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Por primera vez. por Dashi Schwarzung

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Notas del fanfic:

 

Ustedes disculparán si los aturdo con mucho AoKaga... y es que para antes de que termine el año subiré otros dos fanfics, uno mucho más largo que el otro, ya saben, los típicos propósitos de año nuevo (?) XD 

Como sea, éste fanfic sigue la línea de tiempo de mi serie.

Con la advertencia de que este fanfic contiene Lemmon, no es un lemmon explícito, de hecho es algo corto, pues las palabras estaban siendo cada vez más y no quise hacerlo más detallado. Sorry por eso. Igual espero que les agrade <3

 

 

 

....::::Por primera vez::::....

...::::::...

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Habían pasado 6 meses desde aquella primera cita que habían tenido, que… valía la pena decir, esa cita había sido inolvidable para ambos, pues entre cosas extrañas, románticas y un Aomine totalmente lindo, habían entendido que eran el uno para el otro.

Sí, tal vez habían pasado sólo 6 meses desde que iniciaron aquella relación que trataban de tener oculta, pero en ese corto tiempo sabían que el amor que sentían por el otro era muy fuerte.

Aomine jamás había sentido algo similar por otra persona. Claro que había tenido novias, pero debía decir que no duraba nada de tiempo con ellas, pues aquellas chicas, a su parecer eran muy molestas.

En cambio Kagami sólo había tenido una novia, pero aquella corta relación no había llegado a nada, pues él siempre había preferido darle prioridad a su pasión por el basquetbol, y así fue hasta que encontró a un idiota obsesionado con el basquetbol igual que él.

 

La relación entre ellos seguía oculta a los ojos de todos sus compañeros de escuela y de equipo, los únicos que sabían sobre ello eran Kuroko y Kise, quienes, afortunada y sorprendentemente,  habían sabido cerrar muy bien sus bocas.

 

Aquella relación había llegado a un punto diferente para Aomine, era un punto en el que los besos no bastaban, las caricias eran más demandantes cada vez y sentía aquel fuego en su cuerpo que sólo ocurría cuando estaba junto a Kagami.

Él no era virgen, había perdido aquella virginidad con una chica de mediana altura, de pechos grandes, obviamente, y de piernas lindas, en una fiesta que uno de sus compañeros había organizado, y en la que la mayoría de los presentes se habían emborrachado. Esa chica lo había estado provocando durante toda la fiesta, y sin poder mitigar sus deseos carnales, por fin accedió a acostarse con aquella chica.

Había tenido sexo con esa chica simplemente para saciar sus deseos sexuales y para mantener quieto a su pene que no había estado dejado de gritarle por algo más. Simplemente había sido eso: sexo; no era como si hubiera sentido algo por aquella chica, y en ese entonces se dio cuenta que ser el jugador estrella del equipo de Tōō tenía sus ventajas, pues podía simplemente guiñarle un ojo a cualquier chica dispuesta, y tenerla en su cama, sin esos típicos problemas de las parejas: nada de romances, nada de malentendidos, nada de cosas de chicas, simplemente sexo y podía cambiar de chica a su antojo.

 

Por otro lado estaba Kagami, a quien realmente aquellas cuestiones  acerca de ‘deseos sexuales’ no le incumbían del todo. Había descubierto sus gustos sexuales a temprana edad, sin embargo… no era como que mirara a cualquier chico con deseo, pues aquellas cosas realmente no le importaban. Cuando el calor desenfrenado llegaba a su cuerpo bastaba con hacerse cargo él mismo y recurrir a su mano derecha, y eso era todo. No tenía por qué estar buscando a alguna persona que pudiera satisfacer sus deseos. En ese aspecto, él era muy diferente de Aomine, por lo que aún era virgen, y por supuesto que Aomine lo sabía. Venía a su mente el hecho de que  Kagami no sería el primero para él… y entonces llegaba la culpa: Todas aquellas chicas que habían pasado antes que el pelirrojo…lo hacían sentirse realmente mal, y peor aun cuando ni siquiera recordaba a ninguna de ellas, ni siquiera sus nombres…

 

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-¿Puedo acompañarte?- Kuroko musitaba, notando cómo Kagami daba un pequeño salto al saberse sorprendido por el peliceleste.

-Claro…- Contestó vagamente, acomodando la maleta en su hombro. No podía decirle a su amigo ‘No. Quiero estar solo en compañía de mi novio, y tú harías un mal tercio’, pero claro que aquellas palabras pasaron por su mente, sabiendo que Kuroko sólo quería ir a su cita con Aomine para tomarles fotos a ambos y expandir su repertorio de fotos de ellos dos.

Kuroko sabía de antemano los pensamientos del pelirrojo, pero realmente no le importaba, si él podía ir a su cita y tomar fotos de ellos dos besándose, estaría feliz.

Ambos caminaron hacia Maji Burguer, donde Aomine había citado a Kagami para comer, como muchas veces

 

Kagami había aprendido, desde aquella primera cita con Aomine, que no debía escuchar más a Kuroko. Por supuesto que podía aceptar un consejo, pero ya no haría mucho caso de las palabras de Kuroko, que, después de todo, no siempre le servían.

 

Caminaban tranquilamente, hablando sobre cosas del equipo y del cómo Riko cada vez era más estricta con ellos.

Ninguno se dio cuenta que cierto rubio se acercaba a ellos, agitando su mano vigorosamente y mostrando su eterna sonrisa.

 

-¡Kurokocchi, Kagamicchi! – Kise se acercaba peligrosamente a ambos chicos.

-¿Qué rayos haces aquí, Kise?- Kagami frunció el ceño mientras miraba cómo el rubio cruzaba la calle.

-Kurokocchi me invitó a comer con ustedes.- Su respuesta no se hizo esperar.

Kagami dejó escapar un suspiro de su boca, rodó los ojos y miró a Kuroko, esperando alguna explicación por parte del menor de altura.

-Perdón… creí que sería una buena idea.- Kuroko mencionó, como siempre, sin ninguna expresión en su rostro, caminando y siguiendo su camino, tratando de no ser confrontado por un Kagami que se miraba totalmente decepcionado.

Menuda cita con mi novio”, Pensó repentinamente el pelirrojo, maldiciendo la osadía de Kuroko de invitar a Kise a una cita, en la que se suponía solamente estarían él y Aomine.

 

No tardaron mucho tiempo en llegar al lugar de destino. Durante todo el trayecto hacia el establecimiento de comida, Kagami tuvo que escuchar la conversación sin importancia de Kise y a Kuroko tratando de responder a la conversación del rubio. Simplemente no estaba de humor al saber que los otros dos chicos estarían presentes en su cita, pues justamente quería hablar con Aomine sobre un tema importante para ambos.

 

Los tres chicos entraron por la puerta de Maji Burguer y Kagami se apresuró a encontrar a Aomine con la mirada, y sin mucha demora pudo reconocer su piel morena y sus cabellos azules.

El de Tōō jugaba su celular, simplemente para matar el tiempo en lo que esperaba a su novio, sin embargo, al levantar la mirada, pudo ver a Kuroko y Kise, quienes llegaban con el pelirrojo.  Frunció el ceño al ver a sus dos amigos de la secundaria y luego miró a Kagami, como pidiendo alguna respuesta, pues él tampoco estaba nada contento de ver a los otros dos chicos que no tenían nada que ver en su cita.

 

-¡Aominecchi! – Kise corrió al lado del moreno y dio un par de palmadas en su espalda, en modo de saludo.

-¿Qué demonios hacen aquí?- Preguntó sin muchos ánimos, con cara de pocos amigos y guardando su celular dentro de su pantalón.

-Kurokocchi y yo vinimos a animar la reunión- La sonrisa del rubio no se hizo esperar, mientras tomaba asiento junto al moreno. – Seguro que estás feliz de vernos aquí.-

-¿Qué rayos? ¿Kagami, invitaste a Tetsu?- Cuestionó el de Tōō, notando cómo el pelirrojo se sentaba del otro lado de la mesa y Kuroko se sentaba junto a éste último.

-En realidad nosotros vinimos por nuestra cuenta…- Kuroko habló, evitando que Kagami dijera alguna palabra. –Si nos disculpan… iremos por algo de comer…- mencionó por último el peliceleste, haciéndole una seña a Kise de acompañarlo, y el rubio se levantó de inmediato y siguió a Kuroko.

 

Kagami nuevamente suspiró derrotado, pues la mirada de Aomine denotaba mucha molestia.

-Deberíamos irnos y dejarlos a ellos solos.- El moreno habló, con aquella típica voz de pereza, mirando a su novio.

-Sólo... tenemos que cambiar un poco nuestros planes… - El pelirrojo se estiró un poco y depositó un beso tierno en la mejilla de su novio, para luego sonreír traviesamente.

Aquellas acciones de Kagami hicieron que apareciera en el rostro de Aomine un sonrojo notorio. Se estiró lo suficiente para tomar al as de Seirin de su camiseta escolar y atraerlo hacia él, hasta juntar sus labios en un beso fugaz e inocente.

-Supongo que por ti puedo cambiar los planes de hoy- El de Tōō guiñó un ojo y tomó la mano de Kagami entre la suya.

Kagami lo miró por lo que le parecieron minutos, simplemente sintiendo el toque tierno de la mano del moreno sobre la suya, sin tener en cuenta a sus otros dos amigos.

-Aomine… necesito hablar contigo…-

Aquellas palabras hicieron que el moreno centrara totalmente su atención en su novio.

-¿Qué sucede?- Preguntó curioso, alzando una ceja, sin poder adivinar el tema que Kagami quería tratar con él.

-Bueno… llevamos 6 meses saliendo… y creo que estoy pre-

-¡Hemos regresado! No sabía que las malteadas de éste lugar eran tan buenas, menos mal que Kurokocchi me recomendó la malteada de vainilla- Kise interrumpió al pelirrojo, con animosidad en sus palabras, cual niño.

Aomine maldijo en su mente a Kise por interrumpirlos, pues parecía que su novio pelirrojo estaba a punto de decir algo realmente importante, y ahora tendría que pasar un rato totalmente ansioso por saber qué es lo que quería decir Kagami.

 

La comida entre los cuatro chicos pasaba tranquila: Kuroko y su inseparable amor por el batido de vainilla, incluso había pedido dos vasos de esa bebida. Kagami y sus 20 hamburguesas, Kise comiendo sólo una hamburguesa y una botella de agua, y Aomine y sus dos hamburguesas Teriyaki.

 

-Entonces senpai me golpeó tan fuerte que aún me duele al recordarlo- Kise contaba la historia de uno de sus días típicos en la escuela preparatoria Kaijou.

-Es la típica reacción cuando alguien te odia- El moreno habló, siendo directo, como siempre.

-Claro que Kasamatsu no me odia, me adora… es sólo que me lo demuestra de una forma diferente-

-Kise-kun, tal vez no le agradas del todo- Kuroko fue el siguiente en hablar, recordando aquellos partidos en los que Seirin había jugado con Kaijou en el que notó las veces en las que el capitán del equipo azul había golpeado al rubio.

-No digas eso, Kurokocchi, él y yo nos llevamos muy bien, me ama-

Kagami simplemente escuchó la conversación sin decir nada, pues, para él, cabía la ligera sospecha de que efectivamente Kasamatsu se hubiera fijado en Kise, pues algo similar pasó con él y Aomine. Recordó cómo el moreno no quería ver ni en pintura al pelirrojo, pues claro que haber perdido en la Winter Cup hizo que el de Tōō lo odiara. Y después de todo… las cosas habían terminado muy interesantes.

Sus pensamientos fueron tantos en ese momento, que cuando volvió a la realidad los tres chicos ya habían cambiado el tema de conversación.

 

-Kise-kun siempre fue el que tenía muchas novias…- Kuroko mencionaba, para luego dar un trago de su malteada.

-No pueden culparme, el ser modelo hizo que siempre estuviera detrás de mí alguna chica.-

Rápidamente Kagami entendió el tema del que estaban hablando, y que dicho sea de paso, no le importaba en lo absoluto.

Chicas…” Pensó para sí mismo, mordiendo otra de sus hamburguesas, sin tomarle importancia al tema de conversación de sus amigos.

-Muchas de ellas sólo estaban interesadas en tu dinero y tu fama…- Aomine denotó un tono de envidia a sus palabras.

-Aominecchi, tú no puedes quejarte, también tuviste muchas novias.-

Kagami rodó los ojos ante lo que estaba escuchando… ahora seguramente los tres chicos se pondrían a hablar sobre cuántas chicas había tenido cada uno, y eso… claro que no le importaba, y mucho menos si esas palabras salían de la boca de su novio. No es como si estuviera celoso, pero pensar sobre el simple tema de cuántas chicas habían estado junto a Aomine, realmente lo pondría de un humor muy malo.

-Sólo sé que todas ellas eran muy lindas, ¿No es así, Aominecchi?

 

¿Qué demonios estaba pasando por la mente de Kise al hacerle aquella pregunta a su novio? Kagami simplemente enfocó su vista en su comida, no quería escuchar aquella conversación, en realidad, quería salir de ese lugar lo antes posible. Primero, Kuroko y Kise se auto invitaban a su cita con el de Tōō, y ahora estaban hablando animadamente, como si él no estuviera, acerca de las chicas que conocieron anteriormente. Claro que eso era como para molestarlo en sobremanera.

Pero la respuesta que escuchó de parte de su novio moreno…. Fue la gota que derramó el vaso.

 

-Quisiera hacerlo con una chica… - Mencionó como si nada, para luego tomar su vaso y sorber un poco de su bebida.

Entre Kise y Kuroko surgió un silencio que duró unos segundos, mientras miraron de reojo al pelirrojo, quien no se veía nada contento con aquellas palabras.

-¿Qué demonios quieres decir con eso?-  La voz fuerte de Kagami se escuchó en el lugar, trataba de modular un poco su voz, pues no quería hacer una escena en el lugar con muchas personas observando.

Aomine chasqueó la lengua, dejando el vaso en la mesa y mirando retadoramente al pelirrojo.

-Tú no me dejas hacer nada contigo… entonces ¿Qué más da que vaya a saciar mis instintos con otra persona?-

Por supuesto que Kagami sabía que Aomine estaba frustrado sexualmente, pues el moreno varias veces quiso forzar al pelirrojo, pero él aún no se sentía preparado para dar el siguiente paso. Sabía que llegaría algún momento en el que Aomine se cansaría de ello y se lo reprocharía, pero jamás imaginó que las cosas se saldrían de control, como en ese momento.

El peliceleste y el rubio permanecieron en estado de shock ante las palabras de su amigo de secundaria, sabían que aquellas palabras simplemente no se debieron escuchar, y ahora podían sentir el enojo de Kagami.

Lo último que sintió Aomine fue un líquido frío recorrer su rostro y parte de su ropa, pues Kagami había tomado una de las malteadas de Kuroko, y con molestia se la había arrojado al moreno en el rostro. Claro que eso fue lo único que pudo hacer Kagami, pues lo que en realidad el pelirrojo quería hacer era golpear al otro con todas sus fuerzas y ver cómo Aomine se retorcía del dolor, pero también pensó en el lugar en el que estaban, y obvio, no quería que lo vetaran de ese establecimiento de comida.

-¡¡Eres un estúpido!!- Formó sus manos en puños, mientras trataba de que sus pensamientos no se nublaran por el coraje – ¡Si no puedes tranquilizar a tu pene, entonces puedes irte a acostar con cualquier chica que se cruce por tu camino!-Trató de no alzar la voz para no acaparar las miradas de otras personas, pero sus intentos fueron en vano, pues sentía la mirada de muchos comensales sobre él. Rápidamente, en cuestión de segundos sacó un billete de su cartera y lo dejó frente al chico que estaba sentado junto a él –Lo siento, Kuroko…- Se disculpó por haber tirado la malteada que tanto le gustaba a su amigo, luego tomó su maleta y rápidamente, ante las miradas de varias personas, salió del lugar.

 

Kuroko miró cómo su amigo pelirrojo se perdía a su vista, y Kise le pasaba algunas servilletas al moreno para limpiarse el rostro. Ninguno de los dos había dicho ni una palabra, pues no querían parecer imprudentes con sus comentarios.

 

-Ese idiota… soy yo el que debería estar molesto…-

Esas palabras de Aomine hicieron que los otros dos chicos se miraran decepcionados, Kise suspiró al saber que el moreno ni siquiera había entendido la gravedad de sus palabras.

Kuroko se miraba tranquilo, pero en el fondo se encontraba molesto por la idiotez de Aomine, parecía que cualquier cosa que Kise o él dijeran realmente no cambiaría en nada la forma de pensar del peliazul.

 

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Una semana había pasado desde el incidente en Maji Burguer. Aomine sólo le había marcado  un par de veces a Kagami, y le había mandado un mensaje, sin embargo, al no obtener respuesta, dejó de buscar al pelirrojo, teniendo siempre en su cabeza que él no había sido el culpable.

Para él, toda la situación era una completa tontería, el único culpable aquí era Kagami, quien desde hacía varios meses no había querido corresponder a sus ‘deseos carnales’. Y claro que el moreno no pensaba disculparse.

 

Era una tarde de sábado, cuando Momoi invitó a ir al cine al  as de Tōō, quien realmente había hecho lo posible por declinar la invitación, pero vaya que la chica pelirosa era muy persuasiva, y al final de cuentas terminó aceptando la invitación. Después de todo no tenía nada que perder, incluso pensó que sería buena idea salir de la rutina en la que había caído al no pasar todo el tiempo con Kagami, y tratar de no pensar en éste.

 

Llegaron al cine y Momoi se encargó de buscar una película a la que ambos les gustara, pues seguramente su amigo de la infancia no volvería a salir con ella si escogía ver alguna película que Aomine odiara.

 

-Iré al baño…- Musitó un desinteresado Aomine, mientras Momoi esperaba su turno para ser atendida en la dulcería.

-¡No tardes mucho, Dai-chan, o entraré a la sala sin ti!-

Simplemente asintió a las palabras de la chica, mientras caminaba hacia el baño. Empujó la puerta y pudo vislumbrar una silueta muy conocida: Kagami se encontraba lavándose las manos, y mirando su reflejo en el enorme espejo que tenía enfrente, sin siquiera notar la llegada del chico de Tōō.

 

-Hey…- Musitó el peliazul, mirando cómo Kagami cerraba la llave del agua y lentamente lo encaraba, sin que su rostro cambiara al verlo.

Un pequeño silencio incómodo surgió de repente, Kagami no dijo ni una palabra, simplemente permaneció allí parado, mirando a Aomine, quien de alguna forma se encontraba feliz por ver al pelirrojo, y por supuesto que en él surgieron aquellas ganas de correr hacia el chico de Seirin y besarlo apasionadamente.

- ¿Vienes con alguien? – Atinó a decir el moreno, tratando de formar una muy pequeña sonrisa en sus labios, sin embargo, no podía entender por qué aquella pregunta que él mismo había formulado empezaba a doler de repente.

-Sí-

Aomine pudo escuchar el tono sumamente cortante con el que Kagami le habló, y su pecho, ante la respuesta del pelirrojo, comenzó a dolerle. No quería imaginarse con quién había ido Kagami al cine, pues tenía bien entendido que Kagami sólo iba a ese lugar acompañado del moreno.

-Entiendo…- Fueron las únicas palabras que en ese momento la mente de Aomine pudo formular, sin poder mover ni un músculo en ese momento.

-Debo irme.- Kagami mencionó, para dar unos pasos decididos, pasar al lado de Aomine y salir de ese lugar, dejando completamente pensativo a Aomine.

 

Y por fin entendió la gravedad de sus palabras dichas en Maji Burguer… aquellas estúpidas palabras que había dicho sin siquiera pensarlas, simplemente las había dicho como un reproche, pero no había entendido cuánto habían lastimado a Kagami; y lo entendió poniéndose en los zapatos del pelirrojo y pensar que su aún novio había ido con alguien al cine.

Muchas veces Kagami le había pedido que esperara, pues él aún no se sentía preparado para entregar su virginidad a Aomine, pero él ya no podía esperar, lo cual empezó a reprocharse a sí mismo.

Entendió por fin que sus palabras implicaban que… si Kagami no se acostaba con él, Aomine simplemente se acostaría con alguien que sí quisiera tener sexo con él; esas estúpidas palabras él ni siquiera las creía… lo que él quería era demostrarle su amor a Kagami de una forma física, y claro que en el tiempo de noviazgo con Kagami jamás había pensado en estar íntimamente con alguien más, pues el pelirrojo era la persona que ocupaba todos sus pensamientos.

 

Había tomado su tiempo en el baño, y por un momento había olvidado que Momoi lo estaba esperando para entrar a la sala del cine, suspiró derrotado y salió del baño, buscando con la mirada a su amiga de la infancia, y no le tomó mucho tiempo encontrarla.

 

-¡Dai-chan, tardaste mucho! – Ella mostró un puchero e inmediatamente notó diferente al moreno. -¿Estás bien?- Preguntó cambiando su tono de voz a uno con preocupación.

-Estoy bien… -

-Si te hubieras apresurado… habrías visto a Kagamin y al equipo de Seirin-

-¿Eh?- Su rostro en confusión no se hizo esperar y Momoi sonrió al ver aquel rostro.

-El equipo de Seirin vino a ver una película…  creo que es interesante que todos ellos tengan una reunión así, deberíamos hacerlo en Tōō-

Aomine puso total atención a cada una de las palabras dichas por su amiga, se sentía realmente aliviado al saber que Kagami no había tenido una cita con una chica… o un chico, eso le daba mucha tranquilidad.

 

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Era un día nuevo: domingo, uno de esos días en los que Kagami podía quedarse en cama y dormir todo lo que quisiera, pero… claro que últimamente no había podido hacer eso, pues su mente no dejaba de pensar en el moreno, y las palabras que aún le lastimaban.

De pronto unos toques sobre la puerta del departamento hicieron que dejara atrás la idea de volverse a acomodar entre las sábanas y tratar de dormir. Pesadamente se levantó, con una que otra mala palabra al notar que los golpes en la puerta no cesaban.

Lentamente abrió la puerta, dando un último bostezo al saber que no podría volver a dormir.

 

-Buen día.-

Abrió los ojos en sorpresa al ver al peliazul parado frente a él, y simplemente movió un poco su cabeza, en aceptación al saludo. Kagami por un momento quedó pensativo, y simplemente se apartó para que Aomine pudiera pasar.

-Entra…- Dijo finalmente haciendo un ademán, y Aomine simplemente hizo caso a las palabras del pelirrojo, entró, se deshizo de sus zapatos y se sentó en el sillón, notando cómo el pelirrojo cerraba la puerta y caminaba hacia él.

-Te haré un poco de café.- Dijo sin mirar al peliazul, dando un paso hacia la cocina, pero fue detenido por éste, quien posó su mano sobre su muñeca, impidiéndole hacer algún otro movimiento.

-Necesito hablar contigo… - La voz del moreno sonó suplicante. Kagami lo miró a los ojos y no pudo negarse; soltó un suspiro y caminó nuevamente hacia él, para sentarse a su lado en el sillón.

Permanecieron en silencio por un momento, hasta que por fin Aomine habló:

-Perdóname…- Musitó, tratando de esquivar la mirada de Kagami. Era la primera vez que Aomine tenía que deshacerse de su orgullo, y más al saber que fue él quien causó aquél conflicto entre ambos. – Esas palabras que dije aquél día… fueron una estupidez… lo siento…-

Aomine realmente sonaba arrepentido, y el tono en que se disculpó dejó a Kagami más tranquilo, pues era la primera vez que su novio se portaba de esa forma.

-Sé que nunca debí presionarte de esa forma. Jamás estaría con alguien más…- Tomó la mano de Kagami entre la suya, sin mirarlo aún. – Soy un idiota… lo sé.-

Kagami sonrió ante las palabras sinceras, y supo que era lo único que quería escuchar. Una sonrisa apareció en su rostro mientras giraba un poco hacia Aomine, lo tomaba de la nuca y unía sus labios en un beso lento y Aomine no necesitó escuchar alguna respuesta a su disculpa, pues aquellos labios sobre los suyos le dieron la respuesta.

El pelirrojo deshizo el beso e inmediatamente lo abrazó sintiéndose correspondido por el moreno, quien rodeó su espalda con sus fornidos brazos.

 

-Sabes… ese día…  lo único que quería era que Kuroko y Kise se fueran…- Musitó cerca del oído de Aomine – Para decirte algo importante.-

El jugador estrella de Tōō enarcó ambas cejas, pues se había olvidado totalmente de aquel asunto; había olvidado que Kagami quería decirle algo importante.

-Sí, lo recuerdo ¿Qué querías decir aquél día?- Cuestionó curioso, sin despegarse del abrazo.

-Quería decirte que…. Estoy… preparado para hacerlo contigo…-

El peliazul por fin deshizo el abrazo, mirando sorprendido a Kagami, quien evitó el contacto visual y denotó un sonrojo en su rostro.

-¿Estás seguro?-

-Lo estoy…. Esta vez estoy totalmente seguro.-Con una sonrisa en su rostro, se levantó del sillón, tomó gentilmente la mano de Aomine entre la suya y ambos se dirigieron hacia la recámara del pelirrojo.

Kagami cerró la puerta tras haber entrado Aomine, no quería mencionar que estaba nervioso, pues era la primera vez que tendría sexo con alguien.

 

Aomine se deshizo de su camiseta y con pasos lentos se acercó a Kagami, quien aún estaba cerca de la puerta, y lo envolvió en un abrazo cálido, para luego besarlo en los labios, mientras sus manos morenas se dedicaban a deshacerse de la camiseta de Kagami.

El de Seirin, nerviosamente dirigió sus manos hacia la hebilla del cinturón de Aomine, para quitar ese cinturón sin problemas y empezar a desabrochar el pantalón del moreno.

El peliazul se dedicaba a besar el cuello de Kagami, siguiendo su camino hacia sus hombros, dejando besos tiernos en su piel, y regresaba de nuevo, ésta vez hacia su barbilla, lamiendo y besando, y Kagami simplemente se dejó hacer por el otro.

Aomine tomó ambas muñecas de Kagami entre su mano, y lentamente lo fue jalando, sin dejar de besarlo, hasta llegar a la cama, donde se recostó, nuevamente atrayendo a Kagami hacia él, hasta que el pelirrojo quedó sobre él, sintiendo más de cerca el cuerpo de su amado pelirrojo, notando cómo sus erecciones chocaban.

 

Kagami se incorporó un poco, para alcanzar una botella de lubricante que se encontraba dentro de un cajón del estante de noche, y sin pensarlo, lo arrojó hacia Aomine, quien lo atrapó sin problemas, luego se dirigió nuevamente hacia el moreno, se deshizo de los pantalones y la ropa interior de Aomine, notando su crecida erección y sin entender por qué, por unos segundos no pudo despegar la vista de la entrepierna de Aomine.

 

-¿Te gusta lo que ves?- El moreno sonrió seductoramente, sin poder evitar mencionar esa pregunta, notando cómo el rostro de su novio se sonrojaba aún más.

-Idiota… no me hagas esa clase de preguntas…- Kagami trató de deshacerse de su nerviosismo y empezó a despojarse de su pantalón y su ropa interior, quedando totalmente desnudo frente a Aomine, quien aún yacía en la cama.

-Bueno… tengo que decir que a mí sí me gusta lo que veo…- Se relamió los labios, y lo que provocó fue un insulto de parte de Kagami, quien rápidamente le aventó el pantalón en el rostro y Aomine no dejó pasar la oportunidad de soltar un par de risas ante la reacción del pelirrojo.

 

Kagami nuevamente tomó lugar sobre Aomine, con ambas manos sobre la cabeza del peliazul, para luego apoderarse de sus labios, en un beso apasionado y feroz. Una de las manos de Aomine que se encontraba sobre la espalda de Kagami comenzó a descender, hasta encontrar el trasero del pelirrojo, y después de apretar aquella piel un par de veces, se dirigió hacia la entrada de Kagami, quien deshizo el beso y dio un ligero salto.

 

-¿Qué demonios crees que haces?- Cuestionó Kagami, sin molestia en su voz.

-Preparándote... ¿Qué más?- Aomine jamás había tenido sexo con una persona de su mismo sexo, y eso lo hacía sentirse un tanto nervioso, pero aquél hecho no le molestaba en lo absoluto, y menos cuando se trataba de su amado pelirrojo. Claro que se había preparado para ese momento, y aunque no sabía nada sobre el sexo gay, debía admitir que se había informado totalmente sobre el tema, incluso había tenido que ver algunos videos porno gay para comprender del todo el tema.

-No, idiota… ¿Quién te dijo que serías el activo?-

-¿Eh? ¿Piensas que seré el que ‘reciba’?- Frunció el ceño, notando la inconformidad en el rostro del pelirrojo.

-No seré yo quien esté abajo…-

-Ni creas que te entregaré el culo, Kagami.-

-Claro...¿ y piensas que yo te lo entregaré a ti?… sueña, idiota.

 

Y ahí estaba el segundo problema… ninguno quería estar en el papel de ‘recibir’, ¿Y cómo lo arreglarían? Fácil... al menos para un par de tontos como ellos…

 

-Piedra, papel, tijeras…- Mencionaron al unísono, haciendo los ademanes típicos.

-Perdiste, Kagami… - El moreno rió fuerte al saber la mala suerte del pelirrojo.

-Estúpido… hiciste trampa.- Kagami no podía creer que fuera él quien estaría ‘abajo’, pero bueno, no le parecía del todo mal, pues notó que para Aomine el tema del sexo gay no le era extraño. –Sólo… sé gentil.- Pidió antes de tomar el miembro del moreno entre su mano y tratar de ponerlo erecto nuevamente, a lo que Aomine asintió.

 

Sin tardanza, volvieron a adoptar la posición original: Aomine abajo y Kagami arriba, pues al de Tōō le había encantado ver las expresiones de su novio mientras él estaba debajo. No tardó mucho tiempo para que el moreno recuperara su erección, ¿Y cómo no hacerlo cuando la mano de Kagami sobre su miembro se sentía tan bien? Aomine tuvo que morder su labio para no dejar escapar de su boca un gemido.

Las manos traviesas del moreno nuevamente descendieron por el cuerpo de Kagami hasta llegar a su trasero, y sin pensarlo dos veces, tomó la botella del gel lubricante y lo esparció por sus dedos, y otra vez los llevó a la entrada de Kagami, donde, lentamente adentró un dedo.

Un gruñido de molestia de parte del pelirrojo no se hizo esperar, y por un momento Aomine detuvo los movimientos de sus dedos, mientras el de Seirin se acostumbraba un poco a la sensación. Cuando notó cómo el rostro del pelirrojo cambiaba, retomó el movimiento y sin más tardanza adentró un segundo dedo en él.

Kagami no se sentía del todo bien con aquellos dedos invasores, en realidad aquella no era la idea que él tenía, sin embargo ya no podía reclamar, pues un tercer dedo de Aomine se hundió en él, con movimientos lentos, tratando de hacer que aquella entrara se expandiera.

 

-Nnng.. ahh…- Un gemido escapó de los labios de Kagami, lo que hizo que Aomine enarcara una ceja.

-¿Oh? Parece que lo encontré…- Denotó un tono travieso en su voz, mientras movía nuevamente sus dedos y golpeaba esa zona dentro del cuerpo de Kagami que lo hizo gemir. Sonrió al haber encontrado nuevamente esa zona, pues Kagami dejaba salir gemidos ahogados de su boca.

Se incorporó de golpe, invirtiendo sus posiciones, y Kagami quedó ésta vez, debajo de Aomine, quien ya no podía esperar por tomar al pelirrojo. Nuevamente tomó la botella de lubricante y esparció un poco de ese gel en su miembro, dispuesto a hacer suyo a Kagami de una vez por todas.

 

-De…despacio…- Musitó Kagami, sintiendo cómo el miembro de Aomine se situaba en el lugar correcto.

-Tranquilo.-

Aomine se fue abriendo paso lentamente en el cuerpo de Kagami, quien no pudo evitar soltar otro sonido en molestia de su boca ante el cuerpo invasor. Podía claramente admitir que aquello dolía, por supuesto que dolía, pues nunca imaginó que el miembro de Aomine fuera tan grande como para hacerlo sentir ese tipo de dolor, pero claro que no lo admitiría… no le diría al chico de Tōō que aquello dolía, pero su rostro no podía pasar desapercibido por su amado, quien detuvo sus movimientos y trató de que Kagami se relajara.

-No me moveré hasta que tú me lo digas…- La voz de Aomine se escuchó, intentando por todos los medios de tranquilizarse a sí mismo y no embestir con fuerza en el cuerpo de Kagami, pues las sensaciones que en ese momento lo inundaban eran bastantes.

-Sigue…- La simple palabra de Kagami hizo que el moreno comenzara a mover sus caderas, en un vaivén lento, y poco a poco, aquél dolor que el pelirrojo había sentido, se iba disipando, dándole lugar al placer de sentir el miembro de Aomine dentro de él.

 

Aomine no podía creer los sentimientos que comenzaban a aparecer en él… jamás se había sentido tan deseoso, tan feliz… tan completo… Eran sensaciones que lo hacían sentirse bien consigo mismo. Era, también,  como si el cuerpo de Kagami hubiera sido hecho para su deleite y satisfacción… y eso fue lo que él hizo: se deleitó con el cuerpo del pelirrojo.

Kagami ya no podía ahogar todos sus gemidos y simplemente dejó que su voz se escuchara por toda la habitación, y fue cuando Aomine golpeó su próstata que él subió el volumen de sus gemidos.

 

-Más… fuerte… nnnnghh-

Esas palabras que Kagami había dicho, habían hecho que el as de Tōō perdiera toda cordura, y que empezara con las estocadas cada vez más poderosas, golpeando una y otra vez aquella zona que hacía gemir más a Kagami.

Aomine se apoderó de los labios ajenos, percatándose de cómo Kagami gemía en el beso, aferrándose con fuerza a su espalda, enterrando sus uñas, dejando marcas a su paso. Aomine se incorporó un poco y tomó el miembro expuesto de Kagami entre su mano, siguiendo con sus embestidas y masturbando a su novio.

La visión de Kagami era una obra maestra para Aomine, y los sonidos obscenos que emanaban del choque de sus cuerpos eran música para sus oídos.

 

-Ya no… puedo... Aomine…- Gimió, sujetándose fuertemente de las sábanas, sin intenciones de postergar más tiempo su orgasmo, y el moreno entendió totalmente, así que su mano se movió más rápido, sintiendo que él tampoco duraría más tiempo. Dio un par de estocadas fuertes al cuerpo del pelirrojo y sin previo aviso terminó dentro de él, mientras su mano, ahora lentamente, se movía sobre el miembro de Kagami, quien también alcanzó su clímax, sobre la mano del moreno.

 

Aomine prácticamente colapsó sobre el cuerpo de su novio, sus respiraciones eran agitadas y ambos se sentían en otro mundo  y fue Kagami quien regresó a la realidad.

-Quítate de encima… ¡pesas!-

Aomine hizo caso a la orden y rodó un poco hasta yacer junto a Kagami.

-¿Qué tal estuvo eso?- Preguntó el moreno, por fin normalizando su respiración y mirando a su novio.

-Supongo que… puede ser mejor.- Obvio que Kagami no admitiría que aquello había sido increíble y que jamás había imaginado que su primera vez con Aomine sería de esa forma.

-Perfecto… dame 15 minutos y te mostraré que puede ser mejor.-

-Idiota…-

Por su parte, Aomine nunca pensó que el hacer el amor con Kagami de esa forma le traería una total satisfacción, sin embargo, aún quedaba en él aquella culpa al saber que no había guardado su virginidad para el pelirrojo, sin embargo, tendría que aprender a vivir con ello.

Depositó un beso fugaz en los labios de Kagami y luego rodeó su cuerpo con un brazo, musitando un ‘Te amo’ al oído del pelirrojo y suspirar totalmente satisfecho al saber el magnífico sexo que habían tenido por primera vez.

 

 

 

Notas finales:

Para seguir con la continuidad de mi serie tenía que escribir sobre ésto XD tal vez no haya sido ni muy interesante y relevante, pero de verdad que tenía que escribirlo.

Espero que les haya agradado, prometo no excederme tanto en las palabras, más que nada porque muchas personas no suelen leer fics tan largos, pero personalmente, me agrada escribir fics 'detallados' aunque creo que se me va la mano con eso de las palabras XD

Gracias por sus visitas y comentarios! Los agradezco mucho!


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