Un amor como el nuestro
-¡En serio! ¡No estoy exagerando!
Kagami alzó la mirada del paquete de carne que tenía en la mano y volteó un poco, dos chicas caminaban por el pasillo en el que él se encontraba.
-Siempre está llamándome, preguntándome dónde estoy, qué hago, con quién, y cuando estamos juntos no se despega nunca de mí, ¡No me suelta ni un segundo! ¡Es tan sofocante!
-Al menos te presta atención, yo rara vez recibo un mensaje de él y si yo no se lo pido nunca salimos.
-En verdad es muy frustrante, ¿Por qué todos se ven normales y terminan siendo así?
-No sé… ¿Tal vez eres tú?
-¡Oye!
Kagami vio pasar a ambas chicas detrás de él riéndose mientras seguían hablando, las siguió con la mirada hasta que cambiaron de pasillo. Se quedó callado viendo hacia esa dirección, momentos después regresó su mirada al paquete en sus manos y lo puso en la canasta que llevaba cargando. Se dirigió a las cajas para pagar sin dejar de pensar en lo que acababa de oír, no era la primera vez que escuchaba eso. Esos “Nunca se aleja” y “Nunca se acerca” irrepetibles, incluso algunos de sus amigos habían comentado cosas así de sus respectivas parejas. Para ellos no era necesariamente malo pero por lo que acababa de oír para esas chicas sí lo era.
-Es raro…
-2,450 yenes, por favor
-Ah, sí
Kagami sacó el dinero y pagó. Al salir se dirigió tranquilamente a su apartamento pensando que esas situaciones de pareja parecían ser muy usuales, pero por alguna razón no lograba entenderlas. No entendía el atosigamiento de numerosos mensajes o llamadas interminables además de demasiadas muestras físicas de afecto, o la decepción de un teléfono sin mensajes o llamadas por un largo tiempo junto con el vacío de una persona. Eran cosas que en realidad no había experimentado, aunque en ese justo momento se encontraba en una relación.
Llegó frente al conjunto de apartamentos y entró saludando a una mujer que salía con su pequeña hija. Quizás no era que no entendiera qué se sentía, sino más bien cómo era que pasaba. Llevaba poco más de 4 meses con esa persona, así que no creía que fuera el “enamoramiento inicial” lo que hiciera que no notara situaciones así. Claro que había días en los que esa persona no le llamaba pero no se sentía desplazado ni nada porque no pasaba mucho tiempo antes de que lo hiciera o de que se vieran, así que era probable que simplemente esas situaciones extremas no pasaran en su relación. Suponía que si sí pasaban él lo sabría o alguien lo habría mencionado. Todos sus amigos cercanos conocían su relación y solían decir que las cosas entre los 2 se veían bastante bien, con todo y que su pareja era-
-¡Ah, Kagami!
El chico se sobresaltó y alzó la mirada, para ver sentado en el piso y recargado en la puerta de su apartamento a ese chico de Tōō, que lo miraba con una sonrisa en el rostro.
-Aomine
El mencionado se levantó y se acercó a Kagami, que lo miraba confundido
-¿Qué haces a-
Lo interrumpieron un par de labios que se colocaron sobre los suyos en un beso que duró pocos segundos. Aomine lo miró sonriendo mientras tomaba las bolsas que el otro chico cargaba.
-Okaeri
El pelirrojo no pudo evitar sonrojarse un poco dejando que tomara las bolsas, sabía por experiencia que era inútil tratar de impedirlo.
-T-tadaima…
La sonrisa de Aomine se agrandó un poco más, Kagami comenzó a buscar las llaves en las bolsas de su pantalón y de su chamarra ocultando una pequeña sonrisa que se estaba formando en sus labios.
-¿P-por qué no me avisaste que ibas a venir?
-Porque no estaba planeado, en un momento sólo quise venir a verte, pero como no estabas decidí esperar a que llegaras
-Me hubieras mandado un mensaje ¿? ¿Dónde están? -revisó otra vez en su pantalón- ¿Cuánto tiempo llevas esperando?
-Sólo unos minutos...... -soltó una risita, acercó su mano a la chamarra de Kagami y sacó las llaves de una de las bolsas- aquí
-Ah…Gracias
Las tomó y se acercó a la puerta para abrir sin decir nada más. Aomine lo miró un momento, viendo como trataba de abrir la puerta sin éxito.
-… ¿Estás bien?... -se inclinó un poco junto a Kagami- ¿te molesta que viniera?
Kagami se sorprendió dejando de tratar de abrir, volteó a ver a Aomine, que lo veía un poco preocupado.
-¿Qué? ¡No! Está bien, sólo…estaba pensando algunas cosas
-…......-se enderezó y se cubrió los ojos con un brazo- Si quieres que me vaya dímelo, estaré bien…no importa, iré a comer solo y te veré hasta mañana, está bien, dilo, que no me quieres ver
-…
Kagami comenzó a reír al ver la pésima actuación de Aomine
-¿Qué es eso? ¿Se supone que debo sentirme mal?
Aomine bajó el brazo y empujó un poco a Kagami
-¡Claro que sí! ¡Esperé hora y media!
Kagami se sorprendió, Aomine se dio cuenta de lo que había dicho y miró a un lado ligeramente sonrojado.
-Bueno…en serio quería verte pero también darte una sorpresa, por eso no te llamé ¿Algún problema?
Kagami se sonrojó y bajó la mirada volviendo a su trabajo en la puerta
-N-No…ninguno……-abrió la puerta, volteó un poco- ¿Te quedas a cenar?
Aomine lo pensó un poco, después miró a Kagami sonriendo
-¿Puedo pasar la noche aquí?
Kagami sintió el rubor cubrir sus mejillas, bajó la mirada cubriéndose la boca con su muñeca
-S-si quieres…
Aomine se rio un poco abrazando a Kagami
-Yo quería dormir pero parece que alguien tiene otros planes
Kagami se sobresaltó y lo separó ruborizado
-¡E-entonces no y ya!
Entró rápidamente al apartamento, seguido de Aomine, que se reía un poco diciéndole que no se enojara, aunque Kagami no estaba enojado, más bien avergonzado.
. . . . . . . . .
9:45
-¿? Espera, ¿No él estaba muerto?
-¿Hah? No, ese fue el otro, este fue el que se escondió
-¿Dónde?
-……no sé, no lo pasaron
-…Hmm
Los dos chicos estaban frente al televisor, sentados en el piso frente a la mesa de centro, que tenía sus platos vacíos después de comer y algunas latas de refresco. Aomine recargaba sus brazos en el sillón, rodeando un poco la espalda de Kagami con su brazo izquierdo. Es lo que solían hacer cuando Aomine se quedaba ahí, veían una película después de comer o de cenar. Habían aprendido por las malas que no les convenía ver partidos después de cierta hora porque se emocionaban mucho y terminaban queriendo salir a jugar, en las últimas semanas había comenzado a hacer mucho frío así que cuando habían salido a jugar alguno de los dos resultaba un poco lastimado por ponerse a jugar inmediatamente y jugar con chamarras era una pesadilla (sí, lo habían intentado). Así que se quedaban en el apartamento viendo alguna película, y como a ninguno le gustaban mucho las películas de romance terminaban viendo películas de acción o misterio.
-…Aomine, no entiendo
Aomine tomó el control y le puso pausa, volteando a ver a Kagami. Estaba acostumbrado a que en las películas de misterio esto solía suceder y tenía que explicarle algunas cosas al otro chico, sorprendiéndolo por cómo entendía tanto las tramas extrañas (en realidad secretamente veía las películas antes para poder ver la cara de sorpresa de Kagami al explicarle las cosas como si nada)
-¿En qué parte?
-¿? ¿En qué parte qué?
-…………Me dijiste que no entendías
-¿Eh?... ¡Ah! ¡No! No me refería a la película…aunque tampoco la entendí.
-………Desde que llegué has estado pensando en otras cosas -le revolvió un poco el cabello, acercándolo y recargando su cabeza en la de él- ¿Qué pasa?
-……… ¿Has tenido alguna pareja que no te deja de mandar mensajes y de llamarte y de pegarse a ti?
-…
-…
-…
-…
Aomine se sobresaltó y lo soltó espantado
-¡¿Crees que soy muy fastidioso?! ¡Lo siento! ¡¿Por eso estabas tan distraído?! ¡Trataré de aguantarme! ¡No-
Se calló cuando vio que Kagami comenzaba a reír, lo miró confundido. Kagami lo volteó a ver limpiándose las lágrimas de la risa, no había podido contenerse al ver lo asustado que se había visto Aomine.
-¡No! ¡No te estaba diciendo que tú fueras así!
Aomine suspiró recargando su cabeza en el sofá
-¿Entonces por qué lo dices así de repente?...
-Porque escuché a unas chicas hoy, al parecer a muchas parejas les pasa que alguno es muy empalagoso o que en realidad casi ni se hablan…y me puse a pensar que…eso no pasa con nosotros.
Aomine volvió a subir su brazo al sofá y recargó su mejilla en su mano
-Hmmm… ¿Te molesta?
-No me molesta, sólo es un poco raro. Se escuchan esas situaciones en todas partes y nosotros llevamos 4 meses saliendo y no ha pasado nada de eso
-¿Quieres?
-¿? -lo miró- ¿Qué? ¡Wa!
De pronto Aomine lo abrazó con fuerza
-¡Puedo ser acaramelado si quieres Kagami-chan!
-¡E-espera! ¡Aomine!
-¡Kagamiiii! ¡No te voy a soltar nunca! ¡Déjame quedar hoy! ¿Sí, sí, sí? ¡Andaaa! ¡Kagamiii! ¡Dí que sí!
-¡E-esto es muy raro! -trató de separarlo sonrojado- ¡Aomine ya basta! ¡Ah!
Al moverse no pudo seguir sosteniéndose y cayó de espaldas en el piso, con Aomine aún abrazado a él. Al caer presionó un botón del control y la película se reanudó. Apretó los ojos sobándose la cabeza.
-Y-ya entendí, estamos bien como antes, deja de-¡!
Abrió los ojos ruborizándose al sentir los labios de Aomine sobre los de él, poco a poco comenzó a cerrar los ojos correspondiendo el beso, con sus manos sobre los brazos de Aomine, sintiendo aquellos latidos acelerados que solían apoderarse de su pecho cuando el chico rudo de Tōō lo besaba de esa manera tan suave, transformándolo poco a poco en un beso más profundo. En el momento en el que Aomine tocaba su lengua con la suya su mente comenzaba a ponerse en blanco y Aomine lo sabía perfectamente. Kagami sintió un estremecimiento en todo su cuerpo cuando la mano de Aomine tocó su estómago por debajo de su playera, sujetó la muñeca de Aomine empujándolo un poco.
-E-espera, Aomi-
El otro chico volvió a tomar sus labios con los suyos sin quitar la mano de debajo de su playera, Kagami sintió la otra mano de Aomine colocarse sobre su mejilla mientras ladeaba un poco su cabeza para continuar besándolo. Kagami apretó los ojos sin poder seguir con sus reclamos, en los que en realidad no tenía planeado insistir. Aomine continuaba profundizando aquel beso, mientras Kagami sentía como bajaba su mano y acariciaba con sus dedos el borde de su pantalón. En el momento en el que comenzó a desabrocharlo un grito hizo que Kagami se sobresaltara espantado.
-¡!
-¡!
En un segundo los dos se inclinaban en direcciones opuestas, Aomine cubriéndose la boca y Kagami sobándose la frente.
-A-Au…-volteó- ¿A-Aomine?
-Miedda
Kagami se sobresaltó y se acercó a Aomine, acercando su mano un poco espantado
-¿E-Estás bien?
Aomine tenía una clara expresión de dolor y seguía cubriéndose la boca.
-Ugh…me moddi la lengua…
-¡L-lo siento! ¡Es que la película-…¡Me espanté un poco! ¡A-Ah! ¡Iré por hielo! ¡!
Al levantarse y tratar de ir a la cocina sintió cómo Aomine lo sujetaba de la muñeca y lo volteaba empujándolo hacia el sillón. Cayó sentado en éste y al alzar la mirada los labios de Aomine se apoderaron de los suyos una vez más. Kagami parpadeó confundido, pero segundos después apretó los ojos bruscamente y separó de un golpe a Aomine cubriéndose la boca.
-¿Q-q-qué rayos- au
Se inclinó hacia delante sintiendo el dolor en la punta de su lengua y comenzando a ruborizarse por lo que Aomine había hecho. Trató de irse para evitar mirar la sonrisa que seguramente estaba en la cara de aquel chico, pero sintió los brazos de Aomine rodeándolo y atrayéndolo hacia él mientras se reía. Terminó sentado entre las piernas de Aomine inclinado un poco hacia adelante cubriéndose la boca con las dos manos. Aomine apretó más a Kagami riéndose, no había podido evitar hacer eso, y la expresión de Kagami lo había valido, podía ver sus orejas completamente rojas.
-Ooooi, Kagami, eso fue por romper el ambiente
-E-eres un idiota
Aomine soltó una risita y lo apretó más.
-Un idiota que te quiere mucho Bakagami
Pudo sentir como Kagami se sorprendía. Ninguno dijo nada pero Aomine pudo sentir levemente cómo el corazón de Kagami comenzaba a latir con fuerza. Sonrió recargando su frente en el hombro de Kagami suspirando, la televisión seguía sonando pero esta vez ninguno de los dos parecía escucharla. Aomine comenzó a pensar en lo que había dicho Kagami, claro que él siempre tenía ganas de mandarle mensajes y de llamarlo, y en realidad sí solían hacerlo a menudo, pero él no sentía que fuera un exceso.
Antes de salir con Kagami había salido con varias chicas, y sabía perfectamente cómo era que no dejaran de enviarte mensajes ni de llamarte ni de regañarte por no pasar tiempo con ellas y cosas así, pero ni siquiera tenía que “tratar” de no contactar a Kagami o de no pegarse tanto a él, si quería abrazarlo lo hacía, o si quería besarlo no había algo que lo detuviera, quizás en algún momento podría haber llegado a pensar que debía dejar de fastidiarlo tanto, pero ya Kagami le había confirmado que no se sentía así. Lo que no hacía jamás era distanciarse, y no lo haría nunca.
-Aomine
-¿?
Salió de sus pensamientos y alzó la mirada, no había notado que Kagami había puesto sus manos sobre sus brazos.
-¿Qué pasa Kagami?
El chico se quedó un poco callado, pero después giró un poco su cabeza y rozó los labios de Aomine aún muy sonrojado. Aomine sonrió y también lo besó, si hacía poco menos de un año le hubieran dicho que estaría de esa manera con el as de Seirin se habría burlado sin pensarlo, pero estar con Kagami había sido lo mejor que le hubiera podido pasar. Con ninguna otra persona se había portado así, era como una parte de él que había descubierto al momento de empezar a salir con Kagami.
El sonido de un celular hizo que se separaran, Aomine gruñó y buscó en la bolsa de su chamarra, que se encontraba al lado de él. Murmurando entre dientes sacó el teléfono, Kagami se volteó un poco y lo miró mientras contestaba.
-¿Si?...... ¿Qué? ¿Ahora?...Tch, no estoy en casa Satsuki, con toda esa magia de la recolección que tienes deberías saber cuándo no llamar…-se sonrojó un poco- ¿Y qué si estoy con Kagami?
El otro chico se sonrojó y bajó la mirada, Aomine aún lo rodeaba con un brazo, se zafó lentamente de él y se agachó a tomar el control de la televisión y la apagó. Pensó en recoger (y calmarse mental y físicamente) mientras Aomine hablaba por teléfono, por como oía las cosas tal vez tendría que irse. Estaba un poco desilusionado, claro que lo había alegrado haber visto a Aomine ese día porque en verdad creía que lo vería hasta el día siguiente, pero aunque se sentía un poco triste podía entender que Aomine tuviera algo que hacer. Momoi no hablaría a esas horas de la noche sólo porque sí. Se enderezó con los platos en las manos y se dirigió a la cocina para lavarlos. Apenas puso los platos recién lavados y secos en su lugar sintió como Aomine lo abrazaba con fuerza desde atrás, escondiendo su rostro en su hombro.
-¡Uuuuugh! ¡En verdad quería quedarme! ¡Maldición! Y el ambiente se estaba poniendo tan bueno…
Kagami se sonrojó y volteó un poco
-No puedes remediarlo, ¿no? Deberías ir antes de que Momoi se enoje
-Que se enoje, no quiero ir
-No seas un niño, ¿qué tienen que hacer?
-Terminar el proyecto…estábamos en su casa y cuando ella salió por comida fue cuando me dieron ganas de verte y me fui…
-…………¡! ¡I-idiota!
Kagami se separó bruscamente y comenzó a empujar a Aomine hacia la puerta
-¿Heeeh? ¿Qué tiene de malo?
-¡Que estabas haciendo algo importante! ¡Seguro ni siquiera le avisaste! ¡Ve antes de que me enfade y-
-¡¿Hah?! ¡Pero vine a verte! Por qué-
-¡Que te vayas! -se sonrojó- ¡Si no, no te abriré cuando regreses!
Aomine se sorprendió, vio a Kagami mirándolo “molesto” y extendiéndole su chamarra. No esperó más para pensarlo, tomó su chamarra y besó a Kagami.
-¡No tardaré nada! ¡No vayas a dormirte! ¡Espérame, ¿está bien?! ¡Te llamaré cuando venga hacia acá!
Kagami se quedó viendo como Aomine corría hacia las escaleras y desaparecía, suspiró un poco después de dejar de oír los pasos apresurados de Aomine. Entró al apartamento y cerró la puerta. Se sentó en el sofá y alzó la cabeza pensando que no le importaría que Aomine fuera empalagoso, no le importaría pero sólo con él. Podía llamarle y mandarle mensajes y abrazarlo cuando quisiera, pero si en algún momento llegara a distanciarse entonces eso si podría ponerlo ansioso. Se sobresaltó un poco al escuchar su celular, volteó y lo tomó de la pequeña mesa que había al lado del sillón, vio confundido que era un mensaje de Aomine. Abrió el celular y lo leyó.
“Kagami, ¡ya te extraño! ¡Extráñame tú también! ¡Espérame despierto! ¡No me olvides! XOXOXOXO”
-…
Kagami cerró el celular bruscamente poniéndolo a su lado, agachando la mirada ruborizándose y arrepintiéndose de lo que había pensado. En verdad no podía imaginar cómo Aomine había escrito eso sin morir de la vergüenza…porque él sí. No debería haberle dicho lo que había escuchado, ahora esto duraría bastante tiempo…aunque en realidad más que molestarlo le daba vergüenza ajena. Durante los 4 meses que llevaban juntos había descubierto que Aomine era capaz de hacer cosas muy vergonzosas y no morir al hacerlas.
-……
Era cierto, Aomine solía hacer cosas que lo hacían avergonzarse y tratar de huir para que las personas dejaran de mirarlos, una vez había llegado de la nada con un perro enorme de peluche a Seirin, aún ahora no sabía si lo había hecho para espantarlo o para hacerse el romántico, pero en ese momento la vergüenza pudo más que el miedo cuando Aomine entró al salón con esa cosa gritando que buscaba a Kagami Taiga, con lo cual el pelirrojo terminó ruborizado y no tardó en huir por la puerta de atrás del salón…y Aomine lo siguió corriendo con el enorme peluche diciéndole que lo había comprado para celebrar su día 56 juntos (¿?). O cuando salían con los amigos Aomine lo abrazaba al ir caminando y si en algún restaurante no le tocaba sentarse junto a Kagami hacía todo un drama para que le dejaran el lugar. Cosas así solían suceder cuando estaba con Aomine, claro, todo lo hacía muy a su manera.
-¡!
Kagami se ruborizó cubriéndose un poco la boca, pensando en todas esas situaciones que solían pasar a menudo. De un momento a otro lo había golpeado la verdad, en realidad Aomine sí era un empalagoso de lo peor, quizás él ni siquiera lo sabía pero ahora parecía claro. Aun cuando horas antes había pensado que él podría notarlo si Aomine fuera empalagoso ahora se daba cuenta de que no era así. Se quedó pensativo por un momento, había vivido 4 meses con Aomine pegándosele cada que podía, los mensajes parecían ser una situación más calmada pero no podía entender como no lo había visto.
-…
Volteó a ver ligeramente el teléfono, un mensaje de Aomine lo alegraba en un día en el que se sintiera mal, verlo era simplemente…una emoción total. En ese tiempo que llevaban juntos esos sentimientos no habían cambiado, y ninguno de sus amigos había preguntado nada acerca de que las cosas que hiciera Aomine molestaran a Kagami…pero eso era quizás porque en realidad ambos estaban bien con eso…Quizás no había una cosa que se pudiera llamar “ser empalagoso” (como sinónimo de fastidioso) si las personas involucradas no lo veían como una molestia o como algo que debería de detenerse porque alguien más lo veía así…sus amigos no decían nada porque probablemente veían que a Kagami, aunque le avergonzara, no le molestaba que Aomine hiciera esas cosas. Recordaba que una vez, cuando no llevaba más de 2 semanas con Aomine, Kuroko le había dicho que se había sorprendido que el chico fuera tan abierto con su relación…ahora sabía a lo que se refería.
Volteó a ver el reloj, pasaban de las 10. Por más rápido que Aomine terminara el proyecto no llegaría antes de las 11:30…o incluso las 12. Suspiró y segundos después volvió a sentir sus mejillas sonrojándose.
-…-se dejó caer de lado en el sofá con sus mejillas ruborizadas- Creo…que no es sólo Aomine…
Acababa de darse cuenta de que no suspiraba porque pensara que no había sido buena idea decirle a Aomine que podía regresar, sino que había pensado que esa siguiente hora que seguramente estaría sólo iba a pasar muy lento y que no podía esperar el momento en el que Aomine regresara.
Escondió su rostro en el sofá, estaba bien…no importaba si a otras personas estar en esa situación les molestaba, mientras ellos estuvieran bien con eso no importaba que tan empalagosos o “fastidiosos” fueran, después de todo era su relación y su manera de mostrar sus sentimientos, sólo de ellos y de nadie más.