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THILBO. por Eli97

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Notas del capitulo:

Hola hola, este es el octavo capitulo, este capitulo ya esta corregido, lamentablemente me di cuenta de que no debió de haber sido un capitulo dividido, pero eliminarlo y volverlo a agregar implicaria que me boraria capitulos, entonces no me voy a arriesgar, lo dejare divido.

Buena fortuna a todos, ;)

8

BAJO LA LUZ DE LUNA

 

Mientras avanzaba, Thorin pensaba en lo que debía decir, el problema no era aceptar que estaba equivocado si no expresarlo, nunca había sido demasiado bueno con las palabras. Vio a Danief a lo lejos mirarlo por sobre su hombro y luego girar de nuevo hacia la luna como si aún no se hubiera dado cuenta que estaba caminando hacia él. Bajo la luz blanca de la luna parecía como si los colores se hubieran disipado y todo se hubiera vuelto pálido.

    —Señor Vilnicua — Llamó Thorin al llegar a donde Danief, quien, fingiendo muy mal, hizo como que se sorprendía de que el enano hubiera aparecido ahí.

 —Oh, hola —Dijo, actuando perplejidad.

— ¿Puedo?—Preguntó el enano señalando el espacio que quedaba junto a él. Danief lo miró y se encogió de hombros fingiendo indiferencia.  Thorin se dejó caer en el pasto junto a Danief, dejando también sus pies colgar en el amenazante vacío mientras ordenaba las palabras en su cabeza.

   —De verdad lo siento — Dijo Thorin por fin, levantó la mirada hacia Danief. Éste también lo miró pero al ver que Thorin lo hacía, apartó súbitamente la vista de él y lo devolvió hacia la luna. Negó ladeando la cabeza.

    —No se preocupe — Contestó — Suelen darme estos episodios de enojo más seguido de lo que me gustaría admitir.

—Lo entiendo muy bien, yo también los tengo muy a menudo —Confesó Thorin rascándose detrás de la cabeza.  

Danief quedó perplejo. De habérselo contado a otro Hobbit éste probablemente le habría dicho que tenía problemas en la cabeza, pero aquel enano transmitía una serenidad que jamás le había transmitido nadie antes. Le hacía pensar de él como si hubiera vivido todas las experiencias que se pueden vivir, que era sabio pero cometía demasiados errores a la vez. Pensó que tal vez, aquella sensación tan nueva se debía a que jamás había conocido a ninguna otra criatura que no fuera un hobbit, los sentimientos y pensamientos de los enanos eran un misterio para él, lo cual le recordó  lo que había percibido entre el señor Bolsón y Thorin al ver que el enano le besaba la mano. Había entre ellos una extraña energía, de mucho tiempo, pero que no había tenido la suficiente oportunidad de florecer.  Una chispa que se encendía cuando ambos interactuaban. Como el amor.  << ¿Entre varones? >> Se preguntó Danief. Jamás se le ocurrió que algo como eso pudiese existir. Mas sin embargo, la idea de que si un hombre y una mujer podían enamorarse, lo convenció de que era posible que sucediera con dos hombres  << ¿Por qué no?>> Pensó.

    —Sé que no fue su elección venir aquí — Decía Thorin con la vista perdida en el lejano abismo — Y lamento haberlo tratado de esa manera, sé que solo quería ayudar.

     — Yo lamento haber explotado de esa manera – Ahora fue Thorin quien sorprendió, ¿Por qué pediría disculpas si quien había sido grosero había sido él? —, usted ha sentido preocupación por mi vida y ha tomado la decisión de permitirme acompañarlos. De haber sido una mala persona me habría dejado allí y yo estaría muerto ahora— Danief pensó en esa posibilidad y se estremeció.

Ambos cruzaron miradas, Thorin asintió humildemente.

—Creo que no iniciamos como se debe — Comentó al tiempo que extendía la mano a Danief — Mi nombre es Thorin Escudo de Roble, hijo de  Thráin y del legado Durin, señor y protector de Erebor, Rey bajo la montaña.

 —Danief Vilnicua —Le estrechó la mano con firmeza —hijo de Otor, granjero y más recientemente, cargador.                                                                                                                                                                          Thorin rio y Danief también, al hobbit le habían parecido sorprendentes los títulos de Thorin.       — ¿Enserio eres… un rey? — Preguntó sin poder contenerse.                                                                              Thorin sonrió antes de contestar y con toda naturalidad, asintió con la cabeza. Le resultó cómica la expresión que había puesto Danief Vilnicua al formar una o con la boca.

   —A un gran costo — Confesó con tono melancólico.

— ¿Por qué? —Preguntó Danief ardiendo en la curiosidad.

Al principio, el enano se negó a sí mismo darle explicaciones al Hobbit del porqué de – A un gran costo. Pero de no haberlo dicho no habría querido entonces contar la historia realmente. Entonces se dio cuenta de que Danief Vilnicua le transmitía a él una gran confianza, tal vez porque el hecho de haber conocido a Bilbo hacia que sintiera un cariño y respeto a los Hobbits, tal vez por sus sentimientos por Bilbo <<  No tiene sentido, pero así es >>.  Sin darse cuenta, la historia del viaje a Erebor para recuperar su hogar perdido se desparramó de su boca y fluyó como si lo estuviera leyendo de algún antiguo libro. Usando sus manos para ayudarse a narrar, se sentía orgulloso y satisfecho de sí mismo cada vez que Danief se llevaba las manos a la boca, ponía expresión de espanto, reía, o se lamentaba en voz alta. Era una gran historia. Y le dio gusto saber que Danief se sentía a gusto escuchándola. Consideró que debido a que en realidad estaban ahí por esos hechos, y que era por haber matado al dragón  que ahora se encontraban en peligro, Danief tenía todo el derecho de saber cada detalle de lo que había ocurrido antes. Sin embargo, Thorin no lograba ocultar la forma tan peculiar de narrar los hechos en que Bilbo aparecía, la primera vez que lo había visto,  como había salvado su vida de los orcos, o como le había ocultado la piedra del arca para protegerlo. Fue algo que Danief percibió, y conforme Thorin avanzaba en su historia, el Hobbit iba afirmando sus dudas acerca de Thorin y Bilbo. Se preguntó sobre la forma en que el señor Bolsón contaría la historia, si también tendría una forma especial de narrar a Thorin.

Corrieron las horas, y cuando el rey enano terminó, ya se encontraban uno sentado frente al otro,  como dos grandes amigos contando cuentos de antaño.

      — Entonces — Concluyó Danief — Ese tal Jacower, era como el criador de Smaug —Thorin asintió,  había más preguntas que el Hobbit se formulaba —Pero, ¿Por qué enviaría a Smaug a dormir en el tesoro de Erebor? ¿Cuál era el propósito de hacerlo? No entiendo.

    —Yo tampoco lo entiendo — Admitió Thorin — Pero cuando Gandalf me mostró la visión que había tenido en el espejo de Galadriel, y me contó que Bilbo y todos los demás estábamos en peligro, supe de inmediato que no podía hacerse esperar — Hizo una pausa — Dejé el trono a mi primo mientras yo venía por Bilbo, cualquiera diría que es algo irresponsable, cuando los miembro de la corte se enteraron hicieron un gran escándalo, pero no puedo perder a Bilbo…— Thorin se paralizó al darse cuenta de sus propias palabras,  a Danief ya no le quedaron dudas — Él es importante…

Carraspeó, ya no sabía que decir así que desvió la mirada hacia la luna, un poco incómodo. Danief sonrió, sabía lo que quería decir pero se dio cuenta que el enano no tenía la confianza como para contárselo. A pesar de eso, no se aguantó, no le veía razón por la cual Thorin debiera de estar avergonzado, o incómodo…

   —Sientes algo por él ¿Verdad? —Preguntó. A Thorin se le dibujó la consternación y la sorpresa en el rostro y en los ojos abiertos como platos, pero, ¿Por qué ocultarlo si era verdad?  Lentamente, su expresión se relajó y no le quedó nada más que hacer que asentir con la cabeza.

   — ¿Es tan obvio? —Preguntó.

 Danief, sin borrar la sonrisa de su rostro, se inclinó hacia Thorin y puso su mano sobre su hombro tal como lo había hecho Bilbo hacia buen rato, tal como lo había hecho su padre la mañana de aquel día.

       —Es hermoso —Susurró — deberías decírselo.

Se puso de pie y se alejó hacia el interior del bosque para buscar más ramas secas. Thorin lo siguió con la mirada hasta que desapareció entre los árboles, volvió la mirada hacia el interior de la cueva, y vio el resplandor inquieto de la fogata llamándolo <<Ven, se valiente y confiesa >>, le decía, tenía miedo, mucho miedo, temía que Bilbo lo rechazara si le decía la verdad. 

Pero, dentro de la cueva, con las mejillas ruborizadas y un cosquilleo en el estómago, Bilbo estaba aún despierto, sonriendo de oreja a oreja y agradeciendo que la acústica de la cueva le hubiera permitido escuchar todo.

 


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