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En el manto de la oscuridad por Blue Phoenix

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Notas del capitulo:

esta es la introduccion de como comenzo TOOODOOO jajaja porfavor espero y le entiendan yo no lo escribi fue una amiga que gracias a ella tuve la idea de continuar con su historia 

ADVERTENCIA: Es largo, muy LARGOOOO 

-¡Nos está alcanzando!- gritó Mau, sabía que si no salíamos pronto, esto iba a salir mal, muy mal.

Un gruñido fuera de este mundo hizo que se me pararan los pelos en la nuca, hasta hace menos de una hora no sabría que era ese sonido, pero ahora estaba muy familiarizado con él. ¿Y lo peor? Que si no salíamos vivos, saldríamos muertos-vivientes.

Se estarán preguntando que a qué me refiero, pues eso se los puedo explicar. Todo comenzó con un pequeño reto, un juego de niños; unos -amigos- de la escuela, nos dijeron que nos iban a llevar a un lugar sorpresa, porque acabábamos de regresar de unas vacaciones de Holanda.

-¡Oigan! ¡Chicos!- gritó Andy, tratando de alcanzar al trío que iba subiendo a un taxi.

-¿Eh?- dijeron los tres simultáneamente.

-Gracias por avisarnos que ya habían llegado, como lo prometieron- dijo Castiel, algo resentido por no tener una llamada de Lorenz.

-¿Castiel?- preguntó Lorenz, sorprendido de ver a su enanito favorito y a Andrés, juntos.

-¿Y ustedes qué hacen aquí?- preguntó Mau, igual de sorprendido y sacado de onda que los otros dos.

-Venimos a ver que estuvieran bien, y queríamos darles una sorpresa- dijo Andrés, tratando de disimular la malicia que había en su voz.

 -Oh, pero, apenas estábamos por tomar el taxi- habló Danny, que le estaba dando la seña al chofer de que posiblemente no lo vayan a necesitar.

-Olvídense del taxi, vengan con nosotros, les va a gustar su sorpresa- les dijo Castiel, empujando a Lorenz desde atrás.

-De acuerdo, de acuerdo, tranquilo, no hay necesidad de empujar- alcanzó a decir Lorenz antes de bostezar, aún venían del vuelo y ya eran las 9:00 de la noche.

-¿Y, a dónde piensan llevarnos?- preguntó Mau, dudando de que alguien estaría esperándolos a la 1 de la mañana.

-¡A su perdición!- dijo Castiel, tratando de sonar aterrador, pero a cambio recibió una ronda de risa incontrolable de parte de los recién llegados.

-Dios, te juro que pareces un minion, ya saben, de esos amarillitos y que ni saben hablar, jajaja- dijo Danny entre risas.

-No no, parece más un chihuahua ladrándole al cartero, ¡pero un chihuahua bebé! Ajaja- logró decir Mau.

-Ay, gracias por las risas Cas- dijo Lorenz mientras le revolvía el cabello -ya pues, suficiente de risas, iremos con ustedes-.

-Ok, pero primero, pónganse estas vendas, no queremos arruinar la sorpresa, ¿oh sí?- dijo Andy, sacando tres vendas para ojos.

-¿Cómo sabemos que en realidad este no es un elaborado plan para secuestrarnos y vendernos en cachitos? ¿O que en realidad son agentes del FBI, o de la CIA, o del SNTE? ¿Qué tal si, si-?- Danny estaba por liberar una y mil razones para que no fueran, pero una nube de humo se lo impidió.

-Buenas noches chicos…- fue lo último que escucharon por parte de los dos chicos antes de que el trío sucumbiera ante el gas.

Al despertar, se encontraban en un lugar oscuro, unas linternas estaban regadas por el piso y una nota estaba pegada en la espalda de Lorenz, que leía:

-Bienvenidos a la tumba de… ¡LA MUERTE! Nah, sólo es una tumba de 300 años de edad. Como regalo de bienvenida, los hemos metido en lo profundo de una tumba. Queríamos sorprenderlos, ¿y la única forma de hacerlo? ¡Meterlos en una antigua tumba por supuesto! No se pongan cómodos, pues si no salen antes de las 4:00 a.m. los brazaletes nos mandarán una alerta de su posición, y tendremos que sacarlos y humillarlos ante toda la escuela, mientras traen puestos vestidos, consideren esto venganza por irse sin avisar. ¡Buena suerte!

Atentamente: Cas y Andy

P.D: Se verán tan lindos con vestidos… c:<

-Sabes Danny, creo que por primera vez tienes razón en que alguien nos quería secuestrar- dijo Mau, algo asustado de estar en una tumba vieja de tres siglos.

-¡Sabía que tanta ternura en una persona no era posible!- gritó Danny, orgulloso de tener la razón dos veces consecutivas. Puede que haya estado atrapado en una tumba tenebrosa, pero vaya que se sintió bien.

-Ya, los dos, tranquilos, aún tenemos que salir de aquí- dijo la voz de la razón -cada quien agarre una linterna, saldremos de aquí antes de que se acabe su pequeño reto, y les daremos una paliza, ¿cierto?- Lorenz dijo confiado.

-Cierto- dijeron los dos chicos, tomaron una linterna y se pusieron en marcha.

Básicamente así es como llegamos aquí a la tumba, pero eso no les explica el por qué el gruñido fuera de este mundo, así que supongo que debo contarles sobre eso.

Los tres llevaban una hora caminando sin sentido en la dirección que fuera, atrás de la nota había un mapa, pero estaba muy difícil de entender, así que eligieron un camino y se lo dejaron a la suerte.

-Tengo ganas de matar a alguien, y no puedo esperar hasta las cuatro de la mañana para hacerlo- dijo Danny, claramente enfadado.

-Pues tendrás que hacerlo, porque aquí o todos salimos vivos, o todos muertos- dijo Lorenz, sabiendo que si no lo calmaba estarían condenados.

Después de unos segundos de silencio, Danny dijo a regañadientes -Odio cuando tienes razón-.

-Sabes que no lo puede evitar, si no fuera por él, tu y yo estaríamos- un sonido extraño que parecía mezcla de gruñido de león y un grito humano les llegó a los oídos -muertos… ¿¡Qué fue eso!?- dijo Mau entrando en pánico.

Para responder a su respuesta, un hombre con la ropa desgarrada, y la boca, que le columpiaba de no ser por un pedazo de carne, ensangrentada, salió corriendo por la esquina en la que acababan de dar vuelta. Su piel era un verde enfermizo y sus ojos estaban rojos y salidos.

-¡ZOMBIE!- gritó Danny, quien sujetó a Lorenz y a Mau por las muñecas y se los llevó corriendo.

El zombie era rápido, por lo que en cuanto Danny gritó, comenzó a correr detrás de los tres, desafortunadamente los alcanzó y jaló al que le quedaba más cerca, a Lorenz.

Danny no se percató de que alguien faltaba, hasta que un  grito de inmenso dolor hizo que volteara, y viera cómo a su amigo le mordiera fuertemente un zombie en el brazo. Algo que no se ve todos los días.

-¡LORENZ!- Danny y Mau gritaron al mismo tiempo, corriendo hacia el antedicho a toda máquina, Danny alzó su linterna y con toda su fuerza se la estrelló en la cabeza al zombie, dejándolo fuera de combate, por ahora…

-Oh Dios mío, Lorenz…- dijo Mau, observando cómo en su brazo izquierdo, justo arriba de la muñeca, se hinchaba la mordida.

Lorenz estaba mareado, sentía que estaba a punto de desmayarse, pues los puntos negros que habitualmente salen antes de que se quede inconsciente nublaban su vista, pero parecía que no iba a pasar.

Estaba jadeando del dolor, y pronto la sangre le empezó a salir por la herida. Danny, al darse cuenta de eso, se arrancó como pudo una tira de su camisa y la amarró más arriba de la infección, impidiendo que circulara muy rápido la sangre en esa área en particular.

-Tenemos que salir en menos de una hora y media, o esa mordida empezará a tomar efecto- dijo Danny, tomando el puesto de la voz de la razón.

-Pensé que ya habían erradicado a los zombies hace cinco años, cuando nadie tenía permitido salir y nadie quería explicar hasta que estuvieran seguros de que todo acabó- inquirió Mau, observado la mordida de Lorenz.

-Menos mal que mi papá no hizo caso y me enseñó los principios de supervivencia zombie- dijo Danny, ayudando a levantar a Lorenz.

-¿Me queda una hora y media antes de convertirme en zombie?- Lorenz sentía que su mundo se iba a desmoronar, la cabeza le daba vueltas, sentía que su brazo le punzaba, se sentía débil, y para rematarlo, al terminar esto se iba a convertir en zombie.

-No, te queda una hora y media para que sigas sano y te administremos al antídoto sin preocuparos por si hará efecto o no. A partir de ese tiempo, el efecto ya no podría funcionar- dijo seriamente -y debemos irnos antes de que vuelva el zombie- volteó a ver a lo que solía ser un hombre.

-Entonces no hay tiempo que perder, hay que salir de aquí- dijo Mau, igualmente ayudando a caminar a su amigo.

-Chicos, estoy bien, puedo caminar, sólo no se qué tanto pueda correr en caso de que sea necesario, pero por ahora estoy bien- dijo soltándose del agarre de sus amigos.

No era esa la razón por la que se soltó, sabía que aun le dolía un poco caminar, pero no quería que el pronóstico de Danny no fuera cierto y se empezara a convertir en cualquier segundo en un zombie, quería estar seguro de que sus amigos podrían correr libremente si eso le llegara a pasar.

-De acuerdo, sólo avísanos si te empiezas a cansar mucho- dijo Danny, soltando tentativamente a Lorenz, porque sabía que a pesar de que dijera que estaba bien para caminar, Lorenz siempre les mentiría con el fin de que ellos no tuvieran que preocuparse por él.

Básicamente así fue como terminé con una venda en el brazo, pero supongo que ahora quieren saber por qué estábamos corriendo, de nuevo. Bueno, eso ya fue por otra cosa.

Mau se había quedado investigando el mapa, y después de 10 minutos por fin logró descifrarlo. Resultaba que el mapa que les dejaron estaba invertido, así que ahora que sabían eso, podrían salir más rápido y administrarle el antídoto a Lorenz.

-… así que si seguimos por aquí, podremos salir en una media hora- concluyó Mau, sintiéndose orgulloso de sí mismo.

-Bien, pero tengo una duda, ¿saben dónde conseguir el antídoto?- preguntó Lorenz, esperando que Danny le diera la respuesta, ya que, según él, su papá le enseñó lo básico para sobrevivir.

-Por supuesto, ¿cómo podrían llamarme paranoico si no supiera cómo hacer un antídoto para mordidas de zombie?- le respondió un tanto alegre, haciéndole recordar que a cada rato le decían que era demasiado paranoico.

Sabía que si no trataba de levantarle el ánimo podría empezar a deprimirse, y conociendo a Lorenz, empezaría a decirles que lo dejaran ahí a que se convirtiera, y Danny no podía dejar que eso pasara.

-¿Recuerdas aquella vez cuando les dije que la montaña rusa no parecía segura? Ustedes dijeron que era un bebé llorón, pero les probé que tenía razón cuando esa misma montaña rusa se desplomó y dejó a veinte heridos-.

-Sí, te íbamos a dejar solo para que nosotros nos subiéramos, pero insististe y no tuvimos remedio más que quedarnos contigo y ver cómo se caía todo- dijo Lorenz, imaginándose dicha escena.

-¿Y qué tal la vez que los salvé de un piano, que por milímetros nos hubiera caído encima? ¡Eso fue lo más loco de lo que los he salvado!- les recordó humorosamente.

-Si es cierto, incluso se escuchó cómo el piano tocó unas últimas notas, como si estuviera diciendo ‘adiós’, eso fue genial- Mau empezó a visualizar el piano, cómo sostuvo unas notas y se cayó para siempre.

-¡Esa vez casi me hacía pipí en los pantalones!- gritó riendo Lorenz, casi escuchando cómo Danny le decía que su cara estaba tan blanca como las pompis de un bebé.

Se quedaron imaginando todas las veces que Danny los salvó gracias a su paranoia. Claro, eran pocas, pero si reflexionabas sobre lo que pasó en cada una de ellas, era como para reírse o quedarse atónito.

Siguieron riendo de vez en cuando, hasta que una parte del camino les quitó la risa. Había un hueco en el suelo, que abarcaba casi lo mismo de ancho que el camino por el que estaban, y el único modo de cruzar era por un pequeña tira de tierra en medio del hueco.

-… ¿¡Me están jodiendo!?- gritó Danny, casi echando humo por todos sus orificios faciales, es de sabios saber que en momentos así hay que dejar que se desahogue por sí mismo.

Al cabo de unos cinco minutos se tranquilizó, no del todo, pero al menos ya no quería matar a nadie.

Después de un suspiro exasperado, y de convencerlos, de a uno por uno empezaron a cruzar por el estrecho camino que la tumba les ofrecía. Sabían que posiblemente no habría ninguna otra forma de cruzar, y ahí les surgió una duda.

-Si este camino es tan estrecho y difícil de cruzar, ¿¡cómo coños nos llevaron hasta el otro extremo!?- dijo Mau, quien por estar preguntando casi caía al vacío debajo de ellos.

-Concéntrate Mau, no quisiéramos tener que explicarle a tus padres por qué falleciste dentro de una tumba- le advirtió Danny, era el único que faltaba de cruzar por el camino, y necesitaban apurarse por el bien de Lorenz.

-Vamos, ya te falta poco Mau, ten, sujétate de mi brazo- le ofreció Lorenz, estirando el brazo que no tenía la mordida.

Mau tomó del brazo a Lorenz y dio un gran salto para llegar hasta el otro extremo del hueco. Volteando para atrás, vieron que Danny apenas empezaba a cruzar el camino, estirando sus brazos para ayudar a mantener el equilibrio.

A prácticamente dos pasos ya se estaba tambaleando, y regresó rápidamente a la orilla en la que estaba.

-No puedo hacerlo chicos, simplemente no puedo, simplemente nunca he sido bueno para equilibrarme- dijo, avergonzado de su predicamento -tendrán que irse sin mí-.

-Hasta crees que te dejaré con un zombie en una tumba antigua- le dijo Lorenz, cruzando de nuevo el camino.

-¿Qué carajos haces Lorenz?- le gritó Mau, quedándose atónito por las acciones que estaba tomando su amigo.

Lo que ellos no recordaban, es que Lorenz había tomado clases deportivas, donde uno de los puntos básicos era mantener el equilibrio en movimiento, algo que le sirvió mucho para mejorar sus tácticas del basquetbol.

-Hey, Danny- le dijo suavemente -mírame a mí, si te fijas en un solo punto no perderás el equilibrio- estrechó su brazo para que Danny se sujetara, así sería más fácil ayudarlo a cruzar.

-Ya les dije, déjenme aquí, no quiero retrasarlos. Será mejor si salen de aquí mientras yo distraigo al zombie- dijo dándose la vuelta.

-Danny…- dijo Lorenz seriamente, Danny y Mau conocían ese tono, sabían que si no hacían lo que Lorenz les estaba pidiendo terminarían muy mal. Era como la advertencia antes de la tormenta, y la tormenta sería muy fea.

-Está bien, está bien- suspiró Danny, no quería que Lorenz le dejara un chichón en la cabeza por estar contradiciéndole.

-Bien, ahora sólo mírame a mí y llegaremos antes de que te lo esperes- volvió a calmarse Lorenz, contento de que Danny lo escuchara. De igual forma, si no hubiera aceptado su oferta, se lo hubiera llevado cargando.

Desde el otro extremo Mau se quedó viendo la escena ante él, los dos estaban cruzando pero ninguno decía nada, un sonido, o más bien varios sonidos, hicieron que dejara de ver la escena tan enternecedora frente a él.

Volteó a ver el hueco que tanto trabajo les estaba dando para cruzar, y al fijarse mejor, se dio cuenta de que sí tenía fondo, y lo que estaba ahí abajo no era nada bonito.

Al menos unos veinte zombies estaban abajo, ansiosos por que uno se cayera para poder comerlo entre todos, y ahora que había dos en el camino, parecían emocionarse más.

Por la seguridad de sus amigos Mau decidió no decirles nada, pues ya llevaban un poco más de la mitad del camino, distraerlos ahora sería mortal.

Ya les faltaban unos 5 para llegar, cuando Danny tropezó con una pequeña piedrita. Aunque ésta no era una piedrita, sino una trampa de la tumba.

Las paredes comenzaron a moverse, cada vez había menos espacio entra el camino y éstas, y para el colmo Danny dejó de fijarse en Lorenz y cayó para un lado del camino.

-¡DANNY!- gritó Mau, olvidando el hecho de que Lorenz lo había tenido bien agarrado.

La fuerza con la que cayó Danny hizo que Lorenz también  cayera, pero él cayó encima del camino, y no al lado como su amigo.

-¡Lorenz!- gritó Danny.

-Tranquilo, ahorita te subo-.

-¡Zombies!- Danny señaló debajo de ellos, efectivamente asustando a Lorenz.

Reaccionando rápidamente, y tomando en cuenta por primera vez que las paredes se iban acercando lentamente, Lorenz se paró, Danny aun colgando. Con toda la fuerza que tenía lo subió y lo arrojó hacia con Mau, quien ayudó a que no se fuera a caer de nuevo.

-¡Lorenz!- gritaron ambos, viendo como sólo quedaban unos segundos para que aplastaran a su amigo.

Levantándose bien, éste empezó a correr lo último del tramo que le faltaba, saltando justo antes de que las paredes se cerraran por completo.

Jadeando por haber usado demasiada fuerza, y haber tenido que correr para salvar su pellejo, se desplomó sobre el piso, tratando desesperadamente de llenar sus pulmones con aire, pero parecía que no podía.

-L-Lorenz, ¿qué te pasa?- le preguntó Mau.

-No…puedo…respirar- dijo entre jadeos, una tos le sobrevino, haciendo que respirar fuera una tarea prácticamente imposible.

-Rayos, rayos, rayos, ¿qué hacemos?- preguntó Mau frenéticamente, sudando de tan solo pensar en que su amigo podría morir… para luego revivir como zombie.

El mundo le parecía dar vueltas a Lorenz, todo lo que veía era una mancha de diversos colores, que aparentemente eran sus amigos; pero no tenía idea de qué estaban diciendo, pues ya no escuchaba nada.

-Ayúdame a ponerlo en una posición para que le llegue bien el aire- de nuevo, Danny parecía que tomó la voz de la razón. No dejaría que su hermano se muriera después de que éste lo salvara.

Ya en una posición que beneficiaba a sus pulmones, sólo era cuestión de tiempo para que se recuperara. Poco a poco Lorenz fue recuperando sus sentidos y pudo distinguir las caras de sus amigos.

-¿Puedes oírme Lorenz?- le preguntó Danny, esperando que le diera una señal de que aún seguía con ellos.

Trató de hablar, pero lo único que salía era un pequeño grito ahogado, así que se conformó con sólo asentir con la cabeza.

Danny soltó aire que no sabía que había estado sosteniendo, pero al ver que su amigo no estaba al borde de la muerte, a pesar de la mordida infecciosa, se sintió aliviado.

Pasaron unos segundos y Lorenz podía respirar bien de nuevo, aunque aún se sentía algo ligero de la cabeza.

-¿Puedes caminar? Claro que no, que pregunta tan estúpida, obviamente en estas condiciones no puedes caminar- dijo Mau, contradiciéndose en cuanto las palabras salieron de su boca.

-Sí puedo- dijo Lorenz, su voz aún estaba rasposa después del ataque de tos, pero al menos ya podía hablar. Para comprobarles que sí podía, se levantó, pero un dolor en la pierna izquierda hizo que se volviera a sentar.

-Creo que no- dijo Danny, observando como Lorenz se agarraba el tobillo. Acercándose cuidadosamente, pudo ver que se lo torció, probablemente de cuando saltó para que no lo aplastaran las paredes.

-Dame tu mano, te vamos a ayudar a caminar- dijo Mau, ofreciéndole el brazo como Lorenz se lo ofreció hace unos minutos.

Es curioso cómo ambos pasan de tener miedo/estar preocupados, a modo ‘si te atrevas a tocar a mi amigo estás muerto’, una de las cualidades que Lorenz jamás entendería de ellos. Aunque él siempre haya sido la voz de la razón, no quiere decir que lo es todo el tiempo, las veinticuatro horas del día, los trescientos sesenta y cinco días del año.

-¿Qué tanto nos falta para salir Mau?- Danny preguntó mientras pasaba el brazo de Lorenz por su hombro -quiero salir de aquí lo antes posible-.

-Según el mapa, nos queda aproximadamente un kilómetro para salir, osea más o menos de unos quince a veinte minutos- dijo guardando el mapa y ayudando a Lorenz a apoyarse, pasando su brazo así como lo hizo Danny.

-Oigan, ¿alguien tiene un reloj?- preguntó Lorenz, hasta entonces la curiosidad de saber la hora no le había picado, pero al parecer ahora sí.

-Yo- dijo Danny -van a ser las tres, ¿por?-.

-Quería saber cuánto tiempo del desafío nos queda- dijo como sin nada.

-No pensarás que vamos a cumplir el reto ¿o sí?- Mau le dijo con un tono de escepticismo.

-Ya, tranquilo, sólo estaba bromeando- le dijo con una sonrisa juguetona, tratando de esconder el constante dolor que sentía en su pierna con cada paso que daba.

La herida no era muy grave, pero si colocaba mal el pie de seguro iría a lastimarse más, y en esta situación, no podían arriesgarse a eso, no sabiendo que habría más zombies allá afuera tratando de atacarlos.

Por lo mismo debían darse prisa. Al principio pensaban que sólo era un zombie, pero al cruzar el hueco vieron que estaban equivocado, inmensamente equivocados.

-¿El mapa no dice las trampas o las cosas que salen en esta maldita tumba?- preguntó Danny, quien no se quería topar con más cuartos como ese.

-Déjame checar bien, quizás podría decir algo… ¡Ajá!- exclamó Mau, percatándose de unos pequeños símbolos que había en los tres cuartos que les faltaban.

-¿Qué, qué dice?- preguntó Lorenz, interesado en lo que su amigo acababa de descubrir.

-Dice que en el siguiente cuarto la mayoría del camino es falso-.

-¿Cómo que falso?- preguntó Danny, interrumpiendo bruscamente a Mau.

-Si me dieras oportunidad de hablar- le dijo Mau, haciéndole un gesto de irritación -quiere decir que sólo hay un camino, y tenemos que averiguar cuál es- concluyó, doblando el pequeño mapa.

-¿Y cómo podremos saber eso?- preguntó Lorenz.

-Tendremos que buscar cosas para arrojar al camino y descubrirlo por nuestra cuenta supongo- le respondió Mau, ajustando bien el brazo de Lorenz para que no se le fuera a resbalar.

Llegaron al cuarto y vieron que parecía normal, hasta que Danny agarró una piedra y la arrojó a un metro de él, efectivamente desmoronando una parte del piso. Tenía un presentimiento de que lo que había abajo no eran conejitos o gatitos, así que decidió simplemente seguir buscando el camino seguro.

Entre Danny y Mau lograron encontrar el único camino en toda la habitación, con la ayuda de piedras y escombros de la tumba. Lorenz habría ayudado también, de no ser porque no se podía agachar para juntar piedras.

Al parecer el camino fue diseñado por un loco, pues parecía salido del juego de snake que todos los viejos teléfonos tenían, el camino iba de arriba hacia abajo, la única vez que llegaba hasta la otra orilla es al final.

Esta vez el camino no era tan estrecho como el anterior, pero aun así había que ser cuidadosos, no estaban seguros de qué tan confiable sería este camino, y no podían arriesgar a dar un paso en falso.

-De acuerdo, creo que cruzaremos todos juntos, así podremos ayudarte a pasar- dijo Mau, agarrando de nuevo el brazo de Lorenz, pero él se apartó.

-Chicos, está bien, puedo caminar este tramo- insistió. Odiaba sentirse débil, impotente, que tenía que depender de alguien más, él no era así.

-Lorenzo Emanuel, no hagas que te noquee y tenga que cargarte hasta la otra orilla- le advirtió Danny, sabía que Lorenz sólo quería alivianarles la carga, pero ya se estaba enfadando con su actitud.

-Es en serio, puedo caminar solo, mira- dijo, alcanzó a dar unos pasos adelante antes de que el dolor le volviera a llegar a la pierna izquierda y se tambaleara un poco.

-Sí, ya vi, y lo que veo es que necesitas ayuda- dijo seriamente -no tienes que hacer esto solo, podemos ayudarte, sólo danos la oportunidad-.

Pareciera que el ambiente fuera sofocante, pues se podía cortar la tensión con un cuchillo, era eso o Lorenz se estaba volviendo a marear. Después de unos segundos confirmó que era lo segundo, cuando empezó a ver borroso.

-Chicos…- dijo antes de irse de lado, Mau lo alcanzó a agarrar, y lo apoyó en su hombro -Está bien, dejaré que me ayuden lo que resta del camino- dijo con un tono adormilado, estaba quedándose inconsciente de nuevo, pero tal y como la vez anterior, sólo fue por unos segundos.

Comenzaron el no tan peligroso camino para llegar al otro lado, ambos chicos ayudando a Lorenz para que no se fuera a caer, pues cada 5 segundos se tambaleaba hacia un lado.

Después de unos cinco minutos de caminar por el sendero lleno de curvas, lograron llegar al otro lado, donde Lorenz ya no pudo más y se desplomó.

-¡Demonios Lorenz, terminarás por hacer que se me pare el corazón!- dijo Mau, quien se arrodilló al lado de Lorenz para abrirle los ojos, arrepintiéndose de inmediato.

-¿Qué, acaso viste un fantasma?- le preguntó Danny, viendo cómo Mau tuvo que taparse la boca para no dejar salir un grito.

-S-s-s-sus o-o-ojos- dijo señalando a Lorenz, estaba temblando y su cara se hacía más pálida por segundo.

Danny se puso de cuclillas y le abrió los ojos a Lorenz, sorprendiéndose de lo que veía. Los ojos de Lorenz ya no eran el usual café claro y blanco alrededor. No, estos ojos tenían que ser de alguien más, porque éstos eran de un color rojizo y lo blanco de alrededor pasó a ser amarillo.

-Ay no…- dijo Danny, apartándose lentamente de Lorenz, al parecer se estaba convirtiendo más rápido de lo que pensaba -Tenemos que salir de aquí, ya- dicho esto agarró a Lorenz y se lo colgó por la espalda.

Danny aceleró bastante su paso, casi al grado de llegar a correr, pero por el bien del chico que traía en la espalda, no lo hizo. Mau le seguía el ritmo, y trató de leer el mapa mientras semi-corrían.

-¿¡Qué hay en el siguiente cuarto!?- gritó Danny, viendo como su amigo se apagaba cada vez más, ya no les quedaba mucho tiempo si pensaban administrarle el antídoto a tiempo.

-¡Aquí dice que el siguiente está limpio, no hay nada!- le contestó igualmente de fuerte, volvió a guardar el mapa y se dispuso a alcanzar a su amigo.

Mientras tanto, Lorenz no se sentía muy bien que digamos, si antes pensaba que su visión estaba mala, ahora sólo era una gran mancha roja, lo que probablemente no era algo bueno.

De pronto, una sed de sangre incontrolable le empezó a surgir, empezó a olfatear y casi podía saborear la sangre de Danny y Mau, estaba a escasos centímetros de obtenerlo, pero algo no estaba bien. Él nunca había querido tomar sangre, entonces, ¿por qué ahora sí?.

Se dio cuenta de que era la mordida, se estaba convirtiendo en uno de ellos, en un zombie, y si no se apartaba de sus amigos ahora, ellos también lo serían.

De un salto se logró liberar del agarre de Danny, y rodó un buen tramo hasta parar, curiosamente, ya no sentía nada en su tobillo, ni rastro de que alguna vez estuviera torcido.

-¡Lorenz! ¿¡Qué carajos haces!? Mau, ¿qué hay en el siguiente cuarto? Necesito saber, ¡YA!- le exigió Danny.

-¡Limpio, saldremos aquí antes de lo esperado!-.

Quería hablarles, quería decirles que se fueran, que lo dejaran aquí, pero lo único que salió era un gruñido, igual al que ya habían escuchado.

-Ay no, ¡ya está haciendo efecto, tenemos que salir de aquí, pronto!- volvió a decir Danny.

-Pue-do co-RRER- dijo Lorenz entre gruñidos, Danny sólo asintió y empezaron a correr hacia la entrada de la tumba.

Un gruñido que, sorprendentemente, no provenía de Lorenz, los alertó. Un zombie salió de la nada y empezó a corretearlos, estando a pocos metros de la libertad.

-¡CORRAN!- gritó Mau, antes de salir disparado lo más rápido que pudo hacia la salida.

Y así es como llegamos hasta ahora, yo, convirtiéndome en zombie, mis amigos corriendo por sus vidas, y un zombie a punto de convertirlos a ellos. Una madrugada muy excepcional, ¿no lo creen?.

La puerta de la tumba ya se alcanzaba a ver, y se podía ver que aún era de noche, estábamos por cruzar en unos segundos, hasta que algo dentro de mí reaccionó: si salgo de aquí ahora, me convertiré y a ellos también.

Me detuve en seco, el  balde de la cruel realidad depositando todo su glorioso contenido sobre mí. Me quedé ahí, paralizado.

Ya le habíamos sacado un poco de ventaja al zombie, quien se cayó cuando dimos vuelta y de nuevo tropezó con sus propios pies, pero no sería suficiente.

-¡Lorenz, vámonos ya!- me gritó Danny, pero yo sólo negué con la cabeza, los empujé por la puerta y lo cerré con toda la fuerza que tenía. Sabía que al no haber carne fresca, el otro zombie se iría, dejando a mis amigos en paz.

-¡LORENZ!- escuché que me gritaban del otro lado, sus puños pedían desesperadamente que yo les abriera, pero no podía hacer eso, simplemente no podía.

Para que supieran lo que estaba pasando, me limité a gruñir, ahora completamente zombificado. A menos que tuvieran un antídoto muy poderoso, no dejaría que abrieran la puerta.

Hubo unos momentos de silencio, y creí escuchar que alguien sollozaba, pero lo descarté, mis amigos no lloraban, no, ellos eran fuertes, no se dejaban desmoronar por cosas tan simples.

Después de haberme convertido en zombie me sigo preguntando cómo es que conservé la cordura, un misterio que jamás resolveré.

Más silencio, un minuto, dos minutos, diez minutos, y los tres seguíamos ahí, pegados a la pared, esperando que el del otro lado hablara.

Por fin, después de lo que me pareció una eternidad, Danny habló.

-L-Lorenz- parecía devastado, su voz como un hilo fino, que amenazaba con soltar romperse en cualquier instante. Para responderle, solté un pequeño gruñido -te prometo… por mi vida… que te sacaré de ahí- y esa fue la gota que derramó el vaso. La calma antes de la tormenta.

Escuché cómo Mau consolaba a Danny, dejando escapar sus propias lágrimas de vez en cuando. Al cabo de unos minutos, Danny podía hablar de nuevo, algo que de seguro extrañaría.

-No descansaré hasta tener una cura, no me importa si tengo que investigar día y noche, no cerraré un solo ojo hasta que tú estés de vuelta con nosotros y pueda-podamos verte de nuevo. Te lo prometo- esta vez sonaba más firme, mucho más convencido a comparación de hace unos minutos.

Se quedó esperando, así que volví a soltar otro gruñido bajo, dejándolos saber que los escuché, quizás no supieran que aún seguía cuerdo, pero era lo único que les podía ofrecer por ahora.

-Nos volveremos a ver algún día de nuevo Lorenz, te lo prometo, y es una promesa que cumpliré sin falla- dijo, conociendo a Mau, no habló en todo este rato para evitar llorar.

Con un pequeño sonido escuché cómo se iban, sus pies nada más que un eco que escucharía por siempre.

No sé cómo, pero mientras avanzaba el tiempo, me quedé ahí, creciendo, cambiando, supongo que si algún día lograra salir, mi cuerpo estaría como debe ser, madurado y envejecido.

Todo el tiempo me la pasaba ahí, sentado junto a la puerta, manteniéndola cerrada, si algún otro zombie se acercaba, yo les gruñía hasta que se fueran. Nadie se acercaba a esta puerta a menos que fuera yo, o mis amigos.

Los días pasaban y yo aún repetía las palabras de Danny en mi cabeza, era lo único que me mantenía cuerdo Nos volveremos a ver algún día de nuevo Lorenz, te lo prometo, y es una promesa que cumpliré sin falla.

Esas palabras estaban grabadas en mi cabeza, y lo estarían para siempre, o al menos hasta que ellos me sacaran de la tumba, porque yo sabía que Danny era hombre de palabra, yo sabía, yo sabía…

 

Epílogo

Habían pasado tres años desde El evento, justamente hoy se cumplía ese tiempo, y ya era hora de cumplir su promesa.

Danny y Mau se dirigían a la tumba en la que sus -amigos- los encerraron por diversión, o eso era lo que planeaban que fuera, si no hubieran pasado tantas cosas terribles ahí. Quizás hubieran podido pasarlo como gracioso, pero no fue así.

Andrés y Castiel se la pasaban rogándoles para que les perdonaran, y a pesar de que ya les habían perdonado hace tiempo, ellos seguían insistiendo.

-Ya es hora- le dijo Danny a Mau, quien toco suavemente en la puerta de la tumba, advirtiéndole a quien fuera que estuviera ahí que habían llegado.

Un gruñido más débil de lo que se esperaban los saludó, y la puerta se abrió como para que sólo una mano saliera, una mano huesuda, verde y putrefacta, la cual se dejó caer al instante, como si estuviera derrotado.

Danny le pasó a Mau el artefacto, era una esfera llena de un contenido azul brillante, que desprendía un aroma que sólo se podría describir como vida. Un botón rojo se encontraba en una parte de la esfera, la cual fue presionada y arrojada hacia el interior de la tumba antes de que la cerraran.

Hubo un pitido bajo y lento, que pronto fue aumentando en volumen y rapidez, hasta que los sonidos parecían uno mismo y eran casi ensordecedores.

-¡Al piso!- le gritó Mau a Danny, ambos cayeron al suelo y se cubrieron la cabeza, aunque sabían que la explosión sólo ocurriría adentro, no se querían arriesgar a que hubieran calculado mal algún detalle.

La explosión, como habían planeado, ocurrió adentro, al principio sólo escucharon una serie de gruñidos, y pensaron que habían fallado. Ya estaban por irse, cuando los gruñidos empezaron a sonar como una tos humana, humana.

Ambos se acercaron a la puerta y la abrieron lentamente, lo que les esperaba adentro les causó tantas emociones: tristeza, alegría, horror, nostalgia, miedo, alivio; pensaban que se les saldría el corazón.

Lorenz estaba en una posición algo extraña, supusieron que la explosión hizo que volara unos metros hacia adentro. Estaba acostado, apoyado sobre un codo para levantarse, y su otro brazo le cubría la boca, de la cual emanaba una tos seca.

-L-Lorenz?- preguntó Mau en voz baja, aún no sabía si había funcionado completamente bien el antídoto, así que debía asegurarse antes de ir hacia él.

Pero en el caso de Danny, él fue corriendo hasta su amigo, ya no le importaba si veía que estaba llorando, sólo quería volver con su amigo, llegó corriendo y prácticamente tacleó a Lorenz, envolviéndolo en un gran abrazo.

Justo antes del abrazo, la tos se le había pasado, pero probablemente le daría otro ataque si sus pulmones no se llenaban de aire de nuevo.

El abrazo duró casi un minuto, con Danny llorando y abrazando a su amigo, Mau se le unió en cuanto él llegó con Lorenz, ambos estaban contentos de que su amigo hubiera vuelto a la normalidad.

Pero había algo raro, Lorenz no les devolvía el abrazo, no decía nada, ni siquiera estaban seguros de que estaba respirando, pareciera como si no estuviera ahí.

Danny se alejó casi muy rápido, estaba como en shock, tanto tiempo y… su amigo. No, no podía pensar de esa manera, Lorenz seguía ahí, no importa cuánto tiempo, él sabía que los reconocía, tenía que, debía.

Volteó a ver a Lorenz; mientras que en los ojos de ambos chicos se veía claramente que reconocían a su amigo, por más desgastado que estuviera, en los ojos de Lorenz no había señal de que los reconociera.

-Lorenz, ¿te… acuerdas d-de mí?- preguntó, casi como si le doliera o le costara trabajo pronunciar las palabras -s-soy yo, tu amigo--.

Un repentino cambio en la cara de Lorenz hizo que se callara, sus ojos ya no estaban apagados, brillaban con reconocimiento, y… ¿ésas eran lágrimas? Pero Lorenz no lloraba, ¿o sí?.

-Da-nny- su voz estaba ronca y rasposa, por más que estuviera débil su voz, podían escuchar lo emocionado que estaba -M-Mau- dijo, las lágrimas por fin cayendo libremente por su cara.

Ahora era el turno de que él los envolviera en un abrazo, claro que después de tres años no tendría mucha fuerza, pero por más pequeño que fuera el esfuerzo, significaba demasiado para ello.

Entonces Danny se dio cuenta de que debían sacarlo de ahí -Lorenz… Lorenz, es hora de ir a casa- le dijo, apartándose lentamente de él, por miedo a que cualquier movimiento fuera a lastimar a su amigo, probablemente estaba muy débil.

La última palabra que Lorenz alcanzó a decir antes de quedar inconsciente fue ‘casa’, sacaran a Lorenz y cerraron la tumba, habían planeado que el gas que saliera de la esfera fuera suficiente para curar a una persona, y ahora debían sacarla y sellar ese lugar para bien.

A pesar de que le dijeron que lo llevarían a casa, tuvieron que llevarlo al hospital, donde estuvo internado por dos meses, recuperándose de no haber comido por tres años. Los doctores dijeron que era un milagro que estuviera vivo, y eso era todo lo que necesitaban oír.

El tiempo pasó y llegó el momento en que Lorenz salió del hospital, trató de fingir que todo estaba bien, aunque por dentro sabía que nada sería igual, no podía serlo…

Notas finales:

jajaja les dije LARGOOOO espero y lo hayan disfrutado, si fue asi los invito a que lean mi otra historia (la tengo en otra cuenta) se llama El Retorcido Pais De Las Maravillas... aunque no la acabe... pero buenoooo jajaja si la leen y les agrada y gustan que la continue me dicen para hacerle continuacion aqui

les dejo el link  http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=106778#sthash.BS8EwL2J.dpbs


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