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THILBO. por Eli97

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Notas del capitulo:

Hola de nuevo, espero les agradé este capitulo, tengo una corazonada.

Se que tardo mucho en actualizar, no me odien, aquellos que me leen.

Gracias por dedicar unos minutos de su tiempo en leer lo que escribo, y gracias tambien a los que me han comentado. Significa mucho para mi.

Bueno, sin mas preambulos, ENJOY! :D

14

 

TEMORES, PREOCUPACIONES Y DESEOS

 

-Bilbo…

Se escuchó, un leve susurro, gentil. El mediano abrió los ojos bruscamente y se encontró a si mismo rodeando con los brazos a Thorin que estaba cubierto completamente con una sábana. Podía sentir su respiración, su calidez. Lo acercó más contra su cuerpo y suspiró, sonriente. Estaba seguro de que había sido él quien había pronunciado su nombre, o eso creyó hasta que lo escuchó otra vez.

    -Bilbo.

Lo llamó la voz, era difícil realmente identificar si era femenina o masculina, pero definitivamente no era la de Thorin. Apartó el brazo de Thorin y se sentó sobre la capa de sabanas sobre las que dormían, echó un vistazo a su alrededor;  Bofur, Fili, Kili y Ori dormían en una fila alrededor de los restos carbonatados de la fogata que habían encendido, un poco más alejado de ellos estaba Danief, tendido sobre su cama improvisada y Gandalf, durmiendo con los ojos abiertos pero perdidos en el infinito, estaba recostado sobre la prominente rama que sobresalía de un roble viejo.

La oscuridad del bosque de repente le  causó miedo, pero no fue solo la oscuridad, el mediano trataba de captar con la agudeza de su oído cualquier ruido, el crujir de los troncos de los árboles, o el tintineo vegetal de las hojas de los árboles o los ululares de las criaturas nocturnas, pero en cambio, no podía oírse nadie, era un silencio total.

   -Thorin – Llamó ligeramente con la mano al enano a su hombro cubierto, pero no hubo respuesta – Thorin, despierta – Insistió Bilbo. Tomó la sabana desde donde cubría la cabeza de Thorin y al descubrir todo su cuerpo lo que encontró fue un bulto enorme de hojas secas de todas tonalidades. Bilbo se levantó al instante muerto del miedo. Hacia solo unos segundos había sentido su respiración. Caminó hacia el resto de la compañía pero en cuanto quiso tocarlos igual, una ráfaga repentina sacudió todo a su paso, y como si estuvieran hechos de polvo, las figuras de sus amigos, la de Danief e incluso la de Gandalf se barrieron junto al aire y desaparecieron sin más. El hobbit se llevó las manos a la boca impactado y completamente desconcertado.

    -Estoy soñando – Se dijo en voz alta aun con la boca tapada. Se llevó las manos al cabello y lo apartó de su frente – Esto es un sueño.

Busco a su alrededor como intentando encontrar una salida, una puerta que lo regresara a la realidad, donde aún abrazaba a su rey.

    -¿Qué está pasando?

-Bilbo – Le contesto la voz. No venia de ningún lado, solo se escuchaba, estaba ahí, como parte del bosque – Viniste a mí.

Entre el bosque que lo rodeaba, que se había tornado oscuro y lechoso, se escuchó el eco de un chasquido, como si una rama hubiera cedido al peso de algo, o alguien. Instintivamente Bilbo quiso sacar su espada de la vaina pero al estirar el brazo hacia su cadera no encontró la funda de Ardor.

    -Demonios – Maldijo.

Otro crujido, esta vez más cercano, Bilbo trató de determinar la ubicación, pero se quedó paralizado cuando lo vio, la silueta de una enorme masa negra que pasó fugas entre los arbustos, como una serpiente.

       -¿Quién eres? ¿Qué quieres?

Gritó Bilbo. Daba vueltas sin parar, tratando de ver nuevamente aquella cosa. Al pasar había logrado ver como unos destellos esmeraldas se le arrancaban de la piel de aquello que lo acechaba. A todo su alrededor todo estaba completamente quieto, no había estrellas en el cielo, era un manto solido oscuro, y el bosque parecía de piedra; Gris, frio e inmóvil. Nuevamente, una nueva ráfaga de viento llegó de todas direcciones y sacudió todo a su alrededor, igual que como había sucedido con sus amigos, los arboles viejos y el pasto comenzaron a disolverse como polvo con el aire, hasta que no quedó nada. El suelo sobre el que estaba se había tornado negro. Bilbo seguía tratando de convencerse de que todo era un sueño. En el fondo sabía que estaba pasando todo en su mente, pero de pronto comenzó a preocuparse por el efecto que algunos sueños podían llegar a causar en la mente de uno.

       -Bilbo Bolsón – Dijo una voz suave como una brisa, con tono desdeñoso. Pero aquella voz no daba calidez, inspiraba miedo. La sangre de Bilbo se hizo hielo, aquel sonido le retumbó en los oídos y  le hizo estremecer cada pliegue de su piel.

            -¿Quién es?

Exigió saber Bilbo, con la voz temblorosa. Por más que trataba de ocultar su miedo, cada gesto, sonido y expresión que hacia lo delataba.

Hubo un largo silencio. Bilbo seguía tratando de encontrar al dueño de aquella voz. Pero no tuvo éxito.

     -Yo nunca he tenido nombre… - Siseó la presencia. En la negrura del abismo en que se había convertido todo, una increíblemente oscura, inmensa y colosal silueta pasó volando como una flecha tan cerca de Bilbo que éste pudo sentir el viento alborotar su cabello. El mediano no le había podido encontrar una forma específica al verla pasar, solo supo que tenía más de cuatro patas y que tenía un par afiladas alas, largas como los árboles que crecían en Lothlórien, incluso más.

A Bilbo se le congeló la sangre y se echó a correr desesperado, aterrado por aquella bestia. Pero fue inútil, la criatura, oculta en todo detalle por la oscuridad, le tapo el paso.  Bilbo ni siquiera terminó de recorrer el punto en que terminaba el monstruo antes de echarse a correr de nuevo. Una raíz espinada surgió del suelo negro como una garra amenazadora, hizo a Bilbo tropezar y luego se metió al suelo de nuevo como si nunca hubiera salido.

El hobbit puso sus manos antes de caer de boca, y se volvió, sin levantarse, con los ojos entornados por la impresión, hacia su atacante.

       -Conozco cada detalle de ti, Bilbo Bolsón- Le dijo, la silueta que debía ser su cabeza se hizo hacia atrás, flexionando el larguísimo cuello. Se movía como si fuera una serpiente. Ágil y silenciosa – Conozco tus temores… tus preocupaciones… y tus más profundos deseos.

Bilbo tragó.

    -No puedes ocultarte de la muerte…. Ni de la vida – Giró el cuello y la cabeza para rodear con él a Bilbo. Acechándolo. Por más que el mediano tratara de encontrarle algún detalle al monstruo, lo único que podía ver era una silueta completamente negra – Yo… soy ambas, y también soy tus pensamientos…

      -N-n-no- t-t-te tengo miedo- Apenas logró sacar aquella frase. Y admitió que no había sido la más inteligente de las contestaciones, considerando que estaba a nada de hacerse en los pantalones.  

No supo si la criatura había soltado un gemido de diversión o de molestia. Pero el aire que soltó de su nariz al hacerlo lo azotó como la ráfaga que se había llevado en polvo el bosque hacia unos minutos.

      -Sí que lo tienes – Replicó en tono burlón la criatura de largas alas –…Pero no el suficiente.

Sobre el cuerpecillo tembloroso del hobbit, aspiró una gran cantidad de aire lo que produjo un gran sonido de succión que le taladró lo oídos. Hinchió el pecho y una nube inmensa de gas azul con partículas brillantes como el zafiro salió de sus fauces abiertas como una inmensa cueva de roca afilada. Antes de que la nube pudiese iluminar el cuerpo de la criatura, esta se echó a volar y desapareció entre la negrura infinita fuera de la bruma azul.

Todo se volvió color celeste brillante, Bilbo se miró las manos y vio que eran azules, sus brazos, su ropa. El suelo. Todo se había tornado color azul. Estaba vacío, hasta que vio la silueta de una persona, habría reconocido aquella figura en cualquier lado, los hombros anchos y cuadrados, la forma de la cabellera. Era Thorin. Escondido entre las sombras.

      -Thorin – Entornó los ojos – Thorin, ¿Viste a la bestia?

Le preguntó, pero el enano ni se movió, era como una estatua.

      -Conozco tus temores – Escuchó el mediano en sus pensamientos, como si la criatura de muchas patas se hubiera metido dentro de él. Pero no lo divisó por ninguna parte. La luz azul que lo iluminaba se movió hacia donde Thorin, que estaba parado, con la mirada perdida en el vacío y algunos mechones de cabello, empapados de sudor cubriéndole el rostro. <<Temores >>

  -¿Thorin?

   El enano ni siquiera parecía poder escucharlo, Bilbo aún no se había dado cuenta, hasta que recorrió el cuerpo del rey y vio, con espanto, como una espada azul platinada le atravesaba el estómago, chorreando sangre celeste hacia el piso, cubriendo la hoja del arma, brillante. Bilbo se puso en pie y fue en ayuda de su rey, pero entre mas corría parecía que la distancia era mayor, y Thorin, con el rostro inerte, con la vida desparramándosele de la herida, se hacía más y más chiquito en la lejanía.

       -¡Thorin! ¡NO! – Se desgañito el Hobbit, puso toda la energía de su vida en sus piernas, pero era imposible, los músculos le comenzaron a doler y tuvo que detenerse para respirar. Desde lejos vio como quien empuñaba la espada la sacaba del cuerpo de Thorin y este caía, sin vida, al suelo como un muñeco de trapo. Las lágrimas se desparramaban de los ojos de Bilbo hasta caer sobre el suelo azulado. Tenía que ser un sueño, debía serlo, nada estaba pasando en realidad.

      -Tus preocupaciones… – Se volvió a oír. El cuerpo de Thorin se desvaneció como polvo. Bilbo expectante, buscó con la mirada a su alrededor.

En lo que debía ser el cielo, comenzaron a brotar pequeños puntos blancos. No eran estrellas, las estrellas no se acercaban a ti, rodeándote por completo. Fueron incrementando su tamaño hasta que se convirtieron en enormes círculos tan grandes como la luna, algunos más pequeños, otros más chiquitos. En un sonido asqueroso, como de carne cruda siendo triturado, los círculos comenzaron a girar; eran enormes esferas. En el movimiento, de todas las esferas comenzaron a aparecer pupilas. Enormes ojos azulados de diferentes tonalidades, con las venas de las cuencas rojas e hinchadas, mirándolo fijamente, juzgándolo. Se comenzaron a escuchar murmurios inteligibles, eran millones, gente hablando entre sí, acusándolo.

Bilbo comenzó a entrar en pánico, a donde quiera que miraba, había ojos, que se hacían cada vez más grandes y rojos, con pupilas cada vez más dilatas. Se llevó las manos a los oídos y rendido se tiró de rodillas al suelo. Gemía del terror, no podía disminuir el ruido de las voces. Era insoportable y seguían aumentando, hasta que de repente hubo silencio. Los ojos habían desaparecido, y los murmullos ya no se escuchaban.

        -Y tus más profundos…deseos – Susurró la voz malévolamente.

Frente a Bilbo, apareció nuevamente Thorin, iluminado por la luz que había exhalado la bestia, haciendo que la piel del rey enano se tornara azulado, al igual que su cabello, más oscuro, y su mirada de lobo, su barba. No llevaba nada puesto, estaba desnudo. Bilbo lo recorrió con la mirada, su cuello grueso y con la pronunciada manzana adornándolo, su pecho, con un forraje húmedo de vello negro, su ombligo, y…

No pudo seguir, cerró los ojos y se volvió. No podía seguir viendo, era lo que la bestia quería. Pero tenía tantas ganas de saber… de probar… de ver o tocar. Sin volverse abrió los ojos y sintió como desde atrás Thorin se acercaba. Le puso la mano tosca sobre el hombro antes de pegarse lo suficiente para besarle el cuello por detrás. No paró hasta que su pecho desnudo y la espalda temblorosa del hobbit estuvieron unidas. Bilbo pudo sentir su hombría creciente rosándole los glúteos.

Gimió.

   -Thorin, por favor, esto no… - Pero no tuvo la fuerza para apartar al enano de su lado, y en vez de eso, se giró para quedar frente a él. No quería creer que fuera real, sabía en el fondo que todo era obra de la bestia, pero las ansias de…

Thorin lo fulminó libidinoso con sus enormes ojos de pupilas dilatadas. Tomó a Bilbo de las nalgas y lo atrajo a sí; ambas virilidades se rozaron y el mediano comenzó a sentir como la suya crecía dentro de sus pantalones. Todo su rostro se convirtió en una masa sonrojada.

      -Thorin… - Quiso poner resistencia pero el enano se inclinó y comenzó a besarlo. Sin dejar de hacerlo, tomó las manos de Bilbo y las guio hasta su entrepierna, donde a su espera, se alzaba su miembro. Bilbo sintió la carne caliente y palpitante del falo entre sus manos. Gimió de nuevo. Sintió la respiración entrecortada de Thorin, como su pecho se henchía, varonil, hermoso. Thorin había empezado a masajear sus glúteos y conforme lo hacía iba deslizando sus dedos gruesos hacia su intimidad.

  -Bilbo –Dijo – Es esto lo que deseas.

El mediano lo empujó rápidamente, conmocionado. No había sido su voz, si no la del monstruo. Y vio con terror como en el lugar en donde antes habían estado los ojos de Thorin, ahora se hallaban  unos enormes ojos amarillos, como si dentro ardieran los fuegos del infierno y unas pupilas en forma de cruz.

Lo que había sido Thorin trató de acercarse, aún desnudo, pero Bilbo retrocedió, impactado.  Se llevó las manos al cabello y con ansiedad se lo jaloneo.

      -¿Por qué me atormentas? – Se agazapó contra el suelo. Aún tenía la sensación de los dedos de Thorin abriéndose paso entre sus nalgas - ¿Qué es lo que quieres?

Lloraba. Y la bestia, en el cuerpo del enano lanzó una risotada cruel.

        -A ti – Contestó, frio – Así.

Bilbo se asomó entre su brazo y vio como una sonrisa dentada con largos y afilados colmillos se curveaban en los labios de Thorin. Fue lo último que vio antes de que todo se volviera oscuro de nuevo.

Y entonces despertó. Había lanzado un gritó desgañitado al aire.  El sol iluminaba con sus rayos el campamento. Bilbo buscó entre sus brazos a Thorin pero no lo encontró, en vez eso, sintió como alguien le sostenía la mano derecha. Se volvió y se encontró con el rostro del enano, con la camisa blanca desabrochada, a medio vestir, y la melena azabache enmarañada.

       -Bilbo, tranquilo – Trató de calmarlo el enano – Todo fue un sueño.

Bilbo no podía contener el llanto, y en el momento en que miró a Thorin la imagen de él, todo azulado y los ojos amarillos de la bestia se le proyectó en la mente. Se apartó de Thorin, horrorizado.

   -¿Qué pasa? – Suplicó el rey de Erebor desconcertado ante la reacción de Bilbo. Todos miraban al mediano preocupados. Se puso de pie y como si se tratase de un animal exótico, se acercó con sumo cuidado a él.

     -Tranquilo, soy yo – Le dijo, con ternura – Ya pasó.

Le tendió la mano. Bilbo logro apartar la claridad del recuerdo del rostro de la bestia metida en el cuerpo de Thorin. Y supo que ahora estaba en la realidad.

       -Thorin- Dijo Bilbo aliviado, se enjugó las lágrimas con la manga y se sostuvo de la mano fuerte de Thorin, este lo ayudo a levantarse y lo abrazó con fuerza.

Bilbo disfrutó de la calidez que despedía su cuerpo grueso. Las pocas lágrimas que le salieron después el saco de piel de Thorin las secaron.

       -Estoy aquí – Le decía, como si se tratase de una oración – Yo te protejo, todo fue solo un sueño. Un feo sueño.

 Gandalf, que no había hablado y había permanecido expectante recargado en su bastón junto a Danief, se incorporó hacia ellos y miró a Thorin con severidad, que tenía el rostro de Bilbo acurrucado en su pecho.

      -No – Dijo negando con la cabeza – No lo fue.

 

Notas finales:

Dejenme reviews de lo que opinen. Hay una corrección con respecto al capitulo 12 que SarixXx me hizo el favor de hacerme saber, pido disucilpas por no haber corregido ese detalle aún. 


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