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One shot Bennoda. Inolvidable Navidad. por MichaelBennoda

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Notas del fanfic:

Advertencia:La historia a continuación no relata ni se basa hechos verdaderos, Bennoda no ha sido confirmado, por lo que el contenido es mera ficción y es utilizado con fines de entretenimiento.

Notas del capitulo:

HOlaa¡ hace mucho no paso a publicar por aquí, pero ya les traigo un pequeño regalo, un presente para estas fechas. ¡Sí!, ¡un Bennoda lleno de lemmon!
Es para que, a los que no les gusta estas fiestas, se den una escapadita para leer mientras preparan o sirven la cena, o para cuando la abuelita/o se pone a platicar su historia de como salvó a la navidad (por enésima vez) :P.

Inolvidable Navidad.

 


   El frio caló a través de las mantas hasta su cuerpo desnudo, despertándolo con un pequeño escalofrió. Aún con los ojos cerrados, sonrió al sentir una piel cálida detrás, abrazándolo con dulzura y a la vez con fuerza, como si su vida dependiera de aquel contacto. Chester se arrebujó al sentir el latido del corazón de su amante, latiendo sobre su espalda. Lo hacía sentir completo, querido, inmensamente feliz.

 Delicadamente se despojó del brazo que lo rodeaba para no despertarlo y se paró a buscar su ropa interior que seguro había quedado votada en algún lugar de aquella habitación de hotel. La acalorada y frenética noche que tuvieron, los obligó a despojarse de cualquier prenda y accesorio que irrumpiera con aquel pacto de amor que se prometían desde ya hace varios meses, ocho para ser exactos.

 

Cuando empezó la gira, ninguno imaginó que terminarían por entregarse el uno al otro tan desesperadamente, entre caricias y besos. Los hoteles de Australia, Japón, gran parte de los países de América del sur, Francia y Londres, habían sido testigos del amor, lujuria y pasión de ambos hombres. Ahora estaban en Italia, más cerca de casa que cuando empezaron y esto, por desgracia, estaba por terminar. Ambos tenían esposas e hijos esperándolos, habían acordado que su aventura solo duraría mientras viajaran alrededor del mundo para promocionar su nuevo álbum. En el corazón de ambos existía un gran sentimiento de tristeza al tener que regresar a casa fingiendo que eso nunca pasó.

 

‘Si sólo nos hubiéramos declarado nuestro amor antes de que tuviéramos familia, todo esto sería diferente, muy diferente’ pensó Chester con nostalgia mientras se colocaba sus calzoncillos ajustados y una pijama caliente para regresar a la cama. Amaba a su familia, sí, pero siempre soñó una con su compañero de banda y ahora era demasiado tarde para volver atrás.

 

Dormido frente a él se encontraba Mike, muy sereno, en posición fetal y con una sonrisa infantil en la cara. Al darse cuenta de que le faltaba el calor de Chester, fue a buscarlo con su brazo hasta que lo encontró.

 

-Estaba soñando contigo- Dijo él, sonriendo.

 

-Me imagino qué- Comentó Chester con una sonrisa pícara, sabiendo que detrás de los ojos grandes y sonrisa amplia de Mike, se escondía un hombre lleno de pasión y lujuria, de ternura y comprensión – pero me gustaría estar seguro, cuéntame.- Mike lo volvió a abrazar, acercándolo suavemente contra su pecho musculoso. Chester recargó su frente en aquella piel color avellana y le besó delicadamente uno a uno los dedos de la mano.

 

-¿Recuerdas el día que nos conocimos? ¿Aquel día en que Brad enfermó y tuve que ir yo a tu entrevista de trabajo?-

 

-Cómo olvidarlo. Me enamoré de ti aquel mismo día, aunque tú digas que el amor a primera vista no existe- El mitad japonés sonrió mientras besaba la frente de Chester.

 

-Lo sé, bebe. Soñé con ese día. Es cierto que no creo en el amor a primera vista pero desde que te vi y oí tu asombrosa voz, me gustaste, más de lo que puedo recordar- Sin saber cómo reaccionar, Chester añadió otra sabana para taparse y le empezó a besar los dedos de la otra mano.

 

-¿Y era tan guapo en tus sueño como los soy ahora?-

 

-¿Guapo? ¿Quién te dijo que eras guapo?- Bromeó Mike. Era cierto que los años, el trabajo y la familia los había consumido, aunque seguían siendo jóvenes, llenos de vida.

 

En el sueño, Chester era aún más pequeño que cuando lo conoció, apenas un muchachito de unos quince años. Era el chico más atractivo que Mike había visto. Su piel, a pesar de estar cubierta de algunas imperfecciones, era bastante tersa y clara, como la leche. Su cara tenía rasgos masculinos, con mandíbula prominente, adornada por un par de ojos grandes, de mirada cálida y cautivadora. Casi anhelaba que su sueño se volviese realidad para poder besarlo.

 

-Lo soy, Shinoda. Más que tú-

 

-Lamento decepcionar tus ilusiones pero ambos sabemos que las chicas me siguen más a mí que a ti- Se jactó, haciendo callar al cántate que pareció hacer un berrinche –Aunque para mí, eso no importa. Ante mis ojos, eres la persona más perfecta que existe.- Terminó de decir y antes de que Chester pudiera contestar, se acercó rápidamente para robarle un beso en la boca.

 

 Chester no pudo rechazarlo, ambos se sumergieron en un beso profundo, vehemente. Mike lo tomó de la mejilla  y notó una ligera lágrima que probablemente dejó escapar al escucharlo antes. Ambos cuerpos empezaron a moler el uno con el otro lentamente pero ya estaban desechos, anoche había sido su último concierto y se encontraban sumamente agotados, ya no podían más, no después de haber hecho el amor horas antes.

 

Chester estaba realmente cautivado con la atención que Mike había puesto en él últimamente y no pudo evitar soltar una lágrima al oír su confesión, todo parecía un sueño. Durante unos minutos más, las caricias y los besos se fueron desvaneciendo para dejarle paso de nuevo al mudo de los sueños, mañana tenían planes, mañana sería el último día que tendrían para disfrutarse del uno al otro.

 

 

 

 

 

-¡Despierten! ¡Es Navidad! ¡Oigan todos, es Navidad!- Gritoneaba Brad a través del pasillo del hotel. En la cabeza, lucía un sombrero rojo con cascabel que, con sus tintineos, terminaba de despertar a sus compañeros de banda.- ¡Despierten, es Navidad!-

 

‘Mierda’ pensaron ambos dentro del cuarto. Chester se paró de inmediato y corrió velozmente hacia la puerta que anexaba la habitación de Mike con la suya ‘Qué suerte tengo de que anoche me paré a vestir y de que esta puerta exista o estaríamos en problemas’ Ya les habían pasado situaciones similares antes. Oyó a Brad saliendo de la habitación de Mike y aproximándose a la suya con paso veloz.

 

-¡Chester, llegó la navidad!- Brad entró al cuarto y le aventó un sombrero como el suyo a la cama, al parecer tenía uno para cada quien. -¡Vamos a abrir los regalos!- Salió del cuarto tan rápido como entró, no se percató de la cama perfectamente tendida, de que Chester no había pasado la noche ahí.

 

Antes de unirse con Brad y con los demás para abrir los regalos, se cambió de ropa y pasó silenciosamente a la habitación de Mike. No lo encontró pero oyó ruidos en el baño. Abrió la puerta y salió una niebla densa. ‘Se está bañando’ comprendió, mordiéndose un labio.

 

-¿Brad, eres tú? ¿No puedes esperar a que terminemos de arreglarnos?- No obtuvo respuesta. La cortina se abrió de repente y se llevó una toalla a la entre pierna, asustado. – ¡Ah! Eres tú, Chester.- Exhaló aliviado.

 

-¿Puedo entrar? También necesito un baño, ayer me dejaste más que sucio.- Sin esperar la respuesta, Chester entró a la ducha, tomó el jabón y comenzó a tallar la espalda de Mike, otorgándole pequeños besos sobre su cuello húmedo, cubierto de gotitas de agua que parecían tener un sabor similar a la miel.

 

Mike se estremeció bajo la respiración de Chester y ante todo, con el calor que brotaba de su cuerpo, por momentos aquello era lo más parecido a estar en el paraíso. Su cuerpo se debilitaba y gemía con cada toque electrizante de los labios del cantante posados sobre su piel. Mordiéndose un labio, notó que estaba aguantando la respiración. Sus piernas temblaron y su cuerpo se tensó, y debajo, se formaba una erección que cortaba el agua de la ducha que corría libremente por su abdomen.

 

Chester bajó una mano más allá de la suave curva del vientre musculoso de Mike, tomando su miembro despierto bajo la mata de vello negro y comenzó a bombear sobre él suavemente mientras que alzaba su rostro en busca de sus labios. La boca de Mike se abrió bajo la suya e introdujo su lengua con un gemido ahogado. La mano de Chester trabajó más rápido sobre la erección mientras se debatían en un juego de caricias y besos.

 

-Tómame. Quiero sentirte dentro, Chester-

 

-Deseo concedido- Mike se volteó. Chester le abrió las piernas y lo levantó, recargándolo sobre la pared de azulejos fríos. Mike se retorció bajo su agarre y le rodeó la cintura con ambos muslos, recargando su frente contra la de Chester.

 

-Vamos, ¿Qué esperas?- Lo tentó Mike con una sonrisa cargada de perversión.

 

El castaño colocó un dedo en la boca de Mike para humedecerlo y lo bajó a la pequeña entrada que palpitaba ansiosa por lo que venía, cepillando alrededor de ella.

 

-Estoy tan caliente, Mi…-

 

-¡Michael Kenji Shinoda, todos estamos esperándote a ti y a Chester para que bajen a abrir los regalos!- Gritó Brad dentro de la habitación del rapero -¿Dónde estás?-

 

Los abrazos y gemidos cedieron ante la voz que se oyó en la habitación. Brad había entrado sin anunciarse y estaba por tocar la puerta del baño. Chester se quedó paralizado bajo la ducha mientras Mike tomaba una toalla y se la amarraba a las caderas para salir con Brad, no sin antes despedirse de Chester con un beso.

 

-Tendremos que esperar, bebé- Le musitó mientras salía con un rostro molesto para enfrentarse a su amigo -¡¿No puedes esperar un segundo, Delson?! Me estaba bañando-

 

-No te enfades, Mickey. ¡Es Navidad!, nadie debe enfadarse en Navidad. Iré por Chester mientras te cambias- Cambió la cara de perrito regañado por una sonrisa confiada.

 

-No es necesario- Interrumpió Mike, -Él está…. Salió por un segundo, dijo que tenía que buscar algo para su jaqueca- En el baño, Chester se mordió un dedo intranquilo, ¿Qué hubiera pasado si se le ocurría entrar?

 

-Okey…- Continuó Brad -últimamente ustedes dos andan raros. “Los” espero abajo- sonrió perversamente y salió del cuarto.

 

‘¿Sabrá algo?’ pensó Mike.

 

Chester salió de la ducha ya vestido, se dirigió afuera de la habitación y lo esperó junto al pasillo hasta que terminara de arreglarse para bajar juntos a la sala ‘Si me hubiera quedado, terminaríamos destruyendo el baño’.

 

Cuando Mike por fin salió, cerró la puerta echándole llave, se volteó y se encontró a Chester, quién lo tomó del cuello y lo acercó para besarlo, hasta que Mike lo alejó suavemente con una mano.

 

-Tendremos que esperar hasta la noche, bebé, antes del vuelo a los Ángeles-

 

-Te gusta torturarme ¿mmm? ¿Es eso?- El castaño se acercó y tocó el abdomen de Mike, que se contrajo bajo el tacto frío. Desató el botón del pantalón y bajó la cremallera, muy despacio.

 

-Chester nouuu- ‘Al que le gusta torturar es a otro’- Tenemos que regresar con los chicos. Prometo que me harás el amor cuando regresemos de la feria.- Terminó de decir forzadamente, prefería estar bajo su amante que abriendo regalos.

 

–Ten, se te olvidó el gorro dentro- Dijo Chester mientras se lo colocaba.

 

Al parecer, el sueño había hecho maravillas en todos, incluso el malhumorado de Joe lucía feliz frente al árbol de navidad con el sombrero de Brad puesto.

 

-Empezaré yo- Brad dio un paso al frente y cogió un regalo del árbol –Es para ti, Dave-

 

Phoenix lo tomó y comenzó a abrirlo con ilusión – ¡Braaad! ¿Qué es esto?- El pelirrojo sacó una prenda íntima color rojo de la caja, era una tanga para hombre.

 

Todos murieron de risa ante la expresión de Farrell.

 

-Es para que le des una pequeña sorpresa a tu novia.- le cerró un ojo.

 

-¡Bradford Phillip Delson, será mejor que corras!, ¡Ahora!- Todos volvieron a explotar de risa pero Chester susurró algo en el oído de Mike.

 

-Tengo que conseguirte una de esas, Mickey- El pelinegro se sonrojó, esperando que nadie lo hubiera oído.

 

-Por qué  no mejor entregas tu regalo, Dave.- Intervino Rob.

 

Phoenix le hizo caso y continuó con el intercambio hasta que acabó en Mike. Todos quedaron satisfechos con sus presentes menos el pelirrojo, que evidentemente se había molestado con Brad, aunque era usual entre ellos dos, pronto harían un círculo vicioso de venganzas.

 

Los seis integrantes de Linkin Park salieron del hotel, muy abrigados. Anoche había comenzado a nevar sobre la ciudad, dándole aún más vida y color. Aquello era otra cosa fuera de la imaginación de cualquiera. Apenas se caminaba unos pasos y se podían sentir las calles, cargadas de olores de especias deliciosas, vinos, carnes y pan recién horneado; llenas de gente moviéndose de un lugar a otro, siempre alegres y amables. Para Chester era un lugar mágico y sobre todo, romántico. Sólo deseaba poder tomarse de la mano con Mike y llevarlo a algún callejón para besarlo, saborearlo hasta perderse en su calor. Caminaron un par de calles perdiendo el tiempo viendo ropa, videojuegos e instrumentos musicales, hasta que un restaurante los atrajo con su deliciosa comida, ninguno había probado bocado en todo el día.

 

-Tememos que parar por esa pizza y ese espagueti- Señaló Joe con la boca entre abierta. Todos estuvieron de acuerdo y apenas les dieron lugar, avorazaron con la barra libre.

 

Todos rieron, comieron y bebieron, hablando de cómo su gira había sido todo un éxito alrededor del mundo, disfrutando de su último chance para divertirse como los grandes amigos que eran antes de poder volver con sus familias y celebrar una navidad atrasada. Al final, Mike pidió un brindis y dijo unas palabras para agradecer todos esos años juntos.

 

-¡Por todos nosotros!- Dijo Mike, levantando su copa para chocarla con la de los demás.

 

Al salir del restaurante, se dirigieron a una vieja y pequeña feria cerca de ahí, esperaban subirse a los juegos mecánicos, comprar golosinas y probar su suerte en algún juego de tiro. El cielo acompañado de grandes nubes blancas estaba siendo engullido por otro más oscuro y frio, escoltado de pequeños copos de nieve que caían lentamente y sin interrupción hasta formar una fina capa blanca que se quebrajaba bajo sus pies. Las luces de las calles se prendieron para dar lugar a la cara nocturna de la ciudad.

 

Pocos pasos después, se encontraron con una gran rueda de la fortuna dentro de una plaza al aire libre, su altura era majestuosa y recordaba a los edificios altos de los Ángeles. Debajo, se posaba la feria con atracciones más pequeñas pero igual de divertidas.

 

-¡A los carritos chocones!- Dijo emocionado Rob.

 

-Sí, vamos-, le siguió Brad.

 

Todos tomaron asiento en aquellos carritos conducidos por electricidad, hechos para arrollar a los otros conductores en una pequeña pista cuadrangular. Pasaron de los carritos a un dragón mecánico, luego a las tasas giratorias, y de ahí, a un juego de tiro con dardos dónde Brad ganó un peluche y Mike una playera. Al final, dejaron lo más emocionante: la rueda de la fortuna.

 

Con un pequeño algodón de azúcar en la boca, Joe miró la estructura y palideció.

 

-Yo, yo paso, amigos-

 

-Si yo también- Dijo Phoenix en voz baja.

 

-¿Seguros? Qué cobardes. Bueno, solo quedamos nosotros- Rob lo dudó un momento pero se animó a subir. Los cuatro esperaron pacientemente en la fila para poder subir.

 

-¿Estás seguro de subir, Mike?- Preguntó Chester que sabía que le tenía miedo a las alturas.

 

-Sí.- Intentó sonar convincente. –Lo tomaré como un intento antes de subir al avión.-

 

Delante de ellos subió una pareja y la rueda de la fortuna avanzó para dejarle paso a un carrito vacío.

 

-Vamos- Le dijo Rob a Mike. Chester lo miró sintiendo que se iba su última oportunidad de estar a solas con Mike antes de que volvieran al hotel para tomar sus maletas e irse al aeropuerto.

 

-¡Ey, Rob! ¿Por qué no subes conmigo?- Preguntó Brad quien notó la mirada del cantante.

 

-Okey- Levantó los hombros y dejó que Mike y Chester subieran al primer carrito.

 

Se sentaron, les cerraron la puerta y la rueda volvió a avanzar. Mike apretó la mano de Chester y cerró los ojos al sentir que su carrito se balanceaba por los aires.

 

-Tranquilo, estoy aquí, no te pasará nada- Consoló Chester. Mike asintió pero aún sin abrir los ojos.

 

-Brad, sabe algo. Tenemos que hablar con él antes de que se le suelte la lengua.-

 

-Sí, tienes razón. Después de tantas veces que nos ha atrapado en momentos incómodos, no me sorprende que sospeche algo- Esperó a que la rueda de la fortuna volviera a avanzar para estar lejos de la vista de cualquiera; subieron, y subieron, y subieron. La vista desde ahí arriba era hermosa pero tenía que calmar a Mike antes de poder llegar a la cima.

 

-Mírame, no tengas miedo- Lo tomó de la mejilla y Mike abrió los ojos –Tienes que ver esto, es fantástico.-

 

-No es eso, Chester-

 

-¿Entonces?- Preguntó con curiosidad.

 

-Intento no pensar en esta maldita erección- Mike tenía que concentrarse en otra cosa que no fuera en las alturas, lo único que logró, fue pensar en tener a Chester en la cama debajo de él, gritando su nombre y suplicando por más.

 

Chester rio mientras bajaba la mirada, incapaz de contenerse a echar un vistazo en los vaqueros negros de Mike. Cuando levantó la vista del pantalón, captó la mirada del rapero, acariciando su entre pierna y gimiendo en voz alta mientras lo hacía.

 

-Ya estás listo para torturarme ¿No es así?- Preguntó Chester entre jadeos. Intentó ocultar su propia erección empujándola con la mano pero eso pareció excitarlo más, a ambos de hecho.

 

-Dímelo a mí, bebé- Dijo Mike con una ceja levantada, señalando los vaqueros de Chester con los ojos, ambos estaban acariciándose.

 

-Maldición… ¿Qué  me dices de atender nuestras necesidades, ahora mismo?-

 

La respiración de Mike se detuvo en su garganta. "Joder, yo no podría detenerte si quisiera. No es que yo quiera. Maldición, hombre. Hazlo."

 

De repente, cuando a más altura estaban, la rueda se detuvo en seco, haciendo que el carrito se meciera de nuevo por los aires y que algunos de los presentes gritaran.

 

-¿Qué pasa?- Quiso saber Mike, quien volvió a cerrar los ojos y a apretar su mano.

 

Chester se asomó por la ventana y miró hacia donde se encontraban Joe y David; los dos miraban su carrito y los saludaron desde abajo. La feria y la ciudad se habían quedado sumergidas en la oscuridad.

 

-Creo que se cortó la electricidad- Al ver a Mike, se levantó del asiento y se puso de rodillas frente a él –Concéntrate en mí, Mickey- Le murmuró cerca del oído mientras regresaba para posar sus labios sobre su cuello. Lo besó, recorriendo con su lengua cada milímetro de su ardiente piel, mordiéndolo ocasionalmente; Mike gimió con aquello, Chester estaba logrando distraerlo. El castaño siguió chupando su nuca mientras tenía un firme control de su erección, apretándolo suavemente a través de los pantalones vaqueros.

 

Subió de nuevo al rostro de Mike para besar el lóbulo de su oreja y lentamente comenzó a desabrocharle su cinturón, desesperado por sentirlo sobre su mano. Bajó la cabeza y respiró sobre los vaqueros mientras arrancaba el botón con los dientes y deslizaba sus dedos por debajo del bóxer, buscando el palpitante miembro de su compañero. Chester se mordió un labio al envolver con los dedos la longitud de Mike.

 

El rapero dejó de tener el control sobre su cuerpo y empujó sus caderas instintivamente hacía arriba, contra la mano de Chester, olvidando por completo que estaban a cientos de pies sobre el suelo y sin esperanzas de regresar pronto.

 

"¡Oh, Chester!" -Dijo entre más quejidos. Extendió la mano y acarició la suave cabellera de Chester.- No voy a durar- Dejó caer su cabeza hacia atrás, intentando concentrarse.

 

-No, espera. Quiero que me montes tan duro que me hagas sentir en el cielo.- Chester detuvo los movimientos de la mano y se deshizo de su propio pantalón.

 

-Pero no tenemos lubricante. Te dolerá-

 

-Tengo mis propios métodos, Shinoda- Cuando Chester terminó de bajarse el pantalón, se volvió a hincar y comenzó a masturbarse mientras bajaba su cabeza y lograba devorar el miembro viril de Mike con su boca.

 

-¡Oh, diablos!, ¡Eso se siente aún mejor!- Dijo sin aliento, con una voz llena de pasión. Su vientre ardía de deseo y su cuerpo ya estaba duro como una roca con la excitación.

 

Chester presionó su lengua sobre la parte inferior, lamiendo la ranura donde el líquido pre seminal rezumaba fuera.

 

-Listo, guapo- Mike abrió los ojos al notar la perdida de calor de la boca de Chester sobre su erección. Chester se levantó al asiento y apoyó las rodillas a un lado de Mike; con una mano tomó su erección y la condujo directo a su entrada -¡Oh mierda!- Gritó, descendiendo lentamente sobre Mike hasta dilatar por completo su entrada tras varias penetraciones.

 

Mike estaba gimiendo más fuerte ahora, todo su cuerpo estaba reaccionando a los movimientos de Chester, estaba seguro de que no iba a durar, no con todo ese calor sobre su pene.

 

El castaño fue detenido por Mike, quien tomó el control de los movimientos y se hundió en las entrañas del cantante, lenta y deliberadamente. A Chester se le cortaba la respiración mientras Mike lo llenaba por completo, buscando algo.

 

-¡Mierda, Michael!- Chester sintió una sensación electrizante recorriendo toda su columna vertebral al sentir la longitud de Mike presionando sobre su próstata, sin duda había encontrado su punto débil. -Oh Dios, por favor... no pares...- Jadeó. Nada se sentía tan bien como aquello.

 

Chester retomó el movimiento de arriba abajo sobre Mike mientras él gemía y se agarraba desesperadamente de su cabeza, de su camisa, cualquier cosa que pudieran llenar sus manos.

 

El alivio que Mike finalmente sentía en su interior, era asombroso. Chester se agarró de los hombros del rapero y le pidió que volviera con los movimientos. Mike empujó con más fuerza dentro de él.

 

-Mierda... se siente tan caliente... tan jodidamente estrecho- bufó mientras comenzaron a construir un ritmo juntos, sin descanso. Chester se estremecía cada que presionaba su entrada contra los empujes de Mike, sintiéndolo profundizar cada vez más. De pronto ya no sabían quién era el que estaba arriba o abajo, se volvieron uno solo.

 

-Sí... oh Dios mío... ahí mismo- Hipaba Chester mientras agarraba su propia erección y se obligaba para tener su propia liberación.

 

Mike seguía desgarrando la ropa de Chester mientras movía desenfrenadamente sus caderas.

 

-Sí, así… Más fuerte Chester- Mike apresuró el paso mientras se acercaba a su punto culminante. Sus caderas estaban trabajando furiosamente mientras se movía dentro y fuera de Chester –Grita mi nombre-

 

-¡Mike, oh mierda Mike!- Chester seguía golpeando su próstata, con cada golpe estaba más cerca de venirse. -Eso es, Así. Me estoy corriendo Mike-

 

Un segundo después, Mike explotó dentro de Chester, haciendo todo lo humanamente posible para no colapsar encima de él. Como la esencia caliente lo llenó, Chester expulsó gruesos chorros de su semilla sobre su mano, incuso calló sobre el estómago de Mike quien seguía debatiéndose entre la vida y la muerte. Fue el orgasmo más asombroso que jamás habían experimentado.

 

Cuando volvieron a la realidad, notaron que el carrito ya estaba avanzando y que se aproximaba inevitablemente a donde Brad y Joe los aguardaban.

 

-¿Cuándo empezó a avanzar?-

 

-No lo sé. Mierda- Chester se levantó de golpe, casi gimoteando al perder el contacto con Mike. Habría deseado que su regalo de Navidad fuera que siguieran en el hotel.

 

-De verdad hicimos un gran lio aquí- Dijo Mike, notando la semilla de Chester esparcida sobre sus prendas. –Maldición, ¿Qué pasara cuando Brad o uno de los chicos nos vea?-

 

-Ten mi chamarra, cúbrete con eso-

 

-Está nevando, Chester. La necesitarás-

 

-¿Quieres cubrirte o no?- Mike aceptó la gruesa casaca que protegía a Chester del frío y se la amarro alrededor de la cintura.

 

Justo antes de que la rueda parara en su cabina para que pudieran descender, Chester le dio un beso.

 

-Me alegró estar contigo todo este tiempo, fue muy especial.-

 

-No tienes que agradecer nada, bebé. Te quiero.- Mike se acercó para un último abrazo en mucho tiempo, cerrando los ojos e intentando guardar esta escena en su memoria.

 

-También te quiero.- Le correspondió el abrazo y se soltaron para acomodarse en diferentes asientos.

 

-Hola de nuevo, chicos ¿cómo les fue?- Preguntó Phoenix cuando abrieron su carrito.

 

-Arriba es realmente aterrador- Mintió Mike, que apenas había dado un vistazo a la ciudad antes de que quedara sumergida en la oscuridad, después de eso solo recordaba a Chester gimiendo y gritando su nombre, pero tenía que fingir ante ellos.

 

Detrás de ambos bajaba Rob y Brad que también estaban algo pálidos.

 

-Tenemos que irnos chicos, el vuelo nos espera-  Rob se adelantó con Phoenix y Joe, dejando a Brad con la pareja.

 

-Tendrán que darle algunas explicaciones a Rob de lo que oyó allá arriba mientras colgábamos en el aire- Les dijo Brad. Ambos enrojecieron y no pudieron decirle nada, no se habían detenido a pensar si las demás cabinas habían alcanzado a escuchar su amorío. – A mí no me tienen que explicar nada, lo sé desde hace tiempo- Brad volteó a ver a Mike y sonrió a ver las pequeñas manchas blancas que la casaca no cubrió  –Son todo un caso- Se alejó riendo.

 

-Para la próxima, nos quedaremos en el hotel- Le espetó Mike.

 

Chester sonrió. ‘Para la próxima…’. Miró arriba y un copo de nieve le cayó en su mejilla. El hielo comenzó a derretirse sobre su piel y descendió a lo largo de su rostro, como lo hubiera hecho una lagrima. Volvió la vista a sus compañeros, que se alejaban ya del lugar y del frío. Corrió para alcanzarlos pensando en el copo de nieve ‘Hasta la madre naturaleza sabe que te extrañaré, Mike; pero también sabe lo feliz que me has hecho’

 

‘Para la próxima…’ Recordó.

Notas finales:

n_n Espero que lo hayan disfrutado. Les agradeceria sus comentarios. Los quiero mucho. ¡Felices fiestas!

No se olviden de darle like a mi pagina (LP, Bennoda Fanfic's y más.) y a los que quieran ser creadores de contenido, son bienvenidos.

MichaelBennoda se despide. Allons-y!


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