El brusco frío entra a través de sus pequeños pedazos descubiertos de tela, besando su piel mientras se adentra a ella.
Suelta un bufido mientras golpea el bolsillo izquierdo de su pantalón oscuro, vacío. Otra vez ocupaba comprar cigarros.
Tiró su cabeza hacia atrás resistiendo las granas de gritarle al mundo un gran y hermoso ‘’jodanse’’
La vida de Kim Namjoon era complicada, claro, para sus ojos. Es un pensamiento qué jamás saldrá de su boca por qué no faltaría la persona doble moralista qué le acusaría de dramático, recordándole qué hay gente peor.
Vivir en la abstinencia de la sociedad era su mayor punto nervioso qué le hacía estallar, más, debía ser tolerante. Mira alrededor mientras acomoda mejor su gorro de lana color oscuro, qué le protege superficialmente de la nieve.
Cuando era adolescente y vivía en Corea, deseaba cada año la primera nevada. Porque para entonces, invitaba salir a alguna chica y por suerte, esta aceptaba.
Le hacía falta algo de vida y problemáticamente, no recordaba en qué momento dejó de tenerla.
Más bien, cuando todo se volvió en su carrera.
Entro a un pequeño establecimiento con luces neón altamente llamativo incluso cuando tan solo eran las 2 de la tarde. Era un día nublado y nevaba ligeramente, más en América, eso parecía motivar a los ciudadanos a realizar sus deberes.
Tomó sus provisiones no tan sanas, cigarros, cerveza, papas fritas y un paquete de galletas. Y al revisar su cartera, otro sentimiento de depresión le invade al notar el nivel económico qué mantiene, básico, tan básico qué se vuelve tétrico para sus sentidos.
Al salir de la tienda, comienza hacer giros con la bolsa tarareando. ¿Qué tan diferente sería su vida si siguiera en Corea? Llega a la conclusión qué en cualquier parte del mundo donde estuviese presente, su vida estaría más o menos igual.
Namjoon quisiera entender exactamente el por qué todos los demás humanos son tan distintos a él, conviértenosle en personas normales. Claro, todos menos él. ¿En qué consiste ser normal? ¿Qué expectativa tiene la sociedad de uno hoy en día? Y sí, él quería saber un poco sobre la actualidad porque a pesar de tener 20 años, siente qué toda su mente es de un siglo más atrás.
Se acercó a una parada de autobuses para tomar asiento, un momento para juzgar a la gente que pasea por ahí. No quisiera admitirlo, pero le repugna las personas, de América, de Corea, del mundo. Y le es inevitable pensar en lo estúpido qué fue al caer en la magia de los medios al hablar del ‘’sueño americano’’ y terminar ahí.
Él solo quería estudiar artes, pintar hasta enloquecer y ser feliz. Tatuarse, tener un nombre artístico, tener amigos qué le entendieran en un mínimo, conocer a una persona de rasgos marcados que diera más razón a su vida y ser aún más feliz.
Enciende un cigarrillo y comienza con el labor de este, al expulsar el aire queda centrado viendo el humo, por placer. Le parece hermoso, si no fuese por la forma del humo que expulsa el podría dejar finalmente de fumar.
Y antes de qué el sentimiento de culpabilidad por dañar sus pulmones le invada, se ve interrumpido por el pequeño peso en el otro extremo de la banca. Voltea, sin disimulo, no es como si le importase mucho y observa a un niño, qué debe aproximar una edad entre 7 u 8 años, no lo sabe, no recuerda lo qué era ser joven.
Se despabila más en la banca, dándole vistas de reojo mientras fuma. Es asiático, o eso parece, es delgado pero no en exceso, tiene cabello negro y un tanto corto. Su nariz esta roja al par de sus ojos vidriosos, entonces lo nota.
El clima es fuerte y el lleva tan solo una camiseta roja con estampada de marvel.
ㅡNiño, ¿de dónde eres? ㅡpregunta sin rodeos, solo mira su perfil y sus pestañas húmedas, son bonitas, podría dibujarlas.
La pequeña cabeza de cabello oscuro voltea, mientras sorbe sus propias foses nasales.
ㅡMamá dice que no hable con personas extrañas. ㅡmurmura, comenzando a tallar sus ojos. Y Namjoon pide qué no lo haga, sus ojos son muy bonitos llenos de lágrimas.
ㅡPero yo no soy una persona. ㅡasegura, sereno, tirando el cigarrillo terminado de su boca para sacar otro. ㅡyo soy un monstruo. ㅡlevanta las cejas esperando la reacción contraria.
El pequeño esboza una sonrisa, sorprendiendo al mayor.
ㅡNo pareces un monstruo. ㅡenanchó su sonrisa, haciendo qué sus pequeños ojitos cristalinos se encogieran.
Namjoon se piensa si valdría la pena ir a la cárcel, pues, robarte un niño para dibujarlo y luego dejarle libre no es exactamente favorable a la ley.
ㅡPero lo soy, ¿cómo te llamas? ㅡvuelve a interrogar, girando su cuerpo un poco más hacía él. ㅡSí me dices, dejaré de ser un extraño. Un monstruo extraño.
ㅡJungkook. ㅡhabla con orgullo inflando sus mejillas en una sonrisa cerrada. ㅡ¿Cómo te llamas tú monstruo? ㅡahora el pregunta moviendo sus cortos pies, ha parado de llorar, más la evidencia sigue ahí.
ㅡMonstruo, Namjoon el monstruo. ㅡal notar qué este está más tranquilo, se levanta para retirar su gabardina gris y dejarla sobre los hombros del niño. ㅡ¿Por qué estás aquí sólo?
ㅡPapá dijo que vendría por mí a clases y no lo hizo. ㅡformó un puchero, apretándose a si mismo reprimiendo las lagrimas.
ㅡPapá es un idiota. ㅡNamjoon habla sin mucho pensar. Más el otro niño le mira sorprendido.
ㅡ¿Qué? ㅡcuando Namjoon nota exactamente la incoherencia en sus palabras, lo soluciona lo más bajo.
ㅡMi papá, no el tuyo. Mi papá también solía hacerme eso.
ㅡ¿Los monstruos tienen papás? ㅡpregunta Jungkook mirando al otro fascinado, estaba hablando con un monstruo y no lo creía.
ㅡDicen, no soy testigo de ello. ㅡsuspira el mayor. ㅡ¿y qué edad tienes?
Jungkook muestra ambas pequeñas manos, mostrando los 5 dedos de ellas. Tiene 10 años y Namjoon juraba qué tenía como 7 tan siquiera, no está muy nutrido entonces.
El silencio invade la situación, más no es incomodo, por primera vez desde que tiene memoria, no le molesta otra presencia ajena. Y le vuelve a mirar, si Namjoon creyera en los ángeles, diría qué el niño a su lado es uno. Sin embargo, la duda sigue revoloteando interrumpiendo su momento de paz con el menor.
ㅡ¿Alguien vendrá por ti? ㅡpregunta y el menor agita la cabeza en negación. ㅡsé cómo llegar en transporte, pero no tengo dinero.
Al comprender la situación, el mayor saca el pequeño boleto que suele comprar al salir de clases, no importa mucho, le gusta caminar. Se lo extiende con delicadeza, mientras jalonea ligeramente su delgado brazo.
ㅡTu mamá debe estar preocupada. ㅡsusurra, haciéndole una mirada de qué era hora de retirarse. Jungkook le mira expectante, con esos ojos qué le estaban llevando cordialmente al infierno al mayor.
ㅡ¡Gracias señor monstruo! ㅡse paró de su lugar para abrazar al mayor torpemente. El mayor se lo corresponde, palmeando con delicadeza su espalda, sin embargo, Jungkook comienza hacer movimientos insinuando retirar la gabardina ajena.
ㅡConsérvala, la necesitarás. ㅡLo detiene, qué al contrario de las acciones del menor, la cierra para él.
ㅡPero hace frío…ㅡforma un gesto de preocupación, a Jungkook siempre le enseñaron a no conservar lo ajeno, quizás hoy sería la excepción.
Namjoon suelta una risa ronca, el ver a un niño preocupado por él era sumamente diferente, curioso, extraño, incluso, agradable.
ㅡLos monstruos no tenemos frío, por qué somos el frío. ㅡparafrasea incluso cuando sabe que el menor no entiende exactamente la frase, de igual manera asiente tomando su boleto, agradeciéndole unas vez más para subir corriendo al gran autobús.
El mayor no pierde la vista del pequeño ser y cuando este le mira a través de la ventana, se despiden, sin articular ni una sola palabra.
Entonces Namjoon piensa, qué quizás, hay personas que valen la pena aún en este mundo.
Jungkook se quedó pegado en la ventana, hasta perder de vista al monstruo que le regaló su gabardina. El señor qué maneja, le regaña, es peligroso qué un niño se pegue al vidrio en vez de ir correctamente sentado.
El menor asiente y un ligero temor ante la autoritaria voz del conductor le sacude, todo lo contrario al monstruo qué expulsaba humo. Remoja sus labios, pensante, ¿será que podría volver a ver al señor monstruo?
Sus manos frías se adentran a los bolsillos de la gabardina, mientras se hunde en esta absorbiendo el no muy favorable aroma a tabaco. Huele como su padre, pero de manera agradable ya qué está mezclado con el aroma a fragancia varonil.
En su mano izquierda, siente un papel arrugado, qué dudoso saca para observarlo.
Kim Namjoon ㅡ Colegio de Arte Pacific Northwest.
Edificio B
652 – 85 – 71
Arrugó el papel conservándolo para él, sólo para él, cerró sus ojos con fuerza a la vez que ejercía fuerza a su propio abrazo.
Volvería a verle, no habría duda.
(*)
Jungkook sale a toda velocidad de la preparatoria, conduciendo su bicicleta roja especialmente para ello y desconsideradamente observa la hoja de cuaderno arrancada de su libreta mientras conduce. Lo sabe, está cerca.
Deja caer la bicicleta frente el pequeño edificio, adentrándose a él.
ㅡ¿Qué oficina busca? ㅡpregunta la recepcionista desconcertada de ver al joven tan agitado.
ㅡ209ㅡhabla entrecortadamente por la falta de aire.
ㅡPiso 6, tome el elevador por favor. ㅡJungkook asiente corriendo a la dirección indicada. Cuando finalmente está frente la puerta color marrón, la golpea con prisa, tres veces para ser exactos.
ㅡPasen. ㅡgrita una voz del otro lado, el menor se remueve ansioso moviendo la perilla.
Y le mira, otra vez, esa espalda sigue siendo casi la misma después de ocho años. Tal y como siempre la recordó.
ㅡ¿A quién buscas? ㅡpregunta el mayor, sin dejar de pincelar.
ㅡA un monstruo.