Toiseach - Inicio
El primer recuerdo que tuvo, fue que estaba solo y hacía mucho frio. No recordaba bien de donde había llegado o haber tenido algún pasado. Buscando encontró una aldea un poco más pequeña de otros lugares a donde había ido, pero en este fue recibido y fue cuidado. Pasaron los años y las personas que él había conocido aproximadamente de su edad morían de vejez, él no era normal. Al darse cuenta de su extraña longevidad, lo repudiaron y fue cazado.
Como un animal tuvo que huir, ya que su cuerpo no le permitía luchar. Era aún el cuerpo de un niño, por más que hubiesen pasado más de 100 años.
La gente se percató que cada vez que ese niño experimentaba un cambio de humor, de igual manera cambiaba el clima. El cielo nunca se despejaba, pero cuando ese niño reía no caía ni una sola gota de lluvia. Los humanos se dieron cuenta que era especial. El reaccionaba con respecto a las tierras, entonces de alguna manera pudo comprenderlo, era una nación. Los humanos también pudieron comprenderlo, pero pensaron que capturándolo era la mejor manera de obtener poder, así que tuvo que volver a huir.
Él vivió en el bosque durante mucho tiempo, acunado bajo la fría sombra de un árbol y las canciones que cantadas por las hadas resonaban en sus oídos. Aquellas criaturas misteriosas que los humanos le temían mucho, pero en realidad eran muy hermosas. Los humanos aseguraban que no podían verlas, pero él claramente las observaba a lo lejos, ellas no se acercaban a él, pero eso no le importaba, mientras que ellas siguieran en el bosque él podría refugiarse, no importaba nada más. De alguna manera instintiva, el comprendió que lo único que debía hacer era sobrevivir.
Pasó el tiempo, pero al igual que pasa un día para un humano para ellos era solamente un suspiro, al igual que pasan los años, para ellos era alrededor de un día, maso menos así es la diferencia del sentir del tiempo entre un país y un humano. Las colonias se hicieron más grandes, grupos de hombres se reunían en su tierra, y el empezó a crecer. Su cuerpo de un niño empezaba a parecerse cada vez a la de un puberto. Los humanos hicieron una tregua con él, dejaron varias ofrendas al pie del bosque, aún era reacio a confiar en aquellos seres traicioneros, pero la voz de uno lo hizo dudar.
“Te necesitamos” fue lo que dijo. “Necesitamos tu presencia”
El en ese tiempo no entendía nada de política, no le importaba que hiciesen los humanos mientras no se metieran con él. Pero la soledad arrecia en el cuerpo como en el corazón y decidió dar una oportunidad.
Fue a así como se empezó a meter en las asambleas de aquellos humanos, decisiones políticas que tomaban unos pocos a favor de los demás. No pasó mucho para que tuviese que hacer un gran viaje, los humanos de su tierra se reunirían junto a otros más en el sur y cuando pasaron cierta parte, sintió un cosquilleo en la nariz, se dio cuenta que en ese mismo punto estaba su límite. No como persona, sino como país, ese lugar delimitaba su frontera. Y esa fue la primera vez cuando vio al que después se llamaría Gales. En ese tiempo ninguno de los dos tenía nombre, pero no les importaba. Gales al igual que él había entendido su existencia hace mucho tiempo pero a diferencia de él recordaba su pasado.
“Eres mi hermano” – le dijo un día. Scott estaba más que sorprendido
“¿Tengo un hermano?”
“No sólo yo, tenemos 2 hermanos más, pero no los he logrado ver.”
“¿Quiénes son nuestros padres?
“No recuerdo a nuestro padre, lo que recuerdo es el suave tacto de mi madre acariciando mi cabello y recuerdo vagamente su nombre”
“BRITANIA”– dijeron al unísono.
De alguna manera aun siendo naciones, aun habiendo experimentado la furia de los hombres, entendieron sus lazos de hermandad. Pronto buscaron a los otros dos hijos de Britania.
“Eran gemelos” – le dijo Gales
Los encontraron, pero a diferencia de ellos, no habían sufrido la caza. Eran venerados como naciones y símbolo de poder. De esta manera pudieron reunirse los cuatro. Los países no tienen sentido de contacto paterno o fraterno, muchos nacen y viven solos durante mucho tiempo, pero cuando te juntas con tu sangre simplemente lo sabes.
Había pasado el tiempo, cada uno había crecido a un ritmo que se podría considerar normal en una nación. Muy lento para un humano, muy rápido para un país. Las personas se organizaban de mejor manera, encontraban formas de vivir, formas de cómo hacer sus casas. De esta manera la economía como el comercio empezaba a crecer.
Ya con el cuerpo de un niño de 10 años, Scott, de vez en cuando paseaba por el bosque, las hadas nunca se le acercaron, pero tampoco nunca le hicieron nada, de alguna manera podía confiar en ellas más de lo que podía confiar en los humanos.
Fue cuando escuchó los rumores. Grupos de humanos se asentaban por el sur, y empezaban a crecer en número cada vez más, soltando ideas de unificar todos los pueblos. Si se unificaran, solo podría sobrevivir uno, entendía de alguna manera que si sucedía esto desaparecerían, sobreviviría uno o renacería un nuevo país. No le dio tanta importancia pero aún así los rumores se acrecentaron con los días y con ellos el rumor del nacimiento de una nueva nación.
“pero eso es imposible” -dijo su hermano- “mamá solo tenía 4 hijos, si esa nación es nueva, no puede ser nuestro hermano” - Los gemelos estuvieron de acuerdo y él también lo pensó así.
Como siempre paseaba por el bosque sin miedo ni limitación, esta vez se había adentrado probablemente kilómetros, cuando escuchó un sollozo. “un niño” se dijo a sí mismo. Intentó retroceder, si había un niño llorando probablemente habría un padre o una madre buscando y lo último que quería era contacto con los humanos, y mucho menos si estos no eran de su tierra. Escuchó el suave cantar de las hadas y sus murmullos tratando de consolar a aquel niño, las hadas no se acercaban a los humanos y tuvo curiosidad.
Se quedó parado en el mismo lugar en donde estaba sin moverse cuidando de no hacer ruido, tratando de escuchar que es lo que decían.
Una de ellas decía - “no te preocupes, los humanos son así, brutos por naturaleza, pero tú eres diferente, no te preocupes, nosotras te cuidaremos”
Escocia entendió que aquel niño no era humano, entonces ¿que era?
Su perspicaz mente pronto llegó a la respuesta, tal vez sería aquel niño que representaba una nueva nación. Se acercó importándole poco si hacía ruido o no, las hadas se alarmaron, lograron reconocerlo y lo jalaron de la ropa para que intente ayudar a aquel niño quien lloraba desconsoladamente.
“está muy asustado, por favor ayúdalo”
Aquel niño tenía una capa verde muy roída, al igual que sus ropas y sus zapatos, que estaban hechas jirones. “¿y se supone que este niño es una nación?”
Trato de conversar con él, pero este en su temor trató de escapar. Lo sujetó de la capa y le dijo “yo sé que eres, yo soy igual a ti”
El niño trato de enjugarse las lágrimas y le dijo “¿en serio sabes que soy?”
“lo sé” - le respondió
Si alguna vez, él se había cuestionado ser hijo de la gran Britania, quien contaba Gales con tanto orgullo describiendo las características de su madre, esta vez, no tuvo ninguna duda con ese niño. Al momento de quitarle la capucha pudo ver claramente sus cabellos rubios, y ojos tan verdes como las hojas tiernas en primavera. Sus cejas los delataban, ellos eran hermanos. Escocia se interrogó a sí mismo, el sentimiento que sentía en este momento ¿era felicidad? ¿Era entusiasmo? No lo sabía, no lo había experimentado con ninguno de sus hermanos y probablemente no era nada importante.
“¿Estas bien?” – le dijo de manera más dulce que pudo.
Escocia le advirtió muchas veces a Inglaterra no salir del bosque a menos que sea muy necesario, los humanos querían cazarlo y tenerlo como si fuese un premio el cual exhibir. Él mismo había tenido que pasar por todo eso años atrás, pero ahora su cuerpo era el de un chiquillo de 13 años, no tenía aun la suficiente fuerza pero fácilmente podía burlar a los humanos que querían atacarlo y gracias a sus flechas se libraba siempre de ellos.
En cambio Inglaterra con aproximadamente 6 años de edad humana era aún muy pequeño y frágil, de alguna manera Escocia se había jurado a sí mismo que este niño no sufriera lo que él, para eso lo protegería. Sus hermanos estaban al corriente de la existencia del menor, pero cada vez que estos lo quisieron ver, Escocia se preocupaba por esconder su rostro. Lo entendió a los días de ir a visitarlo al bosque, ese niño con las características tan marcadas representaba a la nueva Britania, probablemente era un augurio que algún día ellos tendrían que desaparecer o ser parte de Inglaterra. Ninguno de sus hermanos querría ser sirviente y agachar la cabeza, a él mismo tampoco no le gustaría, pero si fuese a Inglaterra a él y solo él, no le molestaba del todo.
Odiaba a los humanos, pero ahora los odiaba con más brío, si los humanos de su tierra tenían rencillas con Gales o las Irlandas, iban y atacaban a Inglaterra, su gente obviamente respondía con la misma ferocidad. Gales fue el que metió la pata, atacaba a Inglaterra como si fuese de compras, los humanos de su tierra creían que de esa manera, invadiendo y saqueando podrían ganar poder suficiente como para atacar a Escocia o Irlanda. Fue cuando llegó Francia.
Escocia dejo de ser el protector de Inglaterra y esto le molestaba. Durante años tuvieron rencillas políticas y personales, como nación hecha a imagen y semejanza de un humano, descubrió en sí mismo el cariño y los celos, que con los años se acrecentaron más.
Cada vez que Escocia participaba en un enfrentamiento, se preguntaba si perdía algo de sí mismo, si una parte de su alma se quedaba en el campo de batalla enterrado bajo los cuerpos de las personas que asesinaba. Matar ingleses, matar galeses, matar irlandeses, todo empezaba a carecer de sentido, pero lo hacía, porque sabía que de morir su propia gente, desaparecería. Es esa instintiva necesidad por vivir, como la que tiene un zorro quien ha caído en una trampa de oso; con tal de no ser capturado, morderá hasta su propia pata para escapar, porque sabe de alguna manera que si se queda morirá.
De esa manera sobrevivió atacando al país que alguna vez juró proteger, porque su alma se retorcía y su corazón ennegrecía.