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¿Morir por Amor?, No Suena Mal por ZuminoeRiriko

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Notas del capitulo:

Bien, ya no dare ninguna excusa, solo dire que me tarde mucho y lo siento u.u

 

Pero en compensación, les dare avances n.n

Luego de haber salido de la cabaña, subir al helicóptero y despegar, todos se encontraban sentados en silencio en el interior del transporte.

Byakuran manejaba y tenía a Mukuro de Copiloto.

El resto se encontraba sentado en la gran cabina para pasajeros.

La verdad era que el dichoso “helicóptero”, en realidad parecía un yet privado, tratando de asemejar la apariencia de un helicóptero por fuera, pero como los shinobi no sabían de máquinas voladoras, no hicieron ningún comentario.

-Ustedes… no respondieron a mi pregunta- decía el hitman rompiendo el silencio.

De las 11 personas que se encontraban en el transporte volador, tres comprendieron a que se refería el hitman, por lo que se apresuraron a resolver las dudas del azabache.

-Nufufufu, veras Arcobaleno, el gas que el chico y la nube vieron, no era nada más que gas somnífero altamente concentrado, y con respecto a la ubicación de donde salieron y llegaron los autos, fue del bosque al oeste de Namimori- explico el albino.

-Kufufufu, bueno, mi querida Nagi y yo, nos encontramos con nada, Ex-Arcobaleno… me temo que los tipos estaban completamente encapuchados y vestidos de negro… de hecho dudo que pudieran ver, pero bueno, eso da igual. Como lo dijo el idiota de aquí, el Uzumaki inhalo el somnífero, quiso contener la respiración y en fin… ya todos saben lo que paso después- comentaba con simpleza el heterocromático.

-Mph… de todos los que vieron la escena y patrullaban, encontré la respuesta a lo que hace unos minutos discutían. Parece ser que las personas que secuestraron a Naruto, son las mismas que han estado modificando el cuerpo de las personas que han estado desapareciendo. Su forma de trabajo es simple, los levantan en la camioneta, se van y días después los sueltan en el mismo lugar de donde los tomaron- término de decir la nube.

El hitman solo asintió y se puso a pensar en la información recibida.

Mientras que en la cabina se formaba un silencio incómodo.

Los mafiosos no decían ni hacían nada, solo miraban a un punto muerto del lugar, pensando en cómo se encontraría el rubio. La verdad es que si les preocupaba. ¿Para qué negarlo?, el rubio era entretenido y divertido, se había convertido en un gran amigo para todos en ese corto tiempo y la verdad, no deseaban que algo malo le pasara.

Por otro lado, los ninjas se encontraban trazando un plan en silencio.

-¿Estás seguro hermano?, tratándose de él, dudo que nos deje las cosas tan fáciles- susurraba un indeciso Neko.

-Precisamente porque es él, nos dejara entrar sin problemas hermanito- convencía el azabache.

El menor, no queriendo discutir con su hermano y teniendo absoluta confianza en él, solo asintió con la cabeza.

-¿No se darán cuenta si desaparecemos así nada más?- preguntaba de nuevo el Neko.

El azabache lo pensó por unos momentos. Si bien, ya había notado que Kyoya tenía puesto un ojo en Konohamaru a cada momento y al parecer, él estaba por entero en el campo de visión de Enma… pero… podrían fugarse sin que se diesen cuenta, ¿no?

Al final, los mafiosos no eran oponentes para el enemigo al que se enfrentaban, ni si quiera ellos creían salir de esa ilesos, tomando en cuenta quien era esa persona, pero… igual no había de otra.

Iban solos a rescatar a su amigo y jefe, o no iban… claro que la segunda no era opción, al menos no para ellos.

Nunca podrían abandonar a ese sol que les ilumino la “vida” que antes tenían.

Claro, tampoco es que estuviesen despreciando el poder y ayuda de su nuevo jefe, no… claro que no.

De hecho lo apreciaban, y era por eso que debían de ir ellos dos solos, bien sabían que a ese desgraciado malnacido le gustaba jugar sucio y no deseaban que sus nuevos compañeros y… tal vez… duraderos amigos, fuesen lastimados o asesinados.

Porque lo sabían… lo sabían muy bien.

A pesar de que Tsuna fuese un alma puritana del cielo, ese ser no se iba a dejar convencer por palabras bonitas o una mirada angelical.

Nop… claro que no… él era más de destruir cada rareza con la que se encontraba, y sin duda… Tsunayoshi era una cosa muy rara a ojos de los shinobi.

Obvio, una rareza en el buen sentido.

-Ya veremos cómo resulta.- dijo al fin fríamente el ANBU, zanjando el tema.

El menor solo asintió y lo dejo ser. Sabía que su hermano tendría un buen plan.

O al menos eso quería creer, porque si no…

-Konohamaru…- una voz conocida lo llamo y lo saco de sus pensamientos.

El menor giro su rostro a la derecha y miro el rostro serio de Kyoya, quien lo miraba con cierta ternura y preocupación.

Cosa que el menor noto… luego de tantas indirectas y directas, noto la mirada de ternura del mayor, pero lejos de causarle nerviosismo o que se le acelerara el corazón… lo extraño.

“¿A este que mierda le pasa?” Se preguntaba confundido el menor.

-¿Qué sucede?- le pregunto en un susurro, haciendo de su plática algo secreto.

El azabache sonrió ante eso y lo vio de forma amorosa, para luego decirle:

-No te preocupes, te prometo que traeré a tu “Jefe”, confía en mí.

El menor solo asintió y aparto la mirada.

¿Qué confiara en él?, claro que no lo iba a hacer. ¿Cómo confiar en alguien que no te venció en una batalla amistosa?

Le daban ganas de decirle que dejara de decir idioteces y que no lo tratara como un niño pero…

No pudo.

¿Por qué?

Era simple, ¿cómo se le ocurría decirle aquello con esa mirada y voz tan extraña?, así a cualquiera se le quitan las ganas de insultar o agredir a alguien.

Es más si él…

El hilo de pensamientos del menor se vio cortado de nuevo, al sentir como lo tomaban de la mano.

Giro la cabeza de nuevo y noto que Kyoya lo miraba dándole apoyo. Cosa que no necesitaba, él no era una nenita asustada ni nada por el estilo, se topaba con este tipo de cosas día a día, aunque si estaba preocupado, digo… se trataba de un secuestro, cualquiera estaría preocupado, ¿no?

¡Por supuesto!

¿Quién se creía ese estúpido carnívoro para tratarlo como si fuese alguien débil?

Iba a apartar su mano y darle tremendos golpes por subestimarlo, pero…

Por alguna razón no quería.

“Es tan cálida… y familiar” pensaba el Neko, mirando su mano entrelazada con la de la nube.

Siendo sinceros, el Neko quería revolcar por toda la cabina al mayor… pero a la vez, no quería dejar esa sensación reconfortante que sentía al estar de la mano con el mayor.

“¿Qué es esto?” se preguntaba muy intrigado el menor, alzando la mirada y topándose con esos ojos ónix que lo miraban de la misma forma que hace unos ratos… con ternura y cariño…

Por alguna desconocida y turbia razón, que al menor no encontraba respuesta… su ritmo cardíaco se aceleró ligeramente.

Casi nada, pero el menor noto el cambio, y no pudo evitar confundirse más.

¿Por qué se le aceleraba el corazón?

¿Era porque lo habían tomado de la mano?

¿O era porque Kyoya estaba siendo lindo con él?

En cualquier caso, cualquiera que fuera la respuesta para esas tres preguntas, la situación no tenía sentido.

Al final, Konohamaru la amaba a ELLA, ¿no es verdad?

Si… si era verdad, esa chica… LA chica a la que siempre ha amado y amara por siempre, ¿Para qué dudar?

Siempre si… el menor aparto la mano del mayor y desvió la mirada. Lo que estaba sintiendo eran simples emociones erradas por la conmoción que le causo el secuestro de su jefe.

Solo eso, ni más ni menos.

Por otro lado, Kyoya, quien al inicio se encontraba feliz de que el menor no le apartara la mirada ni su toque… ahora se había deprimido un poco, pero bueno, no por eso iba a abandonar.

“Al menos logre que me mirara” pensaba ligeramente satisfecho el mayor, mientras también giraba su mirada a otro lado.

Específicamente a la ventana, donde se podía ver claramente que habían llegado a su destino.

Luego de unos dos minutos, en los que el helicóptero tardo para aterrizar, por fin todos se encontraban tocando tierra.

-Nos dividiremos en equipos… o al menos algunos- dictaba el Cielo, con esa seguridad y firmeza que en raras ocasiones mostraba.

Los demás solo escuchaban atentamente.

-15 metros más adelante hay un almacén. Según la información que nos mandó hace unos minutos Coronello, ese almacén está blindado y durante los últimos 6 meses, ha estado recibiendo armas y productos químicos peligrosos, así que eviten usar algún arma de fuego- hablo firme, mirando significativamente a Hayato, quien solo asintió con la cabeza- el edificio tiene forma hexagonal y tres pisos, a cada lado mide 30 metros. Hibari-san y Mukuro irán por la puerta delantera, el siguiente lado es de Yamamoto y Gokudera-kun, de ahí seguirá Byakuran, la puerta trasera es para Reborn, luego ira Ryohei, Lambo y Chrome, el último lado que queda es para Enma y para mí. Konohamaru-san y Sai-san ustedes se colaran por…………. ¿Dónde están?- preguntaba el castaño con un rostro desconcertado, dejando de lado todo liderazgo y madurez que antes portaba.

Ante el cuestionamiento de su Cielo, los mafiosos giraron a todos lados, tratando de encontrar a los antes nombrados, pero… solo encontraron los árboles, arbustos y pasto cubiertos de nieve que los rodeaban, e incluso uno que otro animalillo, sin embargo, no había rastro de los dos ninja.

-Esos malditos… se fueron antes- comentaba una furibunda tormenta, pero no solo él se encontraba con un ánimo de perros, todos se encontraban igual de molestos.

Pero más Kyoya, quien justo en ese momento, parecía que había visto a alguien insultar a su querida Namimori, ya que su rostro se encontraba contorsionado en una mueca que denotaba más que ira.

Y no era para menos… digo… él estaba ahí… tratando de darle apoyo y seguridad a su niño, tratando de demostrarle que su amor incondicional siempre iba a estar con él, en las situaciones más difíciles y… ¿Qué es lo que hace su bello niño?

¡Lo evidente!

¡¡Va y lo deja atrás como mugre perro, al que no le debe ni siquiera una mísera explicación de a dónde va para no preocuparlo!!

¡No, claro que no!

Y bien… lo sabía, sabía que él menor no debía de darle explicaciones y que también él era un idiota por preocuparse por un chiquillo que ni caso le hace, pero…

No se podía evitar… él amaba a ese chiquillo y por culpa de ese amor aguantaba sus gamberradas.

Ojala y antes no se hubiera dado cuenta de sus sentimientos, y hubiera dejado todo como una simple atracción a ese culito respingado que tantas ganas le daban de follar, pero no… ya era muy tarde para replantearse eso…

Porque aquel niño que tanto coraje le hacía pasar por momentos, se había colado en su vida y sin darse cuenta, le había robado el corazón.

“Un ladrón que roba algo preciado… y que nunca va a usar… es el peor tipo de ladrón”, llego a pensar una vez en una noche de insomnio.

Un insomnio causado por ese amor no correspondido…

“Amor no correspondido ¿eh?... nunca pensé que me pasaría esto” pensaba el mayor muy deprimido… sin duda el amor unilateral que sentía, era más doloroso que cualquier otro golpe que haya recibido en batalla.

-Boss… ¿Ahora qué haremos?- preguntaba una cohibida Chrome, al ver que todos, a excepción de su querido Jefe y Enma, se encontraban haciendo una cara de querer asesinar a alguien.

Incluso el pequeño Lambo se encontraba enojado, solo… que por razones distintas.

-Maldito Reborn… Lambo-sama quiere ir al baño…- susurraba bajo el bovino, mientras jalaba de la manga del saco al hitman, quien solo le devolvió una mirada de amenaza, con la cual, le basto para callarse e irse a esconder detrás del boxeador.

Por otro lado… Tsuna… que había pensado unos segundos en la pregunta de la pequeña, por fin dio una respuesta…

-Lo mismo. El plan no cambia. Vamos, armamos alboroto, luchamos y el primero que logre colarse, avisara a los demás para que lo cubramos y tengan vía libre para encontrar a Naruto-san. Eso es todo.- dicto el menor con seguridad y seriedad.

Los demás solo asintieron.

-¿Qué pasara con Sai-san y Konohamaru-san?- se animó a preguntar el capo de Shimon.

Tsuna solo se encogió de hombros y lo miro con dulzura.

-Bueno, son ninjas… ellos saben lo que hacen- respondió con simpleza y un goterón cayendo por su sien.

Regresando de ese modo, a la fase: Dame-Tsuna.

Más ninguno hizo comentario a ello. Ya que ese era su Tsuna, su amigo, su jefe y así lo querían.

-El plan es sencillo, así que lárguense de una buena vez a menos que quieran que los acribille- amenazo el hitman, escondiendo la mirada bajo su fedora.

Y luego de eso, todos desaparecieron a acatar las órdenes de su jefe.

Dejando solos a dos capos y un hitman.

-Oye, Dame-Tsuna… se supone que eres el Jefe, ¿Qué mierda haces dejando que tus subordinados se vayan como se les da su regalada gana?- decía con evidente molestia el de patillas.

Pero contrario a recibir el gritillo típico de su alumno por la pregunta en tono peligroso, solo obtuvo una sonrisa sincera y llena de afecto.

…Tendría que cambiar sus métodos de tortura… porque al parecer su alumno se estaba haciendo inmune a él…

-Sabes bien que no son mis subordinados Reborn… son mis amigos y familia, además… si secuestraran a Coronello, te apuesto que tu ibas y lo buscabas solo, en lugar de esperar ordenes mías- comento con una sonrisa.

El mayor solo lo miro con cara de mala leche, y luego de chistar con la lengua, se retiró sin decir nada más.

Dejando a dos capos con una sonrisa de oreja a oreja, por dejar por primera vez en su vida, al hitman más atemorizador del mundo, sin palabras.

-¿No deberíamos buscarlos?- pregunto el pelirrojo al hallarse solos.

El castaño solo negó ligeramente con la cabeza.

-Sus razones deben de tener, mejor hay que dejarlos ser- decía con una sonrisa cálida.

Sonrisa que no convenció muy bien al pelirrojo, ya que le preocupaba mucho la seguridad de su amado insensible.

Pero al final, termino por aceptar lo dicho por su amigo y se fueron a su puesto, después de todo… si su amado se había ido sin avisarle, es porque no lo quería ahí…

¿Cuál era el punto de buscar estar junto a una persona que no desea tu compañía?

.
.
.

Por alguna obvia razón… aquel pensamiento lo quería hacer llorar.

Tsuna… quien noto el tono opaco en la mirada de su amigo, solo lo tomo de la mano y se lo llevo al lugar que a ellos les tocaba.

No podía hacer más, por mucho que quisiera alegrar a su amigo. Ya que… la única persona que lo podía hacer feliz, era la misma que lo dañaba minuto a minuto.

Ni siquiera podía decir que “día a día”, ya que el pintor a cada rato soltaba un comentario que lastimaba a su amigo.

Pero bueno, ¿qué más se le podía hacer?

El amor era lindo… pero solo si era correspondido.

**********************************************************************

-Tenías razón…- comentaba un chico de bufanda azul, al ver que después de excavar un poquito en la nieve, había encontrado un hoyo, que era más bien, una entrada subterránea.

-Según las investigaciones que hice hace un tiempo, cuando todavía trabajaba para Tsunade-sama, la costumbre de Orochimaru, son las cuevas, nunca usaría algo tan evidente y delatador como un almacén fácilmente detectable- explicaba el mayor con su eterna mirada fría.

Konohamaru solo asintió, pero aún le quedaba una duda.

-¿Cómo sabías que estaba aquí?- pregunto.

El mayor solo sonrió de forma falsa.

-Te lo dije, ¿no?, siendo él y dado que seguro requerirá de Naru-chan para futuros experimentos, no lo matara, pero tampoco lo dejara en cautiverio. Al usar el gas, es obvio que no quiere dañarlo, no le conviene y tampoco es tonto como para tenerlo de prisionero, Naru-chan lo mataría. Dado que eso está así, es evidente que solo lo tomo prestado y planea devolvérnoslo, y es por ello…. Que en la copa de este árbol- decía apuntando hacia arriba- hay un pañuelo naranja amarrado. Es una invitación.- término de decir el mayor con un tono monótono.

El menor lo pensó durante unos segundos y luego miró arriba, cerciorándose de que… efectivamente, dicho pañuelo estaba ahí y que la explicación de su hermano encajaba a la perfección con los hechos recientes.

Ya con eso resuelto, no pudo evitar mostrar una sonrisa de tranquilidad. Aún no sabía que le estaban haciendo a su Jefe, pero le alegraba saber que al menos Orochimaru no tenía planeado atentar contra su vida.

-¿Y qué es lo que esperamos?- cuestiono el menor con un tono retador y mirada felina- haciendo esperar a nuestro anfitrión, sí que somos malos invitados- bromeo.

El mayor solo sonrió y sin pensarlo dos veces, se lanzó al hoyo, siendo seguido por el Neko.

******************** 2 Horas Después *****************************

-Nada… no hay nada…- comentaba de forma fría un hitman, mientras pateaba a uno de los tantos infelices que había tirados en el suelo.

-Boss… ¿Y ahora?...- preguntaba una llorosa niebla.

Y no era para menos.

Habían derrotado a todos los malnacidos del edificio, que sobra decir… no eran pocos, si se detenían a hacer cuentas, fácilmente contarían a uno 200 o 225 en total, los cuales, ahora se encontraban tirados en el suelo, completamente inconscientes e inmovilizados con cuerdas o esposas.

Al edifico lo habían barrido de arriba abajo unos cuatro veces y… nada… no encontraban al rubio. Encontraron armas, químicos, órganos e incluso una mini-morgue… pero ni rastro del kitsune.

Tampoco había señales de que el ANBU y Chunin fuesen a aparecer pronto, y eso ya estaba poniendo de nervios al castaño, pelirrojo y azabache.

Sin duda, la situación no ameritaba nada bueno.

-Décimo… ¿Quiere que llame a Varia de nuevo?- preguntaba la tormenta con respeto y tristeza marcada en su voz. A él tampoco le gustaba la situación.

-Ma ma, calma…. Tsuna… ya lo encontraremos…- animaba una lluvia, no muy convencida de sus palabras.

-¡ES CIERTO, LO ENCONTRAREMOS DE FORMA EXTREMA!- se sumaba el sol.

-¿Lambo ya puede ir al baño?- preguntaba el rayo.

El cielo sonrió con tristeza, al ver como sus amigos querían animarlo. La verdad es que les agradecía su apoyo, pero más que nada lo que agradecería es que le dieran noticias de su amado.

-Tienen razón…- dijo al fin- Chrome, ¿podrías llevar a Lambo al baño?- pregunto amablemente el Cielo, a lo cual, la chica solo asintió y se llevó al menor, que estaba casi bailando detrás de ella, por no poder aguantar más controlando su vejiga y esfínter.

-Llamare a la CEDEF para que limpie esto- decía el hitman, sacando su celular y caminando a un lugar apartado para hablar. Claro, que en el camino pisaba y pateaba a los tipos encapuchados que en el suelo se encontraban.

-Nufufufu, esto no sienta bien…- comentaba al aire el amante de los malvaviscos.

Los demás lo escucharon, pero no dijeron nada… solo se limitaron a apretar sus puños con impotencia.

A excepción de uno… que ya se encontraba llorando a lagrima suelta.

-Enma.... no llores, ya verás que pronto los encontraremos…- tranquilizaba el castaño. Solo que no sabía si quería convencer a su amigo o a sí mismo.

El pelirrojo solo lo miro, más no dijo nada… sabía que su amigo la pasaba peor que él, así que trato de hacer todo lo posible para parar el llanto.

Respiro una, dos… tres veces.

Pero nada.

En verdad deseaba que su amado pintor llegara y dijera con voz fría…

-Ya regresamos.

Si, justo como…. ¡¡¿….?!!

Todos se alarmaron al escuchar una voz en sus espaldas, y de la forma más rápida que pudieron, se dieron la vuelta para encontrarse con una escena que… bien… no sabían si era buena o mala.

Ahí estaba… Konohamaru y Sai… ambos tenían un brazo de Naruto pasando por sus hombros… en clara señal de que el rubio no podía caminar por sí mismo, y no solo eso… se encontraba con la parte superior de su cuerpo “desnuda”, a excepción de unas vendas que pasaban por todo su torso, pecho y hombros… la cual, se encontraba completamente teñida de sangre… sangre que goteaba ligeramente.

Tsuna sintió que su corazón se paralizaba en ese momento.

-Konohamaru, ¿Dónde estaban?- hablo por primera vez la nube en todo el rato. Ya que desde que su niño había desaparecido, no había dicho ni “pio”, ni siquiera a las provocaciones de su rival frutal.

-Oya oya, recuperaste el habla, Ave-kun.

Intentaba molestar la niebla con una mirada burlona, pero la nube fácilmente pasó de él.

Quería una respuesta a su pregunta, y la quería ya.

Por otro lado, el Neko solo alzo una ceja.

-¿Qué no es obvio?, fui por el jefe- decía “tranquilo” el Chunin.

Aunque la verdad, sentía de todo, menos tranquilidad. La mirada reprochadora, preocupaba, enojada y PREOCUPADA de Kyoya, lo desencajaban… un poquito… o tal vez más… el punto era, que se sentía ligeramente intimidado por las sensaciones que sentía al ver esos ojos.

-No seas así Konohamaru, Kyoya estaba preocupado por ti- regaño con una sonrisa el rubio y obteniendo otra de su alumno.

Pero con eso no le bastaba a la nube, iba a lanzar una bomba de preguntas… o golpes… lo que viniera primero, pero la voz del vongola lo distrajo de su objetivo.

-Menos mal… menos mal que estás bien…- susurraba el castaño, aunque fue lo suficientemente audible para todos, quienes giraron a ver al menor.

Y de ese modo, encontrándose con una cosa que les dio ternura.

Ahí estaba… el capo llorando a lágrima viva y con un rostro de alivio, junto a una sonrisa cálida… temblando y apretando sus manos contra su boca, tratando de tranquilizarse.

Naruto vio eso y se quedó pasmado, ya que no pensó que el menor se preocupara por él. Al contrario, con todo lo que le había dicho la última vez, esperaba que el menor lo odiara y no le importara ni un carajo lo que le había pasado.

Pero no fue así.

Sai, al ver que su amigo no decía nada. Hablo por él.

-No te preocupes Tsunayoshi, Naru-chan no fue destazado, modificado o asesinado como un animal. Todo está bien.- trato de animar el cuervo.

Pero el efecto fue todo lo contrario.

Mil y un escenas pasaron en la mente del menor, en las que pasaba lo antes mencionado por el ANBU, y eso solo logro que su llanto de avivara más.

-¡Aaaahhh!- grito el menor en su llanto lastimero.

Todos… y sin excepción, incluso Reborn, Chrome y Lambo que llegaron a tiempo para enterarse de la situación, miraron a Sai con reproche y coraje.

¿Qué tenía mierda en la cabeza?, ¿Cómo es que le decía eso a su Cielo tierno e inocente?


Claro, nuestro querido ANBU, ni por enterado estaba de las miradas amenazadoras de los mafiosos y solo se preguntaba el por qué el menor lloraba más.

¿Qué no ya le había dicho que todo estaba bien?

-Sai…- susurro el rubio en tono reprobatorio, el nombrado solo lo miro con confusión.

Era obvio que nunca iba a entender.

Y por esa misma razón, el rubio no perdió tiempo y paso de él. Se soltó de sus dos amigos y camino hasta el castaño, quien no paraba de gimotear.

-Tsunayoshi…- le llamo, el nombrado alzo la vista y se topó con la sonrisa amable del rubio- Tsunayoshi… siento lo de esta tarde yo…- hablaba el kitsune, pero se vio interrumpido cuando el menor le salto encima y lo tiro al suelo. Hizo una ligera mueca de dolor, más no se quejó.

Suponía que al final, el menor si se iba a vengar por todo lo que le dijo, pero él no iba a impedir que le dieran la paliza que se merecía. Así que se quedó tirado en el suelo, sin la más mínima intención de defenderse.

Solo esperaba a que el menor comenzara a lanzarle golpes a diestra y siniestra, pero…

Grande fue su sorpresa al sentir que lo abrazaban… el rostro del menor se escondió en su cuello y desde allí, pudo sentir como las cálidas lagrimas empapaban su piel.

Se quedó en shock por unos momentos, hasta que escucho de nuevo la voz del menor.

-… hic… Menos mal… hic… hic… estaba tan preocupado… no te… hic… hic… desaparezcas así de nuevo… hic… hic… po..por favor…- suplicaba.

Así es… suplicaba… Naruto no sabía si alucinaba por la falta de sangre y las múltiples cosas que le hizo Orochimaru a su cuerpo… o… de verdad estaba ocurriendo eso.

Era imposible… decir algo en ese momento era imposible… el mayor se había quedado sin palabras.

Y el menor, al no recibir respuesta a su petición, alzo la mirada… observando al kitsune con sus grandes ojos miel, llenos de lágrimas y… un sentimiento que el rubio tardo en reconocer….

Amor.

Lo que veía en esos ojos era amor.

Se paralizo ante su descubrimiento.

Digo… es que… hacía ya varios años, que nadie lo miraba así… tampoco nunca nadie se había preocupado tanto por él como para llorar de esa forma.

Vale, Konohamaru se preocupaba por él, y Sai también, pero ninguno de los dos le habían mostrado una escena como esa.

Ni Hinata, Tsunade-oobachan, Iruka-sensei…

Podría decir un montón de nombres… pero no había caso, ya que… solo dos personas lo habían mirado con tanto… con tanto amor y cariño…

Su madre y padre.

Solo ellos dos.

Pero… ahora eran tres…

-Nar… hic… hic… ¿Naruto-san?...- pronuncio con voz dulce y encantadora el menor junto a una mirada tierna de confusión.

El rubio sintió que su corazón dio un fuerte brinco… tanto que le dolió… y mucho.

Antes de irse de la mazmorra de aquella serpiente y haber cerrado su “trato”, este le había dicho:

“Tus perros llegaran en unos cuantos minutos, que te carguen, no corras ni hagas ningún esfuerzo. Tu cuerpo esta delicado, sobre todo tu corazón, así que mantente tranquilo o te podría dar un ataque cardiaco”.

Si… instrucciones fáciles de seguir…

O bueno, eso creía en un inicio.

-¿Naruto-san?- pregunto de nuevo el menor, pero el mayor no decía nada… solo lo miraba… y al ver que no obtenía respuesta, coloco de forma tierna su mano en la mejilla del rubio… tratando de que reaccionara….

Y ese fue el ataque final.

Sus latidos, que eran tranquilos y acompasados, pasaron a ser rápidos y fuertes, dejando de lado toda “serenidad” que le había recetado su “doctor”… y…

Paso…

Paso lo que tenía que pasar…

Le dio un ataque cardíaco.

-¡Jefe!- grito el Chunin, quien fue el primero en darse cuenta de la situación.

Luego de ese grito, los demás… que se encontraban muy entretenidos mirando la tierna escena, ahora reaccionaban y… ¿cómo no hacerlo?, pues el rubio se estaba convulsionando frente a ellos.

Reborn… que había observado todo atentamente… solo sonrió… mientras se cuestionaba mentalmente: “¿Quién es Sasuke?”

Pero ya tendría tiempo para averiguarlo, así que simplemente se dio la vuelta… y se fue…

Dejando a los demás, con un rubio sufriendo una taquicardia.

Continuara…
Notas finales:

Espero y les haya gustado, no olviden sus comentarios n.n


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