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Reflejo imperfecto por Yami Kagamine

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Notas del capitulo:

Hey! Hola ^w^

Bueno, creo que hoy no tengo nada que decir  ._.

Así que mejor nos leemos en las notas finales.

¿y soy yo o estoy actualizando muy seguido? ._.

Nah eso está bien ¿no? -w-

Que disfruten =P y gracias por sus Reviews :3

Comenzaba a hartarse; ver a su amigo caminando en círculos por toda la habitación, cual león enjaulado, se estaba volviendo estresante. Suspiro por enésima vez y tallo el tabique de la nariz, estaba a punto de golpearlo, de eso estaba seguro.

-¡¿Podrías quedarte quieto de una maldita vez?!- por fin había estallado

-no me grites-alzo la voz pero sin llegar a gritar- realmente eres un inútil, no ayudas y te molesta cuando trato de pensar.

-¿pensar?, eso debe dolerte mucho.-sonrió con burla, mientras que el castaño le miro de mala forma  y retomo su caminata hasta llegar frente a una pequeña mesa que se hallaba en esa misma habitación.

-no entiendes ¿cierto?.  Ya no sé qué hacer, Hipo asumió el trono de Arendelle…¡no puedo creer que ese niñato me haya arrebatado el reino!- grito a la vez lanzaba con fuerza la mesa, tirando junto a ella un florero y dos copas con vino.

-por favor Hans, no hagas tus berrinches, no estoy de humor- ante lo dicho, el castaño camino furioso hacia donde se encontraba sentado el moreno. Con sañosa brusquedad lo levanto por la solapa del cuello y lo empujo hasta estamparlo contra la pared. 

-Eres un imbécil…te recuerdo que tú también estabas muy interesado en Arendelle, y ahora se nos fue de las manos.- le soltó con brusquedad y se alejó hasta desparramarse en el mismo sofá, donde el moreno había descansado un largo rato.

-te alteras demasiado, mi buen amigo- hablo con un tono cantarín y juguetón que estresaba aún más al castaño-además, aún hay forma de que te conviertas en rey…-comenzó a caminar, hasta que quedo posado detrás de Hans.

-¿ah sí? ¿Cuál?-comento con sarcasmo-ya lo intente todo…incluso me arriesgue a salir congelado, tratando de cortejar a Elsa hace años y te consta.

-oh vale… ¿y porque no cortejas al rey?- su tono era juguetón…obviamente no hablaba en serio

-¡cállate!- grito, mientras se ponía de pie y lo encaraba

-vamos Hans relájate, solo era una broma- sonrió con malicia y burla-aunque debes admitir que el chico esta de muy buen ver-

-para con eso, por favor-estaba irritado y no quería hacer un escándalo, en el cual sus 12 hermanos se enterarían de todos sus planes-lo consideraría si al menos fuera mujer.

-entonces a la mocosa esa…¿Cuál era su nombre?

-¿Liv?...por favor, ¡tiene tres años!

-¿y?, eres capaz de cosas peores-

-tal vez…pero, para cuando entre a una edad casadera, ya habrá pasado mucho tiempo, no puedo esperar tanto…y aun si lograra algo con ella, Jack y Anna ya habrían cumplido la edad para reclamar el trono.

-¿Jack?, ¿el niño de nieve?- pregunto sorprendido y obviamente más interesado en el tema.

-si…justo durante la fiesta hizo su entrada triunfal- torció los labios, mostrando su molestia.

-valla, esto se pondrá interesante-murmuro formando en sus labios una sonrisa perturbadora

-¿Qué hay con él?-

-nada que te pueda servir, mi buen amigo-

-humm…como sea, debe haber una forma de revocar a Hipo-

-sigo sin entender esa obsesión tuya por Arendelle. Hay miles de reinos, fácilmente podrías gobernar cualquiera de ellos-

-¿no lo entiendes? Esto ya no es por el reino, esto se volvió personal.- Aquel era un siseo venenoso, el odio era evidente en su postura.

Cada musculo en su cuerpo se tensaba, odiaba a Hipo, por su culpa había sido humillado, por aquel castaño, cada uno de sus planes fueron frustrados. Por él, ahora no era el rey de Arendelle. Estaba seguro de que lo odiaba, no se podía expresar esa sensación de otra forma. Su sangre ardía con solo recordarlo y estaba seguro de que quería humillarlo, hacerlo sentir al borde del acantilado, quería verlo a sus pies y que llorara la perdida de todo lo que le importaba. 

Y creía saber cómo hacerlo…

-¿Qué harás?- pregunto al notar la sádica y nada sana sonrisa en el rostro del príncipe.

-lo presionare y lo llevare a su límite. Te juro que deseara jamás haberse metido en mi camino.-

-quiero ver eso- sonrió

-pero necesitare tu ayuda-

-claro majestad, solo recuerda que si algo sale mal…tu no me conoces ¿de acuerdo? –

-no esperaba menos de un embaucador y cobarde como tú-

-¡hey!, más respeto- bufo con molestia, mientras miraba como el castaño se retiraba de la habitación y cerraba con un fuerza la puerta.

El moreno suspiro con cansancio, preguntándose mentalmente a quien apostarle. ¿Hipo o Hans?, ambos increíblemente tercos, aferrados a lo que deseaban, cada uno con su método de conseguir lo que querían; Por un lado estaba Hans, un hombre que encantaba con mentiras, de lengua afilada y venenosa, capaz de engañarse a sí mismo.  Y que tal vez fácilmente podría volver a engañar a una persona tan benevolente-por no decir ingenua- como lo era Hipo.

-más vale que seas tan inteligente como aparentas niño…-

---

-es un maldito dictador- murmuro con molestia, a la par que una risilla escapaba de los labios de su hermana

-vamos Jack, sabes que no es su culpa-

-¡claro que es su culpa!- deshizo el agarre en la cintura de Anna

-¡alteza!...no debe gritar- y entonces Jack sintió como un pequeño puntero de madera lo golpeaba ligeramente en la cabeza

-¡hey!- reclamo, mientras movía sus manos, tratando de quitarle el puntero al profesor de baile-¡ahy!- volvió a quejarse tras recibir un nuevo golpe, esta vez en las manos.

-desde el inicio- sentencio el hombre, ignorando por completo los reclamos del joven.

-Vamos Jack- Anna guio una de las manos de Jack a su cintura, mientras ella lo tomaba del hombro y su mano libre se entrelazaba a la otra de Jack, Comenzando con un lento y elegante valse.

-mentón arriba…postura derecha…más lento…usted debería guiar- Comentaba el profesor, tratando de corregir cada error de Jack al bailar. Sin darse cuenta del tic nervioso que se formaba en el entrecejo del joven príncipe.

-Voy a matar a Hipo…- Anna rio ante el enfado de su hermano.

A penas tres semanas habían pasado desde la coronación de Hipo y este había estado más atareado que nunca. El mismo congreso se lo había dicho; el primer año como rey sería el más pesado, Hipo debía darse a conocer como rey, debía demostrar que era el adecuado para gobernar. Debía renovar acuerdos y alianzas, asegurase de que todo funcionara bien. Y a veces acoplarse resultaba bastante demandante y los pocos momentos que tenía para descansar, se los dedicaba a su hija.

¿Pero porque estaba molesto Jack?, simple; Hipo había decretado que los tres príncipes de Arendelle retomaran sus clases. Lo que implicaba etiqueta, baile, filosofía, lengua, etc. Y a Jack eso no lo tenía muy contento, sobretodo porque siempre fue malo en cuanto a danza refería.

 Aunque siendo sinceros, Hipo no lo había establecido, solo había dado la autorización al congreso de reñir un poco la mala actitud de aquellos tres, sin embargo, fue muy fácil alterar las palabras del rey. Y sin este presente, era aún más fácil engañar a los tres miembros de la realeza.

-¡Papá!- grito la pequeña, que hasta hace poco miraba sentada en el suelo como sus dos tíos bailaban, y lo admitía, también se había asustado al saber que ella también debería practicar esos-a su parecer- complicados pasos.

Corrió hasta la entrada de aquel salón, donde su padre la esperaba con una sonrisa en el rostro. En cuanto llego a él, Hipo la cargo y la lanzo ligeramente hacia el aire para luego atraparla de nuevo. Así repitió un par de segundos, mientras su niña reía y pedía que la lanzara un poco más alto.

-regreso- murmuro contenta, mientras se alejaba  de Jack, dispuesta a saludar al castaño.-Hola- menciono una vez quedo frente a él. Hipo la miro y sonrió, bajo a la pequeña al suelo y cuando estuvo a punto de contestar…

-¡Oww!- una bola de nieve había estrellado contra su rostro- ¡hey!¿qué te sucede?-

Volteo su mirada esmeralda  hacia Jack, quien parecía molesto con su sola presencia. Mientras que Anna y Liv se echaron a reír, al ver al ahora escarchado y despeinado cabello de Hipo.

-eso fue por obligarme a bailar-

-¿Qué?- dijo sorprendió, a la vez que quitaba la nieve de su cabello y aplastaba las puntas paradas.-yo…no- volteo a ver al profesor de baile y las otras dos mucamas que ahí estaban.-humm…sea lo que sea, yo no fui.

-si claro- comento con sarcasmo, mientras entre sus manos se formaba una pequeña bola de nieve

-ni si te ocurra- amenazo con la mirada desafiante, aunque sabía que esas palabras serian ignoradas.

Jack sonrió con malicia, levanto su brazo, apuntando al rostro del vikingo y cuando estaba a punto de tirar…

-¡Chimuelo!- el enorme dragón había entrado de golpe al salón,  y de inmediato noto la amenaza a su humano, por ello se lanzó en contra del de cabellos platinados.

-¡Hipo!... ¡haz algo ya!-

-¡Chimuelo!-

Tanto el profesor como las otras dos muchachas salieron corriendo del salón, obviamente asustados. Mientras Anna y Liv solo se quedaban debajo del marco de la puerta, contemplando muy divertidas, como Jack corría por todo el  salón, tratando que el imponente lagarto no lo alcanzara, y detrás de ellos, Hipo también corría, tratando de controlar a su dragón.

-¡Corre Jack!- incitaban ambas castañas

-¡es muy fácil decirlo!-

-¡Chimuelo, déjalo en paz!-

Mientras corría, Jack vio su cayado, recargado en una de las esquinas del recinto. Sonrió victorioso y con rapidez se acercó a tomarlo. Una vez con el cayado entre sus manos, se dio la vuelta y encaro al dragón, quien detuvo su carrera a unos metros de Jack y lo miro desafiante.

-Jack ¿Qué haces? ¡Corre! – menciono angustiado el vikingo, una vez llegara hasta su dragón, y aunque se había puesto frente a él tratando de calmarlo, Chimuelo se negaba y se agitaba tratando de quitar a Hipo del camino.

-ja, ni lo creas- Jack sonrió victorioso apuntando su cayado directo hacia el dragón, pero antes de poder hacer algo…-ahy no…-

Jack comenzó a elevarse, sus músculos se tensaron y sus facciones mostraban la adrenalina que comenzaba a correr por sus venas.

-¡Jack!- grito Liv, asustada mientras corría hasta donde Jack se elevaba y comenzaba a dar saltitos tratando de alcanzarlo.

Hipo un tanto descolocado, volteo su mirada hacia Anna, y esta descifro la pregunta no formulada que se reflejaban los ojos del castaño. La muchacha asintió repetidas veces con la cabeza, mientras sonreía. Por fin Hipo creía que Jack podía volar.

-¡Hipo!- Y el nuevo grito lo saco de sus pensamientos, angustiado volteo hacia arriba y vio como Jack colgaba de un candelero con el cayado tirado en el suelo, mientras Chimuelo se posaba sobre sus patas traseras y se estiraba tratando de alcanzarlo.

El vikingo sonrió, pues bien sabía que Chimuelo de un solo salto podría alcanzarlo, seguramente solo quería asustarlo.

-hey, tranquilo amigo- se acercó y comenzó a acariciar con cariño la cabeza del reptil, hasta que por fin logro calmarlo-bien, ya puedes bajar-

Jack le dedico una mirada furtiva…la verdad era que no podía bajar por su cuenta, había soltado su cayado, y era aquel el que le permitía volar, pero jamás admitiría que necesitaba ayuda, claro que no.

-Jack, baja- insistió la niña, dando saltitos

Hipo miro de nueva cuenta al albino y pudo ver en sus facciones un poco de nerviosismo. Entre cerro los ojos buscando la mirada celeste, tratando de comprobar sus sospechas y cuando Jack desvió la mirada avergonzado, entonces lo supo: no sabía cómo bajar.

-amigo, ayúdame a bajarlo- suspiro con pesadez, mientras miraba a Chimuelo, pero este gruño y se dio la vuelta- Chimuelo, no podemos dejarlo ahí arriba- lo riño, pero el dragón miro al joven albino-quien lo miraba muy molesto- y soltó un gorgoteo parecido a una risa.-Sino lo ayudas, no habrá cena- y ante ello, el dragón miro a su humano sumamente aterrorizado y de inmediato se agacho para dejar que Hipo subiera a su lomo.

El jinete sonrió victorioso y se subió en el dragón, este con cuidado y un poco molesto, se paró sobre sus dos patas, pues sabía que no podría volar, sería algo incómodo. Hipo se tambaleo un poco pero al momento de estabilizarse se alzó apoyando sus pies sobre lo que serían los hombros de Chimuelo, de esa manera, ya podía alcanzar a Jack.

-bien, ahora suéltate- estiro sus brazos hacia Jack incitándolo a soltar el candelero, pero este le dedico una mirada fría.

-claro, y en lugar de uno, nos caeremos los dos- comento con sarcasmo, a lo que el dragón volvió a gruñir, aquel muchacho era un mal agradecido.

-suéltate- sentencio Hipo, mientras alcanzaba la pierna de Jack y tiraba de ella

-no- se aferró con más fuerza al candelabro

-si-

-no-

-si-

Anna sonrió ante la patética e infantil pelea que estaban teniendo esos dos

-¡que no!...demonios-

Y entonces las manos de Jack no pudieron más, tuvo que soltarse  y para cuando Hipo se dio cuenta Jack ya caía, trato de agarrarlo, pero el peso del albino le gano y ambos cayeron sobre Chimuelo, quien reacciono rápido y se acomodó para proteger a su humano.

-te dije que no, es tu culpa- trato de levantarse pero su espalda dolía, había caído sobre Hipo, en forma horizontal, mientras que el castaño estaba acostado de forma vertical  sobre el pecho de su dragón- me duele todo- se quejó y al tratar de levantarse apoyo su codo en las costillas de Hipo

-¡Ow!.¿No te basta con caerme encima?-

-te mereces eso y más- volvió a golpear su costado y ante la mueca de dolor del castaño, comenzó a reír y por fin se levantó.- Por cierto, ¿Qué haces aquí tan temprano?- pregunto una vez la conmoción pasara y tanto como Hipo y Chimuelo ya estuvieran de pie.

-al parecer tengo el día libre-  sacudió un poco su ropa, que por cierto ahora era su armadura y no el traje blanco con el que acostumbraba andar en el castillo.

-¿entonces podemos ir a ver a la abuela?- Liv se acercó y tiro del pantalón de su padre para llamar su atención y este gustoso la levanto en brazos.

-sup…-

-tengo una mejor idea- interrumpió una voz masculina que de inmediato irrito a Jack

-¿Qué tiene en mente?- se acercó Hipo al recién llegado, no era ni más ni menos que el mismo profesor de baile, un hombre de cabellos azabaches y ojos almendrados, joven y bien parecido.

Hipo lo recordaba muy bien, aquel hombre fue el mismo quien le enseño a bailar-lo que fue un requisito para casarse con Elsa- y sinceramente le pareció un hombre agradable, aunque un poco estricto en cuanto danza refería.

-el príncipe Jack tienes problemas para bailar- Hipo enarco una ceja, para luego pasar su atención al mencionado. Jack fruncía el ceño, tratando de evitar la mirada esmeralda que ahora parecía divertirse ante su torpeza en la pista.

-entonces…- murmuro Anna

-su majestad podría ayudarle- señalo el hombre, contestando a la pregunta no formulada de Anna

-¿he?,¿yo?-

-así es- y entonces el azabache comenzó a empujar a Hipo hasta que quedo frente a Jack- si logro hacer que la princesa Elsa bailara- uso un tono, que casi hacia ver a Elsa como la peor bailarina del mundo-seguro también lograra hacerlo bailar a él-

-pero yo…amm y Elsa…y Jack amm…-sin darse cuanta había comenzado a balbucear, desatando la  risa de las dos féminas, que observaban atentamente la escena.

-ni crea que bailare con él- reclamo el albino, a la par que se cruzaba de brazos y fruncía el ceño

-no está a discusión, debe aprender a bailar- Y antes de que el castaño o albino pudieran decir algo, una suave melodía comenzó a sonar.- Solo debe seguir a su majestad- sentencio el hombre, a recargado en la pared justo al lado de un tocadiscos.

-¡no tiene sentido!-reclamo de nueva cuenta el más joven de los varones. Aunque el instructor lo ignoro. Jack comenzó a hablar entre dientes, tal vez insultos al azabache que lo ignoraba, hasta que escucho un suspiro y viro su vista hacia Hipo.

-supongo que mejor acabamos con esto rápido- El castaño rasco su mejilla, denotando que se encontraba algo incómodo. Volvió a suspirar y extendió su mano a Jack, aunque trato de evadir su penetrante mirada celeste.

Jack relajo un poco sus facciones y de igual forma suspiro, tomando la mano del mayor. No iba a mentir, aquello se sentía extraño, jamás le gusto bailar y ahora debía hacerlo acompañado de otro hombre, resultaba el doble de incómodo, tal vez debió esforzarse más cuando tuvo la oportunidad de practicar con una mujer.

El valse comenzó, ambos trataban de desviar la mirada, tratando de evitar esa sensación de nerviosismo creciente en su ser; Hipo sujetaba con una mano la cintura al albino y la otra se entrelazaba con la del albino. Incluso podía sentir un leve temblor en aquel agarre y no estaba seguro si era él o era Jack el que temblaba.

Izquierda, derecha, atrás, adelante, repetía el patrón en su mente, mientras miraba el suelo, tratando de seguir los pasos de Hipo. Supuestamente sería más fácil, pero sentía que aquello solo lo estaba volviendo más torpe. Sentía la mirada de todos los presentes sobre él, por eso se negaba a alzar la vista, no quería admitirlo, pero la realidad era que le avergonzaba cuando todos lo miraban bailar, tal vez era un poco irónico, tomando en cuenta su personalidad altiva y extravagante, pero esa era la realidad.

Los ojos esmeraldas solo podían divisar el cabello platinado, pues su dueño no alzaba la mirada, ahora sabía que era Jack el que temblaba ligeramente, sus pies se habían enredado en más de una ocasión y en repetidas veces Jack quiso detenerse, pero Hipo se lo impidió, lo incitaba a moverse a su compas. Sabía que era un poco difícil aprender a bailar, pero aun así quería enseñarle al menor.

Trago saliva y sintió como una ligera onda de calor se apoderaba de su rostro, demonios no se estaba sonrojando ¿verdad?, suspiro y acerco un poco más a Jack a su cuerpo, sintiendo como este se tensaba de inmediato. Sonrió con ternura, pues recordó aquellas veces en las que fue obligado a ensayar el vals de su boda y como durante varios ensayos, Elsa se comportaba de forma cohibida y se aferraba a él, ocultando su rostro y permitiendo que él guiara el baile. Justo eso pasaba ahora con la única diferencia de que la persona que ahora ocultaba su rostro era un joven de cabellos blancos y grandes ojos zafiro.

-mírame- pidió en un susurro

Jack se estremeció y apretó los labios, debatiéndose mentalmente si obedecer o no, ejerció un poco más de fuerza al agarre en el hombro del jinete y entonces decido alzar la vista, “mentón arriba”, es lo que solía decir el instructor.

Hipo miro los ojos zafiros que reflejaban la timidez que ahora mismo sentía el menor, un ligero escalofrió recorrió su espina dorsal y no pudo evitar sonrojarse, tal vez no debió pedir que alzara la vista.

La danza continuo, ahora con los ojos esmeraldas clavándose en los zafiros, al parecer ya no sentían tanta tensión, ahora Jack seguía el ritmo con fluidez, dejándose llevar en aquella dulce melodía y a la vez perdiéndose entre el hermoso destello verde que desprendía de aquellos ojos llenos de vida. Y sin darse cuenta sonrió, tenía que admitirlo, no se sentía tan mal, incluso podía decir que le gustaba el calor que desprendía el castaño, una sensación que de cierta forma lo hacía sentirse seguro, algo que hace años no lograba sentir.

La música paró y con ella también los movimientos se detuvieron, aunque eso no significo deshacer el abrazo, ni romper el contacto visual, al parecer ninguno se había dado cuenta de que se sonreían mutuamente, hasta que…

-¡esplendido!- el instructor había interrumpido y ambos se separaron de golpe, un tanto avergonzados, cada uno disimulando a su modo, aquel hecho.-sabía que podría hacerlo- sonrió mientras felicitaba el buen desempeño de Jack.

-es obvio, soy yo- contesto con un ligero toque arrogante y una sonrisa traviesa.

-bueno, si eso es todo, debo retirarme- hablo el castaño, haciendo que ambas féminas,- las cuales no habían dejado de sonreír en todo el rato- mostraran una mueca un tanto deprimente.

-pero dijiste que tenías el día libre- reclamo la más pequeña, quien había llegado corriendo hasta su padre

-sí, no te preocupes, solo necesito hacer algo y luego regreso ¿vale? - se agacho a su altura, y acaricio sus hebras cobrizas- no será mucho tiempo-agrego al ver no tan segura a su hija.

-está bien- murmuro, mientras veía como su padre se ponía de pie y caminaba a la salida, siendo seguido por Chimuelo

-bueno… ¡comamos chocolate!- grito entusiasmada, pues debían celebrar que Jack por fin coordinaba sus movimientos al bailar.

-¡sí!- y entonces ambas castañas salieron corriendo y dando saltos, dispuesta a arraz con todo postre en la cocina

-¿majestad?,¿todo bien?- el azabache poso su mano sobre el hombro de Jack, quien estaba un poco absorto mirando la puerta por donde había salido Hipo.

-¿he?...si claro- contesto con una enorme sonrisa-bueno me voy antes de que no me dejen nada- el mayor asintió con una sonrisa y le entrego su cayado al joven-gracias…¡adiós!- grito mientras corría y agitaba su mano despidiéndose de forma entusiasta.

Tratando de ignorar la sensación de abandono que ahora sentía, también ignorando que Hipo no tenía nada que hacer, solo necesitaba alejarse un poco de aquello que sintió  al bailar con Jack.

Notas finales:

 ¿Qué Hans sueña con practicar sadomasoquismo con Hipo? Seeee  -w-

Digo ¿Qué? ._. jaja es broma…o tal vez no ewe

Ok ya xD

En fin, espero les haya gustado ^w^

y nos leemos en la proxima 


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