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¿Un deseo? Volverlo a ver. por Kuramochi Kazuya

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Notas del fanfic:

Bueno, este será un fic que vengo amagando de hacer hace bastante xD actualizaré bastante tardíamente...creo. ya verán xD

Amo esta pareja~ los amo de verdad.

Espero que les guste.

Notas del capitulo:

Diamond no Ace no me pertenece. Es una grandiosa obra de Terajima Yuji.

  1. ¡Ponte firme!

Hacía calor y el sol refulgía como si estuviese furioso por alguna razón. Una simple botella de agua fresca en sus manos no era suficiente y el sudor resultaba molesto contra su piel. Más no importaba realmente...porque a su vista había alguien que brillaba con mayor intensidad que el sol. Y no cegaba ni molestaba, sino que causaba un alivio al corazón con solo verlo: un castaño de lentes deportivos ataviado con el equipo de catcher. Reconocible a millones de kilómetros. Aquellos ojos turquesas se ablandaron con solo verlo, revivir el sueño de haberlo querido en su equipo y fracasar. Eso le dio una puntada en el pecho.

Si...rechazo. Uno de sus enemigos.

Apretó los puños y suspiró como si nada hubiese ocurrido. Como si sus planes siguientes fueran algo espontáneo como cantar una canción de cuna a un bebé. Pero no...esto acarreaba demasiado para el pitcher.

Lo vio dar esa señales desconocidas para aquellos ajenos a sus mentes...a esa mente estratega e increíble. Él era un genio, por eso y mucho más lo admiraba.

Y lo amaba.

Casi se levantó de la banca cuando el muchacho hizo un pick off a segunda marcando un profundo out. Eso era una de sus especialidades gracias a su fantástico hombro. Sonrió de orgullo como si el de lentes fuese algún pariente. O algo suyo además de un amigo.

Se mordió el labio cuando notó que el encuentro llegaba a su final. Estaba nervioso ¡El Príncipe de la Capital estaba nervioso! No quiso permitirse esa sensación pero sus piernas flaquearon un poco y los dedos temblorosos lo delataban. Afianzó el agarre de la botella y se puso de pie con firmeza. Su movimiento fue imitado casi al mismo segundo por el resto del público aplaudiendo y aclamando la victoria de Seidou. Resaltando unos nombres más que otros. Entre ellos...el de él. Esas palabras le hicieron sentir un vuelco en el pecho. Inhaló aire y lo soltó en un tembloroso suspiro.

Esperó que el campo estuviese semi vacío y corrió casi sin alma hacia los cambiadores. Su corazón estaba demasiado acelerado y no se debía únicamente a que corrió como si su vida dependiera de ello.

No lo encontró y casi pataleó al sentir todo su tiempo allí como un fracaso ¡Diablos, no tenía que ser así! Iba a decirlo...tenía.

Lo necesitaba.

-¿Desde cuándo ese idiota se va tan rápido? Siempre se queda admirando el campo-murmuró.

-¿A quién insultas, Mei?-musitó el de lentes saliendo de las bancas con el bolso deportivo en sus hombros.

El rubio se volteó casi de inmediato.

-K-Kazuya-tartamudeó con un nudo en la garganta. Incluso trastabilló  y casi cae.

-No sabía que vendrías-continuó diciendo mientras terminaba de guardar las cosas en su bolso.

No pudo hablar. Las palabras eran aceite, pesado y molestas en su garganta. Quería hablar ahora que estaba frente a él, todo el valor acumulado desde las gradas hasta las bancas se borró como si un borrador de pizarra eliminara todos los apuntes de su mente. Cada reacción. Oración. Lo que fuere. Lo único que sentía era el temblor en sus piernas y los ojos abiertos. Cristalizados.

-¿Mei?-preguntó  al ver que el pitcher no parecía estar en sí.

Lo miró entre confuso y preocupado ¿Qué lo había llevado hasta allí? Pocas veces conversaban luego de acabar un encuentro. Era un “Hola” y “Chau” puesto a que, mayoritariamente, ambos tenían asuntos por separado. Y, al parecer, ese día era la excepción. Se acercó al muchacho, dejando primero el bolso en el suelo, y apoyó una mano en su hombro.

-¿Algo anda mal? Sueles felicitarme cada vez que ganamos-musitó en tono burlón.

-¡Cállate!-gritó reaccionando rojo como un tomate.

Felicitarse mutuamente era algo común entre ellos. Nunca olvidar el toque de arrogancia por parte del rubio. Algo como: “Conmigo hubiese sido diferente”, “Si yo fuera el pitcher no cedería ninguna carrera”, “¡Kazuya! Puedes hacer algo mejor que eso”. Siempre era así, dibujando más de una sonrisa irritante en el rostro del catcher. Molestarlo se había agregado casi por inercia a la lista de pasatiempos favoritos del castaño ¡Pero es que era tan sencillo! Le gustaba hacerlo de todos modos.

Mei, sobresaltado por las emociones acumuladas, el roce sobre su ropa y la cálida voz del otro, decidió reaccionar. Claro, a su brusca manera. Se aferró al pecho del de lentes, empujándolo contra la pared más cercana y escondió su rostro en él, liberando un poco la tela del uniforme. El castaño dejó de lado la preocupación siendo sustituida por completo por la confusión. No se movió. Nada. Ni un músculo. Y eso incluía su boca.

-Kazuya…-balbuceó el rubio como niño sin hogar, aferrándose a él con desesperación y temor-Yo…necesito decirte algo-.

-Si es con respecto a que tú hubieses hecho algo mejor que Furuya en el partido de hoy, paso ¡Siempre lo haces!-logró decir, riendo un poco- es lo de siempre, Mei-.

-¡¡NO!!-vociferó siendo amenazado por las lágrimas. Se sentía patético- No es eso…-musitó bajando el tono de voz- Tómame enserio, ¿Por qué nunca lo haces? ¿Por qué…?-.

-¿Mei?-.

-Kazuya…yo. Quiero que me veas. Que me tomes enserio ¡Nada de bromas! Aunque sea…por un momento-.

-Te escucharé-.

No se apartó ni un milímetro. Cada parte de su ser pareció hervir por la adrenalina. Estaba tan cerca de decirlo. Tan cerca de él. La emoción de soltarlo todo lo corrompió como un fuerte choque de imanes con igual polaridad. Quiso sacudirse pero eso significaría soltarlo y ¡No! No lo haría. No ahora.

Contempló al pitcher. Parecía temeroso. Lo conocía de hace muchísimos años y jamás recordó verlo así. Casi…indefenso. Atascado. Se animó a levantar una mano y acariciar un poco los cabellos dorados del chico, como con gesto fraternal y preocupado. En respuesta, el otro alzó el rostro y clavó su mirada turquesa en los fuertes y abrasadores ojos del catcher, tomó la mano que yacía en sus mechones y la atrajo a sus labios para acariciarla dulcemente con ellos.

Los pensamientos del rubio vagaron tiempo atrás. Cuando se conocieron.

Lo vio en el campo discutiendo con los demás del equipo. Oyó que lo llamaban engreído, genio de cuarta, catcher barato ¡Y no recordaba haberlo visto antes! Posiblemente el castaño era nuevo en el equipo y alardear con los senpais no era una opción válida y sensata. En ese instante supo que el chico tenía agallas, se acercó al grupo alzando la cabeza demostrando un poco de “superioridad” (pues cómo no, era el Ace del equipo) y clavó la mirada en el chico. El de lentes esbozó una sonrisa bastante…molesta. Desafiante con un tinte de arrogancia leve. El rubio frunció el ceño mientras una venita se hinchaba en su sien.

-¿Y tú eres…?-preguntó el rubio.

-Miyuki Kazuya-respondió el castaño colocándose el guante de catcher en su mano izquierda.

El pitcher lo miró enarcando una ceja. Parecía algo así como una invitación.

-¿Tu eres ese pitcher arrogante y egocéntrico del que ellos hablaban?-espetó el nuevo esbozando otro tipo de sonrisa, más ensanchada y un poco “inocente”, obviamente, señalando al grupo que lo rodeaba. Ellos, casi de inmediato, se exaltaron e intentaban hacerlo callar entre susurros.

No lo dejó pasar. Se acercó al castaño burlón y señaló su guante.

-¿Catcher?-preguntó ladeando la cabeza- Bien, demuéstrame que puedes hacer-.

El muchacho sonrió con suficiencia.

-No te has presentado ¿Cómo voy a jugar con alguien que no sé el nombre?-.

-¡NARUMIYA MEI! Deberías conocerme-respondió con afán de zarandearlo ¿cómo no iba a saber quién era él?

-Bueno, Narumiya-san. Éstos muchachos no me dejaban entrar al campo ¡decían que era molesto!-dijo con fingida pena.

-¡Estabas alardeando como si fueses la gran cosa, enano!-se quejó uno.

-Veremos si vales estar en el equipo. El entrenador debe haber cometido un grave error-escupió otro.

“Con que él es el nuevo catcher que mencionó el viejo” pensó no dándole atención a la discusión.

-Veamos. Todos al campo-ordenó el rubio- vamos a ver si lo vale-.

El de lentes solo se encogió de hombros y fue a colocarse el equipo de catcher. Algo de él lo irritaba y, al mismo tiempo, le llamaba demasiado la atención. Era atrevido, audaz y temerario ¿acaso estaba loco o era un boca floja? Esperó a que todos se posicionaran y comenzó el juego.

Sabía las señales. Ponchó a tres de los cinco mejores bateadores (pues no había suficientes jugadores), hizo un pick off a primera. Sabía leer a los bateadores a la perfección. Bateó por puro instinto y deducción los lanzamientos del otro pitcher. Pero sobre todo y no menos importante…tenía una enorme confianza en él.

Aunque haya sido la primera vez que jugaban juntos. Sintió que ese castaño podía hacer hasta lo imposible. Era un cofre lleno de misterios y eso le fascinó. Fue…todo a primera vista. Cada sensación, emoción, sentimientos. Todos y cada uno revueltos.

-Te amo, Kazuya-se animó a decir- Siempre te he amado. Siempre he estado enamorado de ti-finalizó regresando se su burbuja del tiempo, recordando dónde estaba y con quién.

Se olvidó del miedo y suspiró demasiado aliviado como si de una patada le hubiesen quitado todo el peso de encima. Esperó la respuesta con palabras, pues temió enfrentar sus ojos y volvió a esconder el rostro en el pecho del otro.

-Te amo-repitió con más firmeza.

El catcher dejó caer los brazos inertes a cada lado de su cuerpo. Estaba absorto y su cabeza que siempre procesaba y respondía con facilidad se quedó tiesa. Como si los engranajes necesitaran aceite para funcionar. Apretó los labios.

-Yo…-.

 

Notas finales:

Suspenso para el segundo capítulo (?

Espero les haya gustado. Saludos <3 !


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