Érase una vez en una tierra muy lejana, Un joven príncipe vivía en un hermoso castillo.
Aunque tenía todo lo que pudiese desear, El príncipe era malcriado, egoísta, poco amable.
Pero una noche de invierno, llegó al castillo una vieja mendiga, y le ofreció una sola rosa, a cambio de refugiarse del cruel frío.
Sintiendo repulsión por su aspecto andrajoso, el príncipe se burló del obsequio, y echó a la anciana a la calle.
Ella le advirtió que no se dejara engañar por las apariencias, ya que la belleza se encuentra en el interior.
Cuando la volvió a rechazar, la fealdad de la anciana desapareció, y reveló... a una hermosa hechicera.
El príncipe intentó disculparse, pero ya era tarde, porque ella había visto que en su corazón no había amor.
Como castigo, lo transformó... en una espantosa bestia, y lanzó un poderoso hechizo sobre el castillo, y sobre todos sus moradores.
Avergonzado por su aspecto monstruoso, la bestia se escondió dentro del castillo, utilizando un espejo mágico como su única ventana al mundo exterior.
La rosa que ella le había ofrecido era en realidad una rosa encantada, que florecería por muchos años.
Si él aprendiera a amar, y a ganarse el corazón de una persona antes de que callera el último pétalo, el hechizo se rompería.
Si no, quedaría condenado a ser una bestia para siempre.
Al pasar los años, calló en la desesperación, y perdió toda esperanza, porque ¿Quién podría algún día... amar a una bestia?
Stiles se despertó muy temprano emocionado por a ver terminado su libro, salió de su casa para poder ir a la librería.
Stiles:
Aldeanos: Bonjour, Bonjour.
Stiles: Ahí viene el panadero como siempre, Su mismo pan viene a vender, Las mañanas siempre igual desde el día en que llegué… A este rústico lugar.
Panadero: Buenos días, Stiles.
Stiles: Buenos días, Señor.
Panadero: ¿A dónde vas?
Stiles: A la librería, acabo de leer un cuento maravilloso de unas semillas, un ogro y…
Panadero: ¿Así?... Marie, el pan, rápido.
Aldeanas: Mire, ahí va ese chico tan extraño, Es distraído como ves, No es de nuestra sociedad, En las nubes siempre está, No hay duda que un chico raro es.
Aldeanos:
Stiles: Yo quiero más que vida provincial.
Librero: Ah…Stiles.
Stiles: Buenos días, aquí está el libro que me prestó.
Librero: ¿Ya lo terminaste?
Stiles: No podía soltarlo. ¿Tiene algo nuevo?
Librero: No desde ayer.
Stiles: No importa. Me llevaré… éste.
Librero: ¿Ése? Pero si lo has leído dos veces.
Stiles: Es mi favorito. Tierras lejanas, duelos, hechizos mágicos, el príncipe...
Librero: Si tanto te ha gustado, es tuyo.
Stiles: Pero, Señor…
Librero: Insisto.
Stiles: Gracias, se lo agradezco mucho.
Aldeanos:
Stiles: Oh ya mi favorita, Cuando ella encuentra amor al fin, Él, un gallardo príncipe, Y ella lo descubre hasta que llega el final.
Aldeanos: Es tan guapo como indica el nombre, De la cabeza hasta los pies, Sólo ve en su linda faz, Mas me temo que detrás, Diferente de nosotros es, No es como todos los demás,
Muy diferente de nosotros es.
Lefou: No fallaste ni un tiro, Deucalion. Eres el mejor cazador del mundo.
Deucalion: Lo sé.
Lefou: Ninguna bestia se te podrá escapar, tampoco ninguna doncella.
Deucalion: Es cierto, Lefou, pero tengo los ojos puestos en ése.
Lefou: ¿El hijo del inventor?
Deucalion: Justamente, que tendrá la suerte de ser mi pareja.
Lefou: Pero, el…
Deucalion: El más guapo de todo este pueblo.
Lefou: Lo sé, pero el…
Deucalion: Y él es el mejor. ¿Acaso no merezco lo mejor?
Lefou: Sí, claro, ¿pero cómo vas…?
Deucalion: Desde el momento en que lo vi tan guapo, Me dije a éste atraparé, Tal belleza no hay aquí, Tiene igual sólo en mí, Así pues con el yo me casaré.
Chicas:
Aldeano: Bonjour.
Deucalion: Perdón.
Aldeano: Voy a comprar.
Deucalion: Perdón.
Aldeano: Lo cortaré.
Deucalion: Dejen pasar.
Aldeano: El pan, qué olor, señor.
Aldeano: El pez, está muy bueno.
Stiles: Yo sólo quiero más que vida provincial.
Deucalion: Ya pronto voy hacerlo mi esposo…
Todos: Mira, ahí va ese chico tan extraño, Un guapo Monsieur, Es penoso sin dudar, Que no encuentre su lugar, Lo que un chico raro es, Tan guapo como peculiar, Sí, una chico peculiar… Él es…
Deucalion: Hola… Stiles.
Stiles: Bonjour, Deucalion.
Stiles sigue caminando, pero Deucalion se pone enfrente para bloquear su camino.
Deucalion: Permiso.
Stiles da la vuelta, per Deucalion le quita el libro de sus manos.
Stiles: Deucalion. ¿Me puedes devolver mi libro, por favor?
Deucalion empieza a revisar el libro.
Deucalion: ¿Cómo puedes leer esto? No tiene dibujos.
Stiles: Bueno, ¡algunas personas utilizan su imaginación!
Deucalion: Stiles, deberías dejar los libros y prestar atención a cosas más importantes.
Stiles: ¿Cosas como tú?
Deucalion: ¡Exactamente! Todo el pueblo lo dice. No es bueno que leas. ¡Eso te daría ideas… podría hacerte pensar!
Stiles: Deucalion, ¡No seas primitivo!
Deucalion: Gracias, Stiles. ¿Qué te parece si damos un paseo por la taberna y miramos mis trofeos?
Stiles: ¿Qué te parece si mejor no?
Deucalion: Vamos Stiles, pienso y sé que sientes algo por mí.
Stiles: No te lo puedes imaginar.
Deucalion agarra el brazo de Stiles, pero este se jala su brazo zafándolo del agarre.
Stiles: ¡Deucalion, por favor! Tengo que ayudar a mi padre.
Lefou: Ese viejo loco. ¡Necesita toda la ayuda del mundo!
Lefou empieza a reír y Deucalion lo sigue.
Stiles: ¡No hables así de mi padre!
Deucalion: ¡Sí! ¡No hables así de su padre!
Stiles: ¡Mi padre no está loco! ¡Es un genio!
Mientras Stiles retomaba su camino, se escuchó una pequeña explosión que provenía dentro de su casa.
Stiles: ¡Papá!
Stiles entro corriendo a su casa.
Stiles: Papá, ¿Estás bien?
John: Si estoy bien. Pero no puedo para mi vida, mi figura… ¿Qué le pasa a esto? Ay ese es terco junte las piezas…
Mientras el papá de Stiles se enojaba pateo su pequeño invento.
John: Ow!
Stiles: ¡Papá!
John: Estoy listo para tirar esta chatarra.
Stiles: Oh, siempre dices eso.
John: ¡Esta vez hablo enserio! ¡Nunca voy a conseguir que funcione este pedazo de armatoste!
Stiles: Si, si vas a poder. Vas a ganar el primer premio en la feria de mañana.
John: Hmnnnph!
Stiles: Y serás un famoso inventor.
John: ¿De verdad piensas eso?
Stiles: Siempre lo he pensado.
John: Bueno, conseguiré algo mejor para apretar esto. Esta cosa no va a fijarse. Ahora déjame ver… ¿Dónde deje esa pinza divergente?
Stiles: Papá.
Stiles saca la herramienta y la mira graciosa, y se la sostiene a su padre amablemente. El lo toma y lo usa para trabajar en su invento.
John: Y… dime, ¿Te divertiste en el pueblo hoy?
Stiles: Traje un libro nuevo.
John: Realmente amas los libros.
Stiles: Es que… ellos me llevan a maravillosos sitios donde hay aventura, misterio, romance y… finales felices.
Stiles: Papá… si te pregunto algo, ¿vas a responderme honestamente?
John: ¿A caso no lo hago siempre?
Stiles: Papá… ¿Crees que soy… extraño?
John: ¿Mi hijo extraño?
John: ¿Pero de donde sacaste esa idea?
Stiles: No importa.
Stiles: No sé. Es que… papá, la gente murmura cosas y…
John: ¿Y qué? Ellos hablan de mí también.
John: No hay nada raro aquí, pues somos muy normales.
John: Como mi invento a todo el mundo podre impresionar.
John: Ponle los troncos… Bien… Apartémonos. ¡Aquí vamos!
John tira de la pequeña palanca y el invento funciona.
Stiles: ¡Funciona!
John: ¿Funciona? ¡Funciona!
Stiles: Papá, ¡Lo hiciste! ¡Realmente lo hiciste! ¡Vas a ganar el primer premio en la feria mañana! ¡lo sé!
Stiles: ¡Ah, casi me olvide!
Stiles le coloca una bufando alrededor de su cuello.
Stiles: Te compre una bufanda para la buena suerte.
John: Ahora sé que ganaré. Saldremos de este pueblo y viajaremos a todos aquellos sitios que leíste en tus libros. ¡Bien, me voy!
Stiles: Adiós Papá.
John: Adiós Stiles.
Stiles: ¡Cuídate!