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¿Morir por Amor?, No Suena Mal por ZuminoeRiriko

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Notas del capitulo:

Hola!

Qué creen?, estamos por llegar a los 300 RW!!! XD

Jeje, me pregunto si podemos superar los 300 n.n

en fin, espero les guste el cap n.n

-¡¡¡GAHHHH!!!- el grito desgarrador de dolor del rubio los hizo reaccionar.

 

-¡¡Konohamaru, ve por mi tinta!!- grito el pintor, el primero en reaccionar.

 

El neko se quedo congelado, pero en cuanto vio que los ojos azules de su maestro se volvían de un color rojo carmesí… emprendió carrera a la habitación de su hermano… en busca del pedido…

 

Dejando al pintor y cielo en la habitación… junto a un rubio que sufría por el cambio tan repentino en su cuerpo.

 

-Sai-san… ¿Nar..Naruto-san estará bien?- pregunto el de ojos miel casi llorando.

 

Fue ahí cuando el mayor reparo en la presencia del menor.

 

-¡Tsunayoshi, toma a todos y váyanse!, ¡Aléjense lo más que puedan!- grito el mayor muy exaltado.

 

El Cielo se asusto ante eso y por fin… las lágrimas corrieron por sus mejillas.

 

“¿Qué está pasando?” se preguntaba el menor…

 

-¿Qué está ocurriendo?, ¿Dónde está Konohamaru?-  preguntó Kyoya, quien acababa de llegar.

 

Pero no estaba solo. Detrás de él estaban los demás mafiosos, todos vistiendo sus pijamas. Aunque eso era lo menos importante… lo que ahora llamaba la atención, era el kitsune.

 

-Oya oya… ¿Qué le ocurre al rubiecito?- preguntó un impresionado heterocromático, y no era para menos, la situación frente a todos era muy sorprendente.

 

-Parece como que… está pasando por una… metamorfosis…- comento una sobrecogida tormenta, al ver como las uñas del rubio crecían y su rostro se tornaba de otra forma… de una forma… tenebrosa…

 

-¿Metamorfosis?- pregunto la lluvia muy confundida, mientras abrazaba por la cintura a su novio. El cual, no rechazo el contacto, ya que esa situación le daba muy mala espina.

 

-Nufufufu, esto no me gusta…- comento un oji-lila, mientras tomaba del brazo a su pareja y la jalaba un poco hacia atrás.

 

-¿Es posible que una persona sufra una metamorfosis-kora…?- pregunto un acojonado militar, mientras se escondía ligeramente detrás de su seme.

 

-No. No es posible. Más te vale que nos expliques lo que está pasando, Sai.- demando el Hitman, mirando fijamente al pintor.

 

-Cariño, llama a Shamal- pidió la Arcobaleno del cielo, al ver las heridas en el kitsune.

 

-De acuerdo- respondió Gamma.

 

-Papá, ¿Naruto-san estará…?

 

-¡¡¡DEJEN DE HACER EL IDIOTA Y LARGUENSE!!!- grito un pintor ya sacado de quicio.

 

Cosa rara en él, ya que nunca se había comportado de esa manera.

 

-Sai-san… tranquilo, todo estará bien…- trataba de animar el pelirrojo, mientras se acercaba a su novio para abrazarlo.

 

Pero el mayor rechazo el contacto…

 

Empujando a Enma, hasta hacerlo trastabillar y  casi caer…  de no ser por los brazos de su buena amiga, que lo atraparon justo a tiempo.

 

-¡Oye!, ¿Cómo te atreves a lanzar a Enma-sama de esa forma?, él solo quería ayudarte- reclamo una enojada Aldeid, y no era la única. Todos se habían molestado con el pintor por esa acción.

 

Aunque… a quien más le afecto eso, fue al pequeño pelirrojo…

 

“Hace unos momentos estábamos bien… ¿por qué Sai-san…?” se preguntaba el menor mirando con dolor a su pareja, mientras varias lagrimas se acumulaban en sus ojos.

 

-¡¡¡LES DIJE QUE SE FUERAN!!!- gritaba más exaltado el pintor.

 

Y… ¿cómo no estarlo?

 

Ya habían aparecido tres colas de chakra en el cuerpo de su amigo, y Konohamaru no daba signos de aparecer con la tinta.

 

-¡¡¡KONOHAMARU, APURATE!!!- grito aún más fuerte, al ver como la cuarta cola apareció…

 

-¡Perdón, no la encontraba!- respondió el menor al llamado de su hermano, mientras entraba por la puerta y empujaba a todos en el proceso- Hermano, ¿Qué…?- el neko iba a preguntar acerca de lo que harían para ayudar a su maestro, pero en cuanto vio la cuarta cola… palideció…

 

“Cuatro colas… el Jefe… ya no sabe quiénes somos…” pensó el menor con pavor, el cual, aumento en sobremanera, al escuchar los gimoteos del pequeño bovino.

 

-Hic… hic… Lambo-sama tiene miedo… hic…- chillaba el menor, abrazándose a las piernas de la pequeña Chrome.

 

-Tranquilo, todo estará bien…- calmaba la niebla, inclinándose hasta el menor para tomarlo en brazos.

 

-¡¡KONOHAMARU, APRESURATE Y SACA A TODOS!!- ordeno el cuervo, quien comenzaba a esparcir su tinta por toda la enfermería.

 

-¡¿Y tú?!, ¡¿Podrás solo?!- preguntó el menor, temiendo por el bienestar de su hermano.

 

-¡¡¡SI,  AHORA SACALOS, NARUTO PUEDE MATARLOS!!!- respondió el peli-negro, aún más asustado, al ver que la quinta y sexta cola habían aparecido al mismo tiempo- ¡¡¡POR FAVOR, SACA Y CUIDA A ENMA!!!- pidió después, mientras hacia una serie de sellos y la tinta comenzaba a rodear a su jefe.

 

El neko no necesito más palabras, y simplemente decidió acatar las órdenes de su hermano.

 

Junto ambas manos, mientras decía…

 

-¡Kage Bunshin no Jutsu!- y al instante aparecieron 15 clones de sombra del Chunin. Uno cargaba a Chrome y Lambo al mismo tiempo, al igual que otro cargaba a Yuni y Aria.

 

Los demás solo habían tomado a uno y habían salido corriendo de la cabaña.

 

-¡Te dejo el resto!, ¡No te mueras!- dijo el Chunin, mientras tomaba a Enma en brazos y emprendía carrera detrás de sus clones.

 

El pintor no respondió a las palabras de su hermano, pero… tampoco es como si el menor esperara que le contestara…

 

Ya cuando el ANBU se aseguro de que su niño estaba lejos, se permitió sacar un pequeño suspiro de alivio...

 

Tal vez era demasiado pronto para sentir alivio, pero al saber que su amado niño se alejaba a paso presuroso de ese lugar… que de un momento a otro se había vuelto de lo más peligroso…; no pudo evitar sentirse un poco más tranquilo.

 

“Konohamaru es un Shinobi competente, mi Enma estará bien con él” pensaba el pintor… o más que pensar, trataba de convencerse…

 

Porque lo sabía… lo sabía muy bien…

 

El alcance de la bijuudama de uno de los demonios con cola, tenía un alcance de más de 20 km, y el radio del daño que logra al impactar, era de unos 6 km.

 

Es decir… que la probabilidad de supervivencia de su pareja, hermano y el resto… era de un 10%, otro 70% de muerte segura y el 20% restante, aseguraba que terminaran mortalmente lesionados.

 

“Debo impedir a toda costa que lance un ataque” pensaba un preocupado Sai… aterrado más que nada… pues… por fin comenzaba a experimentar emociones, pero todo debido a esa hermosa persona que le demostraba con sus caras y gestos que lo amaba. Pero que ahora… corría el peligro de perder…

 

Eso él no lo iba a permitir, porque… mejor que nadie… sabía que el corazón de alguien que ya ha fallecido… no vuelve a latir… y primero muerto, antes de dejar que el corazón de su bello niño se detenga.

 

Dejo de pensar en cuanto vio como todo el cuerpo de su amigo había sido cubierto por el chakra del kyuubi… las orejas también se habían formado, y su boca y ojos… ahora eran solo hoyos que desprendían una luz blanca.

 

-¡¡Naruto!!, ¡¡Reacciona por favor!!- pidió el pintor un tanto más preocupado, al ver como la séptima cola quería comenzar a formarse…

 

_ Con Konohamaru _

 

.

.

.

 

Había corrido por más de 6 minutos, y ya había cubierto kilometro y medio, o al menos un poco más.

 

Una distancia un tanto irreal para el tiempo que llevaba corriendo, de no ser… porque había entrado en modo senin, concentrado gran parte de su chakra en sus piernas y corrido a toda velocidad.

Ignorando la falta de aire y el dolor en sus piernas por el esfuerzo.

 

“Estarán bien, estarán bien, estarán bien, estarán bien, estarán bien, estarán bien, estarán bien, estarán bien, estarán bien, estarán bien, estarán bien, estarán bien, estarán bien, estarán…”  se repetía mentalmente el menor una y otra vez…

 

Auto-convenciéndose de que no pasaría nada malo… que cuando se dieran cuenta de que ya estaban muy alejados, su hermano y Jefe los seguirían… los alcanzarían y les pedirían disculpas  por darle un susto de muerte, luego de eso volverían entre risas a la cabaña y follaría de nuevo con Kyoya…

 

Si… eso estaría bien, pero…

 

Eso no pasaría, ¿Verdad?...

 

No… por supuesto que no… Konohamaru era idiota y estúpido en ocasiones… pero no era tan ingenuo como para creerse ese cuento más falso que un genjutsu.

 

Lo había visto…

 

Lo vio claramente…

 

-Habían cuatro colas… cuatro…- susurro con tono tembloroso, mientras una capa de sudor frío corría por su frente.

 

Y ese sudor caía por su frente, porque sabía… sabía a la perfección que eso no se iba a quedar ahí.

 

La forma tan rápida en la que habían aparecido las colas, daba a entender que no iban a parar de presentarse… no hasta que salieran todas…

 

Eso era lo que más lo aterraba.

 

Pero no  se confundan… Konohamaru no le temía a su Jefe.

 

Claro que no. Konohamaru Sarutobi confiaba plenamente en su maestro y siempre lo haría.

 

¿Qué si su miedo se debía al Kyuubi?, no… por supuesto que no. Su maestro ya controlaba el chakra del bijuu, así que no había que temer por ese hecho…

 

…Sino por lo contrario…

 

…Porque ya no existía ningún bijuu… ¿verdad?...

 

¡¿Verdad?!

 

-¡¡Carajo!!, ¡¿Qué mierda está pasando?!- grito un frustrado neko.

 

Pero su frustración duro poco, ya que se vio distraído al sentir como los mafiosos habían destruido sus clones de sombra.

 

-¡Oigan!- exclamo molesto el neko, al ver como los Vongola se habían quedado atrás- suficiente cansado es concentrar tanto chakra en un lugar, como para que me den más trabajo destruyendo mis clones- reclamo mientras regresaba.

 

Los mafiosos solo lo miraron acusatoriamente.

 

-Déjate de tonterías y dinos que es lo que pasa.- dijo demandante Kyoya.

 

El Chunin solo enarco una ceja.

 

-Kyoya, mi amor… si quieres volver a tener sexo conmigo… modula tu tono…- respondió en un siseo amenazante.

 

Era fácil ver quién tenía el control de la relación.

 

-¿S..sexo?- musito un avergonzado y sorprendido pelirrojo, quien estaba siendo cargado como un costal de papas por Konohamaru.

 

Y no solo él… su buen amigo también estaba abochornado, mientras que los demás solo veían a la pareja de forma cómplice… o al menos algunos.

 

-Bien Kyoya, te lo llevaste a la cama, buen trabajo. Pero eso no es lo importante ahora.- decía el Hitman, haciendo que el prefecto como el shinobi, chistaran la lengua en signo  de molestia.

 

-Konohamaru-san… por favor… dinos qué ha ocurrido con Naruto-san…- suplico el Cielo, apretando sus puños.

 

-Les diré todo después. Ahora debemos de alejarnos lo más posible y conseguir un lugar seguro- condiciono el Chunin- así que no vuelvan a destruir mis clones.

 

-Me temo que esto no funciona así-kora…- hablo el militar, mientras veía a Konohamaru con una mirada que decía que no iba a ceder.

 

-¡Entiendan que…!

 

-¡¿Qué vamos a entender si no nos has dicho nada?!- reclamo un muy molesto Tsuna.

 

Todos se sorprendieron ante eso, ya que la menor era todo amor.

 

-¡Pude sentirlo!, ¡lo sentí!- seguía diciendo el menor, mientras varías lagrimas caían por sus mejillas- ¡Naruto-san sufría!, ¡Por un momento pude sentir el dolor por el que gritaba de esa forma tan desgarradora!, ¡También sentí su miedo y desesperación!, ¡Naruto-san estaba aterrado!, ¡Y tú con Sai-san solo deciden que debemos irnos sin decirnos por qué, pidiéndonos que entendamos!, ¡¿QUE SE SUPONE QUE DEBEMOS DE ENTENDER?!- termino de decir el oji-miel… mientras su cuerpo sufría sacudidas por el llanto que trataba de contener.

 

Evidentemente no lo lograba, ya que las lágrimas seguían cayendo.

 

Ante las palabras de capo, el Chunin apenas  y cambio su expresión.

 

-Escucha Tsunayoshi… y escucha bien por favor…- hablaba el Chunin con tono peligroso- tenemos que alejarnos, ¿por qué?, simple… la cosa que vieron que le ocurría al Jefe, es una cosa PELIGROSA, tan peligrosa que podría MATARNOS A TODOS, ¿entiendes lo que significa?- terminaba de decir el neko, haciendo énfasis en algunas palabras.

 

-¿Y qué es la “cosa” que le ocurría a tú Jefe?- pregunto Gamma.

 

Todos veían al Chunin, esperando una explicación.

 

Pero lo único que obtuvieron fue una mirada colérica de él.

 

-¡¿Qué tan idiotas son que no entienden lo que digo?!- exclamo, con un tono acorde a su cara.

 

Los mafiosos solo lo vieron con ira.

 

Estaba claro que si había un idiota ahí, era él.

 

Ellos amablemente le habían pedido la explicación, y el otro estúpido solo les repetía lo mismo una y otra vez.

 

Todos estaban a punto de reclamar al mismo tiempo, pero… apenas y abrieron la boca… una gran explosión los hizo cerrarla de nuevo…

 

Los presentes giraron su mirada al lugar donde escucharon el estallido…

 

Para sorpresa de algunos y obviedad de otros… el sonido venía del lugar… que hasta donde todos sabían… estaba la cabaña…

 

Y pudieron corroborar ese pensamiento, cuando vieron un rayo de luz color rojizo, salir disparado al cielo… un rojo como el que cubría al Uzumaki.

 

Después de eso, solo pudieron escuchar un silbido… que estaba cada vez más… y más cerca…

 

Todos se preguntaban qué era ese sonido… pero solo uno lo reconoció.

 

-¡Kage Bunshin no Jutsu!, ¡Barrera de tres puntos!- grito el Chunin.

 

Para cuando todos se dieron cuenta, tres paredes gruesas, transparentes y de color azul… los rodeaban. En las tres esquinas de estas estaba el neko y dos copias más de él.

 

Iban a preguntar el por qué y qué era eso… pero de nuevo se quedaron con la palabra en la boca, cuando varias piedras se estrellaron a gran velocidad con las paredes de la barrera, rompiéndose o revotando.

 

Por suerte.

 

“Menos mal solo son piedras… de haber sido chakra ya estaríamos muertos” pensaba aún más preocupado el neko… ya que… la explosión aseguraba ser grande… y su hermano… Sai… seguía ahí…

 

O al menos eso quería pensar.

Giro su vista atrás… y miro como los mafiosos le prestaban toda su atención a las  piedras que seguían destrozándose contra su jutsu.

 

Después miro adelante… parecía que había un panal de abejas frente a él… las piedras llegaban y se estrellaban, creando una cortina de tierra que le quitaba visibilidad.

 

Eso solo lo hacía llegar una conclusión:… Se quedarían ahí mucho rato…

 

-Bueno, parece que tendremos que pasar un buen rato en grupo, así que…

 

-Nos dirás lo que pasa.- demandaba una molesta nube, interrumpiendo a su novio.

 

El Chunin solo chisto con la lengua.

 

¿Por qué su amado tenía que ser un estúpido como Kyoya?, en verdad le jodía su forma de ser tan engreída.

 

Pero bueno, eso no era lo importante ahora.

 

-Sawada Tsunayoshi- llamo el Chunin, sin girarse a ver al nombrado- les diré que fue lo que le ocurrió al Jefe, pero quiero que antes tú… me respondas unas preguntas, ¿entendido?

 

-Maldito… ¿Quién te crees que eres para hablarle de esa forma al Décimo?- reclamaba una  molesta tormenta.

 

-Ma ma, tranquilo Hayato- tranquilizaba la lluvia.

 

-¡NO, NADA DE TRANQUILO!, ¡CABEZA DE PULPO TIENE RAZON AL EXTREMO!

 

-Kufufufu, por primera vez… estoy de acuerdo con los dos idiotas- decía el de ojos bicolor.

 

-Yo estoy con Mukuro-sama…- apoyaba la pequeña Nagi.

 

-Nufufufu, igual estoy con mi Muku-chan~…- secundaba el amante de los malvaviscos.

 

-¡Cierto!, ¡quien debe de responder preguntas y darnos explicaciones es Konohamaru-niichan!- gritaban al mismo tiempo Yuni y Lambo.

 

-Konohamaru, antes de hacer preguntas, ¿no crees que deberías primero responder las nuestras?- preguntaba la Arcobaleno del cielo, de una forma realmente tenebrosa, asustando a más de uno.

 

-Vaya… nunca la había visto tan molesta-kora…- susurro quedito el militar, mientras una gota de sudor caía por su frente.

 

-Yo si…- respondió Gamma, en el mismo tono que el militar había empleado.

 

-Más te vale hablar chico.- demandaba de nuevo el Hitman, escondiendo la mirada bajo su fedora y apuntando con su pistola verde al Chunin.

 

Konohamaru solo giro a verlos, y pudo apreciar claramente, como todos lo tenían rodeado… mirándolo de forma acusatoria.

 

Pero no se inmuto.

 

Simplemente busco a Tsunayoshi con la mirada. Lo encontró en medio de todos, pidiéndole sutilmente con sus ojos que comenzara a hablar.

 

Pero Konohamaru no lo haría… no lo haría hasta asegurarse… de que al menos… en “este lado” estarían bien.

 

-Tsunayoshi…- llamo con voz seria- ¿Qué significamos nosotros para ti?, ¿Cuánto estarías dispuesto a tolerar por nosotros?, ¿Qué sacrificarías?... ¿Cuál es tu límite?...- termino de preguntar el neko, mirándolo con cautela.

 

Los demás solo se enojaron más ante eso.

 

Estaban por reclamar, pero…

 

-Ustedes significan para mí… una familia. Por mi familia, soportaría cualquier cosa. Por mi familia, sacrificaría mi vida sin dudar y… mi límite… no tengo límite… porque los amo… los amo porque son mi familia y amigos.- contesto el Cielo, dando unos pasos adelante.

 

Konohamaru lo miro con atención.

 

Por la forma tan segura de sus palabras, a Konohamaru le daban ganas de creerle, pero… las lágrimas y el temblor en su cuerpo, le hacían perder credibilidad.

 

-¿Por qué debería creer en tus palabras?, ¿Cómo se que todos ustedes no nos traicionaran?- pregunto de nuevo el Chunin, con una mirada y tono receloso.

 

Los mafiosos solo pudieron indignarse más ante esas palabras.

 

-¡¿Cómo puedes decir eso?!- cuestiono un molesto pelirrojo.

 

Y… ¿Cómo no estarlo?, todos habían convivido como familia tanto tiempo, entre risas y alegrías… ¿Por qué dudaba de ellos ahora?

 

El neko solo pasó de Enma, y miro con atención al Cielo. Este ya no temblaba, ahora solo tenía una mirada atónita. Iba a seguir preguntando, pero… cierta personita se metió en su campo de visión… para ser más específicos… Kyoya…

 

Kyoya le había obstruido la vista que tenía de Tsuna.

 

-Muévete Kyoya.- pidió secamente el Chunin, pero… el prefecto solo lo veía con… ¿decepción?

 

De acuerdo… eso si que logro descolocar  al neko.

 

-¿Qué?...- pregunto el menor vacilante, no sabiendo si de verdad quería que su novio le contestase.

 

-Konohamaru… cuando te dije que te amaba y respondiste que tu también lo hacías… ¿era mentira?- pregunto el prefecto, con un tono… ¿herido?

 

Eso parecía y… bueno… nadie sabía cómo reaccionar a eso… mucho menor Konohamaru.

 

-No lo era- respondió con algo de duda, luego de haber asimilado la pregunta- pero eso lo tiene nada que ver aquí- término por decir.

 

Kyoya solo frunció el ceño.

 

-Claro que tiene que ver aquí, y mucho. Si me amas, ¿por qué desconfías?, yo jamás te dejaría que alguien te hiciera daño, ni siquiera se lo permitiría a esta bola de herbívoros. Así que dime, siendo esto así, ¿cómo puedes pensar en traición?, si no confías en ellos no me importa, pero, ¿por qué desconfiar de mí?, cuando yo solo deseo protegerte.- termino de decir el prefecto, con un deje de resentimiento e ira en sus palabras.

 

El menor analizo por unos segundos las palabras de su novio, y cuando llego a una conclusión… lo miro directamente a los ojos, para responder.

 

-Es muy simple Kyoya. Dices que deseas protegerme, pero debes saber que los “deseos”, son efímeros. Cosa del momento que solo se siente por un rato y después regresa o cambia por otro una vez fue saciado. Tal vez, no solo sé y es solo hipotético, cuando esto acabe o inicie, tu deseo de protegerme cambie al de asesinarme. No digo que tu amor ni, el amor que te tengo, sea un simple deseo momentáneo. Pero… si tratas de fundamentar los reclamos de todos con esto del “amor”, quiero que sepas que ya he sido traicionado una vez, gracias a este supuesto “amor”, y créeme que no fue bonito, pasar 3 meses en el hospital en cuidados intensivos por haber sido envenenado y apuñalado 48 veces en el pecho.- termino de explicar el menor con calma.

 

Kyoya solo lo escuchaba con atención.

 

“Así que por eso trata como juguetes a las herbívoras”  concluyo en su mente el prefecto, recordado la vez que fueron al centro comercial.

 

-Si no es un deseo momentáneo, entonces, ¿Qué significa el amor que dices sentir por mí?- preguntó de nuevo el prefecto.

 

Realmente a Kyoya no podría importarle menos lo que fuera que estuviese pasando en la cabaña, ahora solo quería saber que era lo que pensaba su pequeño gatito… ya que… justo ahora, dudaba de los sentimientos del pequeño… y también se cuestionaba el hecho de haberle dado su corazón.

 

Digo… la persona que amas y por la que darías la vida piensa que lo mataras cuando baje la guardia, eso no lo pensaría alguien que te ama, ¿verdad?

 

Por otro lado, Konohamaru ya se imaginaba lo que estaba pensando Kyoya. Y claro, como siempre su amado estaba equivocado. Pero bueno, ambos habían crecido con diferentes experiencias y situaciones, era obvio que Kyoya no iba a comprender de lo que estaba hablando.

 

-Kyoya, te lo explicare claramente a ti y a tus amigos- decía el menor con tono cansado- Te amo, ¿entiendes?, simplemente te amo y me gustaría sentir este amor por siempre, pero… eso dependerá solamente de TI. Si decides dejarme, traicionarme, engañarme o cualquier cosa… el amor se acabara, se transformara en odio y por lógica… serás mi enemigo. Pero mientras nada de eso pase, te amare, te cuidare, mimare y haré todo lo que tú quieras, pero ya te lo dije, el que eso ocurra o no, depende de TI y solo de TI. Te daré el mismo trato que tú me des. ¿Si me doy a entender?- termino de decir en un tono dulce.

 

Kyoya solo sonrió por sus palabras.

 

“Era de esperarse de mi gatito” pensó Kyoya, dejando por zanjado el tema.

 

Konohamaru también sonrió, sabía que luego de eso, su amado ya no volvería a dudar de sus sentimientos.

 

-En fin, retomando el tema… lo mismo pasa contigo, Tsunayoshi- hablo de nuevo el Chunin, con tono serio y cauteloso.

 

El castaño solo lo miro con unos ojos calmados y severos… una extraña combinación, pensaba Konohamaru.

 

-Lo que tratas de decir, Konohamaru-san… es que… dependiendo a como reaccionemos nosotros a lo que le ocurre a Naruto-san… ¿Nos volveremos enemigos?- preguntó al final, enarcando una ceja.

 

El Chunin solo asintió.

 

Eso solo logro intrigar más a todos. ¿Qué podía ser tan grave como para que el pequeño de los ninja los ponga en esa categoría con tanta facilidad?

 

-Entonces no tienes por qué preocuparte- hablo de nuevo el de ojos miel, con un tono dulce y mirada cálida, mientras sonreía amablemente.

 

Eso descoloco un poco a Konohamaru.

 

Lo que él en realidad esperaba, es que todos se pusieran a la defensiva con sus palabras.

 

-¿Y por qué no habría de preocuparme?- indago curioso el neko.

 

El Cielo solo sonrió tiernamente, mientras un adorable rubor cubría sus mejillas.

 

-Porque… así… como tu amas a Hibari-san… yo amo a Naruto-san… lo amo desde el primer día que lo vi… ya que… meses antes de que llegaran a nuestro mundo, yo… ya conocía a Naruto-san… o al menos su dolor…- explicaba el castaño, mostrando una expresión abatida, a la cual, Konohamaru presto mucha atención- podía escuchar su voz desesperada… y sentir sus emociones… unas emociones que siempre me dejaban con un nudo en la garganta y me hacían llorar. Es por eso…- decía ahora, cambiando su semblante triste por uno decidido- que quiero proteger a Naruto-san. No quiero que nada malo le pase, quiero estar a su lado… sanar sus heridas y evitar que alguien vuelva a lastimarlo otra vez… no quiero que Naruto-san sienta de nuevo… dolor ni sufrimiento. No quiero que nadie vuelva a dañarlo… solo deseo cuidar su corazón… y entregarle el mío- termino de decir con dulzura y fiereza marcadas en sus palabras.

 

De nuevo Konohamaru pensó que esa combinación era extraña.

 

Todos sonreían por las palabras de su Décimo, amigo y pupilo… era tan típico de él decir esa clase de cosas.

 

-Ahora, ¿nos dirías lo que ocurre?, por favor- pidió amablemente Enma.

 

Los mafiosos giraron a ver al Chunin de nuevo, pidiéndole por fin una explicación. Sabían que esta vez el neko no se podía negar, su cielo había sido lo suficientemente claro, así que no debía de haber más razón a dudas o negaciones.

 

Por otro lado, Konohamaru solo suspiro… él también lo sabía… Tsunayoshi lo había dejado sin argumentos.

 

-Bien…- se rindió al fin el Chunin, ocasionando que todos sonrieran en victoria- pero queda estrictamente prohibido interrumpirme. Esta historia es larga, de hace más de miles de años- dijo seriamente.

 

Los mafiosos solo se quedaron con la boca abierta.

 

-Oya oya… ¿Cuántos años tienen?- preguntó un sorprendido cabeza de piña.

 

Konohamaru sonrió juguetón ante la pregunta.

 

-El que la historia sea tan vieja, no quiere decir que nosotros lo seamos con ella- respondió divertido.

 

-¿Entonces?, ¿Qué significa?- pregunto ahora Yuni, muy intrigada.

 

Los demás solo vieron a Konohamaru, en busca de respuestas.

 

-Eso significa, que hubo personajes principales, secundarios y ambientales en nuestra obra dramática- término de decir, con un ligero toque de melancolía.

 

Cosa que nadie paso desapercibida, mucho menos Kyoya.

 

-Aunque también podemos acortarla, pero si quieren estar enterados de donde salieron los nueve, es mejor la historia larga- explico.

 

Los mafiosos solo enarcaron una ceja.

 

¿Nueve?

 

No entendían a que se refería el Chunin, pero… para eso el menor lo iba a explicar, ¿no?

 

-No te interrumpiremos hasta que hayas acabado Konohamaru-san… así que… ¿podrías decirnos lo que pasa?- preguntó amablemente Enma, quien le sonreía tiernamente.

 

Konohamaru intento corresponder su sonrisa, pero su boca solo logro hacer una mueca torcida.

 

Al final suspiro y miro al frente… ya no había ninguna roca que se estrellara con su barrera, pero aún estaba esa cortina de tierra alrededor. Por lo cual, decidió no quitarla, después de todo, no sabía si habría otro choque de viento de nuevo.

 

-Todo esto empezó hace miles de años…- explicaba el menor, cerrando los ojos y respirando con calma- existía un árbol llamado Shinju, que significa “Dios Árbol”. En aquella época, la humanidad luchó incontables batallas, dejando a la tierra empapada de sangre. Este árbol crecía de la sangre de las personas fallecidas y fue venerado como una deidad, ya que era capaz de producir un fruto especial y de gran poder cada milenio, el cual, tenía la capacidad de darle a cualquiera que lo consumiera la capacidad de usar chakra…

 

Los mafiosos escuchaban con atención.

 

Aunque más de uno quería cortarle el rollo por tana cosa sin sentido, pero el Cielo no se los permitió. Los hacía callar con una mirada severa, haciendo que a los otros no les quedara de otra, más que escuchar lo que decía el Chunin.

 

-Estaba estrictamente prohibido que alguien tomara el fruto que el árbol daba, sin embargo, Kaguya Otsutsuki, una princesa y líder de su clan, anhelaba traer la paz y acabar con la guerra. Decidió que eran necesarios obtener poderes divinos para así poder salvar a la humanidad, violando la prohibición y consumiendo el fruto del árbol sagrado. Al hacerlo, Kaguya adquirió un inmenso poder, el suficiente para realizar su objetivo propuesto, siendo considerada la Diosa Conejo. Pero con el paso del tiempo, Kaguya se había vuelto déspota y había perdido el juicio por tanto poder. Ella decidió usar el Tsukiyomi Infinito; un jutsu para controlar a las personas a base de ilusiones y que dejaran de pelear. Eso provoco que las personas comenzaran a temerle y la trataran como un demonio. Poco después de eso, dio a luz a dos niños; Hagoromo y Hamura, ambos heredaron ese gran chakra, aparte de las habilidades de su madre y unas habilidades en los ojos, el Rinnegan y Byakugan…

 

El Chunin paro por un momento y espero unos segundos a que alguien lo interrumpiera, pero nada paso, así que decidió seguir.

 

-Sin embargo, Kaguya con el tiempo enloqueció, queriendo recuperar el chakra que tenían sus dos hijos, así que se fusiono con el Dios Árbol, dando nacimiento a una poderosa bestia, llamada el “Diez Colas”. La furiosa bestia arrasó con todas las tierras en busca de su chakra, hasta que sus hijos, en una inmensa batalla, la derrotaron, procediendo a separar y absorber el poderoso chakra de su madre, sellándola. Estando sin poder, Kaguya se transformo en una estatua, la cual, fue enviada a la luna. Con esto, sus hijos se convirtieron en los primeros jinchurikis…

 

Konohamaru se detuvo por un momento, esperando alguna interrupción, y esta vez, la hubo.

 

-¿Qué es un jinchuriki?- pregunto una temerosa Chrome.

 

La verdad es que la historia la estaba inquietando un poquito.

 

-Se les llama Jinchurikis, a las personas que han sido elegidas para ser el contenedor de demonios. Aunque en sí, solo uno lo tenía en su interior, y el otro solo cuidaba de la estatua de su madre- explico, vio como todos se descolocaban con sus palabras, pero nadie dijo nada más.

 

De modo que siguió.

 

-Después de eso, Hamura se fue con el resto del clan a la luna, para proteger la estatua de su madre, mientras que Hagoromo se quedo en la tierra, donde enseño a la humanidad los conceptos del chakra, en un intento por hacer que las personas se conectasen entre sí usando el chakra, en vez de usarlo como un arma, tal y como lo había hecho su madre. Con todo esto llego a ser venerado y conocido como el Sabio de los Seis Caminos.  Pero más tarde, Hogoromo se dio cuenta de que todo lo contrario a lo que él quería, el chakra fue empleado como un arma, trayendo guerras de nuevo. Por lo cual, decidió enseñarle todo lo que sabía a sus dos hijos, repartiendo en ellos su poder. Indra heredo los ojos de su padre, o mejor dicho, una fase de ellos; ganado chakra de gran alcance y energía espiritual; era considerado un genio y él llego a la conclusión, de que la única manera de traer la paz era por medio del poder. Su segundo hijo, Asura, heredo el cuerpo, ganando su poderosa voluntad y energía física, él llego a la conclusión de que la única manera de encontrar la paz era por medio del amor…

 

Otra pausa.

 

Más nadie dijo nada, aún trataban de asimilar todo lo que el pequeño contaba.

 

-El sabio, siguiendo los ideales de su hijo Asura, utilizo un jutsu: “Creador de todas las cosas”, para dividir el chakra del diez colas en nueve partes, creando así, a las bestias con cola, a los cueles les dio nombre; el una cola se llamo Shukaku, el dos colas Matatabi, y aumentándole una cola a cada uno, siguieron Isobu, Son Goku, Kokuo, Saiken, Choumei, Gyuuki y… el nueve colas y más poderoso de los bijuu, Kurama. Eso debilito tanto a Hogoromo, que solo le quedaron unos cuantos meses de vida, por lo cual, eligió como su sucesor a su hijo Asura. Cosa que no le agrado mucho a Inra, quien llenado de celos inicio una batalla contra su hermano. Y su pelea continuaría en sus descendientes, que posteriormente se convirtieron en el clan Senju y el clan Uchiha. Pero antes de morir, Hogoromo grabo en una piedra toda la historia, haciendo que solo las personas que tenían los mismos ojos que él pudieran leerla y evitaran que la misma historia se repitiera.

 

 

Se detuvo de nuevo, todos parecían asimilar más la historia.

 

-¿Qué tiene eso que ver con Naruto-san?- pregunto por fin Tsunayoshi.

 

Konohamaru iba a seguir hablando, pero Hayato le gano la palabra.

 

-Es simple décimo, lo que pasa es que Naruto tiene a los nueve demonios en su interior- respondía amablemente la tormenta a su décimo.

 

Todos se sorprendieron e iban a empezar a preguntar, pero Konohamaru les corto el rollo antes de que empezaran un desastre.

 

-Te equivocas, el Jefe no tiene en su interior ningún demonio- dijo- o… al menos eso creó…- término de decir vacilante.

 

-Explícate.- demando su novio.

 

Konohamaru cerró sus ojos… pensando en la forma más simple y sencilla de explicar todo para que todos le entendieran.

 

Los demás simplemente lo miraban, un tanto impacientes porque ya había durado así más de 6 minutos, pero ninguno había querido interrumpirlo.

 

O al menos eso querían aparentar todos, porque la verdad es que si querían interrumpirlo de ese trance mental en el que estaba.

 

Y lo iban a hacer, de no ser porque…

 

-El Jefe tiene como cinco demonios, pero él ya no es un Jinchuriki- hablo… sorprendiendo a todos.

 

-¿Cinco?...- preguntó en un susurro Tsuna, que se encontraban realmente atónito por la noticia.

 

Konohamaru solo asintió.

 

-Dijiste que los que tienen un demonio en su interior son jinchurikis, ¿Cómo Naruto puede tener cinco y no ser uno?- preguntaba una desconcertada tormenta.

 

Por otro lado, Konohamaru solo suspiro.

 

-Pues… primero iremos por partes, ¿ok?- pregunto el shinobi y todos asintieron a su propuesta, igual, no les quedaba de otra- bien…- dijo el castaño en un suspiro cansado- verán, la madre del Jefe era una jinchuriki, ella portaba en su interior al Kyuubi. Pero como saben, ella y su esposo murieron cuando el Jefe nació, todo por un ataque a la aldea, donde el objetivo era hacerse con Kurama y destruir con él todo. El enemigo solo logro la primera parte, ya que pudo sacar el kyuubi de la madre del Jefe… y… deben de saber, que cuando a un jinchuriki se le saca su bijuu… muere…- decía el menor con voz afligida- pero… la madre del Jefe no murió al instante, todavía tenía fuerza para pelear junto al padre del Jefe y detener al enemigo. Claro que para ese momento ya estaban en muy mal estado, por lo cual, con lo último que tenían de chakra, sellaron el Kyuubi dentro del Jefe. Fue ahí cuando se convirtió en un jinchuriki- decía el menor.

 

El neko giro un poco la cabeza y miró a todos. Al parecer su relato les había sentado mal, ya que varios tenían una mirada triste.

 

-Ese sería el primer demonio, ¿y los otros cuatro-kora?- preguntaba un confundido militar.

 

Causando que todos abandonaran los pensamientos tristes y miraran a Konohamaru. El cual, solo suspiro por séptima vez.

 

-Los otros “cuatro”, los obtuvo el Jefe en la guerra, pero para explicar mejor el por qué se dio la guerra y el papel de los demonios, tendríamos que regresarnos a la historia- decía.

 

Los demás solo asintieron, dándole a entender que siguiera.

 

 

-Como decía, el clan Senju y Uchiha pelearon por generaciones, hasta que un día Hashirama Senju, se hizo amigo de un chico llama Madara Uchiha. Pero por el odio entre sus clanes fueron obligados a pelear, y pasaron así varios años, hasta que Hashirama-sama convenció a Madara de unirse y dejar la lucha inútil. Madara se negó, pero luego de un tiempo, termino aceptando. Al unirse ambos clanes se dio la Aldea Escondida entre las Hojas, o para más corto: Konoha…

 

-¿Su aldea?- interrumpió Kyoya.

 

Konohamaru solo lo miro severo, ya que lo había interrumpido y él, CLARAMENTE, había dicho que no interrumpieran.

 

Todos se dieron cuenta de la molestia del neko y miraron a Kyoya con burla, ya que se imaginaban como lo castigaría su amado… y Kyoya también lo sabía.

 

-Si amor, nuestra aldea…- dijo con un suspiro cansado, la verdad es que ya se estaba cansando de explicar todo eso- mi amor, hoy no tienes sexo- castigo.

 

Digo, ya se jodía él explicando toda la puta historia de su mundo, y no quería joderse solo, así que… que se joda también su novio.

 

“Si, que se joda”  pensaba el neko.

 

Por otro lado, Kyoya solo chisto con la lengua con molestia.

 

-A fin de que- dijo el neko, retomando la historia- se formo Konoha, pero aún había ciertos conflictos entre los fundadores, por lo cual, Madara se fue, dejando a su clan. Pasaron los años y se creía que todo estaba bien, pero nadie sabía que aún había rencores en el clan Uchiha, los cuales, tenían la piedra en la que Hagoromo había relatado la historia de su tiempo. Los Uchiha la malinterpretaron, y decidieron rebelarse, pero el clan fue exterminado. Dejando solo con vida a dos Uchihas, o eso se creía… ya que Madara seguía con vida junto a uno de sus estudiantes, Obito… otro Uchiha. Madara sabía lo que había escrito en la runa, y decidió seguir los pasos de esta, pero… de forma incorrecta. De modo que intento recrear el Tsukiyomi Infinito, pero para eso necesitaba de los demonios, cosa que no le costó mucho trabajo obtener. Ya cuando tenía el cascarón y ocho de los demonios, es cuando las aldeas se “unieron” y empezó la guerra. Antes de ir al campo de batalla el Jefe y Kurama se unieron, de esa forma el Diez colas no podría ser revivido en su totalidad. Claro que el Jefe tenía clara desventaja, ya que todos estaban escondidos, dejándolo pelear solo, fue por ellos, que los ocho demonios en el interior del Juubi, le dieron la mitad de su chakra al Jefe, y gracias a eso la guerra acabo.- termino de relatar el neko.

 

Los mafiosos guardaron silencio por varios minutos.

 

-Ya entiendo…- decía la lluvia- si eran ocho y cada uno le dio la mitad de su poder a Naruto, él tiene cuatro demonios y sumando el que antes tenía, son cinco, pero…- comentaba la lluvia vacilante, sin saber que más decir.

 

-Pero aunque los tenga, él ya no es un contenedor, ¿verdad?, literalmente, se podría decir que esos demonios ya no existen- finalizaba la tormenta, dándole unas palmaditas en la cabeza a su novio, como un premio por haber hecho el intento de usar su cerebro.

 

Konohamaru asintió.

 

-Exactamente. Los bijuu, a excepción de Kurama, solo habían dado la mitad de su chakra, más no su memoria… y… estos luego de haber sido separados de nuevo del Juubi, fueron asesinados por la alianza, alegando que eran demasiado peligrosos. Dejando como único jinchuriki al Jefe. O al menos eso pensaban todos, ya que los únicos que saben que el Jefe se fusiono, somos mi hermano, yo y ahora ustedes. Aunque ahora eso no es lo importante. Sino el hecho de que el Jefe se está convirtiendo en el Kyuubi, a pesar de que este ya no esta- dijo.

 

Los mafiosos se miraron entre sí.

 

Luego de haber escuchado lo que el Chunin decía, ahora ya comprendían porque el menor estaba tan renuente a hablar, pues… un poder así… sería como para que encerraran al kitsune en Vendicare por seguridad.

 

Y eso era lo que el Hitman pensaba hacer, mientras escuchaba la historia, pero… el neko había sido muy especifico. Si ellos intentaban algo… serían enemigos…

 

“Cosa que no nos favorece” pensaba el Hitman, mientras veía a su estudiante. El cual, parecía tener la mirada perdida en algún lado.

 

-¿Qué harás Dame-Tsuna?- pregunto al fin el de la fedora.

 

Todos posaron su vista ahora el Tsuna, esperando que este diera su veredicto.

 

Y el cielo, al ver que la atención estaba centrada en él, solo pudo encogerse de hombros.

 

-No lo sé…- confeso totalmente deprimido- se supone que los demonios no existen, pero… algo raro le ocurre a Naruto-san… algo que le duele…- decía, mientras sus ojos se cristalizaban por las lagrimas- pero… no sé… como… hic… hic… ayudarlo… hic… hic…- lloraba.

 

Al igual que Nagi, Lambo y Yuni…

 

Los demás solo se encontraban impotentes por no saber qué hacer. Sin duda la situación no ameritaba nada bueno.

 

O… tal vez si…

 

Pero ese pensamiento era solo de Konohamaru, ya que se encontraba un tanto aliviado de que su nueva “familia” había aceptado a su Jefe.

 

Claro, que eso no solucionaba nada, pero… algo es algo, ¿no?

 

“Ahora solo resta que mi hermano llegue y…” pensaba el neko, pero sus pensamientos fueron cortados al ver como un avecita de tinta, se estrellaba contra el suelo.

 

Unos cuantos se asustaron por el acto repentino, pero… después se asustaron más, al ver lo que se había quedado escrito por la tinta estrellada.

 

Era un mensaje de Sai…

 

Que lejos de animarlos… los dejo con un nudo en la garganta…

 

El mensaje decía:

 

~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~

Hermanito.

 

Ven rápido en modo senin, creó que perdimos a Naruto.

 

~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~

 

 

Sin duda lo que leían no era bueno…

 

Pero en fin, la situación no era buena desde un inicio.

 

Así que sin más demora, todos sacaron sus llamas de última voluntad y regresaron a toda prisa a la cabaña.

 

.

.

.

 

Al final nadie supo cómo y cuándo… pero ya todos se encontraban en la cabaña… o a lo que quedaba de ella… ya que todo se encontraba total y completamente destruido…

 

Solo quedaba un cráter…

 

Y dentro del cráter había una especie  de esfera roja, la cual, estaba mezclada con un poco de negro… claramente la pintura del ANBU.

 

Por otro lado… estaba Sai… quien miraba fijamente aquella bola… sin moverse… solo sus ojos… quienes derramaban lágrimas gruesas.

 

Todos miraron a Konohamaru ahora… buscando alguna respuesta…

 

Pero contrario a una respuesta.

 

Solo voltearon, para ver el momento justo en el que el Chunin se desmayaba.

 

Afortunadamente Kyoya lo atrapo antes de tocar suelo… sosteniéndolo como un príncipe sostiene a su princesa.

 

Aunque eso era lo que menos importaba.

 

-Sawada… ¿Qué haremos?- preguntaba el guardián del sol de forma calmada… dejando ver entre sus palabras, la gravedad de la situación.

 

Tsuna solo miro a sus amigos, para luego pasar su vista en lo que se suponía era su amado.

 

No sabía qué hacer…

 

No tenía mucho que hacer…

 

Pero si podía pedir ayuda…

 

-Las vacaciones se acaban ahora- decía el de ojos miel con voz seria- Coronello, llama a Nono, dile que vamos para allá y también consigue un avión. Reborn, haz que Verde y Shamal vayan a Italia. Hibari-san, las vacaciones están por terminar, así que saque unos permisos de ausencia. El resto empaque… nos vamos a Italia.

 

Continuara…

Notas finales: Jeje, espero les haya gustado n.n
y no olviden sus RW X3
si pasamos los 300 pasara lo que todos estaban esperando XD
Chaos!

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