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¿Morir por Amor?, No Suena Mal por ZuminoeRiriko

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Notas del capitulo:

Hola! :D

/// POV de Kyoya ///

Me desperté a las 5:01 de la mañana, y ahora son las 6:29… aún es temprano, pero no tengo ganas de volver a dormir.

No con la increíble vista que tengo a mi lado… pensé, mientras miraba con amor a esa cosita tan poco adorable que estaba en mis brazos… era tan lindo… acostado en mi cama, sin ropa y con esa dulce expresión de ángel que tiene ahora que está dormido.

Era MI Konohamaru… MI niño… ahora si podía jactarme de que era MIO… pensé, al ver como su pequeña figura se movía ligeramente… pegándose más a mí, en busca de un poco de calor. Yo en respuesta, solo lo abrace más fuerte contra mi pecho.

Me tome un momento para admirar sus bellas facciones. Tenía ese tono de piel bronceado, un cabello castaño y sedoso… sus dulces y suaves labios color rosa, pestañas largas y piel… increíblemente suave al tacto… pensé… mientras movía una mis manos, las cuales, estaban en su cintura. La subí de arriba abajo, deleitándome con el toque.

Me gusta esta sensación… el tenerlo junto a mí… desnudo y aferrándose en sueños contra mi cuerpo…

-Pareces un depravado sexual, mirándome tan fijamente y sonriendo como maniaco- escuche que mi niño me decía suavemente… al parecer lo había despertado.

-¿Cuánto llevas despierto?- le pregunte, aunque ya me imaginaba la respuesta.

-Desde como hace una hora. Sentí cuando despertaste, ya que tengo el sueño ligero, pero no me quise parar.

Lo sabía.

Nunca hay nada que se le escape.

-¿A qué viene esa cara?- me pregunto. Por el cuestionamiento, supongo que debo de estar haciendo algún tipo de expresión, pero no le tome importancia.

Pose ambas manos en su cintura y lo agarre firmemente, para luego alzarlo y subirlo en mí.

Mi pequeño solo se dejo hacer.


Ahora estaba sobre mí, acostado, su barbilla estaba recargaba en mis pectorales y me miraba fijamente. Yo también lo miraba fijamente, pero algo me decía que esta batalla de mirarnos él la estaba ganando, ya que podía sentir como me perdía en esos hermosos ojos castaños.

-Konohamaru- lo llame, con voz suave, mientras bajaba mis manos hasta su trasero y ahí… comenzaba a frotarlo con suavidad.

-¿Qué?- me respondió él, secamente.

¿Algún día este chico llegara a comportarse de forma adorable?

-¿Te duele el cuerpo?- le pregunte… la verdad es que solo quería decir su nombre y besarlo, pero para este tipo de persona, creó que debo de pensármela más, si es que quiero tener un momento sentimental con él.

En respuesta, mi niño solo enarco una ceja y me miro como queriéndome decir: “¿Eres idiota?”

-Kyoya- me llamo él, mientras se levantaba un poco y se acercaba a mi rostro con ese semblante burlón, que la mayor parte del tiempo tiene.

-Dime- le respondí, mientras cerraba los ojos y me preparaba para recibir otro de sus tantos comentarios que en ocasiones me sacan de quicio.

Pero… lo contrario a recibir sus burlas… pude sentir como un tacto suave y húmedo se instalaba en mi frente… mi niño me estaba besando…

Eso me sorprendió, más no me moví, ni tampoco abrí los ojos.

Poco después, ese contacto desapareció, para luego aparecer en una de mis mejillas… y luego en la otra… más tarde se poco en mi barbilla… posteriormente en la punta de mi nariz… y al final… en mis labios…

No era un beso profundo, húmedo o apasionado como los de hace pocas horas…

Era un toque suave… cariñoso y… hasta tierno…

Esa adorable sensación desapareció unos cuantos segundos más tarde…

Lo sentí acostarse de nuevo en mí, al igual que pude sentir sus manos subiendo a mi cabeza y acariciando mis cabellos.

Fue ahí cuando decidí abrir mis ojos.

-Y este tan especial trato… ¿A qué se debe?- le pregunte un poco divertido, la verdad es que me encontraba muy feliz.

-Estabas pensado que yo no era “tierno”, ¿verdad?- me respondió, mientras se estiraba un poco y se escondía en mi cuello.

-De hecho pensaba que no eras “adorable"- lo corregí, y pude sentir como se reía entre dientes.

-Ya veo…- fue lo único que dijo, para luego aspirar en mi cuello y soltar el aire con calma.

-Dado por esa acción, supongo que ya no piensas que apesto- comente y sentí… como de nueva cuenta reía.

A veces pienso que este mocoso solo me usa como entretenimiento.

-Veo que te tomaste mi comentario un “poco”… personal- se burlo.

No me sorprende, supongo que esta es su forma de ser.

-A nadie le gusta que le digan que apesta, mucho menos a mí. Por si no lo sabías- comente un poco enfadado.

-La verdad es que si lo sabía- dijo ahora él, con burla marcada en sus palabras.

Más no dije nada, si le decía algo era probable de que acabáramos peleando. Cosa que nunca antes me ha molestado, siempre me ha gustado meterme en riñas y morder hasta la muerte a todos. Pero era obvio que en una riña con este chico… no podría ganarla.

-Pero… ¿sabes?, deberías agradecerme que te dijera que apestabas- dijo luego de un rato- el olor de tu perfume de marca, “Bleu de Chanel” era puro alcohol, el que tienes ahora… el de lirio… tiene un aroma único… es especiado y amaderado, pero dulce al mismo tiempo… te sienta muy bien- termino de decir, para luego aspirar mi olor de nuevo y depositar un pequeño beso ahí.

-Te estar comportando muy tierno, a pesar de que hace poco me amenazaste con cortarme los genitales- hice notar, con un poco de diversión en mis palabras.

Esta vez, él no se tomo la molestia se ocultar su risa, y rió a carcajada limpia.

-Jajaja, ¡Y te lo decía enserio!, así que más te vale no andar de fácil, jajaja.

Lejos de hacerme enojar, sus palabras también me hicieron reír, pero pare… en cuanto me di cuenta de un pequeño detalle.

-¿Qué es eso?- pregunte, señalando con mis ojos los símbolos en la pared.

-Hasta que te das cuenta. En fin, no te preocupes, es solo una barrera, anoche no quería que nada se colara, así que la coloque para no tener interrupciones- me respondió, sin tomarse la molestia de moverse de su lugar.

-Veo que venías preparado- comente con burla.

-Solo para evitar interrupciones y que el ruido se colara; lástima que no previne que mi compañero de cama era un maldito celoso paranoico que no tiene ni una pizca de delicadeza en el arte de tener sexo. Lo más seguro es que si yo fuese una mujer, no me volvería a acostar con un imbécil así- contraataco.

-Fue tu culpa. Tu decías que “si”- me defendí.

-Tienes razón, fue mi culpa. Así que déjame corregir todo lo que dije a la hora de tener sexo. Veras… lo que quise decir anoche no fue “si”, en realidad fue “no”, cuando te amenacé, en realidad era todo lo contrario a eso lo que iba a hacer, al igual que cuando dije que eras “mi pareja oficial” que “te amaba”, es en realidad todo lo contrario, eres solo mi amante ocasional y la verdad es que no te amo. Ya con todo aclarado, si no te molesta, me retiro a mi habitación, con permiso.- término de decirme de forma fría, mientras se apartaba de mí y trataba de levantarse.

Claro que no se lo permití, tome sus caderas con fuerza y lo tumbe en la cama, para luego colocarme sobre él y aprisionarlo con mi cuerpo.

-Oh, Sr. Hibari Kyoya, le pido cordialmente que me suelte, si es que aprecia ese órgano entre sus piernas.- amenazo sutilmente, con un tonito que quería parecer al de una persona diplomática.

Yo solo me reí ante eso, provocando en mi niño un hermoso puchero.

-Deja de reírte imbécil.- me dijo de nuevo, con voz tétrica y una mirada sombría.

Bien, era hora de dejar de reír.

-Ya tranquilo- le dije, mientras me inclinaba y besaba superficialmente sus labios, pero él no me correspondió.

Me separe para verlo, y note que el miraba a otro lado, con una expresión indignada. Al parecer había logrado hacerlo enojar.

-Konohamaru- lo llame, pero el solo giro su rostro a otro lado.

Bien. Esta enojado, solo debo contentarlo, ¿no?, pensé con lascivia, mientras me inclinaba hasta su cuello y comenzaba a depositar besos húmedos ahí.

Pude sentir como mi niño se estremecía, pero no me dijo nada.

Después saque mi lengua y comencé a lamer de arriba abajo… me detuve un momento y chupe una parte de su cuello con mucha fuerza, después me separe y vi la marca roja que había dejado en su piel.

Lo mire luego a él, pero miraba a otro lado “ignorando” lo que yo hacía.

-Ya veremos cuanto tiempo puedes ignorarme- le dije, pero él no me dijo nada, solo bufo “molesto”.

Tome eso como una invitación a seguir, y regrese a su cuello, donde comencé a dejar más y más marcas, una vez que quede satisfecho con eso… me dirigí a sus pezones…

Primero los lamí suavemente… la piel de Konohamaru se erizo ante eso, sin embargo, aún conservaba esa actitud distante.

Ya veremos cuánto puede mantener esa pose.

Volví a lamer… una y otra vez… me aleje un poco y mire sus pezones… ambos estaban erectos y uno de ellos brillaba por mi saliva.

Demasiado tentador, pensé… mientras comenzaba a lamer el otro pezón, y una vez que vi como mi saliva escurría de sus botones… me metí uno a la boca, y lo chupe como queriendo sacar algo de ahí… hice eso durante varios segundos, hasta que tuve suficiente, después pase al otro, e hice lo mismo… solo que esta vez… cuando me iba a apartar, lo mordí y jale suavemente.

Ahora sus pezones ya no eran rosas, tenían un color rojo de irritación, pero… mi niño aún no decía nada, solo fruncía el ceño y miraba a otro lado enfurruñado.

Volví a bajar, hice un camino de besos desde su pecho hacía abajo… lentamente… con calma y con prisa… hasta que llegue hasta su ombligo… lo rodee con mi lengua y luego seguí bajando…

Para esas alturas su pene estaba más que despierto.

No era muy grande, pero tampoco pequeño… tal vez un tamaño normal, pensé… mientras recorría más hacia abajo y comenzaba a besar sus piernas… subí y subí… lo besaba por todos lados y también lo mordía… mis dientes marcando su piel en esa zona me encantaba… pero… en ningún momento toque su pene o culo…

Mi niño debía pedirlo.

Me entretuve haciendo eso por varios minutos, hasta que escuche un bufido cansado.

-¿Planeas quedarte ahí todo el día?- me reclamo.

Alce la vista y lo note molesto, más no dije nada. Me dedique a repartir mordidas y dejar marcas en su piel.

-Si te mueves unos 5 cm más arriba no me quejo- me dijo, yo le hice caso… a medias, y subí unos cuantos centímetros más arriba, pero sin tocar su entrepierna.

Mi niño se sentó y me miro fijamente, con una expresión más que molesta. Pero no me importaba, me la estaba jugando y valdría la pena.

-Maldición Kyoya, ¡solo chúpamela!- exigió.

Me daban ganas de reírme, más no lo hice.

-Pídelo “por favor”- le dije con sorna.

Por un segundo pensé que me patearía para sacarme de la cama o que él mismo se iría, pero… todo lo contrario a eso, paso lo que menos me esperaba.

-Kyoya… por favor…- me pidió, con las mejillas sonrojadas y apartando la mirada… estaba avergonzado…

-¿De verdad quieres que lo haga?- pregunte con superioridad.

Y él solo asintió… sumiso…

Creó que ya entiendo…

-Si tanto quieres que lo haga, demuéstralo… mastúrbate para mí- exigí, con tono altivo.

Mi pequeño se sonrojo más, y… dirigió una de sus manos a su pene…

Vaya… parece ser que mi pequeño niño… a pesar de ser un burlón que le gusta ser medio sádico, es en realidad… un lindo gatito que le gusta ser dominado.

Interesante.

Pensé, al ver como mi gatito tomaba con una mano su pene y comenzaba a meneársela para mí. Su mano subía y baja… la punta de su pene estaba rosada y se veía tan adorable con esas gotitas de semen saliendo de él… mi pene estaba más que duro para este momento.

Pero algo me llamo la atención, a pesar de haberlo tocado y que él se ha estado tocando un buen rato… no ha soltado ni un solo gemido.

-Detente- le dije luego de un rato… y él se detuvo.

-¿Q-qué?- me dijo con dificultad y emitiendo un pequeño jadeo… eso resolvió mis dudas, al parecer se estaba aguantando los gemidos.

-Ven aquí, es tu premio por ser buen chico y seguir las ordenes- le dije socarronamente, mientras me sentaba y me abría de piernas, dándole vía libre hasta mi pene.

Mi pequeño solo se relamió los labios y gateando se acerco a mí.

-Ahora mi pequeño gatito, ¿no tienes algo que decir?- me mofe, una vez que estuvo frente a mi pene.

Mi niño solo frunció el ceño, “molesto”… pero hizo lo que le pedí.

-Nyaaa~…- maulló para mí.

-Buen chico, ahora ya puedes tomar tu “leche”- le dije, con una sonrisa burlona, él solo se sonrojo más, y comenzó a lamer mi pene.

Primero lamió la punta en forma circular... para luego bajar y subir una y otra vez, se paraba en los costados y chupaba con delicadeza... para luego bajar completamente y llegar a mis testículos, estos los lamia y metía a la boca, donde jugaba con ellos en el interior de su boca, pasándolos de un lado a otro y moviéndolos con su lengua. Después los sacó y volvió a subir, y bajar, subió y bajo repetidas veces, hasta que se metió la punta de mi pene en la boca...

Se entretuvo ahí un rato, chupando solo la punta y degustando el líquido pre-seminal que salía... pero eso a mí no me bastaba.

-Trágatela toda- ordene, mientras lo tomaba de los cabellos y lo obligaba a meterse todo mi pene a la boca.

-Ngh...- se quejo él, pero a pesar de eso, comenzó a chupar con más ganas.

Luego de un rato, comencé a darle embestidas bucales... en ocasiones parecía que se iba a ahogar, pero la forma devota en la que me chupaba la verga, me decía lo contrario.

Luego de unos minutos pude sentir como estaba a punto de acabar, así que tome firmemente la cabeza de mi niño.

-Tómalo todo-dicte, mientras empujaba mi pene hasta su garganta y me corría...

Mi lindo gatito luchaba por no ahogarse y tomar mi semen al mismo tiempo... claro que fallaba en el cometido, porque de las comisuras de sus labios, escurría un poco de mi semilla.

Una vez termine de eyacular en su boca, saque mi pene y lo tome de la barbilla, para luego alzarlo y mirarlo fijamente.

Estaba todo sonrojado, de sus ojos caían lágrimas y de su boca mi semen.

Ante esa imagen, se me puso dura de nuevo.

-Trágatelo- le dije y él... obedeció- ¿sabe rico?- le pregunte, al ver como se bebía mi semilla.

-Muy... rico...- me respondió, yo solo sonreí de lado.

-Mi lindo gatito, ahora voy a domesticarte… así que túmbate y agárrate las piernas- ordene, y como siempre, me obedeció.

Se acostó boca arriba y abrazo sus piernas, hasta llevarlas a su pecho. Dejándome una clara vista de su pene y culo.

Primero fui a su pene... me lo metí a la boca y deguste tranquilamente de él.


-Ahh~… más~…- pidió, y yo chupe más fuerte. Jugué con él en mi boca, lo movía de un lado a otro, pero en cuanto vi que su pene se hinchaba y salía más líquido pre-seminal, me detuve.

Escuche un gimoteo en protesta, pero no le hice caso.

Baje un poco más, y me tope con el agujero de su culo. Primero tome sus nalgas y las empecé a sobar, para luego inclinarme más y darle una lámina rápida a su ano.

-Nmm~…- gimió a la primera lamida, y a las siguientes después de esa también.

Me detuve en cuanto vida como mucha de mi saliva escurría de sus nalgas.

-¿Te la meto?- pregunte divertido, ya que la imagen sonrojada, jadeante, llorosa y necesitaba de mi niño me excitaba demasiado.

-Métemela- me pidió después él.

Yo sonreí y lo tome de las caderas, para luego sentarlo sobre mí y penetrarlo lentamente. No quería causarle más daño del que le había hecho anteriormente.

Una vez estuve dentro, empecé a moverme lento… para luego ir aumentando la velocidad a cada estocada. Mi pene entraba y salía... mis testículos chocando con sus nalgas era increíble y el obsceno sonido de nuestros fluidos era música para mis oídos.

-¡Ahh!... ¡Nmm!… ¡Másss!… ¡Kyoya~!…- claro que sus gemidos no faltaban.

Hasta ahí todo iba bien, hasta que me di cuenta de un pequeño detalle.

...La marca en el hombro de MI niño...

La marca que esa perra de Rei dejo en MI niño...

No me aguante… ni quise hacerlo... simplemente mordí en el mismo lugar que lo había hecho esa maldita zorra, lo hice lo bastante fuerte... como para dejarle una cicatriz visible de mis dientes y... en cuanto hice eso... mi pequeño se corrió...

Se corrió por la mordida... mi pequeño gatito era un masoquista... pensé con diversión, al sentir como el semen de Konohamaru manchaba mi abdomen, y en consecuencia... yo también lo hice...

Una vez que deje todo mi semen en el culo de mi niño, me deje caer hacia atrás, llevándome a Konohamaru conmigo.

Estuvimos así un rato, abrazados... mientras nos recuperábamos del orgasmo...

Claro, que el primero en recuperar el aliento, fui yo.

-¿Sigues enojado?- le pregunte, mientras acariciaba su espalda con una mano y su cabello con la otra.

En respuesta, él solo me miro y dijo:

-Disculpe, ¿lo conozco señor?

Yo solo me reí y él me acompañó en las risas durante un rato.

-Te amo...- le dije una vez deje de reír.


Mi niño solo sonrió y me beso los labios.

-También te amo...- respondió.

Estuve a punto de jalarlo y hacerle el amor de nuevo, pero me detuve al escuchar un grito...

Un grito que causo que mi niño palideciera, se vistiera a toda velocidad y saliera... dejándome solo...

/// POV de Enma ///

No lo puedo creer…

¡¡SIMPLEMENTE NO LO PUEDO CREER!!

.
.
.

Ok… cálmate… me dije mentalmente…

Pero obvio… decirlo es más fácil que hacerlo… pensé un poco frustrado…

Y… según mi opinión, nadie puede culparme por estar así de… ¿paranoico?... ¿histérico?

¡No sé!

Es solo que… bueno… todo paso demasiado rápido…

No es que me queje pero…

Lo de quiosco fue… amm… tan… ¿romántico?... ¿inesperado?

Cuando Sai-san me beso fue realmente increíble, pero… el haberme manoseado estuvo de más… digo, aunque su razón haya sido quererme hacer reaccionar… el toqueteo en el trasero fue poco… profesional… bien pudo haberme sacudido o… no sé… ¿silbar?

Pero… ¿manosearme?, ¿Habrá leído eso en algún libro sucio?, me pregunte… un poco sonrojado al imaginar a Sai-san leyendo “ese tipo” de literatura…

En fin… aunque todo paso de una forma un tanto extraña… todo salió bien.

Sonreí…

Era difícil no hacerlo… ya que, luego de que Sai-san y yo aclaráramos nuestros sentimientos, tuvimos…

Nuestra primera cita… pensé, aun más feliz y avergonzado…

Claro, la forma en la que Sai-san pidió la cita no fue de lo más romántico; si fue muy lindo~

Creo que jamás se me olvidara como lo hizo, jeje.

* Flash Back *

Me encontraba sentado en las piernas de Sai-san… mi ahora pareja…

Y… bueno… ¡Estoy de lo más nervioso!

Es que… bueno… Sai-san me beso… y dijo que me amaba, ¿no?, digo… eso fue lo que entendí… además, hasta hace unos ratos me estaba manoseando y… bueno…

¡No se qué hacer!

Llevamos en la misma posición desde hace ya un buen rato… y… no es que me moleste que él me este cargando y abrazando, de hecho, me gusta mucho.

Pero… en todo este rato, que para ser sincero ya se me hizo muy largo; Sai-san no ha dicho ni una sola palabra… pensé, mientras lo veía fijamente…

Sai-san tenía la mirada perdida en algún lado… se veía pensativo y muy ensimismado en sus pensamientos, también tenía el ceño fruncido y su boca se torcía en una mueca de molestia…

Eso me preocupo…

¿Acaso se arrepentía de ser mi novio?... me pregunté, con unas inmensas ganas de llorar.

Estuve a punto de abrir la boca y decirle que no tenía que salir conmigo si no lo deseaba, pero él me gano la palabra.

-Lo estuve pensando y esto no está bien, Enma. Según los libros de amor, romance, pareja y novelas ligeras que he leído; una pareja suele tener al menos una o dos citas antes de declararse. Incluso Wikipedia lo dice, y en National Geografic, se ha comprobado que el 95% de las parejas, han tenido al menos una cita, y el otro 5%, son de personas que solo buscan obtener coito, o en otras palabras, tener relaciones sexuales con su acompañante. Pero yo no quiero tener sexo contigo… bueno, si lo quiero. Pero de momento no. Lo que quiero decir es que tendremos una cita Enma. ¿A qué lugar te gustaría ir?, por cierto, un hotel no cuenta. Hoy no tendremos sexo, mañana tal vez, si. En fin, ¿qué opinas?

-¿Qué…?

* Fin del Flash Back *

Ante esa proposición, supongo que mi “¿Qué…?”, no fue lo más acertado a decir… pero…

Con una propuesta de ese tipo, ¿Qué se suponía que debía responder?

A veces pienso que Sai-san está un poco dañadito…

Sin embargo, la cita improvisada no estuvo tan mal como creía en un inicio. Primero fuimos a comer, ya que nos habíamos saltado la comida; después pasamos a una tienda de peluches y me compro un adorable conejito blanco y de ojos rojos.

“Ese conejito es igual a ti. No solo por el color de los ojos. Las orejas caídas que tiene, lo hacen ver tímido y temeroso, como tú sueles estar la mayor parte del tiempo. Por no decir que siempre.” Había dicho él, en la caja cuando lo estaba pagando.

Eso me dio mucha vergüenza, no solo por la seriedad con la que había dicho que el conejito y yo éramos iguales. Sino porque la señorita que no estaba cobrando, se rió de nosotros.

Luego de eso, fuimos a un lugar “lindo”… o al menos esa era la idea de Sai-san. Ya que los parques estaban llenos de gente, porque se estaban llevando a cabo unos eventos. También intentamos ir al río, como se estaba escondiendo el sol, sería un bonito momento para ver una puesta de sol romántica, pero… empezó a llover y terminamos por refugiarnos en Starbukcs, donde pedimos el “Coffe Love”. La lluvia duro demasiado, tanto que ya se había hecho de noche.

“No parece haber signos de que la lluvia pare hoy, así que vámonos. Toma, puedes cubrirte con mi chamarra.” Dijo al final, mientras me daba la única prenda en su cuerpo que realmente lo abrigaba.

Estuve a punto de regresársela, pero él me enrollo con su chamarra, y a los pocos segundos, ya no encontrábamos afuera. Sai-san corría a toda velocidad por los techos, pero eso no evito que nos empapáramos.

Cuando llegamos a casa ya era tarde, tal vez las 11 o no sé… el punto es que llegamos y…

“Como ahora somos pareja, dormiremos juntos. Será problemático para ti mover tus cosas, así que mañana me instalare aquí. Pero eso lo hare mañana. Hoy bañémonos y durmamos.”

Eso fue lo que dijo.

Me he dado cuenta de que Sai-san es una persona que entra en confianza muy MUY fácilmente…

Pero a pesar de haber compartido un baño juntos y dormir en la misma cama, Sai-san no volvió a tocar mi cuerpo. Hasta… cierto punto… creó que me sentí un poco desilusionado por eso… pero… solo un poco…

Y bueno… es así como termine en esta situación…

Aun no amanece, y me encuentro despierto, en mi cama, vistiendo una pijama blanca y… a mi lado, abrazándome… completamente desnudo… se encontraba mi dormido novio…

Cuando desperté, que no fue sino hasta hace unos cuantos minutos, me había puesto a repasar nuestra nada-romántica- pero-adorable-cita, para perder un poquito el tiempo y quitarme el nerviosismo que tenía, pero…

Ahora que ya no tenía nada más para pensar…

¡LA ANSIEDAD SE HA APODERADO DE MI!

¡Santo cielo!, ¿Qué debería de hacer cuando Sai-san despierte?

¿Debería decirle “Buenos días amor”?...

¿Preguntarle como amaneció?...

O… ¿Darle un beso de buenos días?...

No me moleste en escoger una, puesto que no me atrevería a hacer alguna… sería demasiado vergonzoso… pensé, mientras me sonrojaba.

-Buenos días conejito- escuche que Sai-san decía, mientras me apretaba en sus brazos.

Espera… ¿dijo conejito?

-¿Conejito?- pregunte, mientras me acercaba más a él y miraba hacia arriba para ver su rostro.

En respuesta, él solo me sonrió… me sonrió de la misma forma que lo hizo en el quiosco… no era un sonrisa falsa… era una sonrisa verdadera… una real… lo sé.

-Leí en un libro que las parejas suelen ponerse apodos. Como el conejo se parecía a ti, te diré “conejito”, ese será tu apodo.- explico.

Yo solo reí un poco ante eso. En verdad… Sai-san era una persona que no encajaba nada con esa apariencia fría… ya que es increíblemente adorable~

-¿Y cuál será tu apodo?- le pregunte. Pero él solo negó con la cabeza y me dio un beso en la frente.

-Eso debes de pensarlo tú, conejito- me dijo.

Yo solo hice un pequeño puchero y me abrace más a él.

¿En serio debía de buscar un apodo?

¿Cuál podría ser?, me preguntaba.

Y mientras me preguntaba, me llego el recuerdo de algo que Shamal-san había dicho… había dicho que él era el…

-Dr. Sexy…- dije luego de un rato, tratando de contener la risa, por el “apodo” que había decidido darle- ¿Qué te parece?- le pregunte en broma.

Era obvio que no tenía planeado llamarlo así, pero… claramente… Sai-san no pensó lo mismo…

-¿Dr. Sexy?, mmm… normalmente los apodos deben estar relacionados con algo en la persona que lo lleva. Pero si ese te gusta, entonces debo de cumplir con las expectativas de ese sobrenombre- me dijo… mientras se colocaba sobre mí y me acorralaba con su cuerpo.

Sentí mi cara arder y mi cuerpo tensarse ante sus acciones y palabras… ¿Acaso Sai-san iba a…?

-¿Q..qué haces?- le pregunte nervioso, pero… también un poco ansioso… por saber que respondería.

-Actuó “sexy”, como no soy doctor, creó que tendrás que cambiar el apodo a “Sr. Sexy”. Pero no te molesta, ¿verdad? -yo solo negué con la cabeza, y estuve a punto de decirle que lo del apodo era una broma, pero... un beso de su parte me dejo sin aliento...

Fue un beso aun más apasionado que el que me había dado en el quiosco... este era feroz... se había apoderado de mis labios con facilidad, los chupaba y mordía, su lengua recorría cada rincón de mi boca e incluso se pasaba por mis dientes.

El beso era muy intenso... y también muy largo... tanto que me vi golpeándolo ligeramente en el pecho para que liberara mi boca y me dejara respirar...

Pero... una vez que me soltó y pude jalar un poco de aire... este al instante se escapo de mis pulmones... debido a las siguientes palabras de Sai-san... que casi me detienen el corazón y me hicieron querer esconderme en un hoyo por la vergüenza...

-Enma... sé que eres virgen, así que, ¿Puedo quitarte lo casto y hacerte el amor?, ah... pero que quede claro que lo preguntó por educación, ¿de acuerdo?, porque sea cual sea tu respuesta, planeo quitarte virgen- me dijo, con una sonrisa falsa... que más que falsa se me hizo muy pervertida...

¡¡Santo cielo!!, ¡¿Pero qué había hecho?!

Me pregunte con pánico, en cuanto vi como Sai-san tiraba al suelo las sabanas y me dejaba verlo en su completa desnudes... habría apreciado esa imagen por más rato, de no ser porque Sai-san ataco mis labios de nuevo... obligándome a cerrar los ojos en el proceso...

Después de eso no supe "cómo" ni "cuando", pero... mi pijama había desaparecido y solo me encontraba vistiendo un bóxer blanco con patitos amarillos...

Mal día para usar la ropa interior que Nana-san me regalo en navidad...

-Linda ropa- me dijo Sai-san… metiendo uno de sus dedos en mi ropa interior y jalando un poco el resorte, dejando claras sus intenciones de quitármelo.

-Espera…- le dije con un tono que me pareció muy de niña.

-¿Qué sucede?- me pregunto él, dejando en paz el resorte de mi bóxer, y pasando ambas de sus manos en mi cintura, para luego levantarme y sentarme en su regazo.

Esa posición me daba mucha vergüenza, ya que podía sentir como… el… “eso” de Sai-san… se restregaba con mi vientre.

Baje un poco la vista, para ver su……………….

-¡Es enorme!- exclame con sorpresa.

¡¿En verdad el planeaba meter “eso” en mi?!

-No pongas esa cara conejito. Te aseguro que “esto”, no muerde…- me dijo con un poco de… ¿diversión?...

No me lo creó, ¿de dónde aprendió estas cosas Sai-san?, no es que yo sea un experto en estas cosas, pero… se suponía que yo le estaba enseñando como relacionarse con una persona de la forma “romántica”…

¡¡¡Pero yo nunca le enseñe esto!!!

-Estás distraído. ¿Qué piensas?- me preguntó.

Claro que estaba distraído… o bueno, al menos intentaba estarlo, sino, iba a entrar en pánico en este momento.

-Yo… es que… yo…- trataba de excusarme.

No quería que Sai-san pensara algo malo por mi comportamiento. Pero… me era difícil decir algo coherente, y más porque Sai-san había posado sus manos en mi trasero, y… lo masajeaba suavemente…

-Tranquilo, entiendo- me dijo luego de un rato, dejando de tocarme.

Suspire aliviado ante eso. No es que no quisiera hacer el… amor… con Sai-san, pero… aún no me sentía preparado…

-Gra…- estuve a punto de agradecerle por comprender mi situación. Pero antes de que pudiese hacer eso, Sai-san me había tapado los ojos con algo- ¿Qué pasa?- pregunte, intentando quitarme la venda, pero Sai-san me lo impidió, tomándome de las manos.

-No te la quites- me dijo, mientras besaba mis labios.

-¿Por qué me…?- iba a preguntar lo evidente, pero Sai-san me respondió mi duda antes de que pudiera formularla.

-Estás muy nervioso. Solo concéntrate en sentir, no pienses en nada…- me dijo, mientras lo sentía acercarse a mi oído, y ahí… me dijo con suavidad…- o como otros suelen decir… “Tú flojito y cooperando”.

Sentí mi rostro arder por sus palabras, pero… decidí hacerle caso… y coloque mis manos en su pecho, para luego ir subiendo y entrelazarlos en su cuello…

Lo escuche reír ante mi acción.

-Eres muy lindo… Enma…- me dijo después… con un tono suave y profundo…

Jale un poco su cuello… y me acerque lentamente…

No sabía bien que era lo que pasaba… pero me sentía con la necesidad de uno de los besos de Sai-san… de mi novio…

Pero en cuanto pude sentir mis labios rozar con los suyos…

Ambos escuchamos un grito que nos dejo congelados.

Bueno, al menos a mi me dejo en ese estado. Porque segundos después de ese grito…

Sai-san se había marchado de la habitación… dejándome completamente solo.

/// Fin de POV de Enma ///

.
.
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Un castaño que vestía un pijama negra, demasiado grande para ser de él; y un pelinegro, que solo usaba un pantalón de mezclilla…

Ambos… corrían a toda velocidad por el pasillo y escaleras… corrían como si su vida dependiera de ello… y no era para menos, ya que el grito que habían escuchado dejaba mucho a la imaginación… pero ninguna cosa que pudiera pasar por su mente era algo realmente agradable…

Los dos shinobi bajaron sin mirarse, y llegaron a la enfermería abriéndola de golpe…

Topándose con un castaño de ojos miel… unos ojos que ahora se encontraban llenos de lagrimas…

En cuanto el menor noto la presencia de los dos ninja… grito lo mismo que había gritado segundos antes…

-¡¡AYUDA!!. ¡¡NARUTO-SAN ESTA MURIENDO!!

ANBU y Chunin sintieron que su corazón se detenía ante esas palabras…

Sin más demora, buscaron con la mirada a su amigo y maestro…

Lo encontraron tirado al lado izquierdo de la camilla…

Se convulsionaba…

Vomitaba sangre…

Se rasguñaba la piel de los brazos hasta sangrar….

Y… lo que más asusto a ambos ninja…

Estaba siendo cubierto por el chakra rojo del Kyuubi…

Un chakra… que hasta donde ellos sabían, ya no debía de existir…

-¡¡¡GAHHHH!!!- el grito desgarrador de dolor del rubio los hizo reaccionar.

-¡¡Konohamaru, ve por mi tinta!!- grito el pintor, el primero el reaccionar.

El neko se quedo congelado, pero en cuanto vio que los ojos azules de su maestro se volvían de un color rojo carmesí… emprendió carrera a la habitación de su hermano… en busca del pedido…

Dejando al pintor y cielo en la habitación… junto a un rubio que sufría por el cambio tan repentino en su cuerpo.

-Sai-san… ¿Nar..Naruto-san estará bien?- pregunto el de ojos miel casi llorando.

Fue ahí cuando el mayor reparo en la presencia del menor.

-¡Tsunayoshi, toma a todos y váyanse!, ¡Aléjense lo más que puedan!- grito el mayor muy exaltado.

El Cielo se asusto ante eso y por fin… las lágrimas corrieron por sus mejillas.

“¿Qué está pasando?” se preguntaba el menor…

Y no era el único…

Los amigos del rubio también querían saber que estaba pasando…

Continuara…
Notas finales:

No olviden sus RW n.n


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