— ¿P-Pero estará bien?... — Mi voz sonaba terriblemente temblorosa; estaba nervioso mientras miraba al hombre mayor que tenía en frente, que se sacaba aquellos anteojos con algo de cansancio para masajear el tabique de su nariz.
—Joven, su amigo solo ha tenido un colapso por el estrés del trabajo. — Hablaba el hombre con tranquilidad, mirándome con una pequeña sonrisa. — Solo necesita descansar, no es nada grave.
Un suspiro aliviado escapó de mis labios, la voz del doctor pasó a un segundo plano, mientras mi mirada se desviaba a la puerta en donde hace un rato había entrado él. Traté de sacar mágicamente mi visión de “Rayos X” para poder traspasar con la vista aquel enorme muro que me separaba de él, pero claramente no ocurrió; por muy grandioso que sea, seguía siendo un simple mortal, uno común y corriente que acababa de pasar por una crisis de nervios al ver como mi compañero palidecía y se desmayaba mientras caminábamos con los demás por los pasillos de nuestra agencia.
¿Estás comiendo bien? ¿Estás durmiendo lo suficiente? ¿Has descansado lo suficiente? ¿Cuántos cigarrillos estás fumando al día? Dicen que éstos quitan el hambre y también pueden quitar el sueño...
— ¿Puedo ir a verlo? — Dije, volviendo mi vista al especialista que tenía al frente, que desde hace un rato me estaba hablando.
—Por supuesto, pero él está durmiendo.
Asentí ante lo dicho por el doctor, y pronunciando un suave “Muchas gracias” mientras me inclinaba, pasé de él para cruzar por aquella enorme puerta que me separaba de él y me encontré con una sala enorme, llena de camillas separadas por finas cortinas de color crema. Comencé a caminar en dirección a la de él ¿Cómo sabía cuál era? No tengo idea... “Instinto” muchos suelen llamarle. Me detuve frente a una cortina que estaba cerrada como todas, y despacio la abrí. Ahí estaba.
Su color había vuelto a la normalidad, sus ojos estaban cerrados, haciendo ver lo largas que eran sus pestañas, y sus pobladas cejas tenían una expresión tranquila. Sus finos labios estaban algo secos, pero en una mueca relajada, y tenía su cabello despeinado. Me acerqué más a él para poder sentarme en el banquillo que había al lado de aquella camilla y mi mirada viajó de su perfecto rostro hasta sus brazos, en donde en uno de ellos había una intravenosa que le daba un líquido de color anaranjado... Creo que era suero. Noté como su pecho subía y bajaba en un vaivén lento, su respiración era tranquila, él estaba tranquilo.
—Hey... — Susurré, mientras volvía a mirarle, tomando una de sus manos con total suavidad. — ¿Así que el gran TOP terminó desmayándose por cansancio? — Dije, en mi tono altanero y divertido, para luego borrar esa pequeña sonrisa que se me había formado. —Nos diste un gran susto en la agencia... Todos los chicos querían venir conmigo para hacerte compañía... Pero el CEO no les dejó, dijo que podríamos armar un escándalo y solo vine yo porque le insistí... Ya sabes como soy. — Le comentaba al bello durmiente que tenía en frente, mientras éste ni se inmutaba, por supuesto... Estaba completamente dormido.
Volví a quedarme en silencio por unos cuantos minutos, mientras le miraba fijamente... Sentí aquella presión en mi pecho que me impidió el continuar hablando. ¿En qué momento mis dos manos se habían aferrado a la suya? ¿En qué momento mis ojos se habían llenado de lágrimas, distorsionando aquello que veía? Juré ver una sonrisa en sus labios, pero a cambio de eso, al pestañear, aquella gruesa gota rodó por mi mejilla y me hizo volver a ver mejor, mostrándome que su rostro seguía igual que antes.
Carajo ¿Por qué me preocupaba tanto? Sólo estaba durmiendo, no es como si SeungHyun estuviera en coma... ¿En serio lo quería tanto para estar a éste punto de preocupación por él? Mi diestra soltó el agarre que tenía sobre la mano de mi amigo, para poder limpiar mis ojos con algo de molestia; sabía que mis sentimientos por él jamás cambiarían, y al contrario... Con el paso del tiempo siempre se fueron aumentando. Aquello que alguna vez me atreví a llamar en “atracción” pasó a ser algo más grande, pasó a ser algo que me asustaba.
—Debes cuidarte mejor, TOP... — Volví a hablar, sin siquiera quitar mi mano de mis ojos; temía que al abrirlos volvieran a escapar mis lágrimas. —Todos en la agencia se han preocupado por ti... Los chicos... Yo... Mira como me tienes... Dios, si supieras lo nervioso que estaba... No quería que te pasara nada malo, Hyung... Si te pasa algo yo...
—JiYong... — Mis ojos se encontraron con los de SeungHyun, quien me miraba con una pequeña sonrisa. — ¿Por qué estás llorando?
— ¡Seung! — Me abalancé a mi Hyung con emoción al verle despierto, escuchando cómo se quejaba éste por mi brusco movimiento. — ¡No vuelvas a asustarnos así! ¡Nos preocupaste a todos! ¡Grandísimo idiota! — Top solo se rió de manera cansada, mas logré sentir como sus brazos me rodeaban con suavidad en un abrazo cálido.
Y ahí estaba de nuevo mi corazón, latiendo como un loco ante aquel simple contacto entre nosotros, ante aquel simple abrazo, que seguramente él ni se daba cuenta cuando influía en mí. Mis brazos aflojaron el agarre que había ejercido al momento en que le abracé, para poder alejarme de él, pero éste no me lo permitió.
—Siempre he soñado con despertar y poder abrazarte... —Susurró con la voz rasposa, haciéndome enardecer por completo. —...Déjame disfrutarte más tiempo.
Mis ojos se cerraron un momento, volviendo a abrazarle con ternura, mientras una de mis manos iba a parar en sus desordenados cabellos de aquel color ónix, y lo acaricié. Me sentí casi un abusador al permitirme el lujo de tocar el cabello del gran Choi SeungHyun, de acercarme a su coronilla y poder olerlo, mientras él... él se dejaba hacer por mí, por mis caricias, y a cambio podía sentir como sus brazos se ceñían en mi cintura, y como él hundía en mi pecho su rostro, sintiendo la calidez que provocaba su respiración. Me sentí en un pequeño paraíso, solo los dos... SeungHyun y yo.
—Nos preocupaste a todos... —Murmuré mientras me atrevía a pegar mis labios en la cabeza de mi mejor amigo. —Y a mí... preocupaste mucho...
—Lamento preocuparlos... Y siento mucho el hacer que te preocupes... — Su voz sonó tan despacio, que temí que tuviese una recaída nuevamente. Traté de separarme de él para dejarle descansar como era debido, pero a cambio de eso solo recibí un apretón más fuerte por parte de sus brazos y un gruñido en modo de protesta por parte suya. — Déjame disfrutarte más... Sólo un poco más... Antes de tener que dejarte ir libre, como siempre...
Las palabras de SeungHyun me desconcertaron en cierto grado, pero me hacían sentir pleno y feliz. ¿Qué estás haciendo conmigo, TOP?
—Debes descansar... —Dije, más como un recordatorio para mí que para él.
Sentí el suspiro de SeungHyun sobre la ropa de mi sudadera, y logré percibir como sus brazos, de manera lenta, comenzaban a soltar su agarre para permitirme movilidad. Él de igual manera se movió, solo un poco, alzó su cabeza para quedar a escasos centímetros de la mía, rozando peligrosamente nuestras narices mientras que yo me volvía casi un montón de gelatina ante su cercanía; mis ojos viajaron sin mi permiso hasta sus labios, y antes de cometer una estupidez, los cerré, evitando mirarlo. No, definitivamente no quería mirarlo, no podía mirarlo.
—Mírame... — La voz ronca de mi compañero me sacó de mis pensamientos, y como un idiota le hice caso; ahí estaba una pequeña sonrisa que achinaban más sus ojos, esos ojos que me miraban con un brillo que no conocía y no podía explicar. — ¿Te quedarías conmigo? — Susurró, volviendo una vez más a acercarse a mi rostro para unir nuestras narices en un simple roce que me derretía.
—Todo el tiempo que quieras... — Me atreví a decirle, mientras sonreía, contagiado por la sonrisa que había mantenido hasta ese momento.
— ¿Toda la vida?... — Su mirada era seria, como si sus palabras significaran algo que yo no comprendía aún. — JiYong... — No pronuncies mi nombre cuando estás tan cerca...
—S-SeungHyun...
Mis ojos se cerraron nuevamente al sentir los labios de mi mayor sobre los míos. En un contacto simple, superficial, como un simple toque temeroso que a mí me pareció simplemente glorioso, majestuoso y completamente romántico. ¿Qué estaba pasando? Nos separamos casi al momento en que nuestros labios se juntaron y nos hablamos sin decir palabra alguna; SeungHyun sostenía su mirada en la mía, como la mía en la suya, transmitiéndonos aquellos sentimientos peligrosos que nos atormentaban. Y como si guardásemos el secreto de una travesura, como un par de niños, nos sonreímos.
No, no solo me quedaría toda la vida al lado de él, por mí sería toda la eternidad.