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¿Morir por Amor?, No Suena Mal por ZuminoeRiriko

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Tres ninjas se encontraban en medio del parque.

-Yo iré al sur, recopilare información de los tipos de mujeres y hombres que predominan, grupos sociales, organizaciones secretas, la política, tasa económica del estado y extranjera- hablaba sin emoción el cuervo.

-Yo al este, me pareció ver unos mercados la última vez- decía ahora Konohamaru.

-En ese caso, yo iré al norte, a ver que encuentro. Nos vemos a las 8:00 en este lugar, traten de llegar a tiempo y en caso de que algo se presente, eleven su chakra y llegare en segundos, dattebayo- explicaba un muy serio rubio.

Los otros dos, simplemente asintieron de la misma forma.

-Bien, entonces, disper...- decía el rubio, más se vio interrumpido por dos voces.

-¡Naruto-san/Sai-san!

Los nombrados giraron a ver al lugar donde los llamaban, y pudieron divisar a un castaño, un pelirrojo y otro de ojos metalizados, corriendo hacia ellos. Se encontraban a lo mínimo, a unos 40 metros de distancia.

-Nos siguieron- comento Konohamaru, mientras miraba de una forma despectiva y mueca de desprecio, al azabache.

-Me imagino que ahora nos dividiremos por parejas- decía ahora el rubio con una mueca cansada- así nos tardaremos más en cubrir el terreno, dattebayo.

-Tienes razón Naru-chan, y también me será más difícil recopilar la información que deseo- comento el cuervo.

-Entonces solo busca lo básico. En primera los tipos de mujeres, mientras más sepamos de ellas, más fácil será manipularlas a nuestro antojo y será sencillo usarlas en misiones como conejillos de indias. En segunda: procura que Tsuna o Enma, no sé con quién te toque, no se haga ni un arañazo o lo toque siquiera el pétalo de una rosa, recuerda que ambos son jefes de familias “poderosas”, debemos protegerlos como si fueran los mismos Kages, y en tercera; no se salgan del rango establecido, lleguen puntuales o avisen si se encuentran en problemas. Eso es todo, dattebayo- hablaba el rubio como todo un líder.

-Si- contestaron los otros dos al unísono.

El rubio solo asintió.

Y en cuanto termino con ese simple movimiento, los tres mafiosos ya habían llegado hasta ellos.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - En Otro Lugar - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

-¡Esos malditos!, ¡¿Cómo se atreven a hablar del Décimo como si fuera un estorbo?!- exclamaba una furibunda tormenta.

-Ma ma, tienen buenos puntos Hayato- trataba de calmar la lluvia.

-Eso no quita el hecho de que trataron al jefe como una molestia…- mascullaba una molesta Aldeid, la cual, tenía una vena palpitante en su frente.

-Kufufufu, ciertamente… sé que el Vongola no es el más habilidoso de todos, pero tampoco es para que lo traten así- comentaba de la misma forma la niebla.

-Mukuro-sama, por favor cálmese, le aseguro que Sai-san, Konohamaru-san y Naruto-san, no lo dijeron con mala intención- trataba de calmar la chica del parche de calavera.

Ella se había llevado muy bien con los tres nuevos personajes, y se había dado cuenta que estos eran un tanto despistados con sus acciones y palabras, pero ninguna de ellas era en mala intención. Eran solo… cosas que se les daban en mal momento.

-Bueno, eso no me pareció a mi-kora…- el militar también se encontraba molesto.

-Nufufufu, que lindo~… todos protegen a Tsunayoshi…- comentaba un feliz albino de ojos violetas, mientras se comía un par de malvaviscos.

-¡Claro que si!, ¡Lambo también protegerá a Tsuna-nii!- exclamaba ahora una animaba vaca.

-¡YO TAMBIÉN PROTEGERA A SAWADA AL EXTREMO!- gritaba ahora el sol.

-Aunque en realidad no hay nada de que protegerlo…- comentaba bajito ahora Yuni.

-Ciertamente…- suspiro Aria- pero bueno, solo será cuestión de que esos chicos despistados se den cuenta de lo que hicieron con su sola presencia- comento una divertida Aria.

-Pues a mí me parece difícil que se den cuenta de que han enamorado al Vongola y los otros dos. No les hacen caso ni un poco- comentaba ahora Gamma, observando la pantalla.

-Bueno, eso habrá que verlo. Ahora cállense- amenazaba el hitman, mientras pulía su amada pistola.

Todos hicieron caso a la orden o amenaza indirecta del asesino, y posaron sus ojos de nuevo a la pantalla.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - En el Parque - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

-H..ho… ah~… etto…- trataba de hablar el castaño, pero la falta de aire en sus pulmones y los nervios de no saber qué decir, se lo impedían.

Enma no estaba mejor. Estaba tan rojo como su cabello y se escondía detrás de su amigo castaño.

-¡Tsk!- exclamo molesta la nube, por aquel comportamiento tan común en los dos capos.

-¿Pasa algo malnacido?- se dirigió Konohamaru al prefecto. El cual, solo pudo fruncir el ceño ante el insulto con el que lo había llamado.

-No tientes tu suerte herbívoro o……

-¿Me morderás hasta la muerte?, eres tan molesto y repetitivo- interrumpió el menor con desgano, ocasionando que la mirada del azabache se afilara de una manera amenazadora. Claro, que eso solo le causo gracia al Chunin.

-Anda, no peleen- calmaba el rubio- supongo que vinieron a acompañarnos, ¿verdad?, ttebayo- afirmaba más que preguntar.

-S..si…- susurraba bajito el pelirrojo, pero los tres ninjas lo escucharon a la perfección.

-Pero… solo… si no les molesta- a completaba avergonzado el castaño.

Los tres ninjas solo sonrieron de forma falsa, mientras pensaban: ”Claro que si nos molestan”, pero por suerte los otros tres mafiosos no se dieron cuenta.

-Ya veo, supongo que tendrás que ir con el depravado, hermanito- comento con naturalidad el cuervo y Hibari lo miro con odio, más no le dijo nada,… ya que había acertado, él quería ir con SU gatito.

-¿Por qué tengo que ir con él?, llévatelo tú y yo me voy solo, o… me voy con Tsuna o Enma, de todos modos, al jefe y a ti, les gustan más los animales que a mí- comentaba un poco frustrado el menor, ocasionando una ligera sonrisa en los dos ninjas mayores.

-A mí no me van los animales grandes- comento con burla el cuervo.

-A mí me pasa igual, además… la razón por la que el carnívoro está aquí es por ti. Así que tú iras con él, dattebayo- dictaba el rubio, a lo que el menor solo frunció el ceño.

“¿Por mí?”” se preguntaba el menor sin entender las palabras de su jefe y maestro, pero decidió dejarlo pasar.

-¡Pero Jefe no…!- el menor estaba a punto de reclamar, pero la mirada seria que le mandaba el rubio lo hizo callar y bajar la mirada como perro regañado. Esa imagen era muy tierna para el mafioso, y la habría disfrutado más, si él hubiera sido la razón de ese lindo comportamiento en el menor.

-Hermanito, has lo que Naru-chan dice- hablaba de forma cariñosa el cuervo, ocasionando los celos del pelirrojo.

-De acuerdo…- contesto el otro con un ligero puchero que encanto al rubio.

-Mira Konohamaru- hablaba el Kitsune, revolviendo los cabellos del menor, y ahora fue el turno del castaño para sentir celos- si te llevas bien con Kyoya o… si al menos procuras no matarlo, te mostrare una nueva técnica, dattebayo- sonriendo.

Los ojos del menor se iluminaron ante eso.

-¿Una nueva técnica?, ¿Cuál Jefe?- pregunto el menor con los ojos como estrellas y una expresión de niño ilusionado por su primer navidad.

-Mm… ¿Debería decirle Sai?, ttebayo- preguntaba el rubio con una mirada de “indecisión”” y traviesa al pintor, el cual, solo sonrió ante el cuestionamiento.

-Yo creo que primero debemos ver si se lo merece Naru-chan…- contestaba el pintor de la misma manera, a lo que el rubio solo asintió repetidas veces.

-¡¿Qué tengo que hacer?!, ¡Hare lo que sea!- exclamaba el menor con el ánimo a mil.

-Es simple, solo ve y regresa con el degenerado en una pieza o… al menos tráelo consiente- explicaba el pintor y el menor solo asintió animado.

-¡Lo haré!, ¡Vámonos animal!-exclamo muy feliz el Chunin, y se fue corriendo, siendo seguido se mala gana, por una nube muy molesta.

Pues claro, ¿Quién no se enojaría si te dicen “animal”, “degenerado”, “débil”” y demás cosas, como si no estuvieras presente en la puta conversación?, eran muy pocos los que no se ofenderían, y entre esos pocos no estaba Hibari Kyoya. Pero bueno, al menos tenía la satisfacción de saber que tendría a SU gatito todo para él, por ese día.

“Ya verás… te haré mío”” pensaba de forma altanera el peli-negro, tratando de darle alcance el Neko.

-¿Eso estará bien?- pregunto el cuervo a su amigo, mientras veía la silueta de los otros dos alejarse.

-Es probable, con la promesa de una técnica nueva no lo matara, dattebayo- comentaba el rubio sin importancia, mirando en la misma dirección en la que miraba el pintor.

-Supongo que si lo pones así está bien, ¿Qué técnica le vas a enseñar?- preguntó mirando al rubio, quien solo sonrió y le devolvió la mirada.

-Pues… aún no lo sé, dattebayo- respondió, rascándose la mejilla derecha con un dedo.

-Mi hermanito se va a enojar cuando sepas que le mentiste- dijo el cuervo, negando con la cabeza en desaprobación.

-No le mentí- se defendió el rubio con una ligera sonrisa, causando que el pintor lo mirara interrogante- Si le enseñare una nueva técnica, solo que aún no me he decido por cuál. Aunque también podría enseñarle varias, ya sabes, para dejar mi legado, dattebayo- comento el rubio, mirando el suelo de forma pensativa.

Sai enarco una ceja ante ese comportamiento tan raro.

-¿Tú legado?, ¿no eso lo dejas cuando estás muy viejo o a punto de morir?- cuestionaba el cuervo con cautela y duda.

Cosa de la que Naruto se dio cuenta.

-¡Pero ya tengo 20 años Sai!, pronto llegare los 30, luego a los 60 y cuando tenga noventa años ya no podré entrenar a nadie por la vejez, es tan cruel el tiempo, dattebayo…- explicaba el rubio de forma melodramática, ocasionando que el pintor sonriera divertido por aquel tan común comportamiento en su amigo.

-Ya veo, en ese caso debes de apurarte, antes de que te salgan canas, Naru-chan…- comentaba el pintor con sarcasmo.

-Jeje, bueno, dejando eso de lado, ¿Cuál de los dos se viene conmigo?, ttebayo- preguntó el rubio, dirigiéndose ahora a los dos capos, quienes se habían mantenido al margen de la conversación en todo momento.

-Etto… y..yo iré contigo…- contestaba el castaño muy sonrojado.

Naruto solo enarco una ceja, en signo de confusión. Cosa que noto el de ojos miel.

-¿Pasa algo… Naruto-san?- preguntó el cielo, un poco cohibido por esa mirada.

-No, nada. Es solo que pensé que Enma iría conmigo y Sai contigo. Pero no importa, dattebayo- terminaba de decir con una sonrisa, sin percatarse de que el semblante del menor se ensombreció.

“Ya veo… le agrada Enma más que yo”” pensaba el castaño muy deprimido.

-Bueno, entonces yo me iré con Enma, Naru-chan, te veo más tarde- se despidió el pintor.

-Seguro, que te la pases bien, dattebayo- dijo el otro de igual forma y con una gran sonrisa.

-Hasta luego, Tsuna-kun- se despidió un preocupado pelirrojo, al ver el semblante decaído de su amigo.

-Hasta luego, Enma-kun…- respondió el otro con una sonrisa forzada.

Los primeros en marcharse, fueron Enma y Sai, dejando al castaño y rubio parados en el parque, completamente solos y con un silencio incómodo.

/// POV de Naruto ///

Ya hace varios minutos que Konohamaru y Sai se habían marchado, dejándome solo con Tsunayoshi……

No es que me molestara estar con él o algo por el estilo, dattebayo… pero este silencio se estaba volviendo molesto y él no parecía tener la más mínima intención de moverse… o dejar de ver el suelo.

¿Qué tendrá de interesante?, dattebayo.

-¿Te diviertes mirando el piso?, ttebayo- me anime a preguntarle, y él solo dio un respingo… más no me contesto.

Esto ya estaba comenzando a molestarme, ¿Para qué pide venir conmigo si me va a ignorar?, dattebayo.

Bueno, si él no se moverá por cuenta propia, no hay nada que se le pueda hacer.

/// POV de Tsuna ///

¿Qué si el piso era divertido?, claro que no… pero tampoco es como si pudiera alzar la mirada con la tonta cara que me cargo ahora.

Odio esto… ¿Por qué no simplemente pued…?

…..?!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Pe..pero... ¡¿Qué está haciendo?!...

Me… él me…… me esta……

/// POV de Naruto ///

Al final tuve que tomarlo de la mano para que se moviera… que problemático, dattebayo.

Gire la cabeza y lo vi por sobre mi hombro……

Vaya… que raro… él…… ¿Acaso está sonriendo?

Me pregunte al ver cómo me seguía desde atrás, con una linda y tierna sonrisa, mirando nuestras manos y con un pequeño rubor en sus mejillas… aunque… sus ojos también brillaban.

Jeje, no me había dado cuenta de que fuera tan lindo.

Bueno, si carga esa cara supongo que al final no le caigo tan mal, ¿no?, ttebayo.

Mmm… debería de tener más cuidado con lo que digo, hace un rato Sai casi sospecha, dattebayo.

/// Fin de los POV´S ///

El castaño y rubio caminaban tomados de las manos, ignorando las miradas de todos.

Uno pensando en lo afortunado que era por estar así con la persona amada y el otro, pensando en lo que debía de hacer para que todo surgiera con naturalidad… hasta el día final.

_ Con Konohamaru _

El pequeño Neko había corrido tan rápido y sin descanso, que ya había llegado al centro comercial, junto a un muy sudado y cansado Kyoya.

-¿De verdad tenías que correr a esa velocidad?, exageraste herbívoro, incluso le ganaste la carrera a un camión- regañaba el de ojos metalizados, sin embargo, el menor no le hizo caso y comenzó a caminar con tranquilidad.

-Oye herbívoro, hazme caso cuando te hablo- demandaba un prefecto muy molesto y emanando un aura oscura, ocasionando que todas las personas se alejaran al reconocer al demonio de Nami-chuu.

Pero ni así el menor se detenía o le dirigía la mirada, solo caminaba observando todas las tiendas y mostradores que se le presentaban.

Al final el de ojos metalizados se rindió y empezó a caminar junto al castaño. Cosa que hizo sonreír triunfante al último.

-Deja de llamarme, ”herbívoro”, animal, ¿sabes que tengo nombre?- comento mientras observaba una gran estructura el forma triangular.

El llamado “animal”, solo enarco una ceja ante ese cuestionamiento.

-Yo no puedo llamarte “herbívoro”, ¿Pero tu si a mí “animal”?- preguntó un tanto pesado.

-Dejare de llamarte así, cuando empieces a respetarme- explico deteniendo su andar y mirando por más tiempo aquella estructura.

El prefecto también se detuvo y miró al mismo lugar que veía su amado.

-Ya… ¿También quieres que te bese los pies?- cuestiono de forma prepotente y sarcástica, ocasionando que el menor lo mirara sin emoción.

-No. Solo te pido el respeto que debes darme. Yo no soy inferior a ti, y con eso, tampoco estoy tratando de decir que soy superior a tu persona, tú y yo somos iguales, y te pido que me trates como a tu igual. De lo contrario, solo recibirás en mismo trato que me das- explico el menor, regresando su vista al triangulo, que ahora estaba siento rodeado por unas cosas verdes.

El prefecto lo miró por unos segundos, debatiéndose mentalmente en lo que debía de hacer.

Opto por lo más fácil.

-¿Qué tanto miras… Sarutobi?- pregunto el prefecto, mirando de nuevo la estructura de metal, que estaba siendo adornada.

El menor solo sonrió levemente.

-Está bien si solo me llamas, ”Konohamaru”… Kyoya- le dijo, dirigiéndole una sencilla sonrisa de lado.

El azabache solo mostro una ligera curva en sus labios… una sonrisa sincera… estaba feliz de que el menor le permitiera llamarlo por su nombre y que de igual manera, a él lo llamara por el suyo.

-¿Y qué tanto vez Konohamaru?, ¿Te gustan los árboles de navidad?- pregunto de nuevo, pero el menor solo enarco una ceja en signo de confusión, para luego volver a mirar la cosa metalizada.

-¿Eso es un árbol de navidad?- pregunto confundido. Ahora fue el turno del azabache para enarcar una ceja.

-Por supuesto, ¿Qué pensaste que era?- el menor solo se encogió de hombros.

-Camuflaje, una base secreta o algo para tender una emboscada… tal vez un arma escondida… pero… ¿Un árbol de metal?- dijo ladeando ligeramente la cabeza, en un acto demasiado tierno para la nube.

-Camuflaje, base secreta, emboscada o arma oculta… ¿No crees que eso en medio de tanta gente sería inútil?- expreso con una ceja enarcada y una leve sonrisa de diversión.

El menor solo se llevó una mano a la barbilla en forma pensativa, mientras cerraba los ojos.

-También pensé en eso… me estaba debatiendo en si ir o no, a decirle a esas personas que estaban haciendo mal su trabajo- el prefecto solo ensancho más su sonrisa ante eso, su niño era… inocente… muy inocente.

-¿Nunca habías visto un árbol de navidad de metal?- se animó a preguntar. El menor solo lo miro y negó con la cabeza, para empezar a caminar de forma tranquila, siendo seguido por el otro.

-Para nada, es raro. ¿Por qué no trajeron un pino del bosque?- preguntó.

-Porque sería muy problemático y cuando se secara, ensuciaría todo el lugar- explico.

-Ahh~…- fue lo único que respondió el menor, y detuvo su paso de nuevo para mirar ahora, a un señor gordo, vestido de rojo y con una gran barba, repartiendo unos papeles.

El prefecto también se detuvo, y siguió la mirada de su amado.

-¿Te gusta Santa Claus?- pregunto con un rostro de diversión y ligera burla.

El menor hizo caso omiso a la ofensa que le quería dar y solo enarco una ceja.

-¿Santa… qué…?- expreso más que confundido, y también el azabache lo miro de la misma forma.

-Santa Claus, ¿Qué nunca habías oído hablar de él?- pregunto sin creérsela.

El menor solo negó con la cabeza y el azabache lo miro estupefacto. ¿Cómo es que había alguien que no supiera de ese tonto tipo que repartía regalos por todo el mundo?

-¿Es un enemigo?, ¿Debería capturarlo?- preguntó, mirando al señor de rojo con una mirada afilada y amenazadora.

-No, claro que no. Konohamaru… ¿Es que tus padres nunca te contaron de él?- preguntó el prefecto y el menor lo miro sin emoción en su rostro, causando que el azabache se diera cuenta de la tontería que acababa de decir- Tu abuelo, me refiero a tu abuelo, ¿Nunca te contó de él? O… ¿No celebran la navidad en tú mundo?

El menor cerró los ojos, pensativo, y comenzó a caminar.

-Mi abuelo no era una de las personas más cariñosas del mundo y tampoco lo veía muy seguido, como era el tercer Hokage siempre estaba ocupado, las únicas veces cuando podía verlo, era cuando hacía alguna travesura en la aldea y me presentaban ante él para que me castigara. La navidad… mm… si se celebra en nuestro mundo, pero yo nunca tuve la oportunidad de hacerlo- explico abriendo los ojos y mirando ahora una vitrina con varios collares.

El azabache solo lo observaba con atención.

-¿Por qué nunca la celebraste?

-Porque nunca tuve tiempo o alguien con quien hacerlo. Cuando era niño me la pasaba entrenando con Ebisu-sensei, cuando entre a la academia solo tenía tiempo para estudiar y entrenar más, al ser Genin empezaban las misiones y no había tiempo para relajarse, y cuando pase el examen de Chunin, a penas y tenía tiempo para dormir o comer- dijo apartando la mirada de los collares y pasándola ahora, a unas pequeñas cosas rectangulares.

-¿Y con tu “hermano” o tu “jefe”?- se animó a seguir preguntando, sentía mucha curiosidad por la vida que antes tenía el menor.

-Ellos dos formaban parte de ANBU, así que tenían menos tiempo libre que yo. Había ocasiones en las que pasaban meses en las que no los veía- explico con el ceño ligeramente fruncido.

El azabache ya no preguntó más, pues al parecer, sus preguntas estaban comenzando a molestar al menor… o eso pensaba.

-Carajos Kyoya… ¿Qué mierda es esto?- pregunto harto el menor, señalando las pequeñas cosas rectangulares.

El nombrado miro las cosas a las que su amado se refería, y no pudo evitar sonreír tiernamente… claro que al menor poco le importo esa sonrisa.

-Son Celulares- explico divertido el mayor, ya que el menor lo veía más confundido que antes.

-¿Celulares?, ¿Es para matar?- preguntó inocentemente.

El mayor no sabía si reír por la ocurrencia del menor o preocuparse de que asesinar, fuera en lo único que pensara.

-No, son para comunicarte- explico.

El menor solo hizo chiquitos los ojos y arrugo la boca de una forma muy tierna.

-¿Comunicarme?, ¿Con quién?- preguntó de nuevo. Y al mayor se le iba ensanchando la sonrisa cada vez más.

-Si, comunicarte, y lo puedes hacer con cualquier persona que también tenga un celular, no importa si está a kilómetros de distancia o en otro país. Cuando compras uno, te lo dan con una serie de números, que al marcarlos, se envía una señal a una satélite y te pone en contacto con la persona que quieres- el menor lo escuchaba maravillado.

No entendía nada, pero el aparato le fascinaba.

-¿Tú tienes uno?- preguntó curioso. Cosa que le causo gracia al mayor.

-Si, tengo uno. ¿Quieres verlo?- preguntó con una sonrisa y el menor solo asintió repetidas veces.

El mayor muy divertido, metió su mano derecha dentro de su gabardina y saco un pequeño objeto, el cual, Konohamaru ahora conocía como: “Celulares”. Al final se lo entrego al menor y este con completa curiosidad, lo inspecciono de arriba a abajo.

-¿Qué es ese punto de ahí?- preguntó señalando una pequeña cosita, en la parte trasera del celular.

-Es la cámara, mira- dijo tomando su celular y apuntando con él al menor, que solo se quedó inmóvil, esperando a que algo pasara, y supo que algo paso, cuando escucho un ligero: “Plash”, que emitió el objeto.

“Bien, ya tengo una foto de él” pensó triunfante el prefecto.

-¿Qué hiciste?- pregunto más intrigado que antes y el azabache solo le mostro el reverso del celular, donde el menor pudo admirar un retratado de él.

-Te tome una foto- explico con sencillez y al menor solo le brillaron más los ojos.

-¿Y cómo sacas la foto?- pregunto rascando la pantalla, tratando de sacar su dichosa foto del aparato.

Kyoya le hubiera dado una paliza a cualquiera que dañara sus objetos y más si era su costoso celular, pero si era su pequeño niño, no le importaba.

-La sacas en lugar donde hacen impresiones digitales o con una impresora en casa.

El menor solo lo miró más confundido.

¿Quién mierda era Digitales? Y ¿Qué carajos era una impresora?

El azabache solo sonrió ante eso, le parecía que el menor se hacía más y más lindo a cada segundo.

-Entonces toma fotos que no puedes sacar sino con otra cosa…- comento el menor y el azabache solo asintió- entonces esta cosa es inútil, ¿Para qué le ponen cámara si no se pueden sacar las fotos?- dijo mirando el aparato de forma despectiva, ocasionando que el azabache sacara una pequeña risa.

-Jaja, es porque sería muy problemático cargar con todo un álbum de fotos en la mano, con un celular, solo debes meterte aquí… y aquí … y hacer esto, para ver las fotos que has tomado- explico, mostrándole los pasos con el que debían de hacerse en el celular, para mirar las fotos.

-¡Oh!, ¡Ahí estoy!- expreso el menor feliz, al ver la foto que el azabache le acababa de tomar, junto a otras.

-Si, eres tú- le dijo con un tono cálido y amoroso, que el menor pasó por alto.

-Pero… ¿No dijiste que eso servía para comunicarte?, ¿Por qué toma fotos?- preguntó confundido.

-Un celular tiene diferentes usos, puedes comunicarte, tomar fotos, puede ser una linterna, despertador, cronometro, reloj, un lugar para guardar documentos, notas, puedes navegar en internet o incluso puede ser una consola- explico.

El menor lo miro con una mirada de lo más confundida e interrogante, causando que el mayor enarcara una ceja.

-¿Qué pasa?- pregunto la nube.

-¿Puedes navegar con esa cosa?, ¿Se convierte en un barco o canoa?

Luego de ese cuestionamiento, el mayor no pudo evitar sacar una carcajada limpia.

-Jajajajajaja- las personas que pasaban por ahí solo vieron la escena aterrorizados, ¿Era acaso que el temible prefecto de Nami-chuu se estaba riendo?

¡Era el apocalipsis!, ¡Debían huir!

Y muchos lo hicieron, dejando la plaza casi vacía y a completa disposición de la pareja.

-¿Por qué te ríes?- pregunto el menor, sin entender lo que le causaba tanta gracia al mayor, a lo cual, el aludido solo negó con la cabeza tratando de calmarse.

El menor opto por no hacerle caso y regreso la mirada a los celulares. A lo mejor y el mayor se estaba volviendo loco.

-Disculpe linda señorita, ¿Me podría decir el precio de estos objetos?- preguntó el gatito con una mirada felina y sonrisa sensual a la chica encargada, que desde hace varios minutos observaba a los dos hombres guapos que se habían parado frente a su local.

-¿Eh?, ¿Yo?- pregunto sonrojada, al darse cuenta de que le hablaban a ella, y a la forma en la que el menor se había dirigido a su persona.

-Si, ¿O acaso hay otra linda señorita frente a mí?- preguntó guiñándole un ojo, provocando que la mujer se pusiera como un jitomate y el azabache viera con odio a la mujer que le robaba la atención de SU gatito.

-E..etto… bueno, tenemos distintos modelos, marcas y compañías, ¿Exactamente qué le gustaría?- preguntó jugando con sus manos, al más puro estilo Hinata.

“Vaya, tenemos una Peli-negra de Infarto” pensó divertido el Neko, al ver la forma en la que la mujer se comportaba.

-Lo que a ti te guste hermosa, para mi está bien- respondió con una mirada sensual y la mujer sentía que sacaba vapor por las orejas, el azabache también lo hacía, pero por razones distintas a las de la mujer.

-B..bueno… en ese caso, yo recomendaría este modelo- dijo- es muy…

-Bien, me lo llevo- interrumpió el menor, sacando su cartera.

-Pe..pero… aún no le he dicho nada del celular- tartamudeo la chica.

-Está bien, confió en tu palabra- dijo con una sonrisa de lado, que provoco que la mujer pasara a otro color rojo- Es más, dame tres, si es posible, ¿Tienes en color anaranjado, negro y azul?- preguntó y la mujer asintió repetidas veces.

-¡S..Si!- expreso muy avergonzada.

-Bueno, dámelos en esos colores- la mujer solo asintió otras tres veces en forma frenética y como un rayo, se dispuso a hacer el pedido del menor.

Una vez que la mujer metió los aparatos en una bolsa, los hubo entregado al menor y el ultimo los pagara. El Neko hizo su ataque final.

-Gr..gracias… por su compra- despidió mirando al suelo.

-A ti hermosa, espero verte pronto- respondió el menor con una mirada de matador, cosa... a la que la mujer ya no pudo más y acabo por desmayarse, ante la mirada divertida del Chunin y la molesta de la nube.

Luego de eso, ambos jóvenes caminaban en silencio. Uno pensando en mandar a matar a esa mujer y el otro riendo de lo lindo por su travesura.

-Jaja, oye Kyoya, eso fue divertido, ¿no?, jajajaja, ¿Viste cómo se desmayó?, Jajaja- decía muy divertido el menor, sin embargo, el azabache no decía nada y solo caminada.

El menor se extrañó ante ese comportamiento.

-Kyoya, te estoy hablando- volvía a decir el menor, pero el mayor solo caminaba en silencio y con el ceño fruncido.

Al final el menor detuvo su paso y espero a que el mayor también lo hiciera, más no lo hizo.

“¿Pero qué le pasa?” se preguntaba el menor sin entender. Al ver que el azabache lo dejaba atrás, opto por subir el paso y darle alcance.

-Oye, no me ignores- dijo ya un poco molesto por la actitud del mayor, pero este solo lo ignoro olímpicamente y eso… ya no le estaba gustando- Pues bien, has lo que quieras, me iré a buscar unos cueros- exclamo molesto, mientras se daba la vuelta.

Una alarma de “peligro” se encendió en la cabeza del prefecto, quien rápidamente se dio la vuelta y estuvo por tomar la mano del menor, de no ser porque este fue más rápido, dándose la vuelta para encarar al mayor.

-¿Y bien?- pidió una explicación el menor, cruzándose de brazos, mientras que el azabache solo se mantuvo en silencio y aparto la mirada.

Pasaron así varios minutos, y cuando la paciencia del menor estuvo por acabarse, el mayor decidió hablar.

-¿Por qué actuaste así con esa estúpida mujer?- dijo celoso, pero el menor no se dio cuenta del tono.

-“¿Por qué?”, pues… por eso mismo- respondió este con sencillez y el azabache lo miró interrogativo, siendo ahora él el que pedía una explicación- algunas mujeres son muy estúpidas y tontas. No digo que todas, pero muchas no valen la pena, aunque a veces tiene algunos usos, en fin, solo basta con hablarles bonito y harán lo que tú quieras. Como la mujer de allá, jajaja, ¿La viste?, con cada palabra que le decía, parecía que movía la cola como un perro, jajaja.

Y fue ahí cuando el azabache se dio cuenta… su gatito era fuerte, lindo, tierno e ingenuo… más NO inocente.

-¿Por qué lo preguntas?, ¿Esa mujer te gustaba?- pregunto tranquilo el menor, mientras caminaba con tranquilidad.

-No… ¿Por qué compraste tres celulares?- preguntó al fin el azabache, y el menor solo sonrió más.

-Uno para mí, otro para el jefe y el otro para mi hermano. Como dijiste que servían a largas distancias, me pareció muy útil, en dado caso de que alguno se encuentre herido y sin chakra- explico.

El mayor solo asintió y se preguntó mentalmente: “¿Qué mierda es chakra?”

-Ya veo… ¿Y?- preguntó el mayor deteniendo el paso, causando que el menor también lo hiciera.

-“¿Y?”… ¿Qué?- pregunto el otro sin entender.

-¿Me vas a darás tú número o quieres que te dé el mío?- pregunto con una mirada sensual, que al otro poco le importo.

El menor solo lo miro interrogante.

-Ninguno de los dos- respondió encogiéndose de hombros, totalmente despreocupado y siguiendo con su andar. El azabache se quedó anonado unos segundos por la respuesta.

-¿Por qué no?- preguntó ligeramente ofendido, caminando detrás de él.

-Pues porque no creo que haya un momento en el que requiera comunicarme contigo. Si estoy en peligro, malherido o necesite refuerzos, solo debo llamar al jefe o a mi hermano- explico el menor.

El mayor se sintió más molesto con el menor, ya que lo despreciaba completamente y sin reservas… en su cara.

-Ya veo…- susurro molesto, cosa de la que esta vez sí se dio cuenta el menor.

-¿Por qué te enojas?- pregunto confundido.

-Por nada.- le respondió tajante.

El menor solo lo miraba mientras caminaban, y el semblante endurecido del mayor no le gustaba para nada.

-¿Tanto quieres el maldito número?- pregunto confundido, sin embargo, el mayor no le respondió.

Caminaron varios minutos en silencio y el ambiente ya estaba fastidiando al menor.

Y completamente molesto, detuvo su andar.

-Vale, si quieres el maldito número tómalo- dijo entregándole la bolsa- no sé por qué lo quieres tanto, no es como si necesitara refuerzos muy seguido- susurro bajo el menor, pero aun así el mayor lo escucho.

-Un celular no es solo para pedir refuerzos o ayuda, lo puedes usar también cuando quieras hablar con alguien, quedar a salir con una persona o solo para escuchar su voz- decía el azabache, ya más calmado.

-Ahh~…- musitó el menor- pero para eso no necesito un celular. Si quiero hablar con alguien solo voy y lo busco, si quiero quedar a salir también y si deseo escuchar la voz de una persona, no bastaría con un simple aparato, sería mejor si lo escucho directamente de ese alguien. Por eso no entiendo por qué quieres el número. Vivimos en el mismo lugar y tu cuarto está a 3 puertas, me bastaría caminar un poco y estaría junto a ti para hablar de lo que sea- dijo el menor como si fuera la cosa más lógica.

Y para Kyoya lo fue también, entonces… si ir a su habitación… o buscarlo cuando deseara su compañía, era lo que pensaba hacer su gatito...

Eso quería decir que él también lo tenía permitido, ¿no?

-Entonces, cuando quiera hablar contigo, ¿Solo te busco o voy a tu habitación?- pregunto con una sonrisa ladeada.

-Correcto, un estúpido aparato no puede sustituir a una persona, por eso no le veo otro uso más del que ya te dije- decía ya más tranquilo.

-Entiendo, ¿Y no te molestara que entre a tu habitación?- pregunto tanteando el terreno.

El menor solo puso una mirada pensativa.

-Siempre y cuando no entres a hurtadillas, supongo que está bien- respondió despreocupado.

-¿Y si se me diera por entrar a hurtadillas?- comento "inocentemente".

-Jaja, solo si quieres terminar con más de una docena kunai clavadas en el cuerpo o con el cuerpo destrozado por mi rasengan, hazlo jajaja- respondía el otro divertido.

A lo cual al mayor se le borro la sonrisa.

¿Su niño lo decía en serio o solo jugaba?

"Mejor no tiento mi suerte" pensó precavido.

-Por cierto, ¿Dónde consigo unos buenos cueros?- preguntó el menor, siguiendo con su andar y el azabache de nueva cuenta se enceló.

"Tsk... tienes uno en frente" pensó enojado el azabache, para luego seguir al menor.

_ Con Sai _

Un azabache y pelirrojo caminaban tranquilamente por unas calles demasiado angostas, siendo observados atentamente por todas las personas que los veían pasar. Y no era para menos, ya que el pintor no tenía una ropa acorde al tiempo.

-Enma, ¿Dónde estamos?- preguntó luego de un rato el cuervo.

No es como si deseara tener una conversación con el menor y también le importaba poco lo que este le dijera, pero había notado la incomodidad de su acompañante y por eso había decido hablar.

Por otro lado, el menor solo se sonrojo al oír la voz de su amado pronunciando su nombre y con todo el valor que pudo reunir, hablo sin tartamudear…

-Estamos en la zona departamental, es la parte más tranquila de Namimori- respondió muy orgulloso el menor.

Sai solo asintió ante su respuesta.

“La zona más tranquila… eso quiere decir que es la parte más propensa a ser atacada, ¿Debería poner una barrera?... no… primero debo preguntarle a Naru-chan” pensaba un tanto dudoso el mayor.

Luego de eso otro silencio se formó en la pareja… y ahora fue Enma el que decidió hablar.

-Y… esto… ¿Cómo es su… aldea?- preguntó dudoso, pero Sai no hizo mucho caso y respondió de forma sencilla.

-Bonita.

Ante la escueta respuesta el menor se desanimó, pero no iba a dejar la cosa hasta ahí. No, no señor. Hoy tendría una plática decente con su amado.

-Si… pero, exactamente cómo. Las casas, el paisaje y todo eso… ¿Cómo era?- ante esas preguntas el mayor detuvo su andar, y miro al menor de forma muy seria, ocasionando que este se cohibiera por la mirada del mayor.

-La verdad no sabría decirte, nunca he sido bueno con las palabras, pero si quieres te la puedo mostrar en un dibujo- se ofreció el mayor sin emoción.

Pero poco le importo al menor eso, ya se estaba haciendo a la idea de que esa era la forma de ser del mayor y comenzaba a acostumbrarse.

-Si, por favor- respondió el menor con una enorme sonrisa y el mayor solo asintió.

-En ese caso, ven- dijo el cuervo caminando hacía una banca, que se encontraba a un lado de un poste a la esquina de la pequeña calle, y se sentó en ella, siendo seguido por el menor- espera un poco- el menor solo asintió a la petición de mayor.

Sai metió su mano derecha a uno de sus bolsillos y saco un pequeño pergamino, de donde luego de una serie de sellos, saco una libreta y lápiz. El menor solo veía maravillado. Luego de eso comenzó a hacer unos trazos, formas a hacer sombras, figuras y luego de unos quince minutos, ya había terminado.

-Ya está. Toma- le dijo arrancando el dibujo y entregándoselo al menor.

-Wow… Sai-san… dibujas muy bien…- halago el menor observando el dibujo, pero el mayor ni se inmuto- ¿Qué son estás caras de aquí?- preguntó señalando unas montañas con rostros cincelados.

-Por tradición se talla el rostro del actual Hokage en piedra. El primer rostro pertenece al primer Hokage, quien fundo Konoha. El siguiente es el segundo Hokage, el hermano menor del primer Hokage; después sigue el tercer Hokage, él es el abuelo de Konohamaru; el cuarto Hokage, es el padre de Naru-chan; la quinta Hokage, es a quien Naru-chan llama abuela, y el último, es el actual Hokage… Danzo Shimura- explico con un tono de voz gélido al final.

-Ya veo…- comento un poco bajo el menor. Se había dado cuenta de que había hecho recordar algo muy malo a su amado y eso lo ponía triste.

-Cómo puedes ver, nuestro mundo es muy diferente al de ustedes- término de decir levantándose de la banca y el menor lo imito.

-Si… tu mundo parece más natural- comento bajito el menor, pero lo suficientemente audible para el mayor- el de nosotros es un poco más moderno- el mayor lo escuchaba con atención.

-¿Moderno?- preguntó interesado.

-Si… bueno, cuando… se crean cosas nuevas… se dicen que son modernas, y… en tu mundo, parece que no han hecho muchos avances- dijo un poco cohibido, mirando el dibujo.

-Entiendo.- dijo el mayor zanjando la conversación.

Luego de eso caminaron en silencio por varios minutos, hasta que el menor se cansó del mutismo.

-Y… Sai-san… ¿Te gustaba ser un… AMBU?- preguntó sin saber que más decir.

-ANBU- corrigió el mayor- no, no me gustaba- respondió de forma seca.

-¿Lo… odiabas?- volvió a preguntar.

Por Dios… él era Jefe de una poderosa familia mafiosa, ¡No se dejaría intimidar por un simple tono cortante!

-Odiarlo…- susurro bajito- no lo sé, supongo que no- respondió despreocupadamente, ocasionando que el menor se interesara más.

-No te gustaba… pero… ¿Tampoco lo odiabas?, entonces… ¿Qué sentías cuando trabajabas ahí?- preguntó intrigado.

El mayor detuvo su caminata y lo miró sin emoción, para luego encogerse de hombros y responder con un simple…

-No sé, supongo que no sentía nada- y siguió caminando.

El menor sentía que las dudas lo asaltaban, ¿Cómo era posible que no sintiera nada?

-¿Por qué dices que no sentías nada?- preguntó de forma inocente.

El mayor solo frunció el ceño.

¿Qué acaso el pelirrojo no entendía que si no sentía nada, era porque no podía sentir nada?, ¿Tan idiota era?

-Enma, dime, ¿Te duele el brazo?- preguntó fríamente, el menor solo lo miro atemorizado por el tono y con duda por la pregunta.

-…No…- respondió sutilmente.

-¿Por qué no?- insistió con tono hostil y mirada amenazadora… el menor se sentía querer llorar por la forma en la que lo trataba.

-P..por… porque… no… no me he… lastimado…- susurro casi al borde del llanto. Ante eso el pintor relajo su semblante.

-Bueno, pasa lo mismo conmigo. Si no sentía nada en mi trabajo como ANBU, es porque no hubo nada que me hiciera sentir algo. No hagas preguntas tontas.- decía ya con un tono más suave y posando una de sus manos en el cabello de pelirrojo, para revolver su cabellera como siempre lo hacía con su hermanito.

El menor se relajó y sonrojo ante el tacto del mayor, estaba muy feliz de que el mayor lo tratara así, aunque cuando su mano se apartó y dejo de sentir la calidez de aquella palma, no pudo evitar sentirse frío.

-…Lo… lo siento…- dijo el pelirrojo un poco inseguro, y fue ahí cuando Sai se dio cuenta, de la forma en la que había tratado al menor.

“No, no, no… recuérdalo… Paciencia, Cariño y Comprensión… el libro que Naru-chan me regalo para hacer amigos, decía que debía de tratar a las personas de esas tres formas. No debo de olvidarlo de nuevo.” Se regañaba mentalmente el pintor.

-No te disculpes, la culpa es mía, por no saber explicarme mejor- decía el mayor de forma “comprensiva”.

-Mm… no… también tuve la culpa- susurro avergonzado por el tono con el que le hablo el mayor.

-Olvidémoslo, ¿sí?, mejor vamos a otro lugar- dijo de nuevo el cuervo, pasando su mano de nuevo por los cabellos del pelirrojo en forma “cariñosa”.

-¡Sí!... d..digo… si…- susurro abochornado, por su tono demasiado animado.

-Entonces, vamos- le respondió el otro de forma “paciente”, cosa a la que el menor sonrió más y siguieron caminando.

“¿Lo hice bien?... fingir emociones es demasiado cansado” pensaba de forma fatigada el mayor.

¿Y cómo no?, a lo largo de toda su vida hasta ahora, solo había podido sentir unas cuantas emociones, como lo eran: ternura, frustración y miedo, pero en muy pocas ocasiones tuvo el placer de sentirlas.

Ternura era algo que solo le daba con Konohamaru, pero de la misma forma en la que la emoción venía, esta se iba.

La frustración, es algo que solo sintió dos veces, cuando la petarda rosada hizo que azotaran al rubio y cuando le dieron la misión de asesinar al mismo. Esa emoción solo le duro unos minutos, pero igual que la otra, se fue.

El miedo… ese lo experimentaba en pocas ocasiones. Solo cuando sabía que Konohamaru iba a una misión peligrosa. Por Naruto no se preocupaba, ya que conocía de su fuerza.

Pero… de ahí en más, estaba falto de emociones…

No podía y no sabía sentir…

A veces le daba curiosidad por saber lo que era la felicidad o tristeza, tal vez el odio o amor del que muchos hablan… pero él no podía sentirlo.

Ni siquiera con la frentuda sintió odio, rencor o coraje… para él, Sakura Haruno, era una simple plaga que debía ser exterminada antes de que dejara crías. Nada más y nada menos.

“Solo eso” pensaba el mayor sin emoción.

Luego de caminar un rato, llegaron a un pequeño quiosco, en forma circular, tenía unas escaleras de concreto y altura de tres metros, dentro de él habían cinco bancas de madera, separadas a una distancia de un metro. El lugar estaba hecho de concreto y cubierto por azulejo verde opaco por fuera, azul del mismo tono en el suelo y pintado de anaranjado suave en el interior. La estructura era rodeada por varias jardineras con diferentes tipos de flores.

Sai decidió entrar al pequeño lugar. Como no podría recolectar la información que quería con la compañía del menor, al menos disfrutaría del agradable lugar que acababa de encontrar.

Una vez que subieron las escaleras y se sentaron en una de las bancas del lugar, permanecieron en silencio de nueva cuenta. Uno sin saber que decir y el otro, simplemente disfrutando de la tranquilidad.

Pero el menor no lo quería dejar así.

-Sai-san… dime…- empezó dudoso, pero el mayor no lo miro, cosa que desanimo al menor… pero tenía que preguntarle. Tenía que saber su respuesta y en base a ella, decidiría si se rendía o no con el mayor- ¿Me odias?- pregunto temeroso.

Ante la extraña pregunta el mayor lo miro.

-¿Odiarte?... no, no te odio- respondió con simpleza, para regresar su mirada a las jardineras. El menor no sabía si lo que decía su amado era verdad o una simple mentira para complacerlo.

-¿Te gusto?- preguntó un poco avergonzado y con un ligero sonrojo en las mejillas.

-No, no me gustas- respondió de la misma forma que a la pregunta anterior.

El menor sentía que algo se rompía en su interior… tenía unas tremendas ganas de salir corriendo o que la tierra se lo tragara.

Y de nuevo Sai… se dio cuenta de que se había explicado mal.

-No me lo tomes a mal, no es que quiera ser cruel contigo- se excusó, a lo que el menor solo bajo la mirada abatido- Es solo que no puedo sentir nada hacia ti- ahora sí, las lágrimas ya se habían acumulado en sus ojos- de hecho, no puedo sentir algo hacia nada- termino de decir, cosa que causo duda en el menor.

-hic… hic… ¿A qué… hic... te refieres… con eso?... hic…- preguntó alzando la mirada y soltando un par de lágrimas.

Vale que era el jefe de una familia mafiosa, pero que tampoco le pidieran imposibles, cualquiera lloraría si quien amas te dice que no le gustas.

El azabache vio el semblante lloroso y entristecido del menor… y… sintió algo extraño en su pecho… pero como no sabía que era, decidió ignorarlo.

-Me refiero precisamente a eso. El día que Naru-chan, mi hermanito y yo llegamos, les contamos algo sobre nuestras vidas en nuestro mundo. ¿Recuerdas que dije que era un ANBU de la Raíz?- preguntó el mayor, cosa a la que el menor asintió, derramando aún, un par de lágrimas- Bueno, pues no olvides que les conté, que la única forma de convertirte en ese tipo de ANBU, debes de asesinar a tus compañeros y emociones. Eso no lo dije en broma o a la ligera, yo me vi obligado a dejar de sentir, por eso, si me preguntas lo qué sentía por mi trabajo, mi respuesta es: “nada”, si me preguntas que siento por ti, mi respuesta es: “nada” y si me preguntaras qué siento en este momento, mi respuesta sigue siendo: “nada”, no puedo sentir nada- terminó de decir el mayor.

El pelirrojo lo veía anonado, ¿Le estaba diciendo todo eso en serio?

-Pe..pero… tú quieres a Konohamaru-san y a Naruto-san, ¿no?, eso es una emoción… entonces… si sientes algo…- exponía con duda el menor.

Pero el mayor solo negó con la cabeza.

-Naru-chan dice que es mi amigo y que me quiere por ello, mi hermanito me ve como su hermano mayor y dice que también me quiere, es por eso que estoy con ellos, porque siento su cariño, pero… si me preguntas lo que siento por ellos, es…- dudo un poco- la verdad no sé muy bien lo qué es… es cierto que hay algo que los diferencian de las otras personas, pero… no sé con qué palabra llamarlo- se sinceró.

El menor ya había parado de llorar y ahora lo veía con la boca abierta.

-Pero… ¿cómo es eso posible?...- se decía el pelirrojo tapándose la boca con asombro.

-Verás, pase por varios entrenamientos y etapas, para que se pudiera llegar a ese resultado, me gustaría hablarte de cada uno de ellos, pero dudo que sea algo que desees oír. Sin mencionar que podría causarte algún daño psicológico o emocional- comentaba el mayor con una mirada pensativa- en cualquier caso… todo lo que has visto ahora… sonrisas, mi forma de hablar y algunas muestras de afecto que me has visto mostrarle a mi hermanito… todo es falso, son simples acciones que he sacado de libros o imitado de otras personas. Es por eso, que si te digo algo que te ofenda o te duela, te pido perdón. No sé cómo funcionan las emociones o sentimientos, y por ello la gente tiende a lastimar y ofender a las personas, o también suelen alejarse de mí, a excepción de Naru-chan y mi hermanito.

El menor escuchaba todo con atención y sin perderse ni una palabra.

-Naruto-san y Konohamaru-san… ¿Saben que todo lo que haces… es falso?- se atrevió a preguntar, cosa a la que Sai sonrió de forma artificial.

-Por supuesto. Mi hermanito me ha regalado varios libros de cómo socializar con las personas, otros para entender las emociones y unos cuantos más, de cómo expresar los sentimientos, y Naru-chan, él fue el que me dijo cómo debo de sonreír- explico de forma calmada.

“¿Incluso le dijeron cómo sonreír?” se preguntaba el pelirrojo.

Enma sentía que se le hacía un nudo en la garganta y de nuevo, un par de lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos. Sai noto esto, y de forma delicada, comenzó a quitar las lágrimas del rostro del menor, con el dorso de su mano.

-¿Por qué lloras?- preguntó el pintor, y el pelirrojo derramo más lágrimas.

-…hic... hic... p..por… ti… hic… hic…- contesto entre sollozos.

El mayor lo miró sin entender.

-¿Por qué?, ¿Dije algo malo?- preguntaba sin emoción, causando que el llanto del menor se intensificara.

-No… hic… llo..lloro hic… hic… por… hic… porque… estoy triste por… hic… por ti… hic…- contesto en el llanto. El mayor no comprendía por qué el menor se sentía triste por él, pero ya se le hacía normal no comprender las cosas, que lo tomo como algo normal.

-¿Cómo se siente estar triste?- preguntó sin segundas intenciones el mayor.

El pelirrojo lo miro con cara de perro atropellado y… de nuevo algo extraño se removió en el pintor… pero desapareció y dejo de preocuparle.

-Se… hic… se siente… hic… como si te clavaran algo aquí…- dijo como pudo, señalando con su dedo, el lugar en el que se encontraba el corazón del cuervo- cómo… hic… si te clavaran un cuchillo y lo torcieran en tu interior, para… hic… hic… luego sacarlo… y meterlo de nuevo…. hic… y así… hic… repetidas veces…- explico mientras lloraba a lágrima viva.

Sai supuso que estar triste debía de doler mucho, pero poco le importaba eso, justo ahora… ¿Qué debía de hacer?

Según el pelirrojo estaba sufriendo, pero no tenía una herida verdadera de cuchillo y tampoco sangraba, así que no podía aliviar su dolor.

¿Qué debía de hacer?

-Enma… ¿Cómo hago que dejes de estar triste?- preguntó.

Bien, si no sabía qué hacer, lo mejor era preguntar a un experto, ¿no?

El menor levanto la mirada y lo observo con ternura… pero para Sai esa era otra simple mirada más.

Obvio.

¿Cómo alguien como él sabría diferenciar la ternura de una docena de lágrimas?, ¡Era imposible!

-Abrázame…- susurro muy avergonzado el menor, y el mayor acato la orden.

Tomo al pelirrojo de la cintura, para levantarlo y sentarlo en sus piernas, y una vez lo tuvo ahí, lo rodeo con sus brazos y refugió en su pecho, mientras colocaba su barbilla en la melena rojiza del menor.

Haciendo de aquello, un cuadro verdaderamente adorable.

El mayor no sabía por qué o qué era lo que pasaba, pero el hecho de tener al menor en sus brazos, se le hacía un tanto… ¿reconfortante?

¿Esa era la palabra?

-…Sai-san… hic… hic…- decía el menor aun lloroso, pero con una ligera sonrisa y rubor en su rostro.

-Dime- contesto el otro de forma seca, pero el menor ya comprendía ese tono y forma de actuar, por lo que la contestación del mayor, no lo lastimo.

-¿Me… dejarías ayudarte a recuperar tus… emociones?- pregunto, tratando de no llorar en la oración.

El mayor lo miro sin entender.

-Claro.- y respondió tajante.

No sabía a qué quería llegar el menor con eso, ya que no creía posible poder recuperar sus emociones, pero… no pudo negarse a los ojos llorosos del menor…

-Gracias…- agradeció en otro ya más calmado, pero sin separarse del pecho protector de su amado.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - En Otro Lugar - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

-¡Uwaaaaaaaaa!, ¡Es tan hermoso!- gritaba una mujer de ojos azules, quien se encontraba llorando a lágrima viva y con una caja de pañuelos en las manos.

-¡Si…!, ¡Uwaaaaaa!, ¡Enma-san!, ¡Tú puedes, en señale a AMAR!- gritaba de igual forma su hija, quien se limpiaba los mocos con el saco negro de su padre, el cual, se encontraba algo asqueado por lo que hacía su hija, más no dijo nada.

-¡Eso Enma-sama!, hic… hic… ¡Muéstrele la felicidad que sentirá a su lado!, ¡Uwaaaa!, ¡Estoy tan orgullosa de usted!- gritaba a la pantalla una pelinegra, la cual, era un mar de lágrimas y se encontraba comiendo un bote de helado.

-…Hic… hic… ahora lo entiendo… hic… hic… así que… esto es el Yaoi… hic… hic… ¿Cómo no me di cuenta antes?... hic…- decía una lagrimosa Chrome, la cual, veía la pantalla con ojos iluminados y las manos juntas, como si estuviese haciendo una plegaria.

Las otras tres mujeres escucharon las palabras de la menor, y en un pequeño grito grupal, dijeron…

-¡Abrázame hermana Fujoshi!- y de esa forma, todas se lanzaron a abrazar a la Hermana Superiora Fujoshi (es decir, a Aria) y siguieron con su pequeño llanto emotivo grupal.

Por otro lado, los mafiosos masculinos, tenían una cara así: =_=U

“Mujeres…” pensaban todos de forma grupal, al ver el comportamiento tan patético de las mujeres.

-Bueno Ryohei, ya ha pasado un buen rato y no veo que tú plan comience, ¿Quieres que te mate?- pregunto con naturalidad el hitman, mientras apuntaba al boxeador.

-¡ESPERA UNOS MOMENTOS EXTREMOS!, ¡EN CUANTO EL AVION LLEGUE, TODO SE PONDRA ROMANTICO AL EXTREMO!- decía un muy asustado alvino, quien se escondía debajo de la mesa.

-¿Avión?, bueno, ya veremos… pero si no hay algún indicio de que verdaderamente tengas un plan, to mismo te castigare…- dijo con una mirada terrorífica.

El albino solo asintió repetidas veces, y a los demás les apareció un goterón en la frente… sabían que el mafioso hablaba en serio.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Con Naruto - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

El rubio y castaño llevaban más de dos horas caminando tomados de las manos, sin embargo… ninguno había dicho ni una palabra en todo el camino.

Al castaño le parecía que su mano única a la del rubio, era la cosa más interesante del mundo, y por ello no decía ni: “pio”.

El rubio por otro lado, se encontraba analizando el lugar. Viendo posibles lugares para hacer una emboscada, colocar trampas, hacer barreras, escondites y los posibles lugares para esconder un cuerpo sin que nadie se entere. Por lo cual, le importaba poco que el menor no hablara, mientras se mantuviera calladito y quieto, mejor para él.

Pero… no todo es para siempre…

Después de haber caminado todo el rato en línea recta y de haber pasado un pequeño rio pavimentado, Naruto y Tsunayoshi, ahora se encontraban casi a las afueras de Namimori, ahí todavía habían edificios, locales y restaurantes, solo que en menor cantidad, y también, ahí se estaba llevando a cabo el espectáculo de un circo.

El cual, por pura lógica, llamo la atención del menor… más no dijo nada.

Naruto había notado la mirada interesada del castaño, pero no detuvo su paso.

Ya cuando se habían alejado por cuatro metros del lugar, el menor mostro una mirada decepcionada y también… el rubio detuvo su caminata.

-Si quieres ir, ¿Por qué no simplemente lo dices?, dattebayo- preguntó con una tierna sonrisa, la cual, disfrazaba la irritación que sentía al ver el poco carácter que había en el menor.

-¿Eh?... ¡Ah!... yo… es… es que…- tartamudeaba.

El rubio lo vio y suprimió un suspiro cansado en su pecho.

La verdad… nunca le habían agradado las personas carentes de seguridad en su propia persona.

Incluso Hinata hablaba con fuerza cuando algo no le parecía o con dulzura cuando deseaba algo, que importaba cómo, ¡El chiste es que lo hacía!

“Tienen que estar bromeando. ¿En serió este chico es el jefe de una familia mafiosa?, ¡¿En serio?!, ¡Ni siquiera puede decir que quiere algo en voz alta!, ¿Me abre adelantado al pedir trabajar para él?, ttebayo” pensaba un poco frustrado el kitsune.

El castaño solo miraba un poco cohibido el suelo… su intuición le decía que había hecho enfadar al rubio…

Como el castaño no parecía tener intenciones de moverse o hablar, como lo había hecho hace un par de horas, el rubio volvió a tomar la iniciativa.

Giro en sus talones y se dirigió al circo.

Como aún estaba tomado de la mano con el castaño, era fácil moverlo a su antojo, ya que el otro se movía conforme lo hacia el rubio. Demostrando de nuevo, la poca voluntad en su ser.

Después de pasar los metros que habían dejado atrás, entraron por un pequeño umbral de madera, pintada con varios colores y adornada con muchos foquitos, los cuales, estaban ordenados de forma en la que decía una oración, la cual era: “Bienvenidos al Circo de Ritsuko”.

Una vez que lo pasaron, notaron que la gran tienda de rayas azules y naranjas, era rodeada por dos grandes filas de personas. Personas que se encontraban haciendo fila para comprar un boleto, en las dos únicas casetas del lugar.

El castaño se había animado al ver que iría al circo con el amor de su vida, pero al ver las dos filas de casi 400 metros, su moral quedo por el suelo.

Pero para el kitsune esas filas no eran un impedimento.

…Por favor~~~…

Era Naruto Uzumaki, el ninja número uno en sorprender a la gente.

¿No podían ponerle un reto mayor?

-Escucha Tsunayoshi, cuando diga “Ahora”, quiero que me abraces fuerte, ¿de acuerdo?, ttebayo- preguntó el rubio con una sonrisa traviesa, que hizo sonrojar al menor.

-D..de acuerdo…- contesto el otro avergonzado.

-Bien- susurro el rubio con una sonrisa, para luego soltar la mano del castaño y juntarla con la otra, para luego susurrar más bajo- Kage Bunshin no Jutsu- y otro Naruto apareció junto al original- Jutsu de Transformación- dijo después, el Naruto falso se convirtió en un pequeño panda bebe, y empezó a caminar por todos lados.

Cuando las personas notaron la presencia del pequeño panda, no pudieron evitar sacar un pequeño: “Awww~”, al igual que no pudieron evitar acercarse al animal para tocarlo y tomarle varias fotos.

-Ahora, dattebayo- dijo el rubio, a lo cual, el castaño reacciono de lo embelesado que estaba viendo al “panda” y abrazo al rubio por la cintura, con un enorme sonrojo en sus mejillas. La orden de “abrazarlo” era algo que no debían decirle dos veces.

-Dos entradas, por favor, dattebayo- dijo el rubio.

Para cuando el castaño se dio cuenta, ya estaban al frente de la fila, con el rubio pagando las entradas y la encargada de venderlas, mirándolo de una forma adorable.

-Seguro, ¿Vienes con tu hermanito?- preguntó de forma coqueta la mujer, mientras le guiñaba el ojo al rubio y se mordía el labio de forma lasciva.

Eso hizo encelar al castaño.

-Así es, ¿Me da las estradas?, dattebayo- contesto el rubio con una ligera sonrisa.

Y eso hizo entristecer al castaño.

-Las entradas, mi nombre, número de teléfono, dirección y hasta si quieres, mis archivos médicos, mi amor~…- respondía esta con una voz sensual y mirada felina.

Era oficial… el menor quería largarse de ahí… y estuvo a punto de encender sus llamas para hacerlo, de no ser porque escucho lo siguiente…

-Con las entradas me basta. Soy un hombre de moral y principios, ¿Qué pensaría mi lindo hermanito si me ve comprando prostitutas a pleno día?, no, no… mi madre siempre ha dicho que busque una buena mujer y que no me distraiga con las putas y zorras que se venden barato, dattebayo- decía el kitsune asintiendo con la cabeza repetidas veces y de forma lenta.

-¡TOMA LAS MALDITAS ENTRADAS Y LARGATE DE AQUI, IDIOTA!- grito muy enfurecida la mujer.

El rubio ni se tomó la molestia de ver la horrible cara de la mujer, y simplemente paso una de sus manos por los hombros del castaño para abrazarlo y caminar a la entrada de la tienda, donde había un hombre peludo que se encargaba de dejar pasar a los clientes.

Por otro lado el castaño solo se tapaba la boca para no empezar a reír. No sabía quién era más cruel, si su amado por hablarle de esa forma tan ofensiva a aquella mujer o él por disfrutar de cada uno de los insultos que su amado profesaba para la chica.

Pero algo era definitivo, y era que aquella mujer se lo merecía por estar coqueteando tan descaradamente con su amado ninja.

-Sus entradas- pidió el gorila.

-Aquí están, dattebayo- respondió el rubio con una sonrisa, mientras le entregaba al señor los dos boletos. El gorila los recibió y les abrió la cortina para que pasaran, pero antes de que pudieran hacerlo les pregunto…

-¿Saben por qué la gente está ahí amontonada?- preguntó el gorila con curiosidad, a lo que el rubio sonrió.

-No tengo idea, dattebayo- contesto con una sonrisa “inocente”. Al mastodonte le pareció un poco sospechosa esa sonrisa, más no dijo nada.

Ya cuando pasaron por la cortina y se encontraban caminando por un túnel de tela, el rubio dijo: “liberar”, y seguido de eso, se pudieron escuchar los gritos de varias gentes, donde la mayoría decían: “¡¡¡Desapareció!!!”.

El rubio sonrió ante eso, y el castaño también lo hizo. Era fácil saber cuál era la fuente de diversión del mayor, y si su amado se divertía, él también lo hacía.

Al final entraron al lugar, se sentaron en las filas delanteras y los espectáculos empezaron.

Unos eran muy divertidos y graciosos, otros ligeramente intrigantes para el rubio. Como sabía que las personas de ese mundo no tenían chakra, no se explicaba, como un hombre podía comerse una espada que no fue cubierta en el filo con chakra médico, sin cortarse la garganta.

Era intrigante, pero supuso que dado en el ángulo ladeado que lo hacía y la poca iluminación, supuso que tal vez, todo era una simple artimaña.

También habían pasado una anaconda gigante por todo el lugar, por si el público deseaba tocarla. Eso para Naruto fue aburrido, ya que hace tiempo él había golpeado a una, pero por otro lado, Tsunayoshi se escondía detrás del mayor. Cosa, que le causo demasiada ternura al rubio. Tsunayoshi le parecía un pequeño hámster asustadizo.

Incluso hubo momentos en los que pasaron a Naruto al escenario, para llevar a cabo unos actos de desaparición. Obviamente con sus habilidades ninjas de escape, había salido fácilmente de la caja y aparecido en otro lugar muy remoto de la tienda, ocasionando que el acto fuera todo un éxito, pero dejando a los locutores del circo con la boca abierta y el ojo cuadrado.

Al castaño le había dado un ataque de risa, ya que la travesura de su amado había sido muy buena, pero a la vez muy cruel, ya que la pobre mujer encargada del acto, había tenido que ser retirada del lugar por haberse quedado muda de la sorpresa.

Y de esa forma, entre acto y acto, juego y juego, la travesura de un ninja y otra… el espectáculo acabo a las 7:23 de la tarde.

Pero… lo más curioso fue, que en todo momento, el rubio y castaño no soltaron sus manos, más que para lo necesario.

-Jajaja, fue muy divertido, gracias, Naruto-san…- decía el menor ligeramente sonrojado, mientras salía del lugar, con su mano derecha, entrelazada con la izquierda del rubio.

-Jeje, no hay por qué, yo también me divertí. Ahora regresemos al parque, dattebayo- respondía el mayor, mientras pasaban el umbral con luces del circo, pero al hacer eso… algo inesperado paso…

_ Con Konohamaru _

El Chunin y la nube se encontraban comiendo helado en una de las bancas de la azotea del centro comercial. El primero comía feliz su helado de limón y el segundo, comía su helado de chocolate con una cara de huraño, mientras pensaba: “Cueros… Cueros… ¿Por qué carajos no dijo que se refería a tela?, ¡joder!, ¿Todo este rato estuve celoso por piel de animal?”

Si… estaba completamente molesto consigo mismo.

Y se habría quedado así un buen de rato, de no ser porque algo lo puso alerta, a él y a su amado gatito. Ocasionando que uno dejara de lado el helado y él, dejara a atrás las maldiciones a todos los tipos de cuero de animales.

Ya que lo que los había interrumpido, era un grito que decía…

_ Con Sai _

Se la había pasado todo el rato en el quiosco, hablando de lo más entretenido con el pelirrojo. De una u otra manera, el pintor había comenzado a disfrutar de las conversaciones tontas del pelirrojo, las cuales… que a pesar de ser algo ilógicas o repetitivas, lo entretenían en demasía.

Y habrían seguido con su momento ameno, de no ser porque un hombre moreno, cabello negro, ojos de color marrón, con short dorado, guantes de box y un cinturón de plata en la cintura, entro gritando, diciendo que…

-¡Enma Kozato!, ¡Te reto a una pelea!, ¡Si luego de dos campanadas no logras ganarme un ring, el amor de…! De… por favor, esperen un segundo- dijo aquel hombre extraño, mientras se daba la vuelta y sacaba un papelito de su bolsillo derecho, el cual, comenzó a leer en voz baja- esto… haber… ¿cómo se leía esto?, ¿Lai?, no… así no… mmm… ¿Dai?, ¿Quién le pone así a su hijo?, ¿Ray?, ¡Eso es!- exclamo dándose la vuelta y con mirada segura exclamo- ¡Si luego de dos campanadas no logras ganarme un ring, el amor de Ray será mío!, JAJAJA- decía victorioso.

El pintor y pelirrojo solo intercambiaron una mirada confundida, sin saber de qué iba el tipo frente a ellos.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - En Otro Lugar - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

-¿Ray-kora?- pronuncio un confundido militar.

-Oya oya, parece que incluso los amigos del sol están igual de descerebrados como él- se burlaba la niebla.

-Nufufufu, ciertamente, Muku-chan- apoyaba el amante de los malvaviscos.

-¿Es en serio?, ¿Un duelo por amor?, ¿Eres idiota cabeza de césped?- insultaba la tormenta.

-¡CALLATE CABEZA DE PULPO, ESTO SIEMPRE FUNCIONA EN LAS PELICULAS DE ROCKY BALBOA!, ¡LA FORMA MAS EFECTIVA DE CONQUISTAR A ALGUIEN ES EN L RING Y CON UNA PELEA EXTREMA!, ¡TU NO SABES NADA DE ROMANCE EXTREMO!- se defendía el boxeador.

-¡No sabré mucho de romance!, ¡Pero al menos sé más que tú, idiota!- reclamaba también la tormenta.

-Ma ma, dejen de pelear- trataba de calmar la lluvia.

-Eso es muy tonto, Lambo les habría dado dulces de uva, con eso todos se amarían por siempre- decía una vaquita de lo más inocente, causando que Gamma sonriera por la ocurrencia.

Por otro lado, las cuatro mujeres del lugar, veían las pantallas con corazones en los ojos, al parecer, a ellas si les había gustado la idea de un duelo por amor.

-Dejen de armar tanto alboroto y veamos si lo que dice Ryohei es verdad- la tormenta se calló de mala gana y el sol le saco la lengua, mientras lo miraba como quien tiene la victoria asegurada, pero esta sonrisa se borró al escuchar las siguientes palabras del hitman- Por cierto, no les había dicho… pero si en cada uno de los planes, no hay una declaración de amor y una respuesta deseada a la pregunta, el plan será tomado como un fracaso, y el que fracase, será castigado severamente por mí. Por hacerme perder el tiempo- dijo mirando significativamente al albino, quien solo trago duro y miro las pantallas con suplica.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Con Naruto - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Entonces el extraño tipo se había presentado ante ellos y le había pedido un duelo al castaño…

No sabían que pasaba ahí, pero el rubio sabía qué hacer.

_ Con Konohamaru _

Bueno, el tipo con cinturón de oro estaba ahí, gritando tontería y media… agotando la poca paciencia que había en el Chunin y prefecto.

-¿Puedo matarlo?- preguntó el Neko, a lo que Kyoya simplemente sonrió.

_ Con Sai _

-Es tú duelo, pero para más rápido, ¿Te importa si me encargo?- preguntó educadamente el pintor, cosa a la que el menor solo negó con la cabeza.

-A..Adelante…- respondió temeroso el menor… ¡Ni de broma peleaba con ese mastodonte musculoso!

- - - - 8:00 p.m. - - - -

Luego de un “Ploff”, tres ninjas y tres mafiosos se encontraban en el parque.

Los ninjas se miraron y mostraron una mirada seria.

Dos capos solo sonreían de haberla pasado bien, y más Enma, al ver que su amigo iba de la mano con el rubio.

Por otro lado, Hibari tenía su eterna cara de huraño.

-Reporte del día, ttebayo- dijo serio el rubio, causando una mirada extrañada en los mafiosos.

-A las 7:26 p.m., en el quiosco #4 de la zona sur; un hombre extraño de tez morena, cabello negro, short dorado y cinturón de un material que parecía ser plata, apareció, pidiendo un combate Enma. Luche con él, pero no pude interrogarlo, creó que lo golpee demasiado duro y ahora está en el hospital de Namimori con signos vitales mortales- explicó el pintor, el rubio solo asintió y miro a Konohamaru.

-A las 7:28 p.m., en la azotea del Centro Comercial de Namimori, del este, un hombre de tez pálida, cabello rubio, short azul y con un cinturón de oro, apareció ante nosotros. Hablaba en otro idioma, así que no pude entender nada de lo que grito, pero según Kyoya, el tipo deseaba morir, por lo cual quise cumplir su deseo, pero luego recordé que Aria-san dijo que no podíamos matar y creó que está en estado de coma en el hospital de Namimori- comento el otro despreocupado.

Todos habían notado que el Neko había llamado al mafioso por su nombre, y los dos capos solo sonrieron por su amigo, mientras que los dos ninjas, pensaban que el menor se había ganado el entrenamiento.

-Bueno, con nosotros, a las 7:25 p.m., fuimos atacados casi en las afueras de Namimori, en la zona norte, por un tipo de pelo castaño, piel bronceaba, short negro y un cinturón con diamantes. Pedía un duelo con Tsunayoshi, pero yo fui quien peleo con él, sin embargo, una cosa voladora que Tsunayoshi llama “Helicóptero”, lanzó unas soga y se lo llevo, iba a detenerlo, pero Tsunayoshi dijo que lo dejara y escapo, dattebayo- relato el rubio.

-Parece que estamos bajo ataque, y los objetivos parecen ser Enma, Tsunayoshi y Kyoya- menciono el pintor.

Los mafiosos solo observaban. Ellos sabían que había sido todo eso, pero la forma de actuar de los ninjas se les hacía muy interesante.

-¿Qué haremos, Jefe?- preguntaba tranquilo el Neko, mientras sacaba dos cajas de una bolsa que tenía en la mano izquierda.

-De momento nada. Parece que nos enfrentamos a enemigos débiles, así que no se preocupen, solo traten que la próxima vez que se enfrenten a alguien, lo capturen para interrogarlo, dattebayo- decía como si nada.

Los otros dos asintieron.

Y los mafiosos querían reír. Sabían que quien estaba detrás de todo era Reborn, ya que a él le gustaban ese tipo de juegos, y que quien había mandado a esos tipos raros, había sido Sasagawa Ryohei… ya que su nombre estaba firmado en todo la situación.

Más no se quejaban. Ya sabían lo que quería hacer el Hitman, y no les molestaba recibir un poco de ayuda, ya que sus amados eran muy despistados.

-Oye Naru-chan, ¿Por qué vas de la mano con Tsunayoshi?- preguntó Sai, al ver que ellos dos estaban tomados de las manos, ya que… hasta donde el recordaba, su amigo rubio detestaba mucho del tacto de otras personas que no fueran Konohamaru o él.

-¿Mmm…?- musito el nombrado, mientras veía su mano entrelazada con la del castaño- jajaja, es que siento que se me pierde, dattebayo- comento el otro divertido, ocasionando que el castaño se sonrojara.

-Ya veo, ¿Y qué cargas ahí hermanito?- preguntó de nuevo, al ver que el Neko tenía dos pequeñas cajas en las manos.

Konohamaru solo sonrió ante la pregunta.

-Regalos, creo que nos serán muy útiles- dijo lanzándole una caja a cada uno- Kyoya los llama “Celulares” y dice que con ellos nos podremos comunicar, incluso si nos separa un mar- explico, mientras que los otros dos, habrían las cajas para ver las dichosas cosas llamadas “Celulares”- Solo tienen que tocar la figurita esa azul y les aparecerá un nombre con el mío y del otro, de esa forma es como se marca y nos pondremos en contacto. Y cuando te hacen una llamada, aparece otra figura verde, esa la tienen que deslizar a otra cosa roja, y ¡Listo!, ¡Eso es todo!, jeje- comentaba el gatito muy feliz.

-¿Aun a través del mar?, parece ser muy útil, gracias hermanito- dijo el cuervo con una sonrisa falsa, cosa a la que el menor solo sonrió feliz.

“Ese gracias es falso… el no siente gratitud, ¿verdad?... ¿Por qué Konohamaru-san se pone feliz por una sonrisa y palabras falsas?” se preguntaba el pelirrojo.

-Ciertamente nos ayudara mucho en situaciones de emergencia, bien pensado Konohamaru- halago el rubio, a lo que el menor sonrió triunfante- por cierto, ya vi que dejaste de llamar a Kyoya con insultos, ¿Debo suponer que ya se llevan bien?, ttebayo- pregunto feliz el rubio.

-¡Así es Jefe!- dijo feliz el Neko, ocasionando que la nube sonriera- ¡Ahora Kyoya y yo somos SIMPLES AMIGOS!- si… la felicidad le duro poco a la nube.

-Me alegra oír eso, mañana te quiero despierto a las seis de la mañana para empezar el entrenamiento, dattebayo- dictaba el kitsune.

-¡Si!- contesto el otro feliz.

-Bueno, ya que quedaron de acuerdo, vámonos a casa. Son las 8:29 y he notado que Aldeid y Hayato son muy protectores, con Enma y Tsunayoshi, podrían estar preocupados- dijo el cuervo.

Los otros dos simplemente sonrieron y con una serie de sellos, aparecieron en el jardín de la cabaña. Pero ya cuando todos estuvieron dispuestos a entrar, la vocecita de dos capos los hizo detenerse.

-Etto… Naruto-san/Sai-san… ¿Te gustaría tener mi número?- preguntaron los dos al mismo tiempo y con un gran sonrojo en sus mejillas.

Los dos nombrados se miraron y encogieron de hombros, en son de despreocupación. Para luego responder con un simple…

-No gracias, no creo que lo necesite/ dattebayo- respondieron los dos de igual forma, mientras entraban siendo seguidos por el Neko.

Los dos capos se quedaron estupefactos por la respuesta, ¿Qué no ya habían forjado un lazo de amistad con sus amores?, ¿Ahora por qué eran tan crueles?

Kyoya simplemente suspiro cansado al ver la cara anonada de los dos herbívoros. Si bien, estos no le importaban más que en una situación de vida o muerte, él también se había sentido fatal cuando SU gatito le negó el número, por lo cual, haría un acto de caridad y les explicaría a los dos inútiles frente a él, el por qué los otros dos idiotas no querían el dichoso número.

-Oigan herbívoros…- llamo, y los mencionados lo miraron aun sin creérsela.

_ A la media noche _

-Parece ser que tú plan fallo, Sasagawa Ryohei. Es una lástima que todo tu esfuerzo por traer las grandes estrellas del box de todo el mundo, haya sido en vano- comentaba de forma burlona y malvada el hitman, ocasionando que el nombrado temblara y el resto lo mirara con lastima.

-¡YO…!- el guardián del sol iba a empezar a gritar sus “EXTREMAS”, explicaciones, pero un dardo adormecedor se clavó en su cuello y lo mando a dormir por horas.

-Bueno, ¿Y quién es el siguiente?- pregunto el Hitman, mientras caminaba hasta el sol y e tomaba medidas a su cabeza con una cinta métrica.

Todos tragaron duro ante eso.

-S..soy yo… jajaja…- decía la lluvia nerviosamente, notando las miradas de lástima que todos le mandaban.

-Contamos contigo, Yamamoto…-respondía el hitman, mostrando su dentadura en una sonrisa que no mostraba nada bueno.

_ Con Naruto _

El rubio se encontraba en la misma posición que ayer, mirando la misma libreta con el mismo semblante de siempre… pero en la libreta de siempre, había otra nota.

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07 de Diciembre del año 4.

Aún intento traer a Kurama por todos los medios. En mi interior hay chakra suficiente para ser usado en otra guerra con Madara y el Juubi, pero no parecen haber señales de que Kurama lo este absorbiendo.

He decido legar todas mis técnicas a Konohamaru o al menos, las que me sean posibles enseñarle.

No me estoy dando por vencido.

Me doy a la idea de morir, si es que no queda de otra, pero aún no me rindo…

Te recuperare, Kurama… así sea lo último que haga, lo juro, dattebayo.

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Y las luces se apagaron…
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Continuara…

Notas finales:

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Ya nadie me quiere TTnTT


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