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Too young to die por Andhara

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Notas del capitulo:

Antencion que vienen cuuuuurvaas!!! 

Este capitulo me pone super nerviosisima pero me ha encantado escribirlo y espero que os guste tambien a vosotros!

Por cierto, he encontrado una cosita interesante (por pura casualidad) 

http://hootsweets.deviantart.com/art/DEAD-STAR-277366754

Para los que os cuesta imaginar el pelo de Shino, es algo más o menos así. Casualidades de la vida eh!

Muchas gracias a Baal, Rochie y Lee haki. No sabeis lo felices que me hacen los reviews, por muy cortos que sean.

Os dejooooooo leer!

Cancion del titulo: Slip it in, Black flag (jijijijijijijjiji, ya sabeis)

Después del encuentro con Ren, Shino estuvo varios días sin ir a clase. Directamente no tenía ganas. Ir allí era perder el tiempo. Pese a esa negatividad pasó esos días pensando en que haría cuando acabara el instituto. Había creído que ese día empezaba su libertad, pero la conversación con su excompañero le hizo darse de bruces con una pared. Jamás sería realmente libre, estaba condenado.

Aprovechó también para pagar el alquiler y realizó recados pendientes. A diferencia de las veces anteriores que había estado faltando al instituto esta vez si se mantuvo en contacto con Ryu. No le contó ninguna de sus congojas, se suponía que ya tenía asumida su desgracia. ¡Qué lejos estaba de la realidad! ¿Pero qué era lo que esperaba? Ni siquiera lo había pensado detenidamente hasta ahora. Realmente no había ningún lugar para él.

Ryu debió notar que algo no andaba bien, porque insistió en visitarle. Shino no opuso demasiada resistencia, quizás le iba bien para salir de la espiral depresiva en la que estaba entrando. Llegó por la tarde con la chaqueta tejana que llevaba el primer día que salieron y unos vaqueros grises.

Shino estaba dormido en el único sillón del salón y había dejado la puerta abierta para que no tuviera que picar. Ryu entró y le buscó por la casa, encontrándole acurrucado contra el cuero viejo. Llevaba unos vaqueros rasgados por todas partes, desabrochados como siempre que iba por casa, y un jersey de lana granate. Se le había arrugado en el vientre y se le veía el ombligo velludo y los huesos de la cadera.

-¿A ti no te han dicho que es peligroso dejar la puerta de casa abierta? Y más si te pretendes quedar así de indefenso.

Ryu le habló flojito mientras le acariciaba el pelo. No esperaba respuesta. Shino abrió los ojos lentamente y los clavó en los suyos. Ryu tragó saliva. Tenía unos ojos tan fieros.

-¿Qué hora es?- dijo con voz soñolienta.

-Las cinco y media o así.

Shino se levantó lentamente y al hacerlo los huesos le sonaron, crujiendo. Se rascó los ojos y pellizco la nariz.

-¿Quieres algo? ¿Una cerveza?- aun llevaba los ojos entrecerrados.

-No. Solo quería saber cómo estabas.

- Como siempre.- se estiró cual gato alzando los brazos.

-¿Y eso es bueno?- dijo Ryu irónicamente.

Shino se congeló en su posición con los brazos alzados. Después de unos segundos reaccionó y los bajó.

-Sé qué te pasa algo, pero tranquilo no voy a tocarte los cojones.-Ryu relajó la expresión. Ya lo había dejado caer.

Shino asintió y dejó estar el tema. Parecía que el chico le conocía mejor de lo que pensaba. En cambió él le resultaba bastante difícil de leer, siempre con esa expresión seria.

-Vamos a la habitación. Hay más espacio.-dijo Shino de forma despreocupada.

Ryu pareció preguntarle con los ojos: “Más espació para qué?”, pero no dijo nada. Solo asintió y le siguió a través del pasillo. A llegar a la habitación se sentó en la cama e hizo girar el pie. Ya no tenía que llevar muletas pero le molestaba cuando estaba mucho rato en pie. Shino por su parte, tenía las heridas casi curadas: la ceja partida por una fina línea roja y el labio con carne nueva y rosada. El ojo, que hace unos días era morado había pasado a coger un color amarillento enfermizo bastante desagradable.

Shino se tumbó en la cama pasando las piernas por encima de las de Ryu. Estaba calentito y hacía un frio de cojones.

-Tengo mucho sueño. Esta noche he dormido como el culo.- suspiró.

-Entonces me voy. No quiero molestarte.- Ryu hablaba con voz apacible, sin rastro de molestia.

-¡No quiero que te vayas!-Shino se recostó abruptamente y las palabras salieron apresuradas. Quizás demasiado, pensó.

Ryu le miró con los ojos abiertos, sorprendido de su actitud desesperada. Shino se arrepintió del tono de sus palabras. No dijo nada más pero se empezó a aflojar los cordones de los zapatos. Cuando ya se los había sacado se tumbó al lado de Shino, obligándole a recostarse otra vez con el brazo.

-¿Tú también tienes sueño?- preguntó Shino girando la cabeza para verle.

-No… pero prefiero dormir que irme.

-No voy a dormirme estando tú aquí.- sentenció Shino.

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Mentiroso. Había tardado menos de un minuto en volver a dormirse después de prometer que no lo haría. Ahora Ryu estaba encajonado entre la pared y el cuerpo del pelirrojo, sin posibilidad de salir a no ser que le despertara. Tampoco podía decir que estuviera aburrido, era bastante entretenido mirar al otro chico dormir. Hasta ahora había estado de cara a él, justo en la posición en la que se había dormido mientras hablaban. Ryu se había dedicado a analizarle las facciones, imaginarlo con el pelo negro, con barba… Era un chico bastante guapo, incluso con las cicatrices y los moratones.

Shino gruñó y se dio la vuelta, dándole la espalda. Ryu empezó a sentir un poco de claustrofobia pero se le pasó cuando descubrió el jersey mal colocado que dejaba a la vista el final de la espalda del pelirrojo. A partir de ese momento no pudo dejar de mirar ese punto fijo de piel. Reseguía con los ojos una y otra vez las hendiduras que se perdían en el pantalón. Decidió actuar y bajárselo antes de que perdiera los papeles. Al hacerlo Shino se despertó, girándose para verle.

-Mierda. Lo siento.- empezó a reír.- Tienes que mantenerme despierto, sino me volveré a dormir.

Ryu no captó el mensaje al principio pero luego comprendió. Deslizó una mano por debajo de la prenda granate, haciendo estremecer a Shino por el contacto frio. Le agarró de la cintura y le acercó, quedándose a milímetros de juntar sus narices.

-Así no lo vas a conseguir…- le miró con los ojos afilados.

Shino se levantó en un movimiento rápido y lo inmovilizó contra la cama. Colocó una de sus piernas entre las del moreno y los codos sobre el colchón aguantando su peso. Le besó ávidamente y no tardó en agarrarle del pelo para ladearle la cabeza. Ryu gruñó ligeramente ante el agarre. Empezó a lamerle, besarle y morderle el cuello, bajando por la clavícula y encontrándose con su ropa. Se la sacó de forma desesperada y siguió con su juego. Ryu también tironeo de la ropa del muchacho. Sintió un calambre que le recorrió el cuerpo de la cabeza a los pies cuando juntaron los pechos desnudos.

Shino tenía la piel caliente y suave. Fue la primera vez que Ryu fue plenamente consciente de como de distinto era a una chica más allá de la planez. La carne era dura y consistente, donde los dedos no se te hundían entre la grasa. Llegó a sentirse asqueado de cómo había disfrutado de llenarse las manos y la boca de senos flácidos.

El punk seguía con su camino de besos y lamidas, habiendo llegado ya al vientre del moreno. ¡Qué bien olía! Desabrochó los vaqueros de este, liberando la presión sobre la erección. Volvió a subir hacia la boca de Ryu y este los hizo girar, quedándose él arriba.

La poca ropa que llevaban iba desapareciendo poco a poco. Shino ni siquiera sabía cuándo habían desaparecido sus calzoncillos. La cuestión es que ya no los llevaba y su erección estaba a la vista y en máxima plenitud. Ryu no iba mucho más vestido, la única diferencia era que él llevaba los calzoncillos por los tobillos. Al fin y al cabo estaban puestos, aunque no fuera en su lugar.

El pelirrojo bajó hasta su entrepierna y Ryu tuvo un deja vu extraño que le hizo recostarse apresuradamente. Pese a eso, parecía que las intenciones de Shino esta vez no eran malvadas. Con la cabeza entre sus piernas y apoyado sobre las rodillas, Ryu le veía la espalda y el culo enteros. Era una vista bonita y bastante erótica. Le gustaba su espalda, pensó. También vio como Shino, aun mirándole, cogía su pene con la mano y lo lamía desde abajo, ofreciéndole una magnifica (y jodidamente porno) vista del acto. Le recorrió un escalofrió por todo el cuerpo y echó la cabeza hacía atrás, agarrando la del pelirrojo con la mano.

Joder, como la chupaba. Shino subía y bajaba a un ritmo vertiginoso, apretaba con los labios y la lengua y masturbaba con la mano el trozo de polla que no le cabía en la boca. A Ryu no le habían hecho una mamada así en su vida, y podía contar unas cuantas. Gruñía, gemía y se revolvía bajo la caricia. Sentía que no duraría mucho más a ese ritmo. Cuando se sintió llegar intentó apartar al chico estirándole del pelo.

-Shi-Shino.-dijo entre jadeos graves

El pelirrojo hizo caso omiso a su advertencia y siguió con la labor. Se apartó de repente en un acto reflejo al sentir el pistoletazo de semen. Ryu notó como su nuez se movía, tragando. Se pasó la mano por los labios, limpiando la corrida esparramada por la boca. Se miró los dedos y lamió uno de ellos con cara curiosa. Ryu, mientras tanto, miraba atónito la escena sin asimilar bien bien lo que veía.

-Qué raro…- sonrió mientras comentaba el sabor de su semen.- ¿Quieres seguir?- abandonó el gesto divertido y lo ensombreció.

-Déjame descansar al menos.

Ryu acababa de eyacular y la erección empezaba a bajar. Igualmente lo que le apetecía en ese momento era dormir. No entendía como Shino había tenido tanta energía el día de la ducha.

-No nos hace falta para seguir.- dijo Shino señalando su pene.

Ryu se quedó de piedra, mirando a Shino fijamente buscando rastros de que fuera una broma. Había pensado que ese día llegaría, era muy consciente, pero nunca pensó que sería él el que mordería el colchón. Era algo que simplemente su cabeza no había considerado ni posibilidad. Pestañeó perplejo y Shino captó el mensaje.

-No. No pretenderías meter ese mastodonte que tienes por polla en mi culo. El día que quiera morir empalado te avisaré.

Ryu le siguió mirando. No. No. No. No. Su culo era un santuario. Ahí no entraría ni Shino ni nadie.

-Venga tío, no me jodas. Es lo más justo. Mi polla es más pequeña y tu más grande. ¡Es lo menos cruel!- Shino había estado cavilando sobre la situación.

Se negaba a aceptarlo, pero tenía razón. Había tenido problemas con algunas chicas incluso, así que no se quería imaginar con la estrecha cadera del pelirrojo. Suspiró vencido y Shino se declaró vencedor.

-Vale, pero hasta donde yo diga y como yo diga. Si te pasas un pelo te reventaré la cara y el culo. ¿Está claro?- dijo con voz amenazante.

Con el culo no se jugaba, eso Ryu lo tenía muy claro. Shino captó la amenaza, pero tampoco pudo evitar ponerse más cachondo ante las advertencias violentas.

-Está claro.- asintió obediente.

Shino empezó a rebuscar en el cajón de la mesita, sacando un bote de lubricante y condones. Se quedó sentado sobre las rodillas delante de Ryu, con las manos sobre los muslos. El moreno notó que estaba tan nervioso como él. Por esto desechó la posibilidad que le había surgido ante tal mamada de que Shino tuviera experiencia en el sexo homosexual.

-Mierda. Parecemos dos putas vírgenes... ¡¿No eres virgen, no!?- le miró espantado, como tomando consciencia de una posibilidad que aún no había barajado.

-No, no soy virgen. Pero bueno, como si lo fuera. –Ryu suspiró.

-Quizás deberíamos dejarlo… Yo con una paja como la del otro día me conformo. – sonrió travieso.

Shino avanzó a cuatro patas sobre la cama, colocándose entre las piernas del moreno y recostándose sobre él. Ryu volvió a estremecerse ante el contacto de piel con piel y el sueño se disipo. Shino le besó el pecho y le lamió los pezones con gula. En tiempo record Ryu volvía a estar  empalmado, como si llevara meses de celibato. Metió una mano entre su cuerpo y el de Shino y le empezó a masturbar.

Shino sintió que perdía la razón y cualquier tipo de control de los deseos que estaba reprimiendo. De repente ya no se conformaba con una paja, quería más y lo quería todo. Se lamió los dedos y levantó una de las piernas de Ryu, agarrándole del muslo con la otra mano. Acarició con un dedo la entrada del moreno y este la contrajo.

-Eh eh eh. ¡Shino! Habías dicho que...

-Shhh.- suspiró con voz ronca en el oído de Ryu.- Hasta donde tú digas.

Shino agarró el lubricante y pronto Ryu sintió el gel frio sobre la piel hipersensible. Después de un rato Shino metió el primer dedo. No le dolía pero era una sensación jodidamente rara que le hizo chasquear la lengua. ¿Cómo cojones había llegado hasta ahí?, pensó.

Shino no hablaba, solo le respiraba de forma entrecortada sobre el cuello. Poco a poco, Ryu dejó de sentir la sensación de intromisión para sentir algo aún más extraño a medida que Shino aceleraba el ritmo y la profundidad. Se sorprendió al sentir su propia voz gimiendo ronca.

-¿Está bien?- dijo Shino por primera vez en mucho rato. La voz sonaba reseca y ansiosa.

Ryu asintió pero se arrepintió de hacerlo cuando Shino metió un segundo dedo. Arqueó la espalda contra el colchón y ahogó las ganas de meterle un puñetazo. Esas cosas se avisaban, joder.

Shino estaba muy concentrado en su labor pero a la vez ardía en lujuria. No podía pensar en nada salvo en los latidos desbocados del pecho ancho de Ryu y como su interior le sorbía los dedos. Quería metérsela. No aguantaba más. Se mantenía quieto y silencioso, luchando a cada segundo por no penetrarle a traición.

Ryu sentía el placer aumentar a cada segundo que pasaba. Un placer tan distinto al que estaba acostumbrado que incluso se asustaba de sus propias reacciones. Respiraba arrítmicamente, gruñendo y maldiciendo para evitar gemir como una puta.

De repente Shino se levantó, mirándole a los ojos. No hicieron falta palabras para entender que pedía. Ryu levantó también la otra pierna, dejándole vía libre. Se puso el condón con manos hábiles y se aguantó el pene mientras presionaba la entrada.

Apretó los dientes y los puños. No volvería a hacer eso en su puta vida. Pese a eso aguantó el dolor y la vergüenza. Shino siguió empujando lentamente mientras miraba el proceso. Estaba teniendo suma paciencia y cuidado, todo por no hacerle daño. Cuando estuvo toda dentro se dispuso a empezar las embestidas pero Ryu se congeló bajo su peso. Le miraba con los ojos desorbitados.

-Sacala. Sacala. ¡Shino, sacala!- hablaba con voz desesperada.

Shino se separó y a Ryu le faltó tiempo para huir de la habitación. Siempre igual, pensó Shino. Maricón cobardica. Andó por el pasillo hasta el lavabo, aun con el condón puesto. Tocó a la puerta con los nudillos. Ryu estaba encerrado dentro.

-¿Qué ha pasado? ¿Te he hecho daño?

-No. O sea, sí. Pero no es eso.-Ryu hablaba al otro lado de forma precipitada.- Es raro tío. No pienso volver a hacerlo y ya está.

-No me jodas. Tú lo que quieres es que mañana no pueda andar, hijo de puta.

Ryu se sorprendió. Al parecer Shino quería llegar al final fuera quien fuera la víctima. Lo que tenía claro era que el no volvería a serlo. Había sido la peor sensación de su vida. Como si fuera…como si se estuviera a punto de cagar, en pocas palabras.

-Quien no va a poder andar mañana voy a ser yo, cabronazo.

-Ryu…ábreme. Lo dejamos. Ya está. Lo prometo.

A los segundos abrió la puerta y Shino casi se parte por la mitad de la risa al ver la cara que llevaba. Nunca en su vida había visto una cara de bochorno tan exagerada. Parecía la cara que pones en esos sueños que vas desnudo al instituto. Pasó por delante de él y andó hacía la habitación como si llevará pañales. No existía imagen más cómica. Shino se aseguró de atesorarla bien en su memoria.

Al llegar a la habitación lo encontró sentado en la cama mirando al suelo. Se sacó el condón y lo lanzó a la mesita, dejando claro que no iba a intentar nada más. Se colocó delante de Ryu y le pasó una mano por el pelo.

-Lo siento. Aunque estoy seguro que si hubieras esperado un rato más no hubiera estado tan mal.

Ryu le miró desde abajo con odio y el pelirrojo estalló en una risa contagiosa que hizo al otro sonreír. Shino se sorprendió a si mismo con lo poco que le importaba haberse quedado a medias. Estaba inexplicablemente feliz. 

Notas finales:

Aaaaaai que me mueroooooo. 

Comentadme porfavor porque creo que es el capitulo que mas opiniones necesitoooooo

Bueno en unos dias el siguiente jejeje La cosa empieza a ponerse seria eh jejejejjejejejejejejjeJJEJEJEJEEJEJEJE

Nos leemooooos! Besos

PD: Habreis notado ya que me gusta arruinar momentos pornosos con cosas antisexis. Sí, me gusta. Y me gusta porque creo que en la vida real nada es perfecto y que al fin y al cabo no hay nada más vergonzoso y donde puedan ocurrir situaciones incomodas (y más las primeras veces, como es su caso) que el sexo. Y me gusta reirme de ellos. Eso tambien jajaja


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