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Dos pensamientos, un sentimiento. por -DavidUke

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Notas del capitulo:

Es la primera parte de este gran proyecto.

Quedé de actualizarlo cada semana, pero las ansias de escribir son tan grandes que, han hecho que lo publique en menos tiempo.

Espero que les guste esta primera parte.

Capítulo 1

 

Pequeñas coincidencias, grandes momentos.

 

 

   Era un 12 de febrero del 2000, los rayos del sol, las aves y su canto, les avisaba a todos los estudiantes de la escuela Aracruz de Sevilla que una nueva jornada de clases comenzaba, era esa escuela, que estaba un poco consumida por los años, pero que todavía contenía el vigor de ser una escuela fuerte y apta para enseñar. José, dicho fundador, pensó en dicha escuela, estuvo en sus primeros pasos, en cada ladrillo que ponían, en cada salón nuevo que resaltaba, en cada color, tan delicadamente escogido, para que fuese una escuela presentable, fue una escuela que llevo más de 10 años en ser levantada y construida, y hacia esa escuela se dirigía David, riéndose de las grandes olas de cabezas que se veían entrar a la escuela, era un día en donde se volvían a encontrar amigos, se enteraban de hechos, se ponían al día en chismes y comentarios, pero David no le interesaba casi ello, era una persona solitaria.

   David era un joven delgado, de tez blanca; su mamá Ellen le gustaba su cabello, era un tipo de cabello liso, de un color negro, negro de soledad; pero el liso de su cabello era un liso que desbordaba, era un liso al que era apetecible tocar, pasar su mano por entre esos cabellos que, parecían ser, eran unos cabellos de dioses; tenía unos grandes ojos cafés, e iba con un uniforme más grande que él, lamentaba ser pequeño, pero lamentaba aun mas ser el último de 3 hermanos, el saber que la ropa de sus dos hermanos serian solo para el después de determinado tiempo le daba asco, pero, a veces consideraba que tenía sus ventajas.

   El día no pudo comenzar mejor, cuando vio su horario, se dio cuenta de que le tocaba una de las materias que no le gustaba en nada, era filosofía.

   Sonó el timbre, indicándoles a los estudiantes que la jornada escolar comenzaba y, que también, daba comienzo a un nuevo año lectivo.

   —Buenos días queridos alumnos, me llamo Robert y voy a ser su nuevo  profesor de filosofía.

   David pensaba que, la persona que era filósofo, tendría que gustarle mucho la filosofía y las ciencias sociales, amarla, desvelarse por ella… Y en su mente llego a la conclusión de que la filosofía no era para todos.

   La clase siguió su rumbo, David no entendió nada, y tal parecía que el grupo tampoco, comenzaron con Tales de Mileto, pero por giros inesperados, pasaron a la biografía de Platón, sin dejar de estudiar las teorías de Aristóteles y, para terminar dicho laberinto sin salida, estudiaron algunas cosas que dejo Sócrates para la humanidad.

   —Y así nos damos cuenta de que Sócrates fue el precursor de la…

   Y fue en ese momento en que sonó el timbre, dos horas de arduas explicaciones y grandes enigmas.

   —Los salvo la campana. — Dijo el profesor, levantándose de su silla- pero no se les olvide el trabajo grupal.

   ¿Grupal? David no sabía realmente de que estaba hablando dicho profesor; los alumnos, al oír dicha expresión, lanzaron un grito de protesta.

   —Si no les dejo este trabajo, les hago una evaluación en este instante.

   Después de cierto tiempo de algarabías y grandes gritos, los alumnos asintieron al trabajo grupal, pero todo cambio cuando...

   —Yo escojo los grupos.

   David, que era uno de los que casi no atendía a lo que decían los profesores, escucho claramente dichas palabras: "Yo escojo los grupos..." Esas palabras redundaban en su cabeza, pensaba en la persona que, posiblemente, le tocara, pero, después de un tiempo, se dio cuenta que no tenía amigos, y Sofía, que era su compañera de trabajo, le había dejado de hablar hace dos meses, realmente no supo que había sucedido en sí, pero, habían dejado de tratar.

   —Los grupos son: Andrés y Laura.

   David se puso nervioso, no sabía el porqué estaba así, pero no le dio mucha importancia.

   —Sofía y Daniel.

   Nunca en la vida había estado así, con el cuerpo en calma, pero con el corazón a miles, era como si se le quisiese salir del cuerpo e irse corriendo.

   —Andrea y Marisela.

   Esperaba el nombramiento de él, no quería que le tocara con algún vago, o tampoco con uno aplicado, quería alguien con quien trabajara por igual, pero...

   —David y Alexander.

   ¿Alexander? Sabía quién era, pero nunca se atrevió a hablarle, sabía que era una de las personas a, los cuales, se les llamaba "Los Populares del colegio", de que tenía muchas mujeres y, según rumores, siempre cuando terminaba con una, tenía 10 en camino que, querían y anhelaban ser su novia... Después recordó porque nunca trato con él, a pesar que él estaba en la última fila, en el último puesto, era el compañero que estaba a su diagonal, pero a él no le gustaba tratar con ese tipo de "Personas", creía que eran personas creídas y que pisoteaban a quien quisiera.

   —Hola— Dijo Alexander.

   —Hola.

—   ¿Cómo estás?

   —Bien, ¿Y tú?

   Estaba mascando, y ahí logro saber muchas cosas de Alexander: de estar hablando con él, hace dos minutos, la goma de mascar, hace diez minutos, la clase, hace dos horas, sus cuadernos, hace un mes, su celular, hace seis meses, su bolso, hace un año, su edad, dieciséis años, sus ojos, tienen una infinidad de tiempo, un mundo sin límites.

—   ¿Sabes que vamos a hacer?

   David negó con su cabeza, sabia de que no había atendido a la clase.

   —Bueno, te explico, nos toca hacer un trabajo sobre un filósofo, cualquier filósofo, pero hay que personificarlo...

   —Entiendo. Y, ¿Cuándo lo hacemos?

   —No sé... ¿Tú que dices?

   —Ya pueden salir. — Dijo el profesor recogiendo esos libros viejos que tenía en su escritorio.

   David, que estaba concentrado en su distracción, no se dio cuenta de que el profesor había dicho todos los grupos y que ya estaban saliendo del salón.

 

   El día transcurrió sombríamente, los deportistas de Voleibol estaban jugando en la cancha principal de la institución, los demás, disfrutaban de sus meriendas. David estaba sentado en una banca, viendo a aquella sociedad tan estúpida, tan llena de marcas y etiquetas, tan racista, tan excluyente...

   El día pasaba tal y como pasaba sus días "Normales", sin hablar con nadie, que nadie lo molestase y que estuviese solo todo el día, pero todo cambio ese día, Alexander se había acercado a hablar con él, se sentía raro, no hablaba casi con nadie en las horas de descanso de su colegio; no sabía que decir, era primera vez que hacia eso.

   —Hola. — Dijo Alexander, suspirando; ya que había venido de Educación Física.

   — ¿Hola?

   —Sí, Hola... H-O-L-A.

   —No era necesario que me lo deletrearas.

   —Solo lo hacía por diversión. Estas solo, ¿Qué te pasa?

   Y ahí David se dio cuenta que no tenía amigos, o bueno, tenía uno; se llamaba Sena, era ese tipo de amigo que estaba con él en sus días de lluvia pero también de sol, sabia de sus estados de humor y de sus grandes veladas, se paseaba por su mente y su corazón, pero tenía un problema: Sena no hablaba, y eso lo entristecía mucho, pero después se dio cuenta de porque Sena no hablaba, se dio cuenta de que Sena, era en sí, una persona imaginaria.

   —No me pasa nada. — Dijo David.

   David a veces tenía ganas de decir lo que sentía, se sentía solo, sin nadie a su alrededor, solo contaba con Sena, pero no le ayudaba de mucho; no dormía, no comía, nunca se había sentido tan horrible, tan mal, quera dormir y nunca despertar...

   —Bueno, solo que me habías preocupado.

—   ¿Preocupado? Nadie se preocupa por mí.

   — ¿Nadie? ¿Es enserio?

   —Si... Nadie...

   David lo decía con tanto suspenso, pero sabía porque lo decía así, sabia por todo lo que había y está pasando.

Notas finales:

Espero les haya gustado, en estos días les prometo subir la segunda parte.


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