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Too young to die por Andhara

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Notas del capitulo:

Hola holaaaa! Este ultimo capitulo ha tenido muchas menos visitas de lo normal...muy raro todo!

Si si, lo se que he tardado bastante mas de lo normal peor voy muy muy ocupada.

Este capitulo me gusta bastante, es como muy cuotidiano. A ver que os parece a vosotros jejeje

Cancion del titulo: Bittersweet Symphony de The Verve. Una cancion preciosa

Muchisimas gracias a Lee Haki, que no me para de sacar sonrisas con sus maravillosos reviews.

A leeer!

Después de un buen rato rodando desnudos en la cama Shino se vistió y Ryu le acompañó hasta la puerta bajo la mirada atemorizada de su madre.

-¿Cómo están las cosas en tu casa?-dijo Shino antes de irse.

-Mal, supongo. Mis padres están empezando a mover papeles para el divorcio. La tensión es insoportable.

Shino se rascó la nuca y habló sin mirarle a los ojos.

-He pensado que podrías venirte a mi casa hasta que todo se relaje un poco. Como compensación, o algo…

A Ryu la propuesta le atizó en la cara. ¿Le estaba invitando a irse vivir con él? Tardó unos segundos en asimilarlo y un par más en decidir.

-Me iría encantado y lo sabes, pero tengo un deber aquí. Tengo la sensación de que mi familia me necesita, pero a la vez me estoy portando fatal con ellos. No sé.  Lo pensare bien y te digo algo ¿vale?-para que se quería engañar, no era deber lo que tenía, era miedo.

- Como tú quieras. Bueno… me voy. –Shino hizo ademan de girarse.

Ryu sintió unas ganas irrefrenables de retenerlo. Sentía que si le dejaba marchar lo estaría perdiendo. Le agarró la mano antes de que se girara del todo y Shino le miró con ojos curiosos.

-Adiós…- dijo mientras le acariciaba y le soltaba la mano. Shino se sorprendió y sonrió, asintió con la cabeza y se fue.

Ryu se quedó ahí, en la puerta de su casa viendo como Shino se iba y con un cosquilleó en los labios y las yemas de los dedos provocado por las ganas contenidas de besarle.

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Entre tanto ajetreo y problemas de faldas, los exámenes habían llegado mucho antes de lo previsto. Decir que estaban a la vuelta de la esquina era quedarse sumamente corto. La semana siguiente empezaban los exámenes de acceso a la universidad. Shino ni siquiera se había inscrito, asumiendo que ni iba a entrar ni lo deseaba. Ryu en cambio sí, pero eso no significaba que hubiera empezado a estudiar.

A medida que los días pasaban la histeria colectiva se le calaba en el cuerpo y él también empezaba a notar el cosquilleo incomodo en la barriga, aunque muchas veces no sabía diferenciar si se lo provocaba Shino, los exámenes o simplemente eran ganas de cagar. Ryu quería estudiar ingeniería, lo había decidido durante esos meses extraños, pero dudaba seriamente que consiguiera entrar a la universidad de Tokyo. Shino, por su parte, que ni siquiera se había molestado en preguntar que iba a estudiar el moreno, estaba convencido hasta el extremo de lo incuestionable de que estudiaría en la ciudad.

Mientras el instituto entero se convertía en una marea de gente  enloquecida por el pánico que consumía su vida en la biblioteca, Shino se dedicaba a vagar por los pasillos solitarios, como aquel que no tiene ningún tipo de cargo en la consciencia. Ryu se aplicó tanto como pudo en esa última semana así que no se vieron tanto ni tanto tiempo como les hubiera gustado.

Digamos que Shino empezaba a sentir la lívido inquieta e incluso se llegó a preguntar que tendría de malo acostarse con alguien de forma casual. Pese a los pensamientos impuros no hizo nada. Él y Ryu tenían una especie de pacto silencioso. Ninguno lo había dicho ni ninguno jamás lo reconocería, pero lo suyo era algo serio, al menos en el sentido de que Shino partiría los dientes a cualquiera que se acercara demasiado al muchacho. Reventar bocas inocentes era un asunto serio, eso lo tenían los dos claro.

Los exámenes llegaron y Ryu los hizo como bien pudo. No sentía demasiada presión pero era algo que igualmente le inquietaba. Una vez acabados también acabaron las clases y Shino pasó de vagabundear por los pasillos a hacerlo por las calles calentadas por el sol del verano que se acercaba.

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-Estas borracho, capullo.- Shino rió mientras le apartaba de una patada.

-No lo estoy.- Ryu cedió ante el empuje y se quedó tumbado en el césped panza arriba, mirando el cielo amarronado, contemplando la inmensidad sin estrellas.

- Cuatro cervezas y ya te sacas la polla, eh.- siguió riendo mientras abría otra lata.

Se habían colado en un parque público, de esos que cerraban por la noche. La soledad era absoluta y los sonidos frenéticos de la ciudad nocturna se escuchaban lejanos y ajenos. Después de los exámenes Ryu había empezado a trabajar con su padre por las mañanas y des de entonces solo se había visto con Shino un par de veces, siempre con más gente. Sería mentir decir que quería hacerlo esa noche porque iba borracho. Simplemente ya no podía aguantarse las ganas de él.

-¿Vendrás a dormir a casa hoy? Mañana no trabajas.-dijo Shino mirando al cielo distraído mientras tamboreaba sobre su lata.

- ¿Tengo opción?-Ryu le observó a la luz traslucida  como la piel blanca parecía mortecina. Los ángulos de la cara se le marcaban ensombrecidos y acentuaban su aspecto felino, aunque también el demacrado.

-En realidad no.- le miró y torció la sonrisa, los dientes se descubrieron blancos entre los labios húmedos de alcohol barato.

Shino empezó a moverse lentamente, recostándose sobre él. Le pasó una mano por debajo de la camiseta fina y Ryu sintió como se le erizaba el vello del ombligo. Instaló la boca en el hueco de su cuello y le empezó a besar. Ryu sintió el olor a tabaco, cerveza y furia y se llenó las fosas de él. De su olor. Tan propio y tan distinto a cualquier olor que siempre hubiera relacionado con el sexo y que a la vez le causaba las erecciones más potentes que jamás hubiera tenido.

Shino también inhaló el olor de la piel del moreno. Ese olor que des del primer día había llamado su atención y aún no había sabido identificar. No era un olor sexual, ni mucho menos. Era como Shino se imaginaba que olía un hogar o una cuna.

Ryu estaba sorprendentemente sexy con la camiseta que llevaba ese día. A contra luz se le clareaba la silueta y Shino podía apreciar con total claridad cómo se le estrechaba la cintura y la cadera, de la misma forma que la tela se le replegaba entre los omoplatos y según como se moviera el cuello dejaba a la vista la clavícula. Era algo hipnotizaste, que le impedía apartar los ojos de su cuerpo tonificado.

Ryu le coló una mano en el pantalón, instalándose en su culo. Se besaron y giraron sobre el césped húmedo  hasta sentir la espalda mojada. Decidieron entonces continuar aquello en casa. Cualquier tipo de disimulo y contención del hambre que sentían desapareció en el mismo instante en que se cerraron las puertas del ascensor.

Ryu empotró a Shino contra una de las paredes de este, presionando con la cadera y devorándole con voracidad. El pelirrojo le desabrochó los pantalones y coló en ellos una mano ansiosa. Le empezó a masturbar a ritmo desesperado mientras su rostro mostraba que estaba más sofocado de lo que debería. Ryu le agarró el paquete con la mano y lo notó húmedo. El muchacho gimió ante el apretón. Saltaba a la vista que estaba al límite de su paciencia.

-¿Ya estás así?-dijo Ryu entre gruñidos.

-Cállate. Yo no estoy acostumbrado a estos celibatos.

El comentario enfrentó los sentimientos de Ryu. Por una parte le complacía confirmar que no se había liado con nadie más, pero por otra no sólo se reía de sus largos periodos de abstinencia sino que le recordaba que no le complacía lo suficiente.

Llegaron al piso de Shino y guardaron más o menos las formas mientras andaban por el rellano. Pese a eso, mientras Shino abría la puerta Ryu le presionaba el trasero con su erección desde la espalda. Él también estaba más al límite de lo que podía parecer. Al entrar y cerrar la puerta siguieron con los besos desesperados. Shino se lamió sus propios dedos y los introdujo en la parte trasera de su pantalón.

-No puedo más, Ryu.- dijo entre gemidos roncos mientras lo hacía.

En un movimiento rápido Ryu le agarró la muñeca antes de que se perdiera en el vaquero gastado y le miró fijamente a los ojos.

-Hoy no.-dijo.

Se llevó la mano húmeda al rostro y se acurruco contra ella para luego volver a arremeter contra su boca con la gula del hombre hambriento.

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Shino se despertó con la luz de la mañana entrando por la ventana angosta. Con la cabeza apoyada en su hombro se encontró a Ryu, con el pelo moreno apelmazado y la boca entreabierta. La sabana solo le cubría hasta el ombligo y el pecho ancho le envolvía el brazo.

La palabra que mejor describía esa situación para Shino era paz. No tenía que preocuparse por nada más aparte de seguir durmiendo junto a su mejor amigo, o lo que quisiera que fuera.

 Aún estaba sorprendido de que la noche anterior Ryu decidiera quedarse él abajo, pero daba gracias por ello. Joder, había sido genial. Se quejó un poco al principio pero acabó corriéndose igual, así que tan mal no debía haber estado.

Allí, desnudo en la cama una mañana de primavera, por primera vez en su vida Shino tuvo el deseo de poder permanecer así para siempre. No quería vivir rápido. No quería probarlo todo. No quería morir. Quería alargar los segundos y no abandonar nunca esas sabanas tibias e impregnadas de sudor ajeno.

Pasado el tiempo, Shino se había acabado aburriendo de estar despierto y sin poder moverse, así que acabó molestando al moreno. Empezó haciéndole cosquillas y conteniendo la risa cuando el chico se rascaba o fruncía el ceño. Pasó luego a hacerle cosquillas por los pezones y sin saber cómo acabó con la mano debajo de la sabana agarrándole el pene.

-¿Qué haces?-dijo extrañado Ryu al despertarse. Shino empezó a reír estrepitosamente.

-Estoy aburrido.-habló haciendo un semipuchero.

-¿Y tocarme la polla es divertido?

-Bueno…lo es más que me la toques tú a mí.-sonrió de forma ladina y Ryu le besó en los labios.

-Buenos días.-dijo al separarse pero quedándose muy cerca de su rostro mientras las comisuras de los labios se le curvaban hacia arriba.

Ryu se levantó y fue al baño. Shino también se estaba meando así que entró al baño sin miramientos. Ryu giró la cabeza mientras seguía orinando.

-Eh… ¡Que estoy yo!

-Me estoy meando, joder.-Shino se sacó la polla, totalmente dispuesto a orinar en la pica.

-No te estabas meando hasta que he venido yo. No seas cerdo, tío.

-¿Qué más da? Es mi casa.

-Ese es el problema, que es tu casa y sé que no lo vas a limpiar.-dijo Ryu mientras acababa y tiraba de la cadena.

Shino también acabó y salió del baño con una media sonrisa. Se podía acostumbrar a eso todas las mañanas. Tenía la misma sensación que tuvo la primera vez que se besaron. Tener un amigo con quien además podía follar era guay. Ojala el chico se fuera a vivir con él cuando empezara la universidad o algo.

-Oye, ¿al final a que carrera has pedido entrar?-se acababa de dar cuenta de que ni siquiera le había preguntado.

-Ingeniería industrial.-dijo escueto.

-Mmm, suena difícil.

Shino siempre había sido más dado a las letras y a las ciencias sociales que a todo el rollo de tecnología y ciencia. Visto así coincidía con sus personalidades, Ryu tenía una templanza y un pensamiento mucho más estructurado que él. Él ardía con sus emociones.

-¿Tú que harás al final el año que viene?-habló mientras se echaba cereales en un cuenco.

A Shino no le gusto el tono. Era como si sus planes de futuro fueran independientes de los suyos. Ya le había dicho que se fuera a su casa, ¿no era obvio? Pese a todo decidió no darle demasiada importancia.

-Intentaré encontrar un trabajillo de algo. Pero paso de trabajar en la fábrica, ya son muchos años enajenado.- rió ligeramente.-Ya veré.

Ryu no entendió bien de que hablaba Shino, pero supuso que era un tema complicado y decidió no indagar, no fuera que quedara como un idiota. Asintió con un murmullo y se sentó a desayunar.

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Pegó una calada profunda y soltó el humo lentamente. El clima empezaba a ser más cálido y se podía fumar sin sentir los dedos congelarse. Era la primera vez que quedaba con Taro después de la pelea. Había estado siglos castigado. A Shino le pareció graciosa la situación. Se imaginaba una mujer de metro cincuenta embroncando al gigante de Taro, con él poniendo cara de perro apaleado y sin rechistar. La autoridad paterna le parecía algo inconcebible y extraño.

-¡Hola cabronazo!-escuchó la voz de Taro a su espalda. Giró la cara para encontrárselo tras el banco donde él estaba sentado. Llevaba el pelo recogido en un moño ridiculamente pequeño, una camiseta de manga corta y una camisa de cuadros atada a la cintura.

-¿Qué tal estos meses en la prisión de alta seguridad?-Taro rió y saltó el banco, sentándose a su lado.

-Aburridos, pero me han ido bien para estudiar.-dijo de forma distendida.

-¿A qué has solicitado?-realmente tenía curiosidad por los intereses del castaño.

-Comunicación audiovisual. Aquí en Tokyo.

-¿Te vienes a Tokyo?-dijo sorprendido.

-Sí…Bueno, en parte quería hablarte de eso. Eres el único que conozco en la ciudad y había pensado…-le costaba encontrar las palabras.-si podría venir a vivir contigo, como en los viejos tiempos.-hizo su gigantesca sonrisa.-Pagaría alquiler y todo a medias, o como tú quieras.-le miró con ojos suplicantes.

Shino se congeló en su sitio y dejó de sentir el calor del sol en la piel. ¿Irse a vivir con él? Pero él se lo iba a pedir a Ryu. Pero tampoco podía decirle a Taro así que no, de buenas, cuando ni siquiera era algo seguro lo de Ryu.

-Buah, pues ahora está difícil decirte algo. El propietario a lo mejor vende el piso… En cuanto sepa algo te digo.

Mintió. Mintió y se sintió profundamente sucio. Mentir a Taro era feo, muy feo. Sobre todo porque el chico era el ser más inocente que había en la Tierra.

-¡Gracias! ¡Gracias!-los ojos de Taro brillaban y le agarró las manos mientras le agradecía.

Shino se sintió incomodo ante el tacto y fue incapaz de mirar esos ojos chispeantes. Todo por la estúpida esperanza de que Ryu viviera con él. Joder, parecía que el muchacho le había calado más hondo de lo que pensaba.

Notas finales:

Cuanta calma ¿verdad? jajajajajjaa

Queria comentar que tengo bastante poca idea de como funciona el sistema educativo japones y el acceso a la universidad. De echo tengo bastante poca idea de cultura japonesa. Lo he echo todo en base al sistema español.

¿Por que son japoneses entonces? Pos nose, porque me gustan los nombres japoneses supongo jajajajajajajaja

Disfrutad de estos capitulos de paz y felicidad...

Un besito, en una semana nos vemos!!


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