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Balletino por ShinyOdaya

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Notas del capitulo:

Una pequeña historia que se me ocurrio un dia y quiero compartir ^^

 

Aquel chico de apenas 17 años mira embobado las piernas del joven que está al otro lado del cristal. Todos los días se sienta tras la ventana y observa como los danzarines andares de aquel hombre se convierten en pasos de baile. Como su pelo dorado se mueve al son de su cabeza siguiendo los movimientos bruscos de aquel baile.


Kyungsoo no se mueve, muerde sus labios aguantando la respiración mientras el chico ejecuta un perfecto Tire bouchon, y jadea sorprendido cuando acaba, con los brazos extendidos hacia los lados y la cabeza hacia atrás, la boca entre abierta y los ojos cerrados, una expresión de relajación, de calma y serenidad.


Kyungsoo no aplaude, delataría su posición, siempre confió en que el cristal es demasiado oscuro para que el chico lo viera.


Cuando va a recoger sus cosas Kyungsoo lo observa y el chico sacude la cabeza, se aparta el pelo de la frente, tirándolo hacia atrás. Tan solo un segundo, sus ojos se encuentran, tiempo que tarda Kyungsoo en bajar la mirada y salir corriendo. Lo que no logro ver fue la dulce sonrisa de aquel bailarín de ballet.


 


Kyungsoo no va a verle al día siguiente, se siente demasiado avergonzado para ni siquiera asomarse a la clase de danza, pero pasados los días si espera a que suene el timbre. Kyungsoo recuerda los ojos negros de aquel chico, sus pequeñas arruguitas en torno a los parpados y esas pestañas más negras que la propia noche y se sonroja, mientras camina hacia la escuela de artes.


El cielo esta gris y Kyungsoo sabe que va a llover más tarde, pero olvido su paraguas, es despistado y torpe.


Entra a tiempo en el recito, y trota por los pasillos hasta encontrar la puerta deseada con el respectivo cristal al lado, deja su mochila en el suelo y alisa su uniforme, su bailarín ya está dentro hablando con sus compañeros, su voz es hermosa, piensa Kyungsoo, pero su rostro no se ve bien ese día, sus ojos se ven tristes y sus hombros caídos, como si no tuviera ganas de bailar como si la lluvia afectara a su cuerpo. El profesor entra segundos más tarde, es algo viejo, pero de porte elegante y ropa clásica, estilo vintage. Sus movimientos son afeminados y la forma que tiene de llamar a sus alumnos es sospechosa. Kyungsoo sabe que es homosexual, pero eso no hace que vea el ballet de otra forma, porque su bailarín, baila ballet y el no es homosexual.


Kyungsoo se sienta en el suelo y aprieta sus labios. Su bailarín ya se ha puesto en posición, agarrado a la larga baranda de metal que se encuentra en la pared. Lo ve estirar sus piernas y sus brazos, y la lección no tarda mucho en empezar.


El rubio bailarín se mueve pesado, sin ganas, como ciego ante sus pasos. Y Kyungsoo se preocupa, no es normal en su bailarín, se pregunta que le habrá pasado en su ausencia.


Se alarma cuando ve a su bailarín tropezar y caer al suelo, su profesor homosexual le regaña por no haber caído con las piernas dobladas al finalizar un temps de fléche. Su bailarín se levanta y sacude sus ropas holgadas. Kyungsoo no aguanta, se siente desolado y triste, echa de menos los sentimientos alegres y relajados que desprendía el baile del rubio.


Se arrastra por el suelo hasta ponerse en el campo de vista del bailarín, se acerca más al cristal, ya se ve reflejado en el espejo nítidamente y el bailarín parece haberse dado cuenta.


Los ojos oscuros del chico están muy abiertos, mirándole y Kyungsoo no sabe qué cara poner. El bailarín se ha quedado completamente petrificado en el sitio y no hace caso de las palabras de su profesor. Kyungsoo no sabe qué hacer, le gustaría preguntarle qué le pasa, o si necesitaba alguna pastilla para el dolor de cabeza, si necesitaba agua Kyungsoo se la llevaría y, demonios, le abanicaría con una hoja de palmera si se lo pidiera. Pero tan solo levanta la mano y le saluda, inmediatamente el rostro del bailarín cambia, su expresión se suaviza, pero su labio superior comienza a temblar. Ya esta, Kyungsoo ya sabe que se está enfadando, porque es la segunda vez que le ve y ahora se siente molesto y cotilla, debería darle igual la vida de otros.


Pero es que Kyungsoo ama como baila.


Está a punto de irse cuando el bailarín sonríe y entonces sus huesos se petrifican y su trasero se queda pegado en el suelo. Su bailarín le ha devuelto el saludo.


Se queda quietecito mientras los chicos bailan, a veces cruza la mirada con otro de los alumnos pero Kyungsoo también les sonríe, se siente algo diferente. Tal vez porque ya no es una sombra que se esconde, y ahora todos le ven.


Aplauden mientras se despiden del profesor y entonces como todas las tardes, el señor mayor le entrega las llaves de la clase a su bailarín. Kyungsoo no se levanta, porque esa parte es la que espera, el estilo libre de su bailarín, a solas, bueno, Kyungsoo va a estar mirándole.


El chico rubio bebe un poco de agua y para sorpresa del estudiante que ha empezado a temblar, se acerca al cristal. Ahora que está más cerca que nunca, Kyungsoo ve lo alto que es, sus muslos tonificados y su hermoso rostro.


-Me preocupaste- Palabras, y van dirigidas a Kyungsoo, su voz se oye opacada debido al grueso cristal, pero se le escucha- No viniste por dos días...


A Kyungsoo se le para el corazón ¿Su bailarín sabía que venía todas las tardes?


-Lo siento- Logra decir.


Su bailarín se ríe mientras va a encender la música. Una vez la melodía suena, el bailarín se prepara.


Kyungsoo está nervioso y tremendamente feliz, porque su bailarín ya no baila ante el espejo, sino de cara al cristal tras el que se encuentra. Su bailarín ya lo trata como su público privado.


Esta vez Kyungsoo si que aplaude cuando acaba.


Se levanta del suelo mientras el rubio se pone sus zapatillas y coge su bolsa. Se la echa a la espalda y se dispone a huir, porque le daría mucha vergüenza encontrarse con él cara a cara. Así que camina por los pasillos, esta todo un poco oscuro y cuando llega a la salida se da cuenta de que la lluvia no podía ser más fuerte.


Las gotas de agua golpean el suelo con furia mientras esta chilla de dolor, Kyungsoo no se atreve a dar un paso fuera. Se siente estúpido porque no se ha traído paraguas aun sabiendo que iba a llover.


Se pregunto si su bailarín llevaría uno.


Mira hacia atrás encontrándoselo de cara, luce diferente a cuando los focos de la sala de baile le iluminan, luce más misterioso, más normal, menos divino. Pero igual de hermoso.


-Mierda...- Dice con un puchero- Está lloviendo ¿Eh?


 Kyungsoo solo puede mirarle.


-¿Creías que me iba a ir sin conocer el nombre de mi más preciado fan?- Su bailarín sonríe de lado, le ha llamado "preciado fan"


Kyungsoo sonríe como un tremendo estúpido.


-Me llamo Do Kyungsoo...


-No te pega- Se ríe suavemente.


Kyungsoo se encoje un poco, su bailarín aun le está mirando y quiere preguntarle por su nombre, pero no se siente preparado para articular ninguna palabra más.


-Jongin- Esa palabra queda perfecta con su voz- De apellido Kim.


Y entonces se da cuenta de que es su nombre, por fin, Kyungsoo se siente realmente eufórico, le ha puesto nombre a su bailarín, Kim Jongin, hermoso para sus oídos.


-E...Encantado- Y se inclina dejando sorprendido a Jongin.


-Jeje, que gracioso...- Kyungsoo se sonroja de sobremanera.


Hace una mueca, se siente avergonzado porque Jongin no deja de mirarle.


-Dime Kyungsoo- Empieza Jongin- ¿Que te trae por aquí todas las tardes?- Le pregunta.


Kyungsoo mira la lluvia golpear el pavimento una vez más antes de contestar, prepara las palabras en su mente, pero lo que sale de su boca no es lo esperado.


-Tu... ¡Ósea tu baile! ¡Tu forma de bailar!- A esas alturas, Kyungsoo ya es un tomate- ¡Me encanta!


Jongin le mira serio y después se ríe, se le ve más feliz que horas atrás.


-Gracias, eres el primero que me lo dice, sé que muchos lo piensan, pero tú te has atrevido a decírmelo...


-Es la verdad- A Jongin no le cabe la sonrisa en la cara.


-¿Mañana vendrás?


-Si


-¿Y pasado?


-Claro


-¿Y el día de después?


-Es sábado, no tienes clase


-Cierto- El rubio bailarín alza la mano y despeina a Kyungsoo en una divertida caricia, se ríe mientras se aleja un poco- Me tengo que ir Kyungsoo, mi madre se pondrá furiosa si no llego  la hora, ya sabes, cosas de madres...


El nombrado asiente y se despide con la mano, le ve bajaras escaleras y esta a punto de descubrirse bajo el agua. Pero se detiene y se gura para mirar a su fan.


-¿Vienen a recogerte?- Niega con la cabeza- ¿Caminando?- Asiente


De su mochila saca un paraguas, y se lo tiende, Kyungsoo mira unos segundos aquel objeto y baja un par de escalones.


-Para que mi fan no se resfrié...


-Pero te resfriaras tu- Replica


Jongin niega con la cabeza mientras sube unos escalones y le tiende el paraguas más de cerca.


-Vivo unas calles más hacia allá- Señala detrás de la escuela, justo en la dirección contraria a la de Kyungsoo- Toma.


Kyungsoo acaba por coger agradecido el objeto y esta vez si que ve a Jongin descubrirse bajo el agua, con una capucha sobre su cabeza y esos andares tan liricos y limpios que pronto se convirtieron en zancadas.


Kyungsoo abre el paraguas y comienza a caminar.


No puede evitar pensar que su bailarín es tremendamente simpático, atento y con mucha confianza, parlanchín y sonriente, Kyungsoo se ha llevado una muy buena segunda impresión de su bailarín con él y su paraguas.


 


Al día siguiente va saltando los charcos de las calles en dirección a la escuela de baile, viene del instituto y carga en su mochila mucha tarea, pero su rato de ver a Jongin, ósea, a su baile, no se lo quita nadie. Sube las escaleras realmente emocionado, ¿Por qué? Porque ahora no tiene por que huir cuando su clase termine, ahora sabe que puede hablar con Jongin al salir del edificio y ahora puede observar tranquilamente sin el miedo a ser descubierto.


Llega al pasillo que tanto conoce y se sienta en el suelo, el profesor entra y algunos de los alumnos también. Pero, Kyungsoo no ve a Jongin, no ve a su bailarín. Tal vez se estaba retrasando, tal vez se durmió. Observa la puerta durante un rato, pero su bailarín no aparece. Mira extrañado como los bailarines restantes se juntan en corro alrededor del profesor homosexual y este, saca una vela, roja como la sangre. La enciende y la deja bajo el espejo, así podía iluminarlos a todos desde allí.


Kyungsoo mira un poco hipnotizado la danza de aquella llama, y le recuerda un poco a Jongin, movimientos ondulados y suaves, quiere preguntar que hace allí esa vela pero cuando escucha la música, ese pensamiento se opaca por las ganas de gritar que no podían empezar sin Jongin.


La clase sigue su curso y Kyungsoo se levanta nervioso, pero no sabe por qué, tal vez Jongin se haya puesto enfermo ¿Y si se resfrió? Kyungsoo no puede evitar sentirse culpable.


Kyungsoo está de pie cuando la clase acaba y observa como las luces de la sala se apagan, dejando el resplandor rojizo iluminando la escuela. Entonces comprende que Jongin ya no va a venir, y que no va a poder disfrutar de su espectáculo, de los movimientos danzarines ni de los saltos finos y bien calculados, porque la sala se ha quedado a oscuras, al igual que el corazón preocupado de Kyungsoo con el suave tintineo de la vela.


 


Espera al día siguiente, su profesora de matemáticas le ha reñido porque no ha hecho los deberes, pero es que a Kyungsoo no le dio tiempo. La sala vuelve a iluminarse, la vela ya casi se ha consumido y el profesor coloca otra igual de roja al lado. Ese día tampoco ve a Jongin y ese día la preocupación lo consume por completo, se levanta del suelo en el que está sentado y se acerca a la puerta de la clase, odia interrumpir, pero sus manos se mueven solas, toca dos veces y la música para de golpe.


La puerta se abre y Kyungsoo ve de más cerca las arrugar del profesor, parece más viejo de cerca.


-Hola...- Susurra y el señor levanta la cabeza.


-¿Que quieres chico?


-Yo...- No sabe cómo empezar- ¿Donde está Jongin? Quiero decir no ha venido y es raro...


-¿Eres algún familiar?- Su tono se vuelve bajo y triste


-Emm no, soy... Un amigo- Supone- ¿Sabe que le pasa?


-Kim Jongin no se encuentra en condiciones- Va a cerrar la puerta Kyungsoo lo ve, pero antes de que eso pasara, cuela su pie entre la puerta.


-¿Pero donde esta?- El profesor suspira y llama a uno de sus alumnos.


-¿Donde está Jongin?- El alumno pelinegro mira a Kyungsoo.


-En el hospital general de Seúl...


A Kyungsoo le sienta como un golpe de hielo en la cabeza, su boca se seca al instante y su cuerpo se paraliza, Jongin estaba en el hospital, pero él estaba bien ¿Cierto? Su bailarín es fuerte, tal vez solo sea un resfriado. Pero Kyungsoo sabe que por un resfriado no se va al hospital


-¿Q-q-que le pasa?- Profesor y alumno comparten una mirada y Kyungsoo carraspea, sudando de preocupación.


-El día que llovió tanto- Comento el compañero, que rápidamente fue rodeado por el resto de alumnos- Creo que un coche se lo llevo por delante- A Kyungsoo se le corto la respiración- Llovía demasiado, y el conductor no le vio cruzar...


-¿Cómo?- Kyungsoo deseo haber escuchado mal.


-Se lo llevaron al hospital y esta allí desde antes de ayer...


Kyungsoo no les dio tiempo a seguir hablando, pues salió corriendo a través del pasillo, esquivando alumnos, profesores y algún carrito de la limpieza. El corazón se le sale por la boca y no se cansa de correr.


El taxi le cuesta tres meses de paga, pero no le importa porque piensa que lo que ha pasado es culpa suya, piensa en el paraguas que está en su mochila y en la lluvia de hace dos días.


Pronto volvió a llover, Kyungsoo sale corriendo del taxi y entra al edificio. Miles de ojos miran al chico que acaba de entrar, agitado y lloroso.


La verdad, Kyungsoo se teme lo peor.


El hospital esta bastante vacio para la hora del día, algunas enfermeras sostienen su café en las manos, hablando del tiempo tan malo que hace fuera. Kyungsoo aminora la marcha cuando se da cuenta de que no tiene ni idea de adonde dirigirse. Se acerca algo tímido a uno de los recepcionistas que hay.


El señor levanta la mirada cuando ve a un inocente niño, con su mochila de instituto acercarse a paso lento y cuidadoso.


-Buenas tardes...- Saluda Kyungsoo con un claro nudo en la garganta, quiere ir a ver a Jongin.


-Buenas tardes- Le responde sonriente el trabajador.


-Quiero, quiero ver a Jongin- Pronunciar su nombre es algo raro para el- Kim, de apellido Kim- Recuerda perfectamente a su bailarín diciendo aquellas mismas palabras.


El señor recepcionista vuelve la cabeza al ordenador, teclea rápido un par de cosas y mira de nuevo al joven.


-Kim Jongin se encuentra en la sexta planta en la habitación 540- Le dice calmado- Creo que ahora está con el médico.


Kyungsoo asiente y se pone en marcha.


Le sudan las manos, el sofoco que siente no es normal y le duele el estomago. No es la cita que él esperaba con su bailarín.


El ascensor le lleva a la sexta planta antes de lo previsto pues Kyungsoo aun no sabría que decir en cuanto lo viera. Se acerca a la fila de puertas con el número cinco como líder de otros dos números y recorre los pasillos hasta dar con la puerta que además tiene un cuarenta adjuntado


Esa puerta esta entreabierta y puede escuchar a su bailarín dentro, no oye la conversación, está demasiado embalsamado con su voz. Tiene miedo de interrumpir la conversación que el rubio tiene con el médico pero su ansia por saber cómo esta le puede y se asoma por la puerta entreabierta.


Después deseo no haberse asomado.


Sus dedos se tensan y se agarrotan agarrándose al contorno de la puerta, su preocupación aflora de nuevo, de golpe y sin piedad., haciendo que sus ojos escuezan, su vista se nubla en segundos y deja escapar un grave jadeo.


Las piernas comienzan a temblarle, algunas lágrimas se sueltan en pendiente y caen por sus redondeadas mejillas.


Kyungsoo lo desearía, pero no puede apartar la mirada de las piernas escayoladas de Jongin, completamente tiesas, estiradas sobre las sabanas blancas, cubiertas de una gruesa capa de yeso. La imagen era demasiado tétrica para Kyungsoo, aquellas musculosas piernas se habían estado moviendo en gráciles pasos, bailando al son de la música clásica de Mozart y ahora están ahí, muertas, rotas, sin vida.


Kyungsoo no lo soporta y abre la puerta, como un pequeño relámpago de cabellos azabache se lanza al interior de la habitación, buscando con las manos a Jongin. Asusta a ambos personajes y el médico se aparta ante el kamikaze.


Kyungsoo se cohíbe al verse recibido por los brazos de Jongin, que le esperaban abiertos. El joven moreno rodea el cuello de su bailarín y entierra su rostro en el hueco de su hombro, es la primera vez que esta así de cerca de su bailarín y se da cuenta de que huele a canela, sabor que ama Kyungsoo, pero se mezcla con el sabor salado de sus propias lagrimas. Siente los brazos de Jongin rodearle, uno apretándole mas a él y el otro escurriéndose hacia su pelo y entrelazando sus dedos en las hebras negras como el carbón.


-Kyungsoo...- Susurra Jongin- Deja de llorar...- Pero Kyungsoo no puede- ¿Has venido a por un autógrafo?- Su voz suena lastimera y acaricia con cada silaba la piel blanca de Kyungsoo.


-Tus piernas... Jongin... Tus piernas...- Jadea Kyungsoo mientras se aprieta más y más contra Jongin, porque tiene miedo a dejarlo escapar.


-¿Qué haces aquí Kyungsoo?- Jongin  le separa y lo mantiene alejado con su mano.


Kyungsoo se fija por primera vez desde que ha entrado en el rostro de su bailarín. Tiene el labio arañado y algunas marcas rojizas que surcan su piel bronceada, pero sigue siendo bello y risueño.


El joven intenta dejar de llorar, taparse con la manga de su camisa los ojos parece la solución más acertada.


-¿Qué haces aquí?- Repite


-Fui... Fui a verte, pero no... No estabas en clase y... Hoy tampoco has ido... Le pregunte a tu profesor y él me dijo...


Se quita el brazo de los ojos y observa a Jongin a la cara, sus ojos le observan interesados y tristes a la vez.


-Pues aquí estoy... - Sonríe Jongin.


-Lo siento, Jongin lo siento mucho, fue culpa mía- Dice Kyungsoo con los hombros demasiado tensos para coger el paraguas que lleva en la mochila, se le resiste un par de veces pero al final logra sacar el objeto.


-Tú no tienes la culpa, el culpable es el idiota del mercedes, no tu- Jongin mira el objeto en las manos del joven- Quédatelo, pronto lloverá de nuevo y tienes que irte a casa.


Kyungsoo vuelve a mirar las piernas de Jongin, torturándose.


-¿Se pondrán bien?- Dice, señalando las vendas blancas que ahora son las piernas de Jongin.


El mira a su fan y entrecierra los ojos, Kyungsoo se entristece aun mas cuando descubre pequeñas lagrimas refugiándose en el lagrimal del chico rubio.


-Vete  casa Kyungsoo...


-No- Niega fuerte con la cabeza y el rubio suspira.


-Por favor quiero estar solo- Kyungsoo da unos pasaos hacia atrás.


-¡Vendré a verte mañana Jongin! ¡Vendré a verte todos los días! No perderé la costumbre.... Quiero verte bailar- Y después de eso sale corriendo, avergonzado.


Deja atrás a un bailarín que comienza a llorar mirando sus inservibles piernas.


 


Al día siguiente, el joven ya ha pagado el autobús, que es más barato que un taxi, aunque más lento, y se dirige al hospital, en su mochila del instituto lleva una bolsa con pastelitos horneados por su madre, pensó en Jongin cuando los cogió esta mañana, aunque no sabía si le gustaban las nueces o el azúcar, o si era alérgico.


El hospital está un poco mas lleno que el día anterior y para su sorpresa, no se pierde al llegar a la habitación quinientos cuarenta. La puerta esta vez está cerrada, pero el joven toca dos veces con sus nudillos y una respuesta se oye a los pocos segundos.


Kyungsoo abre un poco tímido y entra a la habitación. Jongin sigue ahí, en la misma posición que el día anterior, pero al verle, Jongin sonríe.


Kyungsoo puede ver algo de sorpresa en los ojos de Jongin, como también algo de tristeza.


-Kyungsoo... - El nombrado camina un par de pasos más, y espera la invitación de Jongin para acercarse.


-Te traje pastelitos, los hizo mi madre- Se dispone a buscar en su mochila y saca un humeante taper.


-Oh, qué buena pinta- A Jongin se le hace la boca agua con solo verlos


Kyungsoo saca uno y Jongin extiende la mano.


-No puede comer eso- Kyungsoo se asusta al escuchar una tercera voz, llega de sus espaldas y ha hecho que su pastel caiga al suelo.


-Taemin, no eres papa- Comenta Jongin al chico que acaba de entrar por la puerta, alto, de hombros anchos y curiosamente, también tintado de rubio.


-Pero soy tu hermano mayor- Entonces Kyungsoo empieza a sentir un inmenso respeto por aquel hombre, que es igual de guapo que Jongin, pero Jongin es su bailarín.


-Me quería comer ese pastel


-No puedes comértelo, lleva azúcar...


-Claro, no puedo comérmelo porque está en el suelo


-No me discutas Jongin


-Pues no vengas mandando


A Kyungsoo le resulta de alguna manera cómico, el es hijo único y no sabe lo que es tener un hermano, pero Jongin no parece llevarse muy bien con el suyo.


-Cállate Jongin


-Estas asustando a Kyungsoo- Y Kyungsoo se da cuenta de que se ha encogido sobre sí mismo, con su taper de pastelitos pegado al pecho.


Taemin, el hermano de su bailarín, le mira de arriba a abajo.


-¿Este es Kyungsoo?- Al asentimiento de Jongin, su hermano palmeo la espalda de Kyungsoo- Vaya, no te imaginaba así, y eso que Jongin no deja de hablar de ti...


-Taemin- Le corta el joven rubio intentando evitar algo.


El rostro de Taemin en esos momentos es un poco indescifrable para Kyungsoo, no sabe si estaría bien reírse o salir corriendo para huir de su mirada.


-Encantado- Suelta un desorientado Kyungsoo y le tiende la mano al hermano mayor de su bailarín.


Taemin le devuelve el saludo, estrechando su mano con fuerza y una sonrisa en la cara. Después, le arrebata la caja de pastelitos y recoge el dulce que se cayó al suelo.


-Me llevo esto- Se dirige a la puerta llevando consigo los pasteles- Os dejo solos...


De nuevo tan solo las respiraciones se escuchan en la habitación de ese hospital. La cama que hay al lado de la de Jongin esta vacía así que Kyungsoo se sienta allí.


-Perdona a mi hermano... Es un poco imbécil- Confiesa con una sonrisa ladina.


Kyungsoo niega con la cabeza, restándole importancia a las acciones del hermano mayor y a su mirada imponente.


-Gracias por los pastelitos, no soy así de especial para todo el mundo...-Dice Jongin acomodando. Su espalda sobre la almohada


-Para mí si lo eres...- El corazón de Jongin da un fuerte golpe en su pecho cuando escucha esas palabras de su fan y no puede evitar sentirse agradecido.


 


Pasan la tarde juntos, Kyungsoo se ríe mucho de los chistes que cuenta el rubio y escucha atentamente las historias locas de su infancia. Descubre que el amor el baile esta desde que era pequeño y que siempre ha estado bailando.


Por su parte Jongin quiere hacer sonreír a Kyungsoo, quiere evitar que su tristeza traspase los límites de su piel y contagie al moreno de labios acorazonados, Jongin quiere volver a bailar para él, pero sabe que es imposible


Cuando un mensaje de la señora Do retumba en la habitación Kyungsoo se da cuenta de que es demasiado tarde para coger el bus y tendrá que pedir un taxi. No quieren despedirse, están demasiado cómodos el uno junto al otro, pero pronto echarían a Kyungsoo.


No se despiden con un movimiento de manos o una simple palabra, sino con un fuerte e intenso abrazo, comparten miradas y Kyungsoo sale de la habitación.


Se asusta al encontrarse a Taemin apoyado en la pared de enfrente.


-Hola- Kyungsoo le mira atentamente y sonríe despreocupado, Taemin lleva consigo la bolsa de pastelitos aun llena.


-Hola de nuevo...- Taemin mira fijamente la puerta de la habitación de su hermano pequeño, Kyungsoo puede ver un brillo en sus ojos, pero no sabe decir muy bien que es- ¿Te llevo a casa?


-¿Eh? No, vivo muy lejos del centro, no quiero molestar- Taemin le devuelve los pastelitos.


-No es molestia, es lo mínimo que puedo hacer para agradecerte que cuide de mi hermanito...- Le pasa un brazo por detrás de los hombros y le guía hasta la puerta.


 


Kyungsoo alucina por lo rápido que han llegado a su casa, la lluvia amenaza de nuevo por caer, pero el abre la puerta para salir.


-Espera Kyungsoo...-El chico se queda quieto y vuelve la cabeza al rubio, que aprieta con fuerza el volante.- Jongin...- No encuentra las palabras- Jongin no necesita tu ayuda... -Las primeras gotas caen n el parabrisas y el moreno cierra la puerta- No sé si te abras dado cuenta, pero sus piernas...


Kyungsoo mantiene la respiración, sabe que es lo que va a decir Taemin.


-El está muerto de cintura para abajo...- Y Kyungsoo suelta el aire de un golpe.


-Lo sabia...- Confiesa, se marea de repente, deseaba que solo fuese una corazonada suya, pero haberlo escuchado de Taemin es un duro golpe, y las lagrimas se le atascan en los ojos, Kyungsoo sabe que llorara de un momento a otro


-El ama bailar, hemos intentado meterle en la cabeza que ya no volverá ha hacerlo, pero lo niega, grita y niega... Eso es lo que más me duele.


Kyungsoo tapa sus ojos con las mangas de su suéter, estaba llorando demasiado fuerte.


-Siento decirte esto, pero si el hecho de que vayas a visitarlo le recuerda su amor por el baile, prefiero que no vayas...


Kyungsoo le mira con pánico en su mirada.


-No, yo quiero ir a verle...


-Quieres verle bailar...


Kyungsoo no sabe qué decir, sabe que es cierto, pero no encuentra argumentos.


-Si ya no va a bailar, ¿Qué sentido tiene tu visita?


Cierra las manos en puños y se clava las uñas en las palmas.


-Iré como amigo... No como seguidor, seré su amigo, estaré ahí para él, seré su apoyo, no volveré a mencionar su baile, dejare de ser su fan...


Taemin sonríe después de eso, y acaricia los cabellos de Kyungsoo.


El moreno ve el coche del hermano de su bailarín alejándose, no, Jongin ya no es su bailarín. Entra en su casa, con la cruel verdad de que no volverá a ver esos gráciles pasos y esos cabellos rubios brillar bajo los focos.


 


Se da cuenta de que se ha enamorado de su bailarín un día que se escapa del instituto precisamente para ir a verlo al hospital, la idea de verlo bailar ya casi se ha borrado de su mente, ya son dos semanas pasando las tardes con él y fue valiente al no mencionar el ballet que tanto le gustaba.


El hospital ya no le parece tan frio, sabe que hay un alma tibia en una habitación de aquellas.


Kyungsoo llega al esperado pasillo y ya sabe que algo va mal. Taemin está fuera de la habitación, y está llorando. Kyungsoo le mira extrañado y cuando comparten la mirada el rubio se asusta, mira alterado hacia los lados y se muerde lis labios.


El estudiante se ha saltado las tres últimas horas de clase, para oírle gritar de dolor.


Y ahí es cuando su corazón explota, Jongin está llorando, gritando y Kyungsoo tiembla, quiere arroparle y besarle las mejillas hasta que se calme, acunarle en sus brazos y acariciar su pelo dorado.


Pero no puede pasar, Taemin no le deja.


Sabe que está con el doctor, con psicólogo, Taemin se lo dice calmadamente mientras hace oídos sordos a los insultos de su hermano. Todos los días a esa hora Jongin pasa por el infierno de recordar que ya no va a volver a bailar.


Los minutos se han convertido en una hora y el doctor sale de la habitación, Taemin se levanta sin pensarlo dos veces y ambos se echan a un lado para hablar lejos de Kyungsoo.


El moreno aprovecha para colarse en la habitación de Jongin.


Un gran sentimiento de pena le cae encima como una piedra de yeso. Se fija en sus piernas, ya no tiene esas escayolas gordas y pesadas, ahora solo lleva una fina venda que le cubre desde los tobillos hasta donde expone su piel.


Jongin se limpia con gran rapidez las lágrimas que han caído por sus mejillas y cuello e intenta darle la espalda a Kyungsoo.


-Jongin...


-Déjame...- Le ronronea.


-Quiero ayudarte- Y ofrece sus brazos para un gran abrazo, pero Jongin los rechaza.


-Hoy he intentado levantarme... Y no puedo- Dice tan apenado que a Kyungsoo le lloran los ojos- Ni siquiera puedo sentarme yo solo, me he convertido en un inútil.


-No eres inútil...


-Si lo soy, Kyungsoo, ya no puedo bailar ¿Sabes?- Chasquea la lengua mientras Kyungsoo se sienta en su cama- Antes yo era tu bailarín preferido, era alguien importante para ti... Ahora no soy nada.


-Escúchame Jongin- Kyungsoo respira hondo, los ojos oscuros de Jongin se pasean por su rostro- Puede que ya... No vuelvas a bailar, puede que no seas mas mi bailarín, pero eso ya no me importa- Jongin evita mirarle a los ojos- En realidad me alegro de haber conocido al poderoso hombre que estaba bailando debajo de esos focos, pero aun me alegro mas.de haber conocido al dulce chico que se quito su disfraz y se mostro a la luz del sol, como Jongin, no como mi bailarín.


El rubio se ha quedado sin palabras, está observando al estudiante que ha hecho que su corazón empezara a latir a mil por hora y sonríe.


Palabras no dichas y golpeteos de su corazón hacen entender a Kyungsoo que siente algo más por Jongin aparte de respeto y admiración.


-No me olvido de que me has llamado tu bailarín.


-Lo eras...- Admite con un poco de  vergüenza


-¿Y ahora que soy?- Se miran por un tiempo corto, lo castaño de sus ojos se tinta de negro, Kyungsoo se está acercando mientras no pierde de vista esos labios húmedos, esos rasgos de hombre joven, su piel más morena que lo habitual y esas pestañas más negras que la propia noche.


Jongin levanta su mano y la posa suavemente en la mejilla de Kyungsoo, su piel es suave, sin rastro de pubertad y más blanca que la más reciente nieve.


Cuela sus largos dedos entre las hebras negras de su pelo y tira de el todo lo que puede hasta que sus labios chocan.


Una explosión en sus cuerpos, aleteos tibios en la boca del estomago. A ambos se les corta la respiración, mientras se centran en saborear los labios del otro, ocupados, estudiando cada rincón de sus bocas, compartiendo un mismo sentimiento, un mismo deseo, una misma pasión.


Es un beso largo, caliente y lento, de un chico sin experiencia y otro que no se lo cree.


-Mi Jongin...- Dice Kyungsoo sobre los labios del otro, entre suspiros y pequeñas risas.


 


Kyungsoo está haciendo deberes justo encima de la cama de Jongin, el no está, no sabe tampoco a donde se lo han llevado, pero el doctor le ha dicho que no tardara demasiado.


Está peleando con uno de los problemas que prepara el examen la próxima semana, los números le son borrosos y el sueño le ataca cada vez que se pone a leer el enunciado, tan persistente es el ataque de Morfeo que no se da cuenta de la llegada de Jongin.


Este, sentado en una silla con ruedas,  es empujado por una enfermera joven y bastante guapa.


Jongin sonríe al ver a Kyungsoo tan inmerso en su trabajo, encorvado sobre la libreta, con las piernas cruzadas sobre la sábana blanca.


-¿No estarías mejor en una biblioteca?- Kyungsoo levanta la cabeza de repente, mirándole exaltado.


-Jongin ¿Dónde estabas?- Salta de la cama y se queda de pie frente a él.


-Hemos estado haciéndole unas pruebas...-Sonríe la enfermera, sus ojos se achican y miran al rubio con cariño- Se ha portado bastante bien- Le acaricia el pelo y se aleja por la puerta.


Jongin mira al moreno, que se cambia el peso de una pierna a otra con cara de circunstancia.


-Le caes bien a todas las enfermeras...


-Me cogen cariño enseguida


-Ya- Se pone a recoger sus apuntes y lápices, porque sabe que Jongin quiere tumbarse.


-¿Te has puesto celoso?- La pregunta pilla por sorpresa a Kyungsoo, tanto que uno de los lápices resbala de sus dedos y rebota por el suelo hasta a saber donde, inmediatamente lo da por perdido.


-No ¿Debería?


Jongin se encoge de hombros y hace rodar las ruedas de su silla hasta que la cama esta a la altura de su pecho. Kyungsoo observa el rostro serio de Jongin y le recuerda a ese rostro que ponía cuando se esforzaba, cuando repetía un paso una y otra vez.


-¿Quieres que te ayude?- Niega con la cabeza.


-No, llamare a la enfermera- Y eso a Kyungsoo le molesta basta que Jongin le saca la lengua- No soy un inútil, sé que puedo hacerlo solo.


El moreno se cruza de brazos mientras ve al rubio intentándolo, esforzándose sin ningún resultado y tiene ganas de ponerse a llorar, porque esa imagen le está destrozando.


-Jongin déjame que te ayude por favor


Jongin se deja caer sobre la silla con sus manos apretando las sabanas blancas. Se acerca lo más rápido que puede y coloca uno de los brazos del rubio alrededor de su cuello, reúne toda su fuerza e intenta levantarle.


Lo consigue con la escasa ayuda de Jongin y al final este se encuentra boca abajo en la cama y Kyungsoo jura que esta sollozando


 


Kyungsoo está inmerso en sus pensamientos, ir a ver a Jongin cada vez es más difícil, no puede hacer como si no pasara  nada, se siente un hipócrita. Ve la familiar parada de autobús donde en teoría se tiene que bajar, pasar ante sus ojos, pero no le importa, el sigue sentado cómodamente en el sillón. Mira la hora, y sabe que es el momento perfecto para acercarse a un sitio.


Baja de un salto triste y desganado del autobús y sube las escaleras, despacio, como si fuera la primera vez que las ve, se siente extraño, pues ahí fue la última vez que vio a Jongin caminar.


Entra dentro del edificio, sabe que es lo bastante tarde como para que las clases hayan terminado ya, pero a esa hora Jongin tomaba posesión de su corazón y bailaba ocupando el solo toda la sala. 


Kyungsoo se dirige automáticamente hacia esa sala, iluminada por un cirio rojo, tan brillante que le duele mirarlo, se apoya en la pared y mira la oscuridad que le rodea, no se da cuenta de cuando sus piernas se aflojan y acaba sentado en suelo.


Miles de imágenes pasan por su cabeza, y la mayoría son de Jongin, como su bailarín, esa destreza en sus movimientos, esa alma ardiente reflejada en sus ojos. Echa de menos pasar su tiempo viéndole bailar, echa de menos a su bailarín, demasiado, tanto, que se pone a llorar.


Por un momento Kyungsoo duda de quién está enamorado, si de Jongin o de su bailarín. Pero comprende que aquel chico en silla de ruedas abarca esas dos personas, tan parecidas y diferentes al mismo tiempo. 


Kyungsoo se limpia las lágrimas que han mojado sus mejillas y mira atentamente al cirio rojo, las palabras se le agolpan en la cabeza.


-Juro que volverás a bailar Jongin, sea como sea- Dice lo bastante bajo para que sus palabras se confundan con un siseo del fuego.


 


La solitaria rosa va dando pequeños golpeteos en sus piernas mientras camina, Taemin le ha dicho a donde se ha escapado Jongin esta vez y no duda en dirigirse a paso animado hacia allí. Hoy sonríe, no lleva su uniforme del colegio puesto que las vacaciones de primavera acaban de empezar y los malos pensamientos son un recuerdo en su memoria.


Abre las puertas justo cuando sus yemas chocan contra el cristal y instintivamente Jongin se gira, su cabello está más largo y parece estar fusionado con dl cielo primaveral.


Su sonrisa aparece tan pronto como ve a Kyungsoo, pero es intercambiada por un rostro de sorpresa cuando ve la rosa que trae consigo.


Kyungsoo se la tiende, esta avergonzado, su rostro esta colorado y sus mejillas rezuman calor, espera el momento en el que Jongin coja la flor para poder desmayarse de la vergüenza.


-¿Es para mí?- La voz joven del rubio suena afectada


Kyungsoo asiente.


Sus manos se rozan, se tocan con la más absoluta delicadeza, pero se mantienen ahí unos segundos antes de que se separen. Jongin ha cogido la flor.


-Acércate- Le dice al moreno.


Kyungsoo se agacha un poco para quedar a la misma altura que el chico sentado.


-Más...- Le susurra y Kyungsoo se acerca más a su rostro, hipnotizado por su iris casi negro.


Cuando sus narices están a punto de rozarse, Jongin hala las hebras de pelo oscuro que caen en la frente de Kyungsoo, hacia atrás. Contempla a escasos centímetros el rostro de su más preciado fan y al rato, le besa.


Un beso robado, un beso sorpresa, un beso joven y delicado. Tan solo la presión de ambas nubes rosadas y esponjosas, una contra otra, sin romper  esa conexión.


Kyungsoo se da cuenta de que lo que más quiere ahora es besar a Jongin hasta cansarse, es lo que le está llenando en ese momento. No quiere renunciar a él, pueda bailar o no, pueda caminar o no, Kyungsoo no dejara que eso lo engañe, porque sea como sea, su corazón está pidiendo a golpes en su pecho, que se deje la vida por aquel chico, que lo cuide hasta que su corazón deje de latir.


Jongin le deja un casto beso en la frente y uno más en la mejilla, Kyungsoo está casi de rodillas en el suelo, pero no le importa, los labios de Jongin se sienten suaves y calientes.


Kyungsoo abre los ojos a tiempo para ver a Jongin oliendo la rosa, se ve tan tierno que al moreno se le escapa una sonrisilla estúpida. Se sienta cómodamente en uno de los bancos que hay en esa terraza y observa a Jongin juguetear con el tallo libre de espinas, haciendo bailar la flor entre sus dedos.


Kyungsoo alarga la mano y agarra el reposabrazos de la silla de ruedas de Jongin y tira de él, moviendo la silla hasta que esta lo suficientemente cerca como para poder esconder su rostro en el cuello del rubio.


Huele muy bien, su piel en ese sitio es tersa, y algo más morena que el resto.


-Mmm... Hoy estas cariñoso- Jongin pone las manos en las rodillas del otro.


Kyungsoo gime en respuesta, dándole al otro la razón. Deja pequeños mimitos en su cuello, provocándole al rubio una enorme sonrisa.


-Tiene que ser la primavera...- Kyungsoo se separa de él un poco, pero al segundo vuelve a caer sobre sus labios, esta vez chasquean sus lenguas de forma lenta e intensa, pero Jongin acaba riéndose e interrumpiendo la labor de Kyungsoo.


-¿Qué?- Refunfuña el moreno sobre los labios del otro.


-Que me encantas...- Una chispa hace que los ojos de Kyungsoo brillen más que nunca, enarca una de sus cejas debido a la sorpresa.


-Tú sí que estas tonto hoy...- Susurra dándole un pequeño golpe juguetón en el hombro.


-Debe de ser la primavera- Ambos ríen con la máxima confianza.


Hablan de trivialidades, Kyungsoo tiene los pies apoyados sobre la silla de Jongin, arropando sus piernas con las suyas propias. Jongin mantiene sus manos sobre las rodillas del chico, mientras este le cuenta como fue la fiesta de las vacaciones de primavera en su escuela.


-Mis compañeros de baile participaran en el festival de primavera- Dice Jongin con una sonrisa amable - En realidad estábamos ensayando para eso antes de que... Bueno... ¿Tú vas a participar?


-Si... ¿Eh? ¿¡Eh?! ... ¿¡Como sabes...?!- Kyungsoo se queda en blanco, acaba de delatarse.


-Tus piernas... Están mas fuertes que nunca y están duras al tacto- Y aprieta los muslos de Kyungsoo - Además andas más recto y aunque utilices auriculares se reconocer las pistas de música que se utilizan en el ballet.


-Vaya....


-¿Desde cuándo bailas? - Kyungsoo se lo piensa


-Desde que jure que te volvería  a ver bailar...- De eso hacía ya al menos dos meses, intento con todas sus fuerzas e ilusiones entrar en la clase donde bailaba Jongin, pero estaba claro que no tenía ni idea de baile, por lo que le obligaron a ir a un nivel mucho más bajo.


-Kyungsoo...- Gime Jongin triste, tocado y hundido.


-Un sueño no desaparece cuando acaba la persona que lo sueña, un sueño se acaba cuando nos olvidamos de él, cuando dejamos de soñar...


-¿Quieres bailar por mi?- Comprende Jongin, su corazón late con fuerza.


-Solo si dejas a mi cargo tu sueño- Y el rubio se derrite por dentro, aquel chico al que le ha cogido mucho cariño está a punto de seguir sus pasos


-Kyungsoo eres un idiota... Un idiota adorable


-Gracias...


Un silencio incomodo se alza entre los dos chicos, ninguno sabe como continuar la conversación. Jongin le mira y asiente.


-Déjame ver como bailas…


Kyungsoo reacciona exageradamente, como si cada palabra fuera el peor susto de su vida. De repente comienza a temblar y se queda estático en el sitio, no puede ni moverse.


-Vamos- Insiste Jongin animadamente, incluso tira de su brazo para que se levante.


El moreno parece un robot mal construido cuando consigue levantarse, no está seguro y las miradas que le  echa al rubio lo dicen todo.


-Me da vergüenza- Gime Kyungsoo- Solo llevo un par de meses y no soy del todo bueno, me está costando mucho ponerme al nivel de mis compañeros y me parecería un insulto hacia tu persona


-Déjate de excusas- Jongin reclama, y agita las manos restándole importancia a todas las preocupaciones de Kyungsoo.


-Aun me falta mucho para llegar a ser como tu- Utiliza como último recurso.


-En este momento cualquiera puede llegar a ser mejor que yo- Kyungsoo baja la mirada y mira sus pies, juntos, deseando moverse.


-No digas esas cosas


-Baila, baila por mí- Jongin dice, está más serio que nunca y por una vez Kyungsoo toma muy en serio sus palabras- Te dejo a cargo de mis sueños, de mi sueño de ser el mejor bailarín, de mi sueño de triunfar en cualquier escenario, solo déjame acompañarte.


La respuesta de Kyungsoo es más que obvia, no dice nada, no cambia la expresión de su rostro, tan solo se mueve. Recuerda a la perfección la coreografía y se sitúa en la pose exacta para empezar.


Jongin le mira embobado, no hay música no hay focos y sabe perfectamente que Kyungsoo no lo hace de forma correcta, pero en sus ojos, es perfecto.


Le hace parar un par de veces y le corrige la posición de los brazos y de las piernas, le obliga a agacharse un poco más antes de saltar y a estirar las piernas en el aire.


Es extraño para ambos.


El que en un principio observaba desde las sombras al que bailaba bajo los focos, ahora está siendo observado mientras baila por el que antes era el bailarín.


Pero es tan satisfactorio que no les importa haber cambiado los papeles, siempre y cuando sea Kyungsoo quien baile por Jongin.


Ambos, tirados en la hierba, dejando atrás el bullicio de gente, con la silla de ruedas echada un lado, descansan tumbados cuan largos son, la cabeza del moreno apoyada en el pecho del rubio y las manos de este rodeando la espalda del otro. Ni siquiera saben qué hora es, no les importa, solo quieren estar juntos. No les importa quién es el fan y quien el bailarín, porque sea donde sea, siempre han sido uno. 

Notas finales:

Agradezco a todos los lectores que se hayan pasado a ver Balletino ^^ Espero que les haya gustado 

Dejenme sus opiniones en un review, si quieren, les estare muy agradecida 

Chuu~ 

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