Diciembre.
Una fecha llena de felicidad y alegría para muchas personas.
Solo que para un lindo oji-miel, eso no era del todo cierto.
-¡Tsu-kun~, el desayuno está listo!- grito la dulce voz de su madre.
Pero la ignoro.
No quería, ni tenía ganas de levantarse.
¿Para qué?
Hace solo unos días estaba viviendo cómodamente en la casa de su abuelito en Italia, donde lo habían forzado a vivir durante once años.
Y ahora, por culpa del trabajo de su padre, se encontraba de nuevo en su tierra natal.
No es que le molestara regresar a la tierra que lo vio nacer. Namimori era y sigue siendo, un lugar muy hermoso y pacifico... pero...
-Tsu-kun~, el desayuno se va a enfriar- de nuevo su madre.
Bien, acostado en la cama no iba a disipar sus temores.
Retiro de su cuerpo las cuatro sábanas que lo cubrían, pero al hacerlo se arrepintió.
-Olvidaba que en este mes, aquí hace un frío horrible...- sus dientes blancos castañeaban, ante el helado viento que lo azoto por su ventana.
Suspiro con pesadez... con razón anoche sentía tanto frio, había olvidado cerrarla... pero bueno, no por nada le decían "Dame-Tsuna".
Rasco su cabeza y se sentó en el filo de la cama, bostezo un poco y luego miro el suelo, en busca de sus cálidas, cómodas, cálidas, suaves y... ¿Ya había dicho que eran cálidas?
Más no las encontró, ¿Dónde estaban?
Miró por todos lados, pero nada... en una de esas dio con el reloj sobre el buro, aun lado de su cama.
9:47 a.m.
Ya era tarde...
Pero también eran vacaciones, he iba a regresar a la escuela, cuando las clases se reanudaran, así que ahora podía estar de vago y dormir cuanto el quiera...
O eso habría querido desear... su madre era linda, tierna y amable... una gran mujer... pero... algo que aprendió de niño... y muy a la mala, fue...
NUNCA DEJAR QUE LA COMIDA SE ENFRIE!!!
Vale, su madre era una santa la mayoría del tiempo, Ah!, pero si te metes con su comida, esa que te prepara con especial amor...
Estas frito...
Te irá peor que una langosta en una cacerola de agua hirviendo.
Dicho pensamiento lo hizo estremecerse...
Miro el reloj de nuevo, marcaba las 9:50 a.m.
Tenía que apresurarse, nueve minutos, era el máximo de tiempo que tenía para que su madre no lo cocinara como una langosta... aunque la idea sonara tentadora con ese frió, no lo podía permitir... sabía que no sería un placentero baño, sino...
¿Por qué las langostas gritaban y se retorcían de dolor?, obviamente no era porque lo disfrutaban.
Bien, tenía que hacer un plan.
Lo bueno es que anoche no había doblado su ropa, y la dejo toda disperdigada en el suelo, cosa que le daba ventaja, podría simplemente inclinarse y tomarla. Pero él no era ningún sucio, así que tenía que bañarse, pero...
Como hacerlo?, no todo es suelo estaba cubierto con ropa, de modo que en algún momento tendría que pisar la madera fría, y no solo a ella, también al azulejo que tapizaba el baño, y sin sus pantuflas, esa sería una terrible... terrible tortura, claro... sin contar la de su madre.
/// POV de Tsuna ///
Bien... tengo límite de tiempo, debo de pensar en algo rápido.
Mire a todos lados, el cuarto de baño de mi habitación, estaba en el extremo derecho de mi alcoba.
La ropa esta apenas un metro, lejos de ella. Puedo correr sobre la ropa, tomar un poco en el camino, y entrar de un salto al baño, pisaría por un momento el suelo, pero luego me subiría a la taza de baño, que esta tapizada en la tapa con una cubierta afelpada. Encenderé el agua caliente, me bañare y vestiré rápido.
/// Fin del POV de Tsuna ///
Pensó muy contento el castaño, su plan era perfecto e irrefutable, pero... olvidaba algo fundamental en su estrategia... y era...
-¡Bien!- grito muy animado, salto de la cama para llevar a cabo su misión, pero las sábanas se enredaron misteriosamente en sus piernas y termino de caer con la cara al suelo- Iteee!- se quejo.
Su plan era perfecto e irrefutable, pero... olvidaba algo fundamental en su estrategia... y era...
Que él es Dame-Tsuna.
Se levanto con dolor del suelo y vio algo que casi lo hizo llorar... las pantuflas que tanto buscaba estaban debajo de la cama...
-Maldición...- susurro.
Observo el reloj otra vez.
10:05 a.m.
Seguro la comida de su mamá ya estaba fría... y él muerto...
Suspiro con cansancio y se coloco las pantuflas tranquilamente.
Si iba a morir, al menos merecía un baño relajante.
Tomo un poco de ropa y Converse del suelo, para luego dirigirse al baño. Una vez dentro, se comenzó a desvestir frente al enorme espejo en la puerta.
Desabotono con cuidado la parte superior de su pijama, la cual era de un lindo color azul cielo con unos ositos de estampa, después, siguió con los pantalones, que eran iguales a la playera.
Una vez desnudo se admiro con preocupación.
Su piel era de un lindo color canela, su estatura no pasaba del metro cincuenta y cinco. Sus piernas tenían un toque de delicadeza, un abdomen un poco trabajado, pero lo que se notaba más, era esa cinturita que cualquier mujer envidiaría. Su pecho era lampiño, como casi todo su cuerpo, manos pequeñas, labios rojos y carnosos, cabello castaño que desafía la gravedad...
Pero lo que más atraía en aquel niño hermoso... eran ese par de ojos miel... eran como el cielo mismo...
Aquel chico... Sawada Tsunayoshi, de 18 años de edad, era poseedor de una increíble belleza, que hacía babear tanto a hombres como a mujeres.
Pero eso era algo que no le importaba o ignoraba el castaño.
Miro su reflejo con disgusto y luego se dirigió a la regadera para darse por fin un baño.
Cuando termino se vistió con la ropa que tomo hace unos momentos.
Un Pantalón negro de mezclilla, ceñido al cuerpo y con un par de hoyos en la parte de las rodillas, junto a una playera blanca pegaba al cuerpo, sobre ella se puso una sudadera naranja con cierre en frente y unos Converse negros con morado.
Ni siquiera se molesto en peinarse, hiciese lo que hiciese, debía que no podría acomodar su cabello rebelde, ni aunque se pusiera 8 litros de gel en su melena.
Ya una vez arreglado para su funeral, se dispuso a ir a su inevitable… lo bueno es que él toda su vida había sido bueno, así que no tenía que preocuparse por a donde ir, luego de que su madre acabara con él...
Pensó eso para consolarse... pero el temblor y lágrimas de miedo, indicaban que no lo había logrado.
_ En Otro Lugar _
/// POV de... Alguien ///
Diciembre... odio esta temporada.
Es el mes en el que todos actúan como idiotas, ya deberían saber que todas las festividades que se celebran, no son más que obra y beneficio de las industrias que venden sus mercancías...
Observe el lugar a mi alrededor... una habitación vacía... no hay nada... solo polvo, arañas, un enorme espejo en la pared derecha y una ventana frente a mí.
¿Por qué estoy solo?...
¿Cuánto tiempo ha pasado?...
¿Qué hice para merecer esto?...
No lo sé... no lo recuerdo...
Me levanto de donde estoy sentado y me miro al espejo... visto un traje negro muy elegante, una camisa naranja y una fedora negra con una franja naranja, zapatos negros y un camaleón verde en mi hombro.
Eso quiere decir que antes tenía dinero...
Ahora mire mi rostro, cabello negro y puntiagudo, patillas rizadas... me gustan... mis ojos son afilados y de un negro penetrante, mis facciones son atractivas, pero muy duras y de temer.
Eso quiere decir que antes era un rico mal nacido.
Ahora mire mis manos y varias cosas que omití de mi traje...
Estoy lleno de sangre... pero...
¿De quién? o... ¿Es mía?
Entonces... ¿cuando vivía... era un rico hijo de puta que mato y luego fue asesinado?
¡Tsk!... que putada...
Me dije...
Pero... creó que lo que más me jode de todo esto es... "Yoshi"... ese maldito nombre siempre está presente...
¿Quién es Yoshi?, ¿Yo lo mate o me mato a mi?
No sé...
Otra cosa que me jode es que... Yo extraño... extraño tanto... pero...
¿Qué?...
¿Qué extraño?...
En verdad es una putada... estar muerto...
Escuche risas... y me asome a la ventana, varios niños jugaban a atraparse...
Sonreí con malicia y encendí mis ojos bajo la fedora...
Si soy un fantasma, al menos le voy a sacar provecho...
Una risa tétrica salió de mis labios y llego a oídos de esos mocosos... se estremecieron de miedo... pero no se fueron...
Perfecto.
Espero que sus padres tengan dinero, porque van a tener que pagar un psiquiatra.
Con ese pensamiento baje a la primera planta...
Continuara...
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