La noche ya había caído en las afueras de New York, pequeños puntos amarillos comenzaron a asomarse tímidamente en el firmamento, lentamente todo el cielo comenzaba a llenarse de amarillo por todas partes, y una pareja de jóvenes admiraban aquellas luces amarillas acostados en la ladera de una colina.
–Mira las estrellas– dijo Thor haciendo un movimiento con el brazo señalando el cielo nocturno que se haya frente a ellos.
– ¿Qué hay con ellas?– contesto Loki un poco cabreado.
Ambos se voltearon a ver fijamente y en silencio, hasta que Thor volvió a girar la cabeza en dirección hacia las estrellas.
– ¿Sabes porque brillan?– pregunto mirando directamente los ojos color esmeralda de su novio, miró su expresión vacilante y antes de que alguna palabra saliera de su boca él mismo contestó la pregunta que había formado – Brillan por ti.
Esbozó una amplia sonrisa haciendo sonrojar un poco a Loki – Y por todo lo que haces.
– ¿Qué clase de estupidez acabas de decir? – protestó muy irritado levantándose de su lugar, sus mejillas estaban rojas, rojas como rubíes. Thor vaciló ante la pregunta de su amado moreno y se rió un poco ante el desplante de este. – ¿De qué te ríes? – Loki se veía mucho más que cabreado, miró los ojos color zafiro de su novio lo cual lo hizo tranquilizarse un poco – jo, eres muy cursi y eso me enferma. – dijo mientras se sentaba a un lado de Thor.
–Pero aun así me amas – bromeó Thor.
–Como si eso fuera posible – vaciló para luego soltar una pequeña sonrisa dirigida especialmente a su cursi novio.
La noche pasaba y ya todas las estrellas estaban el aquel lienzo negro sin luna. Ambos jóvenes tomados de la mano seguía observando las estrellas y hablando de todo lo que había vivido juntos, hablando de eso como si fuera aquella la última noche del resto de sus vidas. Lágrimas, risas y algunos gritos se hicieron presentes en aquella escena única, digna de una película juvenil de romance; tan perfecta, tan romántica y sobretodo tan real.
Pasadas las doce, cuando la ciudad de New York comenzaba a dormirse, cuando las calles estaban casi en su totalidad vacías ambos regresaban a casa. La noche era fría entre aquellos edificios de concreto, si fuera por Loki se hubieran quedado en aquel lugar bajo las estrellas hasta el amanecer pero Thor insistía que tenía una sorpresa en casa, lo cual los obligaba a regresar.
De camino a casa, en el callejón más frío y recóndito por el que pasaban una pequeña bola de pelos llamó la atención de Loki. Solo y abandonado se encontraba un pequeño gatito bebe de color amarillento. El moreno se puso en cuclillas para poder observar al pequeño felino; al verlo tan inofensivo no pudo evitar tomarlo entre su brazos.
– Mira que cosa más mona tenemos aquí –dijo Thor al ver actuar tiernamente a Loki – y trae consigo un gatito.
– No puedo dejarlo ahí – se escudó haciendo un mohín con un leve sonrojo – lo llevare a casa. A partir de ahora es mío. Solo tengo que pensar un nombre para él.
– Se llamara Amarillo – repuso el rubio celoso de la pequeña bola de pelos amarillos que le estaba robando a SU Loki.
Loki lo miro dudoso, levanto los hombro y puso cara de "ya que".
El resto del camino Loki jugueteaba con el gatito, Thor en cambio solo lo miraba como sonreía a causa del gato, le molestaba porque se había propuesto ser lo único que hiciera feliz a Loki. Desarrollando así pues una rivalidad con el pequeño Amarillo.
Al llegar al departamento de ambos Amarillo ya estaba dormido lo que alegró un poco al rubio.
–Espera aquí, te tengo una sorpresa– dijo Thor cuando ambos habían entrado a la sala del departamento, hiendo directamente a la habitación de ambos.
–Dime pues cual es la sorpresa – exigió Loki tirándose en el sillón y dejando a Amarillo a un lado de él pero sin despertarlo. Volvió a observar al pequeño minino que había adoptado, sonriendo tiernamente cuando Thor llego a la sala.
Thor soltó un suspiro ronco para llamar la atención del moreno de ojos esmeralda. Loki lo miro con su típica mirada sarcástica.
–¿Qué es lo que me tenías que decir?
–Veras Loki, sabes que yo por ti podría morir desangrado o por cualquier manera cruel y dolorosa que puedas imaginar– dijo burlonamente el rubio, haciendo que Loki riera un poco al imaginar cualquier muerte para su novio, por estúpida que pareciese, pero increíblemente él no quería ver a Thor morir– desde que éramos pequeños siempre te amé, aunque nuestro padre dijera que estaba mal. Ambos lo desafiamos y ahora estamos aquí; y ahora estando frente a frente quisiera que ambos pasáramos a un siguiente nivel– las mejillas del de los ojos color zafiro estaban tan rojas que parecía una adolescente apunto de confesar su amor, Loki intento no reir porque era gracioso ver a Thor de esa manera. – Lo que quiero decir es … – se puso en una rodilla para estar a la altura en la que se encontraba Loki, saco una pequeña caja aterciopelada de color negro, al abrirse pudo quedar descubierto un anillo de color dorado– Loki, ¿Te casarías conmigo?
Las lágrimas no dejaban de salir de los hermosos ojos verdes de Loki, estaba tan emocionado que no podía decir palabra alguna, solo movió la cabeza en señal afirmativa tirándose después a los brazos de Thor para terminar el juramento con un tierno beso. La escena fue observada a detalla por el cielo negro cubierto de estrellas de color amarillo, el color favorito de esta pareja de jóvenes enamorados.