Aramis estaba realmente extrañado, ¿de qué podría conocer su padre a un genio como Tony Stark? Eso no podía ser cierto, su padre no era más que un ex-militar aburrido que pasaba los días bebiendo cantidades industriales de alcohol… Cuando no estaba bebiendo estaba fumando, en cantidades a las que a cualquier hombre ya le hubiese dado un cáncer de pulmón, pero en cambio Steve seguía ahí, perfecto. Lo único que tenían en común era la parte del alcohol.
La mirada de Steve se dirigió a su hijo mientras sostenía la puerta, ¿cómo demonios lo había encontrado? No quería saberlo, solo quería que aquel problema se resolviese cuanto antes…
-Aramis, ¿puedes irte un segundo a tu cuarto, por favor? –Dijo su padre mientras dejaba pasar a los dos genios que estaban en las puertas de su casa.
-Claro, papá…
El fastidiado adolescente entró en casa y caminó a su habitación, pero cuando pasaba al lado del sofá vio que tenía los cordones desatados. Se agachó a atárselos antes de que su padre le dijese algo, como siempre, era un maníaco con la seguridad… Entonces vio lo que parecía un libro bajo el sofá, miró hacia atrás para ver si los mayores le prestaban atención, al comprobar que no introdujo el frío libro de tapas de cuero bajo su camiseta y entró en su habitación.
Se apoyó en la puerta como si de no hacerlo fuese a abrirse de golpe o algo similar. Respiró hondo y sacó el libro de su escondite, sobre la tapa había un poco de polvo, no le importaba, era posiblemente lo menos interesante de aquello. Leyó las palabras que había escritas en un papel pegado a la cubierta “Verano ‘10”, en aquel entonces tendría unos tres años…
Se sentó en la cama sujetando aquel álbum de tapas rugosas y azules. Respiró hondo, sentía que le temblaban las manos solo con pensar lo que podría ver en aquellas fotos. Su padre le había contado que su madre los había abandonado en diciembre de 2010, así que estaba ansioso por saber cómo era ella, ¿tendría los ojos grises como él? Cerró los ojos autoconvenciéndose de que lo que estaba a punto de hacer estaba bien… Abrió el libro sin mirar y poco abrió los ojos para ver la primera foto de aquellas páginas negras de cartulina. Lo que vio lo dejó ojiplático.
Se esperaba ver una foto de su padre o de su madre, pero no lo que se encontró… Una foto de él con su padre, Tony Stark y otro niño que llevaba una camiseta que ponía “Athos” en lo que aparentemente parecía una atracción infantil de Disneyland Eso debía ser una broma pesada… Pasó la página buscando una respuesta a quién era aquel niño y por qué tenía una foto con Tony Stark, pero lo que vio lo dejó aún más desconcertado.
En la siguiente foto se veía como el genio que tanto admiraba lo sostenía mientras soplaba las velas de la tarta de su aparente tercer cumpleaños. Vale, no había problema, su padre podría haber sido amigo del hombre de hierro, pero, ¿por qué se habían distanciado? Esa parte simplemente no la entendía, ni tampoco por qué estaba el álbum escondido bajo el sofá. ¿Por qué no podía verlo? Demasiadas preguntas y ninguna respuesta lógica… No tenía por qué haber algo en aquello, pero sinceramente no entendía nada de es. Si eran tan amigos, ¿por qué no tenía ningún recuerdo de él?
Miró a la puerta durante un momento, eso le olía demasiado a gato encerrado por todas partes. Pasó la página, bajó la mirada al libro y entonces algo hizo “click” en su cabeza mientras otro algo se rompía. Aquella foto sin duda lo había marcado… Tony y Steve… Besándose… No podía ser... Sus manos empezaron a temblar, no… Su padre besando a su héroe. No había nada que pudiese hacerle pensar que fuese una ilusión óptica, porque no lo era… Pasó los dedos por el borde de la página intentando serenarse.
Respiró hondo y pasó la página intentando no seguir pensando en aquella foto, en cada fotografía suya salía también el tal Athos... ¿Quién era? ¿Por qué estaba siempre con él? No lo sabía, pero planeaba averiguar todos los secretos que le estaban ocultando, habían topado con el chico equivocado, Aramis Edward Rogers era un chico curioso que n pararía hasta dar con la causa de todo.
De pronto escuchó un ruido en el salón que le hizo ocultar el libro bajo la almohada por miedo a ser descubierto. Sacó el teléfono del bolsillo de sus pantalones vaqueros y se quedó mirando la pantalla como un estúpido… No sabía que buscar, no había nada que pudiese ayudarle a averiguar aquello, entonces miró a la puerta esperando a que dejasen de hacer ruido, necesitaba seguir viendo las fotos. Quizá haciendo aquello lograse un poco más de información.
Estaba decidido a terminar de ver aquellas fotos y saber todo lo posible acerca de aquella época. No había nada demasiado interesante, fotos antiguas en las que su padre demostraba lo macho “heterosexual” que era… De pronto una fotografía captó su atención, su padre aparecía vestido con el traje de Capitán América y con el escudo, no podía ser… O era un cosplayer excelente o es que realmente era el Capitán América. Aunque en principio le chocó pronto comenzó a tener sentido en su mente. Su padre nunca hablaba de su antiguo trabajo, cuando le preguntaba solo decía que se encargaba de ayudar a la gente. Además el capitán llevaba ya la friolera de trece años fuera de servicio. Aquello también explicaba la cantidad enfermiza de juguetes que tenía del héroe americano…
Dejó el álbum a un lado, tenía curiosidad por saber de qué hablaban los adultos en el salón, así que posó la cabeza en la puerta de pino pintada de color rojo oscuro intentando saber que pasaba. A penas podía escuchar algún que otro murmullo que no tenía sentido fuera de una conversación. Eran cosas como: “Aramis no puede saberlo”, “No vuelvas a acercarte a él”… No entendía demasiado bien qué estaba pasando allí, entonces empezó a afinar el oído.
-Necesita estudiar en un buen colegio. Los dos sabemos que tú no puedes costeárselo, no puedes negarle la educación que se merece. El chico tiene talento, déjame enseñarle, necesita un mentor que le enseñe como van las cosas. También es mi hijo, Steve.
No podía creérselo, ¿su padre le estaba negando un futuro prometedor por su estúpido y gran orgullo? Hizo una mueca, le estaba dando demasiado asco…
-Cuando nos divorciamos dijimos que tú criarías a Athos y yo a Aramis. Ese era el trato.
Aramis se quedó atónito, ¿qué estaba pasando?