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Regalo de Navidad por Naomiyaoi38

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Notas del fanfic:

Esta historia forma  parte de la Antología Navideña que publicó el blog I´m Perfect http://oresama-perfect.blogspot.mx/2014/12/feliz-navidad.html, y que no había tenido oportunidad de subir por aquí hasta ahora.

Historia registrada en Safe Creative. Todos los derechos reservados.

La pálida y fría luna cernía su luz sobre aquel triste panorama del cual el hedor a muerte y desolación se percibía en el aire. Entre las casas derruidas y que comenzaban a ser cubiertas de nieve, el polvo de los escombros flotaba, siendo arrastrado por el viento, y de vez en cuando aún parecían escucharse los lamentos y quejidos agónicos cual eco espectral, de los moribundos que hacía rato habían sido arrancados de éste mundo.

En medio de aquel cuadro, unos sollozos llenos de dolor se escuchaban. Éstos, provenían de una pequeña figura infantil, la cual hecha un ovillo, apoyada contra la pared destruida de lo que una vez fue su feliz hogar. Kyle, apretó sus párpados intentando contener  las lágrimas que no paraban de brotar de sus ojos azules, y el llanto que a cada segundo amenazaban con desgarrar su garganta, sobre todo cuando a escasos metros de él contemplaba el cadáver de su pequeña hermanita de cinco años, el cual yacía deformado e hinchado por la enfermedad, a pocos metros de él.

Su cuerpo tembló, desviando su mirada de aquella grotesca escena, y se abrazó a sí mismo, meciéndose, intentando convencerse a sí mismo que aquello era una pesadilla aunque supiera que era verdad.

Su hermana, su pequeña hermana; ella era lo único que le quedaba en ese pueblo devastado por la guerra y la enfermedad; un pueblo en los Valles Azules, alejado por kilómetros y kilómetros de otros pueblos del reino. Ellos dos eran los únicos sobrevivientes, y él intentó sobrevivir junto a su hermana, recolectando lo que en sus once años de vida su madre le había enseñado que era comestible, y cazando tal como su padre procuró enseñarle, aunque, muchas veces fallando, ya que los animalillos lograban escapársele. Sin embargo, aquello no fue suficiente, puesto que su querida Valery, cayó enferma de la Parca Roja; una enfermedad que infectaba a sus afectados con costras rojizas que se extendían por la piel, y lentamente, acababa con cada órgano del cuerpo consumiéndole mortalmente. Y él, no pudo hacer nada para ayudarla. ¿Qué hubiera podido hacer si él sólo era un niño y estaban alejados de todo?

Su interior se estrujaba dolorosamente ante los recuerdos. Ahora qué sería de él. Hacía tan sólo un mes y medio ambos esperaban ansiosamente celebrar la Navidad en familia como cada año, mas ahora estaba solo, completamente solo. ¿Cuánto tiempo pasaría antes de que él sufriera el mismo destino que su hermana? Seguramente sería pronto. Y ojalá fuera así, ya no soportaba más habitar en un pueblo fantasma, repleto de cadáveres, sin saber cómo ir a algún lado, si no había ningún caballo ni otro animal parecido vivo, y también sin saber adónde podría ir.

Se llevó las manos a la cabeza, estrujando con fuerza sus rizos castaños, buscando acallar los gritos de ayuda que aún parecían resonar en su mente. 

«Ya no puedo. Ya no puedo más»

De repente, un gélido aire empezó a inundar el ambiente, a la vez que una espesa y tétrica bruma le envolvía. Por alguna razón, Kyle sintió un aleteo de temor recorrer cada fibra de su ser. Y sus pupilas empezaron a inquirir a su alrededor, alarmadas ante tan extraño hecho. ¿Qué era eso? ¿Qué pasaba? No lo sabía, pero había algo en el ambiente; una presencia que hacía que el miedo fuera corroyendo más y más en él. 

El viento sibiló agudamente, y Kyle escuchó parsimoniosos y pesados pasos rondando el lugar, haciendo que su pulso se acelerara. De entre la bruma, Kyle observó una figura acercarse hacia él, y el aleteo de temor se acrecentó convirtiéndose en un revoloteo furioso. Tenía la seguridad de que aquello no era humano, y cuando la figura llegó cerca de él, comprobó que efectivamente ésta no lo era. Los ojos de Kyle escrutaron al recién llegado: un hombre alto, de cuerpo elegantemente delgado pero ligeramente musculoso, de piel sumamente pálida y cabellos negros rizados a la altura del final de la espalda. Sus facciones eran finas pero masculinas, y su boca delgada, mas, lo que impactó a Kyle fueron los ojos de este sujeto: eran negros en su totalidad, sin iris ni ninguna otra cosa, tan oscuros y seductoramente aterradores cual pozos de oscuridad infernal en la cual son arrojados los condenados.

Kyle tembló. ¡¿Qué era ese ser?!

El hombre ladeó la cabeza al ver a Kyle, inquiriendo en su presencia.

— ¿Un niño? — musitó con una ronca voz teñida de cierta curiosidad.

— ¿Q-quién es usted? — se atrevió a preguntar Kyle temblorosamente.

— ¿Quién soy yo? — ronroneó aquella pregunta con cierta satisfacción y una sonrisa ladina se delineó en sus labios —. Algunos me conocen como la muerte, la Parca, pero yo prefiero cuando me llaman La Nada. Me paseo en medio de lugares como éstos, en medio del último aliento de los moribundos, sumiendo todo en un eterno vacío — dijo con orgullo en cada palabra, y Kyle abrió los ojos desmesurablemente horrorizado. ¿Cómo podía sentirse orgulloso de semejante cosa?

— ¿Vienes por mí? — inquirió en un susurro. Tenía la certeza de que aquel ser había venido por él.

— ¿Por ti? — una pequeña y suave risa brotó de sus labios —. ¿Por qué habría de tener interés en tan poca cosa como un simple niño?

»No. De hecho creía que ya no había ningún humano vivo por aquí. A pesar de lo que creen los tontos humanos, no siempre me encargo personalmente de cada ser. A veces simplemente influyó y dejó que todo siga su curso, y luego, vengo en busca de los frutos de mis semillas, para finalizar con todo.

Kyle no podía creer todo lo que le decía ese ser. Ése sujeto era el responsable de tanta muerte y sufrimiento, y peor aún parecía disfrutarlo.

— ¿Entonces, tú... tuviste que ver con lo que ocurrió aquí? — inquirió con voz a punto de quebrarse.

— Sí, podría decirse que influí de alguna manera — contestó sonriente.

El interior de Kyle se retorció amargamente, pero a su vez, un agrio anhelo se extendió por su ser. Quizá ese hombre era la solución para tener un final.

— Entonces, ¿podrías acabar con mi vida? — suplicó con una mirada  dolida y desesperada.

El ceño de La Nada se frunció extrañado.

— ¿Por qué querrías algo así? ¿No se supone que los humanos le temen a la muerte?

La expresión de Kyle se tornó tan desolada y perdida.

— Yo no. Yo lo quiero. Ya no tengo a nadie, ni nada... — la voz de Kyle se quebró, y las lágrimas brotaron sin parar, bañando sus pálidas y cadavéricas mejillas.

El hombre enarcó una ceja, y sus oscuros ojos parecieron brillar con suma curiosidad. Éste, se dio un par de pasos hacia Kyle, deteniéndose al pisar cierto objeto. La Nada recogió lo que había pisado: una pequeña  muñeca de tela de trenzas oscuras, y  la escrutó con interés.

— Ése iba a ser mi regalo de Navidad para mi hermana — musitó Kyle con suma tristeza.

— ¿Navidad? — él conocía aquella celebración humana, aunque nunca había entendido el porqué de tantos deseos por celebrarlo por parte de  las personas. ¿Qué podían verle de especial a una simple fecha?

— Esa muñeca iba a ser el primer regalo que compraba con el dinero que gané ayudando en el mercado del pueblo, para Valery — comentó entre sollozos, viéndose tan vulnerable y miserable que quizá la muerte sería lo único que le diera paz. Sin embargo esas cristalinas lágrimas por primera vez le hicieron pensar en algo diferente a plasmar un cuadro mortal.

— ¿Y cuando iba a ser Navidad? — le preguntó a Kyle, caminando hacia él hasta quedar frente a éste. Y esta pregunta desconcertó a Kyle.

— E-en dos días — balbuceó con desconfianza.

El hombre se agachó hasta quedar a la altura de Kyle, taladrándole con aquellos ojos abismalmente oscuros, los cuales al verlos a así de cerca a pesar de que le atemorizaban también le hipnotizaban profundamente.

El hombre  extendió hacia él la muñeca, mientras una tenue sonrisa se delineaba en sus labios.

Kyle tomó la muñeca con inseguridad, confundido en demasía ante esa acción.

— Entonces creo que por lo menos puedo hacer algo por ti: darte un regalo de Navidad adelantado — le dijo limpiando con el pulgar de su mano derecha una lágrima que se deslizaba por una de las mejillas de Kyle.

La mirada de Kyle se tornó incrédula, mas aquel contacto por parte de ese ser agitó un ínfimo y cálido revoloteo extraño en su interior.

— ¿Qué cosa?

El hombre sonrió ampliamente, y Kyle se sorprendió internamente de que a pesar que ese hombre debía parecerle un ser absolutamente aterrador, más que eso, viéndole sonreír de esa forma le parecía guapo.

— La oportunidad de vivir. Pero, algún día, yo personalmente vendré por ti — acarició suavemente su cabeza, y Kyle sintió su corazón bombear con fuerza. ¿Vivir? ¿Qué quería decir con eso? Pero antes de que Kyle pudiera preguntar qué significaba aquello, fue sumido en la oscuridad.

 

 

 

 

***

 

 

 

 

 

Yaciendo en su lecho, Kyle observaba los copos de nieves  que caían a través de la ventana,  aquellos copos escarchados que danzaban con el gélido viento. Y Kyle yacía en su lecho ensimismado ante aquella vista. Su cuerpo envejecido yacía débil; ya los ciento diez años le pasaban cuentas, pero en sus azules ojos se reflejaba una dulce apacibilidad.

Suspiró intentando relajar un poco sus adoloridos músculos,  mientras que sus pensamientos volaban hacia sus hijos, y sus pequeños nietos. ¿Se estarían divirtiendo en las festividades navideñas del pueblo? Esperaba que sí. Después de todo le costó mucho animarlos a ir ya que se negaban a dejarle solo en su delicado estado. Mas él quería que se divirtieran cómo en aquella época en la cual iban todos, especialmente con su esposa. Cierta nostalgia brilló en su pupila al recordar a ésta, la cual había fallecido hacía más de quince años. Ciryl fue aquella dulce niña la cual le encontró perdido en los bosques de las Colinas de Fuego luego de que él despertara allí sin saber cómo había llegado hasta ése lugar. Y ella junto con su familia le brindaron un lugar en su hogar, y con el tiempo, él desarrollo sentimientos hacia Ciryl, hasta que años después ella se convirtió en su esposa. Y la pacífica vida junto a ésta casi le hizo olvidar todo lo sufrido en su hogar de origen. Pero, nunca lo olvidó completamente, puesto que en sus sueños el encuentro con aquel hombre; ese ser de ojos oscuros y aterradores, que a él le hipnotizaban, se revivía una y otra vez. Y años después tuvo la certeza de que todo aquello había sido totalmente real; que La Nada le había dado la oportunidad de seguir viviendo. Pero en el fondo de su ser sabía que La Nada, en el momento en el cual su vida estuviera por finalizar, vendría por él, y él anhelaba ese momento en el que podría volver a ver a tan misterioso ser, especialmente en esos instantes, en los cuales, sentía que ese momento por fin había llegado.

Una gélida brisa envolvió la estancia, y una bruma comenzó a inundar aquella habitación. Una tenue sonrisa se dibujó en sus marchitos labios. Él ya estaba allí. Su enfermó corazón palpitó de alegría mientras que sus pupilas inquirían a su alrededor. Su expresión se tornó cálida al percatarse de la figura masculina que emergía de entre la bruma, la cual se acercaba con parsimonia hacia su cama.

— Finalmente viniste por mí — musitó Kyle con voz trémula y desgastada por la edad.

Una tenue sonrisa se dibujó en los labios de La Nada.

— ¿Acaso me estabas esperando?

— Con ansias — respondió con sincera emoción, y aquellos abismos vacíos y oscuros que poseía La Nada por mirada parecieron brillar con un ápice de sorpresa.

— ¿Con ansias? ¿Por qué? — inquirió curioso, sentándose en el borde del lecho.

— Porque quería volver a verte — contestó sonriendo con dulce anhelo.

El hombre enarcó una ceja, pero enseguida sacudió su cabeza como intentando poner en orden sus pensamientos, y sus oscuros rizos se balancearon, para ladear la cabeza ligeramente, contemplando a Kyle.

— Eres un ser humano muy curioso — comentó el hombre, y Kyle dejó escapar una pequeña risilla divertida.

»Pero ahora, sabes a qué he venido, ¿no es cierto?

— Sí — contestó con una pequeña sonrisa.

— Muy bien, entonces...

— Pero antes quisiera pedirte algo — le interrumpió en un tono suplicante.

El hombre frunció el ceño.

 — ¿Pedirme algo? ¿De qué se trata?

Kyle tragó saliva, intentando tomar valor para pedir aquello de lo cual sentía anhelos en esos instantes, aunque quizá fuera algo tonto. Mas, el verle allí le hacía querer una parte de algo de lo que anheló en su juventud; sólo una pequeña parte porque a su edad eso era lo único a lo que podía aspirar. ¿Le negaría su última e inocente petición? Su interior se estrujaba dolorosamente de tan sólo pensarlo.

— ¿M-me darías un beso..., en los labios? — sintió su rostro arder ligeramente, y  se sintió un tanto tonto de tornarse de esa manera a esas alturas de su vida. Pero, es que aquello era algo que no podía evitar pedir.

Durante años la figura de ese ser le acompañó en deliciosos sueños, y un día se sorprendió de sí mismo al percatarse de que lo que los recuerdos de ese hombre causaban en él eran de deseo. Sí, aquél ser causaba tan oscuros pensamientos en él, mas no lo podía evitar, La Nada había calado de una forma tan profunda en él que durante años siempre deseo tantas cosas imposibles con él. Aunque ahora, en su estado esas cosas lo eran aún más. Sin embargo, por lo menos, ¿podría tener aunque fuera sólo un beso de parte de aquella entidad que le afecto tan profundamente? ¿Podría tener por lo menos un ósculo, el cual fuera el que le arrebatara su suspiro final? Sólo uno, un ínfimo beso de parte de ese ser en su último día de existencia.

El semblante de La Nada se tornó levemente atónito.

— ¿Un beso? — inquirió con sorpresa y curiosidad en su tono de voz —. ¿Por qué querrías algo así?

— Porque... es algo que siempre he deseado. Mi último deseo. Lo que quiero como regalo de Navidad — comentó con súplica, recalcando esa fecha, deseando hacerle recordar la razón de por qué le dio un "regalo" aquella vez —. Un regalo..., así como en esa ocasión — musitó expectante.

La mirada del hombre se cernió curiosa sobre él. ¿Por qué ese humano podría querer semejante cosa? Era extraño, muy extraño. Los humanos le temían, le odiaban. No le querían de esa manera. ¿Entonces por qué ese hombre no era igual? ¿Sería por el hecho de que él no tomó su vida en aquella ocasión? Pero es que en esa ocasión, al ver a ese pequeño niño, algo en éste le hizo compadecerse de esa pequeña vida, por primera vez en su existencia. Quizá sus acciones dieron una impresión equivocada de lo que él era en realidad; lo que los humanos creían que era. El propósito de su existencia era la muerte, sumir todo en un eterno vacío. ¿Cómo era posible que ese hombre viera en él algo más que lo que siempre había sido?

Suspiró confundido, rozando con sus dedos la mano de Kyle, intentando descubrir en el fondo de éste qué era lo que deseaba de él en verdad. Y al rozar la mano de Kyle, pudo ahondar en el interior de éste, percibiendo todos sus recuerdos, sentimientos y más profundos deseos. Una mueca sumamente sorprendida se plasmó en su rostro. ¿De verdad Kyle siempre pensó y quiso todo eso de él? ¿Pero por qué? Aquellos pensamientos y deseos eran tan profundos y sinceros que expendieron una calidez nunca sentida en su ser. Jamás nadie había pensado así de él. Pero ese humano era diferente. Y viéndole allí, percibió la dulzura e inocencia que aún poseía Kyle a pesar de los años, y que nunca le habían abandonado.

Una dulce sonrisa se delineó en sus labios a la vez que apretaba con ternura la mano de Kyle.

— ¿Sólo un beso? Quizá pueda darte algo mejor — aseguró rozando con el dedo índice de su mano izquierda la mejilla de Kyle.

— ¿Qué? — musitó mirando fijamente a La Nada, con un intenso revuelo de emociones reflejados en el fondo de sus pupilas.

— Un gran regalo. Sólo cierra los ojos — le ordenó con suavidad, y Kyle dejó escapar un trémulo suspiro obedeciendo.

El viejo corazón de Kyle latía acelerado. Éste era el fin, mas no tenía miedo. Sólo cierta tristeza de no haber obtenido nunca lo que en verdad deseaba de La Nada. Aunque al menos aquel ósculo le daría a su fin cierta dulce felicidad.

Kyle sintió unos cálidos y suaves labios presionarse contra los suyos, y cómo una sensación de vibrante vitalidad y libertad se iba esparciendo por él. ¿Así era la muerte? Quién diría que se sentiría tan bien. Pero aquella sensación no desapareció cuando él creía que lo haría. ¿Por qué seguía sintiéndose tan vivo? ¿No se supone que debería estar muerto?

Confundido, Kyle abrió lentamente los ojos, parpadeando incrédulo cuando se percató de que no estaba en su habitación, sino en una habitación hecha de lujoso mármol negro, yaciendo en un lecho digno de un rey, cubierto de sábanas de seda de tonalidad dorada. ¿Qué hacía allí? ¿Ése era el más allá?

Las pupilas de Kyle escrutaron la estancia, hasta que se toparon con La Nada, de pie frente a la cama, sonriéndole suavemente, y Kyle se incorporó, deseándole preguntar el porqué de aquél lugar. Mas, su rostro se tornó atónito al percatarse de cómo su cuerpo ya no era el de un anciano, sino un desnudo cuerpo joven, igual al cual poseía cuando tenía veinte años.

— ¿Q-qué...? ¿P-por qué? — balbuceó siendo incapaz de formar una oración completa ante tal suceso.

— Porque así; como un joven tan saludable, sí podemos hacer aquello con lo cual siempre fantaseabas en tus más profundos pensamientos — ronroneó sentándose en el lecho, acercando su cuerpo en demasía a Kyle.

Kyle abrió los ojos desmesurablemente y sintió su rostro arder intensamente. ¿Ese ser sabía aquellas cosas? ¡¿Pero cómo era posible?!

La Nada rió levemente ante la reacción de Kyle, y su mano derecha tomó por el mentón a éste, haciendo que le mirara fijamente.

»Eres un ser humano hermosamente adorable — dijo rozando con el pulgar de la mano que sostenía su mentón, sus llenos labios —. Y ahora, ¿qué dices si cumplimos con lo cual siempre soñaste? — ronroneó felinamente rozando los labios de Kyle con los suyos, sus abismales y totalmente oscuros ojos taladrando con suma intensidad a Kyle.

El pulso de Kyle se aceleró, y un leve estremecimiento le recorrió ante el ínfimo roce de esos labios sobre los suyos y esa mirada la cual una vez temió, mas ahora le hipnotizaba completamente. Sí quería aquello; lo ansiaba, lo necesitaba cómo nunca había necesitado nada.

Desesperado por obtener lo que ese ser le ofrecía, Kyle reclamó los labios del hombre, gimiendo cuando éste tomó el control, convirtiendo el beso en un ósculo voraz, colando su lengua al interior de su boca, incitando la, suya en una candente danza. Las manos de La Nada comenzaron a recorrer la espalda y costados de Kyle, perdiendo a Kyle entre las incipientes sensaciones que se arremolinaban en su cuerpo.

El cuerpo de La Nada cubrió completamente sobre el suyo, tumbándole de espaldas al lecho mientras le hacía sentir su cálido  cuerpo desnudo. ¿Adónde se había ido la ropa de ése ser? Aunque no le importó en lo más mínimo cuando sus pieles se rozaban con deliciosa candencia. La Nada se acomodó entre los muslos de Kyle, tomando las caderas de éste y rozando sus húmedos y endurecidos miembros entre sí. Kyle gimió en medio del beso, atormentado por las sensaciones que le comenzaban a consumir, y por las otras que ahora más que nunca anhelaba con urgencia. Si de esta forma sería su fin, quería todo.

Kyle acarició la espalda de La Nada, deslizando sus manos hasta los glúteos de éste, deleitándose con el estremecimiento de deseo que causó en el hombre. Él quería provocar más de aquellas respuestas; poder explorar de aquélla forma  con la cual siempre soñó, a La Nada.

Los labios de Kyle rompieron el beso, deslizándose a través de la mandíbula del hombre, bajando hacia su cuello, aspirando el aroma masculino propio de éste, el cual se mezclaba con un sutil toque de sándalo, lo cual le embriagaba.

Las manos de Kyle se enredaron en los rizos del hombre, sintiéndose encantado con la sedosa textura de éstos. Kyle ronroneó de placer cuando los finos y largos dedos de La Nada comenzaron a jugar con la zona de su escroto, enviando pinchazos de creciente placer a través de él.

— Te voy a tomar Kyle, te poseeré cómo nadie nunca lo ha hecho. Y cuando lo haga, tu último aliento será mío — musitó con lascivia a su oído, mordisqueando el lóbulo, a la vez que una de sus manos pellizcaba un pezón de Kyle.

— Lo sé — dijo Kyle mirando fijamente a los ojos de La Nada, tragando saliva ante la vibrante intensidad que se extendía por su ser. 

Sabía que sería así. Cómo podría quejarse cuando finalmente su vida sería de la forma más maravillosa que podría existir: en medio de un mar de lujuria causado por ese ser que caló de aquella forma en él.

Las yemas de los dedos de Kyle rozaron con dulzura la mejilla de La Nada, paseando hacia sus labios, delineando el labio inferior de éste.

»Y en éstos instantes no podría ser más feliz.  Pero antes del final, deseo explorar cada parte de ti, tal y cómo lo hacía en mis sueños — musitó con un tenue carmín instalándose en sus mejillas, y su azulina mirada nublada por el deseo.

La Nada enarcó una ceja, y un sonrió ladinamente mostrando sus perlados dientes.

— Haz lo que quieras conmigo. Después de todo, soy tu regalo —incitó atrapando entre sus labios el dedo con el cual Kyle delineaba su labio inferior, lamiéndole lascivamente.

La entrepierna de Kyle palpitó ante aquella erótica acción, palpitando con más fuerza cuando el hombre se separó de él, tendiéndose sobre la cama mientras acariciaba su torso de manera sumamente provocativa. Kyle se colocó a gatas sobre La Nada, sus pupilas cerniéndose sobre la figura de éste cual un hombre hambriento ante un delicioso festín que se le presenta. Se relamió los labios, ansioso por poder recorrer con libertad el cuerpo masculino que se ofrecía frente a él. Y en medio de su excitación, sintió  un revoloteo cálido calar en su interior, al pensar en el hecho del regalo que le ofrecía ese ser; de concederle esta oportunidad.

Sus manos se posaron sobre la clavícula del hombre, deslizándose hacia abajo, inquiriendo curiosas en cada músculo que recorría. La mirada de Kyle se posó en los pezones de La Nada, y la incipiente necesidad de probar aquellos pequeños botones de carne, vibró en él. Su boca se cernió sobre uno de los pezones de La Nada saboreando con deleite ese brote el cual se endurecía en su boca.

El hombre gimió leve y roncamente, y un ápice de satisfacción recorrió a Kyle al ver de lo que era capaz de empezar a lograr en ese ser, llevando sus atenciones hacia la otra tetilla. Sonrió internamente ante esto, a pesar de nunca haber estado con un hombre, había tenido tantas fantasías sobre este momento. Sin contar, que simplemente se dejaba guiar por su instinto.

Su lengua se deslizó a través del pecho de La Nada, al principio con cierta timidez, mas luego, tomando confianza ante el estremecimiento de La Nada. Sus manos y su serpentina lengua llegaron hasta el hueso de la cadera de La Nada, y el aliento se atascó en sus pulmones al atreverse a ir descendiendo aún más, dispuesto a encontrarse con aquel objeto de placer carnal entre las piernas del hombre.

Acarició los muslos de La Nada por un instante, mientras observaba al pene que se erguía orgullosamente ante él, emanando líquido preseminal. Y la excitación creció en él cual corriente eléctrica ante aquella vista.

Alzó su mirada por un segundo, cruzándose con los ojos de La Nada, cuya oscuridad parecía brillar de sumo deseo. Y la expresión de su rostro denotaba claramente lo que quería que hiciera Kyle aunque aún no se lo hubiera pedido.

Kyle tragó saliva, terminando de tomar el valor para hacer lo que tantas veces imaginó. Su lengua se deslizó por la punta del pene de La Nada, degustando por primera vez el sabor del líquido preseminal. Sus labios rodearon el glande, y el ronco jadeo que brotó de la garganta de La Nada le incitó a continuar. Su lengua exploró la longitud de ese endurecido pene, deslizándose con parsimonia hacia la zona del escroto.

— Kyle — gimió La Nada con suma necesidad, y Kyle alzó su mirada, encontrándose con la del hombre, los oscuros abismos infernales de éste brillando tan lujuriosamente, que el ser de Kyle ardió con una imperiosa necesidad de aumentar aquello en La Nada.

Tentativamente, Kyle fue tomando la erección de La Nada en su boca, sintiéndola palpitar y engruesarse aún más dentro de su boca.

Las caderas de La Nada corcovearon hacia la cálida y húmeda cavidad bucal de Kyle, llevando sus manos hacia el cabello de éste, enredando sus dedos en su cabellera, buscando hundirse más profundamente en aquella boca que le complacía.

Un amago de arcadas se hizo presente en Kyle ante el ritmo que iba tomando la felación. Sin embargo intentó relajar su mandíbula decidido a realizar aquel acto con el cual siempre fantaseó. Kyle devoraba aquel pene, haciendo lo que siempre se había sentido bien para él. Y la excitación aumentó en él, logrando que su entrepierna palpitara con más fuerza. Sus dedos jugaron con los testículos de La Nada, mientras que sus ojos se mantenían fijos en la expresión de creciente placer de éste, sintiéndose consumido por la intensidad de la mirada del hombre.

Repentinamente, usando un suave agarre en los cabellos de Kyle, La Nada hizo que éste se apartara de su erección, ante lo cual Kyle profirió un quejido, sin comprender el porqué de esa acción, pero queriendo seguir con aquella felación. Aunque, un ápice de cohibición caló en él al pensar que la razón de que La Nada le apartara, era que había terminado haciendo algo que no le gustaba a éste.

— ¿Q-ué sucede? ¿Acaso hice algo mal? — balbuceó con cierta inseguridad, sus mejillas levemente sonrojadas de la vergüenza de no hacerlo bien. ¿Qué había hecho tan mal cómo para que el hombre le detuviera? Era cierto que no tenía experiencia con hombres, mas eso no le quitaba sus ansias de probar y saber que podía complacer de semejante manera a tal ser.

Los labios de la Nada se curvaron en una sonrisa lasciva, mientras sus dedos se dirigieron a acariciar los labios de Kyle, los cuales yacían rojos, húmedos e hinchados.

— No estás haciendo nada mal. Al contrario, lo estás haciendo muy bien, aprendes bastante rápido — le alabó en un sensual ronroneó que estremeció a Kyle —. Pero en tu boca no es donde quiero correrme, sino cuando me hunda dentro de ti; poseyéndote profundamente.

La Nada se incorporó, tomando a Kyle y atrayéndole hacia sí, sus labios reclamando hambrientamente los de Kyle, y sus manos recorrieron cada centímetro a su alcance de la piel de Kyle, perdiendo a Kyle en una vorágine de sensaciones.

Los labios del hombre fueron descendiendo por su torso, y Kyle vibró de anticipación cuando La Nada se acercó a su entrepierna. Jadeó ante la sonrisa maliciosa que le mostró La Nada, especialmente cuando la lengua de éste se deslizó por su erección, haciendo que su miembro pulsara desesperado. Pero el hombre no alivió la desesperación de Kyle, sino que su lengua burló maliciosamente el pene de Kyle mientras con sus manos separaba aún más las piernas de éste.

Kyle dio un respingo cuando la lengua de La Nada se desvió hacia su ano, tanteando serpentina y pecaminosamente su entrada. Sus manos se aferraron a las sábanas y gimió sonoramente al momento en el cual aquel músculo fue introduciéndose en su interior, creándole un ápice de incomodidad mezclado con una deliciosa sensación al comenzar a ser llenado de esa forma; en la cual aquella lengua enloquecía poco a poco su interior. Una corriente eléctrica recorrió su ser cuando a aquella lengua se unió un dedo, expandiéndole aún más, empezando a tocar algo en su interior, lo cual aumentó su aquellas corrientes placenteras.

Kyle cerró los ojos, gimiendo y dejándose consumir por lo que La Nada era capaz de causar en él, pensando que todos estos años de espera habían valido la pena. Dejó escapar un leve quejido al sentir cómo el la lengua y el dedo del hombre abandonaban su entrada. No quería que se detuviera. Él necesitaba más. Necesitaba ser poseído por completo en su último aliento.

— ¿Ansioso? — inquirió La Nada burlonamente seductor, dejando escapar una suave risa y deslizándose sobre Kyle, cubriendo con su cuerpo el de éste, buscando sus labios y reclamándolos.

Kyle respondió sumamente gustoso el ósculo, mas sus caderas se friccionaron contra las de La Nada, queriendo aliviar aunque fuese una ínfima parte del fuego que le consumía.

»Pues ya no tendrás que esperar más — aseguró mordiendo el labio inferior de Kyle, para acto seguido acomodarse entre las piernas de éste, mientras sus manos acariciaban sus caderas.

Kyle jadeó cómo el miembro de La Nada comenzaba a hacer presión en su entrada, sólo la cabeza introduciéndose con parsimonia, y un ápice de dolor le recorrió ante la gruesa longitud que iba llenándole por completo.

— Relájate y acéptame profundamente dentro de ti —. Ronroneó besando su boca y Kyle sintió cómo aquella longitud ahora estaba por completo adentro de él —. Después de todo has esperado mucho para esto; para que yo te tomara de esta forma, marcándote, poseyéndote absolutamente — sus palabras fueron pronunciadas con cierto tono posesivo a la vez que empezaba con lentas estocadas.

Kyle gimió ante aquellas embestidas, las cuales poco a poco iban desapareciendo cualquier rastro de dolor, comenzando a envolverle en una bruma de intenso placer. Sus manos se aferraron a la espalda de La Nada cuando el ritmo de las estocadas fue aumentando, y su cuerpo se estremeció cuando aquellas embestidas tocaron ese punto dentro de él, el cual le enloquecía.

— Aahí. Ahí..., p-or favor— jadeó con voz entrecortada, suplicando por que la Nada golpeara una y otra vez ese lugar hasta hacerle estallar de éxtasis.

— Eso es, Kyle, suplícame. Te ves hermoso cuando me suplicas.

Aumentó el ritmo, poseyendo sin piedad a Kyle, y éste aceptó enfebrecido aquella desbordada pasión que siempre anheló  por parte de ese ser.

Oleadas de éxtasis le recorrieron mientras gemía sin control, y cuando la mano de La Nada se apoderó de su miembro, masturbándole con maestría al ritmo de las profundas embestidas, el clímax le alcanzó, corriéndose con fuerza, sintiendo cómo La Nada embestía erráticamente dentro de él, hasta que la cálida semilla de éste se derramó dentro de él.

Kyle intentaba normalizar su respiración, sus brazos aún aferrados a la espalda del hombre, sintiendo los últimos espasmos del orgasmo aún recorrerle. Una de las manos de La Nada acarició con ternura el cabello de Kyle, y una sensación cálida y de suma paz se instaló en él. Dio un leve respingo cuando La Nada salió de él, mas luego una tenue sonrisa se dibujó en sus labios al ser besado por La Nada.

— Fuiste muy dulce,Kyle. Lo más dulce que he tenido en mi existencia — musitó acunando suavemente la mejilla, mirándole con suma intensidad.

Kyle sonrió ampliamente ante esas palabras. ¿De verdad ese ser pensaba eso de él? Intuía que después de este maravilloso acto carnal ya sería el momento del fin, pero saber eso causaba un revoloteo de alegría en su interior.

— Supongo que ya es el tiempo, ¿no? — inquirió con un revuelo de emociones reflejándose en el fondo de sus pupilas, y su sonrisa transformándose en una melancólica al pensar por un instante en su familia. Pero inmediatamente se sintió confortado al recordar cómo les había criado, y tener la certeza de que éstos estarían bien.

Un dejo de dulce tristeza se instaló en el fondo de los ojos de La Nada.

— Sí — contestó rozando con su pulgar la mejilla de Kyle —. Pero no tengas miedo. Te prometo que estarás bien.

— No tengo miedo. Al contrario, estoy feliz porque me diste el regalo que te pedí — aseguró con sinceridad.

Las palabras de Kyle dibujaron una sonrisa en los labios de La Nada.

— Y a mí me alegra haberte conocido. Nunca te olvidaré, Kyle — musitó contra los labios de Kyle.

La Nada besó a Kyle con intensidad, y éste gimió cuando una placentera sensación de suma paz inundó cada fibra de su ser, perdiéndole en una sublime bruma la cual le desconectó de todo a su alrededor, hasta que finalmente, todo su ser se sumió en aquel sueño eterno.

El hombre observaba fijamente a un inerte Kyle entre sus brazos, acariciando por última vez la ahora fría mejilla de éste. Por primera vez en toda su existencia le había costado hacer lo que debía. Pero, ese humano, le había llenado de cierta forma aquel frío vacío que siempre habitaba en él, y sinceramente, en el fondo él era quien se sentía agradecidos con Kyle.

Se incorporó, y sus ojos brillaron oscuramente mientras una bruma cubría con parsimonia el cuerpo de Kyle, hasta finalmente evaporarse junto con Kyle, quedando la estancia nuevamente con aquella sensación de vacío la cual él bien conocía.

Se levantó del lecho, moviéndose con parsimonia por la habitación hasta llegar a una pequeña mesilla, tomando entre sus manos una mediana caja de exquisito tallado, abriéndola y extrayendo con delicadeza el contenido: una muñeca. La misma muñeca que una vez perteneció a Kyle. La Nada contempló el juguete mientras una suave expresión se dibujaba en su rostro. Realmente nunca olvidaría a Kyle; aquel humano el cual así fuera por unos cortos pero preciosos momentos, le había dado algo de dulce calidez a su fría y solitaria existencia. Definitivamente más que él haberle dado un "regalo" a Kyle, fue éste quien sin darse cuenta le ofreció un preciado obsequio; algo lo cual desde ese instante siempre atesoraría en lo más profundo de su ser.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

En la antología todas escribieron algo bonito, y yo, pos yo hice algo raro :v

 


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