“¿Te acuerdas de las primeras palabras que me dijiste?
La primera mirada, la primera sonrisa, el primer suspiro, el primer jadeo… la primera caricia.
Yo todo lo recuerdo, tan claro que cada vez que cierro los ojos y suspiro, te veo claramente y mi corazón se estremece a cada latido.
Jung DaeHyun ¿Qué me has hecho? ¿Por qué a cada murmurar del viento escucho tu nombre? ¿Cómo es que tu sola presencia ilumina mis días? Dime por favor ¿Es bueno todo esto que estoy sintiendo? Porque tengo miedo… miedo de que todo sea una ilusión y cuando en la mañana abra mis ojos ya no estés ahí, abrazándome.
¿Te acuerdas también de ese primer beso? Fue torpe, lo sé… soy un tarado que apenas y sabe de amor, pero lo admito, casi muero por toda la ráfaga de sentimientos que se agolparon en mi pecho a causa del contacto.
Te separaste, me sonreíste y no hice más que balbucear.
La primera caricia… esa que vino sin darme cuenta y que nos llevó a la cama de un instante a otro. Tu aroma, vida mía es la cosa más hermosa y embriagante del mundo… luego de tu sonrisa, claro; ésa que me hace temblar los labios y querer besarte una vez que te veo esbozarla. DaeHyun, amor, cielo, mi hombre, mi vida… te amo, te amo ahora y siempre.
Recuérdame, piensa en mí como ese cachetón molesto que se reía como idiota y te preparaba torpemente el desayuno. Ése que se pasaba horas y horas viendo tutoriales para prepararte un buen cheesecake, el cual creo que te encantó… o supiste disimularlo bien. Ése al que rara vez dejabas hacer algo de los deberes del hogar, porque según tú “podías hacerlo solo”… me dio anemia, si, lo sé, lamento no haber cuidado bien de mí, prometo que en el tiempo que me queda a tu lado comeré mucho y cuidaré de… de nuestro hijo.
El pequeño Sebastian llegó como un intruso a mi vida, lo sé, te dolerá saberlo pero al inicio, tal como te lo hice saber, el que ese bebé fuera de tu ex pareja hacía que sintiera, no asco, si no miedo… miedo de que me reemplazaras por él y me dejaras a un lado.
Lo siento mi amor, pero sabes lo idiota que puedo llegar a ser, aun así me amas ¿Verdad? Porque yo te amo sin importar nada.
Ahora él es mi hijo, nuestro hijo y prometo cuidar de él hasta que se me vaya el aliento, porque tal como tú dijiste “es un mini DaeHyun”.
Creo que toca hablar del accidente… me morí Dae, cuando te vi tirado en plena carretera, ensangrentado e inconsciente creí que mi mundo se estaba derrumbando. Por favor, nunca más vuelvas a asustarme así, nunca de nuevo te desvanezcas entre mis brazos porque entonces sí, juro que si mueres, me voy contigo.
Sé que suena injusto y egoísta… pero por favor, deja que yo me vaya primero, no quiero verte morir, soy un cobarde, un cobarde que no podría soportar verte cerrar los ojos para no despertar nunca. Deja que me vaya y entonces allá, en el cielo, te esperaré por toda la eternidad, para amarnos, abrazarnos y decirnos todo eso que nos faltó por pronunciar… porque mi amor, si me voy no es una despedida, es un “nos vemos luego”, ya que sinceramente, aún luego de irme no podría soportar estar sin ti.
Mi alma, mi cuerpo, todo de mi te ama, te añora, te necesita…
Atte: Yoo YoungJae, tu esposo. ♥“
-Ya quiero verte de nuevo- Susurró el joven de tez morena apretando entre sus manos aquel papel; ¿Por qué cada vez era igual? ¿Por qué YoungJae le había dejado aquella carta?
Al principio, creyó que sólo buscaba torturarlo, pero con el pasar de los años al fin lo entendió… su esposo, aquel al que tanto amó dejó aquello como un recordatorio, uno que decía “juntos para siempre, incluso luego de la muerte, nos volveremos a encontrar” –Te fuiste de vacaciones, Jae… y aquí te espero hasta que vuelvas- Murmuró DaeHyun con una insolente lágrima amenazando con salir de su ojo derecho; se había prometido no llorar, pero le era imposible. Dolía, dolía como si estuviese en el mismo infierno.
Se acomodó mejor sobre aquel barandal el cual se encontraba fuera de la casa que alguna vez compartió con el menor y sonrió ligeramente… frotó ambas manos, suspiró hondo y cerro ambos ojos antes de susurrar. –Te veré pronto, puedo sentirlo-.