Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Battle Dogs por Iratxe

[Reviews - 52]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Bueno pues...No sé ni qué decir, esta idea es fruto de... Época de exámenes, cosas de mi cabeza. 

 

Yo solo quería que se pegaran y hacer KyoMao.... xD

 

 

 

Notas del capitulo:

Bien, como ya dice el título esto es solo un prólogo para que OS HAGÁIS UNA IDEA DE LO QUE PASA AQUÍ.

 

Si estáis acostumbrados a leerme...siempre tan cómico y cochino todo.....quizá no sea vuestro fic. Esto va a ser mucho más violencia que romance xD peero bueno.

 

Nos vemos abajo.

 

 

Día uno. Que empiece el show.

 

Me había saltado la ceremonia de inauguración del curso —como todos los años, ya era casi una tradición para mí— y me dirigí directamente al patio delantero para saber cual sería mi clase. Ahí estaban los tablones con las listas de nombres y….oh.

 

—¡Oe, Byottaro!—lo saludé con un gruñido, y me acerqué hasta donde estaba—¿En qué clase estás?—le pregunté.

 

Byou y yo nos conocemos desde el jardín de infancia, y es mi mejor amigo así que definitivamente quería estar en la misma clase que él para no aburrirme.

 

—En la 1-A.—

 

Busqué rápidamente mi nombre en aquella lista, poniéndome de puntillas para ver bien los nombres que estaban más arriba “por favor, que esté en esa, por favor, por favor”.

 

—¡Sí!—fui a chocarle la mano y me quedé con ella en el aire—... ¡Byou!—se empezó a reír de mí—¡No te rías, imbécil!—le grité, aunque no estaba realmente enfadado.

 

—Tan pequeño y tan rebelde.—me despeinó con la mano, como un hermano mayor.

 

—Ya veremos si dices lo mismo cuando entre en los Zan.—volví a arreglarme el pelo.

 

—¿Tú, un Zan?—sacó un cigarrillo del paquete que guardaba en su pantalón—No me hagas reír.—         

 

—Ya sabes que Kyo siempre busca nuevos miembros entre los alumnos de preparatoria. Y este año pienso ser yo uno de ellos.—hablé convencido.

 

Realmente deseaba entrar ahí, ser uno más, desde la primera vez que los vi cruzar por delante de mí, con ese aura tan genial que desprendían...de seguridad...de poder… parecía que podían conquistarlo todo, quería convertirme en alguien así, en alguien que fuera capaz de llevar a cabo todo lo que se propusiera. Quería tener el mundo en mis manos; como todo adolescente, supongo.  

 

—Pero por qué tantas ganas de pelearte, si siempre acabas lleno de moratones y te tengo que curar yo.—suspiró, a Byou nunca le han interesado estas cosas, no me comprende.

 

—¡Porque es genial! Es el espíritu de las pandillas...la camaradería...el poder…—

 

—Las chicas…—

 

Se me olvidaba, Byottaro es bastante más popular que yo en ese aspecto, es ese tipo de chico que va a la moda con el pelo medio recogido y que los fines de semana se arregla mucho.

 

—¿Ya estás con una nueva?—

 

—Algo así.—

 

—No te preocupes que cuando sea la mano derecha de Kyo tendré a todas las chicas que quiera.—aunque ese aspecto no me interesaba mucho en realidad, yo solo quería pelearme y sentirme vivo, ya sabéis, toda esa adrenalina.

 

—Claro, sus putas, que te las pasará de segunda mano, como los porros.—

 

—Y te dejaré unirte.—

 

—No gracias.—apagó lo que le quedaba de la colilla en el suelo—Vamos a clase.—

 

Abrimos la puerta entre bromas y voces altas, que contrastaban con el silencio que había dentro, al parecer éramos los últimos en llegar y todos estaban ya sentados esperando al profesor.

 

—Pero si es Mao-enanii—bueno, quizá fuéramos los penúltimos—¿Estamos en la misma claseeee?—me vi aprisionado por el cuello de repente, “de forma cariñosa”.      

 

—¡Mizuki!—me revolví, ese tío siempre intentaba buscar guerra conmigo—¡Quita, foca!—aún no había tenido ocasión de partirle la cara.

 

—¿Me estás llamando gordo, enano?—ahora sí que apretó su agarre sobre mi cuello.

 

—¡Ah!—intenté dar una patada hacia atrás para apartarlo de mí, pero la puerta de la clase se abrió de golpe.

 

—Qué es este jaleo.—un hombre alto, con gafas, supuse que nuestro profesor, nos miraba con reprobación—Mizuki, Masao, a vuestros lugares.—

 

¿Ya se sabe nuestros nombres y todo? Qué eficiencia para haber llegado con retraso el primer día. Mizuki me soltó y me senté de mala gana; centrado, atrás, como en una buena butaca de cine.

 

—No, ahí no.—el “profesor” me señaló el lugar en frente de él—Tú aquí.—

 

—...—me pareció escuchar el “uuuuh” por parte de la clase, ¿el primer día y ya me tengo que bajar los pantalones? Tomé una decisión cuando ya estaba al lado de aquella maldita mesa. Pues no me apetece.—No me voy a sentar ahí.—anuncié.

 

—¿Ah, no?—levantó una ceja.

 

—No.—

 

—Bien.—se acercó a mí—Siéntate atrás entonces.—estiró su mano “mostrándome el camino”.

 

—Por supuesto. Psch.—me dirigí al sitio anterior, con las manos en los bolsillos.    

    

Y cuando me iba a sentar, como todo un señor con las piernas abiertas “demostrando territorialidad”....mi profesor me quitó la silla.

 

—...—

 

Toda la clase se rió de mí. Toda.

 

—Comencemos la lección.—se llevó mi silla con él—Soy Umi.—se sentó y puso los pies sobre ella

 

—...—

 

Bien, sé mejor que nadie reconocer una derrota, no voy a hacer que me expulsen el primer día. Me levanté y me senté en primera fila intentando conservar la dignidad. Pero esto no ha terminado aquí, me vengaré.

 

—¿Te has hecho daño?—Byou se sentó detrás de mí para darme apoyo moral.

 

—No, calla.—

 

—Eres un mal perdedor.—empezó a darme con el lápiz en la espalda.

 

—¡Byou déjame!—me di la vuelta, cogí el lápiz y lo partí en dos.

 

—...Vale.—echó su mesa hacia atrás sin preocuparse del estruendo que armó.         

 

La verdad es que sí que tengo mal perder, después de todo.

  

**

 

03:12 a. m. Distrito de Umeda, barrio Kita—ku, Osaka. En la parte reservada de un club de Kyabakura algunos de los hombres más peligrosos de toda la prefectura se encontraban reunidos, bebiendo como cosacos y haciendo chistes verdes con las señoritas que se dedicaban a reírles las gracias y aguantar sus “manos largas”.

 

—Kyo.—un nuevo hombre; larguirucho y con traje de marca se acercó a la pequeña mesa—¿Podemos hablar un momento?—

 

—¡Hombre, Toshiya!—el pequeño rubio, que pese a su estatura era el que tenía la apariencia más peligrosa entre todos los presentes, lo invitó a sentarse con él—Ven aquí, toma una copa.—una joven no tardó en ofrecérsela, era su trabajo después de todo.

 

—Quiero dejar la banda.—

 

Las risas se detuvieron, todas las conversaciones se convirtieron en el más absoluto silencio, incluso las respiraciones de los presentes se habían detenido. Kyo soltó a la chica a la que tenía rodeada por la cintura, y todos temieron por sus vidas.

 

—¿Perdón?—se levantó, y Toshiya dio un paso atrás.

 

—Quiero irme a vivir con mi...pareja…y dejar todo esto.—

 

—¡¿Quieres dejarme tirado?! ¡¿Después de todo lo que he hecho por ti?!—Kyo lanzó por los aires la mesa que los separaba, dejando el suelo lleno de bebida desparramada y trozos de vasos rotos—¡Contesta!—lo agarró por la nuca, para acercar su cara a la de él.

 

Todos presenciaban la escena en el más absoluto silencio, como si se tratara de algo normal, de algo que aprobaran. No, no era así, si no los separaban era para no acabar en el fondo del río. Kyo, el líder de los “Zan” era conocido por sus fuertes cambios de humor y sus ataques de ira. Las malas lenguas decían que pasó su infancia en las calles de Kyoto, y que los cuervos se convirtieron en su única familia, ya que sus padres lo abandonaron siendo él muy pequeño. Quizá esos años de soledad hubieran sido la razón de su aparente estado de locura.

 

—¡Kyo, suéltame!—Toshiya intentaba librarse de él—¡Siempre he sido un buen compañero! ¡Solo quiero irme! ¡No le diré nada a nadie sobre nuestras actividades! ¡Lo sabes, joder!—gritaba con la desesperación de quien sabe que es posible que su vida se termine pronto, casi rogaba.

 

Kyo lo tomó de las solapas de su chaqueta y lo empujó contra lo que quedaba de la mesa con una perfecta llave de judo.

 

—¡Un Zan siempre será un maldito Zan! Si quieres irte de verdad…—lo cogió por la nuca para echar su cabeza hacia atrás mientras sacaba su navaja—Que sea en una bolsa de plástico.—hundió la hoja en su garganta, sin vacilar, manteniendo la mano en su nuca para que no pudiera escapar.

 

Toshiya pataleaba, se revolvía mientras la vida se le escapaba, la sangre no paraba de manar de su cuello, y Kyo lo soltó cuando el corte estuvo hecho. De lado a lado, como si fuera una siniestra sonrisa con los labios despellejados en girones de piel. Nunca fue bueno haciendo cortes limpios, de todas formas. El cuerpo cayó al suelo hacia adelante con un ruido sordo, y la sangre comenzó a esparcirse por el suelo.   

 

—Die, sácalo de aquí, va a empezar a oler mal.—ordenó, mientras se limpiaba las manos,  y por supuesto, su orden fue acatada.

 

Después de todo, nadie quería acabar igual.

 

**

7:58 a. m. Distrito de Futaba, barrio Fukushima—ku, Osaka. Las clases estaban a punto de comenzar en aquel instituto mixto de mala muerte, pero no podían hacerlo hasta que las grandes estrellas del curso hicieran su aparición.

 

—Buenos días.—Tsuzuku, el líder de la banda de los “Skuller’’, que dominaban o más bien hacían intento de dominar el barrio de Fukushima, abrió la clase, y todos se callaron al instante, desde luego imponía respeto entre sus compañeros.

 

—¡Tsuzuku!—su amigo con derechos no reconocido, Koichi, lo abrazó—Buenos días.—

 

Solo él se atrevería a tocarlo de aquella forma a esas horas de la mañana, cuando estaba medio dormido y especialmente susceptible. Después de todo lo conocía desde el jardín de infancia y sabía cómo tratar con él, dentro y fuera de la cama. Era un secreto a voces, pero ¿quién iba a ser el inconsciente de cuestionar la masculinidad de aquel tipo que parecía que podría abrir nueces con su cráneo?   

 

—¿Y ese creído quién es?—

 

—¿Mm?—la mirada del castaño se perdió en la clase, esa voz no la conocía, ¿quién se había atrevido a cuestionarlo?

 

Allí estaba, una chica preciosa, con el pelo rosa y larguísimo, una chica que Tsuzuku no había visto nunca antes, y que desprendía ese tipo de aura que le hacía dudar entre si quería ser su sirviente incondicional o tener sexo con ella en la postura del balancín. O ambas, depende de cómo se diera la situación.

 

—Vaya, no me he presentado, disculpa.—carraspeó—Soy Tsuzuku.—

 

—No te lo he preguntado.—una réplica mordaz por parte de ella.

 

—Mira, ricura.—la tomó del mentón—Me encantan las chicas rebeldes, pero me gustan aún más las sumisas que me hacen caso.—

 

—Y yo que me alegro joder, y yo que me alegro.—le apartó la mano.

 

—No deberías hablarle así a un tipo tan peligroso como yo. No sabes cómo funcionan las cosas aquí.—

 

—¿Peligroso? ¿Tú, en serio? Me impone más el helecho del pasillo.—

 

—Yuuki—chan.—la chica que se sentaba delante de ella la advirtió—Tsuzuku—san es el líder de los Skullers...no te metas en líos con él…—

 

—¿Líder de los qué…?—empezó a reírse—¿Tienes una banda?—

 

—Sí.—

 

—¿Y qué hacéis? ¿Quedar en el sótano de alguno y liaros entre vosotros porque ninguna chica os quiere en su cama?—

 

—Oh, ¿será que estás celosa, Yuuki—chan?—ya había memorizado su nombre, el siguiente paso serían sus curvas.

 

—Buff...sí, me han dado unos calores nada más has entrado...—rodó los ojos—Haz el favor de abrocharte la camisa. A nadie le interesa ver que tienes el pezón perforado.—

 

—Oh, pero si te has fijado.—la acorraló contra la pared—Qué atenta.—

 

—Y esto…—hizo una pausa—¿Te funciona?—

 

Se escuchó un coro de burla por toda la clase. Habían retado al rey.

 

—Con zorras como tú sí.—se pegó a ella, estampándola fuertemente contra aquella pared—Y me funcionan más cosas.—metió las manos por debajo de su falda, arañando sus muslos.

 

—¡Apártate!—ella se revolvió.

 

—¡Tsuzuku!—el profesor había llegado por fin, aunque ni él mismo se veía capaz de detenerlo, sacó valor para reprender su comportamiento—...déjala.—

 

Tsuzuku no pudo evitar sonreír de medio lado, se sentía ganador en ese momento. Había reestablecido el equilibrio de las fuerzas de alguna forma.

 

—Por supuesto...sensei.—se apartó, dejando a Yuuki intentando recobrar la respiración aún pegada a la pared, con la mano en el corazón, como si se le fuera a salir del pecho.

 

No tenía ni idea de dónde se había metido, pero la verdad es que Tsuzuku hablaba más que otra cosa. Todos tomaron asiento y el líder de los Skullers decidió posicionarse convenientemente en el asiento que se encontraba justo detrás de Yuuki, aunque no era el suyo.

 

—Tienes un pelo muy bonito.—deshizo una de sus trenzas, y a estas alturas Yuuki ya prefería ignorarlo y tratar de atender a clase—Te quedaría mejor suelto.—pero ella ya estaba volviendo a trenzar su pelo, sin hacerle el más mínimo caso—Hazme caso.—tiró de su silla.

               

 

—¡Que me dejes en paz!—Yuuki se dio la vuelta y le cruzó la cara de una bofetada que sonó por toda la clase, incluso el profesor dejó de escribir en la pizarra.

 

Una nueva guerra por el poder...había comenzado.

Notas finales:

Y hasta aquí, ¿qué os ha parecido?

 

Necesito opiniones de que esto funcionará ;w; 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).