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Always by your side por Iridisent

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Notas del capitulo:

¡Hola! Este es un fic que surgió hace mucho tiempo, en vacaciones  gracias a la ayuda de LadyRed quien me ayudo a transcribirlo (por lo menos el primer capítulo) cuando estaba en su casa y  mi computadora valió merde (si merde ._.)

Realmente espero que les guste este fanfic, pues es una idea que me tiene bastante entusiasmada  n.n

Como siempre los personajes de esta historia pertenecen a marvel o en susodicho caso a stan lee xD

Capítulo 1:   Llegando a ti.

Esa mañana había recibido la llamada urgente de Howard, estaba histérico, era la primera vez que lo escuchaba así, y la razón; María su Ex esposa había muerto, y eso no era lo que lo tenía así, se había divorciado de esa mujer hace mucho tiempo porque no quería ser encerrado por maltrato doméstico o asesinato premeditado, en serio esa mujer lo sacaba de sus casillas y todo porque no podían tener un hijo, cosa que no era culpa de Howard.

Suspiro audiblemente, tomó sus llaves y cerro el pequeño apartamento que difícilmente ocupaba, hasta hace algunos meses que había sido extraditado a S.H.I.E.L.D y poseía una gran cantidad de tiempo libre, algo que debería alegrarlo de sobremanera pero, a él lo traía sin cuidado, a los dieciocho años había entrado al ejército, como un pequeño idealista, el eslabón más débil, pero  un entrenamiento intensivo y completa dedicación dieron sus frutos, a los diecinueve años ya era capitán de su escuadrón y luego de poco tiempo llamó la atención de la S.H.I.E.L.D y bueno, paso lo que paso.

Él simplemente prefería estar en el campo de batalla protegiendo a los civiles, pero según el general en jefe haría mucho más en S.H.I.E.L.D, con un rápido movimiento se montó en su moto y condujo hasta la casa de su amigo, recordaba la primera vez que conoció a Howard y al principio pensó que estaba loco, como todos los demás, pero al conocerlo mejor se dio cuenta de que tenían muchas cosas en común y llegaron a convertirse en los mejores amigos junto con Bucky... Que por desgracia ahora estaba muerto, trato de no deprimirse por este hecho.

Ahora simplemente estaba pensando en que habría hecho María antes de morir para alterar tanto a Howard que de por si era una persona muy alegre y despreocupada además de un genio excéntrico y jovial, condujo por las calles de New York hasta la casa de su amigo que estaba en aparente calma, hasta que vio salir a Howard como alma que se la lleva el diablo a su encuentro.

-¡Steve!- con una expresión prácticamente enloquecida Howard tomó del brazo al rubio con una fuerza casi desconocida empezó a jalar aquel pesado cuerpo debido a la gran cantidad de masa muscular.

La casa estaba en completo caos, jarrones rotos aquí y allá, sillas y sillones por todas partes, era algo serio, definitivamente.

Howard estaba hiperventilando y le pareció ver lagrimas asomándose por sus ojos- Howard, óyeme, cálmate- lo tomó por sus hombros y empezó a sacudirlo para que entrara en razón-

- Es una maldita Steve, no puedo creer que haya hecho eso, simplemente espero que se esté pudriendo en lo más profundo del infierno- Howard empezó a llorar, las lágrimas no paraban de salir de sus ojos y el temblor empezó a apoderarse de todo su cuerpo-

- No te estoy entendiendo nada, cálmate primero y explícame por favor- Steve acomodo el sofá más cercano e hizo que Howard se sentara con él –

- No sé qué hacer Steve, ayúdame- suplico el castaño en un susurro.

El rubio suspiro de nuevo, no estaba entendiendo nada, y no entendería nada a menos que el otro se calmara, espero un momento a que la respiración de Howard volviera a la normalidad y por fin empezara a hablar por su propia cuenta.

- Murió hace una semana, por Cáncer de páncreas, ya cuando los doctores lo detectaron era demasiado tarde y después de diez años de estar separados me entero que me engaño, solo fui su juguete, solo quería usarme eso era todo lo que quería esa…- no quiso terminar la frase, y Steve supo que era porque a pesar de todo Howard la había amado con toda su alma.

- ¿y…con quien te estuvo engañando?- sabía que era una pregunta impertinente pero no quería demorar más las cosas, era necesario que el castaño se desahogara lo antes posible.

- No se trata de que me haya engañado con alguien Steve, simplemente me uso como conejillo de indias o algo similar ¡yo que sé! No sé cómo llamarle a esto- Steve lo miro confundido, si antes no entendía, ahora menos.

Howard recompuso lo mejor que pudo su cara y se limpió las lágrimas de las mejillas, se puso de pie y llamo a Steve- Ven, tengo que mostrarte para que entiendas- dicho esto partió al segundo piso siendo seguido por el rubio.

Howard se quedó frente a la última puerta que estaba en el pasillo, puso su mano en el pomo y la abrió lentamente más no entro a la habitación simplemente dejo que la puerta se abriera completamente.

Steve escaneo toda la habitación y su mirada se trabo con unos curiosos y expresivos ojos color chocolate enmarcados por una espesa hilera de pestañas, era un niño no mayor de doce años aun que un cuerpo demasiado pequeño para saberlo a ciencia cierta, estaba sentado en la cama con las piernas cruzadas mirándolos directamente con una serenidad inescrutable.

-¿ajá y?- pregunto sin entender, cosa que hizo explotar a Howard.

-¿Y? ¿Cómo qué y…? ¡Es un niño por amor a todo lo sagrado!-

- sí, me doy cuenta no soy ciego, pero aún no lo entiendo- siguió calmado.

- ¡Maldición Steve! Piensa, ¿a quién se parece?-

- ¿a María?-

- Si a María ¿y a quien más?- Howard trató de calmarse, no quería dar un espectáculo frente al niño aunque no lo estaba consiguiendo-

- pues solo veo a María en él, ¿eso es? ¿Tuvo un hijo con otro mientras vivía de ti?- de la boca de Howard salieron una sarta de improperios ininteligibles.

-¡No Steve, es mi hijo! ¡Mi jodido hijo! ¡Mío y de María! ¡Un hijo que me oculto por diez años!-

Steve abrió los ojos desmesuradamente y volvió a mirar a aquel chico, que le devolvía la mirada igual de tranquilo que antes, al parecer las palabras de su padre no le habían afectado en lo más mínimo, más bien parecía más aburrido que otra cosa, Howard volvió a cerrar la puerta del cuarto y camino por todo el pasillo y por fin se detuvo en un lugar lo bastante alejado para poder hablar con Steve que lo seguía aun sorprendido.

-¿Ahora me entiendes?- pregunto Howard con un deje de histeria en la voz- ¿cómo se supone que voy a criar a un niño? Apenas me mantengo vivo yo, por que los empleados hacen las cosas por mí, pero no soy idiota sé que el necesitara más cuidado que eso-

- no estarás pensando en dejarlo en un orfanato ¿verdad?- 

- claro que no, es mi hijo, sufrirá más en un lugar como ese antes de encontrar una familia-

- ¿Cómo fue que María llego a esto? ¿Por qué no te lo dijo?- no entendía los motivos de la mujer, ¿para qué esconderle el nacimiento del niño si era algo que ella anhelaba tanto?-

- desde un principio lo que ella quería era tener un bebé, esa era toda su ilusión y al enterarse que no era apta para mantener el embarazo se volvió loca, y sabes muy bien como termino todo, cuando le pedí el divorcio, tenía la esperanza de que  entrara en razón y dejara de comportarse como una desquiciada, pero acepto feliz y gustosa, era por eso, estaba embarazada y no sé de qué manera supo que este niño iba a nacer y lo quería para ella sola, eso era todo, solo quería un buen semental, eso era lo que quería, no me amaba todo fue una maldita mentira- Howard se sentía ultrajado, reprimió las ganas de gritar y romper todo lo que estaba a su paso…otra vez.

- Steve se sintió aliviado de que Howard no quisiera cometer una locura al entregar al niño, después de todo solo era eso, un niño y no tenía la culpa de lo que estaba pasando- No te preocupes Stark, tu siempre encuentras una forma de solucionar todo- le ánimo.

-Steve ¿puedo contar contigo?- pregunto con suplica el castaño-

-Claro Howard, en todo lo que pueda ayudar – le dedico una sonrisa conciliadora al científico.

- entonces cuando puedas te vendrás con tus cosas a la casa- dijo alegremente Howard y empezó a bajar por las escaleras, era hora de dejar de hacer berrinches y arreglarlo todo-

- ¡E-espera! ¿Howard?- eso Steve no lo tenía previsto, salió detrás del castaño con el pánico dibujado en su rostro, era evidente que si Howard a los 34 años de edad no tenía ni idea de cómo cuidar a un niño, mucho menos el que apenas tenía 19-

Cuando llego a la planta baja se dio cuenta de lo calmado que ahora estaba Stark, y una punzada de remordimiento lo recorrió, es decir, el de verdad quería ayudar pero ¿qué podía hacer el por un niño tan pequeño?

-puedes escoger el cuarto que gustes, y no te preocupes por lo demás, en serio no sabes cuánto me alegra tener a una persona de confianza apoyándome y no a un completo desconocido, cuando S.H.I.E.L.D te de misiones y yo esté en la empresa se contratara a una niñera, pero eso por lo menos será por poco tiempo además se supone que el pequeño debe ir a la escuela… ¡Rayos! No sé en qué escuela debería matricularlo- y empezó nuevamente a estresarse-

Steve simplemente sonrió, sabia en su corazón que ya no podría negarse, además no podría ser tan terrible cuidar a un niño, que además no parecía ser inquieto, y ahora que lo recordaba no sabía su nombre, empezó a animarse ante la idea de tener un hermano menor - ¿ Howard, por cierto como se llama él pequeño?- pregunto con una sonrisa-

La cara de Howard Stark fue un poema al darse cuenta que no tenía la menor idea de cómo se llamaba su hijo- No lo sé…-

Steve no pudo reprimir el darse un manotazo en la cara para eliminar esas palabras de su mente, en serio si así comenzaban sus proezas como padre y hermano, no tenía idea de que era lo que le depararía el futuro a aquel pequeño, Howard levanto un dedo en señal de espera y recordó- su información debe de estar en los papeles que me trajo el abogado- corrió de nueva cuenta por toda la casa en busca del dichoso sobre con los papeles del niño, pero como no, no los encontraba y empezaba a pensar que fue una muy mala idea el haber puesto patas arriba su casa solo por un ataque de histeria, definitivamente tendría que madurar, y con diversión pensó que, ser padre sería una tarea muy difícil-

Mientras Howard revolvía la casa Steve decidió que sería mejor hablar directamente con el pequeño, lentamente subió las escaleras y camino hasta la puerta en la que había estado parado hace algunos minutos, la abrió suavemente y volvió a encontrarse atrapado por esos orbes de color chocolate, el pequeño estaba en la misma posición en la que lo había visto antes, la única diferencia era que esta vez estaba más que aburrido, estaba adormilado.

- Hola- le dijo Steve con una sonrisa.

- él pequeño esta vez levanto más la mirada y comenzó a examinar al rubio, no le pareció una mala persona, a pesar de su gran presencia tenía un aura inocente a su alrededor cosa que definitivamente no le genero confianza, para nada- hola-contesto secamente.

- ¿Cómo te llamas pequeño? Yo soy Steve Rogers – Steve sonrió nuevamente y entro en la habitación tratando de ser lo menos brusco posible, no quería asustarlo, se sentó en una de las sillas del cuarto mientras esperaba la respuesta del pequeño-

- Tony- siguió los movimientos del rubio hasta que se sentó, no lo suficientemente cerca para incomodarlo, pero aun así seguía alerta a cualquier movimiento que este realizara-

- Ese es un buen nombre ¿no crees?- mantuvo la sonrisa, pero tenía que admitir que la atenta e intensa mirada del chiquillo empezaba a ponerlo incomodo cosa que hizo recordarse a sí mismo que ahí el adulto era el-¿y cuántos años tienes Tony?-

 - obviamente Tony es un diminutivo- una sonrisa burlona se formó en aquel pequeño rostro- Idiota-

-Estoy tratando de ser amable contigo- respondió molesto el rubio, que había hecho mal para que de buenas a primeras viniera aquel enano a insultarlo-

-¿Eso quiere decir que en otra ocasión no lo serias?- la expresión de Tony cambio completamente hasta tornarse gélida y penetrante-

- No era a eso a lo que me refería- lo miró con el ceño fruncido, no entendía aquel repentino cambio de actitud -son simples normas de cortesía, ¿acaso no te enseñaron eso? Debes ser gentil con las personas para que ellas sean gentiles contigo Tony-

Tony lo observo por un momento y le dedico una pequeña pero sincera sonrisa- eres un tonto- luego desvió su mirada a la ventana mientras se perdía en sus pensamientos, Steve no pudo evitar devolverle la sonrisa, aunque no sabía si tomarse aquello como un insulto o simplemente era la forma de aquel chico para pedir disculpas.

- entonces Tony ¿no me dirás cuántos años tienes?- insistió un poco más confiado-

- Tengo 9- respondió sin despegar la vista de la ventana, Steve siguió la mirada del pequeño, no entendía que era lo que le llamaba tanto la atención-

- ¿Qué miras Tony?-

- Este lugar es muy diferente a la casa del abuelo- contesto simplemente-

- ¿No te gusta este lugar?- Steve recordó que solo hace algunas semanas la madre del chico había muerto y quizás sería difícil para él adaptarse a otra casa y a otras personas después de todo, no conocía para nada a Howard y él mismo era otro extraño más-

- Me agrada, es mucho más calmado-

Steve se levantó de su asiento y fue directo a la ventana para abrirla, así entraría un poco de aire fresco, cuando la abrió de par en par sintió como la brisa húmeda y fría acariciaba su piel, él invierno se acercaba, anotó mentalmente que después debería cerrarlas, no vaya a ser cosa que Tony pescara un resfriado la primera noche que pasara ahí, al darse la vuelta seguía siendo observado por Tony que no despegaba la vista de él, siguiendo cada movimiento, se acercó a la cama y se sentó en el borde, Tony no se veía como un mal niño, más bien era algo esquivo, y no era normal, no eran muchos los niños que había conocido a lo largo de su vida pero todos siempre eran tan bulliciosos o inquietos, o algunos simplemente eran tímidos, pero Tony no era tímido solo podía catalogarlo como esquivo, alzo su brazo eh intento colocar su mano en la cabeza del pequeño como muestra de cariño, pero apenas Tony lo vio moverse se tensó y empezó a temblar, rápidamente Steve quito su mano y se paró de la cama- ¿ Tienes hambre Tony?-

Tony salto rápidamente de la cama y le dirigió una mirada expectante- si-

Steve dejo escapar una risilla mientras abría la puerta para que Tony saliera- ¿Qué quieres comer?-

-  Shawarma- 

Steve se maldijo al haber preguntado, no tenía ni idea si la señora que hacia la comida sabia prepararlo, en realidad no sabía que era un shawarma, no se atrevió a preguntarle al pequeño pues no quería quedar como estúpido…otra vez, le ofreció su mano al pequeño para que no se sintiese extraño en aquel lugar, pero fue ignorada olímpicamente, solo Tony se limitó a esperarlo y a que le indicara el camino.

Steve por un momento empezó a temer que la planta baja estuviese todavía hecha un desastre, pero cuando bajaron todo estaba en orden, solo estaba la muchacha del servicio barriendo uno que otro escombro que se había escapado… tenía que admitirlo eso era eficiencia, mucha razón tenía Howard al decir que solo el mismo no seguiría vivo, muy probablemente moriría aplastado por un montón de basura.

Saco su teléfono y como no veía a Howard por ninguna parte le envió un mensaje avisándole que se llevaría a Tony a comer… esa cosa, aprovecho de buscar en el navegador de su celular los lugares donde vendiesen shawarma, agradeció una y mil veces el habérsele ocurrido pedirle a Stark que le enseñara a utilizar ese aparato del demonio, ya su orgullo había sido mancillado lo suficiente.

Guardo el pequeño aparato en su bolsillo y miró a Tony que a la vez observaba con ojo crítico todo el lugar- Tony- llamo la atención del pequeño- ¿Te gustan las motocicletas?-  una sonrisa de satisfacción adorno el rostro de Steve cuando noto la cara de asombro que ponía Tony ante la motocicleta, era la única cosa de lo que él mismo podía estar orgulloso, era su pequeño bebé.

 

Steve se montó en la motocicleta haciéndole una seña a Tony para que se sentase frente a él, este se quedó viéndole por un rato sin moverse - ¿qué pasa Tony, le tienes miedo a la moto?- el niño lo miro frunciendo su ceñito- No le tengo miedo, simplemente no soy un troglodita como tú- desvió la mirada mientras notaba que la sangre invadía sus mejillas, es decir ¿cómo podía comparar su tamaño con el suyo?

 

Steve estaba anonadado, demasiada ternura para su cuerpo – si no te puedes montar puedes pedirme ayuda – le dirigió una mirada de ternura, acompañada por una gran sonrisa, ese niño tan huraño y esquivo podía ser tierno cuando quería, aunque fuese inconscientemente.

 

Tony se enfurruñó – no necesito tu ayuda – intentó fallidamente sujetarse de los engranes de la moto, pero cada vez que iba poner el pie para subir, algo cedía y se caía. La razón: estaba montándose en la palanca de arranque, Steve intento con todas sus fuerzas no reírse,

Tony con su rostro encendido de vergüenza, desistió de seguir montándose. Al final el capitán no pudo más y sonrió, pasando sus brazos bajo sus hombros para subirlo, no pudo evitar notar el poco peso que tenía el niño, es decir, sabía que no era muy alto, pero eso no lo explicaba. El viaje a la... ajá, a la cosa esa en la que vendían Shawarma fue tranquilo, observo alegremente como el pequeño devoraba sus shawarmas con un hambre voraz, así que no le importó  mucho la suma exorbitante de dinero que tuvo que pagar por la cantidad de comida que consumió.

De regreso a la casa de Stark supo que su corazón fue robado cuando el niño alzó sus brazos para que le cargara y lo subiera a la motocicleta. Al estacionar frente a la casa escuchó los alaridos de Howard, temió lo peor, Al fin se había vuelto loco, más de lo que ya estaba. Inventos más María igual explosión mental.

Sintió como el cuerpo del menor se tensaba bajo sus brazos, levanto su mano y la posó sobre la cabeza de del pequeño para calmarlo sintiendo como, a diferencia de la última vez, no fe rechazado. Realmente no entendía de donde pudo salir aquella reacción pero su lado irracional se permitió alegrarse: por fin estaba entrando en confianza con el chico, esta vez fue Tony quien buscó la mano del mayor para entra en la casa. Steve había olvidado que, por mucho que Howard fuese su padre, el chico apenas le conocía, con mucha razón le tenía miedo al hombre histérico que gritaba por todas partes. No se imaginaba que aquella reacciones se debían a otra cosa.

Debería hablar con Howard antes de que mandase al chico al psicólogo.

Apretó fuertemente la mano del pequeño y se introdujeron a la casa. Al entrar y ser vistos por el castaño lo único que pudo entender el soldado fue “¿¡Dónde estaban!?” sintió la mano del pequeño apretar con fuerza la suya y le envió una mirada de advertencia a Howard, esperando que entendiese, con voz calmada (para no echarle más leña al fuego) - ¿para qué tienes un teléfono si no lo vas a utilizar? - dijo.

El castaño le miró confundido.

-¿siquiera has revisado tu teléfono? - le preguntó irritado. Solamente por reflejo Howard metió su mano en su bolsillo sacando aquel pequeño teléfono, que tenía mil y una aplicaciones, pero no sonaba. Vio como en la pantalla de luz intermitente había el aviso de un mensaje nuevo. Rápidamente lo abrió y leyó.

En efecto, el rubio le había avisado que iban a salir a comer algo, hace ya varias horas, mensaje que no leyó por estar histérico buscando los papeles del chico. Howard dirigió su mirada al pequeño que se hallaba prácticamente adherido a la pierna de Steve, temblando ligeramente, pero aun así atravesándole con sus ojos color chocolate, es decir, sus ojos calcados a la perfección he intensificados por un pequeño de nueve años. Ese no había sido un buen día, pero tampoco debía de ser el niño el que lo pagara, lo sabía, pero no tenía idea de cómo actuar en ese momento, era nuevo en el ámbito de ser padre tal como el chico en el de tener uno.

Suavizó su rostro lo más que pudo y se acuclilló tratando de quedar a la altura del niño – te llamas Anthony ¿no es así? - Steve dio una palmadita en la espalda del chico alentándole a hablar con su padre, con voz firme Tony le dijo que si, en efecto, ese era su nombre y ya habiendo pasado la parte más difícil (iniciar la conversación) Howard le pregunto si entendía que ahora estaría viviendo con ellos.

El chico alzó una ceja – llevas todo el día haciendo un escándalo por eso, hasta el más tonto de los Steves lo entendería – Howard no pudo controlar la carcajada que surgió de lo más hondo de su ser, viendo el ceño fruncido del rubio, quien se sentía claramente ofendido, más no dijo nada. Volviendo al tema Howard le preguntó - ¿tu madre alguna vez te había hablado de mí? - esperando que así fuera, o por lo menos esperando que no le hubiera dicho que estaba muerto, sería un real insulto a su orgullo el haberse casado con una mujer que no tenía más imaginación para dar una excusa tan barata como esa.

Tony desvió la mirada y la fijó en un pequeño retrato en la pared al lado de él – María siempre estaba pensando en sí misma, el abuelo fue quien me comentó sobre ti – Steve y Howard fruncieron el ceño. No se imaginaban que relación había tenido el chico con María como para llamarla por su nombre y no mamá - ¿qué te dijo de mí? - le pregunto su padre – más bien fue un comentario, dijo que nosotros nos parecíamos más de lo que pensaba. Si María se enteraba de que me hablaba de ti se ponía histérica, supongo que por eso te casaste con ella, entre dos histéricos se entienden-

Esta vez fue Steve quien se carcajeo – en realidad fue tu madre quien le volvió histérico-

-sí, me lo imagino.-

Por un rato estuvieron hablando sobre trivialidades, a Tony le preguntaron desde donde había vivido todos aquellos años hasta donde estudiaba, en qué grado iba y con quien vivía. Tony había vivido la mayoría de su vida en casa de su abuelo en Londres, junto a María, no iba al colegio, tomaba clases particulares pues a su madre no le gustaba que tuviese cualquier tipo de contacto con las demás personas además del que ya tenía con su niñera o su profesor particular, el chico no sabía si esto se debía a que María se creía superior a los demás o simplemente estaba tan paranoica como para pensar que todos la juzgaban.

Ya entrada la tarde Tony empezó a bostezar pues llevaban mucho tiempo sentados en la sala sin parar de hablar (y no precisamente algo que le gustase) simplemente, las ultimas horas, se había limitado a asentir o negar a cualquier cosa que los adultos dijesen.  Steve le miró, enternecido y preguntó - ¿tienes sueño?

El menor le miró con desdén – no es sueño, es falta de café – le contesto como si tuviese cinco años. Howard y Steve le mirando raro por un minuto, lo normal sería que un niño pidiese leche... o chocolate, o leche con chocolate pero ¿café? - si... el abuelo puso la misma cara cuando le dije que prefería mil veces el café antes que el té...¡¡Maldito té!! - estalló de pronto - ¡¡me cago en el té, el tipo que lo invento y en su puta madre!! - los dos adultos quedaron horrorizados ante el vocabulario del muchacho, pese a ser una persona verdaderamente huraña no parecía ser tan maleducado.

Al unisonó los mayores gritaron su nombre en señal de reprobación ante el vocabulario usado por el menor. Howard pidió un poco de café para los tres, incluida una orden de galletas de chocolate, expresa del menor, que ya entrando en confianza parecía un general. Eso no les desagradó, más bien, les alegraba que el chico comenzase a tomar confianza, después de todo el chico no era desagradable, muy a su manera se deba a querer, cosas que sabía muy bien el rubio, pues el amor fraternal había aparecido casi instantáneamente.

Al terminar de comer las galletas se dieron cuenta de que Tony ya estaba dormido, con migajas de galleta alrededor de su boca y la taza de café completamente vacía, con sus rizos alborotados por todos lados enmarcando su rostro. A los dos adultos esta imagen se les antojó de lo más tierna.

Howard fue el primero en levantarse y tomar al niño entre sus brazos y acomodar su cabecita entre el hueco de su cuello y hombro, tratando de no despertarlo, Steve les miraba con una sonrisa, aunque Howard estuviese preocupado por no ser un buen padre se veía que el instinto afloraba por sí mismo. Pero cuando sus miradas se cruzaron Steve supo que el castaño también se había dado cuenta de la falta de peso del niño.

Cuando el castaño bajo las escaleras, Steve pudo ver la cara de preocupación que traía y no era el único, ellos realmente no sabían por lo que había pasado el chico hasta que llego a la casa, no sabían de qué manera María lo había tratado ni que sucedió con él, el tiempo que María paso en el hospital, y el trayecto desde Londres hasta New York.

Howard le explico que el agente de protección infantil, tampoco tenía la más mínima idea, es decir, el mundo se enteró de que Anthony Edward Stark existía cuando María murió.

 

Los dos acordaron que tan pronto el niño se acostumbrara iría a ver un médico. Simplemente eso no era normal, esperaban que eso se debiese a una muy común pérdida del apetito al enterarse de que su madre hubiese muerto, Howard lo esperaba, realmente no creía que María estuviese tan desequilibrada como para maltratar al niño que tanto ansiaba, dejando eso de lado Steve fue a buscar sus cosas a su pequeño apartamento, no eran muchas, puesto que la mayoría eran ropas militares y unas cuantas ropas casuales, lo que le hacía darse cuenta de que su vida en el ejército lo había absorbido. No es que no tuviese dinero, desde que trabajaba para S.H.I.E.L.D ganaba una suma considerable, simplemente no consideraba necesario gastar su dinero en cosas tan frívolas, su familia siempre fue muy conservadora, hasta el punto en que su abuelo decía que la tecnología era cosa del diablo, él no llegaba a esos extremos simplemente porque no lo veía necesario, habló con el gerente de su departamento para cancelar el contrato, Howard le había dicho que no se preocupara por  problemas de vivienda, pues por cualquier cosa, si él quería vivir a parte, el castaño se encargaría personalmente, cosa que no le pareció extraña. A pesar de ser Howard una persona de fortuna cuantiosa no estaba adepto a la burguesía, gastaba dinero si lo creía necesario y más en beneficio de otros más que de sí mismo.

Alegremente pensó que Tony iba a ser el niño más consentido y malcriado por Howard, este cumpliría cualquier capricho que se le antojase, lo veía en sus ojos, ya amaba a ese niño, aunque no lo admitiese.

Cuando iba conduciendo de regreso a la casa de Stark algo le llamó la atención, se detuvo frente a una elegante pastelería en la cual vio en exhibición un enorme pastel, una ópera, era un pastel de café y chocolate, estaba seguro de que si Tony estuviese en ese momento ahí, arrasaría con aquella pastelería, pensamiento que le sacó una sonrisa. Inmediatamente compró varias piezas del pastel antes partir nuevamente.

 

Ya era casi media noche cuando llego a la casa de Howard Stark y obviamente este estaba despierto, esperándole. No entendía como podía pasar toda la noche despierto, o prácticamente no dormir. Seguramente estaría en su despacho con algún plano o idea revolucionaria que el rubio no entendía, antes de salir a buscar sus cosas Howard le había dicho que podía escoger cualquier cuarto que desease, sabiendo que en la planta baja lo único que se encontraba era la cocina, la sala, el comedor, la biblioteca y el despacho de Howard se decidió por el segundo piso, así estaría más cerca del pequeño y no tendría que gastar tanto tiempo subiendo y bajando escaleras, realmente no le  interesaba vivir en el tercer o cuarto piso de aquella enorme mansión. Sabiendo que el cuarto de Howard quedaba a la derecha de la escalera se decidió por el que estaba a un cuarto de la recamara del pequeño, cuando abrió su puerta, escuchó otra abriéndose simultáneamente con la suya, era la recamara del pequeño de la cual salía Howard - ¿sigue dormido? - preguntó el rubio mientras suavizaba sus movimientos, pensando que cualquier ruido podría despertar al pequeño aun sin estar tan cerca de él.

 

Howard lo siguió al interior de la que ahora sería su habitación – sí, duerme como una momia, cualquiera pensaría que está muerto, tuve cerrar la ventana de su cuarto, estaba abierta y comenzaba a temblar de frío, no recuerdo haberla abierto cuando llegó – reprimió una leve risotada. Steve se maldijo por ello, se le había olvidado lo de la ventana – se parece a mí... espero que no adquiera mis malas costumbres.

 

-es lo más probable – cambiando su semblante a uno más animado – a pesar lo nervioso que te pusiste en la mañana se nota que te gusta la idea de ser padre – Howard no supo que responderle, el mismo no supo que responderle, es decir, ser el modelo a seguir de alguien y ser el que guiase a esa persona le embargaba de una sensación cálida, más no estaba seguro de como lo haría.

-¿cómo te fue con el arrendador? - le preguntó para cambiar de tema – bastante bien, no es como si me pudiese reclamar algo. -

-aunque realmente no te deje más opción que aceptar ¿en serio no tienes problemas con quedarte aquí y ayudarme con Anthony? -

Steve levantó su ceja divertido – es para mí un placer, aunque dedo admitir, tu hijo va a ser un dolor de trasero para los dos, también debo admitir que me gusta, es como el hermano pequeño que nunca tuve -

 

-ya me gustaría a mí ser padre de un muchacho tan apuesto como tú – Howard le guiñó el ojos y Steve, sabiendo que su amigo solamente lo decía para mofarse de él le dio un amago de empujón – vale, ya, de burlarte de mí -

 

-¿pero qué? ¡Todas las agentes de S.H.I.E.L.D andan coladitas por ti! De no ser porque Natasha es más un soldado que una mujer tan bien lo estaría, de seguro – Steve iba a replicar cuando escucharon como algo caía en la habitación de Tony.

 

Los adultos se miraron entre sí, antes de avanzar. Steve abrió la puerta del cuarto del pequeño. Tony se revolvía en la cama, inquieto, mientras gemía lastimeramente, estaba sudando frío. El rubio se acercó a él y se dio cuenta de que la lámpara de noche del pequeño se había caído y ahora el foco estaba roto, los pedazos desperdigados por el suelo, aquello había sido lo que había sonado. Se sentó en la cama junto al niño y le removió por los hombros - ¿Tony? ¿Tony, que sucede?- le llamó preocupado mientras le sacudía, cada vez con más insistencia.

 

El chico abrió los ojos y dio un grito enloquecido, no estaba completamente despierto, se podía decir que estaba teniendo un terror nocturno, comenzó a patalear, intentando zafarse del agarre del rubio, dejándole varios rasguños en el proceso - ¡¿Tony?! - le llamó el rubio, sorprendido mientras intentaba sujetarle. Howard no sabía qué hacer se coló al cuarto intentando calmar al niño, no entendía por qué reaccionaba así, no le estaba haciendo nada, se puso frente a la cama he intento sostenerlo por las piernas para que no lanzase patadas, aquello alteró más al pequeño, que gritó asustado, revolcándose con más fuerza, tal fue su desesperación que termino golpeándose contra la cabecera de la cama tan fuerte que perdió la consciencia.

 

Ambos se detuvieron en seco ¿qué diablos acababa de pasar? Comenzaron a entrar en pánico, el rubio tomo al niño entre sus brazos mientras él y Howard corrían hacia el garaje, el castaño tomo las llaves y sacó el primer carro que encontró. Rogers entró al auto como alma que lleva el diablo notando como la sangre comenzaba a correr por su brazo cosa que le hizo perder los estribos, el niño estaba herido ¡y en la primera noche! ¡¿Cómo era posible que hiciesen tan mal trabajo?!

 

Howard condujo al hospital más cercano, aparcando el carro como pudo donde sea, sabía que en cualquier momento llegaría un policía buscándole para que lo quitase de allí, pero no le importaba, lo más importante era llegar a la sala de emergencias a la cual entraron más rápido que la velocidad warp. Stark atrapo prácticamente a la primera enfermera que le paso por el frente y exigió ver a un doctor, cualquiera, no importaba el que fuera, mientras Howard hacia todo ese escándalo, definitivamente, se había convertido en todo una reina del drama, Steve hablaba con los enfermeros que ya llevaban a Tony en una camilla, y después tuvo que ayudar a la enfermera a sedar a Howard, que estaba haciendo un escándalo y no querían que empeorara las cosas o se hiciera daño el mismo. De toda esa loca noche Steve pudo sacar algo divertido: “Howard, La Reina del Drama y la Travesía Escandalosa” próximamente, solo en cines”,

 

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El doctor  con un ritmo marcado empezaba a escribir el historial del pequeño bajo la atenta mirada de Steve y Howard, aquel hombre de ya avanzada edad con una calma impenetrable escribía y escribía sin levantar la mirada de los papeles, siendo cociente de que lo único que conseguía era aumentar la desesperación de los dos hombres, por fin después de un largo rato el hombre se despegó del escritorio, quitándose los lentes de montura gruesa y cruzando sus brazos sobre su gran barriga.

-el chico está bien – les dijo, para gran alivio de ambos adultos, Howard se echó atrás en la silla con un suspiro, exhausto – fue una contusión leve, la herida no era tan grave como parecía, es común que las heridas en la cabeza sangren demasiado lo que las hace ver  más graves de lo que son, pero no era nada de preocupación, ni si quiera necesitan una sutura, más no hay que permitir que la herida se infecte, ahora cambiando de tema-  el semblante del doctor se tornó serio y sentándose derecho en su silla miró a Howard  con una mezcla de acusación y reprobación en su rostro- Cuando revisamos al pequeño, pudimos encontrar varias cicatrices en su cuerpo- el doctor notó como los dos hombres lo miraban con asombro y horror así que prosiguió- varias eran de quemaduras y unas más que otras eran de objetos cortantes, y me atrevo a decir que  su cubito derecho y el radio izquierdo presentan soldaduras naturales, que se forman cuando el hueso es parcialmente fracturado y no es atendido sin contar los enormes cardenales que su cuerpo aun presenta-  el hombre pellizco el puente de su nariz  en un ademan de cansancio- es un típico caso de maltrato infantil agravado y realmente me estoy debatiendo entre llamar a protección infantil o a la policía-

-Howard se levantó de su silla indignado y horrorizado a la vez- ¡espere un momento!  Nosotros no seriamos capaces de hacer tal atrocidad, Anthony apenas llegó hoy a mi casa, apenas hoy me estoy enterando que soy padre...Todo este tiempo Anthony ha estado con su madre...- el horror y desasosiego iba aumentando cada más y más, ¡¡Qué diablos había hecho María!! Sintió como una ira irascible le embargaba, definitivamente si María no estuviese muerta y la tuviese en frente no le importaría parta nada el que fuera una mujer.

-Siendo así, hay que comenzar lo más pronto posible con un tratamiento y una dieta especial, no es para nada normal ni sano que el niño tenga ese peso y estatura para su edad lo mejor será que lleven al pequeño lo más pronto posible al especialista, si la causante de todo fue la madre no creo que nueve años de sufrimiento se borren con un simple cambio de aires y una nueva vida  – Steve y Howard no podían creer lo que estaban escuchando, no querían ni imaginarse por todo lo que había pasado el pequeño, el castaño maldijo una y otra vez a su ex-esposa deseando poder tenerla en frente para poner sus manos en su cuello blanco como la leche y retorcerlo hasta que no pudiese sostenerse sobre sí mismo.

Steve se había quedado en blanco, no se imaginaba que clase de monstruo desequilibrado podía hacerle eso a un niño tan... a un niño, sin darse cuenta sus pensamientos se habían puesto en sintonía con los de Howard, de haber podido habría matado a María. Anthony paso esa noche en el hospital por seguridad, mañana en cuanto despertase le llevarían con un especialista para que hablasen con él, no querían más eventos como los de aquella noche.

De lo que si estaban seguro es que se acabaría la monotonía, apenas lo conocían hace un día y el chico ya había puesto sus vidas de cabeza. Estaban conscientes, aquello requeriría un esfuerzo completo de ambos, no es como si cuidar a un niño fuese fácil, mucho menos a uno como Tony, al que no parecía importarle tenerles con el alma en un hilo, Steve ya podía imaginarse, a él y Howard, corriendo de un lado a otro tras el pequeño, devanándose los sesos por procurar su seguridad, cerca de ellos escucharon a un par de enfermeras cuchichear cosas, cosas sobre ellos, acompañadas de muchas risitas tontas y las palabras “padres primerizos” repitiéndose como eco en sus cabezas.

Muy para su sorpresa las enfermeras se acercaron a ellos con una mezcla extraña de diversión, anticipación, decepción y pare de contar emociones contradictorias, haciéndoles todo tipo de preguntas imprudentes como desde cuando eran pareja, porque decidieron adoptar, quien de los dos era el activo cosa que únicamente entendió Howard, Steve estaba muy sonrojado y no entendía nada ¿activo de qué? ¿Activar qué? ¡¿De qué hablaban esas mujeres?! Al final fue Howard quien les contesto - ¡yo soy el padre primerizo, él es el hermano primerizo! No tenemos ningún tipo de relación, no importa que este bueno y gane bien, no es mi tipo.

Luego de esa vergonzosa situación vieron como llegaba la enfermera encargada de Tony, corriendo como desquiciados acosaron a la pobre mujer hasta que esta accedió a dejarles pasar al cuarto a ver al niño.

Tony estaba bien, dormía gracias a los sedantes y se veía tan angelical de esa forma que no se hacían a la idea de que pudo pasar por la cabeza de su madre para maltratarle de esa manera, en uno de sus brazos se veía la clara marca de las uñas de María, que debieron de haber hecho mucha presión para dejarle tales cicatrices. Los parpados del pequeño temblaron ligeramente y su boca se entre abrió haciendo creer a los mayores que estaba por despertar cuando de pronto – cahsgfé... - farfulló sin sentido. Era el colmo ¡el niño estaba hospitalizado por una contusión, sedado por quien sabe cuántas drogas y aun así pedía café! No querían ni imaginarse como reaccionaria el niño si le prohibían su dosis de cafeína, definitivamente nada bueno.

 

Al otro día cuando salieron, el niño estaba como si nada, al estar completamente vestido con sus pantalones de mezclilla y camisa manga larga lo primero que hizo fue ver a Steve y pedirle algo de comer, estaba hambriento, su sistema requería combustible, sobre todo café, NECESITABA café, en seguida - ¿no crees que es mejor que comas algo más ligero? Acabas de salir del hospital – dijo el soldado.

Anthony le miró con indiferencia – te aseguro que tú te has dado miles de golpes en la cabeza y mira como sigues de vivo, sigo esperando mi café

-si pero yo no tengo nueve años.

A estas alturas el pequeño ya comenzaba a impacientarse, le miró con el ceño fruncido – precisamente – dijo de manera venenosa – tengo nueve años, llevo doce malditas horas en este hospital ¡quiero mi café ahora, y si no me lo das haré una pataleta, tengo nueve años y puedo hacerla!

Howard se estaba partiendo de la risa, jamás había visto a un niño responder así ¿de verdad eso era un niño? ¡Era un diablo, nació malo! Nunca en su vida se esperó llegar a ver a alguien responderle de esa manera a un soldado entrenado, imponente y musculoso como lo era Steve. ¡Era malo!

Steve se quedó sin palabras, limitándose únicamente a comprarle un buen desayuno y una taza de café, sentía vergüenza de sí mismo ¡se había dejado manipular por un niño! El camino hacia el consultorio del psicólogo, Tony se limitaba a ver por la ventanilla del auto hasta que llegaron al edificio. A pesar de todo era un niño tranquilo.

 

Cuando entraron a la sala de esperas el pequeño corrió a sentarse con cuidado de no apoyarse mucho en la silla de metal, estaba fría. Steve se sentó a su lado y Tony le miró, miró a la silla y miró a Steve, miró a la silla y miro a Steve, volvió a repetir la acción antes de sentarse en las piernas del rubio de un salto. Este le miró entre enternecido y confundido - ¿qué haces? - le pregunto con cuidado, no quería parecer idiota. De nuevo.

Tony le miró con su estudiada mirada indiferente – estoy sentado en tus piernas, la silla estaba fría, sírvele de algo a la nación y se mi asiento. Howard les miraba algo celoso, él también se había sentado al lado del niño y este ni siquiera le había tomado en cuenta. El poder de los hermanos mayores.

Howard había  decidido que la mejor opción era llevar al pequeño con el psicólogo familiar, y si, tenían un psicólogo familiar, no es que estuviera loco ni nadie en su familia pero era algo estresante que todas, TODAS las generaciones de la familia Stark estuviera versada en la ciencia y cuando hay exceso de información en el cerebro poco es el espacio que queda para las emociones y ese pequeño manual que venía integrado de cómo manejarlas se van a dar un pequeño paseo por quién sabe dónde, la única desventaja que representaba, es que al ser su psicólogo de confianza estaba completamente ocupado, afortunadamente logro conseguir un poco de tiempo, pero no sabía cuánto tendría que esperar y definitivamente no le gustaba esperar.

Sorprendentemente  todo el rato que estuvieron esperando en el saloncillo del consultorio paso tranquilamente, los dos adultos conversaron amenamente mientras que Tony hacía su mente divagar por toda la sala, a la hora de entrar y hablar con susodicho doctor, ambos, Howard y Steve  decidieron que nunca habrían querido tener que escuchar  esa conversación.

Los dos mayores escucharon con turbación y horror como el pequeño niño hablaba con toda calma acerca de... todas las atrocidades que hacía su madre con él, incluso pudieron notar como al propio psicólogo se le erizaba la piel cada vez que el niño contestaba alguna de sus preguntas o contaba alguna de las anécdotas, por primera vez la tranquilidad y serenidad que envolvía a Tony les pareció diabólica, sencillamente  no era normal que Tony actuara así, ellos que eran  tres perfectos adultos tenían la carne de gallina, hasta qué punto había llegado esa mujer para trastornar la personalidad de un niño, la gota que derramo el vaso fue cuando Tony les contó como María intento matarlo.

-... esa noche Charlotte llevó comida y varios juegos, era mi cumpleaños. María había ido a casa de la señora Long y no nos dimos cuenta de cuando llegó, ella era muy celosa, decía que no le gustaba que fuese tan cariñoso con la niñera. Cuando ya me estaba preparando para dormir y estaba en la bañera María entro como una desquiciada, gritando yo-sé-que-cosa antes de comenzar a ahorcarme, y yo la miraba fijamente, y eso la molestaba más, siempre le molestó que la mirase así, por eso comenzó a ahogarme, de no ser porque Charlotte llegó antes de que perdiese la consciencia me hubiese matado, después de eso, despidieron a Charlotte, supongo que eso no le molesto mucho a ella, después de todo María era una mala empleadora- Tony se rio irónicamente, que esperaba , era una pésima madre, no era extraño que fuese mala para otras cosas, desvió su atención a un pequeño peluche felpudo que le había dado el psicólogo al entrar, sentía perfectamente la tensión en el ambiente, por esa parte no entendía por qué los mayores estaban tan empeñados en saber acerca de su relación lo que sería su “Madre”  si se iban a incomodar, realmente no los entendía-

Howard y Steve no podían con la indignación, la ira y la impotencia que los embargaba, Howard realmente lamentaba el no haber sabido nada de su hijo antes para evitarle tanto sufrimiento y Steve estaba al borde de las lágrimas debido a la inaguantable cólera, el tiempo que estuvo en el campo de batalla, los chicos que eran afectados por la guerra  sufrían  mucho, pero precisamente estaban en guerra en ese momento todo el mundo sufría, eso no le quitaba importancia pero simplemente no le cabía en la cabeza como una persona que no estaba siendo afectada por nada, fuese tan desequilibrada y le causase dolor a un niño que no tenía la culpa de haber nacido ni de las culpas que ella acarreara.

Después de eso se dedicaron a buscar las cicatrices en el cuerpo de Tony las que consistían en quemaduras de cigarrillo, marcas de uñas, y una que otra línea debido a cortadas, cosas que con el tiempo se irían borrando, pero aun mostraban la crueldad con la que María le había tratado, quizás por eso el niño fuese tan... no sabrían decir si inexpresivo o distorsionado. El Psicólogo les dijo que los terrores nocturnos se debían a la falta de seguridad que sentía el niño y desaparecerían conforme a más cómodo y protegido se sintiese con ellos, y que si no se sentían en facultades de cuidarlo lo mejor sería que se lo entregasen a las autoridades, porque si no terminarían empeorándolo.

En ese momento, ambos, Howard y Steve, se comprometieron a cuidar al niño, después de eso el viaje de regreso a casa fue un poco incómodo, ambos intentaba animar al niño, el cual los ignoraba olímpicamente. En ese momento supieron que la tarea de animarlo les resultaría un poco MUY difícil

Al llegar a la casa Tony cayó como una roca y Howard tuvo que regresar a sus deberes en la empresa, Steve se quedó cuidándolo, temiendo a que se repitiera lo del terror nocturno dejaron a Tony en el sofá cama del salón, mientras que el rubio se hallaba a su lado, leyendo. En un momento de distracción Steve se quedó viendo concentrado la suave respiración del pequeño, era un  niño de nueve años en el cuerpo de uno de cinco o seis años con la personalidad de un viejo cascarrabias y una astucia de los mil demonios, pasó su mano sobre por los suaves risos del pequeño pensando que dormido se veía como cualquier niño normal, sus dedos llegaron al retazo de gasa que habían colocado las enfermeras para evitar que la herida se infectara,  suavizo su contacto y luego alejo su mano,  sin duda de ahora en adelante él mismo se encargaría de  hacer que aquel niño fuese feliz  aunque solo pasara un breve lapso de tiempo viviendo ahí  y estaba seguro de que Howard también sería parte de eso.

Cuando abrió los ojos ya estaba en la que ahora sería su habitación, en definitiva eran los días más tranquilos que había pasado en mucho tiempo. Restregó sus ojos con la manga de su camisa, aún tenía sueño y no quería pararse, pero tampoco era bueno estar acostado todo el día, sintió el dolor punzante de su cabeza, recordó que el día anterior de alguna manera había terminado rompiéndose la cabeza, emitió un pequeño suspiro, no es que el dolor fuese insoportable, pero era una cicatriz más a su colección de cicatrices , eso lo tenía preocupado, él era un niño hermoso, y por consiguiente sería un hombre hermoso, y no quería que su belleza se arruinara por culpa las marcas de su niñez, miró todo el lugar y diviso una puerta que dedujo era el baño.

Cuando por fin estaba limpio y completamente despierto, salió de su habitación en busca de la cocina, sabía que alguien tendría que darle de comer, es decir, era adorable un niño de casi diez años con un cuerpo pequeño, nadie podía resistirse a eso, ni si quiera los hombres.

Estaba bajando las escaleras cuando escucho un enorme alboroto, en efecto eran mujeres, con alegría se dirigió a la cocina que era de donde venía el alboroto, convenientemente para él. Cuando entro estaba la que suponía seria la ama de llaves y la empleada doméstica además de un plato roto, debía de ser nueva, suspiro, pobre muchacha recordó con algo de nostalgia el primer día de trabajo de Charlotte en fin no era momento para ponerse sentimental, era hora de hacer su magia.

Avanzo un poco más dentro de la cocina para hacerse notar, los ensordecedores gritos de la mujer cesaron al verlo entrar, algo que sabía muy bien el chico era que si se mostraba tan exigente desde el comienzo lo que acabaría logrando es que las mujeres fuesen reticentes a la hora de atenderlo así que nada más se quedó viéndolas con su muy estudiada mirada de inocencia e indiferencia el primer paso debía de darlo la señora, preferiblemente la de mayor edad.

Alguien debería de hacer un monumento en honor a su genialidad, nada más basto con que la mujer preguntara su nombre y que quería y con una simple respuesta ya había ganado la batalla.

La ama de llaves se proclamó su “abuela” y claro al ser el ser más exigente a cargo de todos los empleados, como una reacción en cadena ya tenía a todos en la palma de su mano, estaba sentado en uno de los banquitos más altos para poder alcanzar la mesa con una enorme taza de café un aparentemente delicioso desayuno y después un gran helado de mantecado.

Después de eso tendría que buscar una librería, no sabía si en la casa de… Howard  tendría libros, más específicamente libros que a él le interesasen, aun le quedaba algo del dinero que le había dado su abuelo y que por muchas razones había escondido y ahorrado, en esos momentos sabía que no podía depender de Howard Stark, era su padre, si, desde hace un día y con el único con que más o menos tenía un poco de confianza era con ese rubio ingenuo, podría decir que le agradaba pero no confiaba del todo en él, sabía de antemano  que las personas cambiaban de un día para otro con mucha facilidad.

Su mañana transcurría tranquila, mientras comía todo lo que las empleadas le traían, pero, desgraciadamente siempre había un pero, escucho como la puerta principal de la casa se abría y alguien arrastraba sus pies hasta la cocina, ese alguien era indudablemente Howard que llegaba después de haber pasado toda la tarde, noche y parte de la mañana metido en su oficina y taller de las industrias Stark,  definitivamente los cinco minutos que pasaron desde que Howard entrara a la cocina y se diese cuenta de que Tony se encontraba ahí sentado mirándolo fijamente fueron los minutos más incómodos de todo el día.

Howard ordeno el desayuno y aun con la mirada del pequeño encima, se sentó frente a él, perfecto, estaba nervioso por la presencia de un niño, de su propio hijo.

-Ammm…bueno, esto es incómodo – dijo por fin el castaño tratando de romper el silencio- está más que claro que no sé qué decirte o que hacer en esta situación-

-Sí, lo sé, el sentimiento es mutuo- por lo menos el mayor tomaba la iniciativa, le dio una mordida a su tostada  mientras le mantenía la mirada al mayor-¿Qué tal si me cuentas como te fue?- pregunto Tony  después de pensarlo por un momento.

-Si eso quieres- el mayor espero que la Sra. Helen (la ama de llaves) le sirviera el desayuno para poder hablar con más comodidad mientras comía, tomo un trago de su vaso de jugo  y comenzó a hablar, después de todo aquella industria pasaría algún día a ser de Tony…  Ante tal pensamiento cayó en la cuenta ¡Ya tenía un heredero! ¡Adiós preocupación! ¡Todas esas noches en vela  quebrándose la cabeza al pensar que hacer con la fortuna de los Stark quedarían en el pasado! El júbilo inundo todo su ser  y con energías renovadas el castaño  comenzó a hablar como si no existiese un mañana.

Tony escucho atentamente al mayor, no lo conocía muy bien pero le parecía muy interesante el trabajo que tenía por lo que podía escuchar del mayor era algo sobre la energía, al parecer Howard estaba buscando la manera de generar energía pura y renovable era algo bastante altruista de su parte no solo trabajaba para ganar dinero, Tony sonrió internamente y decidió que aquel hombre le agradaba, sería la clase de padre que le gustaría.

-Eh estado  pensando en trabajar con la fusión nuclear para generar energía,  ya sé que la  energía nuclear está obsoleta, si es un factor considerable, cosa que eh estado tratando de explicar a los directivos, pero son como patatas a tamaño humano no entienden nada, si solo consiguiéramos un material lo suficientemente ligero para generar energía, todos los prejuicios contra esta energía serian inútiles, no habría contaminación de ningún  tipo ¿tú qué crees? - le pregunto Howard entusiasmado, luego se dio cuenta de que estaba hablando con un niño, se sintió terrible ¿cómo era posible que le preguntase esas cosas? De seguro ahora tenía el cerebro revuelto.

-Tony se quedo pensando por un momento – lo otro sería conseguir un material capaz de utilizar completamente la energía liberada por la fusión de los dos núcleos, sería factible que se un metal de transición, como el radio, o sus congéneres- -Tony frunció  el ceño, sabiendo que el radio no era la mejor opción, estaba tratando de encontrar la mejor opción como material – es difícil decidirse entre el iridio y el paladio, los dos son buenas opciones.

Howard miró al niño conteniendo una exclamación asombrada ¡lo había entendido! ¡Su hijo le había entendido!... ¿¡qué clase de niño era ese!? ¿¡Qué demonios había hecho María con él!? ¡Simplemente no era normal!

 

Steve bajaba las escaleras lentamente, somnoliento y sorprendido de sí mismo, se había levantado tarde por primera vez desde que tenía memoria y lo único coherente que podía pasar por su cabeza era la dulce sensación de estar de vacaciones, sonrió bobamente dentro de su modorra, planeando comer y acostarse para no volverse a levantar en todo el día. Ya en la puerta de la cocina pudo escuchar la “discusión” que mantenía Howard y Tony acerca de quien sabe que cosas sobre energía y algo más que ni siquiera llegó a entender. Suspiró, dos Stark en la casa... un momento ¡dos Stark en la casa! Para su sorpresa el niño no solo era malo, sino también inteligente, cosa con lo que también lo iba a joder. Maldijo una y otra vez el no ser capaz de entender la tecnología.

Mientras seguía estupefacto parado frente a la cocina vio como el pequeño Tony salía molesto, en un breve instante sus miradas se encontraron y el pequeño, aun con el ceño fruncido, le extendió los brazos para que lo cargase. Lo único que salió de sus labios fue un -llévame a la biblioteca – y no, no fue una petición, fue una orden... que el cumplió. Maldita sea ¿por qué tenía que ser tan débil ante ese niño?

Sin más el rubio llevo al pequeño Tony frente a la biblioteca. Este no le volvió a dirigir la palabra y cerró la puerta de la biblioteca en “sus narices”. ¿Qué rayos acababa de pasar? Una pequeña voz le dijo: te acabas de dejar usar por un niño, te estás volviendo cada vez más grosero, por culpa de un niño, y no estás haciendo nada por evitarlo, sin contar que no lleva aquí tres días. Molesto consigo mismo Steve camino a la cocina preguntándose qué cara... ¿que habría hecho Howard? Y cuando entró se encontró con una masa gelatinosa que antes era un hombre consternada por quien sabe que. En definitiva, ese niño los iba a volver locos.

Las semanas pasaron muy lentamente para Steve, quien era el que la mayoría del tiempo se tenía que quedar con Tony, porque Howard tenía muchas responsabilidades con la industria que estaba llevando, y como él no tenía nada que hacer mientras no lo llamara S.H.I.E.L.D él que se quedaba con el niño.

En el transcurso de la semana Steve pudo notar que a pesar de ser un niño bastante serio con un sentido del humor bastante negro y ganas de joderle la paciencia a todos, era bastante tierno, ya tenía a todos los trabajadores de la casa Stark comiendo de su mano, y a él también... ¡maldición, había dicho otra grosería! Pero no todo había sido malo, Tony ya tenía mucha más confianza con Steve y no lo trataba tan mal, hasta el punto que en las noche Tony se colaba en el cuarto del rubio y dormía con él. Sabía que jamás lo admitiría, pero era por las pesadillas que tenía en la noche, aun así, no es como si le molestarse dormir con él. Era un niño bastante orgulloso.

Notas finales:

Hola de nuevo :D

de verdad espero sus comentarios, aunque es una historia que me  gusta bastante, ya tengo otras historias que no eh actualizado por varios motivos, asi que, para mi seria grandioso continuarlas las tres, pero esta que es una idea nueva y si no gusta, podria ser aplasada hasta que termine las que ya empece D:

Gracias por tomarse el tiempo para leer esto  nwn

Saludos nwn

espero que nos podamos leer en otro capitulo ;)


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