Prologo: Douce mélodie
La habitación se oscurecía cada vez más aunque las antorchas que estaban encendidas daban un leve resplandor que cada vez se marchitaba, sus ojos miraban a un cuerpo que se encontraba acuclillado en frente de él, la oscuridad negaba su visión, solo podía distinguir las ropas destrozadas de la personas que se encontraba ahí, lo que hizo estremecer fueron esos ojos color amarillo ámbar que lo miraban fijamente.
—No tengo elección— esas palabras salieron de sus labios ¿elección? Qué carajos estaba hablando. Su cuerpo por si solo comenzó a moverse hacía la persona, esta solo lo miraba fijamente, era como si un muerto lo mirara, sin vida.
—Perdóname— tras mencionar esa palabra la persona que tenía enfrente dio un grito tirándose encima, lo que sucedió después estaba borroso, sentía un liquido recorrer en sus manos y una gran mancha roja expenderse debajo de él.
—Le..vi…
Rápidamente abrió sus ojos mirando el techo de su habitación, se despertó jadeante, su cuerpo sudaba frio y estaba temblando, nuevamente ese sueño, siempre que dormía aquellas imágenes aparecían en su cabeza, llegó a concluir que ya comenzaba a volverse loco pero lo descartó enseguida. Se incorporó de la cama dejando a un lado las sabanas que cubrían su medio desnudo cuerpo —Mierda, ¿Hasta cuándo tendré esta pesadilla?— murmuró llevando sus manos a la cara para quitar su cabello empapado del sudor de su frente, no comprendía el significado de ese sueño, recordaba esos ojos, amarillos ámbar que lo perforaban, pero, fue ese susurro que pronunció su nombre. Dejando a un lado sus pensamientos se levantó de la cama dirigiéndose al baño, su cuerpo estaba pegajoso por el sudor, era desagradable completamente, un buen baño ayudaría a calmarse, tenía que pensar en otro cosa. En la ducha, el agua templada que caía sobre sus cabellos azabaches le llenaban de paz, aunque era un baño rápido, debía irse muy temprano a su academia de música, era el director y maestro, su deber era poner el ejemplo.
—Urg…— gruño a lo bajo, hoy no tenía ganas de ir a su estúpida academia, pero sabía que si se ausentara el estúpido de Zoe lo llamaría y lo fastidiaría como si no hubiese mañana, no hay alternativa. Salió de la regadera tomando una toalla para enrollarla en su cintura, como el baño conectaba a su armario, solo al abrir una puerta tenía la accesibilidad a sus prendas, las ropas de hoy era una camisa gris, pantalones de mezclilla y un saco color negro, los colores oscuros favorecían su tono de piel y sus ojos color verde olivo llegando a gris, además, le gustaba los colores oscuros, en ese gran armario era difícil encontrar algo de color que no fuera oscuro. Se miró en el espejo para acomodar el cuello de su prenda, solo faltaba una cosa y ya podía irse, arreglo sus largos cabellos azabaches que le llegaban hasta el final de su cuello, algunas veces solo le bastaba una coleta de caballo para peinarse pero no era su estilo, solo unas cepilladas y listo, estaría espectacular como siempre, por algo fue nombrado como el compositor más atractivo en varias ocasiones. En la sala tomando sus llaves, su celular comenzó a sonar, seguramente sería la persona más molestosa del planeta, y si, era esa persona.
—Qué mierda quieres Zoe— soltó como si nada al contestar la llamada, se escucho risa del hombre que se encontraba en la otra línea.
—¡Enanín! Te tengo algo que te encantará— la voz del chico era chillona y frustrante, solo faltaba que fuera un poco aguda para sonar como una estúpida mujer, básicamente, era como una mujer pero con pene.
—Si es otra presentación, ni te hagas ilusiones, estoy retirado.
—El gran pianista Levi Ackerman no quiere volver a los escenarios, que desilusión— Zoe fingió una voz más desesperante que de costumbre, cuando lo vea le rompería su boca para ya no escucharlo otra vez —Pero no es eso.
—¿Uhm?— le sorprendió escuchar eso, siempre Hanji le hablaba para que fuera a una presentación o recital que había conseguido para él, pero al parecer su representante tenía otra cosa debajo de la manga —Entonces habla estúpido cuatro ojos.
—Como eres un artista reconocido te invitaron a la presentación de niño prodigio “Manos de Ángel” que será mañana— Escuchaba atentamente al hombre, hasta que oyó “Manos de Ángel” se extraño, nunca escucho sobre él y más ¿Quién se apodaría de esa forma?
—Y ¿Quién mierda es ese niño? Nunca oí sobre él— la risa del ajeno resonó con fuerza casi dejando sordo al ojigrís.
—Hay levi, estas tan metido en tu mundo que te pierdes de las cosas— ¿Qué carajos quiso decir? —Ese niño, es sin más ni menos que Eren Jäeger, el mejor violinista de Alemania— Cuando escuchó ese nombre su corazón dio un revuelo, no supo explicar pero juraría que escucho ese nombre en alguna parte —Entonces ¿Aceptas?
—Iré— mencionó en seguida el azabache, pensó que sería interesante que tan bueno era ese mocoso para que le proclamarán “niño prodigio”.
—Jajajaja, excelente, ya que dije que si a los organizadores— dijo Zoe entre unas risas, eso hizo que el azabache abriera ampliamente sus ojos.
—¡¿Qué hiciste qué?! Maldito cuatro ojos te mataré cuando te vea.
—Bye, bye, Enanín— sin más, colgó dejando al ojigrís enfurecido, ese loco siempre hacía las cosas sin consultarlo, estaba seguro que lo matará, pero en su mente resonaba el nombre del chico que le mencionaron en unos momentos.
—Eren...uhm interesante— murmuró para sí mismo, presentía que será una presentación algo divertida.