1• [Stronger]
Observa, escucha y calla. Eso era lo único que él hacía porque aprendió a prestar más atención a los alrededores, personas y sus sentimientos. Era una complejidad que adaptó para sí mismo desde hace tiempo.
No es que él viera mucho los sentimientos de las otras personas porque algunos ocultaban lo que sentían pero otros no. Era algo...perturbador, de alguna manera. En él, todo pensamiento, por más insignificante, estaba lleno de una brumosa oscuridad.
No lo entendía, no lo entendió ni con el pasar de los años. Se quedó atascado en sus quince años, cuando él creía que podía sentir todo aquello que su madre le brindó antes de que muriera pero se equivocó. Recibió un golpe que lo dejó desprotegido, vulnerable, triste. Aquella vez se sintió la mierda más grande del mundo; asquerosa y repugnante.
El recuerdo era constante y eso lo estimulaba más. El sentimiento llamado odio, aquel que su madre dijo que era muy malo, era el que más exudaba Kyungsoo. Era el sentimiento que guardó exclusivamente para todos aquellos que lo lastimaron física y mentalmente.
Él era un niño bueno, siempre lo había sido. Su mamá le había dado el cariño, el amor para ser un niño bueno pero su padre, su sangre, fue y rompió todo lo que su madre construyó para él. Lo derrumbó todo, haciendo añicos las esperanzas para Kyungsoo. Dejándolo en la nada. Sintiéndose un cascaron vacío.
Fueron años y años de dolor y sufrimiento. Cuando su madre murió, una parte de Kyungsoo también lo hizo. Siguió adelante, con los continuos abusos de su alcohólico padre. No fue un niño normal, tampoco un adolescente. A él lo hicieron madurar a una temprana edad.
Lo único que Kyungsoo puede recordar de su infancia es a su madre cantándole canciones de cuna, sus cálidos brazos, sus palabras de amor y luego, después de que ella murió, él sólo recuerda insultos, insultos y más insultos. También aquellas miradas acusatorias, palabras que lastimaban su tierno corazón y lo último que lo rompió fue la mirada de ese chico.
Sí, él lo recuerda todos los días. Es otro constante recordatorio para Kyungsoo para que, nunca más, vuelva a creer tan ciegamente en las personas. Kyungsoo tuvo un todo después de la muerte de su madre pero al igual que todas aquellas personas de su alrededor, esa persona se fue de su lado, lo dejó, le dedicó miradas de odio, de asco y Kyungsoo se rompió.
Su corazón se oscureció por completo. Tuvo pensamientos autodestructivos y a nada estuvo de matarse pero entonces, como plegaria del cielo, llegó Junmyeon a su vida. Fue él quien sacó a Kyungsoo del hueco vacío que se formó dentro de sí mismo.
Kyungsoo se pone a pensar muchas veces que, posiblemente, su madre era la responsable de todo ello. Seguramente ella envió a Junmyeon a su vida porque, Junmyeon era un ángel. No quiso convertirlo en su todo porque al final siempre era él el que resultaba lastimado y ya no quería pasar por ello.
Trató, jura que lo trató pero simplemente fue imposible. Junmyeon era lo único que tenía en esta vida Kyungsoo. Era su salvavidas para que él estuviese cuerdo. Para no volverse loco, para no tratar de acabar con su propia vida. Junmyeon lo rescató del abismo en el que se estaba sumergiendo. Junmyeon era el ángel que se convirtió en el todo de Kyungsoo.
Para resumir todo, Kyungsoo fue un chico bastante inestable pero con el apoyo y compañía de Junmyeon, él continuó con su vida. Ahora a sus veintidós años, ya no había nada del Kyungsoo de quince años. Le tomó tiempo y dedicación pero se forzó a ser alguien diferente y menos débil de lo que había sido en su infancia y parte de su adolescencia.
Se volvió alguien más fuerte. Con los pies bien puesto sobre la tierra y observando todo y nada al mismo tiempo. Mira con ojos fríos a todos aquellos que lo hacían menos. Do Kyungsoo borró su pasado para ser alguien más fuerte, sin escrúpulos, frío, con las fuerzas para destruir a todos aquellos que trataran de romperlo.
Para Kyungsoo, ahora era él y Junmyeon. No había nadie más que le importara. Junmyeon era alguien esencial ahora en su vida. Vivian juntos desde hace siete años. Kyungsoo se sorprendió mucho cuando Junmyeon le ofreció todo sin pedir nada a cambio. Lo agradecía ahora.
Gracias a Junmyeon él seguía con vida y siendo mejor persona. Ya no aquel niñito que trató de quitarse la vida a sus quince años de edad. Junmyeon lo salvó. Y Kyungsoo aun recuerda como si fuese ayer las palabras que Junmyeon dijo: Somos un globo lleno de emociones en un mundo lleno de alfileres, ¿no crees? ¿Porqué dejarse pinchar por los alfileres? ¿Sí mejor luchamos contra ellos?
Junmyeon no permitió que Kyungsoo se matara aquel día. No. Junmyeon le brindó la ayuda que Kyungsoo pedía. Kyungsoo admiraba a Junmyeon por ser una persona tan fuerte porque al igual que él, Junmyeon tenía heridas que lo habían lastimado mucho pero en comparación a Kyungsoo, Junmyeon las enfrentó.
Junmyeon y Kyungsoo. Sólo era eso para Kyungsoo. Nadie más. Aunque, no lo pareciera, Kyungsoo no era tan dependiente de Junmyeon. Aunque si lo necesitaba pero con ayuda psicológicas comprendió que podía tener a Junmyeon siempre a su lado pero que no lo convirtiera en su oxigeno.
Por esa misma razón, Kyungsoo había pedido estudiar en otra universidad. Junmyeon había protestado pero Kyungsoo le explicó sus razones y el mayor terminó comprendiéndolo y apoyándolo. Por eso, ahora mismo, Kyungsoo no entendía porque después de tres años, Junmyeon le soltó eso tan repentinamente.
— ¡Hyung!-Gimoteó el menor — ¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste? Me faltan dos años para terminar la carrera.
—Lo siento ‘Soo.-Se disculpó Junmyeon —Se que me pediste que te comprendiera y eso, pero realmente quería que fuéramos a la misma universidad. No me refiero tanto al estar juntos pero me hubiese encantado desde un principio que estudiases la carrera de medicina en la universidad nacional de Seúl.
—Pero Hyung.-Prestó Kyungsoo —La universidad Yonsei es una de las universidades más prestigiosas y privadas de aquí. ¿Por qué quieres que vaya a una pública?
—No es importante si es pública o privada. Tú más que nadie lo sabe.-Habló Junmyeon —Quiero que abras tus fronteras y conozcas a más personas.
—Sabes que no las necesito si únicamente te tengo a ti, hyung.-Soltó Kyungsoo.
—Yo se que nos las necesitas Kyungsoo pero no es lo correcto. Alguien normal tendría muchos amigos.
—Sólo te necesito a ti, hyung.
—Lo sé, lo sé.-El mayor acarició con ternura la mejilla de Kyungsoo —Pero sabes que quiero lo mejor para ti. Lo entiendes ¿verdad?-el menor asintió —Quiero que conozcas a más personas, trates con ellas y tengas buenos recuerdos a partir de ahora. Yo estaré contigo siempre pero necesitas relacionarte con más personas.
—Está bien.-Contestó resignado Kyungsoo —Pero tú estarás conmigo en cada almuerzo y horas libres, ¿bien?
—Sí ‘Soo pero también vamos a estar con un amigo mío.
—No sabía que tenías amigos en la universidad.
—Se podría decir que es el único al que puedo llamar amigo ‘Soo.-Junmyeon se encogió de hombros —El resto son compañeros y no trato lo suficiente con ellos. Yo se que él te va a caer muy bien. Es una buena persona.
—Hum.-Murmuró Kyungsoo — ¿Qué pasa si no logro hacer amigos?-preguntó — ¿No sería eso un desperdicio?
—No lo será porque yo se que tú te esforzaras para hacer amigos, ¿verdad ‘Soo?-Junmyeon le sonrió.
—Seguro, hyung.-Mentiras. Kyungsoo y Junmyeon lo sabían pero ambos querían engañarse a sí mismos. Junmyeon lo hacía por el bien de Kyungsoo pero sabía que iba ser difícil que el más joven se abriera ante nuevas personas. Kyungsoo en cambio nunca se ha propuesto buscar amistades. Él sólo llegaba a estudiar y nada más. No tenía tiempo para buscar amistades que luego, con el tiempo, se volvían banales. Ya lo había pasado una vez y se prometió jamás volver a pasar por ello. Nunca más volvería a ser el niño débil a quien podían pisotear como si nada.
Ahora era todo lo contrario. Kyungsoo los pisotearía y destruiría si intentasen hacerlo ver indefenso. Kyungsoo, en algún tiempo, era una gran mierda, una persona insignificante, repudiada sin razón alguna pero ahora era alguien con más fuerza, con voluntad para destruir aquellos que le hicieran daño. Kyungsoo se defendería con dientes y uñas si lo trataban de lastimar.
Incluso metería las manos al fuego por Junmyeon. Se la debía después de todo. Así que lo único que su cerebro procesaba todos los días era que debía ser cuidadoso y estar siempre con Junmyeon, en las buenas y malas.
—Trata de esforzarte, por mi ¿sí?-Kyungsoo era débil únicamente si se trataba de Junmyeon.
—No te prometo nada pero lo intentaré hyung.-Una pequeña sonrisa apareció en aquellos carnosos labios y eso hizo sonreír también a Junmyeon.
—Gracias.-Ambos se miraron en silencio por largos minutos sin decir nada. Además de ser buenos amigos, ellos mantenían algo parecido a una relación abierta. Fue un mutuo acuerdo silencioso. Kyungsoo no había amado a nadie más desde aquella vez, cuando tan sólo era un adolescente. Con Junmyeon las cosas eran diferentes porque se sentían más a gusto siendo mejores amigos y muy pocas veces hacían cosas de parejas. Era algo difícil de explicar pero ellos lo llevaban bien, sin ningún problema y sin sentimientos amorosos de por medio.
Kyungsoo debía admitir que quería demasiado a Junmyeon pero si le preguntaban si lo amaba, de manera romántica, diría que no. A él le dejó de importar ese tipo de amor después de que, la persona que él amó, le hiciera sentir la basura más grande del mundo y sin razón alguna.
Junmyeon era el todo de Kyungsoo porque era lo que lo mantenía estable, era la persona, a parte de su mamá, que le daba amor incondicional. Se querían demasiado pero no de la manera que se querría una pareja, era algo más fraternal. Muy a pesar de que a veces llegaban hacer cosas de parejas pero sólo cuando lo necesitaban porque después de todo seguían siendo humanos.
—Te quiero Junmyeon.-Habló Kyungsoo
—También te quiero ‘Soo.-El mayor se acercó y le dio un pequeño beso en la boca al menor —Eres lo único que tengo y estoy feliz de tenerte conmigo.
—Te debo mi vida, así que es lo menos que puedo hacer por ti.
—No hagas las cosas únicamente por mí, ¿bien? Mira por ti, tienes un gran futuro por delante y vas ser feliz con alguien que de verdad te ame.
—Me conformo contigo.-Junmyeon rió.
—Eso es bonito de tu parte pero sabes que no es suficiente.
—Hyung.-Gimoteó Kyungsoo.
—Sin nada de hyung, ‘Soo. Vamos a dormir.-Demandó el mayor. Kyungsoo sonrió divertido porque esto era lo bueno de tener a Junmyeon. Las cosas más simples los hacían feliz a ambos.
***
El fin de semana pasó rápido para desgracia de Kyungsoo. Él realmente no quería cambiarse de escuela. Odiaba los cambios. Junmyeon debió comentárselo antes de que lo cambiara de universidad. No estaba molesto con Junmyeon, estaba molesto con la vida, así que simplemente trataría de acostumbrarse.
Desayunaron como normalmente lo hacían. Cruzaban una que otra palabras porque ellos suelen ser silenciosos por las mañanas porque nadie, por más inteligente o dedicado sea, quiere levantarse temprano.
Una vez terminaron su desayuno, arreglaron sus cosas y subieron al auto de Junmyeon. Kyungsoo nunca olvidó que su amigo era millonario. Tenía muchísimo dinero y a pesar de ello, Junmyeon es un chico muy bueno con todos. Unos cuantos minutos duró el viaje y más pronto de lo que hubiese querido Kyungsoo se encontraba en las puertas de su nueva universidad.
—Te va a encantar.-Le aseguró Junmyeon.
—A puesto que sí.-Contestó Kyungsoo, plagado de ironía.
—No seas duro, ‘Soo. Te va a gustar el campus además que tu carrera es bastante buena e interesante.
—Sí bueno, lo que sea hyung.-Kyungsoo hizo un mohín —Es injusto porque tú eres dos años mayor que yo, por lo tanto no estamos en el mismo salón.
—Ni carrera.-Le recordó Junmyeon —No seas quejica y disfruta de tu nueva escuela ‘Soo.
—Junmyeon tú sabes que te quiero, ¿cierto?-El mencionado asintió —Bueno pues te quiero mucho pero ahora mismo estoy odiándote.
—Déjate de tonterías ‘Soo.-Junmyeon rompió en risas —Eres demasiado lindo para odiarme.
— ¡Oh por favor, cállate!-Ambos entraron a la universidad, inmersos en su conversación. Pasaron de largo a dos chicos, sin prestarle atención y a lo lejos, Junmyeon pudo escuchar claramente como alguien llegaba corriendo y gritaba el nombre de, posiblemente, uno de los dos chicos que estaban ahí.
— ¡Jongin!