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The One And Only por keny_shawol

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Notas del capitulo:

Sé que no es sábado, pero cambiaron mi horario de trabajo de los sábados y el tiempo se me fue demasiado rápido, para cuando llegue a casa lo único que quería era dormir. Sí, hoy será domingo de actualización. 

Kibum le estaba besando.


 


Y no era un Kibum de sus sueños, ni su imaginación. Era un Kibum real, de carne y hueso, y Minho podía sentirle, gracias al delgado cuerpo que se presionaba contra el suyo. Y se sentía realmente bien.


 


Su mente estaba invadida de preguntas que necesitaban una pronta respuesta, pero Minho no podía hacerlas en ese momento. Primero disfrutaría.


 


La boca de Kibum estaba tomando todo de él, cada respiración, cada suspiro, y cada palabra. Era delicioso, y Minho sintió como si el aire por fin llegara a sus pulmones después de lo que parecieron décadas sin él.


 


Estaba siendo un exagerado, pero a Minho no le importaba. En lo único en que podía pensar en ese momento era en la dulce boca que le atacaba y en las suaves manos que recorrían su cuerpo como si no hubiera mañana.


 


Sus manos entonces se enredaron en la cintura de Kibum, y se sentía realmente bien tenerle entre sus brazos. Minho se dedicó a disfrutarle, porque una parte de él, aún tenía miedo que sólo fuera algo rápido que pudiera acabar en el peor escenario posible. Entonces mordió y saboreó y dejó que sus manos formaran figuras extrañas en la cintura de Kibum.


 


—Pensé que te habías marchado. —Suspiró contra sus labios, cuando Kibum al fin dejó escapar sus labios. —Me estaba muriendo pensándote lejos.


 


Kibum humedeció sus labios, y después los mordió, evitando totalmente su mirada.


 


—Estaba. —Él murmuró, retorciendo sus manos juntas. —No pude hacerlo, Minho, estaba ahí, y simplemente no pude hacerlo.


 


Kibum dejó caer los hombros y le pareció como si un gran peso cayera de ellos, de Kibum, con sus palabras. Minho acunó su rostro y su pulgar caminó por su mejilla, sonriéndole cuando sus ojos se encontraron.


 


—¿Por qué?—Minho no necesitaba decir más, porque estaba seguro que Kibum reconocía que había algo más después de su interrogante. ¿Por qué te marchaste? ¿Por qué al final no lo hiciste? ¿Por qué?


Kibum bajó la mirada y sus labios se abrieron suavemente. Su mirada entonces brilló y Minho reconoció la duda en él.


 


Pensó que daría todo por regresar a ese tiempo en donde Kibum hablaba de todo con él, desde sus más grandes secretos, hasta sus peores miedos, sin duda ni nada que lo bañara. Pero este no era el pasado, y Kibum y él tendría un largo camino para lograr una relación como la de antaño.


 


—Estaba ahí. —Kibum comenzó. —Y Daehyun dijo que era todo lo que queríamos, y lo era, en el pasado lo era. —Sus labios se cerraron, y su mirada encontró la suya. —Y estaba a punto de hacerlo, pero pensar que ya no te vería nunca más fue peor de lo que pensé.


 


—Kibum…—Minho dijo, pero Kibum le interrumpió levantando la mano.


 


—Pero soy un estúpido. —Kibum negó con la cabeza, mientras retrocedía. —Porque tú aún tienes miedo, aún no estás dispuesto a intentarlo como yo quiero. Y lo sé, ¿Por qué sigo aquí? Podría estar lejos y tratando de olvidarte, pero de sólo pensar no verte, me vuele loco…


 


—Detente. —Su índice presionó los labios de Kibum suavemente, deteniendo cada palabra que escapaba de él.


 


Minho entendió todo después de eso. Los retazos de su última conversación juntos, las preguntas de Kibum que no parecían terminar, su último encuentro y lo que recordaba como una despedida borrosa entre ellos.


 


—Tengo miedo, Kibum. —Tal vez siempre lo tendría. —No sólo tengo que decirle al mundo quién realmente soy, a mis padres también, a mis amigos a todos, porque siempre he vivido una mentira y tal vez sólo tú y lo chicos saben quién realmente soy.


 


—Lo sé. Dios, lo sé. —Kibum suspiró, y sus manos despeinaron su cabello, haciéndolo ver adorable. —Sabes cuán difícil para mí fue hacerlo, también. Pero es lo que soy y soy feliz de esta manera.


 


—Lo sé, cariño. —Murmuró, mientras sus manos buscaban las de Kibum. —Y ojalá pudiera regresar el tiempo, y atravesarlo contigo, y nunca podré pedirte perdón el tiempo suficiente por lo que hice.


 


—Minho. —Kibum susurró y sus manos apretaron las suyas suavemente, confortándole con ese simple gesto.


 


—Espera, Bum. —Él dijo y dejó que su pulgar vagara por la mano de Kibum. —Tengo miedo, pero estoy dispuesto a intentarlo, porque no puedo vivir de nuevo sin ti. Quiero que todos sepan lo mucho que te amo, lo mucho que lo seguiré haciendo, y me llevará tiempo. —Su mirada encontró los pequeños ojos salvajes que brillaban, —y espero que entiendas eso, y sí, Bum, quiero intentarlo, sin ocultar lo que realmente soy.


 


Eso era todo, sus palabras estaban dichas. Minho no mentía, él quería intentarlo, pero tenía que ser realista, necesitaba tiempo para hacerlo, tendría que decirles a su familia, y amigos, y él tenía miedo sobre todo.


 


Pero esperaba que todo estuviera mejor si Kibum estaba a su lado. Porque Minho siempre estuvo bien con Kibum y estaba seguro que él podría ayudarle. Kibum había pasado por eso ya, y él necesitaba tenerlo entre sus brazos, y necesitaba que esta vez fuera Kibum quien murmurara que todo estaría bien para él, para ellos.


 


—¿Es así?—Kibum preguntó, presionando sus cuerpos juntos. —¿Estás dispuesto a intentarlo?


 


—Tengo miedo, pero esto es lo quiero, y está bien tener miedo, ¿cierto?—Kibum asintió, y una suave sonrisa bailó en sus labios. Minho sonrió hacía él, sintiendo su corazón latir aceleradamente. —Por supuesto que estoy dispuesto a intentarlo, Bum. —Minho rozó sus labios suavemente. —Eres lo quiero, cariño.


 


—Eres lo que quiero, también, Minho. —Kibum susurró, presionando sus frentes juntas. —Te amo.


 


Minho sonrió, tomando la boca de Kibum entre sus labios y murmurándole una y otra vez lo mucho que le amaba.


 


Y mientras sus pasos se dirigían hacía un lugar más cómodo, Minho sintió que realmente era feliz.


 


 


 


Ellos estaban bien. Habían estado pasando demasiados momentos juntos.


Minho y él tenían las mismas peleas como cuando era más jóvenes e inmaduros. Ellos peleaban sobre programas de televisión, sobre la cena de ese día, sobre la ropa qué deberían usar, y sobre Minho andando sin camisa en el desayuno. Aunque eso, particularmente, a Kibum ya no le importaba.


 


Se sentía bien, no el pelear, pero sí el mantener esa relación con Minho, como si todo estuviera bien y nada malo pudiera ocurrir. Kibum lo estaba disfrutando.


 


Sin embargo, ellos pasaban la mayoría del tiempo en casa de Minho, o en su pequeño departamento. Kibum se había acostumbrado a dejar el suéter en el sofá, desayunar y pasar las noches ahí. Y Kibum sentía que parecían como una vieja pareja de casados. Y se sentía bien.


 


—Tal vez, —Kibum murmuró, mientras dejaba caer la cabeza en el hombro de Minho. —Deberíamos salir a cenar.


 


Kibum estaba intentándolo, él realmente estaba dejando que Minho se acostumbrara de nuevo a ellos, y se sintiera preparado para salir al mundo. Con él en sus manos. Y Minho había aceptado, ellos habían hecho compras juntos, y a veces simplemente salían a dar un paseo por las noches cuando los ojos curiosos dormían.


 


Pero Kibum sentía esas escapadas algo como amigos. Minho y él caminaban juntos, con sus brazos rozándose, y sonriéndose algunas veces, pero eso era todo. Minho no le tomaba de las manos, ni le besaba en público, ni decía palabras cariñosas hacía él.


 


Kibum le entendía. Trabajaba duramente en eso todos los días. Él no podía esperar que Minho hiciera todo en un solo momento, Minho tenía que aceptarlo poco a poco, tenía que dejarse ir y dejar de pensar en el mundo exterior y sólo en lo que él quería.


 


—¿Eso es lo que quieres?—Minho preguntó, Kibum sintió las manos de Minho envolverle la cintura. Kibum asintió segundos después, y Minho sonrió antes de besarle el cuello.


 


Kibum sintió el placer invadir su cuerpo, sucedía cada que Minho besaba sus zonas sensibles y mordisqueaba suavemente logrando que escaparan suaves gemidos de él. Minho decía que le encantaba escucharle, y Kibum sólo sentía las mejillas arder después de sus palabras.


 


—Está bien, Bum, iremos  donde quieras.


Kibum detuvo sus manos, que corrían hacía el cabello de Minho, y frunció el entrecejo, mirando directamente a los grandes y hermosos ojos de Minho.


 


—¿Estás seguro?—Él preguntó, dejando que esta vez sus manos atraparan los mechones castaños del cabello de Minho. Se enredaron con naturalidad, y pasearon de un lado a otro, disfrutando del gesto. —Si no estás listo… —Kibum dejó que sus palabras murieran y sus ojos nunca dejaron los de Minho.


 


—¿Por qué no habría de estarlo?—La pregunta de Minho, se apagó contra su cuello, cuando Minho escondió su rostro contra él. Kibum rió, por las cosquillas y sus manos bajaron hasta la espalda de su novio, sosteniéndolo contra él. —Un paso a la vez, Bum, puedo hacerlo.


 


Kibum asintió, sus manos aun jugando contra la espalda de su novio. Algo sobre ese momento se sentía realmente bien. Con Minho en sus brazos y sus besos traviesos contra su piel, Kibum creía que iban por un buen camino.


 


Aún faltaba, lo sabía, perro algo dentro de él, sonaba como  bueno y se sentía bien.


 


—Si te estoy presionando…—Murmuró, esperando porque no fuera así. —si estoy pidiendo mucho, tienes que decirme, Minho.


 


Minho asintió, su rostro dejando su cuello, y sus labios torciéndose en una sonrisa.


 


—Te lo diré, Bum.


 


Después de eso, Minho extendió su sonrisa y su boca se estrelló contra la suya. Las manos de Kibum se enredaron en el cuello de Minho, naturalmente, delicadamente. Su boca murmuró cuánto le quería en ese momento y dejó escapar sonidos que lograron que Minho murmurara que lo hiciera de nuevo.


 


Kibum lo hizo, y lo hizo de nuevo, y una vez más.


 


Los besos de Minho bajaron hasta su cuello y murmuró algo que sonó como un ‘amo tu aroma’ antes de dejar cortos besos una y otra vez sobre su piel, que hacían que retorciera bajo su novio.


 


Kibum jadeó cuando las manos de Minho, entraron bajo su ropa y sus dedos caminaron de un lado otro en su cintura, logrando que jadeara más fuerte.


 


—Necesitamos parar. —Murmuró, aunque sus manos tomaban el rostro de Minho y su boca buscaba de nuevo la esponjosa de Minho. —Sí, deberíamos parar.


 


Minho gruñó, su boca aún contra la suya, mordiendo y saboreando.


 


—No quiero parar.


 


Bien, él tampoco, pero necesitan hacerlo. Kibum definitivamente quería sus cuerpos desnudos horas y horas y su boca en el cuerpo de Minho, también quería gritar por el cuerpo de Minho, pero ellos deberían salir más. Sí, definitivamente sí.


 


—Deberíamos. —Kibum sonrió a su novio, antes de alejarlo suavemente de él. Minho frunció el ceño, y sin embargo, se alejó de su cuerpo, tendiéndole la mano segundos después.


 


—Después de la cena, cariño, —Minho dijo, sus manos volando hasta su cintura, acercándolo una vez más a él. —no te escaparas de mí.


 


Kibum rió y asintió, prometiéndole silenciosamente que así sería.


 


 


Fue media hora después que Minho y él terminaban de arreglarse. Kibum sonrió cuando Minho salió de la habitación con unos jeans oscuros, y su simple camisa blanca que abrazaba su cuerpo de la manera correcta.


 


Minho era como un anuncio publicitario andante, y todas las miradas eran para él. Y Kibum no podía sentirse mejor al saberlo suyo.


 


—Vamos. —Minho extendió su mano, y Kibum la entrelazó rápidamente.


 


Sus pasos se dirigieron hacía la puerta principal y cuando Minho salió, cerrando la puerta detrás de ellos, Kibum detuvo sus pasos. Estrelló el cuerpo de Minho contra la puerta, sonrió y besó la mejilla de Minho suavemente.


 


—Gracias, Minho.


—No es nada, Bum. —Minho dijo, y rozó sus labios suavemente, antes de profundizar el beso. Kibum sonrió contra sus labios, mordiendo suavemente el labio inferior de su novio, antes de separarse de él.


 


Después de eso, Kibum se alejó de él y entrelazó sus manos juntas. Kibum giró y después de eso, su mirada golpeó con unos pequeños y sorprendidos ojos.


 


Yuri estaba ahí.


 


 

Notas finales:

¡Nos leemos el sábado!


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