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Too young to die por Andhara

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Notas del capitulo:

Bueno...la verdad es que nose ni que decir...Sere sincera, estoy aquí por shizen que hace poco me dejo un comentario cuando ya casi había olvidado lo que era escribir sobre ellos. Pese a que llevo tiempo resubiendo la historia a Wattpad (ya esta acabada de subir) me di cuenta de que ya no reflexionaba, me limitaba a releer los capitulos como si fuera una lectora cualquiera. También, con el tiempo que hace ya que escribí Too Young to Die me di cuenta de que muchas de las decisiones que tome fueron totalmente contextuales. Es probable que no hubiera acabado así si la estuviera escribiendo hoy...Pero bueno, esto son mis pajas mentales.

A mis lectores, los de siempre y los nuevos. Gracias. Por leerme y seguir aqui despues de tanto tiempo. espero que todo os vaya muy bien. Como escritora soy bastante feliz ahora mismo porque mi rpimer fic (sobre 19 days de Old Xian) esta recibiendo bastante credito y los que me conoceis sabeis lo feliz que me hacen los comentarios. 

La verdad es que no estoy muy contenta con el contenido de este OneShot pero me surgio así. Sigo esperando poder tener la capacidad algun dia de escribir sobre Ryu.

Os quiero

Canción: You de bad Religion

Shin, venga. Date prisa.-dijo su amigo desde abajo.

Shin se apresuró, saltando la verja de la puerta. No era la primera vez que hacía aquello pero nunca le había dejado de infundir respeto. Al llegar al suelo las piernas le hormiguearon por el impacto y, pese a echar a correr, pasaron unos segundos antes de recuperar del todo el control de ellas. Taro reía desbocado, el pelo castaño se le agitaba al aire. Había crecido mucho últimamente y ya eran casi de la misma altura. Shin temía el día en que su amigo se convirtiera en más fuerte que él, porque eso implicaría que le ganaría en las peleillas. Unas calles más abajo pararon de correr por fin, apoyándose sobre las rodillas.

- Un día nos van a pillar.-dijo Shin riendo entre dientes.

- Ogawa nos castigará en el comedor individual.

-¿Crees que nos castigaran juntos? Solo hay una salita.

- Ojala nos pillen si es así.- Taro sonrió ampliamente, mostrando los dientes enormes y torcidos.

Su sonrisa le encantaba pese a ser putamente horrible. Aun así muchas veces le molestaba con sus dientes. Le llamaba conejo, piraña, castor o incluso piñata, pero Taro no solía molestarse. Siempre tenía sus dientes dispuestos hasta en la más inóspita de las situaciones. Cuando eran más pequeños a veces lloraba por las noches, entonces Shin hacia el payaso, para que dejara de llorar. Las lagrimas se le acababan metiendo en la boca porque sonreía sin cesar mientras sus ojos lloraban. Cuando Shin estaba triste también tenía una sonrisa para él, como un salvavidas que le rescataba de la penumbra, blanco e inmaculado.

- Ya estamos aquí.

La tienda de videojuegos. Su paraíso personal inalcanzable. Cuando salían siempre iban allí primero, curioseaban entre las estanterías mientras esperaban turno para probar el nuevo juego o consola. Si estaban muy cansados de esperar algún insulto o amenaza disuadía rápidamente a los chavales que jugaban. No es que ellos dos fueran unos tipos muy violentos, pero la gente del barrio conocía el tipo de chicos que se congregaban en el centro y no era difícil reconocerlos. Shin y Taro se habían servido de esa fama en diversas ocasiones para conseguir favores o asustar a los demás chiquillos. En ocasiones Taro se mostraba culpable, pero Shin siempre pensaba que era lo mínimo que la vida les debía.

-Genial, no hay nadie. ¿Cuánto queda para la merienda?- preguntó.

-No lo se. ¿Dos horas quizás?- dijo Taro. Shin hizo una sonrisa torcida.

-No me pienso despegar de esta mierda en todo ese rato.- Taro le devolvió la sonrisa y los dos se pusieron a jugar.

En los juegos de pelea Shin le pasaba la mano por la cara, pero Taro siempre ganaba en los de coches o deportes. Esta vez era de acción, así que los dos se podían dar por satisfechos y en igualdad de condiciones. En ocasiones Shin había deseado tanto tener uno de los juegos que había probado que incluso soñaba con ellos y obligaba a Taro o a otros compañeros a recrearlos en la vida real. El resultado con los de peleas siempre solía ser el mismo, pero Shin lo disfrutaba igual. Una ceja partida le valía 100 veces la pena si eso implicaba romper un poco con la rutina del maldito centro.

-Shin...Este juego es basura.-dijo Taro al cuarto de hora de entrar en la tienda. -Llevamos media hora buscando unas puñeteras llaves. Ahora entiendo porque no hay nadie jugando.

-A mi me parece guay.-dijo encojiendose de hombros

-Es un juego para jugar sentado en el sofá con tu consola.

-Pero no tenemos consola. Y en el caso de que tuviéramos solo la podríamos usar los viernes de cuatro a cinco y eso si no hubiéramos tenido ninguna sanción durante la semana. Osea que o jugamos ahora o no podremos jugar nunca más.

-Vamos, Shin. Es totalmente aburrido. En todo el rato ha salido un solo zombie.- Shin bajó la vista.

- Tienes razón...¿Vamos al parque?- Taro asintió sonriente.

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La hierba le mojó la espalda al tumbarse. No le importo demasiado, le gustaba esa sensación de frió en la espalda y calor en el pecho. Cruzó los brazos por detrás de la cabeza y contempló el cielo ligeramente nublado en tonos blancos. Taro se giró, mirándole fijamente mientras apoyaba la cabeza en uno de sus brazos a modo de cojín.

- Oye Shin... ¿tú...tú te tocas? - Shin le miró confundido. -Si te tocas la polla. -añadió apresurado.

- ¿Cuándo voy a mear? - contestó, como aquel que dice una obviedad.

- No, no así. En plan porque da gusto.

- Ah, claro. ¿Pero eso lo hace todo el mundo, no? - Taro se sonrojó ligeramente.

- ¿Sí? Es que leí por internet que te podías quedar ciego y me asusté.

- Espero que no sea verdad. - Shin rió distendido.-¿Cuando lo haces? Nunca te he escuchado.

- Pues en la ducha normalmente. ¡Y aprovecho y me la lavo! - Taro carcajeó.- ¿Y tú?

- En la cama por la noche.

- Serás puto cerdo. Dormimos en la misma habitación. - Taro le pateó ligeramente las piernas.

- ¿Te habías dado cuenta? ¿Verdad que no? Pues ya está. - Shin sonrió socarronamente y se peinó el flequillo negro, revuelto por el aire.

- Si un día te escucho subiré a tu cama y te retorceré los huevos.

- Alomejor también me da gusto. -rió con fuerza. Taro frunció el ceño.

- ¿Como crees que es que te lo haga otra persona?

- No lo sé. Si consigues que alguna chica te toque ese cacahuete que tienes entre las piernas me avisas. -Taro le volvió a patear.

- Podríamos probarlo.

- ¿Tú y yo? -dijo mientras alzaba una ceja. Restó pensativo. - ¿A la vez? - Taro se encogió de hombros.

Maldito fuera. ¿Por qué recordaba esa mierda justo en ese momento? Shino se apoyó sobre la pared de la habitación, intentando recuperar la cordura. Se había metido demasiada mierda esa noche. El chico moreno que le agarraba la polla y esos recuerdos de mierda eran la prueba.

-Ey, mírame. -Shino le levantó la cara. Se sintió bendecido al comprobar que no se trataba de Taro.

- ¿Te gusta que te miren? - el chico sonrió mostrando una boca grande y de labios gruesos. Shino gruñó como respuesta.

Nunca se había acostado con un chico. Suponía que aquella sería la primera vez. En ese momento no le preocupó demasiado el hecho de tener a un muchacho en la habitación y una erección en los pantalones. Algunas drogas tenían esas cosas. Podría haber sido peor. Pese a esto, el recuerdo repentino de aquella mañana 5 años atrás le removió en exceso. Su mente rebobinaba y proyectaba una y otra vez aquello. Su primera paja ajena. Taro. Su amigo. El rostro sonrojado, su mano húmeda por la excitación ajena.  Volvió a mirar la cara del que le masturbaba, dudando de nuevo de su identidad. Tenía los ojos oscuros y el pelo castaño, como él. El chico, Daiki o Daichi, quizás, se sacó la camiseta mostrando un pecho plano y delgado adornado por un colgante plateado. Shino, casi por instinto, le imitó y el muchacho lamió con avidez sus pezones.

- Me gusta tu tatuaje. -dijo sin dejarle de masturbar.

- ¿Más que mi polla?

-No, eso no.

El chico sonrió y Shino, presionandole con fuerza, le obligó a ponerse de rodillas, metiendole su erección en la boca y forzando la felación. El chico le lamió gustoso, respondiendo a sus demandas y mirándole desde el suelo. Shino apoyó la cabeza en la pared y cerró los ojos. En su mente se volvió a proyectar la pequeña mano de Taro agitandole, subiendo y bajando. Shino gemió y de no ser porque se calló a si mismo hubiera pronunciado su nombre. Agitó la cabeza con fuerza. Aquello estaba mal. No podía follar mientras pensaba en un niño de doce años. El chico se lamió los dedos y Shino vió como él mismo se empezaba a dilatar el ano. Pronto se levantó, guiándole hasta la cama y sacándose los pantalones.

- Ven. Ya estoy preparado.-dijo con lujuria.

- El condón. Espera.- dijo Shino, sintiendo la cabeza tremendamente embotada. El chico enarcó la ceja.

- No tengo nada, chaval.-dijo con desprecio.- Tampoco me voy a quedar embarazada. ¿Tú también estás limpió, no? -Shino asintió con la cabeza.- Pues venga, date prisa.

El chico escupió en su mano, masajeandole el pene por última vez. Shino, sin medir demasiado la situación se reclinó sobre él y, no sin algo de esfuerzo, presionó el pene sobre su entrada. Finalmente este se deslizó dentro, sintiendo un conducto ligeramente más prieto y liso que las vaginas. Pese a esto, sospechaba que ese chico no tenía el esfínter como se debía tener teniendo en cuenta la facilidad con la que había entrado sin apenas lubricante. Empezó a moverse con lentitud, el chaval se agitaba bajo su peso. Poco a poco aumentó el ritmo y con él, los gemidos de este. En diversas ocasiones Shino sintió que perdía el equilibrio y no debió ser el único que lo notó, porque el tal Daichiro le hizo girar, cabalgandole con fuerza y gruñendo mientras se masturbaba a si mismo. Shino acabó pronto y el chico siguió moviéndose hasta poco después, que acabó sobre su propia mano. Shino se alegró de no haberse manchado ni una gota de los fluidos de ese desconocido. El chico salió y se tumbó a su lado, apartándole el pelo teñido de rojo intenso de la cara.

- Follas bien, eh.- dijo aun con la respiración agitada.

- Lo intentó. Hoy no estoy en mis mejores facultades.

- Lo he notado.- El chico rió ligeramente y Shino volvió a ver una sombra del rostro de Taro en su sonrisa.

- Oye, ¿estás seguro de que no te llamas Rintaro?- susurró Shino al borde de la inconsciencia.

- Sí. Estoy seguro.

A la mañana siguiente Shino despertó desnudo entre sus sabanas. Estaba solo y un aroma a sexo impregnaba la habitación. Intentó recordar el trascurso de la noche anterior pero solo recuerdos de su infancia le rondaban la mente. La sien le pinchaba y con la despreocupación que le caracterizaba decidió que no iría a clase. Se acurrucó en su colchón con la palabra daikiri bailándole en la lengua. Y así, preguntándose que habría ocurrido la noche, anterior volvió a dormirse.

 

Notas finales:

Como siempre, no dudeis en escribirme. Y si estais por Wattpad no dudeis en cntactarme por ahi tambien que soy mucho más activa. Mi user es @Andhara.

Espero que os haya gustado


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