Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Descubierto por SumTheHeaven

[Reviews - 40]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hello!

¿Cómo están? ¡Me alegra anunciar que por fin llega el noveno capítulo!><, pues nada, espero que lo disfruten y les dejo leer 7u7.

 

 

Capítulo 9; {Despejarse}

 

El pequeño no alcanzó a responder, pues el peso de su cuerpo le hacía presa, pero no le diría que no a Kaito. Finalmente, solo se quedó dormido en conjunto al ladrón, que necesitaba descansar después de estos días en los que había vivido en agobio, lleno de preocupaciones. 

 

A la mañana siguiente, el Sol les despertó, ambos viéndose obligados a abrir los ojos a causa de la molesta luz filtrada por la ventana. El pequeño miró por encima de él, encontrándose con los ojos violáceos del ladrón clavados en él. Sonrió al verle, alejándose un poco para poder subir su rostro hasta el de Kaito, con la intención de verle de cerca, como tanto le encantaba hacer. Se miraron en absoluto silencio, desconocidos de todo. No notaban el pasar del tiempo, no querían hacerlo, pretendían ignorar todo por un momento y volver a ser aquellos que enfrentaron tanto para acabar juntos. Un camino que debieron recorrer difícilmente, lleno de dificultades y cosas que le animaban a rendirse. 

—Es un buen día hoy—reconoció Shinichi, dejándose hacer por los grandes brazos en comparación de Kaito que le apresaban.

—Está fresco—acotó el otro, sus cabellos revueltos enterrándose en el pequeño cuerpo del menor. 

Shinichi soltó un pequeño jadeo. Esto le incomodaba, su cuerpo dolía enormemente, más por el hecho de la cansina transformación que le había vuelto un niño, pero si aquello le agotaba a tales niveles, no podría fingir que se sentía bien si estaba decidido a tomar el antídoto definitivo.

—¿Todavía te duele?—cuestionó el ladrón, sabiendo del mártir de su detective. Había bastado con verle aquel día para descubrir que no podría salvarse con tanta facilidad del dolor extremo que le estaba causando. Afortunadamente, ese dolor no llegaba a puntos agonizantes. 

El rostro del más pequeño le miró con sorpresa, pero luego suspiró. No podía engañar fácilmente los ojos de un experto en trucos como Kaito—Sí, todavía duele—afirmó encogiéndose sobre sí mismo, acurrucándose contra el pecho de su ídolo más grande.

—¿Deseas que te traiga algo?—el ladrón ofreció, colocándose de pie con tal de cumplir con cualquier petición del pequeño.

—Deseo que estés conmigo—soltó con timidez, cubriendo su rostro entre las sábanas. Kaito rió complacido, volviéndose a la dichosa para recostarse liviano sobre el cuerpo de Shinichi. 

—Entonces, vamos—susurró débilmente al oído del menor, que se estremeció con la respiración cercana de éste—Quiero que hoy disfrutemos tú y yo—aseguró el mayor, relamiéndose los labios entre tanto. Recibió del otro una afirmación cansina, ambos levantándose luego.

Al poco rato, Kaito se halló a Conan con la mirada perdida sobre el cajón de vestir. El superior lleno de la ropa de Kudou Shinichi, mientras un par de prendas regadas encima de la cama, que se adaptaban a su forma miniatura. Su mirada se aflojó sobre el pequeño, llenado por el mínimo de tristeza que el pequeño debía sentir. Él mismo ni siquiera soportaría la idea, pero Shinichi estaba obligado a vivirla. 

Sintió el deseo de pedirle ser Kudou, su detective adolescente, pero asimiló con rapidez que de hacerlo, le dolería más a su pequeño amor que así mismo con su gran ansia. Sonrió, acercándose al menor para tomarle entre sus brazos y tomándole desprevenido, dejarse caer ambos sobre la cama. Kaito sonrió alegre, volviéndose al pequeño cuerpo que no dejaba de quejarse. 

— Con cualquier apariencia física,—el ladrón empezó lentamente, cuidando sus palabras, sus labios llegando a la altura del oído del más pequeño—Seguirás siendo mi adorable Shinichi, ¿está claro?—declaró suavemente, lamiendo el lóbulo del oído del menor, que gimió bajito por el contacto, asintiendo a la afirmación del mayor.

Se vistió rápidamente con la mirada de su novio sobre él, incomodándole. Le miró con regaño y señaló la salida repetidas veces, con la clara intención de echarle, pero no consiguió más que sonrisas divertidas y acercamientos indecentes de parte de su ladrón. Fuese ya salido de sus planes, en verdad terminaron por salir más tarde de lo previsto, Kaito habiéndose organizado para visitar un café y recorrer una plaza lejos del ajetreo de la ruidosa cuidad. 

Su idea era hacer el día simplemente placentero y relajante, que ayudara a su pequeño a descansar del terrible dolor que había pasado hace no mucho. Y aún a su pesar, seguía rondando en su mente la propuesta hecha a Shiho ¿cómo haría para encontrar una solución más viable y menos peligro a que Shinichi tomase el antídoto? Sabía que debía decírselo, el pequeño estaba en su derecho de saberlo, pero no quería arriesgarse, no quería acabar mal, no quería tener nuevamente ese miedo a perderlo.

— ¿Kaito?—el pequeño preguntó, al verle tan distraído, mientras ambos caminaban.

Kaito le miró en respuesta, encontrándose con la dulzura de escena con su novio entre aquellos árboles, con su pequeña e inocente figura resaltándose aún más.

— ¿Qué sucede?—fue su respuesta, acercándose al menor para acompañarle sobre el césped.

— ¡Estas distraído!—se quejó refunfuñando el menor, quién después solo suspiró. Era normal para el ladrón caer en sus locas ideas, por mucho que eso Shinichi no lo entendiese.

Se recostaron al pie del árbol, donde la sombra les llegó a toda hora que permanecieron allí. Hablando, durmiendo, descansando, se tomar con la mayor relajación posible su pequeño periodo de paz absoluta. Kaito se mantenía viéndolo, sumergiéndose en sus ideas, estaba decidido a hablar con Shiho y preguntarle por más soluciones, pues si no, obligándose a mantener su promesa, no ocultaría el hecho del antídoto a su pequeño, por más que lo prefiriese como Conan si así no corría más riesgos. 

— ¿Estás bien?—nuevamente, el más pequeño abrió los ojos cuestionándole—Pareces preocupado—sentenció, dejando a un lado los lentes, acercándose más al cuerpo del ladrón, con la intención de recibir la verdad de parte del mayor.

— Sí, sí, solo pensaba—respondió despreocupado, sus violáceos ojos dirigiéndose a él—¿Qué sería de mi sin ti?—preguntó para sí mismo, dejándose oír por Shinichi, quien no pudo evitar el sonrojo subiendo a sus mejillas.

— Estarías en la cárcel—rió el pequeño, causando un gruñido de parte del ladrón quién se levantó solo con la intención de regañarle. ¡¿Quién se creía?! ¡Nadie podía atrapar al gran Kaitou Kid!

— ¡Ven aquí, cobarde!—gritó, persiguiéndole—¡Ya sabes que nadie sería capaz de atraparme! ¡El único que puede hacerlo eres tú!—soltó sin pensarlo, a lo que Conan se echó a reír, más por su evidente dominio en el ladrón.

— ¿Con qué soy el único que podría?—se enorgulleció, siendo finalmente atrapado por el mago quién rió en compañía de él—Vamos, ¿así que no puedes escapar de mí?

— ¡¿Qué no recuerdas cuánto he sufrido en mis atracos por escapar de ti?! ¡Has acabado siempre con mis planes principales, obligándome a improvisar!—dejó caer el ladrón, cansino. 

Ambos acabaron riendo, embargados por la diversión que les causaba recordar aquellas fechas. ¿Cuánto había pasado desde ellas? Era nostálgico en aquellos momentos, cuando el ladrón siempre huía de su Tantei más peligroso y ahora aquí, más familiares que nunca.

 

Al caer el atardecer, volvieron en un cómodo silencio a la mansión, Conan ya agotado por su día de paseos, cayendo casi en el sueño, mientras Kaito desprendía siempre más alegría de lo normal. Recordándose así mismo que se proponía ir donde Shiho, miraba con la mayor de las preocupaciones también a su pequeño. Si algo le pasara, no sabría qué hacer, era por ello que caía en esto de mentirle nuevamente, aunque fuese por su bien. Tuvo que cargarle el resto del camino, puesto su cansancio había acabado por dormirle, pero aprovechaba por dejar su sonrisa para pensar con claridad el tema.

Le arropó llegando a la mansión, recostándole en la cama y cobijándole. Mientras él fue en busca de café y cosas para comer, hubiese compartido de ello con Shinichi, pero estaba se hallaba durmiendo. Sabía que, aunque ahora tuviese la apariencia de un niño, Shinichi siempre había sido más maduro que él, y que no debía reservarse este derecho de tomar una decisión que le concernía solamente a él.

Su móvil sonó repetidas veces, y acabó por contestar pese a no desear hacerlo. ¿Cómo debería hablar con esta mujer, que la interrumpía en el peor momento? Suspiró, escuchando, aún apenas contestando, un grito de parte de la otra línea, que le reclamaba por el infinito tiempo de espera.

— ¡Kai-chan, eres mala gente!—reclamó Chikage, con su tono de enfado tan meloso como siempre. Su hijo suspiró, ¿cómo es que su madre fue la famosa Phatom Lady?—¿Por qué no contestar rápido? ¡Mira que hacerme esperar!

— Sí, sí, mamá—este dijo, haciéndola callar—¿qué es lo que pasa? ¿Por qué me llamas?—cuestionó, sobándose la cien solo con la intención de mantener la calma ante la infantil actitud de su madre. 

— ¿Cómo está Shinichi-kun?—cuestionó la mujer, con cierto tono de seriedad que el ladrón inmediato tomó por extraño—Hace días hablé con Yukiko, me dijo algunas cosas ¿cómo está él?—volvió a preguntar la mujer, preocupada.

— Sigue con dolor, pero está bien—respondió el mayor, con suavidad.

— Yusaku me comentó que su situación actual es peligrosa, ellos desean esconderlos hasta que Miyano-san encuentre una solución. Yukiko leyó la noticias de hace días, el supuesto encuentro entre Kudou y Kid, como él apareció en escena, Yukiko está preocupada por los que le persiguen, así que desea traerlo a New York, lo siento, Kai-chan—hizo recuento la madre, con un último de voz en un hilo, lamentando por su hijo. Sería difícil si Kaito no quería dejar su actividad el que estuviesen juntos.

Kaito sintió un pinchazo, sabiéndole el gusto a nada de solo imaginarse el que se llevaran a Shinichi a Estados Unidos, mientras él estaría obligado a quedarse aquí.

— Aunque así sea, supongo que será para su bien—simplemente comentó, tratando de sonar lo más neutral posible. Chikage igualmente sabía que a su hijo esa noticia no le hacía ni mucho menos feliz, pero sería más cruel de su parte dejar que Yukiko y Yusaku llegasen en dos días más como deseaban solo a llevarse a su pequeño.

— Vamos cariño, le extrañarás—su madre sonrió diciéndole, aumentando un sonrojo mudo de parte de Kaito, aprovechando el momento la mayor para colgar el celular del otro lado, la línea sonó avisándole, mientras él se quedó en pleno silencio.

Antes de que él se fuera, tenía que hablar con Shiho y decirle a Shinichi del antídoto.

 

Notas finales:

Pues nada, espero que les haya gustado y sin más que decir, aparte de tener que irme por ahora para prepararles más sorpresitas KaiShin, ¡no hay más que anunciar!

¡Nos estamos viendo! Mi cariño para ustedes♥


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).