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Too young to die por Andhara

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Notas del capitulo:

Me he tardado mucho? Nose estoy ocupadita.

Este capitulo lo escribí hace tiempo, y la verdad es que estoy encallada en unos capitulos más adelante. Estoy un poco triste en ese sentido, asi que necesito muchos animos y reviews inspirdores!

Muchisimas gracias a Baal, tus comentarios se vuelven una necesidad ya. Muchas muchas gracias!

Canción del título: Pycho Killer, The talking heads. Escuchadla entera porque es muy chula y la letra pega con el fic.

Este capitulo me gusta y a la vez no. Setimientos encontrados. JUzgad vosotros mismos.

“It’s a holiday in Cambodia”. Shino canturreaba mentalmente mientras se cocinaba el desayuno, o almuerzo. No estaba seguro de donde catalogar una comida a las 12 del mediodía. “it’s tough, kid, but is life”. Dead Kennedys, putos genios, pensó. Es duro pero es vida. Alguien le debería haber gritado eso antes de que se llenara el gaznate de narcóticos.

Había estado reflexionando esos últimos días. Se sentía jodidamente fuerte. Había sido un adolescente débil. Había sucumbido al mundo que no le hacía espacio. Pero que le jodieran. Que jodieran al puto sistema. Lo veía tan claro ahora, no como la semana depresiva anterior. Se abriría paso entre los escombros que le había tocado vivir. Lo haría por sus santos huevos. Viviría a su forma. No tenía por qué subyugarse. Ren lo había conseguido, ¿no?

Él no trabajaría por un plato de arroz al día. No cedería ante el cañón frio de la marginalidad. Lo único que tenía a perder ya había intentado sacárselo el mismo. No volvería a caer en la trampa. Jamás.

Picaron a la puerta y Shino fue a abrir. Grata la sorpresa que encontró al otro lado de la madera conglomerada. Habló con el cigarro en la boca.

-Kaede el desaparecido. ¿Qué te trae por mis dominios?

Era uno de los chicos que ya vivía en el piso tutelado cuando él entró. Nunca habían tenido una relación estrecha porque se llevaban unos cuantos años. Además era un chico muy trabajador y no paraba mucho por casa. Curraba como un cabrón para ahorrar y darle una mejor vida a su hermana pequeña. Era un chico honrado. Siempre habían tenido buena relación y se habían ido viendo casualmente por aquí y por allá. Ya no llevaba la creta de un palmo y medio de alto. Llevaba el pelo corto por la barbilla, aunque por el poco espesor Shino sospechaba que debajo iba rapado o corto.

-Lo mismo que a todos. Capitalista cabrón.- sonrió con su cara afable y entró.- Hoy tocamos en Nausea y queríamos pillar algo. He pensado que antes de lucrar a un gilipollas anónimo te pagaba a ti.

-¿Aun tenéis el grupo? ¿Quién erais? Tú, Inu, Masaki y… mierda, como se llamaba ese. El guitarrista con el pelo rojo.

-Yuta. Bueno… Inu ya no toca con nosotros. Estaba metido en mucha mierda. Bueno, siempre tuvo la fama, por algo le llaman perro. Ahora es mi hermana la bajista.

-¿Tu hermana? Era más pequeña que yo. Aún vivía en tu centro cuando yo entré al piso. –nunca la había visto, pero Kaede se desvivía por ella.

- Ya tiene casi 17 años. Toda una mujer. – Kaede rio flojo con melancolía.

-¿Maria?- el chico asintió y Shino empezó a sacar cosas de los armarios.- Bueno ¿y que es de tu vida? Hace tiempo que no hablamos.

- Estoy trabajando en un almacén de electrónica. Parece que la cosa va bien y me estoy haciendo un oficio. Además puedo pagar de sobras el piso que tengo con Azumi. Por eso ya no me puedo teñir el pelo.-hizo una carcajada agria.

-Me alegro mucho, tío. Ya era hora que te recompensaran. Eres un buen cabrón trabajador.

Kaede sonrió tímidamente y asintió. Aunque no quisiera aceptarlo él también sabía que el mundo laboral había sido injusto con él.

-Vendrás hoy, ¿verdad? Estará Ren que está de vuelta en Tokyo.

- Lo sé. Me lo encontré el otro día. Supongo que iré. Hace tiempo que no veo a “Kusatta Kuni”.

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Shino entró a Nausea a paso orgulloso. Ese día había estado inspirado y se había tomado un buen tiempo en vestirse. Había cambiado pacientemente los cordones de las botas, poniéndose unos amarillos. Estos iban a conjunto con el cinturón, echo por él mismo. Era de cuero negro con arandelas plateadas rodeadas de pintura amarilla.

Estaba muy orgulloso de su colección personal de cinturones. Compraba básicos en tiendas baratas y luego los personalizaba: los pintaba, los forraba de telas estampadas, los agujereaba… Tenía bastante maña, lo tenía que reconocer.

No se había matado demasiado en pensar la camiseta porque encima llevaba su prenda estrella: una chaqueta de cuero totalmente entachuelada y con púas con un dibujo en la espalda. Un día apareció en su piso. No sabía de donde la había sacado exactamente pero sospechaba que se la había robado a algún supuesto punk después de una pelea. Lo que tenía claro es que no la había pagado.

Vió a Ren en la barra con unos cuantos más que conocía. Después de saludar pidió una cerveza y se apoyó en la barra mientras hablaba con los presentes. A Shino le recordó mucho a su vida de unos años antes. Saliendo casi cada día con gente mayor a él. Ren predicando sus chorradas. Grupos de conocidos dando conciertos en sus bares preferidos. Por un momento lo añoró, pero rápidamente recordó que fueron unos días negros y vacíos. Su único estímulo para levantarse por las mañanas era la promesa de una noche de drogas y sexo.

 Pronto subieron al escenario el grupo de Kaede. Tal como sospechaba se había suido el pelo. Ahora llevaba una cresta de liberty spikes negra con pelo corto a los lados, no afeitado como solía llevar cuando era más joven.

Masaki seguía a la batería con su pelo cortado a mordiscos. Yuta a la guitarra, con su Telecaster forrada de pegatinas y el torso desnudo de tatuajes. Pero ella brillaba cual diamante entre los chicos desgarbados. Las piernas largas con la piel blanca oculta tras unas medias rasgadas. Una falda escocesa hasta la cintura y una camiseta corta negra con demasiados lavados. Llevaba media melena negra. Por detrás no le media más de 4 dedos y el trozo hasta la nuca rapado al cuatro o al tres. En cambio por delante le llegaba hasta los hombros en dos puntas. Se la veía delicada y a la vez mordaz.

Empezaron a tocar con un ritmo enérgico y frenético. El bombo y el bajo resonaban por la sala y bombeaban en el pecho. Shino no pudo despegar los ojos en toda la noche del bajo y de los dedos hábiles que lo tocaban. Las pulseras se le movían por el brazo conforme cambiaba de traste. Movía la cabeza y cerraba los ojos, sintiendo su música. Shino la envidio. Su hermano tocaba por la diversión, los conciertos, el griterío y las botellas rotas. Para romper con la rutina. Cualquiera podría haber dicho que ella, en cambio, estaba en una habitación sola. Aislada de cualquier sonido que no fuera el de su bajo y su corazón.

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Al acabar el concierto el grupo se había dirigido hacia la barra. Shino tuvo la oportunidad de ver de cerca a Azumi. Tenía los ojos oscuros y la piel pálida, sin mejillas sonrosadas ni tampoco ojeras. Simplemente blanca.

-¿Cuánto hace que tocas el bajo?- Shino habló mientras la chica agarraba un botellín y él pedía otro.

-Un año. Menos quizás.- se encogió de hombros y le miró a los ojos.

- Tocas muy bien. Bueno, no entiendo mucho de música, pero me has transmitido. ¿En eso consiste, no?- no hubo reacción.- Por cierto, soy Shino.

-Se quién eres. Kaede me ha hablado de ti. Soy Azumi.- la chica sonrió pero a Shino le pareció ensayada.

-Digo lo mismo.- Shino sonrió ampliamente y alzó su cerveza.

La conversación acabó ahí, pero no acabaron las miradas furtivas. Pese a eso Shino no estaba contento. Normalmente las mujeres solían revolotear más a su alrededor. ¿Ryu le estaría restando sex-appeal?

En ese momento cayó en la cuenta. Ryu. ¿Que se suponía que tenían? ¿Qué pasaba si ahora iba y se ligaba a una chica cualquiera o a Azumi con un poco de esfuerzo extra? Nada. No pasaría nada, pensó. Pero algo en su interior le decía que no le haría precisamente gracia si fuera a la inversa.

Cuando ya se iba aprovechó que en ese momento Kaede no andaba por allí para hablar con Azumi.

-Ey Azumi. Ya me voy. ¿Me puedes dar el teléfono de tu hermano? Lo perdí hace tiempo.- que buen actor era. Estaba orgulloso de si mismo.

-Sí, claro.

La chica sacó su teléfono y buscó en la lista. Cuando ya se lo había dictado, Shino movió ficha.

-¿Y el tuyo?-le miró con ojos fieros y sonrisa torcida.

-Tienes otras formas de encontrarme.-sonrió de forma ladina y se alejó.

Shino se quedó clavado con su teléfono en la mano. Cabrona. Sonrió complacido y se fue a casa.

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-Ahora sé de dónde ha salido esa manía de hacerte pendientes y peinarte en punta. ¿Por eso dejaste el baloncesto? ¿Para drogarte y meterte en peleas? Deberías haber visto la cara que llevaba, Soichiro. Y iba vestido con una red. ¡Con una red!

Era la primera noche des de hacía unas semanas que cenaban todos juntos porque sus padres habían estado sin hablarse. ¡Quién lo diría! porque ahora su madre parloteaba y parloteaba. Escupía calumnias cual ametralladora. No paraba apenas para respirar. Ryu solo removía su plato y fingía que no escuchaba.

-¿Qué dices tú, Ryu? ¿Es por la gente con quien te juntas que quieres dejar los estudios? No deberías dejarte influenciar.  Pensaba que te habíamos enseñado bien, hijo. No te eduqué para qué acabes con drogadictos.-su padre habló con tono suave pero incuestionable.

-¿Tú también papa?- levantó la vista por primera vez para mirar con ojos desafiantes.- Le conocí hace poco. Después de que toda esta mierda empezara. ¿Por qué sois incapaces de aceptar que no quiero esto? No quiero jugar a básquet. No quiero estudiar algo que no me gusta rodeado de gente estúpida.

No solo le molestaba su tono moralista y su pesadez. También le molestaba que hablaran así de Shino, como si fuera una escoria social que debía der marginada e obviada. Shino era una víctima. Una puta víctima de la misma sociedad injusta que le asfixiaba a él.

-¿Y qué es lo que quieres?- su padre clavó el puño en la mesa.

-Quiero vivir mi vida. No la que vosotros ni nadie planee para mí.- le mantuvo la mirada.

-¿De qué pretendes vivir Ryuga? ¿Del aire? No seas un mocoso y crece. En esta vida se tiene que trabajar y si no quieres acabar de basurero más te vale estudiar.  Que ese amigo tuyo lleve el pelo teñido y predique estupideces no quiere decir que tenga razón y mucho menos que sea más sabio. Escucha a tus padres que han vivido mucho más que vosotros dos juntos.

Acabó sin dar lugar a respuesta. En una parte Ryu debía reconocer que tenía razón, pero jamás lo reconocería. Él también estaba buscando el sentido de su existencia. No eran los únicos sufriendo por su destino ahí. Ese era su problema. No quería lo que tenía pero tampoco sabía encontrar aquello que le hacía feliz. Ryu se levantó para abandonar la habitación. A punto de salir por la puerta un pensamiento le subió por las entrañas y salió directo por su boca, sin filtrar.

-Shino tampoco quiere esto para mí. Pero hay una diferencia muy grande respecto a vosotros. Él me entiende y respeta mis decisiones porque sabe que yo también estoy jodido aquí. Debería daros vergüenza que un desconocido comprenda mejor a vuestro hijo que vosotros.

Siguió con su camino y sintió la ira de su madre inundar la sala. Pese a eso no se giró, continuo andando y se encerró en su habitación. Podía ser que luego se arrepintiera de sus palabras, pero las había sentido en el corazón y la culpa no las haría menos ciertas.

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Eran ya las tres de la madrugada y Ryu no había pegado ojo. Daba vueltas por la cama. Pensaba, pensaba y pensaba. Pensó absolutamente en todo. En el instituto, en la universidad, en el básquet, en sus padres, en Shino, en su culo magullado, incluso en la teoría de la relatividad.

Al final se levantó de la cama y se enchaquetó. Bajó las escaleras de forma silenciosa y salió a la calle. Su objetivo era que le diera el aire, cagarse del frio y llegar corriendo a su cama para acurrucarse en el calor de las sabanas. Ya a pie de calle le cruzó por la mente ir a casa de Shino. En un impulso bajó al metro y lo cogió, que siendo sábado estaba toda la noche abierto.

Llegó al apartamento en menos de media hora y picó. Picó y picó y picó, esperando despertarle en caso de que estuviera durmiendo. Luego cayó en cuenta de que Shino, a diferencia de él, tenía más vida social. Se sentó en el suelo y esperó pacientemente. No pensaba volver esa noche.

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Salió del ascensor con pasos lentos y los ojos pesados. Los viajes en transporte público le dejaban hecho un cromo. Al dirigirse a su puerta ya con la llave en la mano encontró al enorme chico dormido, con la espalda apoyada en la puerta. Le recordó a la salida del bar aquel día, con Ryu caído cual muñeca sobre su propio peso.

-Eh… Bella durmiente.-le zarandeó el hombro.- Luego dices que yo me quedó dormido en sitios peligrosos.

Ryu abrió los ojos de repente y tardó unos segundos en enfocar la mirada.

-¿Qué haces aquí, Ryu?

-Me he peleado con mis padres.- dijo mientras se levantaba.- Es una niñatada, ya lo sé. Me han dicho que no me juntara contigo y aquí estoy.- sonrió, ya de pie, sacudiéndose el culo.

-Sembrando el chaos y la destrucción ¿eh?-Shino rió y abrió la puerta.

Al entrar se encendió un cigarro y ofreció otro a Ryu. Este se había dejado el paquete en casa, así que aceptó de buena gana. Le llamó la atención la chaqueta del pelirrojo. Le quedaba bien.

-He estado en el concierto de unos amigos. Me pitan los oídos que te cagas y aun escucho el bombo. Podrían comprarse unos amplis un poco menos mierdosos.

Shino hablaba mientras se sacaba las botas, pero tampoco esperaba respuestas. Hablaba para él. Cuando acabó se quedó sentado en la cama en silencio. Estuvieron sin decir nada varios minutos. Ryu fue al baño y luego se sentó a su lado. Los silencios de Shino eran sustanciales. Cuando no hablaba era porque no tenía nada que decir. O demasiadas cosas. A Ryu le gustaban. Decían más que muchas palabras.

Así que había salido… ¿Habría estado con alguna chica? Que patético era. A lo mejor él estaba follando en algún callejón mientras él le esperaba en la puerta. No debería haber ido. Shino se dejó caer en el colchón y siguió callado durante un rato.

-¿Dormimos?

Ryu giró la cabeza para mirarle y asintió. Shino se recostó y se sacó la ropa, quedándose en calzoncillos. Agarró un pantalón ancho del armario y se lo puso. Era la primera vez que Ryu le veía con pantalones que no fueran pitillos.

-¿Quieres algo de ropa?- preguntó al moreno.

-No. Ya voy en pijama.

Shino se dirigió a la cabecera de la cama y se metió entre las sabanas. Palmeó a su lado y dio una calada profunda mientras le observaba. Era una imagen sugerente. Ryu obedeció y se tumbó a su lado.

-¿Tienes que irte a alguna hora?- le preguntó mirándole a escasos centímetros.

-No.-contestó escueto.

-Bien. Así podremos dormir lo que queramos.- sonrió, apagó el cigarro y cerró los ojos.

A Ryu la duda le volvió a asaltar. ¿Por qué no intentaba nada? Shino siempre buscaba provocarle y ahora quería dormir. Algo iba mal. Definitivamente acababa de tener sexo. Se giró dándole la espalda e intentó dormir con todas sus fuerzas.

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Esa noche Ryu aprendió que el sueño es de esas tantas cosas que no encuentras cuando las buscas. Simplemente té asalta por sorpresa y te absorbe. ¿Cómo te va a sorprender algo que quieres desesperadamente?

Ryu se volvió a dar la vuelta para quedarse de cara a Shino. Al parecer últimamente lo veía más con los ojos cerrados que abiertos. Y cuando los tenia siempre estaba de espaldas. Siempre era así: siguiéndole cual chucho, sometiéndose. Le dieron ganas de golpearle. Por irse con guarras mientras él hacía el parguela. Aunque no tenía nada que reprochar en realidad. La culpa era suya por gilipollas.

 Y se tenía que consolar así. Contentarse con que era la persona con quien compartía la cama y nada más. Visto desde la perspectiva de la amistad debería estar muy satisfecho. Sabía que a Shino le incomodaba la presencia demasiado cercana de algunas personas. Pero a la vez… él no quería solo su amistad, ya no.

Inconscientemente le agarró la mano que tenía sobre la almohada. Era cálida y suave dentro de la dureza de su piel. Suspiró profundamente y cerró los ojos. Al cabo de unos minutos ya estaba dormido con la mano de Shino enlazada con la suya.

Notas finales:

Que os parece?

Ya sabeis, dudas, amenazas de muerte a Azumi (o a mi), consejos, todo todo todo mandadme un review.

En el proximo se vienen cosas buenaaaas............. 

Un besito y hasta de aqui unos dias. Nos leemos!


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