la sonrisa del otro esperando ser rescatado, la sonrisa del chico se borró al ver uno de sus brazos repleto de sangre aun brotando y tranquilo vio como el otro se apresuró a cogerlo y jalar para sacarlo de ahí. Fue sentado de rodillas en el sucio piso, tembló de frío, aún estaba mojado; la cara del que se presentó como Jongdae cambió drásticamente a una de preocupación desesperada al notarlo en tal estado.
Observó como el chico no sabía que hacer primero para luego tomar su brazo y revisar el corte reciente, sintió un extraño calor recorrerlo cuando tomó su muñeca con suavidad entre sus manos y besó la herida manchándose los labios de sangre en el proceso.
- N-no... -susurró apenas audiblemente y con la voz ronca de no haber hablado en tanto tiempo.
- ¿Qué? -lo miró sorprendido- así que si hablas... dime cómo te llamas
- M... Min-n... Min... seok -tartamudea y se sonroja.
- Así que Minseok -la sonrisa vuelve- bien Min, creo que es hora de curarte -extiende la mano sana para que sea besada.
''Cual caballero con su dama'' piensa.
Jongdae lo toma entre sus brazos como a una delicada princesa y emprende camino hacia un lugar desconocido. Sin embargo, a él no le importa, porque cualquier lugar sería mejor que vivir en las sombras de su trágico pasado y más aun estando junto a su caballero de sonrisa gatuna.
- ¿Qué tanto miras pequeño? -pregunta... y solo recibe un delicado beso en la comisura de los labios acompañado de la sonrisa más hermosa que pudo llegar a apreciar jamás.
FIN :3
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