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The One And Only por keny_shawol

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Notas del capitulo:

Son las 11:45 pm, aún es viernes. Así que…


¡Viernes de actualización!

Era un estúpido, demasiado estúpido.

 

Choi Minho seguía recriminándose a pesar de haber pasado casi cinco días desde su, tal vez, último encuentro con Kibum.

 

Las imágenes de su encuentro se reproducían como una película en su mente. Como ese tipo de películas en donde el ambiente era de colores pasteles, con el amor brillando tenuemente, pero que terminaba en ese final triste, con una trasfondo de amor en él.

 

A Minho no le gustaba esa película. Él necesitaba la clase de película en donde los protagonistas terminaban felices por el resto de su vida. Pero, aunque necesitaba algo como eso, Minho sabía a la perfección que eso estaba demasiado lejos de la realidad.

 

Su realidad.   

 

Suspiró, mientras miraba el lugar en donde estaba. Era su casa. Su demasiado para él, gran casa. Y entonces observó a Jinki sentado a frente a él, mirando con ojos curiosos cada rincón del lugar.

 

Había estado llamando a Jinki en el último par de días, y se había reunido con él, en al menos dos ocasiones. El por qué no lo sabía con exactitud, pero tal vez creía que era su soledad marcando el número de Jinki en cada ocasión.

 

—Es extraño. —Jinki murmuró. —No veo nada de ti en este lugar.

 

Minho frunció el ceño y observó a Jinki. Puede que tuviera razón. La casa era enorme y había sido decorada por Yuri en su mayoría. Había tan pocas cosas en el lugar que decían que él también habitaba en ese lugar.

 

No culpaba a Yuri, en lo absoluto. Minho le había dado toda la libertad para decorar su hogar, lo que sonaba más a un ‘haz lo que quieras, yo sólo observaré’ para él. Pero tampoco importaba mucho, Minho lo había hecho para mantener feliz a Yuri.

 

—Yuri lo decoró. —Se encogió de hombros, restándole importancia. —Es bonito, sin embargo, aunque no pueda decir que lo hice yo.

 

Lejos estaba de su antigua habitación con balones de futbol y botellas de vino en cada rincón. No había almohadas azules, ni colores blancos en sus paredes. Era simplemente una recreación de Yuri de la casa perfecta.

 

—Es bonito sí, elegante también. —Jinki se movió en el sofá y Minho rió. —Sí, parece como Yuri.

 

Minho asintió y miró al lugar. Aún se preguntaba qué debía hacer con el lugar. Era demasiado solo para él, pero Yuri no lo quería y Minho aún no tenía las respuestas a sus interrogantes.

 

El lugar era demasiado, pero tal vez Yuri algún día lo quisiera devuelta y entonces él estaría feliz de darlo.

 

—Sí, demasiado Yuri aquí.

 

Jinki asintió y sonrió.

 

—Entonces, Minho…—Dejó las palabras morir, y le miró a lo lejos. Jinki tenía una sonrisa en su rostro y parecía esperar para que él hablara, sin embargo, no lo hizo. —¿Por qué llamaste?—Preguntó entonces después de unos momentos en silencio.

 

Minho sonrió y se encogió de hombros, evitando la mirada de Jinki. Estaba demasiado avergonzado para admitir que se sentía demasiado solo en esos días y también lo estaba para admitir que tenía que hablar con alguien sobre su último encuentro con Kibum.

 

—Somos amigos, Jinki. —Él dijo y Jinki enarcó una ceja. —¿no puedo simplemente querer pasar tiempo de calidad juntos?

 

Jinki le miró, y había diversión en sus ojos. Por supuesto, Jinki esperaba más que esa simple respuesta de él y Minho lo sabía.

 

—¿Puedes comenzar diciendo la verdad?

 

Minho rió, porque eso era demasiado predecible. Entonces decidió hablar. Jinki estaba ahí, estaba listo para escuchar su mar de palabras salir y la lista de cosas estúpidas que había hecho.

 

—Hice algo estúpido, Jinki. —Confesó y encontró la mirada de Jinki una vez más. —Demasiado estúpido.

 

—Cuéntame sobre ello.

 

Minho lo hizo. Las palabas abandonaron sus labios y se vio a sí mismo hablando y hablando del tema. De Kibum, de su encuentro, de la manera en que casi cae de rodillas ante Kibum pidiendo por una oportunidad sólo para hablar y pedir disculpas de la manera correcta.

 

Minho sabía que no debía siquiera pensar en eso. Pero no podía simplemente hacerlo. Las cosas eran mejor pensarlas, que hacerlas. Y aunque sabía que perdería su tiempo pidiendo una charla con Kibum, algo dentro de él, no dejaba escapar la idea.

 

Pensaba y pensaba en qué le diría a Kibum si éste le diera una oportunidad para hablar. Minho no sabía si sucedería o no, y que tal vez era demasiado tonto por pedir semejantes cosas, pero tenía que intentarlo.

 

—Déjame ver si entendí. —Jinki habló, mientras fruncía el ceño en confusión. —Encontraste a Kibum en el bar que él solía frecuentar. —Minho asintió. —Y estuviste con él y su novio. —Asintió de nuevo. —¿Qué tenías en la mente?

 

Minho rió sin poder evitarlo, porque Jinki había sido tan directo, qué le hacía replantearse que había pasado con él esa noche.

 

¿Estaba bien torturarse de esa manera? Por supuesto que no. ¿Lo había disfrutado? Absolutamente no. Pero. Y siempre había un ‘pero’. Kibum era la razón de todo. Su corazón pudo haber sido pisoteado esa noche al ver a Daehyun abrazar a Kibum. Y también sus manos picaron de una forma terrible, por querer tocar a Kibum. Pero entonces ahí, después de todo, Kibum estuvo frente a él, y sus dedos pudieron sentirlo suavemente.

 

Y tal vez era extraño y él estaba mal, haciéndolo algún tipo enfermo de amor. Pero estaba hecho y no había vuelta atrás.

 

—En realidad, no lo sé, Jinki. —Confesó de nuevo, mordiendo su labio inferior. —Sólo estaba ahí, tratando de hacer algo, o de al menos sentirme bien en ese momento y escuché su risa. Dios, su risa. —Negó con la cabeza, mientras su boca formaba una suave sonrisa, con tal solo recordar. —No la he olvidado, no puedo sacar de mí el sonido de su risa. —Miró a Jinki, mientras éste negaba con la cabeza. —Y entonces ahí estaba él, riendo y siendo feliz, y no pude evitarlo.

 

O tal vez no quería evitarlo. No estaba del todo seguro. Sólo en ese momento, se sintió bien verle y hablarle de nuevo. Y tal vez Kibum estaba con otra persona en ese momento, pero su corazón no podía entenderlo.

 

—¿Y Kibum simplemente aceptó que estuvieras ahí?

 

—Fue su novio en realidad. El chico no tiene idea de quién era, o quiénes éramos, al parecer.

 

—Sí, he escuchado sobre eso. —Jinki habló, encogiéndose ligeramente de hombros. —Kibum decidió mantener al margen a su novio de su pasado.

 

—¿Por qué?—Preguntó, con la curiosidad bañando cada palabra.

 

Kibum había sido tan feliz en el pasado, que se preguntó si su mala experiencia con él, lo había hecho cerrar el pasado ante todos.

 

—No lo sé, Minho. —Jinki sonó sincero y Minho no preguntó más. Sin embargo, Jinki lo hizo. —¿Qué estabas haciendo, Minho?

 

Jinki preguntó una vez más y Minho no necesito más para saber de lo que él estaba hablando.

 

—No lo sé exactamente, Jinki. Tal vez nunca lo sabré. —Él dijo una vez más, con la verdad en sus palabras. Estaba tan perdido como un niño en un museo, tan perdido como él sin SHINee. —Sólo quería hablarle, verle, y decirle cuánto lo siento. Pero no fue buena idea.

 

—Por supuesto que no lo fue. —Jinki dijo, con esa voz seria y decidida. Esa que no dejaba espacio para replicas. —Y, Minho, sé no puedo decirte qué hacer o qué no hacer. Pero, deja a  Kibum tranquilo, ¿sí? Él tiene su vida hecha, y tú deberías dejar de pensar en él como parte de tu vida.

 

Jinki le sonrió como si fuera un niño después de un regaño y asintió hacía él. Minho no habló, tal vez porque las palabras murieron a mitad del camino, o tal vez porque sonaban muy inadecuadas y tontas. Y asintió hacía Jinki, tratándose de convencer en que lo haría.

 

 

 

Definitivamente esa no era su noche, Minho decidió, mientras miraba a Yuri frente a él.

 

Sinceramente, no esperaba encontrarse con su ex-esposa esa noche, ni que ella estuviera frente a él, hablando sobre su divorcio ni los rumores detrás de ellos.

 

Pero ahí estaba ella, haciéndolo.

 

Minho sólo quería ir a casa. Se suponía que así debía ser. Se suponía que tendría una cena con algunos productores, entonces él diría que lo pensaría y tendría una respuesta lo antes posible y después marcharse a casa. 

 

Pero eso no sucedió de esa manera.

 

En cambio, había chocado con alguien cuando caminaba hacia la salida, había murmurado una suave disculpa y entonces había levantado la mirada y encontrado los hermosos ojos de Yuri.

 

—¿Has hecho un comunicado ya, Minho?—Ella preguntó, presionando sus dedos contra su bolsa. —He tratado de evadir a la prensa, pero siempre están ahí, preguntando, señalándome. —Ella dijo, bajando la mirada un momento antes de encontrar la suya segundos después. —Es un desastre. —Murmuró suavemente.

 

Y Minho lo sabía perfectamente. Lo habían estado acosando a él también con preguntas tontas y fuera de lugar. Rumores estúpidos que contaban una mentira de cuentos, y la realidad cubierta bajó algo oscuro.

 

—Lo haré, Yuri, no te preocupes. —Ella asintió hacía él, y Minho pudo darse cuenta de la tortura que ella sufría estando frente él. —Estoy trabajando en ello.

 

No mentía. Lo rumores detrás de ellos sólo crecían y crecían. Hablaban sobre infidelidades de parte de Minho y sobre una chica de rostro desconocido que a Minho le gustaría conocer.

—Es muy vergonzoso. —Yuri confesó y mordió su labio inferior. —Todos preguntan, porque simplemente no pueden creerlo. —Minho asintió y ella le miró. —Pero sí, es cierto. Estamos divorciados. —Habló y Minho pensó que la palabra divorció aún sonaba extraña en sus labios.

 

—Lo siento, Yuri. —Pidió perdón una vez más, con un silencioso ‘perdón por todo, Yuri’ también. —Arreglaré todo lo antes posible. —Prometió, con el pensamiento de hazlo pronto, retumbando en su mente.

 

Yuri asintió y miró en cada rincón menos a él, sintiéndose incomoda después de los segundos. Minho no podía culparla. Él no estaba de lo más cómodo estando charlando con ella. No por Yuri, pero sí por él y lo que su mente le acusaba de ser.

 

—Bien. —Yuri asintió sin verle aún y su cabello se movió de un lado a otro, haciéndole recordar el pasado. —Nos vemos, Minho.

 

Ella le miró entonces y le sonrió suavemente, haciéndole querer abrazarla como en el pasado. Recordó a Yuri joven, con sus ojos brillantes y los abrazos rápidos que le regalaba en ocasiones y Minho le sonrió, suspirando por el pasado.

 

—Nos vemos, Yuri. —Murmuró y entonces caminó con ella, abriéndole la puerta también.

 

Yuri caminó y le regaló una última sonrisa antes de salir. Minho hizo lo mismo, le siguió con pasos lentos y justo cuando el viento suave de la calle golpeó su rostro, también lo hizo el flash de una cámara.

 

Había personas con cámaras hablando con palabras torpes y rápidas. Habían cámaras fotografiándoles una y otra vez y empujones hacía ellos.

 

Minho tomó el brazo de Yuri y entonces usó su cuerpo como una barrera contra los fotógrafos. Escoltó a Yuri hasta su vehículo, escuchando preguntas tontas a su espalda.

 

¿Es acaso un reconciliación? ¿Los rumores de infidelidad son ciertos? ¿Yuri ha accedido a perdonarte? ¿Todo está mejor ahora?

 

Y seguía. La lista de preguntas parecía ser infinita y Yuri comenzó a ponerse nerviosa mientras avanzaban con pasos rápidos.  Ella cubrió su rostro y se aferró al brazo de Minho aún más fuerte, y sólo cuando llegaron hasta el vehículo ella le soltó.

Minho la miró marcharse entre las calles, desapreciando poco a poco, y entonces él se quedó ahí, en medio de la multitud de cámaras y flashes.

 

Gruñó, mientras caminaba tratando de esquivarlos a todos, y rogando de no perder la paciencia entre ellos.

 

—¿Se han reconciliado? —Escuchó la pregunta detrás de él y trató de contenerse. —¿Es esto una nueva etapa de su relación? —Una más. —¿Son ciertas acaso las infidelidades?—De nuevo. —¿Están trabajando en su matrimonio?

 

Y otra.

 

Y otra más.

 

Y de nuevo.

 

Minho estaba a punto de perder el control y cuando el flash de una cámara golpeó directamente a sus ojos, no pudo soportarlo más. Se giró dispuesto a decir algo, a gritar y tal vez ser acusado de agresión.

 

Y fue justo cuando sus labios se separaban, que una mano se enredó entre la suya y fue justo después de una fotografía más, que alguien lo arrastró. Minho giró la cabeza tan rápido que dolió, y cuando su mirada encontró a Kibum, sus labios formaron una perfecta ‘o’.

 

Kibum le miró y caminó más rápido. Y Minho le siguió, con su mano apresada y pasos rápidos. Y con un suave y rápido: —Estúpido Minho.

 

 

Notas finales:

Estuve a nada de no actualizar, mi tiempo fue duro hoy. En fin…


¡Nos leemos el viernes! 


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