Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Too young to die por Andhara

[Reviews - 29]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Uuuuuffff, este capitulo me tiene nerviosisima. 

Espero que os guste mucho (si no os gusta me hare el harakiri). Este es quizas de los capitulos mas importantes, espero haber sabido transmitir todo lo que queria.

Bueno os lo dejo ahí. El titulo lo dice todo ADVERTENCIA (tranquilos, no es una violacion)

Cancion del título: Rape me, Nirvana

PD: Muchas gracias a Baal por su hermosisisisisisissmo review.

Ryu llego al piso 12. Shino llevaba varios días sin ir a clase y se preguntaba si estaba enfermo o se había metió en algún lio. Al salir del ascensor y dirigirse a la puerta del apartamento  se dio de bruces con un chico alto que no parecía para nada el tipo de amigo del punk.

-¿Vas a entrar?- el chico le miró confundido.

-…Sí.- Ryu arrastró la palabra, vacilando.

El castaño dejó la puerta entre-abierta y entró al ascensor. Ryu entró, no sin antes mirarle receloso. ¿Quién era? ¿Qué hacia allí? Ya se había preguntado un par de veces como Shino pagaba el piso. Cada vez tenía más sospechas de que eran métodos ilícitos. Dio unos toques con los nudillos a la puerta de madera, avisando de que iba a entrar.

-¡Ryu!- Shino le miraba desde el pasillo sorprendido.

-Ey. No viniste al instituto los últimos días. Pensé que estarías malo o algo.- Ryu examinó la casa y al chico pelirrojo buscando rastros de actividad ilegal.

- ¡Noo! Claro que no.- Shino rio jovial, parecía de buen humor. ¿Iría de algo?

Ryu cerró la puerta tras de si y se adentró unos pasos más en el piso.

-Shino…¿Cómo pagas este apartamento? Me he encontrado a ese chico saliendo.- le miró serio.

-¿En qué quedamos sobre entrometerte en mi vida?-Shino hizo una sonrisa pero la borró al fijarse en el semblante lúgubre de Ryu- Venga hombre, no me jodas. ¿Qué piensas que soy chapero o algo así? No, Ryu, no pongo el culo por dinero si eso es lo que te preocupa.- carcajeó fuerte.- El chico que has visto es mi amigo, se llama Taro. O Rin.-añadió flojo.

-El día que me quedé a comer,  abriste la puerta como si esperarás a alguien pero te sorprendiste que fuera yo.- Ryu siguió serio.

Shino se acercó poco a poco, tanteando el terreno. Con la sonrisa torcida y los ojos afilados.

-Tengo que reconocer que fue una grata sorpresa…Esperara a quien esperara.

Se paró delante del moreno. Ryu le vio venir y se preguntó si realmente se estaba insinuando o solo trataba de evitar la pregunta. De todas formas no se movió. Shino empezó a maniobrar con la hebilla de su cinturón y a continuación procedió a desabrochar el botón mientras no apartaba la mirada de sus ojos. Ryu se la mantuvo, fija e inalterable.

-¿Se puede saber qué haces?- dijo Ryu sin emoción en la voz. No estaba enfadado, sólo confundido.

Shino le miró crispado y se separó, apoyándose en la pared contigua. ¿Por qué tenía que ser de tan jodido mármol? Le había visto en acción, ¿porque no reaccionaba con él? ¿A caso confundía sus miradas?

-Está bien, está bien.  Solo quería pasarlo bien un rato, sexo casual, ya sabes…- el muchacho sonrió vencido, asumiendo la derrota. La verdad es que el sueño con Taro le había dejado con ganas.

Lo que Shino no esperaba era la reacción de Ryu. Con la bragueta aun desabrochada le acorraló contra la pared, con los antebrazos apoyados a lado y lado de la cabeza. Le miró a los ojos, una mirada oscura y penetrante, que le perforaba el alma y que hizo sentir a Shino desnudo y pequeño, como un ratón. Si miraron durante segundos largos e intensos.

-¿Ryu?-preguntó Shino, intrigado por la actitud del moreno.

Antes de que acabara de pronunciar su nombre, Ryu le besó. Ávidamente le devoró los labios y las manos le agarraron con fuerza de la cintura. Unas manos enormes, pensó Shino. Ryu siguió besándole con desesperación y el pelirrojo respondió como bien sabía: mordiendo y lamiendo, engulléndole la razón.

El moreno no respondía a si mismo, sólo podía pensar en los labios que le besaban la boca y el cuello, los dientes que le mordían la mandíbula y los dedos huesudos que se le hundían entre el pelo. Estaba desbocado, el hambre no cesaba, el ritmo aumentaba y con él, los jadeos. Les costaba respirar entre besos desesperados.

Sintió como Shino le tironeaba de la camiseta, se apartó de él unos centímetros y rápidamente se la sacó por la cabeza. Tenía la mirada encendida y las manos le ardían. Ryu tenía el cuerpo musculoso y tonificado, Shino le besó la clavícula y le acarició los abdominales. Descubrió con sorpresa que su piel también tenía aquel aroma que captó el primer día. Al volver a pegar los cuerpos, Ryu lo hizo con una gran embestida, haciendo chocar las pelvis y las erecciones palpitantes. Shino gruñó en el oído del moreno de placer, excitación y dolor.

-Menudo monstruo tienes ahí, Asahara.-dijo con la voz ronca, entrecortada y jadeante, pero a la vez divertida.

Al oír la voz,  Ryu volvió en si. Se separó bruscamente, con los ojos desorbitados y el ceño fruncido. Sin decir nada se dirigió a la cocina a pasos fuertes. Shino se quedó apoyado en la pared, descolocado y con la respiración aún desestabilizada. Se agarró fuerte la erección y chasqueó la lengua, dirigiéndose a paso lento hacia el final del pasillo.

Paró en el umbral de la puerta, apoyándose en el marco para observar al moreno. Estaba sobre el fregadero, mojándose la cara y la nuca. La espalda ancha y musculosa le erizó el vello del bajo vientre. Ryu tosía sobre el fregadero, a lo mejor iba a vomitar. Patético, pensó.

Ryu por su parte no podía pensar en nada. Tenía la mente casi en blanco, solo se le repetía una y otra vez como de mal estaba aquello. Escuchó como Shino se le acercaba por detrás, colocándose a su espalda y las manos en los filos de la encimera, a sus costados. Ryu se tensó al notar la erección contra su culo.

-No me vas a hacer esto ¿sabes? No, no a mí. A mí nadie me deja a medias, niñato.- y embistió contra el trasero del moreno.

Ryu se giró de repente encastando un puñetazo en el pómulo de Shino. Del impacto este cayó al suelo de culo. El chico sonrió mientras se sobaba la cara.

-Así que no solo eres un maricón sino que también pegas como tal. No dejas de sorprenderme.

Mintió. La boca le sabía a sangre y se oía el corazón palpitando desbocado en la mejilla.

-¡No me jodas Shino!

Ryu se abalanzó sobre él, con el rostro congestionado por la rabia. Agarró por los hombros al pelirrojo y le zarandeó, presionándolo contra el suelo.

-No. Me. Jodas.- el moreno le zarandeaba más fuerte a cada palabra.

Shino rio por dentro. No se había equivocado. El chico, siempre tan relajado, era en realidad una bestia enjaulada. Como le gustaba, joder. El punki hizo uso de toda su fuerza para hacerles rodar y colocarse él encima.

-Sí. Eso es lo que quiero, joderte. Y sé que también es lo que quieres tú.

Shino inmovilizó con las piernas al muchacho y mientras con una mano le agarraba las enromes muñecas con la otra le bajaba los calzoncillos. El moreno tendría músculos más fuertes que él, pero él tenía más práctica.

Le besó el ombligo y le lamió el abdomen, saboreando el olor que desprendía. Bajó poco a poco, mirando desde abajo las reacciones de Ryu, que se revolvía bajo su agarre, cada vez de forma menos convulsa. Shino respiró en el vello del moreno y apreció que su polla era tan grande como sospechaba. Cuando Ryu se dejó de revolver le soltó las manos y este, entre suspiros, llevó una de ellas a la cabellera naranja. Había ganado. Cuando hizo esto, Shino se retiró y sonrió de forma socarrona, acercándose al oído de Ryu.

-Vete. Y no vuelvas hasta que hayas aceptado que te la pongo dura. –anunció autoritario.

Le miró fijamente mientras se levantaba y dejaba a Ryu libre. Este se levantó con estupor, se subió la bragueta y andó rápido por el pasillo, sin mirar atrás. Solo paró para recoger su camiseta olvidada en el suelo y abrir la puerta con manos temblorosas.

----------

Maldito reprimido de mierda. Shino andaba de un lado al otro, cual bestia enjaulada, fumando cigarro tras cigarro. Se retorcía las manos, nervioso. Ryu le había intentado dejar con dolor de huevos, pero no. A Shino nadie le hacía eso. Le había dado una buena lección. Se la merecía por cabeza cuadrada. Recordó el rostro de Ryu desencajado en espanto y la polla empalmada asomándole por el filo del calzoncillo. Rio cual desquiciado ante el recuerdo. No se podía ser más patético.

Al huir, Ryu fue incapaz de ir más allá de la puerta del pelirrojo. Al cerrarla se apoyó en ella y se dejó caer. Enterró la cabeza sudada entre las rodillas mientras se la agarraba con las manos. El cuerpo le ardía: las manos, la cabeza, los labios, la polla, sobre todo le ardía la polla. Era incapaz de pensar, el pensamiento se le nublaba y le pichaba la sien. Era un cobarde, un cobarde maricón.

Todo aquello que ya sospechaba se había convertido en echo dentro de esa casa. Había perdido el control y se había perdido a si mismo en el camino. ¿Qué haría ahora? ¿Quién era? Nunca había dudado de su sexualidad. Ahora no solo tenía dudas, sino también certezas. Shino le ponía y era obvio que él a Shino también. ¿Qué opciones tenía? Podía negarlo todo, alejarse de él y no dirigirle la palabra nunca más. Fingir que nada de eso había pasado, seguir rondando a chicas y matándose a pajas con porno americano en internet. La segunda opción era entrar ahí, arrancarle la ropa al hijo de puta ese y correrse en su puta cara irónica.

Ryu se preguntó, ya más tranquilo, si sería capaz de olvidar los gruñidos de Shino y los propios, la presión de una erección ajena sobre los pantalones, el pecho plano y las manos grandes. Rio irónico y negó con la cabeza al notar como sus bajos reaccionaban ante sus pensamientos. Quizás se arrepentiría. Quizás de aquí unas horas, con la cabeza y la polla fría se diera cuenta de su estupidez. Quizás fuera así y quizás no. En ese momento lo tuvo claro, y eso le bastó.

*Riiiing*

No me jodas, pensó Shino. Tenía los nervios crispados, no quería a ningún hijo de puta llamando a su puerta pidiendo por gramos. Esperó, fingiendo que no estaba, y el visitante insistió.

*Riiiing, Riing *

Me cago en la puta. Shino se dirigió a la puerta a zancadas grandes y con los puños apretados. Abrió.

-¿Qué cojones quieres?

Antes de acabar la frase una figura corpulenta se le abalanzó encima. Algo caliente y húmedo le selló la boca. Shino retrocedió, espantado y la figura, sin despegarse, cerró la puerta tras de si. Después de largos segundos de desconcierto pudo reconocer al asaltante. Ryu. ¿Qué cojones estaba haciendo?

El moreno empezó a mover los labios, a ritmo rápido pero cadencioso. Le mordió la boca y pronto Shino notó la lengua caliente y suave penetrando entre sus labios. Mientras se besaban desenfrenadamente, Ryu empujaba a Shino por el pasillo, agarrándole la cara con las manos y presionando con las caderas. Shino cedía ante su empuje. Durante el proceso los dos se desnudaban con manos hábiles y encolerizadas. Chocaron contra la puerta del lavabo, al final del pasillo. Mientras se seguían besando Shino atinó al pomo y la abrió. Al traspasar el umbral Ryu cerró apresuradamente la puerta, separándose por primera vez, como si huyera de miradas curiosas. El baño era más seguro, al parecer. Se quedaron a oscuras en el enano lavabo mirándose con los ojos brillantes.

Ryu se inclinó hacia delante. Shino pensó que iba a volver a la carga y él también se adelantó. Contra todo pronóstico, Ryu apoyó la frente en la puerta, al lado de la cabeza pelirroja. Suspiró vencido.

-Me la pones tan dura que podría romper nueces con la polla.- dijo Ryu serio y con voz agotada.

Shino estalló en carcajadas, agarrándose la barriga ante los pinchazos.

-Has tardado menos de lo que pensaba.- torció la cabeza y la sonrisa, aun con lagrimillas en los ojos.

Shino amplió la sonrisa, con la expresión pícara que solía hacer. Se quitó los zapatos, vació los bolsillos y entró al diminuto plato de ducha en pantalones. Encendió el agua y esta le chorreó por el pelo naranja, oscureciéndoselo. El tejano gastado se le pegó a la piel, brillante cual cuero. Ryu le imitó, dejó el móvil sobre la taza del wáter y se descalzó, acompañando al chico empapado. El agua le corrió por el pelo, pegándosele a la frente, por el pecho y el abdomen, llegando a sus pantalones y sintiéndolos rígidos y pesados.

Shino le atrajo hacia si, pasándole un brazo por el cuello y colocándole la otra mano en el trasero. Se siguieron besando bajo el agua tibia. Pudieron ser minutos u horas, porque la noción del tiempo desapareció. El agua les limpió la desesperación y ahora los besos eran lentos y profundos.

Ryu bajó por la mandíbula del delgado, besando y lamiendo hasta su cuello y se instaló allí. Shino gimió ante el roce. El moreno fue más allá, deslizando la mano hasta el pantalón del otro e introduciendo con dificultad la mano entre la ropa empapada. Empezó a masturbarle a un ritmo lento y Shino empezó a gruñir y jadear, apretándole el culo y estirándole del pelo. El ritmo aumentó hasta que Shino se corrió en un gemido largo, profundo y ronco, arqueando la espalda y pegando la pelvis a la del moreno. Ryu retiró la mano cubierta de semen caliente y la dejó limpiarse con el agua. Se miraron fijamente y Ryu apoyó la frente sobre la del pelirrojo.

-¿Qué soy ahora? ¿Soy gay?- parecía afligido, hablaba flojito y lento.

- No, no es eso. Simplemente soy irresistiblemente sexy.

Shino avanzó hacia Ryu, recuperando el ritmo frenético. Le estampó contra la mampara de la ducha y con una mano le desabrochó el pantalón. Empezó a tironear de los pantalones hacia abajo, dificultado por la tela mojada y rígida. Se agachó para ayudarse en la tarea, viendo poco a poco asomar cada vez más superficie de la polla del moreno. Sonrió.

-Shino, Shino. No. Ven aquí.-Ryu no se revolvía, pero con la voz suplicaba.

Shino le miró desde abajó sonriente, dispuesto a continuar.

-Shino.-esta vez sonó más autoritario.

Agarró al pelirrojo del mentón y le hizo subir ante la mirada confundida de este. Sonrió de forma dulce cuando ya estaban anivelados:

-No hoy. –hizo una pausa y relajó la expresión.-¿Con que jabón te lavas la cabeza?

-¿Eh?- Shino le miró confundido.-Con el verde.

Ryu agarró el bote verde y se echó el jabón en la mano. A continuación lo pasó a la cabeza del pelirrojo, masajeándole el cráneo. Shino le miró atónito.

-Estoy cansado ¿sabes?- Ryu le miró abatido, de luchar contra él mismo, supuso.

No hicieron falta más explicaciones, el joven más delgado comprendió y sonrió brevemente, resignándose. Vaya caja de sorpresas, pensó.

-¿Si vamos a ducharnos lo tendremos que hacer bien, no?

Bajó y sacó sus propios pantalones y calzoncillos y a continuación siguió con los del moreno. Este se tensó ante el acto pero le dejó hacer. Acabaron los dos totalmente desnudos, a ratos con la entrepierna despierta y a ratos no, enjabonándose mutuamente  y riendo de estupideces. Shino llegó a la conclusión de que tener un amigo con quien además podía follar estaba jodidamente bien.

 

Notas finales:

Ale, ahí esta. ¿Como ha ido? ¿Bien? ¿Horrible?

aiiiiiii que preocupacioooon. Necesito comentarios! 

Muchos muchos besitos, nos vemos en 5 días con capitulo nuevo!

Si hay alguna duda ya sabeis jeje

Editado: le acabo de dar cuenta, varios dias despues de subirlo, de que se me copio dos veces el texto, mil perdooones


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).