Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Bloody Rose por lilibel vangarret

[Reviews - 54]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Larguito y sustancioso. ¡Feliz día a todas las damas de todas las naciones! Así sea atrrasado >W<

 

 

Inconscientemente se detiene en medio de ese camino, llevando su mano a su platinada cabellera.

Empezaba a presentir "algo" cerca.

En medio de su percepción, gira su cuello por sobre su hombro para ver hacía ese bosque ubicado a varios metros de ellos.

-Que ocurre, Zero? –repara Kaito en la distracción del albino– ¿Zero?

-Nada. –regresa sus ojos violetas a verlo-

Miente. Se intensificaba su percepción a un "aura" conocida.

-Está bien, pero no seas demasiado despreocupado en tu condición. Tenemos una nueva misión a realizar. describe Kaito-

-Ya era hora. ¿Qué hay que hacer?

-Debemos cuidar y vigilar la mansión del Sangre Pura Kuran Kaname.

-ZERO!

 

 

 

 

Noche 19 Un nostálgico aroma.

 

 

 

 

Pesadamente abre sus párpados, apoyando su brazo contra su frente. Se sentía agotado. Lo único que recordaba, era el grito de preocupación de Yuuki con su nombre a lo lejos. Parpadea para ubicarse, viendo un techo de madera. Lentamente levanta su torso, reparando en esa desconocida habitación. Asimismo, a un costado, sobre el borde de la cama logra divisar a un joven de cabellos castaños sentado con sus piernas cruzadas.

-Uh...? ¿Un Sangre Pura? –intenta sacar a Bloody Rose, pero ese castaño lo inmoviliza contra la cama–. ¡Apártate de mí, escoria! ¡Quita tus sucias manos de mí. O juro que...! –calla al ser rodeado por esos brazos levantándole la espalda de la cama-

Confuso parpadea Zero ante ese abrazo, empezando a ser estrechado con necesidad. Por eso, simplemente oculta su rostro en ese torso. Se sentía protegido entre los brazos de su enemigo. ¿Qué le sucedía para permitírselo?

-Fui yo quien convirtió en esas criaturas con forma humana a Yuuki.

-Tú...?

-Pero no me arrepiento de nada de lo que he hecho para poder tenerte. Cuando recordé quien eras me prometí amarte. Amarte como debió ser, mi Caballero.

-Tú conoces.... que es la soledad, porque yo sí. La conozco mejor que nadie. –le rodea la cintura sin verlo–. En este momento debería sentir el más grande de los odios y alejarte, pero, a cambio, permito que hagas esto con la mayor libertad. Como si te conociera. Yo... solo me aferró. –pausa, presionando sus dedos en esa espalda–. Por eso... no quiero que te vayas.

-No me iré.

-Mientes. –lo estrecha el cazador aún más, no importándole oír esos huesos crujir–. Algo me dice que te iras o algo así. Y tener que suponerlo me molesta.

-Me estás lastimando, Zero. Suéltame, no me iré. No voy a irme a ninguna parte a menos que sea contigo. –recarga una de sus manos tras la cabellera platinada–. Debí hace mucho convertirte a ti en humano usando mi vida, así no sufrirías.

-Bromeas conmigo? Ustedes los Chupasangre solo saben lastimar y hacer daño ¿Por qué darían su vida para salvar la de otros?

-No pienso salvar la de otros, solo la tuya... No debí permitir que Yuuki engrosara esa brecha que nos separa, ahora, a tus ojos, soy tu simple enemigo. Debí dejarte al cuidado de Yuuki. Los sentimientos que tu sientes por ella son más fuertes....

-Eres un tonto. –le interrumpe apartándolo con suavidad con su mano, frunciendo sus cejas–. Primero dices que darías tu vida por mí, y ahora sales con que me entregarías así no más. Crees que haré lo que tu quieras. Cuéntame todo. Quiero saber quién eres. Por qué... por qué yo... ¡Maldición, habla!

Simplemente es visto por esos ojos castaños, desagradándole esa serenidad con la que lo veía. A cambio, es tomada su muñeca por el castaño atrayéndolo contra él. Trata de apartarse con apoyarle la mano en el torso y alejarse, pero el castaño no cedía.

-Porque la forma en que te amo no te permite sonreír desde el fondo de tu corazón.

-... –se ruboriza por esa confesión, provocándole bajar su mirada violeta y detenerse–. Estamos en un punto muerto.

Entrecierra Kaname sus ojos ante ese rostro confuso, entristeciéndolo, ya no soportando no poder expresarle sus sentimientos, por eso se impulsa a jalar esa muñeca que sujetaba por sobre su hombro.

Levanta Zero su mirada, admirando con detalle ese rostro bastante cercano al suyo, que se inclina juntándose sus labios. Quedando el cazador con su muñeca apresada y su mano apoyada en el torso del mayor mientras se realizaba ese tierno y pausado beso, asimilándolo con sus ojos abiertos. Finaliza el mismo castaño ese gesto, no apartándose ni demostrando querer hacerlo.

En otra situación, le hubiera volado la cabeza por ese atrevimiento, pero en ese momento... no sabía que hacerle.

-Mi largo viaje finalmente ha llegado a su fin. Permíteme mostrarte donde está tu corazón. Si es que aceptas a alguien como yo, Zero.

-Creo que, así está bien para mí. Siento... –baja su mirada violeta con una pequeña sonrisa– que solo me importa el presente.

Suficientes palabras para Kaname que se inclina para darle otro beso, tomándolo de la mejilla.

Se deja acostar nuevamente sobre esas sabanas, rodeándole con ambas manos la cintura al castaño sin dejar de besarse.

 

No sabe cómo ni en qué momento ya se encontraba entre esas rojas sabanas bajo el cuerpo del castaño, compartiendo ambos la misma desnudes. Se había rendido a sus tiernas y delicadas caricias y al calor de su cuerpo, sintiendo como esas manos recorrían cada parte de su blanca piel. Suspira largamente en placer.

Sentía esa contraria respiración tanto como la suya agitada, chocando la de ese castaño contra su pecho mientras le daba pequeños besos y mordiscos, haciendo que su espalda se arqueara por el placer y de su garganta escaparan profundos y largos gemidos, estremeciéndose su cuerpo entre esos brazos.

Completamente rendido estaba bajo ese castaño, no desagradándole sus caricias, besos, palabras cargadas en placer y ese amor que quería entregarle. Su raciocinio de cazador desaparece para permitirle a su corazón entregarse a ese ser que se supone era su más grande enemigo.

Respira agitadamente el cazador, inclinando ligeramente la cabeza hacia atrás en un intento por tomar aire.

-Ah... –jadea-

Pero, siente un aroma bastante conocido para su nariz inundar ese cuarto cerrado, haciéndolo inconscientemente abrir sus ojos y exponer unos rubíes en vez de sus violetas, posándolos sobre los castaño, quedando ensimismado por lo que nota. Ese castaño clavaba su colmillo en dos de sus dedos, dejando brotar ese líquido rojo.

-Si lo deseas, solo tienes que pedirlo. –opina Kaname con una sonrisa pícara-

Mortalmente se le suben los colores al rostro, ya de por si acalorado por el deseo, ahora a causa del tono lujurioso en su voz y la vergüenza, solo desviando su vista.

-Idiota. –replica sin verlo, cerrando sus ojos para disipar su sed-

Kaname solo ríe mientras conduce sus lubricados dedos a ese cuello de porcelana, acariciándolo con las yemas empezando a dejar pequeñas manchas rojizas, para luego bajar y ser él mismo quien las retirara, descendiendo lentamente su mano por la curvatura de ese cuello trazando un camino por su torso y vientre, realizando una curva por su muslo. Haciendo inclinar la cabeza platinada hacia atrás, exponiendo su cuello y que siguiera devorando su piel.

-Ah... –gime el cazador entrecortadamente por la placentera sensación de esa boca, dejando a la vista sus propios colmillos, deseando que esa piel fuera penetrada por los del mayor-

Lentamente el platinado separaba sus piernas, permitiéndole al castaño acomodarse mejor entre ellas, sintiendo aumentar su sonrojo al ojear al vampiro y saber de su descarada mirada castaña puesta sobre todos sus movimientos. Sus pensamientos de vergüenza desaparecen a un lugar muy lejano de esa habitación cuando siente esos dedos ensangrentado al inicio de su entrada.

No pudo evitar ponerse nervioso, tensándose un poco, dejando escapar un pequeño quejido de incomodidad e inseguridad. Y entonces, otra vez, una ternura que no pensó que un ser de esa especie pudiese sentir se manifiesta en caricias en su mejilla, desplazando sus labios a su pómulo, dándole un pequeño beso.

-Confía en mí. Está vez, no te lastimare.

Posa su mirada violácea contra la del castaño, gritándole una vocecita en su cabeza que le creyera. Que ese Chupasangre jamás sería capaz de hacerle daño, que siempre lo protegería. Y pensar eso, aún más lo confunde.

Empieza a relajarme, respirando todo el aire que pueden recibir sus pulmones y sintiendo poco a poco cómo uno de esos dedos entraba lentamente en su cuerpo. Muerde sus labios, reprimiendo esa docena de gemidos que querían escapar de su garganta, pero extrañamente, su cuerpo es invadido por la lujuria, como si lo hubieran hecho infinidad de veces. Como si no fuera la primera vez que intimaban y era tratado con ese infinito amor que le profesaba.

-Mmm...

Prontamente, un segundo dedo le hace compañía al segundo en esa dilatación convirtiéndose en algo placentero, sintiendo un beso del castaño, tomándole la mejilla y perdiendo parte de sus dedos en sus cabellos platinados cerca de su mejilla.

 

-Zero.... –jadea ese nombre sin dejar de robarle el aire ni de detener su dedos-

Cualquier pensamiento es interrumpido a causa de sentir la punta de ese miembro en su entrada, comenzando a presionar. Lentamente se abre paso el castaño, dejando que se fuera "amoldando" poco a poco a esa intromisión, rompiendo el albino el beso y arqueando su espalda por el placer, clavando sus dedos sin medir su fuerza en esa espalda.

En poco tiempo estuvo Kaname en su interior, botando de sus pulmones el aire que inconscientemente sostuvo, escapándosele una exclamación de satisfacción.

Sonríe el castaño satisfecho por ese suspiro del albino, sintiéndose por completo rodeado por esa estrechez. Lo había conseguido, ambos disfrutaban.

 

-Ah.... Ahh

-Ze... ro...

Fuertemente el cazador se abrazaba al otro, reprimiendo de sus labios uno que otro gemido que quisiera escapársele. No era para menos si su interior era desgarrado por completo, sintiendo la punzante erección entrando y saliendo de sus entrañas excitándolo y haciéndolo perder completamente la cordura. Cierra los ojos, desviando su rostro y rozando su nariz con esos oscuros cabellos, el dolor hace mucho había mermado, pero el aroma que liberaba ese cuerpo contrario iba en aumento. Inesperadamente lame ese cuello y sin decir palabra clava sus colmillos en él.

-Ah! –se sobresalta Kaname, rodeando por inercia aún más ese cuerpo-

Bebía esa sangre, que solo hace que sintiera más ganas de ser penetrado, obligándolo a mover sus caderas y enredar sus piernas en la cintura del mayor. Deseaba seguir así, siendo presa del magnetismo de esa sangre, pero no quería caer a la locura o algo, por eso, simplemente lo libera, posando sus ojos sobre los ojos rojos del mayor que lo miraban profundamente y no con rabia por su atrevimiento.

Ninguna palabra se escuchaba en ese cuarto, solo una mezcla de gemidos, jadeos y suspiros extasiados, demostrando la satisfacción que los cuerpos protagonistas allí dentro disfrutaban.

Ya imposible de pensar más o siquiera algo, el cazador se corre manchando ambos cuerpos, botando una larga exhalación que reemplaza esa sarta de "bonitas palabras" que querían salir de su mente a su boca. Sintiendo como su semen se esparcía por su vientre, y caía hasta llegar a las sábanas.

Su pecho subía y bajaba descontroladamente buscando recuperara el aire perdido, pero asimismo por las penetraciones del castaño, éste aún seguía con su frenético vaivén haciéndolo agitarse en esas sabanas mientras se escuchaba la ronca voz del vampiro gimiendo y exhalando, solo teniendo Zero que afirmarse al cuerpo del mayor con rodearlo con sus brazos y piernas, causándole a su miembro una placentera fricción.

-Ze... ro...

Luego, el platinado finalmente se sintió llenado, la sustancia lo quemaba pero satisfacía. Ni siquiera se atrevía a liberarlo. No quería perderlo...

 

*                   *                   *                   *                *

 

En el distante pasado que vi, ese Sangre Pura ayudó a los humanos. Les ofreció su afecto y fue traicionado, pero aun así, él permaneció al lado de ellos como su aliado, a pesar de haber perdido a su compañera más fiel y quien lo amaba, y de haber perdido a sus camaradas. Siempre... siempre.... siempre

Él ha sufrido.

Entreabre Zero sus ojos, viéndose con la compañía de ese castaño, sobresaltándose un poco por la cercanía de sus rostros, rozándose sus cabellos y por poco su frente. Lo observa con detenimiento, notándolo profundamente dormido. Estando el uno frente al otro bajo la misma sábana, pudiendo sentir los brazos del mayor rodear su cuerpo.

-Kaname... –murmulla, tomándole la mejilla con una de sus manos– "¿Por qué creo que te conozco? Precisamente tuve un sueño con tus ojos viéndome con tristeza. ¿Tanta devoción me tienes?"

Él lo llamaba devoción, porque no se atrevía a llamarlo amor. No podía llamarlo amor.

Repentinamente, ese dolor de cabeza le molesta, provocándole tomar su cabeza, cubriendo uno de sus ojos violetas cerrando el otro.

-Te duele algo? –abre sus ojos sin apartarse de él-

-Uh? Solo un poco. –confiesa Zero regresando su mano a tomarle la mejilla– ¿Por casualidad tu eres Kuran Kaname?

-Ese soy yo ¿Por qué preguntas? –no demuestra su curiosidad de haber sido recordado-

-Porque se me mando cuidar tu mansión, al igual que a Kaito. No demorara en venir. –cierra Zero sus ojos en agotamiento, bajo la mirada de Kaname-

 

 

-Además de querer acabar con todos los Sangre Puras, Kaname planea convertirse en el nuevo Metal.

Con ese pequeño rubio de ojos azules estaba Ichijou recostado en el muro, mientras le daba su biberón.

-Lo cual, por supuesto ha enfurecido a los Sangre Puras que quedan ya que Kaname ha decidido ser aliado de los humanos, y eso sin contar que ha decidido estar con Kiryuu-kun. Permanecer a su lado es algo muy peligroso, por lo tanto...

-Por lo tanto qué? Quieres que me vaya de aquí sólo porque es peligroso. –muestra Rima su negativa, de pie frente al rubio padre–. Si Shiki se queda, yo me quedo también, y no me importa que ustedes tengan una relación.

-Eso es porque, aunque le diga que no y se lleve a Hideki, de seguro me ignorara y se quedara de todos modos... o usara a Hideki. –suspira, ojeando a su despierto niño-

Desde que Shiki sabía que Hideki era su hijo no dejaba de preocuparse por él. Pero, ninguno pasaba palabra del cómo se dio ese pequeño.

-Sí, es cierto, hasta a mí me sorprende. –suspira ella, viendo a su amigo–. Cuando le pedí que dejara de seguirte, él me dijo que quería saber si tú estabas bien ¿cierto, Shiki?

-... –se ruboriza el pelimarrón, desviando su mirada–. Lo siento, Rima pero Ichijou-san al igual que tú, estuvo a mi lado en la etapa más oscura de mi vida, brindándome su apoyo. Así que...

-Yo solo cuidaba el preciado contenedor del Senado tal y como me lo fue ordenado. –le interrumpe el rubio, fingiendo mayor interés en su hijo. Le dolía recordar ese momento-

-Eso no es cierto, Ichijou! ¡Aunque tú no quieras decírmelo sé que te hice daño! Que... que Hideki es producto de ese abuso que viviste. –lo observa con dolor-

-No es tan simple. –trata de mostrarse fuerte-

-Ya basta! –se le acerca, estirándole la mano–. Ichijou, quédate conmigo. Me importas y sé que tú igual por mí. Así que, permanece a mi lado, Permanezcan los dos junto a mí.

-... –se abren sus ojos verdes en sorpresa, habiendo soltado el biberón de su hijo, que Shiki sostiene a tiempo-

Ve como ese menor se le acercaba, besándolo. Cierra sus ojos para entregarse a ese beso dado por iniciativa de Shiki, mientras que el modelo sostenía el biberón de Hideki que continuaba bebiendo en calma, observando a sus padres.

-Ya era hora. –suspira la anaranjada de coletas-

-Y tú Rima, si estás preocupada por mí, quédate. –ve a su amiga-

-Si se quedan quiero que comprendan lo que significa para ustedes, siendo vampiros, permanecer al lado de Kaname. –muestra un gesto de seriedad pese al agradable momento–. Hay un verídico rumor de que los Sangre Pura restantes han formado una alianza en contra de él. La Asociación está monitoreando la situación de cerca, y dada la gravedad del asunto, ha enviado a sus mejores cazadores para que proteja esta Mansión.

 

*                *                 *                 *               *               *

 

En pasos suaves avanzaban ese par de escoltas hacía esa casa, hallándose el anfitrión recostado en el marco de  la puerta abierta, con sus brazos cruzados. A la cabeza, Yuuki solo puede posar en silencio sus ojos en Kaname, quedando Kaito detrás reprimiendo cualquier sentimiento de desagrado hacía "ése". El castaño simplemente cede la entrada.

-Lamento que la mansión tenga que oler a sangre.

-Lo trajiste a la casa donde nací... Para asegurarte de mantenerme alejada y que no me involucrara en tu camino, por eso creaste ese crimen, con el fin de que me decepcionara de ti. Hasta el final te aseguraste de que no descubriera nada. Hace 11 años en aquella montaña, desde el primer momento en que abrí los ojos comenzaste a mentir.

Empuña Yuuki sus manos colocándose frente a ese impávido Kaname, quien por segundos ve de reojo hacía esas escaleras de la entrada ubicadas detrás suyo.

-Me protegiste del Senado y a cambio de una vida pacífica para mí, te convertiste en un anzuelo para los vampiros. Te esforzaste en ocultar tu sed cuando la sangre que deseabas era la de Zero, entonces decidiste permanecer a mi lado, para que no viviera sola para toda la eternidad. Ahora... me dejaras por él

-Probablemente tus acciones y pensamientos hacía mi cambiaron ¿Pero hacía él? ¿Lo lastimarías por tenerme? –se aparta de la puerta, acercándose a las escaleras–. Cuento contigo para protegerlo.

-Eres un egoísta. –reteniendo el dolor en sus puños lo observa-

-Lo sé. –subiendo esas escaleras sonríe Kaname–. Permanezcan alertas, hasta que la fundición que consumirá mi vida esté lista.

Hacía ese cuarto se desplaza, abriendo sin tocar, notando a Zero con una mirada molesta, sentado en la cama dándole la espalda.

-La fundición ya casi está lista?

-Nos estabas espiando? –no responde el cazador–. Deberías mostrarte ante Yuuki al menos, la han enviado en tu reemplazo. –no recibe respuesta, continuaba molesto–. Zero...

-Cómo puedes estar tan tranquilo? –lo ve por sobre su hombro, persistiendo su molestia–. Solo anoche decías... –regresa una triste mirada a la cama–. que estarías a mi lado. No te entiendo. ¡A demás, quién te dijo a ti que ella es mi reemplazo!

Suspira Kaname, prefiriendo acercársele rodeándolo por detrás.

-Este es un método menos agresivo que el continuar matando a los Sangre Pura. Solo quiero protegerte. –le toma el mentón haciéndole a Zero girar, dándole un largo beso-

De imprevisto, el castaño le toma la muñeca, levantándolo de la cama, conduciéndolo a la puerta.

-A dónde me llevas? Kaname, basta, también está Kaito. ¡Kaname! –trata de negarse a esa firme mano rodear su muñeca, sirviendo en vano-

 

 

-Entra y toma un poco de té. No te quedes ahí parado. –ofrece Ichijou a ese castaño cazador, luego de Rima y Shiki haberse ofrecido para cuidar a Hideki en otro extremo de la mansión-

-Lo siento, pero no soy una visita.

-Kaname! ¡Maldición, donde habré dejado a Bloody Rose! ¡Juro que cuando la encuentre me vengare por esto!

Por sobre su hombro ve Ichijou como Kaname toma incluso de la cintura a Kiryuu para meterlo a la estancia, notando la vergüenza que le daba al platinado toparse con su compañero cazador, simplemente baja su mirada violácea para cruzar, pero, la mano de ese inmóvil Kaname asida a su cintura le impide cruzar el marco de la puerta para irse.

-Lamento que Zero no te haya saludo a pesar de que eres nuestro guardaespaldas y su compañero.

-Zero? ¿Desde cuándo le llama así?" –piensa Kaito, sin dejar exhibir su desagrado a ese trato del chupasangre con el albino-

¿Acaso Kaname lo estaba exhibiendo con Kaito, o qué?

-No tiene por qué Zero hacerlo. –dice Kaito-

Zero logra liberarse de Kaname para dar media vuelta para irse, pero nuevamente esa pinza que ese Pura Sangre tenía por mano sujeta su brazo, imposibilitándole seguir.

-Ya que estamos aquí, bebamos algo de té. Tú también, Kaito-kun. –propone Kaname con una suave sonrisa-

El cazador solo puede ver a su compañero y bajar su mirada apenada. ¡Iba a matar a ese Chupasangre que empezaba a tentar su suerte! Repentinamente esa punzada en su cabeza se presenta obligándolo a tomarla, preocupando a Kaito, pero no a Kaname que lo recuesta contra su pecho, apoyándole la mano detrás de la cabeza, entrándolo.

Se deja sentar Zero en esa pequeña salita sin apartarse de ese torso a causa de ese mareo, recostándose en él, rodeándolo Kaname con un brazo contra sí posesivamente.

-Quieren un poco más de té? –ofrece Ichijou a ese trío sentados en esa salita-

-Por qué no lo sueltas? No va a salir corriendo si le permites un poco de aire. Está incómodo. –recostando su mano contra su mejilla opina Kaito, con su codo en el brazo de la silla-

-Quién? ¿Tú o él? –afirma su brazo contra la cintura del platinado, tomando esa taza que le ofrece a Ichijou-

-Sí. –la llena el rubio-

-Kaname. –gira Zero a verlo, frunciéndose sus cejas, tratando de apartársele-

-Iré a vigilar, continúen ustedes. –se incorpora el castaño cazador-

-Kaito, espera. –se incorpora el albino cazador. No le gustaba el juego de Kaname de exhibirlo como si fuese su posesión–

-Si te disculparas eso me molestaría. –le interrumpe el castaño cazador sin verlo. Yéndose-

Suspira Zero por esa respuesta de su compañero, pero luego, su entrecejo se frunce posándolo en ese otro castaño sentado que continuaba sujetándolo posesivamente.

-Yo... Es mejor que los deje. –repara Ichijou en ese gesto del cazador. Una discusión se avecinaba, y él estaba en el lugar equivocado–. Aún hay té. –sale-

-No sé qué pensar sobre ti. Aunque, debo reconocer que nunca presenciaría la "celopatia" de un Chupasangre hacía un cazador. –con cierto tono de burla comenta Zero sin dejar de verlo-

-Por ti sería capaz de hacer muchas cosas.

Traga grueso el albino desapareciendo su gesto molesto, ruborizándose mortalmente. Para disimularlo prefiere incorporarse pero, la mano de Kaname en su muñeca se lo impide, jalándolo hasta su posición y besándolo.

-Ven, quiero mostrarte algo. –le toma con su otra mano la mejilla albina por tener ese rostro cerca al suyo-

 

No protesta el cazador por ser su muñeca aún apresada mientras avanzaban por ese pasillo, como si él le impidiera huir o algo, simplemente la admiraba. Era como si el castaño quisiera aprovechar el más mínimo segundo para preservar su compañía. Por extraño que sonara, ya que, de vez en cuando sentía ese pulgar frotarse o incluso más presión de la necesaria de esos dedos. El mismo castaño abre la puerta, entrando.

Repara en ese cuarto a que fue llevado, decorándolo un piano con su butaco, un largo sofá griego y una mesa. No habiendo ventana alguna, algo muy común en esa mansión.

-Seiren, ven aquí.

Rápidamente ve Zero como una mujer de cabellos azulados penetra, agachando su cabeza realizando una venia.

-Me trajiste aquí para que viera a tu guardiana? –inquiere arqueando su ceja-

-Seiren, toma el piano y toca la partitura que frente a el ahí. –suavemente ordena ignorando al cazador-

-Como ordene, Kaname-sama. –realiza una venia para después hacer lo ordenado-

Siguen esos ojos violetas esa mujer en extrañeza, misma que toma asiento frente al piano, destapa las teclas y abre esa cartilla. Confuso ve de reojo a ese castaño, que por cierto, no lo había soltado aún, encontrándose sus miradas, sonriéndole Kaname suavemente. ¿Qué tramaba ese Chupasangre?

-Uh? –a sus oídos llega esa melodía-

Cualquier pensamiento es interrumpido por el sonido de esas teclas. Era la misma melodía del baile en donde... ¿En dónde se besó con Yuuki?

-Cómo tú...? –posa sus ojos violetas extrañados en Kaname-

-Eso no importa. Lo que yo deseo es que bailes conmigo.

-Qué? Yo no sé bailar. –dice a su defensa para zafarse de ese pedido-

-... –sonríe Kaname suavemente–. No puedes justificarlo. ¿O, tu como cazador, que a todo tipo de peligros se ha enfrentado, esto te quedara grande?

-Oh, no. No me manipularas con eso. –se contagia por esa sonrisa apartándose, no dejando de admirar esas joyas castañas–. No lo haré. Detesto el baile.

-No es escusa. –no se dejaría vencer por el albino–. Concédeme ser tu pareja ¿O quieres que llame a Yuuki?

¡Además de Chupasangre, manipulador! Se traga Zero esas "lindas palabras" dirigidas a ese vampiro. Sabia cuál era su talón Además, porque le daban tantos ¿...celos? cuando veía a ese par juntos. Dejándose vencer suspira. Cerrando sus ojos toma valor y estira su mano a dirección de donde estaba el mayor, abriendo sus párpados después con su violácea mirada entrecerrada.

-Si llegas a pisarme me vengare.

-Cómo? Si Bloody Rose la poseo yo. –orgulloso se atreve a decir, asimismo tomándole la mano y rodeándole la cintura-

-Bastardo. –sin prohibirle tomarlo exclama ese piropo-

-Me permitirás guiarte?

-Uh? –lo ve por esa pregunta hecha con dulzura, ruborizándose. Solo asiente tímido, sin poder dejar de ver esos ojos castaños–

Se deja guiar por ese castaño sin poder retirar sus ojos de él. Sólo disfrutaba de ese tiempo dedicado a ese "tonto baile". ¿Entonces por qué lo sentía tan especial? ¿Por qué se sentía especial? Y ese pensar lo hacía enfurecer. ¡Se suponía que era su enemigo, y se había entregado a él sin pensarlo!

-Pasa algo? –inquiere Kaname por reconocer un gesto inconforme en vez de esa sonrisa tímida en el cazador-

-Por qué? ¿Por qué haces esto? –en voz suave posa su mirada violeta sobre la castaña-

-Así que es eso.

-Te parece poco. ¡Soy un cazador, tú un Sangre pura! ¿Por qué se da esto? ¿Soy un juego o es tu manera de vengarte de todos los Cazadores. Dímelo? Yo...  –se detiene, bajando su cabeza en tristeza. No soportaría escuchar que todo era un juego-

-Por lo menos no me dijiste Chupasangre.

-... –inevitablemente se borra su molestia, contagiándolo una sonrisa–. Tonto. –suspira, levantando su cabeza para verlo. Sintiéndose de nuevo guiado por Kaname en ese baile–

-Años atrás, antes de que estudiara en la Academia Cross...

-Estuviste en la Academia Cross? ¿Cómo, si yo era el guardián y nunca te vi? ­–le interrumpe-

-... –lo observa en silencio, disimulando esa inconformidad de haber sido olvidado–. Seguramente no me hacía notar a tus ojos. En esa época.... –retoma su relato sin dejar de moverse. No servía de nada enojarse con "el olvido" de su Caballero–. Uno de los dormitorios era ocupado por un par de menores, uno era una pequeña niña muy despierta y bastante alegre, pero, todo lo contrario era el caso del niño. Él era... muy tímido. Eso era lo que yo pensaba, y lo que me intrigaba.

-Qué? ¿Estoy frente a la confesión de tu primer amor? –bromea sin dejar de bailar, viéndole una risa suave-

-Era Introvertido. Su forma de protegerse era fingiendo autosuficiencia, pero en realidad... el temía del mundo. A ser herido. –se entristece, desviando su mirada–. Su mirada severa pero que camuflaba tanta tristeza me recordaba a alguien de mi pasado. Así que... quise saber. Por eso, yo iba a su cuarto cada noche...

-A... su cuarto? –lo observa con interés evocando una vivencia de su pasado-

 

Tenía miedo, mucho miedo. ¡Quería que parara! Él no pidió eso. ¿Porque a él?

Estruja entre sus dedos esa almohada debajo de su cabeza, cerrando fuertemente sus párpados.

-Ah.... Ichi... –jadea entre dormido-

-"Piensas en él ¿cierto? Pero también en ella..."

Lentamente siente como se pasean dos dedos sobre su cuello vendado junto a esa voz desconocida a sus oídos. ¿O era una alucinación en medio de su pesadilla? No le importaba, esa voz lo empezaba a tranquilizar.

-Dime, ¿Por qué tus ojos me recuerdan a alguien? ¿Eres alguien importante en mi vida?

-Ichi... ¡Ah! –abre de golpe sus ojos ante esa pesadilla convirtiéndose en un recuerdo–

Lo aparta de golpe con ayuda de sus manos, admirando fijamente esos ojos castaños respirando agitadamente. ¿De cuándo era eso? Repentinamente, un zumbido golpea su cabeza, obligándola a tomarla con una de sus manos y cerrar sus párpados. Demás imágenes llegaban a su mente...

 

Se incorpora Yuuki de la cama al ver a ese chico con sus ojos cerrados, prefiriendo retirarse.

Sus párpados comienzan a moverse involuntariamente, esas pesadillas no se habían ido. Pero, una mano se recarga sobre su cabeza, empezando una sesión de caricias, relajándose su rostro y empezando a respirar pausadamente. Quedando esa nueva presencia sentada en el borde de la cama, acariciando a ese platinado en silencio.

¿Era Yuuki...? Claro que debía ser ella.

-"Aún busco la respuesta... Dime, ¿Por qué tus ojos me recuerdan a alguien? ¿Eres alguien importante en mi vida?"

-No... es mentira. Era Yuuki ¿no? Claro que era ella. –se convence abriendo sus ojos y viendo sus manos, negando–. ¡Ese niño era yo! ¡ERA YO! –lo señala molesto-

-Zero... perdóname por no haberlo visto antes. –se le acerca, retrocediendo a cambio el platinado, causándole dolor–. Tú eres...

-Cállate! ¡Cállate, no hables! –se quiebra su voz–. No hables porque.. –retiene el llanto cerrando sus ojos. Toma aire con sus ojos cerrados, él nunca lloraría delante de un vampiro– ...porque no sabré si es una maldita farsa o en realidad abres tu corazón a tu enemi... –es callado ante esos labios pegados a los suyos-

Es besado mientras sus mejillas son tomadas por las manos del castaño, profundizándose su beso, obligándolo a retroceder hasta donde se hallaba ese sillón romano.

-Retírate, Seiren, y no permitas que nadie entre. –rompe el beso para ordenar-

-Suéltame. No quiero estar ni un minuto contigo. –forcejea, pero es sentado en el mueble–. Búscate otr... –sus boca es obstaculizada por la de Kaname, devorándola-

La peliazul simplemente obedece, saliendo sin expresión alguna de la estancia.

Nuevamente empuja Zero con sus manos al castaño de su cuerpo, pero solo consigue que a tiempo sus muñecas fueran tomadas por ese vampiro, mismo que se arrodilla delante suyo, exteriorizando un gesto de tristeza.

-Seguramente siempre te has asegurado de que los demás no sepan la verdad del "Rey". Ése que solo miente y daña. ¿Por qué no simplemente acabas con esta farsa y me dejas en paz?

-Eso es lo que quieres tú?

-... –desvía su mirada violeta, no sabiendo que responder. Esa pregunta lo confundía–. Eres un tonto... Pero... –regresa su vista a verlo, continuando sentado con sus manos inmovilizadas–. No.

-Quiero hacer lo posible para disfrutar estos días contigo. –nuevamente apoya una mano en esa blanca mejilla aproximándose a su rostro–. ¿Lo aceptas?

-... Tratare. –en un suspiro pega su frente a la del mayor–. Pero no te atrevas a "querer" bailar de nuevo. –sonríe-

-... –sonríe Kaname por esa condición–. Tratare.

Notas finales:

Espero lo hayan disfrutado tanto como yo haciendolo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).