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Las madres siempre saben lo que es mejor para sus hijos por kimee_de_capricornio

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Notas del capitulo:

Sorry por la tardanza, he tenido problemas de salud y muchas gracias por sus reviews, pasaré a contestarlos pronto.

Ahora si, al capítulo.

—Te mereces un castigo.

Esa profunda voz le hizo sentir un estremecimiento placentero en todo el cuerpo. Una mirada penetrante recorría de arriba hacia abajo, como queriendo aprenderse de memoria su anatomía. Una sonrisa sensual se dibujó en el atractivo rostro, demostrándole que lo que estaba viendo era de su agrado.

Tragó grueso cuando un tropel de pensamientos nada inocentes inundó su cabeza.

Él no tocaba directamente. Una pluma blanca comenzaba a tantear zonas de su cuerpo que no sabía hasta ahora que fueran tan sensibles y no podía —ni quería— hacer nada para evitarlo: Sus brazos y piernas estaban extendidos a ambos lados de la cama, sujetos por cadenas y solo tenía puesta la ropa interior.

A pesar de estar así, no se sentía vulnerable. No con él. Al contrario, le encendía estar así con alguien que no dudará en hacer con su persona lo que se le antoje, preferiblemente reducirla a una masa temblorosa que emita sonidos incoherentes.

Oh, sí.

—¿Listo para tu castigo, Ayao-kun?

Se humedeció los secos labios con la punta de la lengua, concentrado en el rostro que se acercaba al suyo y…

—Masoquista, te llegó la regla por el agujero equivocado, si —dijo Kagura con aburrimiento—. ¿Acaso no controlas tus fechas?

Shinpachi le dio un coscorrón en la cabeza.

—¡Kagura, ese tipo de comentarios no se hacen! —él la regañó, sin esconder el rubor en sus mejillas. No estaba preparado para hablar de algo tan íntimo.

La realidad le aterrizó en picada de lleno en la cara cuando se dio cuenta de las miradas extrañas que estaba recibiendo de ambos chicos.

Una mujer cualquiera se hubiese sentido ofendida por el inconscientemente grosero comentario de la niña Yato y se hubiese sonrojado de vergüenza como lo está haciendo el chico. Sin embargo, Ayame —después de comprender lo que Kagura trataba de decirle con su elocuencia habitual— se limpiaba con un pañuelo el grueso hilo de sangre que salía de uno de los orificios de la nariz y miró con indignación a los empleados sin sueldo de su amado.

—¿Por qué tuvieron que interrumpir?—reclamó, airada—. ¡Gin-san iba a hacerle esto, aquello y lo otro a Ayao!

Y soltó un grito estridente cargado de emoción.

Shinpachi se mostraba sereno, pero si se podía ver más de cerca, los cristales de sus anteojos brillaban tanto que encandilaban. Kagura se limitó a mostrar una expresión vacía, sin molestarse en golpear a la kunoichi como su mente se lo estaba exigiendo. ¿Para qué molestarse? Ella sabía que a la masoquista le faltaban varios tornillos desde que la conoció.

—Sacchan-san, por favor deja de fantasear con un universo semi-gender.

—No me sorprendería que consiguiera una poción en el mercado negro que la convierta en hombre o que buscara a los del Debokokko para volver a ser Ayao creyendo que así podrá estar con Gin-chan, si —decía Kagura, indiferente.

—¡Tu no le des ideas!

Sacchan tenía un pequeño bloc de notas y lápiz, recopilando ideas con interés.

—¡Deja de mirarme como si yo fuese una fangirl obsesionada, estúpido cuatro ojos!

—Eso es lo que eres y mírate en un espejo antes de insultar —espetó.

—¿Tiene algo de malo que apoye el GinAyao?—reclamó, colocándole nombre a una de sus parejas favoritas.

—Shinpachi, ya deja que viva su momento fujoshi —aconsejó Kagura en cuanto el chico abrió la boca para seguir discutiendo.

Shimura miró la expresión soñadora de Ayame, sorprendido con la madurez que Kagura estaba mostrando. Le era extraño recibir consejos de una niña que se asustó cuando vio a Gin intentando sacarle a Zenzou una vela del trasero… malentendido aclarado por un Gintoki cabreado porque la chica lo miraba como microbio, y entraba en su modo madre llamándolo de pervertido para arriba.

—Kagura, lo dices como si supieras de lo que hablas.

—Satsuki-chan y Marippe me enseñaron fotos de chicos muy juntos que tienen guardadas en sus móviles —remató, tranquila— y el viejo de la barbería donde va Gin-chan tiene una sección de manga yaoi en su biblioteca.

Cuando Kagura iba a seguir con los tomos de Abu-san, revisaba el arsenal del viejo y encontró algunos Boys Love que hojeó por la curiosidad que cualquier chica de catorce años tendría. El género no le disgustaba, pero tampoco le atraía tanto como para convertirse en fujoshi al igual que sus amiguitas del vecindario.

Shinpachi sacudió la cabeza en resignación al escuchar como Kagura terminó de descubrir por completo —Esto es Gintama, con sus sutiles y no tan sutiles momentos de fanservice ya sea yaoi, yuri o heterosexual— ese mundo tan complejo. Lo que más le sorprendía no era el contenido de la biblioteca del barbero —¡Ese señor podría inaugurar un Café Manga si su barbería quebraba algún día!—, sino que él todavía los dejara entrar en su local después de todo el lío con el peinado del Shogun.

Mientras tanto, Sacchan —después de guardar el lápiz y el bloc— tenía su móvil en mano. ¡Nadie entendería la profundidad de su amor por Gin!. Miraba embelesada la pantalla; su antiguo fondo de pantalla —Gintoki sentado en su escritorio picándose la nariz— fue reemplazado por una foto de su amado en su desnuda gloria. El evento del Love Choris le había dado la preciada oportunidad de recopilar fotos de Gin-san como vino al mundo, fotos que estaban resguardadas en la memoria de su móvil, el disco duro de su portátil y los continuos respaldos que hacía de tan preciado material. ¡Esos perros del gobierno ya quisieran echarle la mano a su tesoro! ¡Cómo si ella los fuera a dejar!

—Sacchan-san, por cierto. ¿Qué haces aquí? —Shinpachi la sacaba de su nebulosa.

—Vigilar que ninguno de ellos se sobrepase con Gin-san —respondió directamente.

—¿Tu también? —el chico preguntó con desmayo.

¿Acaso en verdad era el único que no había pillado nada?

—¿Cómo no iba a estar al tanto de un detalle tan importante? —dijo como si fuera obvio— ¡Una mujer enamorada siempre busca estar en sintonía con su amado! Ese es el más puro y sincero…

—Acoso, si —interrumpió Kagura.

—No me compares con ese gorila.

Lo único que faltaría era que Kondo también estuviera detrás de Gin. Por fortuna, él no se ha rendido con Otae. Por supuesto, Sacchan se las arregló para enterarse del caos que ese incienso provocó en Yoshiwara, especialmente en los peculiares efectos que tuvo en Gin-san.

Carraspeó, concentrándose en lo que interesa.

—El policía aprendiz de sádico normalmente es más sutil cuando se le acerca a Gin-san —comentó, exponiendo su investigación—. Por alguna razón, hoy decidió ser más directo.

—Quiere tratar a Gin-chan como a una de esas tontas masoquistas a las que mira como si fueran la mierda debajo de su zapato, si.

Kagura recordó la vez en el Takamagahara. El estúpido niñato descaradamente no ayudó a los preparativos para la llegada de la Madame. Se había limitado a burlarse del par de clientes tontas que lo miraban como si estuviesen presas de un hechizo.

Ella aun no entendía que le veían a ese mocoso flacucho y desagradable.

—Ese mocoso está a años luz de dominar a Gin-san.

—Quien sabe lo que esté pasando por la cabeza de Gin-san —dudó Shinpachi.

Su jefe siempre tenía esa aura de alguien al que no le importan sus alrededores —o al menos la mayoría del tiempo—. Pero Shinpachi se atrevería a asegurar que Gin solo muestra lo que él quiere que vean de él, así que es difícil saber lo que piensa.

Kagura y él lo han aprendido por ensayo y error.

—¡Sip! Gin-chan no da señales de estar dispuesto a cruzar la acera con el Sádico o Mayora.

—No me refería a eso, Kagura-chan.

—¡Bajen la voz! —los regañó Sacchan.

Los gritos llegaron hasta su lugar de observación y los tres estaban asomando la cabeza.

—¡Deja de saltarte el trabajo, Sougo!

La voz enojada era lo suficientemente fuerte, recordándole a los cotillas que tenían que hacer.

Toushirou Hijikata tenía el entrecejo fruncido —más de lo habitual— y regañaba a su subordinado, quien parece haberse desconectado hace rato del sermón, limitándose a beber un sorbo de su té con parsimonia, irritándolo aun más.

—Multiplícate por una molécula de agua y evapórate, Hijikata —moduló en un volumen aceptable para los detectives improvisados.

—¡Bastardo!

—Ya que estamos, rájate las tripas de una buena vez para que el mundo deje de soportar tu presencia, Hijikata-san —dijo con ligereza.

—Mocoso irrespetuoso. Las patrullas no se hacen solas, ¿sabes? Deberías pensar en eso en vez de perder el tiempo con el subnormal que tienes al lado.

Gintoki no se había molestado en prestarle atención a los policías y su comportamiento habitual, hasta que lo nombraron en su absurda discusión. Se picaba la nariz como si nada, limpiándose el dedo meñique con la chaqueta de un imperturbable Okita.

Shinpachi hizo un gesto de asco a pesar de estar acostumbrado a esa vista.

—Quiere cualquier fluido que venga de Gin-chan para hacer magia negra. ¡El Sádico está enfermo, si! —lloriqueó Kagura.

—¡Los fluidos de Gin-san son solamente míos! —chilló Sacchan.

—Los demás no estamos obligados a ser fumadores pasivos y contaminar nuestros pulmones como si fueses dueño del aire. Para mi ese es el mejor ejemplo de un subnormal —dijo Gintoki, decidiéndose a abrir la boca.

La expresión de Hijikata estaba cargada de disgusto, expresión instantánea que adoptaba cada vez que cruzaba palabra con Gintoki, cosa que no era sorpresa para los cotillas.

—¡Tengo derecho de fumar donde quiera!

—¡Y yo tengo derecho a aire limpio!

—¡Tu presencia basta y sobra para contaminar el ambiente! —espetó Hijikata.

—No. Yo soy solo un ciudadano ejemplar —Gintoki lo miraba con indiferencia.

—¡Ejemplar mi trasero!

—¿Acaso esa es una insinuación de tu parte, Hijikata-kun?—Gintoki esbozaba una sonrisa picara.

Hijikata se había quedado boquiabierto, como si no supiese que replicar.

Los tres curiosos tenían los ojos como platos, sorprendidos.

—En tu cara, Hijikata —Okita tenía una sonrisa maliciosa en el rostro.

—Sí, Hijikata. En tu cara —imitó Gintoki.

Gintoki y Okita se miraron, una mirada de entendimiento cruzaba entre ellos.

—¡Ohhhhhhhhhhhhhh! —canturreaban ambos, levantando un brazo al aire en una sincronización perfecta que no tenía nada que envidiar a la hecha por cierto azulejo y cierto mapache.

Kagura y Sacchan los imitaban desde el escondite, para desmayo de Shinpachi.

—¡Ya paren! ¡Dejen de violar derechos de autor de los productos occidentales!

A este punto, los espías jurarían que el Vicecomandante tenía la cara roja de furia, similar a la de cierta máquina de chicles y mordió en dos su cigarrillo. Sacchan y Kagura sospechaban que ese rubor no era sólo por rabia.

La sorpresa —para los chicos y la acosadora— fue que en lugar de desenvainar su espada y atacar al Yorozuya y a su subordinado, el Vicecomandante respiró hondo y se sentó en el banco… a un lado de Gintoki, pidiéndole una orden a la camarera.

—Hijikata-san. ¿No me estabas regañando hace un momento por escaparme del trabajo? —Okita dijo con engañoso tono casual—. ¿Por qué te sientas?

—¡Porque ustedes me cabrean, Dúo Sádico! —se justificó—. Además, yo si estaba patrullando y es mi descanso.

—Nunca pensé que supieras el significado de esa palabra, Hijikata-kun —se entrometió Gintoki.

—Tu jódete, Yorozuya —siseó en respuesta.

—Ya quisieras, Oogushi-kun.

—¡Mi nombre no es Oogushi!

—Esos son detalles sin importancia —Sougo se encogió de hombros y luego comentó con burla—. Ah, ¿Y no estás negando lo otro?

—Tch —él se limitó a mascullar, recibiendo su orden.

«Auch», pensaron los cotillas. ¡Ese tipo no negó nada!

—Shinpachi-kun, este tipo mira a Gin-san como si fuese su postre favorito —dijo Sacchan, notando la forma en que Mayora observaba a Gin cuando él ignorando lo demás, comía su merienda. Era tan sutil, pero no lo suficientemente para engañar a su instinto con todo lo relacionado a su amado.

—O como una botella de mayonesa que quiere succionar hasta el fondo, si.

Shinpachi se ruborizó, dándole pena ajena las expresiones de su colega.

Sacchan también, pero con el contexto en el que estaba imaginándose lo dicho por Kagura. Su mente se traslado a esa primera portada falsa: Gin-san tirando de la cadena y como un dominante total le ordenaba al policía que se ocupara de su «botella».

Era…

Era… una imagen sexy.

Debería llorar o darle asco, pero en vez de eso lo consideraba sexy.

Kagura miraba con aburrimiento como Sacchan se limpiaba la nariz. Aunque debía admitir que la analogía encajaba muy bien, considerando la adoración enfermiza que el policía tenía por ese condimento y ellos lo sabían.

—Pero lo trata como basura —comentó Sacchan con molestia—. ¡Gin-san no es ningún Morinaga que aguanta la mala leche de Tatsumi-senpai con una sonrisa complaciente en la cara!

—Me pregunto si Mayora tendrá un hermano que acojone tanto a Gin-chan para que se lo lleve a vivir al otro lado del planeta, si* —añadió Kagura, aburrida.

—Kagura, no te metas con otros fandoms. Y ni siquiera se a que viene ese dialogo.

—Shinpachi, la secuencia debe ser comprensible.

—¡Como si alguien fuera a encontrarle sentido a esto!

—Con las notas del final, los lectores lo comprenderán.

Shinpachi palideció. La Cuarta Pared se acaba de romper tan rápido como el Titán Colosal destruyó la Muralla Maria.

Se concentró en un Okita que miraba al tipo que quería quitarle el puesto con enojo mal disimulado y como si de repente se acordara de algo, miró a su jefe.

—Jefe, mi trasero es ejemplar. ¿Quieres comprobarlo? —propuso en tono monocorde.

Los tres espías se quedaron en el sitio, sorprendidos.

Notas finales:

Mordecai (el azulejo), Rigby (el mapache) y Benson (la maquina de chicles) son personajes del cartoon Regular Show (Un show más, su titulo en español) creado por J.G Quintel.

* Aquí la referencia es doble: Morinaga y Tatsumi son los protagonistas del manga yaoi Koi Suru Boukun (The tyrant who falls in love) creado por Hinako Takanaga. Por cierto, Sugita fue el seiyuu de Mitsugu Kurokawa (el cuñado de senpai) en la primera ova de KSB. Mitsugu y Tomoe -el hermano de Senpai- protagonizan “Challengers”, que  es la precuela de KSB :)

Ah, tambien le hago guiño a Shingeki no kyojin :)

LOL Sacchan es una troll y este fic tendra tres capitulos... de hecho, tan estancado lo tengo que aún no le hago final y le agregué algunas cosas. 

Muchas gracias por leer!!


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