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Amor sin palabras por Wolfy_chan

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Disclaimer: Los personajes de Full Metal Alchemist le pertenecen a sus respectivos creadores, yo solo los utilizo con fines de entretenimiento, nada lucrativo.

Notas: este es un fic AU (Universo Alterno), por lo que no tiene que ver con la serie. Esta historia está basada en una fábula rusa titulada “La hija del bosque”, y esta le pertenece a su respectivo autor. Los personajes en esta historia van a ser algo OOC, para la conveniencia de la trama.

“Amor sin palabras”
Por Wolfy-chan

El Führer estaba preocupado. Desde que se habían celebrado las bodas de sus hijos, Roy se dejaba ver muy poco por el palacio o por el pueblo. Normalmente, Roy salía muchas veces, ya sea simplemente por un trago en el bar o para ir a conquistar mujeres. No era que el Führer esperara que Roy hiciera lo mismo, considerando que ahora estaba casado, pero al menos esperaba que Roy saliera varias veces, ya fuera solo o con su esposo.

Mientras sus hermanos convivían con los habitantes del palacio y salían frecuentemente, Roy se mantenía preferentemente alejado, incluso había llegado a subir su cena a su habitación junto con la del rubio, que desde la boda salía muy pocas veces.

No era que Roy se avergonzara de que lo vieran con su esposo, al contrario; él estaba orgulloso de él e incluso deseaba poder presentarlo muy seguido. Sin embargo, la primera vez que había estado con las personas nobles del reino después de la boda, todas la personas habían mirado a su chico con desprecio, como si éste fuera un bicho insignificante. El rubio a simple vista, lucía como si esto le fuera indiferente; pero si uno lo observaba con atención, podía ver que sus ojos brillaban por las lágrimas reprimidas y se quedaba inusualmente quieto, cuando normalmente se la pasaba mirando con curiosidad sus alrededores.

El ver a su pequeño de esa manera le dolía enormemente a Roy, por lo que prefería mantenerlo lejos de otras personas y ahorrarle el sufrimiento al chico, y lo acompañaba para que no se sintiera solo. …l quería que su pequeño fuera el mismo muchacho inquieto y entusiasta de siempre, no uno apagado y quieto.

El Führer empezaba a arrepentirse de el método que había elegido para casar a sus hijos, ya que por esto, su hijo menor se había casado con alguien que, si bien no era una mala persona y en sí le agradaba, todos los demás nobles despreciaban. También se sentía mal por el aislamiento de Roy, siendo cada vez más raro el poder tenerlo cerca por mucho tiempo. Incluso algunos habían osado sugerirle que echara al muchacho del palacio, que con eso todo se arreglaría. Pero el sabía que no era la culpa del chico, si Roy se quedaba aislado con él, era por alguna buena razón, por lo que nunca consideró esa opción.

Algo extraño era que tanto Fury, Glacier y sus otros hijos varias veces comentaban cosas que hacían o hablaban con el esposo de Roy, por lo que era evidente que habían estado con él, pero el no lo había visto desde el día con los nobles. Sin embargo, no tardo mucho en verlo de nuevo.

Un día, cuando estaba trabajando en una de las habitaciones, alcanzó a escuchar la voz de Roy, junto con la de sus hermanos y sus esposos y esposa. Se levantó y abrió un poco la puerta, observándolos sin que ellos lo supieran.

Todos iban hablando a la vez, riendo y bromeando; y el Führer no pudo evitar sorprenderse al ver al rubio junto a ellos. Usaba un traje negro, adornado con hilos plateados y unas botas a la altura de la rodilla, su cabello arreglado en una trenza sujeta por un listón de seda. Sonreía enormemente y sus ojos dorados parecían brillar de alegría. En un momento se detuvieron, riendo a mitad del pasillo, para que después Roy le quitara al rubio un grueso libro que llevaba bajo el brazo y lo alzaba sobre su cabeza. Ellos pronto habían descubierto que el muchacho sabía leer, y que lo hacía en grandes cantidades, devorando grandes libros en poco tiempo. El rubio intentó dar saltos para alcanzar el libro, pero su estatura no lo ayudaba mucho.

-¿Qué sucede? ¿Acaso necesitas una escalera para alcanzarme?-le preguntó Roy, con una sonrisa burlona.

El chico, enfadado, empezó a soltar varios sonidos y gritos para mostrar su enojo, haciendo que Roy riera divertido. Lo abrazó por detrás, apretándolo contra su cuerpo.

-¿Sabes que te vez muy…sensual cuando te enojas?-le preguntó con picardía. El rostro del chico tomo un leve color rosado, pero cruzó los brazos y miró hacia otro lado, haciéndose el ofendido-Oh, vamos, ¿no estarás enfadado o sí?-el rubio sólo soltó un pequeño gruñido de disgusto, aún sin dignarse a mirar a Roy, que lo miró sonriendo maliciosamente-Tú sabes que no puedes estar enojado conmigo por mucho tiempo.

Al terminar de decir esto, se acercó al cuello su rubio esposo y aspiró profundamente el fresco olor a bosque que poseía. Al parecer el pasar tanto tiempo en ese lugar había hecho que ese olor se impregnara en su cuerpo. Después de hacer lo otro, procedió a llenar su cuello de besos, para finalmente lamerlo delicadamente. El rubio gimió quedamente y se relajó, apoyándose en el pecho del pelinegro.

-Se ven muy lindos, pero mejor ya nos vamos, no queremos hacerlos sentir incómodos-la voz de Maes se escuchó, rompiendo el silencio que había. Los aludidos se sonrojaron, pero aún así dieron una ligera inclinación de despedida-Adiós Roy, adiós pequeño, nos veremos luego-después de decir esto, Maes y los demás se fueron.

Cuando Roy y el muchacho se quedaron solos y estaban por irse, una voz burlona se escucho cerca de ellos.

-Vaya, así que el pequeño salvaje decidió salir de su jaula-al voltear, se encontraron frente a frente con John Kimbley. Era un hombre de largo cabello negro, sujeto en una cola de caballo, piel extremadamente pálida y ojos negros que brillaban con maldad y desprecio. …l era uno de los que más atormentaba al rubio, provocándolo siempre que podía-Espero que te hayan educado para obedecer como el animal que eres.

El aludido se tensó al escuchar las palabras de desprecio, a la vez que Roy se ponía frente a él, dispuesto a defenderlo de Kimbley.

-Kimbley, te agradecería que te retiraras de aquí, lo último que necesitamos es a alguien como tú cerca de nosotros-todo esto lo dijo en un tono seco, con una mirada severa en su rostro. Kimbley sólo sonrió de manera burlona.

-Vamos, no me dirás que defiendes a este idiota, deberías echarlo, no sirve ni para dar lástima-ante éste comentario, Roy afiló la mirada, la furia implícita en sus ojos.

-¡¡¡No necesito escucharte, yo amo a mi esposo y sé que no es nada de lo que tú dices!!!-el tono de voz de Roy se había elevado, pero había evitado gritar.

-Creo que entonces me he equivocado. Yo pensaba que el rubio era el más estúpido, pero ahora comprendo que eres tú-esto lo dijo mirando con maldad a Roy.

Lo siguiente que se escucho fue a alguien que se movía con rapidez y a otro que soltaba un sonido ahogado. El muchacho, al escuchar que Kimbley insultaba a Roy, se había acercado a él y lo había golpeado en el estómago con todas sus fuerzas. Kimbley había terminado encorvado, agarrándose el estómago e intentando recuperar el aliento. El rubio aún intentaba echársele encima cuando Roy lo retuvo de la cintura, aún algo sorprendido por lo que éste había hecho. Después de calmarlo, miró a Kimbley con profundo odio, para después decirle:

-No vuelvas a acercarte a nosotros, o te aseguró que está vez dejaré que él se encargue de ti-después de decir esto, se fue junto con su pequeño.

Esto fue observado fijamente por el Führer, que no pudo más que sorprenderse por lo sucedido. Otro día, se encontró con el rubio en el jardín, mirando las flores fijamente. Al notar su presencia, el chico hizo una profunda reverencia, y al elevar la vista, el Führer pudo ver lágrimas silenciosas cayendo de sus ojos. Enternecido, le elevó el rostro y le dijo:

-Estás invitado al baile de mañana. Si tú estás de acuerdo, los dos abriremos el baile-los ojos del rubio se iluminaron y asintió levemente, para luego correr hacia la entrada del palacio. Ahí se encontró con Roy, que lo abrazó con ternura y lo acompañó dentro.

El día del baile, el Führer vio entrar al rubio, cuidadosamente arreglado. Vestía completamente de negro con detalles plateados y una capa roja, con una cinta plateada que sujetaba su cabello en una trenza y botas a la altura de la rodilla. La luz de los candelabros le daban a su cabello y ojos el mismo brillo que los rayos del Sol. El Führer le ofreció su mano con galantería.

-¿Me permitirías esta pieza?-le preguntó, sin estar preparado para lo que pasó después.

-Sería un honor para mí, Führer Bradley-contestó el rubio, con una voz suave pero firme. Todos lo miraron sin poder creerlo. ¡El esposo del joven Roy había hablado! El rubio sólo sonrió al ver las reacciones de todos y volvió a dirigirse al Führer-Mi nombre es Edward Elric, estoy muy contento y agradecido de poder estar aquí en estos momentos.

Continuará…

N/A: Este fic ya se está acercando a su fin, ya sólo falta el próximo capítulo y un epílogo que pienso hacer. Me ha gustado mucho hacer este fic, tenía ganas de hacer algo así desde hace algún tiempo, pero no había podido. De nuevo muchas gracias a los que me dejan reviews, si vieran lo alegre que me pone ver sus mensajes. Espero que disfruten leyendo este capítulo tanto como yo disfruté escribirlo- Wolfy-chan.

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