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Too young to die por Andhara

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Notas del capitulo:

De alguna forma o otra es imposible no acabar volviendo a esta historia. No se si alguien aun lee AmorYaoi. No se si los que leen aun leyeron en su momento esta historia pero aqui estoy yo.

Espero que os guste este OS, por primera vez des de la perspectiva de Ryu.

 

Canción del titulo: I wanna be sedated de the Ramones

 

Ryu rodó sobre la cama, encontradose una mata de pelo rizada. Inspiró el profundo aroma a perfume arrugando la nariz. Con la luz de la mañana vió claramente el color rubio oxigenado de la cabellera, mucho más anaranjada en las luces del bar. Se sobó la cara sintiendo ese usual vació ocuparle el alma. Aquello era horrible. La muchacha se movió y con pereza abrió sus grandes ojos oscuros.

- Buenos días grandullón.-dijo somnolienta.- Se que te dije que me iría pero me quedé dormida.-la chica sonrió ligeramente y pese a que nada en su interior se agitó, Ryu debía reconocer que era guapa.

- No te preocupes. ¿Quieres desayunar algo?-dijo incorporándose. La sabana le resvaló y el vello de su abdomen quedó a la vista.

La chica le miró sorprendida. Le resiguió con la mirada para luego pestañear repetidamente.

- Vaya...bueno...supongo.

La muchacha le imitó y su pecho quedó a la vista. Ryu apartó la mirada, intentando eliminar de la imagen aquello que se le hacia extraño, incómodo. Se puso la camiseta y las bragas y salió hacia el lavabo. Solo en su habitación Ryu volvió a suspirar. Debía dejar de hacer aquello. Siempre acababa siendo una enorme decepción y por las mañanas el corazón le dolía tanto que se lo tenía que agarrar el pecho. No mejoraba. Nunca lo hacía y todo aquel juego estúpido aun lo hacía empeorar. Finalmente se levantó, poniéndose unos pantalones anchos y entrando a la escueta cocina que se fundía con el comedor. Mientras encendía el hervidero la chica salió del baño. Una sonrisa le bailaba en el rostro y se le acercó con parsimonia, casi volando sobre el suelo con sus menudos pies.

- Estuvo bien ayer.-dijo acariciándole el pecho desnudo. Ryu emitió un sonido de afirmación.- Podríamos...repetir algún día. 

- Sí...-dijo autómatamente.

La rubia sonrió, dándole la espalda y sentándose en una de las dos sillas que conformaba el salón. Ryu maldeció, no la debería haber invitado a desayunar. 

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- Tienes que aplicar la ecuación de continuidad.-dijo distraído.

- ¿Qué? ¿Por qué?-refunfuñó Masagi.

- Porque sí.

Masagi era un completo idiota y Ryu aun se preguntaba como seguían hiendo a la misma clase. probablemente porque siempre le acababa salvando el culo. Pese a esto era un chaval gracioso y buena persona. Eso, según Ryu, era más de lo que se podía decir de la mayoría de gente. Incluso de él mismo. 

- ¿Como te fue con la rubia del otro día? 

- Bien.-sentenció.

- ¿La volverás a llamar? Es de la facultat de biología, seguro que te la vuelves a encontrar por el bar.

- No, no creo. Si me la encuentro la saludaré y punto.

- ¿Qué pasó, se puso en plan pesada o que?- Masagi levantó la vista del papel y rió ligeramente.

- Algo así.

- Las tías siempre van de ese plan. Son incapaces de limitarse a follar.-frunció el ceño, convencido de lo que decía.

- ¿Has estado con algún tío?- Ryu le miró a los ojos y como estos se espantaban.

-¿Qué? Claro que no.

- ¿Entonces como sabes que son las tías las que van del palo y no todo el mundo?

- Pues...porque...porque yo soy un tío y no soy así.-Ryu rió ligeramente.-¿Tú sí? ¿Tú has follado con un tío?

Ryu guardó silencio durante unos instantes. 

- Sí. Con varios. Estuve 8 meses con el primero.-clavó la vista en la mesa.

Masagi desencajó la mandíbula. 

- Yo...nunca lo abría pensado. Osea, no pareces...gay.

- No lo soy.-Ryu esbozó una sonrisa de lado.

- ¿Y...como es? ¿Se-se confirma mi teoría?

- ¿Quieres probarlo?-el rubor subió a sus mejillas.-En general sí, pero hay de todo.

- ¿Y tú de que tipo eres?-Masagi le evitó la mirada al decir esto y Ryu no pudo evitar sonreír.

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Le estampó con fuerza contra el plafón de plástico de la pared del baño y Masagi gruñó. Las manos le temblaban y Ryu no podía evitar sentir cierta gracia de la situación. Llevaban siendo amigos mucho tiempo, quizás era su único amigo de la universidad, pero en aquel momento no le importaba demasiado. De hecho Ryu no era capaz de descubrir en que momento se había convertido en un predador sexual o algo parecido. Pasó la mano por debajo de su camiseta y al acercarse sintió la erección de Masagi atrapada tras la cremallera del pantalón.

- Ryu.-le interrumpió con un beso.-No, no estoy seguro de esto.

- Solo es sexo. Relájate. Es fácil.-Ryu se empezó a desabrochar la hebilla del pantalón.- Si no te importa...te pondrás el condón tú.-Masagi le miró con el aliento robado, bajándose también los pantalones.- Necesito una ayuda.

Ryu le agarró la mano, lamiendole los dedos y ensalivandolos con ahinco. Se giró, apoyándose en la pared con una mano y sujetándose uno de los cachetes con la otra.

- Es más o menos como a una tía.-gruñó.

Sintió los dedos fríos rozarle. Hacia tiempo que no lo hacia en esa posición así que Ryu se imaginó que volvería a molestar. Por su complexión aquello no era algo que sus aventuras masculinas tuvieran siempre en mente hacer. Solía gustar más a los chicos pasivos. Al introducir el primer dedo Ryu cerró los ojos con fuerza. Al abrirlos la luz automática del baño ya se había apagado y por alguna razón lo bendició internamente. 

- Ya. Ya puedes.-jadeó.

Escuchó el sonido del condón abrirse y al poco un pene ya presionaba su entrada. Al penetrarle Ryu gruñó con fuerza y las lagrimas casi le saltan de los ojos. En su mente la pared de aquel lavabo estaba sucia y pegajosa. Era oscura y con las uñas Ryu se agarraba a las grietas de la madera. El muchacho a su espalda jadeó y por unos instantes la imagen mental se deshizo.  Allí estaba otra vez, sabiendo lo que ocurriría justo después. Conociendo la decepción, la rabia, la tristeza. Allí estaba otra vez rogando desesperadamente por un orgasmo del cuerpo equivocado. Forzó su imaginación. Las manos que le forzaban la cadera eran huesudas. El tintineó de la hebilla del pantalón era en realidad una cadena. Ryu bajó una de las manos, masturbándose con fuerza y furia. Jadeó, alzando el rostro y arqueando la espalda.

- Joder.-murmuró Masagi.

La escena prosiguió. A ratos fingiendo una realidad pasada a ratos simplemente relegándose al placer del acto. En un momento dado Masagi le retiró la mano de su propio pene y le empezó a masturbar mientras seguía con las estocadas. De alguna forma tenía las manos delgadas y sin mucho pretender Ryu no pudo evitar sentirlo a él. Pronto acabó, manchando esa pared impoluta y iniciando un vaivén frenético para que el otro acabara cuanto antes. Efectivamente los espasmos no tardaron en recorrer el cuerpo de su compañero y con delicadeza retiró el pene de su interior. Masagi se dejó caer en la taza de water, rendido y con los pantalones por los tobillos. Ryu hizo lo propio, alzándolos y subiéndose la bragueta de cara al muchacho, analizando sus reacciones. Tenía el rostro contrariado, con la mirada clavada en las baldosas. Ryu le agarró del pelo con la mano limpia y este alzó la vista cansada. 

- ¿Bien?-Masagi asintió con pesadez.

Ryu salió del baño, lavándose las manos con jabón y secándoselas contra los pantalones.

- Voy a seguir con el trabajo. Más te vale venir.-dijo, previniendo de la posibilidad de no volver a ver el rostro de Masagi consumido por la vergüenza.

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Ryu soltó la bolsa en el suelo, como solía hacer cuando estaba demasiado cansado para llevarla hasta la habitación. De camino al lavabo se empezó a desnudar, abandonado la ropa por allí donde pasaba. Se sentía el sudor propio y ajeno pegado a la piel. De alguna forma o otra echaba de menos esas duchas conjuntas donde se eliminaban los pecados del cuerpo mutuamente. Donde si no fuera por el jabón saldrían más sucios de lo que entraron. Ryu de verdad deseaba poder encontrar de nuevo alguien que llenara ese horrible hueco, esa soledad que le asfixiaba. O eso quería pensar, pero la verdad era que pese a los años sabía que ese espacio era tan grande que solo podía llenarlo el cuerpo que lo había marcado. Un cuerpo de formas retorcidas y sinuosas, complejo. Lleno de aristas y recovecos. Infinito y oculto en su mayor proporción. Le echaba de menos. Cada segundo de su vida. 

 

Cuando el agua le corrió por el cuerpo se sintió ligeramente purificado. No barría solo el dolor, también el veneno. Se preguntó que haría en aquel momento. Quizás ya no vivía en Tokyo, quizás seguía follándose a todo el mundo en cualquier lugar, como ahora él. Ahora alcanzaba a más o menos entenderle. Entender esa manía que tenía con el sexo sucio, sin compromisos ni ataduras. Un sexo resignado a no ser nada más, porque aquello que importaba hacia mucho que había desaparecido. Contra más pasaba el tiempo más veladamente lo sabía. Shino estaba enamorado de Taro y siempre lo iba a estar. Tal vez él solo fue un sustituto más o menos adecuado. Ryu ansiaba encontrar alguien que, de alguna forma o otra, simulara su presencia. Que le hiciera sentir menos solo.

Quizás ahora Shino tenía el pelo verde, o realmente se había rapado como le comentó aquel último día. ese día que se recordaba cada noche en un rito tortuoso. Hacía tanto tiempo que quizás se había rapado y la le había vuelto a crecer. Ryu se imaginó peinandole una larga melena naranja brillante. Se imagino sus besos sabor a cerveza y tabaco. Sus caricias sobre el pecho y sus cosquillas los domingos por la tarde. Ryu negó con la cabeza, intentando salir del bucle en el que estaba entrado y del cual ya conocía el resultado. Verdaderamente debía dejar de acostarse con cualquiera. Siempre acababa así. Siempre. 

 

Al salir de la ducha Ryu se sentó tal cual en el sofa, empapando la tela y sintiendo las pelusas de mugre pegarsele a la espalda. Debería limpiar aquello de vez en cuando.

- Por fin sales. No ganamos para agua en esta casa.-dijo su compañera de piso. Estudiante de filología un año mayor que él. Ryu remugó.- Tampoco gano para tapones. La de ayer era especialmente ruidosa.

Ryu volvió a gruñir, sin mirarle. Las manos caidas entre las piernas. Gou se acercó ligeramente, haciendole levantar la mirada.

- Ahora en serio Ryu. Cada fin de semana. Ni me lo explico ni lo entiendo.

Él tampoco lo entendía. No entendía de que servía todo aquello, porque lo seguía haciendo.

- Pararé, lo juro. Antes no era así.-dijo pasándose la mano por el pelo húmedo.

- Ya lo sé. Llevamos tiempo viviendo juntos.

- Creo que tengo un problema grave.- Ryu sonrió, pero su gesto estaba lleno de desdicha.

- Estas como yo cuando me dejo mi ex. Rollo puton despechado.- Gou rió ligeramente.

- Ojalá solo fuera eso.-dijo y en un suspiro pareció que la vida se le iba.

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Pensó que la situación con Masagi sería jodidamente incómoda pero contra todo pronóstico no fue así. Era como siempre. Estudiaban juntos, comentaban el partido de béisbol del día anterior y cuchicheaban sobre las chicas de la facultad. Sus encuentros subidos de tono no se habían repetido demasiado, alguna paja tonta una noche de fiesta y poco más. Pese a no ser incómodo Ryu sospechaba que Masagi evitaba deliberadamente hablar de sus encuentros fortuitos. Era la primera pareja sexual más o menos recurrente que Ryu tenía en mucho tiempo y de alguna forma o otra pudo desvincularlo ligeramente de sus recuerdos. Agradecía profundamente ese echo ya que hacia el sexo menos doloroso, menos culpable, menos cansado.

 

Masagi cruzó el bar de la facultad, visiblemente ebrio, parándose a su lado. 

- Tiene toda la pinta de que hoy no habrá suerte.-dijo en un gruñido.

- ¿Quieres que vaya a tu casa?-dijo Ryu despreocupado. Masagi se encogió de hombros.

- He estado pensando...quizás es como un poco raro si lo miras así...desde fuera, pero...yo no lo siento así.

- No te sigo.- Masagi frunció el ceño, consciente y frustrado de su torpeza.

- Que no es normal pero se me hace muy...muy fácil. Natural.

- Lo és.

Ryu sonrió y Masagi le devolvió la sonrisa.

 

 


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