Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

The One And Only por keny_shawol

[Reviews - 91]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Domingo de actualización~

Las cámaras estaban detrás de ellos, las preguntas se sonaban entre ellos, perdiéndose después contra el aire.

 

Aún tenía miedo. Demasiado si era sincero.

 

Todo había sido tan rápido y repentino desde su anuncio al mundo, que Minho caía en ese momento en la realidad del momento. Sin embargo, él no estaba arrepentido.

 

Si Kibum estaba con él, sosteniendo su mano, y enfrentándose al mundo, entonces todo estaba  bien.

 

Minho apretó la mano de Kibum más fuerte, sus nudillos contraídos, cuando las cámaras llegaron más cerca de ellos. Su mirada viajó a la persona a su lado y su corazón latió más rápido cuando Kibum le sonrió, haciendo que sus pequeños ojos brillaran.

 

Era la decisión correcta.

 

Después de ese momento, Minho sabía que ese era el lugar en que él quería estar. No con las personas detrás de sus pasos, pero sí con Kibum sosteniéndole las manos y sonriéndole como si estar con él fuera la mejor cosa del mundo.

 

Minho caminó ignorando lo mejor posible las preguntas sobre él y cuando llegó a su vehículo y los sonidos desaparecieron dentro del pequeño interior, Minho sintió que podía respirar mejor.

 

El vehículo rugió en vida, y Minho se dirigió al lugar que tenía pensando.

 

Él había hablado con Kibum, por supuesto, y había estado realmente sorprendido cuando Kibum había aceptado sin dudar.

 

Cuando la noticia había salido, Minho no había caído en la realidad de lo que implicaba. Minho no sólo estaba revelando al mundo su secreto, su vida, y más, también se lo estaba revelando a su familia.

 

Minho no había pensado en eso, pero de nuevo, no es como si pudiera cambiar las cosas. Ahora él estaba dirigiéndose hacia su casa, y rogando internamente porque todo saliera bien.

 

Sobre todo porque Kibum estaba con él. Minho no sólo le estaba revelando a su familia quién realmente era, sino también les estaría revelando que Kibum, era la persona de su vida.

 

—¿Estás seguro?—Minho preguntó, sus manos contra el volante. Kibum le miró desde el otro lado del vehículo, con las cejas enarcadas y sus ojos brillando con diversión.

 

Minho sonrió sólo por tenerlo con él. Kibum estiró su mano, sus dedos abriéndose contra su pierna y después palmeando suavemente ahí.

 

—Yo debería hacer esa pregunta, Minho. —Kibum apuntó. —¿Estás seguro? —Preguntó, su mano estableciéndose contra su pierna. —No hay prisa, y si quieres hacerlo solo, puedo quedarme en casa mientras tú hablas con tus padres.

 

Pero Minho no quería eso, necesitaba a Kibum a su lado, porque se sentía mejor si era así, como más seguro y protegido con él.

 

Kibum siempre decía que en sus brazos se sentía bien y protegido, que Minho le daba esa seguridad, pero entonces Minho pensaba que era todo lo contrario. Él había sido un cobarde demasiado tiempo, pero ahora, Kibum era la persona en que se sostenía, la persona que le hacía sentirse seguro y con la que estaba dispuesto a enfrentar el mundo.

 

—Te estoy preguntado, porque, Bum, te necesito a mi lado. —Confesó, mirándole tan sólo unos segundos a los ojos antes de regresar su mirada a la carretera. —Sólo quiero asegurarme de que no sea mucho para ti, este es mi problema, yo lo cree.

 

—Es mi problema ahora también. —Kibum replicó, sin embargo, sonriendo suavemente hacía él. —Lo que quiero decir, Minho, es que si quieres que este ahí, lo estaré. —Kibum dejó a sus dedos jugar contra su pierna y después susurró. —Yo te quiero.

 

Esas eran las palabras que Minho necesitaba escuchar. Kibum le quería, y le entendía, y no necesitaba nada más que eso.

 

Él quería hablar, darle a Kibum el mundo con sus palabras, pero se encontró sin nada que decir. No había palabras suficientes para agradecerle, para decirle que le amaba, para demostrarle todo lo que sentía.

 

Se pensó en el pasado. Se pensó como un tonto, demasiado estúpido, y demás. Él había dejado a Kibum por ser demasiado cobarde.

 

Tal vez, Minho decidió, no era su momento. Tal vez él y Kibum tenían que experimentar y equivocarse. Kibum y él habían pasado toda su juventud juntos, parte de su madurez a su lado. Kibum podía decir que le conocía de principio a fin, ellos habían pasado demasiado tiempo juntos, y tal vez una separación era lo que necesitaban.

 

Aunque Minho no estaba seguro de eso, lo pensó en ese momento.

 

Sea lo que hubiera sido, Minho simplemente estaba agradecido con Kibum. Él estaba malditamente feliz de tenerlo de nuevo en su vida, y eso era todo.

 

Suspiró cuando la casa de sus padres apareció ante sus ojos, y estacionó el vehículo justo frente al lugar.

 

Kibum no dijo nada, y él agradeció eso. Aún estaba nervioso, y sentía sus manos sudar contra el volante, sus dedos aún aferrados al material.

 

La mano de Kibum viajó entonces hasta su hombro y apretó ahí suavemente, dándole ese apoyo que no sabía que necesitaba.

 

—Gracias. —Susurró, tomando la mano de Kibum para entrelazarla contra la suya.

 

Las comisuras de los acorazonados labios de Kibum tiraron suavemente hacía arriba, y Minho creyó que era la persona más hermosa en ese momento.

 

—No tienes que agradecerme, Minho. —Susurró, sus dedos jugando contra los suyos, recorriendo cada rincón de su mano.

 

Minho sintió como si miles de hormigas recorrieran su cuerpo cuando Kibum le tocó, su estómago se retorció, y algo vibró dentro de él y a Minho le gustaba llamarle amor.

 

Minho se inclinó para estar más cerca de él y después suavemente acunó el rostro de Kibum entre sus manos. Sus ojos se perdieron en él, y Minho le recorrió con la mirada, amando cada pequeño detalle en él, desde la cicatriz en su ceja, hasta la manera en que sus labios se curvaban.

 

—Tengo que hacerlo. —De alguna manera sentía que tenía que hacerlo a cada minuto de su vida, porque nunca sería suficiente para que Kibum supiera lo mucho que adoraba tenerlo en su vida. —Gracias. —Susurró, y entonces atrapó los labios acorazonados que tanto le tentaban.

 

 

 

 

—No puedo aceptarlo.

 

Eso era todo.

 

No era su madre, pero Kibum sintió el golpe como si fuera hacía él y no a Minho. De alguna manera, no estaba equivocado.

 

El golpe era para él, también.

 

La madre de Minho paseaba de un lado a otro de la habitación, con el ceño fruncido y las lágrimas apunto de recorrer sus mejillas.

 

Ni siquiera podía mirar a Minho a los ojos, y Kibum quería gritarle que lo hiciera, que le mirara, que le dijera algo más que un simplemente ‘no puedo aceptarlo’. Dios, él quería hacer muchas cosas, pero esa no era su madre, ni su casa, y sobre todo no sería demasiado respetuoso.

 

Se sentía tan impotente y lo único que podía hacer, era sostener las manos de Minho y esperar a que todo terminara.

 

—Mamá, no…

 

Las palabras de Minho murieron, ella le miró y en su rostro no había más que decepción mezclada con tristeza. Él quería borrar esa mirada, suplicarle a la mujer que le dijera a Minho que todo estaría bien, que le diera a Minho una mirada cariñosa como en el pasado.

 

—No, Minho. —Ella dijo, negando suavemente con la cabeza. Sus ojos mirando a cada lugar, excepto a su hijo. —¿Por qué?

 

Bueno, Kibum pensaba que esa era una pregunta tonta, pero no lo diría.

Bien, su madre no lo aceptaba. Aún pensaba en el pequeño Minho casado con un linda mujercita, que le diera hijos y que le acompañara a cada lugar de su brazo con una hermosa sonrisa pintando sus labios.

 

Pero ese no era Minho. No lo sería más, y el ‘por qué’ no era la pregunta correcta. Minho nunca tendría una respuesta, porque nunca nada sería suficiente para explicar porque amaba a otro hombre y no una mujer, al menos Kibum no estaba seguro de que ella pudiera entenderlo.

 

—Porque lo amo. —Minho dijo, su mano atrapando la suya más fuerte. Kibum sabía que Minho necesitaba sentirlo con él, para apoyarlo de alguna manera. —Lo he hecho siempre, y eso no cambiará.

 

Su madre dejó de moverse en la pequeña habitación, sus ojos parpadeando hacía él rápidamente, como si de alguna manera no pudiera entenderle, o creerle.

 

Ella miró después al padre de Minho. El hombre en la esquina de la habitación, parecía un decorado más en lugar de una persona.

 

Él no había dicho ni una sola palabra, y se había limitado simplemente a mirar a Minho fijamente, con algo que Kibum no supo reconocer brillando en sus ojos.

 

—No puedo entenderlo, Minho. —Ella murmuró, y dejó caer los hombros, y en ese momento, Kibum le pensó cansada de tanta emoción. —Estabas cansado, y Yuri era perfecta, y su matrimonio estaba tan bien, y tú…

 

Fue el turno de ella para callar. Kibum suspiró, mientras miraba a Minho. Él parecía realmente dolido. Y Kibum sólo quería salpicar besos en su rostro y decirle que todo estaría bien.

 

Si él hubiera pasado por eso, Kibum sabía que hubiera necesitado a alguien a su lado, apoyándole, pero eso no había sucedido. Sus padres y su abuela, habían sido demasiado compresivos.

 

—Y Yuri es perfecta, lo sé, pero no para mí, nunca para mí, —Minho habló, su mirada fija en sus padres. —no podía estar más con ella, no era justo para ninguno de los dos. —Minho le miró después, y sonrió suavemente. —además no es lo que soy, mamá. Lo quiero a él, es todo.

 

La madre de Minho le miró antes de girar y darle la espalda.

 

Kibum lo sentía por ella, una parte de él lo sentía. Ahí estaba la mujer, escuchando a su hijo declarándole su amor hacía otro hombre. Ahí estaba ella con los pensamientos tradicionales y cerrados, tratando de luchar contra lo que estaba escuchando.

 

—Señora, yo…—Kibum habló, las palabras queriendo escapar de él rápidamente.

 

—No. —Ella dejó deja de darle la espalda, sus pequeños ojos fijos esta vez en él. Kibum se sintió atrapado por ella. —Contigo es la última persona con la que quiero hablar, Kibum.

 

Sus palabras no debían doler, Kibum seguía repitiéndose, pero sí dolían. Ella era la madre de su pareja después de todo, ¿Qué se suponía que debía hacer?

 

Kibum ni siquiera podía pensar en dejar a Minho para que todo estuviera bien entre sus padres. No, porque ahora que lo tenía de nuevo entre sus brazos, Kibum sentía lo que los libros les gustaba llamar ‘reencuentros’.

 

Kibum podía haber tenido a Minho a sólo kilómetros de distancia, pero ahora que los besos habían regresado, que sus brazos ya no se sentían vacíos, y que esa sensación de estar volando llegaba de nuevo a él, Kibum no quería perderla una vez más. Porque haberlo hecho en el pasado había sido la peor tortura de su vida.

 

—¡Mamá!—Minho replicó, su mano siendo abandonada cuando Minho se incorporó. —Tienes que aceptarlo, esto es lo que soy, y no va cambiar, mamá, por favor.

 

El corazón de Kibum se oprimió al escuchar a Minho rogar y deseó que todo estuviera mejor entre la familia de Minho y él. Pero parecía que eso no sucedería en algún futuro cercano.

 

Después de sus palabras, la madre de Minho le miró, sus ojos rojos por las lágrimas derramadas. Ella negó con la cabeza suavemente y entonces habló mientras miraba a Minho directamente a los ojos.

 

—No puedo aceptarlo, Minho.

 

El dolor cruzó por los grandes ojos de Minho un momento y entonces le miró a él rápidamente antes de regresar la mirada a sus padres.

 

—¿Es todo lo que dirás?—Él preguntó, su madre asintió.

 

—No puedo aceptarlo, Minho. —Ella repitió, justo cuando Minho cerraba los ojos suavemente.

 

Después de sus palabras, Minho tomó su mano y abandonó la casa de sus padres sin ninguna palabra más.

 

Ellos salieron, y Kibum sintió que respiraba mejor después de abandonar el lugar. Él giró y su mirada se encontró con la de Minho.

 

—Estoy bien. —Minho habló antes que pudiera preguntar. —Estoy bien, Kibum, sólo te necesito a mi lado.

 

Sólo segundos después, Minho le tomó por la cintura y le abrazó justo ahí. Su rostro quedó atrapado contra su cuello y Kibum le imaginó como un niño. Y a Kibum no le importaba, porque era su Minho después de todo.  

 

 

Notas finales:

Queda tan poco para el fin.


¡Nos leemos pronto!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).