Capitulo 1
La noche anterior
Mis pies descalzos resuenan contra la madera del piso
-Naruto-sama por favor deje que le ponga los zapatos-
-si es capaz de alcanzarme...-
Suelto una risita y sigo corriendo por el pasillo de madera, nunca son capaz de alcanzarme, pero antes de que pueda seguir corriendo la puerta de una de las habitaciones se abre deslizándose, de ella salen un hombre mayor que lleva a un niño agarrado de la mano, ambos voltean a verme pero solo el hombre sigue con una expresión neutral porque en cuanto el niño me ve hace un gesto de desaprobación
-mocoso...- me insulta el niño, para luego apartar su mirada de mí, la señora que tengo como niñera logra alcanzarme en lo que estoy distraído pensando en lo frio y desagradable que es el niño
-Naruto-sama tiene que ponerse los zapatos antes de andar corriendo por ahí- de detiene en seco cuando ve a las dos personas que tenemos enfrente, palidece en un segundo- Gaara-sama
El señor de cabellos rojizos voltea a ver a mi niñera y solo bufa en respuesta, y después de segundo de verla a ella su mirada fría se posa en mí, no deja de verme y eso solo hace que me dé más miedo del que me pudo haber dado desde que lo vi, por suerte mi niñera se pone entre nosotros y me jala hacia ella
-él es Naruto-sama, hijo de Sakura-sama- me presenta mi niñera, pero yo solo soy capaz de voltear a ver al niño que sigue con la mirada desviada.
El señor vuelve a posar su mirada en mi antes de voltearse he irse con el niño, un escalofrió me recorre el cuerpo
Mi niñera suspira y se vuelve hacia mí para agacharse y ponerme los zapatos, en lo que lo hace mi curiosidad puede más que yo
-¿Quién era ese hombre?- pregunto.
-Me parece Naruto-sama no soy la más indicada para darle la noticia- me susurra comenzando a atarme las agujetas
-oh, pero ¿Quién es ese niño?-
Ella suspira y creo que va a decírmelo
-es su hijo, se llama sasuke- sama- me declara al fin
Mi vista se vuelve a posar sobre sasuke-san que ya va más lejos hasta que casi no puedo verlo.
-sería divertido jugar con el- comento a mi niñera que acabo de ponerme los zapatos y que me mira sorprendida, no creo que se imaginaria si quiera que yo quisiera volverme a acercarme a el.
Pero yo solo creo que quiere alguien con quien jugar y ese alguien puedo ser yo.
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-¡Naruto!- Grito mi madre desde la sala común, me levanto del suelo de mi cuarto para dirigirme hacia ella, casi nunca me llama personalmente, normalmente hace que una de las empleadas me llame, así que tal vez es algo importante, al llegar no espero ni toco la puerta entro deslizando la puerta, encontrándome con mi madre sentada enfrente de un hombre y un niño, los mismos que había visto antes, me detengo en seco al ver la escena, y por la mirada que me lanza el niño –otra vez- de decepción.
-Naruto, ya te he dicho que tienes que tocar antes de entrar- me regaña mi madre antes de presentarnos formalmente- él es Gaara-sama y su hijo Sasuke- sama.
Gaara-sama resopla con disgusto antes de presentarse.
-Creo que ya he tenido el placer de verte antes, mi nombre es Gaara pero por respeto tienes que dirigirte a mí por Gaara-sama- me dice, como si me creyera un completo tonto- y él es mi hijo Sasuke, tendrás que referirte a el de la misma manera.
Dirijo de nuevo la mirada a Sasuke, quien solo voltea a ver a otro lado, me siento junto a mi madre, y espero a que alguno hable sin siquiera molestarme en presentarme formalmente.
-Naruto, preséntate- me regaña mi madre.
-Mucho gusto, mi nombre es Naruto pero pueden dirigirse a mi como Naruto- san- me presento con un sonrisa.
-Naruto- me llama mi madre- Gaara-sama desde ahora será parte de esta familia y quiero que lo obedezcas a como dé lugar y también a Sasuke-sama ¿entiendes?.
-si- afirmo sonriendo, aun no entiendo por qué tengo que obedecerlos pero no creo que sea por algo malo, volteo distraídamente a ver a Sasuke –de nuevo- y sonrió para mis adentros.
"El nunca haría nada para hacerme daño" pienso y no dejo de verlo en toda la plática que se hace en la sala
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Han pasado más de una semana desde que Gaara-sama y Sasuke se mudaron aquí, no he hablado nunca con Gaara-sama pero lo veo siempre en la hora de la comida y por los pasillos, una de mis niñeras se le escapo decirme que él era esposo de mi madre, a Sasuke lo veo solo unas raras veces como cuando vamos en familia a algún lado, pero nunca está en la mesa en la hora de la comida, siempre una sirvienta tiene que llevarle comida a su cuarto, el cual está justo ha lado del mío, pero eso no evita que lo vea menos
La noche anterior paso algo muy extraño, que me ha dejado pensando muchas cosas:
Estaba a punto de dormirme, arropado en mi cama y con los ojos a la mitad empecé a caer en un sueño que me estaba invadiendo, pero un ruido me hizo abrir los ojos de imprevisto, si hubiera sido cualquier ruido no me hubiera importado pero venía desde el otro lado de la pared, del cuarto de Sasuke, la pared que nos conecta es en la que mi cama esta arrimada, así que podía oír claramente los ruidos que esa noche escuche.
-mmm hgm mmm hgm hgn hgm – escuche unos quejidos de la voz de sasuke era raro pero no eran quejidos como los que yo mismo soltaba cada vez que una criada me cachava con la mano en el tazón de las galletas de chocolate- mmm hgm hgn ah mmm.
Esos quejidos fueron aumentando de volumen pero lo único que mi mente podía pensar era en quedarme en la cama y taparme los oídos mientras deseaba que no estuviera sufriendo, en un principio fue exactamente lo que hice pero después de que ni tapándome los oídos podía dejar de escuchar aquellos quejidos algo paso, me sentí extraño, y pronto empecé a sentir un calor que parecía consumir todo mi cuerpo en especial una parte.
No era normal que me sintiera así como si, necesitara y deseara algo aunque no sabía que era exactamente, ese deseo se hacía más y más grande, no solo era mi cuerpo el que parecía desearlo si no también mi mente pedía a gritos algo que ni yo mismo sabía que podía ser.
Como instinto, mis manos acariciaron mi cuerpo, empezando por mi pecho, extrañamente estaba muy sensible y el solo roce con mis tetillas hizo que accidentalmente de mis labios saliera un quejido como el de sasuke y un pensamiento fugaz inundo mi mente.
"oh, dios, eso se sintió... genial"- pensé y pronto ya sabía que era lo que mi mente y mi cuerpo querían y sin darme cuenta, también era yo el que lo quería, lo deseaba.
Mis manos se pasaron varias veces por mi pecho, rosando incontables veces mis tetillas, me sentía tan, tan bien, pero por alguna razón eso no era suficiente y con todo y los quejidos de sasuke de fondo – que me incitaban a hacerlo más – mis manos accidentalmente rosaron es parte debajo de mi estómago, esa parte que desde hace unos meses me habían explicado que era muy privada, y que solo yo podía ver, y tocar para lavarme.
Ese simple rose saco un quejido más profundo de mi, eso definitivamente se sentía mejor pero fue cuando me di cuenta que al sacar ese glorioso quejido, los quejidos de sasuke al otro lado de la pared se habían detenido, eso me asusto, y comencé a pensar que tal vez él me había escuchado y 'por eso se detuvo, me quede impaciente por unos minutos atento a cualquier ruido, mientras que mi cuerpo exigía más de aquellos roses.
No fue sino hasta unos minutos después que volví a oír sus quejidos, calmándome al instante, para cuan el empezó de nuevo a quejarse, ya mi cuerpo se había calmado y no necesitaba nada de los roses.
En eso un pensamiento me invadió dejándome con un mal sentimiento como si lo que había hecho había sido malo y que el hacer cosas malas me convertía en un niño malo.
No podía contarle a nadie porque si no se enterarían que había hecho algo malo, y ¡en navidad no recibiría ningún regalo!.
Volví a taparme los oídos y cerré los ojos con fuerza mientras trataba desesperadamente de dormir, ignorando los quejidos de sasuke, deseando con todas mis fuerzas no haber hecho eso, y con ese pensamiento y se deseó me invadió el sueño.
Me desperté con unas ojeras no muy visibles y logre levantarme de mi cama con ánimo ignorando lo que había pasado la noche anterior, me encontraba como siempre hasta que por los pasillos lo vi.
Esta Sasuke caminando por los pasillos con unas orejeras más visible que las mías, se dirigía hacia su habitación con una aire de desinterés, con las manos en sus bolsillos y mirando hacia la nada.
Pensé en pasar junto a él ignorándolo aunque estaba muy consciente del rubor que me acompañaba pero la historia fue diferente al ver como justo pocos minutos después de pasarme se detuvo y me dijo las que serían las primeras palabras que me dirigiría.
-Hoy ven a mi cuarto en la noche sin que nadie te vea.
Volteé a verlo sin entender del todo lo que me decía.
-Vamos a jugar, Naruto- me explico sin ninguna expresión en el rostro.
-si- le conteste con una enorme sonrisa, para luego verlo irse, tal vez ninguno de los dos hablaría de lo que ocurrió la noche anterior, y podríamos jugar juntos.
Me sentía muy feliz, ya tendría con quien jugar y no me sentiría solo nunca más.
No podía parar de pensar en lo que podíamos jugar en la noche