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Descubierto por SumTheHeaven

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Notas del capitulo:

¡Hola!>u< Por fin terminé este capítulo:3

Pues bueno, debo decir que al principio me ha costado, estando en el liceo es muy poco mi tiempo D: Ya acabaron mis vacaciones así que... ¡En fin! Ya lo traje, trataré de subir un poco más regular, pero muchas gracias por seguir^^ Y perdón por el retraso D':! 

Gracias uwu, y aquí el sexto capítulo de ¡Descubierto!

 

Capítulo 6: {Mejor dormida, bella dama.}

 

La aguja se enterró en su cuello, con los segundos corriendo dándole un insoportable sueño y cansancio. Observó por última vez la sonrisa en el rostro de Shinichi, sin poder encontrar una respuesta que la dejase satisfecha. ¿Porqué lo hizo? ¿Qué tenía que ocultarme?

— Perdón, Ran. Tú no te involucrarás en esto.—el detective le susurró, sosteniendo su cuerpo que apartó, colocándolo por detrás de las puertas, bien escondida y en la mejor posición posible.

Salió de su escondite, la capucha aún puesta y la fortuna de los aparatos de Agasa adaptados acompañándolo. Caminaba con lentitud, cómo si no le importase la presencia de quién quiera que estuviera allí. Las armas que apuntaban a Kaito le decían que de ninguna forma el ladrón saldría impune, y él no se quedaría a esperar que Kaito cayese para ir a socorrerlo. Estaban metidos en esto juntos.

Snake miró con sorpresa al muchacho que estaba ahora tras de ellos, con una sonrisa ladina que había dejado helado al ladrón. ¿Por qué Shinichi venía a irrumpir ahora? ¡Si algo le pasaba nunca se lo perdonaría! Podía esperárselo. Sabía desde el primer instante que Shinichi no podría quedarse de brazos cruzados, pero era una locura salir solo con aparatos cuándo estos tipos portaban armas.

— Lo siento,—la voz de Shinichi resonó con sarcasmo— Pero no podía dejar que utilizaran mi identidad sin mi consentimiento.

— ¿Kudou?—Snake lució contrariado. Él pensaba que ese detective no iba a aparecer, no, pensaba que de hecho estaba muerto. Esa era la información que había recibido de su jefe, Kudou Shinichi no podía estar con vida.

— ¡El mismo y el original!—Shinichi sonrió altivo, dejando caer el balón a sus pies. Su sonrisa a ojos de Kaito parecía incluso retorcida.

— Ha,—Snake recuperó la compostura, apuntándole con el arma— No me eres problema, acabaré contigo y con el ladrón, pensarán que se han matado y saldremos libre de esto.

— Tsk.—Kaito chasqueó la lengua— Se te olvida con quién estás tratando, Snake.—su sonrisa extendiéndose por su cara, sus ojos violáceos ocultos bajo la sombra del mismo sombrero, dándole un aspecto macabro.

— ¡Cállate! Dame la joya, KID.—ordenó Snake, ya cansado de la situación y burlas recibidas.

Shinichi dejó su cabeza caer casi al completo a su hombro izquierdo, mirándolo mientras reía. Esto no debía pasar de aquí y el tiempo se agotaba, la anestesia dejaría de hacer efecto en Ran. El balón que antes estaba en el suelo dio en el rostro de Snake después de la certera patada de Shinichi, dejándolo inconsciente. No iba a retrasar más esto, no tenía tiempo.

¡Meitantei-san!—el ladrón gritó, sin habérselo esperado.

El detective asintió en respuesta, dándole a entender al ladrón lo que solo ellos podían saber. El siguiente en caer fue el que había tomado la identidad de Shinichi y finalmente el otro, que no parecía demasiado interesante.

— ¿No podías esperar, Tantei-kun?—Kaitou rió, mientras sus zapatos adelantaban hasta él, cargando las joyas gemelas.

— ¡Cl-claro que no!—respondió con un tenue sonrojo, retrocediendo instintivamente. Se le había olvidado que Ran ya podría haber despertado.

— Podía hacerlo solo, ya sabes.—le recordó—No debiste haberte arriesgado.

— Podías hacerlo tú solo con tres armas apuntándote. No seas tan orgulloso, no pretendía dejarte solo igual.—Shinichi suspiró, dejando su cabeza caer contra el pecho del ladrón.

— Gracias,—Kaito rodeó al detective con sus brazos, estrujándolo contra él. Quería abrazarlo y no soltarle, por un momento pensó que Shinichi saldría mal de todo esto. Le tomó del mentón, mirando aquel rostro que recibía la luz de la Luna llena, y solo podía pensar en que esta joya relucía mucho más que alguna otra, estando a la luz de la luna o no. El detective estaba sonrojado por aquella cercanía, y esa concentración de Kaito en él. Acabó la distancia entre ellos, dejando que sus labios se rozaron con suavidad aumentando la intensidad.

Era incómodo para Shinichi.

— Kai-kaito...—el detective rogó atención— Es-están des-desmayados... N-no.

— No pueden vernos, Shinichi, déjame tenerte.

Hubiese respondido, pero Kaito acalló su boca con un beso intenso, atrapando sus muñecas para dejarlas contra la pared. Estaba desesperado, no podía evitar querer tenerlo en una situación como esta.

— Kai-kai...—suspiró con dificultad, inclinando un poco su cabeza al Kaito haberse enterrado en su cuello.

Mierda. 

— ¡Shinichi!—una voz chillona, de mujer llamó tras de ellos, alarmándolos.

Ambos conocían bien esa voz, sin embargo el ladrón solo chasqueó la lengua, molesto. ¿Por qué esta chica debía interrumpirlos? 

— R-ran...—Shinichi lucía pálido, mientras alejaba con suavidad a Kaito de él.

— ¡Explícamelo! ¡Tú también, estúpido ladrón atrevido!—Ran acercó hacía ambos, con paso decidido— ¡Me dirás porque tanto a Conan como a Shinichi los tienes así! ¡Dímelo ahora!

En ese instante, Kaitou Kid jamás había sentido más miedo. La chica había dado en un punto clave en las que las mentiras terminan y salen a la luz, dos verdades que eran mejor ocultas. Se paralizó, mostrándole a Shinichi su aspecto pálido, intentando idear cualquier cosa convincente para la chica. Esto era peor que enfrentar a Snake, y eso que éstos estaban desmayados en el suelo. Más bien incluso cómo Kuroba temblaba ante Ran, lo habían dejado sin palabras, sin saber cómo contestarle. ¿Qué debía decir? Había sabido incluso lo de Conan, todo por un estúpido error de información que había tenido.

— ¡Habla, KID!—Ran aseveró, mientras su cercanía progresaba hasta ellos, arrebatándole literalmente a Shinichi de las manos.— Quiero saber porque este estúpido detective se deja besarse por ti, y porque has hecho lo mismo con Conan en tu anterior robo. ¡Dilo, o no dudaré en encontrarte y mandarte a Nakamori-san!

Tragó grueso. Demasiado tarde, ya no podía huir de esta situación. Quizá y aunque huyera, la chica no sabía su identidad pero no dudaba de su capacidad para encontrarlo. Era inteligente, y muy ruda. ¿Qué iba a decir? ¡No solo era su secreto, si no también el de Shinichi! No podía abrir la boca nada más, decírselo todo sin haberlo hablado antes con el detective. No se le ocurrió mejor idea que dejar que el gas somnífero liberase desde él y asegurarse no de aspirar, asegurándole lo mismo a Shinichi, Ran en cambio cayó por segunda vez a brazos de Morfeo, aunque en esta ocasión no lo quisiera ni mínimamente.

-.-.-.-.-.-

Una tenue sonrisa se cruzó en sus labios. Jamás la había visto, solo ahora podía descubrir la hermosura de ésta, esa curva casi perfecta y sensual que apreciaba. Ahora se daba cuenta del problema. No era que el chico apareciese en sus robos, inconscientemente él lo provocaba, insinuándolo, dando espectáculos seguidos, pero... ¿Cómo? ¿Desde cuándo sentía cosas tan fuertes por el detective? ¡¿Y porqué?! No podía, en el mundo de la ley eran naturales enemigos, y él tenía una misión que quería completar antes de abandonar su trabajo nocturno. Le resultaba extraño, casi desesperante sentirse con la necesidad de estar en compañía de él, incluso pensándole. 

Estaba llegando al límite con la locura, y no quería pasar esa barrera, pues significaría que su extravagancia le llevaría a un peligro de cárcel seguro. Quizá habían hablado más que como enemigos esa vez, incluso parecían dos viejos amigos contándose anécdotas tristes, pero que merecían la atención, reconfortándose el uno al otro y dándose apoyo, pero había sido únicamente esa vez. Solo deseaba esos labios una vez más, besándolo, correspondiéndole, cómo aquel día, en el que robó su primer beso.

 

— ¡KAITO!—Shinichi le despertó de su ensoñación. Después de semejante idiotez cometida había dejado que el gas somnífero también llegase a él. ¡Pésima decisión, pues, se había puesto a delirar con los labios del detective!— ¡Despierta de una vez, idiota, y dime que pretendes con esto!—Kudou apuntó el cuerpo de Ran, que estaba acomodada en el suelo. Los policías abajo comenzaban a retirarse, pues al parecer KID había huido con la joya. 

— Uh,—se retorció, apresurándose a levantar.— ¡No sabía que hacer, Shin-chan! ¿Qué podía decirle? ¡Sería contar dos secretos, no solo el mío y lo sabes!

El detective suspiró, cruzándose de brazos. No le convencía la excusa barata, sin embargo al menos tenía minutos más para decidir que harían. Contar lo debían decir a Ran no iba a ser fácil, serían muchas mentiras reveladas solo por una falta de discreción. 

— No lo sé aún, sinceramente.—Shinichi se dejó vencer por el cansancio, sintiendo sus músculos caídos, casi sin fuerza— ¿Qué le diré? ¿Qué soy Conan? ¿Qué le he mentido durante más de un año ocultándole mi identidad? La hice sufrir, Kaito, lo sabes también. Buscó refugio en otra persona, me sacará en cara el no haberle dicho que estaba ahí.

Eso había dolido. El ladrón se había sentido dolido con esas palabras del detective, lo sabía, pero de haberle dicho antes lo de Conan, ahora mismo no estarían ambos ahí— Yo...—no supo que decirle. Igualmente eran mejores amigos, pero con esas palabras podía excluirlo de su vida con facilidad. No le había sentado bien.— Perdón, Shinichi. No lo pensé así.—suspiró, también, dejando que sus manos cayesen al costado de su cuerpo, ahora solo quería hablar, no estaba preocupándose por lucir— Sé que es una mentira muy grande, yo no la conozco demasiado, mi identidad es algo mínimo.—Shinichi pudo escuchar el sarcasmo en lo último dicho— Si quieres puedo decirle que me he metido tanto contigo cómo con Conan, solo necesitaré que no me acuse con Nakamori. Así no estarás en riesgo.

Se decían palabras amables, Kaito ofreciéndose para salvarle el cuello a Shinichi, pero a su vez parecía que se lanzaban golpes bajos, cómo directo al orgullo. Kaito había dicho en su mayoría con mucha sinceridad todo, pero la idea involucraba a su vez asumir que Shinichi se salvaría así mismo, sin importarle el cariño de Kaito. Como traicionar la confianza del otro.

— Kaito, no quería decir eso.—Shinichi se retractó, percatando inmediatamente el problema. Había dañado al ladrón con sus palabras. Decir a Ran que era Conan hubiese significado la inexistencia de su relación— Sabes qué-

— Déjalo así.—el ladrón pidió, arrodillándose ante Ran.—Le diré quién soy, que solo jugué con ambos, no te culpará a ti, me odiará a mi. ¿Está bien? 

Una irremediable tristeza había invadido al detective. Jamás había herido a Kaito, no sabía cómo tratarle ni cómo solucionarlo. Básicamente porque el mago jamás se rendía y solía sonreír aún cuando era maltratado, sabía a la perfección que debía estar muy dolido para rendirse. Quería responderle, hacerlo recordar lo que siempre iba a tener que estar presente. Estaban juntos, no dejaría que el ladrón asumiese todo, salvándolo a él.

— Está despertando.—Kaito anunció. A Shinichi se la había hecho demasiado tarde para responder y simplemente lo había dejado herido.

— ¡Ki-KID!—la voz de Ran se hizo presente, retrocediendo, mientras veía al ladrón con duda.

— Discúlpeme, señorita.—Kaito le sonrió a modo de disculpa— Me he colocado nervioso, pero le daré su explicación.—Ran esta vez pensó seguía durmiendo, sin embargo Shinichi le hacía despertar de aquella ilusión— Perdone ser un desconsiderado, he sido yo quién a jugado con ambos Meitantei y usted está en todo el derecho de odiarme, Mouri.

Ran se levantó, propinándole una patada en el mismo momento. Le había hecho hervir la sangre, así que Ran seguía sin cesar sus golpes al ladrón quién solo recibía una cantidad de puñetazos y patadas increíbles hacía él. Incluso hilos de sangre podían escaparse de su boca, Ran lo había herido. La chica se detuvo justo antes de que su pie diera contra el rostro del ladrón, pues éste ni siquiera había parpadeado, es cómo si simplemente esperara el golpe, y aquello no podía doler más a Shinichi, viéndolo ser herido sin tener capacidad para responder o hablar, se había quedado en una parálisis temporal.

— ¿Porqué...?—Ran cuestionó, dudosa. Si le hubiese gustado el juego posiblemente Kaito habría esquivado sus golpes.

El ladrón ladeó una sonrisa antes de lanzarse hacía el cielo, como siempre, habiendo dejado la joya. Sabía que Shinichi podía encargarse de Snake y su grupo, no necesitaba que estuviese con él para poder hacer ese trabajo, de hecho... Shinichi no necesitaba de Kaito en nada.

La chica volteó hacía el detective, que lucía desorbitado. Quiso acercarse para consolarle, aún con la idea de que solo había sido utilizado por el ladrón, pero Shinichi le rechazó, apartado su mano. Kaito le había dejado. Así, sin más, sin esperar respuesta había hecho todo por sí solo para después dejarle. 

— ¿Shinichi?—Ran preguntó, mirándolo. El detective parecía afectado, como entre la desesperación y la tristeza.

— No es nada, vamos.—

-.-.-.-.-.-

Dos días después aún no podía contactar con Kaito. Jii no le había dado ninguna información, al parecer el ladrón simplemente se había encerrado, sin hacer planes. Aún el antídoto no acababa, Ran venía a verle, quizá preocupa por el supuesto afectado de lo que el ladrón había hecho con él e igualmente siempre que intentaba sacar algo del detective, éste esquivaba lo que fuese a decirle. 

Quizá todo lo que había pasado, pasaba por una razón. De no haber sido Conan, su interés por el ladrón jamás habría crecido, sus palabras inconscientemente habían herido al ladrón, siendo que éste aseguraba siempre quererle.

Se sentía estúpido.

El día parecía acompañarle. Solo eran las cuatro de la tarde, pero las nubes grises cernían el cielo. Desde su habitación todo parecía oscuro, con un ambiente melancólico. Quería disculparse, pero le avergonzaba siquiera ir a Ekoda para buscarle. El antídoto terminaría mañana, él se había encargado de que el robo de KID no pasaba los límites, entregó la joya, se encargó de Snake y compañía, siéndole de ayuda el FBI. 

— Kaito,...—murmuró para si, dejando que su cara diese contra la almohada. 

Ran vendría para la cena, pero... Se sentía cansado de la mentira. Kaito había mentido por él, mientras que solo había permitido que todo pasara frente a él. Estaba decidido, le diría a Ran cuál era la verdad y el porqué de las misteriosas cosas de Conan y él.

-.-.-.-.-.-

Aquella tarde, después de recibirla, Shinichi no le permitió comenzar a hacer la comida, si no que la guió al salón. Esta vez quería decirle todo lo que le aprisionaba, todo lo que había herido a Kaito y quién era éste. No pensaba mentirle más a Ran, si de verdad era su amiga, tendría que entender, así como secretamente él entendió ella se fuese con Eisuke. La observó, mientras la chica cambiaba su expresión a medida que él recitaba aquella historia que parecía trágica. Había dicho todo lo que debía decir, pero a quién debía odiar Ran no era a KID, si no a él.

La muchacha, una vez él hubo terminado, se colocó de pie, le miró con ojos llorosos y abandonó la mansión en medio de lágrimas desesperadas. 

— Los hice sufrir...—

Notas finales:

¿Les ha gustado? Si es así digánmelo por favor u///u, quiero saber que piensan, ya que si no siento estar escribiendo mal. u-u, igualmente, muchas gracias por leer:3

¡Hasta luego!


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