Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Príncipe y siervo. Amor idiota y leal por albert2822

[Reviews - 47]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Por fin, he vuelto. Dios, casi dos meses sin publicar, seguro que me odiais, sobre todo por haber dejado la historia así, lo siento mucho. Entre exámenes, trabajos y algun que otro bajón no he tenido ni tiempo de escribir nada. Lo siento mucho, pero ahora sí, he regresado y ahora con el verano tengo mucho más tiempo para escribir.

 

Sobre el capítulo, sinceramente, es uno de los más importantes y además creo que es uno del que más orgulloso estoy ( es el más largo que he escrito hasta ahora, os tenía que recompensar al menos por la tardanza) Del capitulo solo decir que lo leais y que os guste.

 

Por cierto, en las notas finales voy a comentar algo que es muy importante para continuar con la historia. Espero que todos lo leais.

Escena Décima. Carta


03:30a.m. 4 de Octubre de 1918, Nueva York, Estados Unidos.


Por unos instantes, Law tuvo que tragar saliva para poder escuchar aquellas palabras que iba a recibir por parte de su amado. Por su cabeza se pasaron miles de ideas sobre lo que podía llegar a ser aquella repentina confesión.


-¿Y si ya no me quiere ver más? ¿Estará enfadado por haber tardado tanto tiempo en rescatarle? ¿Qué le ocurre? ¿Me detesta? ¿Me apartará de su lado? ¿Ya no le sirvo, ni como siervo ni como amigo?- pensaba el joven siervo en su mente mientras gotas de sudor causadas por la intranquilidad iban recorriendo su hermoso rostro- Soy tan idiota, ni siquiera pude cumplir la promesa que juré ante la reina, ante su hermana. Me merezco cualquier rechazo por su parte. Debo ser fuerte y aceptarlo, será mejor para su bien y su futuro. Mañana a primera hora me marcharé, tal y como el querrá y le dejaré vivir la vida que desea. Mañana dejará el siervo de servir a su príncipe.


El cansancio, los acontecimientos asombrosos ocurridos durante estos últimos días y otros factores añadidos provocaban que Law no pensará con claridad, y su parte negativa fluyera en todos sus pensamientos. Incluso se había montado una película donde la única solución era la partida suya. Sin embargo, nunca se sabe por dónde va a salir Luffy con aquella confesión tan de sorpresa. Sobre todo, tras una apariencia tan infantil, es muy difícil saber qué es lo que está pensando, y menos en situaciones como esta.


-Law…- Luffy dudaba si de verdad debía decir lo que pensaba o callarse para que las cosas no se complicaran aún más.


-Dime Luffy, escucharé atentamente lo que me tengas que decir sin rechistar- respondió el joven de cabellos oscuros y tatuajes en el cuerpo mientras mantenía la compostura para no dejar entrever sus verdaderos sentimientos de agobio, temor e impaciencia.


-Torao…- el tono de preocupación de Luffy subía por momentos, y alarmaba cada vez más a su compañero.


Tal era la preocupación que le había llevado a llamarle de nuevo Torao cuando este se lo había prohibido. En definitiva, Law ya se esperaba lo peor. Los dos tumbados sobre la cama sin conciliar el sueño, a altas horas de la noche y esperando a que llegará el fin de aquella compañía tan duradera.


-Torao… ¿a ti te gusta Eustass?- soltó la bomba Luffy tras meditarlo durante mucho tiempo.


La cara de estupefacción de Law fue única (igual a las caras de WTF de One Piece). De entre todas las cosas que se le habían pasado por su cabeza, la idea de que Luffy le preguntará esa cosa no se le había ocurrido, ni por un instante. Este intentaba calmarse después de recibir aquella pregunta para responder con la máxima sinceridad posible y tranquilizar a su acompañante. Cuando Law intentó volver en sí y mirar cara a Luffy, vio el rubor de vergüenza que se posó en el rostro del joven príncipe. Unas rosada mejillas seguidas de unos gestos tímidos con las manos. Justo en ese momento, Law entendía que debía aclarar cuanto antes aquella situación, ya que veía que Luffy le había preguntado una pregunta que para él significaba mucho.


Law se sentó en la cama y con una mano indicó a Luffy que se sentará a su lado. Era momento de que todo se arreglará y se quedaran las cosas claras, a pesar de que a lo mejor esto provocaba su separación si el joven príncipe inglés llegaba a repudiar a su siervo.


-Luffy, yo no estoy enamorado de Kid. Solo somos buenos amigos- contestó con las palabras más sinceras que pudo encontrar Law, intentando no dañar al frágil Luffy.


-Pero… yo os he visto muchas veces juntos, y…- durante unos segundos el joven dudó en seguir con la frase que tanto daño le hacía- incluso os he visto besaros.


-Maldito idiota de Kid, me está causando más problemas de los que me esperaba- pensaba Law en su interior cuando algo provocó que volviera a la conversación tan importante que estaba teniendo. Aquello era unas finas lágrimas que resbalaban desde los ojos del joven príncipe y que dejaban el corazón atormentado a Law.


-Yo… os vi… en el desfile… vi como ese hombre te besaba, Torao. Ahora… no me lo puedes negar, yo... lo vi- insistía el chico de cabellos oscuros mientras continuaban derramándose lagrimas por su bello rostro.


Law no aguantaba más, y con muchas ganas, abrazó intensamente a su amor para consolarlo. El fuerte abrazo duró varios segundos, sintiendo como sus cuerpos se tocaban y como las lágrimas de Luffy empapaban las ropas de Law pero a la vez cesaban poco a poco. Gracias a ese gesto de su compañero, Luffy pudo calmarse mientras se preparaba para escuchar lo que tenía que decirle Torao. Finalmente se separaron del abrazo y el más mayor decidió hablar.


-Kid y yo solo somos amigos. Es cierto que él me quiere y en varias ocasiones se ha confesado y una de ellas fue en el desfile. En ese momento no me dio tiempo a reaccionar y me besó sin que yo lo esperará, pero nada más. Yo no siento nada hacia él. Es más, al principio me irritaba, aunque ahora con todo lo que ha hecho por mí y por ti sobretodo, creo más fielmente en su amistad. Pero nada más- explicó tranquilamente el joven Law con la verdad ante un expectante Luffy por recibir aclaraciones. Sabía que era de tontos mentir, y menos huir de aquella pregunta. Llevaba muchos años huyendo de sus sentimientos y ahora era el momento de afrontarlos y acarrear con las consecuencias, sean buenas o malas-Además, yo…


-Tú, ¿qué?- preguntaba desconcertado el chico de pelo negro esperando la respuesta del otro hombre.


-Yo… estoy enamorado de otra persona desde hace mucho tiempo- contestó dudoso y con las manos temblorosas el joven Law.


Aquellas palabras desconcertaron completamente a Luffy. Su mente se puso a trabajar a mil por hora intentado hallar la identidad de aquella persona. Era extraño que se sintiera molesto ante esta revelación, o ¿no?


-De verdad creía que Law estaba saliendo en secreto con Kid, pero lo niega y ahora dice que está enamorado de otra persona. Y encima desde hace tiempo. Pero, ¿quién?- pensaba Luffy tras escuchar aquellas palabras de su viejo amigo que tan agitado habían dejado a su corazón- Espera, no puede ser. No pueden ser ciertas mis sospechas de hace tiempo. O, sí.


Por primera vez, Luffy lo veía claro. Ahora entendía todo desde que era príncipe de Inglaterra. Ahora entendía toda su vida desde que llegó Law a estar con su familia. Su infancia se pasó por su mente, todos aquellos momentos que habían compartido juntos, ahora lo comprendía y sabía el porqué de tan afectuosa amistad.


-Lo siento Torao, no debía haber hecho preguntas tan indiscretas. Mis disculpas- Luffy se puso en tono formal, ya que la verdad a la que había llegado le disgustaba, aunque no sabía con certeza por qué- Has debido de sufrir mucho durante estos últimos años intentando cuidarme a mí, lejos de nuestro hogar y lejos de la persona que amas. Siento haber sido una carga para ti y te ayudaré en todo lo que haga falta. Aunque esa persona esté enamorada de otra, yo puedo ayudarte a conquistar su corazón. Pero para eso será mejor que nos separemos y que vuelvas a Inglaterra junto a ella. Yo estaré bien aquí, ya soy lo suficiente mayor e independiente para cuidarme yo solo. Y están nuestros amigos de Crimin y Amazon Lily, por lo que no debes estar preocupado por mi futuro, ellos me protegerán. Así que, tienes mi permiso para regresar a Londres y reunirte con mi hermana Vivi, la reina, e intentar conquistar su corazón.


Mientras Luffy decía esas palabras, era incapaz de evitar que se escaparan gotas de agua de sus ojos, empañando su rostro y dificultándole la capacidad de hablar. Law no se lo podía creer. Hasta este nivel llegaba la idiotez de su joven príncipe. Antes con Kid y ahora con la reina Vivi, a quien tanto le debía pero todos sabían que ella ama al marqués de Glasgow. Estaba harto ya y no pudo detener sus impulsos.


Se abalanzó entre los brazos que cubrían el rostro lloroso del joven Luffy y cuando prácticamente estaban pegados el uno con el otro, le besó apasionadamente. Un beso que llevaba tantos años deseando de dar, pero que su posición le hacía incapaz de hacerlo. Un beso duradero, apasionado y sobre todo lleno de amor, un amor que esperaba desbordarse de una vez y que llegará al corazón idiota de su príncipe para aclarar todo aquel lio que había montado en su cabeza.


A Luffy  aquella situación le pilló de sorpresa, muy de sorpresa. Torao le estaba besando intensamente, e incluso le estaba metiendo la lengua. Pero no le importaba. No sabía porque, pero aquello le hacía sentirse bien, era como algo que desde hace tiempo deseaba y que fue capaz de detener nuevamente aquellas dolorosas lágrimas.


Cuando el beso terminó, los dos se apartaron y se miraron fijamente, esperando que alguno de ellos rompiera aquel silencio incómodo que tanto ruborizaba sus hermosos rostros. Por fin, Torao se decidió a hablar.


-Luffy, espero que te quede claro de una vez- le intentaba decir Law de forma cariñosa mientras acariciaba el rostro de su acompañante- Yo estoy enamorado de ti, de todo lo que eres, de tu rostro, de tu cuerpo, de tu personalidad infantil e impulsiva, de todos tus actos, de tu bondad e ignorancia, de tu amabilidad, de todo tu ser.


-Torao…- dejó salir con voz dulce el joven príncipe después de escuchar aquella confesión tan bonita y que hacía palpitar intensamente su corazón.


-Siento mucho haberte besado y tener estos sentimientos hacia ti. Sé que es indecente. Además yo soy tu siervo y tú eres un príncipe, eso es impensable para dentro de la aristocracia. Y los dos somos hombres, eso es impensable para la sociedad en la que vivimos. Pero no lo podía evitar, cada vez que intentaba olvidar estos sentimientos se hacían más fuertes y solo podía mantenerme a tu lado, aunque sea cuidándote y salvándote de todos los peligros- volvía a intervenir Law con tono cariñoso pero de preocupación- Pero ahora después de hacerte esto, debo marcharme para no manchar más tu figura como persona de la realeza. Lo siento mucho, mañana mismo partiré lejos de aquí, espero que seas muy feliz y encuentras a una linda chica que te haga feliz para el resto de tu vida. Te estaré apoyando desde lejos.


-¡NO!- gritó Luffy con impulso e energía al escuchar que iba a perder a Law de su vida para siempre y por su culpa- No te puedes marchar, por favor, Torao.


-Pero Luffy, yo ya no puede mirarte casi a la cara tras haberte hecho lo que he hecho- contestaba con rabia y dolor Law.


-He dicho que no te dejaré partir, entendido. Tú serás mi siervo para el resto de mi vida. Además, no es algo indecente si a la otra persona le llega a… a gustar- confesó Luffy bajando el tono de voz intentando que sus sentimientos no se desbordaran.


-Luffy…- dijo Law con voz tierna al escuchar aquella extraña confesión por parte del amor que había tenido durante toda su vida.


-Bueno, creo que va siendo hora de que nos vayamos a dormir de una vez. Ha sido un día duro y…bueno, tú ya no tienes por qué marcharte, Law. A sí que será mejor que descansemos- intentaba cambiar de tema el joven príncipe para desviar su anterior comentario y las posibles consecuencias que este tuviera.


La cara de Luffy estaba completamente colorada después de abrir sus sentimientos, y a pesar de que trataba por todos los medios taparlos, era imposible. El más mayor de los dos ya se había dado cuenta de aquella situación y no podía aguantarse más, sobre todo después de que sus sentimientos fueran aceptados tras mucho tiempo.


-Torao, ¿me estás escuchando?- preguntaba el más pequeño tras ver que no recibía respuesta por parte del otro. Era como si la mirada de Law estuviera en otra parte, o fijada hacia otro lado.


-Luffy, ¿te has puesto duro?- preguntaba Law excitado y preocupado por la respuesta de su compañero.


Luffy se sorprendió completamente tras oír esas palabras. Poco sabía él sobre temas de relaciones sexuales, pero eso sabía perfectamente que significaba y lo que podía suponer a posteriori. La verdad era que sí, todo a causa del reciente beso que había recibido y que tan anonadado le había dejado. Sin embargo, aunque por todos los medios intentó no contestar, la seriedad que Law le  mostraba ante el tema, le obligó a intentar esconderse entre las sábanas, sobre todo para tapar la parte que abultaba.


-Torao, yo…no…bueno… no se…la verdad… puede que…- Luffy se trababa de lo nervioso que se encontraba y le era imposible dar una respuesta clara.


Pero esto no lo necesitaba ya Law, sabía perfectamente la respuesta y la reacción, y ansiaba hacerlo. Law deseaba hacerle el amor a su querido Luffy. Poco a poco fue acercando su cuerpo hacia el de su amado. A pesar de que al principio Luffy se retiraba hacia atrás, ya que no le acababa de convencer la idea, las dulces caricias que Law le proporcionaba fueron convenciendo más al joven.


Al principio comenzaron con unos delicados besos, que se iban intercalando con las suevas mejillas que Law procuraba darle a su amado para tranquilizarle y sobretodo expresarle todo el amor que sentía. Mientras, Luffy iba experimentado miles de sensaciones nuevas que jamás antes había tenido. Desde calidez, ansia, deseo, placer e incluso amor; todas ellas acechando el cuerpo del joven para satisfacerle. El dulce besuqueo de Law fue bajando poco a poco desde el cuello hasta el torso cubierto del joven. Besos insaciables cada segundo que dejaban sin respiración al más joven. La camisa de Luffy duró poco tiempo en su sitio, ya que fue desabotonada con rapidez por parte de Law y tirada al suelo. Al descubierto se quedó el torso desnudo de Luffy, esbelto y suave a pesar de no haber estado trabajado nunca. Ese cuerpo que tenía delante de sus ojos dejó maravillado a Law. Era cierto que lo había visto en numerosas ocasiones pero jamás lo había tenido tan cerca, en sus manos más bien y teniendo esa gran cantidad de sensaciones por culpa suya. Law recostó a Luffy en la cama, colocando boca arriba y se acercó a su oído.


-Te entrego mi corazón, mi amo- dijo Law con unas palabras que dejaron perplejo a Luffy. Esa pequeña frase significaba mucho, en especial para los sentimientos de amor que tantos años habían estado guardados por el siervo.


Luffy se sonrojó, y al verlo, el otro chico se acercó para besarlo con gran ansia, juntando sus dos labios cayendo la saliva de la fuerza que le estaban dando a ese beso. Tras separarse, Law vio necesario que debía de comenzar el juego en el cuerpo de Luffy. Se aproximó al torso descubierto y con la lengua, lamió de arriba abajo al joven. Por cada vez que la lengua de Law pasaba, una sensación de temblor y excitación recorría el cuerpo de Luffy provocando los primeros gemidos de placer. Cuando se cansó de jugar con el torso, Law aproximó uno de sus dedos para acariciar los pezones de su acompañante. Comenzó con unas delicadas caricias, hasta que estaban relativamente estimulados, y pronto acercó su boca para propiciar unos besos y unos mordiscos que iban dejando señal en el cuerpo de Luffy, como si pusiera un cartel de tiene dueño.


-Torao, para… ya basta, por favor… ahí no- suplicaba Luffy a su amado para que terminará con lo que estaba haciendo. En verdad, todos aquellos movimientos sensuales hacían palpitar intensamente el corazón de Luffy, al igual que procuraba levantar aún más el ánimo en su parte baja. Y todo esto lo observó Law, y se detuvo para ir más allá.


Este se desabotonó la camisa lentamente, como si quisiera provocar una reacción en la persona que tenía entre sus piernas. El torso de Law estaba fornido y sobre todo muy bien trabajado debido a sus empleos en las obras. Luffy se quedó paralizado durante unos segundos.


-¿Jamás me había fijado en Law? ¿Cuándo se había puesto tan bien?- pensaba Luffy en su mente, cuando se dio cuenta de que el otro hombre había retomado su trabajo.


Trafalgar Law había tirado de los pantalones de su compañero con ansias, quitando a la vez la ropa interior de este. Quedó al descubierto el miembro erecto del joven príncipe, que no paraba de agitarse debido al movimiento causado por el siervo. A Law le parecía muy apetecible aquella cosa, tanto que puso una mirada lasciva en su rostro, mordiendo sus labios. Esto asustó al joven Luffy quien por unos instantes se tensó, era como si una sensación extraña viniera a su cuerpo.


-Está bien, no te preocupes, no te haré nada que no quieras- decía tiernamente Law con unos dulces besos a su amado- Solo debes tranquilizarte y disfrutarlo.


Con suavidad, movió el pene erecto de su amado para excitarlo aún más. Pronto se notaba una gran excitación en el miembro de Luffy, dando por satisfecho al joven Law y pasando al siguiente nivel. Lentamente, acercó su boca al pene del joven príncipe y se lo introdujo en su gran mayoría. Esto provocó unos gemidos de placer en Luffy, que excitaron en mayor medida a Law. Primero, procuró un movimiento suave, con sus labios que succionaban cada parte del miembro de su compañero, pero al poco tiempo, la intensidad, los gemidos y el placer que ambos tenían provocó que los movimientos de Law se intensificará. La boca succionó por completo aquel juguete, mientras subía y bajaba al compás de los  murmullos de placer que Luffy estaba teniendo.


-Law…por favor…no aguanto más… creo que…-intentaba decir Luffy entre los gemidos de placer, con las manos tapándose parte del rostro para que no se viera su vergüenza.


-Luffy, vente dentro de mí- decía también excitado Law mientras cesó por unos instantes sus movimientos con la boca y apartó las manos temblorosas de Luffy que tapaban su rostro- Quiero tener tu semilla dentro de mí.


Law quería mostrarle confianza a su amado y pronto decidió volver a su cometido. Se introdujo de nuevo el miembro de Luffy en la boca y continuó con sus movimientos.


-Toraooo….- Luffy no aguantó más al escuchar aquellas palabras de Law y culminó. Su semen se introdujo en la boca de Law, quien lo lamió de manera lasciva y complaciente para más tarde tragárselo.


-Hmmm, delicioso- dijo Law mientras ruborizaba en gran medida a su amado- Pero no creas que hemos terminado de jugar. Ahora toca el segundo round.


Luffy se atemorizó por unos instantes tras oír aquellas palabras. No sabía que era lo que le esperaba a partir de ahora. Law se desabrochó el botón de su pantalón y sacó a la luz su largo y excitado pene, el cual había estado escondido hasta ahora. Luffy no podía parar de mirar aquel tremendo miembro y lo que podía hacerle a su cuerpo, pero pronto se le paso al pensar que Torao estaba disfrutando, y eso aunque fuera extraño le hacía feliz. Una leve sonrisa se posó en el rostro enrojecido del joven, cosa que fue notada por Law.


-¡Dios, que lindo es!-dijo Law acercándose a Luffy para darle un tierno beso en los labios- Ahora cálmate, si ves que te hago daño, avísame y paro, de acuerdo.


Luffy solo pudo asentir con la cabeza ya que aún estaba aturdido por el repentino beso de Law. Pero algo le hizo volver en sí. Vio como uno de los dedos de Law se acercaba a su parte trasera y eso le hizo recordar algo que no quería y que tanto dolor le había causado, Doflamingo.


-¡¡¡¡PARA!!!!-gritó Luffy muy asustado, huyendo hacia la otra parte de la cama, sentándose en el último rincón.


Law se quedó estupefacto tras escuchar aquel intenso grito de temor. Era lo que más temía, que fuera rechazado por él. Y casi no se pudo controlar y unas pequeñas lágrimas cayeron de sus ojos.


-Luffy… lo siento… yo no debí…yo no debí hacerte nada…perdóname…- las lágrimas de Law no cesaban  e iban en aumento conforme pasaban los segundos.


-Que idiota había sido. Es que no se había parado a pensar en sus sentimientos. Parece que Luffy había generado una especie de trauma tras lo ocurrido con Doflamingo. Si tuviera de nuevo a ese malnacido delante, lo mataría otra vez hasta hacerle pagar por todo el daño que le había causado a su amor- pensaba muy adolorido y arrepentido el joven Torao mientras la figura del joven Luffy volvía en sí.


Lo único que Luffy pudo ver cuando volvió a recuperarse fueron las gotas que caían por el rostro de su amor y esto le provocó un intenso dolor en su pecho.


-Lo siento Law, no debí gritar tan fuerte. Me he asustado, solo eso. Pienso que a lo mejor debemos esperar un poco más, creo que no estoy preparado aún para pasar al siguiente paso- intentaba explicar Luffy sin herir aún más los sentimientos de su compañero- Perdóname, Law, yo sé que eres la persona más importante de mi vida ahora y que tú has hecho un montón de cosas por mí. Solo debemos esperar un tiempo, yo sé que tú jamás me harías daño, así que, no llores, por favor.


Tras escuchar estas palabras, Law alzó la mirada y sus ojos se cruzaron con los de Luffy, ojos de arrepentimiento que le impulsaron de nuevo a disculparse.


-Lo siento mucho Luffy, no debía hacerlo, no pensé en ti. Solo he pensado en mí y en mi bienestar, lo siento de verdad, perdóname- volvió a disculparse Law.


-Estás perdonado y lo sabes- contestó Luffy acercándose al otro, dándole un abrazo y un tierno beso- Creo que he empezado a quererte, y ahora más que nunca nadie ni nada nos va a separar.


-Gracias…- contestó Law aún un poco apenado por la situación pero sonriente porque por fin sus sentimientos eran correspondidos por el amor que tanto tiempo había estado guardado en su corazón.


-Ahora…- dijo Luffy intentando jugar con el miembro de Law- Ahora, aunque no vayamos más allá, tú si puedes tener placer.


Mientras Luffy intentaba manosear el pene aún erecto de Law, este le detuvo con una caricia y un beso tierno, sin ningún brusco movimiento que alarmará de nuevo al joven príncipe.


-Será mejor que acabemos por hoy, ya habrán más días. Además, yo puedo esperar, puedo esperar el tiempo que necesites- contestó Law con mucho más ánimo que antes al ver que la situación de Luffy no era tan desalentadora- Te quiero, Luffy.


-Torao…- se ruborizó Luffy mientras ambos se acercaban para juntar sus labios por última vez en aquella noche.


-Ahora será mejor que durmamos un poco o sino mañana no haremos nada con nuestras vidas- respondió Law mientras se abrochaba el pantalón y se volvía a recostar.


Luffy solo asintió ya que era la mejor opción, y ambos debían descansar. Se puso de nuevo la ropa y se acostó en la cama. A los pocos minutos ambos se quedaron completamente dormidos con la luz de la luna reflejándose en su habitación como si un cambio en aquellas dos personas se estuviera produciendo.  Un cambio a lo que sería una vida mejor para ese príncipe idiota y ese siervo leal.


9:00a.m. 4 de Octubre de 1918, Nueva York, Estados Unidos.


A la mañana siguiente, unos rayos del sol que entraron por la ventana de la habitación hicieron que lentamente se fueran abriendo los ojos adormecidos del joven príncipe. Este, a pesar de no estar completamente despierto, con sus manos palpó la cama en busca de algo, o de alguien, más bien, pero no lo encontró. Esto causó que se terminará de despertar, un tanto alarmado y con mayor velocidad se vistiera para salir al comedor y encontrar aquello que buscaba. Sin embargo, lo que encontró en el salón no era más que un olor delicioso provocado por la comida que seguramente su recién amor había preparado para él. Era verdad que estaba habituado a estos maravillosos desayunos, pero hoy le hacía realmente feliz, aunque la preocupación continuaba al no ver a aquella figura que tanto buscaba. De repente, un ruido alertó a Luffy, cuando comenzó a sentir que alguien estaba por detrás de él.


-Buenos días, dormilón- una voz se escuchaba por detrás del joven príncipe, no obstante, era una voz familiar y le tranquilizó- Tienes el desayuno preparado, pero antes vete a la ducha, que yo acabo de salir, ya que estamos sucios después de… bueno de… de lo que paso anoche.


Law se ruborizaba al recordar aquellas expresiones tan sensuales que su joven amor le había mostrado solo para él, y que tanto añoraba desde hace tiempo. Luffy se alegró de ver a Torao, tanto, que de un impulso le dio un tierno beso que sonrojó aún más al sorprendido Law.


-Me iré a duchar rápido y así podremos desayunar juntos- contestó sonriente Luffy cuando los dos se habían separado de nuevo y este se dirigía hacia el baño pero algo le detuvo, algo- Oye, Torao, he estado pensando esto desde que me desperté y quería preguntártelo. Ahora que hemos hecho eso… ¿qué somos?


-¿Cómo que que somos? No te entiendo, Luffy- estaba confundido Law ante la inminente pregunta formulada por su compañero.


-Bueno, si… me refiero a que ya no seremos solo amigos, me imagino- decía cortado el joven mientras se sonrojaban sus mejillas- Somos algo más que eso, ¿no?


-Jajaja, Luffy, seremos lo que tú quieres- digo sorprendido Law al darse cuenta de que se estaba refiriendo aquel muchacho.


-Pues, entonces… deberíamos ser pareja- contestó el joven de cabellos oscuros cara al otro, antes de marcharse al baño.


Por fin, Law había alcanzado la felicidad máxima. Ya el resto no le importaba. Ya podía morir tranquilo, aunque mejor no decir estas cosas para que no se hagan realidad. Estaba tan feliz, con una cara súper kawaii, cosa rara en él. Pareja, eso le sonaba genial en sus oídos. Sin embargo el sonido del timbre le hizo despertarse de aquella alucinación.


-¡Ya voy!- respondió Law mientras se acercaba a la puerta para abrir. En verdad deseaba que nadie le hubiese molestado en ese momento.


Cuando llegó a la puerta, abrió ya que estaba seguro de la identidad de aquella persona.


-Correo News Coo a su servicio. Le hago entrega de sus cartas personales de esta semana, señor Trafalgar- contestó un hombre de peli blanquecino a quien en numerosas ocasiones había atendido a la reciente pareja desde que vivían en aquel piso.


-Muchas gracias, Merry- recogió las cartas Law de la mano del cartero, con una felicidad que era un tanto inusual.


-Me alegro verle tan feliz hoy, señor Trafalgar. Espero que tengan un buen día usted y su compañero- contestó agradecido el hombre cuyo nombre era Merry mientras se despedía para seguir con su trabajo- Es bueno que no frunza tanto el ceño, señor.


-Jajaja, muchas gracias, eso haré a partir de ahora- en definitiva Law hoy se encontraba en muy buen humor y eso es algo que se reflejaba en el ambiente.


Tras despedirse cordialmente, el cartero Merry se marchó para seguir con su rutina, y Law se adentró de nuevo a la casa mirando el correo que había recibido. Entre los típicos panfletos publicitarios y las cartas de facturas a pagar que tantos dolores de cabeza le traían, había una que le llamó la atención. Esta no portaba el nombre de la persona que había mandado la carta, pero si a quien iba dirigida, a Luffy y a él.


Por unos instantes se puso en las peores situaciones posibles, algo malo seguro que era o eso pensaba él. Dudó pero finalmente abrió la carta y la leyó detenidamente. Tras acabar su lectura no sabía si tranquilizarse o estar aún más preocupado. Lo que allí ponía era de vital importancia y debían cumplirlo, sin embargo podría suponer que ambos perdieran esa felicidad que tanto les había costado ganar. Pero tomó una decisión.


Esperó sentado en una silla hasta que su amor terminará de ducharse, y cuando este salió, aún empapado con el agua, se excitó durante unos instantes, pero pronto regresó a la normalidad ya que era bastante importante. Luffy al salir del baño, fue a vestirse y al salir halló a Law con cara pensativa y eso le asustó.


-Torao, ¿ocurre algo?- preguntó Luffy preocupado al ver la expresión que este mostraba


-Luffy, debemos dejar Nueva York. Debemos regresar a Europa- dijo sinceramente Law ante aquel muchacho quien se sorprendió de aquella revelación sorpresa- Será mejor que leas esto y lo entiendas.


Law acercó la carta a su amor y este la leyó para comprender toda aquella inesperada situación. Cuando acabó, se calmó durante unos instantes y supo el porqué de aquella decisión.


-No te preocupes, debemos hacerlo- intentaba tranquilizar el más joven al otro- Además, seguiremos estando juntos, los dos. Da igual donde estemos, mientras estemos unidos como pareja, ¿no?


-Gracias Luffy, no sabes el gran apoyo moral que eres para mí. Sin ti mi vida sería mucho más dura y más complicada. Tienes razón, no pasa nada mientras estemos los dos juntos. Solo es una aventura más, como si estuviéramos viviendo en uno de esos libros de piratas que tanto te gustan- contestó agradecido Law mientras se acercó a Luffy y le dio un dulce beso de recompensa por ayudarlo- Será mejor que me ponga en contacto con Franky cuanto antes para ver si nos presta un barco.


-Vale, yo arreglaré todo con mí la marca. Espero que no sea un problema después de todo lo que han hecho por mí- dijo Luffy un poco preocupado por lo que pueda suceder.


-No te preocupes por eso, seguro que lo entiende perfectamente. Ahora será mejor que desayunos y nos pongamos en marcha- respondió Law tras aquella dura decisión que había tomado tras recibir la carta, pero que había sido apoyada por Luffy.


Aquel día pasó como otro cualquiera. Pero ninguno de los dos se atrevió a decir nada aún en sus respectivos trabajos. Debían buscar el momento adecuado y además antes tenían que tener claro el día de partida y como lo harían.


10 de Octubre de 1918, Nueva York, Estados Unidos.


Trafalgar Law había acabado su turno en el hospital y estaba exhausto después de varias operaciones y repentinas urgencias que ocurrían. De regreso a su hogar, decidió detenerse en el bar de su amigo Franky para tratar un tema de vital importancia. Al entrar a aquel antro, saludo como de costumbre a la anciana Kokoro, quien estaba bebiendo para variar y a las dos camareras del local, Mozu y Kiwi. Pero cuando iba a acercarse a la barra para hablar con el dueño, decidió esperar durante un rato, ya que este estaba ocupado con un tema que parecía importante.


-Shyarly, ya te he dicho que es muy importante, y que debo hacerlo. Me lo han enviado expresamente a mí y a nadie más y debo cumplir con mi deber, aunque eso suponga que estemos separados durante un tiempo- intentaba explicar el hombre de cabellos azulados a la mujer que se encontraba sentada en la barra con una copa como si tratara de ahogar sus penas.


-No es una excusa, ahora que llevamos poco tiempo saliendo decides tú por tu cuenta marcharte de aquí. ¿Cómo pretendes llevar una relación a distancia? Explícame- decía enfada la mujer quien estaba a punto de perder los nervios.


-No lo sé, y seguro que será difícil, pero ya se nos ocurrirá algo- contestaba Franky a la chica quien no estaba convencida de la idea- Pero debo partir, lo siento, y espero que lo entiendas, aunque sea algún día.


-¡¡¡Pero como lo voy a entender!!!- empezó Shyarly a subir el tono de voz, encarándose contra el hombre- Tú estás saliendo conmigo y ahora pretendes que acepte que te vayas, y aún encima que te espere- Pero que te crees tú que soy, una simplona. Yo soy Madam Shyarly, la dueña de la exitosa marca de moda Crimin, y jamás me voy a doblegar ante un hombre, y menos ante alguien como tú.


Los efectos del alcohol parecían notarse en aquella mujer. Le costaba mantenerse subida en el taburete y además alzaba intensamente la voz y decía cosas sin sentido. Law observaba atentamente la escena, como si le recordará a una escena de recién casados.


-Pero, Shyarly, tú sabes que yo te quiero y que jamás dejaré de amarte- intentaba calmar los nervios de su novia, Franky aunque le costaba en gran medida- Solo partiré durante un tiempo, quizás unos meses y en seguida estaré de vuelta para estar contigo, y seguir cuidando de ti, dándote mimos, esas caricias que tanto te gustan, los besos apasionados y muchas más cosas. Pero debes entenderlo, tú lo leíste y viste la gravedad del asunto.


-Ya… sí…pero- Shyarly ahora se encontraba un poco más de bajón, al darse cuenta de que Franky tenía razón y que solo le estaba poniendo excusas injustas que no se merecía- Pero…pero yo… yo jamás pensé que me iba a enamorar de alguien. Y ahora que lo he hecho y que ese amor ha sido correspondido, la simple idea de perderte se me hace un mundo.


-Y a mí también. Ojalá no tuviera que hacerlo pero es muy importante. Pero te prometo que volveré, sano y salvo para estar contigo. Viviremos en una gran casa, mientras tú continuas trabajando en Crimin, yo volveré a abrir el bar, y poco a poco, cuando las cosas se calmen por completo, formaremos esa familia que tanto deseamos- decía cariñosamente Franky hacia su novia mientras se acercaba para darle un beso en los labios.


El público del Bar Family Franky estaba embobado con la discusión de aquella dulce y extraña pareja. Sobre todo Law, quien esperando a que el hombre estuviera libre para hablar, estaba entretenido. Jamás se hubiese imaginado a Franky de forma cariñosa.


-Franky, prométeme que cumplirás tu promesa- dijo Shyarly quien ya estaba más clamada, gracias a las tiernas palabras recibidas y al beso.


-Te lo prometo, mi amor- contesto Franky de nuevo con un beso que ruborizó las mejillas de la chica- Ahora será mejor que dejes de beber, y te vayas a casa. En cuanto cierre iré para allí, entendido.


-Sí. Allí, nos vemos- contestó Shyarly un tanto resignada aunque sabía que era lo mejor aceptar la partida de su amor y confiar en que cumplirá aquella promesa- Ojalá no hubieses llegado esa dichosa carta.


La joven se marchó como pudo hacia su casa, aunque fue acompañada por una de las dos camareras mientras que la otra ayudada a la señora Kokoro. Esas últimas palabras de la mujer no pasaron desapercibidas por el hombre que estaba sentado en una de las mesas y se acercó a preguntar para ver si sus sospechas eran ciertas.


-Franky, ¿podemos hablar ahora?- preguntó Law a su viejo amigo.


-Lo siento Trafalgar, pero creo que ahora no es un buen momento. Estoy a punto de cerrar y tengo muchas cosas que preparar y pensar- contestó algo cansado tras la discusión Franky- Será mejor que regresas a casa con Luffy, te estará esperando.


-Es sobre un tema muy importante y creo que también está relacionado contigo. Recientemente ¿has recibido una carta donde ponía que debías regresar cuanto antes a Europa?- preguntaba a modo de interrogatorio el joven Law.


-Sí, por eso mismo estábamos discutiendo Shyarly y yo ahora, pero ¿cómo lo sabías?- preguntaba algo confuso el hombre de azules cabellos.


-Os escuchado antes hablar sobre una carta y un inminente viaje. Lo siento, no debía, pero era algo que también me preocupaba a mí- respondió Law con la mayor sinceridad posible- Luffy y yo también hemos recibido la misma carta.


-Entonces me temó que el asunto es mucho más importante de lo que me imaginaba- contestó Franky quien puso una cara de alarma.


Durante unos minutos los dos hombres conversaron sobre el contenido de la carta. Intercambiaron información y posibles sospechas, pero en algo estaban bastante de acuerdo ambos: era importante y peligroso. Hallaron que las dos cartas eran idénticas y al igual que la recibida por Law, la de Franky también carecía de remitente. Hablaron y hablaron hasta que llegaron a una conclusión; sea como sea, deberían partir cuanto antes, ya que había en peligro muchas vidas a parte de la suyas.


-Mañana mismo comenzaré a preparar el barco para que esté dispuesto para nuestra partida- contestó Franky hacia el otro hombre, planificando su regreso al hogar.


-Vale, muchas gracias, Luffy y yo mientras resolveremos algunos asuntos antes de partir, y…-Law dudo en si debía decir lo que iba a decir pero finalmente se decidió- y espero que tú también los arregles, sobre todo con la señora Shyarly.


-Seguro, ella sabe que yo la quiero, y ella también me quiere. Solo es un hasta luego. Además, si nuestra relación consigue atravesar este bache, es que estamos hechos el uno para el otro- contestó Franky recordando todo el amor que sentía hacia Shyarly- Por cierto, se te nota más feliz, seguro que tiene que ver con cierto joven risueño.


-No digas tonterías… yo estoy como siempre- intentaba desviar el tema Law aunque no pudo evitar cierto enrojecimiento en su rostro- Me marchó ya que es tarde y Luffy estará esperando.


-Claro, claro, ve corriendo con tu querido, que no se sienta solo- se burlaba Franky del otro hombre, sacándole de quicio a este, aunque en realidad lo hacía sin ninguna malicia y lo único que consiguió fueron unas risas- Pero recuerda, partimos en un mes, tenerlo todo preparado.


-Entendido Franky, y buenas noches- contestó Law mientras ya salía por la puerta del local del otro hombre.


Aquella conversación puso las bases para la inminente partida. La feliz pareja estaba a punto de abandonar Nueva York, y los días que quedaban iban pasando poco a poco.


5 de Noviembre de 1918, Nueva York, Estados Unidos.


El joven príncipe de Inglaterra caminaba como cada día hacia la sede de la empresa donde trabajaba, Amazon Lily, y de la cual pronto debía despedirse. Lo que no se esperaba Luffy era los acontecimientos que le iban a suceder durante aquella mañana de otoño. Había pasado un mes desde su secuestro, y gracias a las fuerzas de la policía neoyorquina y sobre todo a sus amigos, había sido liberado de sus captores y estos se pudrirían entre rejas el resto de sus vidas. Sin embargo, todo aquello hizo mella en las dos empresas de moda de la ciudad. En ningún momento se esperaban que les iban a traicionar sus propios compañeros de trabajo, y ahora ambas marcas se encontraban en un gran declive tanto interior como de cara al público. La plantilla de trabajadores, sobre todo de modelos había quedado reducida, dando una mala imagen a ambas firmas de ropa. Pero lo que tenían claro era que si deseaban continuar en el liderazgo, debían hacer cambios. Un cambio importante. Lo que tampoco se esperaba Luffy era que ese cambio estuviera muy ligado con él.


Ya había llegado al edificio de la marca, y estaba subiendo los pisos hasta llegar a su destino. Pero el panorama que se encontró en las oficinas le dejó completamente perplejo. Trabajadores de Amazon Lily y trabajadores de Crimin discutían sobre un tema en particular. Era extraño verlos a todos reunidos, aunque después de saber que ambas jefas eran íntimas amigas, tampoco le resultaba muy raro a Luffy. Antes de que pudiera saludar a la gente, y cuando se dieron cuenta de la presencia del muchacho, se abalanzaron hacia él interrogándolo.


-¿Es verdad eso de que te marchas, Luffy?- preguntaba preocupada la joven Miss Valentine, de cabellos rubios, mientras comía una de sus habituales barritas energéticas para no engordar.


-¿Por qué te vas?- interrogaba también la más pequeña de la marca Crimin, la joven Miss Goldenweek, quien le había cogido gran respeto a Luffy tras su rescate.


-No te puedes ir Luffy, ahora eres un modelo estrella para nuestra compañía- decía Laki con cierto tono de persuasión en el mensaje que esta daba.


-¿Cómo  que de nuestra marca, Laki? Te estás equivocando un poquito- contestó Wiper ante aquel mensaje erróneo que su novia había dado.


-Calla idiota, que seguro Luffy deseaba unirse ahora a Crimin- le replicaba Laki a su novio tras no seguirle el juego con su magnífico plan.


-Pero, ¿has meditado bien tu decisión, pequeño Luffy?- preguntaba preocupada la joven Shyarly quien se encontraba algo dolida ya que se culpaba en parte por el rapto de aquel joven.


-Luffy, por favor, no debes marcharte. Aunque lo hayas pasado duro, seguro que todo va a ir a mejor ahora, créeme. Y sino, ya sabes que tienes a mi padre, el jefe de policía para lo que necesites, para tu seguridad- intervenía Keimi a quien desde el rescate le había caído muy bien aquel joven risueño.


-Gracias Keimi, y gracias a todos. No sabía que significaba tanto para vosotros. Me halaga mucho. Pero… la decisión ya está tomada y bien meditada. Law y yo regresamos a nuestro hogar- intentaba contestar Luffy con la máxima claridad y sinceridad, y con mucha cortesía, como si fuera un protocolo que le habían enseñado en sus clases de la realeza- Aunque, ¿cómo os habéis enterado?


-Bueno la verdad, es que cuando hablaste con Nyon para dejar el puesto de modelo, esta se me lo contó a mí mientras charlábamos y yo se lo dije al resto de la empresa de Amazon Lily. Los demás, se lo contaron a los modelos de Crimin, estos a su jefa Shyarly, y como son tan amigas, Shyarly se lo dijo a Hancock. Y esa es toda la historia- narraba Miss Merry Christmas quien era conocida por ser un tanto cotilla.


-En que mal momento se me ocurrió decirte algo, vieja amiga- contestó moviendo la cabeza la madre de Hancock, la señora Nyon.


-Bueno, ahora eso no importa, jajaja. Solo quiero deciros algo de despedida. De corazón, estoy muy agradecido por cómo me habéis tratado, lo bien que me habéis acogido y me habéis cuidado. Y también muchas gracias por rescatarme. Siento que os doy la espalda abandonándoos aquí después de todo lo que habéis hecho por mí. Pero, no me marcharía se realmente fuera muy importante, y por favor espero que lo entendáis-agradecía Luffy casi con lágrimas de emoción en sus ojos por cómo le habían tratado en ambas marcas- Aquí en Nueva York, dejo una familia que la llevaré en mi corazón todo el tiempo.


-Luffy…- contestaron todos al unísono, agradecidos por las palabras que habían recibido, y alguna que otra lagrimilla cayó de sus ojos.


El ambiente estaba repleto de emociones, de sentimientos desbordados, de agradecimientos y de lágrimas de tristeza por la partida y de felicidad por la amistad que estaba proliferando. Sin embargo, ese ambiente estaba a punto de volverse más tenso.


-No lo acepto. ¡Luffy es mío, me pertenece y jamás dejaré que se marche!- gritó la emperatriz de Amazon Lily con el temperamento por el cual era conocida- Debes permanecer a mi lado para ser mi marido.


La tremenda confesión repentina de la jefa de Amazon Lily dejó a todos los trabajadores perplejos, sobre todo al joven príncipe que ahora sí que no sabía cómo afrontar aquella situación. Como decirle que no a una persona que ha hecho tanto por ti y que además es tu amiga.


-Hija mía, no debes ser tan caprichosa, deja que el muchacho parte y viva su destino. Tú no debes retenerlo- intentaba tranquilizar la madre a su hija aunque casi sin  ningún logro.


-Hancock, ya hemos estado hablado mucho tiempo de esto, y pensaba que estabas preparadas para dejarlo marchar. Sé que va a ser duro, yo mismo lo estoy sufriendo en mis propias carnes, pero aun así debes aceptarlo. Por su bien y por el tuyo- intervino la mejor amiga de Hancock, la señora Shyarly quien parecía tener un dejavú con esta conversación pero con lo roles cambiados, y estando ella en el papel de Hancock.


-No puedo, Shyarly. Es muy duro ver partir a quien consideras como tu amor- confesaba Hancock en los brazos de su amiga que la consolaba, mientras Luffy se limitaba a observar sin intervenir- ¿Por qué nunca encontraré a alguien que me haga feliz? ¿Por qué mi destino es el de estar sola? Con todo lo que yo he hecho por el resto de personas y porqué siempre me pasan las desgracias.


Estas palabras dieron de lleno en el corazón del joven príncipe, quien decidió actuar. Lentamente se acercó hacia su jefa, y cuando ambos estuvieron cara a cara, y para sorpresa de todos, Luffy besó a Hancock. Durante unos segundos, todos permanecieron en silencio, callados observando aquella escena.  Luffy rompió aquel silencio.


-Hancock, me permite preguntarle algo. Y antes que nada, siento el atrevimiento- dijo Luffy tras separarse de la mujer.


La emperatriz solo podía asentir con la cabeza, ya que el resto de su cuerpo estaba aún temblando por el repentino beso que había recibido.


-¿Ha sentido algo usted cuando yo le he dado ese beso?- preguntó Luffy un poco de forma entrometida y sin miramientos, pero con el fin de convencer a aquella mujer, sobre todo para su bien.


-Bueno… yo… he sentido como… como un pequeño cosquilleo- dijo como pudo Hancock mientras se recomponía de aquel suceso.


-¿No ha sentido como si todo su cuerpo se desplomará de una vez? ¿Cómo si quedará completamente liberada? ¿Cómo si una inmensa felicidad recorriera todo su interior?-volvía a interrogar Luffy intentando llegar a una conclusión.


-A tanto… a tanto no. Yo… yo es que soy una mujer que difícilmente se doblega ante un hombre- contestaba enorgullecida Hancock intentando no ser inferior a aquel muchacho- Pero aun así, creo que tú debes ser mi marido.


-Lo siento mucho si la ofendo, pero usted no está enamorada de mí completamente. Solo es un capricho, solo es gustar, no amar. De lo contrario, habría notado todas aquellas sensaciones que le he explicado- intentaba decir Luffy de la forma que menos hiriera los sentimientos de la mujer- Yo… yo sé que una persona cuando está enamorada, siente esas cosas. Yo estoy con alguien, y cuando me encuentro con esa persona siento que mi mundo se hace un poquito más feliz. Creo que no debe darse por vencida y que algún día, tarde o temprano, encontrará a la persona con la que este destinada a pasar el resto de su vida. Estoy convencido, y mientras tiene a toda esta gran familia que la poya y le dará valor, y seguro que cuando ocurra aquel día, le dará consejo para que elija al ahombre adecuado.


-Luffy… lo siento… siento haberme entrometido en tu vida, creo que un hombre tan joven como tú me acaba de dar una gran lección de vida que debo aplicar- por fin Hancock se había dado cuenta de sus verdaderos sentimientos, sentimientos que no llegaban a proliferar por completo. Se sentía apenada por toda aquella situación- Luffy debo seguir tu consejo, y esperare al hombre adecuado… y aunque me cueste decirlo, espero que seas feliz con aquella persona que has elegido.


-Gracias, Hancock…- contestaba agradecido Luffy y contento al ver que su amiga había entendido toda aquella situación, y que ahora iba a luchar por encontrar el verdadero amor.


Por detrás, la madre y la amiga de la emperatriz se encontraban emocionadas al ver cómo había comenzado a madurar esta. Incluso unas pequeñas lágrimas de emoción caían sobre sus rostros.


-Que orgullosa estoy de mi hija, y de la persona en que se ha convertido- decía enorgullecida la madre al escuchar lo bien que había reaccionado su hija ante tal rechazo.


-Y que lo digas Nyon. De lo que era y en lo que se ha convertido. Me alegro mucho por ella- Ahora seguro que lleva a buen puerto el futuro de la marca- respondía llorosa Madam Shyarly quien conocía bien a Hancock desde pequeña.


-¡Vosotras dos callaros ya!- gritó la emperatriz cara a sus dos conocidas- Más vale que esta noche me acompañéis a por una copa.


-Esa es nuestra emperatriz, jajajaja- contestaron madre y amiga a la vez, al ver como volvía el carácter típico de esta.


La sala se llenó de un fuerte sonido de risas y carcajadas entre los presentes. Modelos y trabajadores mostraban caras alegres como muestra de que aquella iba a ser una etapa nueva, donde no habrá oscuridad. Entre todos los allí presentes, dos modelos comenzaron una conversación que casi llegó a disputa.


-Oye, Alvida, ¿y para cuándo la boda?- preguntaba con un tono de cizaña la joven modelo Laki, a su compañera de pasarela.


-Y ¿para cuándo la tuya?- respondía Alvida intentando intimidar a la otra- Todos sabemos que lleváis mucho tiempo juntos, ya va siendo hora. O ¿es qué Wiper no quiere?


-Eso a ti no te importa, metete en tus asuntos- contestaba enfadada la joven Laki, quien buscaba apoyo en la mirada de Wiper, pero no lo encontraba por la sala.


-Alvida, creo que te estás pasando- intervino Keimi en la conversación para que aquella disputa no fuera a más- Tú eres amiga de Laki, no deberías tratarla así.


-Deja que haga lo que mejor se hacer y no intervengas, entendido- respondió Alvida casi al oído de la joven, en un tono misterioso que dejó muy confusa a la joven Keimi- Por cierto Keimi, espero que tu padre le esté dando su merecido a esos cabrones traidores.


-No hace falta pasarse, la justicia ya hará lo que deba hacer. Por ahora, se encuentra en prisión con una gran cantidad de oficiales vigilando- contestaba Keimi con un tono nervioso y dándole vueltas a lo que le había dicho su compañera- Debemos esperar al juicio, pero seguro pasarán el resto de sus vidas entre rejas.


-Eso espero- respondía entre preocupada pero aliviada Alvida.


-Alvida, no te olvides de mí. Te haré tragar tus palabras de antes- aparecía en la conversación Laki mucho más cabreada de lo que estaba- Te dejaré tan horrible que tu novio no querrá ni mirarte a la car nunca más.


-Mira chica, será mejor que te tranquilices y que mires detrás de tique te esperas tu sorpresa. Yo solo cumplía con mi trabajo- intentó responder Alvida sin que se le subieran los humos ya que en realidad sabía que antes se había excedido en sus palabras, pero al menos la distrajo un rato, como le había pedido.


-Sorpresa, ja, las narices, seguro que es alguien más para molestarme, pero se va a llevar su merecido- contestaba Laki mientras se giraba y preparaba su puño.


El puño de esta estuvo a punto de dar en el blanco, pero por suerte se detuvo a tiempo. Lo que vio, en definitiva, era una sorpresa que no se esperaba.


-Laki, mi amor, ¿quieres casarte conmigo?- preguntaba algo tembloroso y tímido Wiper, quien se encontraba arrodillado en el suelo con una caja abierta en las manos, y en su interior un hermoso y sencillo anillo que relucía.


La sala se quedó muda a la espera de la gran respuesta de la chica. Todos estaban expectantes, mirando a la pareja que se encontraba en uno de los momentos más importantes de sus vidas.


-Sí…, claro que sí- respondía Laki entre lágrimas de emoción causadas por la situación.


Los aplausos y los gritos de euforia y felicidad se escucharon por toda la estancia, diría que casi por todo el edificio de oficinas. Mientras, Laki se lanzaba a los brazos de su recién prometido dándole un gran  beso repleto de amor y colocándose el anillo en su dedo para culminar la pedida de mano.


-¡Qué vivan los futuros novios!- gritó Alvida para celebrar el enlace de sus compañeros.


-¡¡¡Viva!!!- contestaron todos los presentes al unísono.


Laki se giró cara a su compañera Alvida, agradeciéndole lo que había hecho y pidiéndole con la mirada disculpas por su comportamiento de antes, ya que había entendido perfectamente la situación, y el papel de distracción que Alvida había llevado a cabo. Su compañera sonrió, aceptando las disculpas y pidiendo ella también perdón por sus duras palabras. Era un gran ambiente de felicidad.


-Jajaja, parece que el amor está en el aire. Seguro que encuentras pronto pareja, vieja amiga- decía Shyarly quien se mostraba alegre por la felicidad de sus empleados, o más bien, amigos.


-Tú cállate que seguramente seas la siguiente en casarte, jajaja- respondía con cierto tono de güisque pero desde el aprecio la emperatriz Boa Hancock.


-Seguro que todo esto le hubiese alegrado a nuestra Paula, chicas- decía Miss Valentine quien estaba emocionada por todo el amor que había en aquella sala.


-No te preocupes por ello, seguro que nos observa desde el cielo y que se encuentra muy feliz de que nuestras vidas y las de nuestros amigos prosperen- contestaba Miss Goldenweek quien parecía que había superado más su muerte, con el apoyo de sus dos grandes amigas y el resto de compañeros.


-Estoy de acuerdo, pequeña- respondía con mirada feliz y de añoranza la señora Miss Merry Christmas. Aunque de  repente se acordó de algo importante que debían hacer en esa reunión- Por cierto, señora Hancock, señora Shyarly, ¿no deberían darle eso ya al joven Luffy?


-Sí, por supuesto, ya va siendo hora. Gracias por recordárnoslo, señora- contestaba muy educadamente la joven Madam Shyarly a una de las trabajadoras.


-Señorita- replica Miss Merry Christmas quien no aceptaba mucho el paso de su edad pero le da aquello para el joven- Tome.


-Claro, claro, como usted diga, señorita y gracias- le cede la razón Shyarly para no discutir con aquella persona y recoge el paquete- Hancock ¿me acompañas al centro para dar el anuncio?


-Sí, y así se quita toda la agitación que se ha creado antes- respondía un poco asqueada Hancock ya que no le gustaba que alguien se hubiese comprometido cuando ella había sido rechazada.


Las dos jóvenes dueñas de Amazon Lily y Crimin se acercaron al centro de la sala, a un lugar donde todos los presentes las vieran y las escucharan atentamente. En una especie de tarima pequeña, ambas se subieron. Además, Shyarly portaba en sus manos el paquete cubierto que la señora le había entregado anteriormente. Parecía que algo importante iban a comunicar aquellas dos jefas de las dos marcas de moda más fuertes en el mercado neoyorquino.


-Si nos permiten un poco de su atención, la emperatriz Boa Hancock, dueña de Amazon Lily, y yo, Madam Shyarly de Crimin, necesitamos comunicarles algo importante- por primera vez en toda la reunión aquellas dos jefas mostraban su lado más serio, cosa que fue captada por el ambiente y pronto se formó silencio absoluto- Cuando quieras, Hancock.


-Gracias Shyarly. El motivo de esta reunión entre ambas marcas no solo ha girado en torno a la despedida del joven modelo Luffy, sino también debíamos informar, Shyarly y yo de un asunto de extrema relevancia- Hancock siguió con el tono de seriedad, y un poco de dolor se le escapó al hablar de su querido amor no correspondido- Pero antes que nada, felicitar a la feliz pareja que pronto se unirá en matrimonio. Eso es algo que siempre nos alegra a todos.


-Sí, seguro que a unos más que a otros- Shyarly no pudo evitar hacer cierta puyita a su vieja amiga, quien la miró tenebrosamente, como si estuviera a punto de ser asesinada ahí en medio.


-Cállate, Shyarly- se le escapó a la emperatriz aunque en un tono bajo pero de furia-Continuemos. Como todos sabéis y habéis sufrido, hace poco ambas marcas han sido traicionadas y dañadas de gravedad por una organización criminal, la cual con el esfuerzo de todos, conseguimos vencer y enviarlos entre rejas.


-Es cierto que lo hicimos, pero el dolor, el sufrimiento causado y el desprestigio a las marcas sigue vigente y ha estado provocando una decaída de las ganancias económicas en gran medida. No solo hemos tenido que cerrar varios días ambas oficinas, sino que el número de la plantilla ha quedado reducido, tanto por los traicionados como por las personas que huyeron cuando el barco se estaba hundiendo. Y, aunque nos cueste admitir, actualmente, ambas empresas….- Shyarly tuvo que hacer un parada, coger aire y armarse de valor para continuar- En la actualidad, ambas empresas son insostenibles.


-Como bien ha dicho Shyarly, las dos marcas, tanto la una como la otra, no pueden continuar abiertas debido a que la deuda tanto moral como económica es superior a lo que las empresas puedan solventar. Y, esto es un problema que nos afecta a todos los que conformamos y trabajamos en ambas marcas- a Hancock también le costaba dar este anuncio que tanto iba a dañar a sus trabajadores- Así que sintiéndolo mucho, tanto yo como Shyarly debemos renunciar a Amazon Lily y a Crimin.


Los murmullos, las lágrimas y el dolor estaban latente en todas las personas que se encontraban escuchando aquel discurso. Por su mente, pasaban maravillosos recuerdos vividos en aquel lugar, los compañeros que habían tenido y la unión familiar que habían llegado a formar. Entre todos, el joven Luffy era uno de los más afligidos ya que en cierto modo se sentía culpable de esta catástrofe.


-Por tanto, el cierre de ambas empresas, y aunque nos duela desde el fondo de nuestro corazón, es inminente. Sin embargo, no penséis que aquí se acaba todo. Como ya sabéis, hace tiempo que Hancock y yo nos conocemos, y ambas llegamos a desear entrar al mundo de la moda y llegar a lo más alto. Pero, hace tiempo hicimos una promesa que hasta el día de hoy no se ha llegado a cumplir- se ponía un poco más alegre y esperanzada la joven Madam Shyarly, mientras los presentes miraban expectantes- Esa promesa jamás se hubiese llegado a cumplir sino fuera por la aparición de una persona, y ese eres tú, joven Luffy.


Luffy se quedó completamente sorprendido tras escuchar estas palabras. Esto sí que no se lo esperaba. ¿Qué tenía que ver él con aquella promesa entre aquellas dos mujeres? El joven príncipe inglés estaba muy confuso, igual que el resto de personas de la sala, y necesitaba con urgencia una explicación.


-Luffy, tú has sido la persona que desde que llegaste a nuestras vidas, has provocado un cambio a mejor en todos nosotros. Nos has dado valor para luchar y afrontar nuestros grandes desafíos, nos has mostrado el camino de la amistad y de la unión que parecía que lo teníamos perdido. Y sobre todo, has provocado que la rivalidad que desde hace años existía entre ambas marcas, se convierten en unión y fuerza con un único objetivo, es decir, tú. Estoy segura de que todos los aquí presentes opinan lo mismo- Hancock comenzaba a emocionarse por las palabras que le estaba dedicando al joven- Tú has sido el pilar que ha rota barreras y nos has unido de nuevo como una familia. Por favor, sube aquí con nosotras para recibir el reconocimiento que te mereces.


-Pero…- Luffy no lo podía entender, se sentía muy confuso y dudoso.


-No seas tonto Luffy, sube- le daba ánimos la joven Keimi.


-Venga, sube, que te lo mereces- decía ahora la chica Alvida para expresarle gratitud y aceptación por todo lo que había hecho.


-No podría estar más orgullosa de ti, mi pequeño- intervenía también en los halagos la madre de Hancock, Nyon.


Luffy se sintió muy arropado por todas aquellas palabras que había recibido de sus compañeros y amigos. Finalmente, decidió subir.


-Gracias, Luffy, por todo lo que nos has dado y ayudado- decía Hancock cuando el muchacho ya se había subido con ellas a la tarima y se encontraba frente a ellas, con la mirada de todos los presentes posada en él y esperando.


-Joven Luffy, acepta este obsequio diseñado por nosotras mismas y creado por las mejores modistas de la firma, Miss Merry Christmas y Nyon, como pilar que nos une a todos en la aventura de un nuevo camino, de una nueva familia- dijo Shyarly a punto de darle el regalo al joven.


                                                        


Esta destapó el regalo y dentro se encontraba un precioso sobrero de paja, con una franja roja que lo rodeaba y que pegaba mucho con la actitud un tanto infantil pero apasionada del joven Luffy. Mientras Shyarly decía estas palabras, Hancock se aproximó y con mucho cuidado le colocó el sombrero al joven, quedándole a la perfección.


-Por favor, acepta este regalo como el primer diseño que nos va a devolver al nivel en el que estábamos y que nos va a unir finalmente en una sola marca, en una sola familia, bajo el nombre de Straw Hat- dijo orgullosa Shyarly el nombre de la nueva marca- Straw Hat, la futura marca de moda número uno de Nueva York y del resto de país.


Entre aplausos, alegrías y felicidad por el gran anuncio de la nueva marca, los trabadores de está celebraban con gran ánimo este nuevo desafío. Sobretodo Luffy quien estaba muy contento y súper agradecido de que en tan poco tiempo haya contribuido tanto para unir esa gran familia. Además, le hubiese gustado tener más tiempo para haber trabajado en la nueva marca Straw Hat.


-Gracias… gracias a todos- Luffy simplemente sonreía de felicidad.


Y lo que en un  principio todo aquello iba a ser duro para él, su despedida, se convirtió en una gran fiesta de celebración y risas entre todos los amigos. Sin embargo, no todo iba a ser felicidad, ya que en aquella celebración faltaban dos personas muy importantes para ambas marcas.


Una chica de cabellos rosados esperaba sentada al lado de la cama de hospital mientras observaba triste a su amigo postrado esta y malherido. Ya había entrado la tarde de aquel día, pero lo único que iluminaba aquel atardecer era dolor y tristeza en aquella habitación. Como cada día, aquella chica se quedaba desde temprano en la mañana hasta bien entrada la noche, e incluso algunas noches también. Se quedaba junto a su mejor amigo en uno de los momentos en que más lo necesitaba. Ese amigo no era otra persona más que Eustass Kid, modelo de moda y que había sido herido de gravedad en el rescate en la torre del Empire State contra la banda de Doflamingo. Bonney, la amiga, deseaba con fuerzas que aquellos desgraciados sufrieran por todo el daño que le habían causado a aquel pelirrojo.


Kid se encontraba descansando en la cama, dormido plácidamente aunque con algunos resentimientos de dolor, sobre todo en la herida. Llevaba más de un mes en cama, donde al principio sus posibilidades de supervivencia eran bien pocas. Gracias a los duros esfuerzos de los doctores del Hospital Sakura, consiguieron salvarle, pero el joven tuvo que pagar un gran precio.


-Kid, joder, recupérate de una vez y sigue viviendo tu alegre vida- intentaba animar la joven Bonney con su carácter brusco por el cual era conocida. Sin embargo, no había respuesta de este. Kid se encontraba agotada y profundamente dormido- Ostia Kid, debes reaccionar de una vez. Debes luchar. ¿Dónde quedó el hombre fortachón, rudo y bravucón que conocí hace tiempo? ¿Cuándo dejó de  avanzar en su vida?


Bonney estaba a punto de derrumbarse entre lágrimas y sollozos, pero siguió intentando animar al joven pelirrojo a pesar de que sus esfuerzos eran en vano.


-Joder, Kid, despierta de una maldita. Sí no lo haces por mí, hazlo por la persona que amas y por la que has luchado tanto y te has sacrificado enormemente- las gotas que caían por el rostro triste de la modelo, fueron arrojándose hacia el cuerpo del chico que estaba tumbado, empapando las sábanas- Por favor, Kid, vive. Por favor…muéstrame una vez más esa sonrisa cálida y arrasadora de la cual me enamoré tan perdidamente.


A la joven modelo Jewelry Bonney no le importaba sincerarse en ese momento, si de alguna forma conseguía despertar al muchacho. Fue algo extraño, pero aquellas palabras de una forma u otra, consiguieron despertar al joven Kid, aunque no con el efecto que Bonney buscaba.


-¡Bonney, no hace faltas que te pongas así, que solo estaba durmiendo un rato!- le renegaba Kid tras abrir los ojos- Con el sueño tan bonito que estaba teniendo con Law.


-Es que solo piensas en follar, vete a la mierda Kid. Me paso todo un mes, todos los días cuidándote y en ningún momento me has dado una muestra de agradecimiento por tu parte. Y sin embargo, te la pasas hablando de tu querido Law. Ya veo que no has perdido las ganas de vivir, pero si el rumbo en tu vida. Entérate de una vez, Law nunca será tuyo, en cambio…yo…- la joven pelirosa fue incapaz de acabar aquellas duras palabras.


-Bonney- Kid puso una su mano derecha sobre el rostro de la chica, acariciándole las mejillas y secándole las lágrimas que aún se mostraban reflejadas en sus ojos- Tú sabes que no necesitas que yo te diga nada. Tú eres una de las personas más importantes de mi vida, y jamás podré agradecerte todo lo que estás haciendo por mí. Me siento muy culpable por no corresponder tus sentimientos, y lo siento mucho. Pero estoy seguro que algún día encontrará al hombre que sea capaz de aguantar tus fuertes gritos y tus terribles modales, jajaja.


-¡Kid!- gritó Bonney regañando al hombre, aunque pronto se le pasó al ver de nuevo esa sonrisa que tanto añoraba reflejada en el rostro del muchacho-Pero, ¿ahora qué vas a hacer? Muy posiblemente no serás capaz de desfilar nunca más, no serás capaz de cumplir tu sueño.


Las lágrimas se volvieron a posar en el rostro de la chica, pero nuevamente fue consolada por el chico y sus palabras de ánimo.


-¿Esto?- dijo Kid señalando hacia su no brazo izquierdo, el cuál había sido gravemente herido y que los doctores fueron incapaces de salvar- Por esto no te preocupes, ya me acostumbraré. Tampoco es que haya acabado mi vida, y quien sabe si puedo o no desfilar, con las jefas que tenemos seguro que todo es posible. Además, la doctora vieja esa me prometió un brazo de metal y seguro que esa persona con lo tozuda que es, lo consigue y todo, jajaja. Y… estoy muy orgulloso de esta herida, demuestra el valor de mis sentimientos y no me importa sacrificar un brazo por la persona que amo.


-Kid, ¿nunca cambiarás?- preguntaba preocupada la joven Bonney.


-Nunca, jajaja- contestó con una sonrisa el joven modelo de cabellos de color rojo.


-Esta es la persona de la que me enamoré…- confesó de nuevo Bonney mientras Kid continuaba riéndose.


-Por supuesto, es que soy irresistible-  respondió Kid con cierta malicia en sus palabras pero riéndose a carcajadas como un niño pequeño.


Bonney le pegó una colleja en su cuello, pero continuó feliz y alegre por ver como se recuperaba su gran amigo. Por fin veía que a pesar de todo el dolor que había tenido que aguantar Kid, seguía siendo el de siempre  y además se encontraba con más ganas de comerse el mundo.


El joven Law, como cada día, se encontraba aún en la jornada laboral. Entre consultas a algunos pacientes externos y atender a las necesidades de los internos, prácticamente llegaba agotado a casa. Pero no le importaba, en verdad estaba realizando el trabajo que tanto le apasionaba y disfrutaba tanto como podía, sobre todo ahora que le quedaban escasos días para marcharse de aquel lugar.


Hacer un par de semanas que ya había presentado su renuncia como doctor del Hospital Sakura ante el consejo médico, es decir, básicamente la doctora Kureha y el doctor Hiruluk. Ambos la habían aceptado a regañadientes, ya que ninguno aceptaba que Law echará a perder tanto esfuerzo que loe había dedicado a la medicina durante estos meses, todo ese gran talento, que aunque les costaba reconocer, lo tenían muy en mente.


Pasaron las horas, y por fin, ya casi cuando estaba a punto de anochecer, acabó su trabajo. Estaba cambiándose en el cuarto de médicos cuando ambos doctores se le acercaron muy de repente.


-Doctor Trafalgar Law, debemos hablar con usted muy seriamente- dijo el doctor Hiruluk nada más acercarse a él.


-¿De verdad creía que iba a marcharse sin complicaciones y tan de rositas? Si asó lo pensaba, es usted un iluso- amenazó la doctora Kureha al joven quien se encontraba anonadado por aquella situación tan absurda- En primer lugar, deberá pagar los gastos por los meses de enseñanza recibidos en el Hospital.


-Además, deberá abonar una indemnización al hospital por abandono repentino, así como pagar una multa por insultos y dotes de superioridad hacia sus superiores- empezaba a nombrar el viejo doctor alguna de las cosas que Law debía hacer- Además, deberá atender un mínimo de cien mil pacientes antes de la fecha de su partida y limpiar de arriba abajo todas las instalaciones del hospital.


-Y además debe decirle un piropo a la doctora Kureha, es decir, a mí- añadió la doctora a la lista de obligaciones que había nombrado el doctor.


-Pero… pero ustedes están locos, en serio, se les ha ido la olla completamente- contestaba Law escandalizado por aquellas absurdas peticiones que le estaban haciendo aquellos dos doctores.


-Y por último, debe pedir perdón a estos dos viejos doctores por animar sus vidas cuando estaban tan apagadas, y por darle vida de nuevo al Hospital Sakura- decía la doctora Kureha aún vestida con sus gotas, y con sus gafas las cuales comenzaban a empañarse de agua.


-Doctora Kureha…- Law no sabía si había escuchado correctamente, aquellos dos doctores cascarrabias le estaban agradeciendo, eso sí que no se lo esperaba- Doctora Kureha, ¿está usted llorando?


-No, idiota- la señora le pega una ostia al joven médico- Es que me ha entrado una mota al ojo.


-Kureha, creo que debes buscarte una excusa mejor- contestó el doctor Hiruluk quien había comenzado a reírse por la reacción de la doctora- Me temo, joven Law que has llegado a los duros corazones de estos dos viejos doctores.


-Señor Hiruluk, señora Kureha… Jamás podré agradeceros la oportunidad que me habéis brindado ensañándome aquí, junto a ustedes. De verdad, se lo agradezco de todo corazón- Law se sentía como si estuviera punto de derramar alguna lágrima, todo aquello le producía fuertes sensaciones de tristeza y felicidad.


-Escúchame muchachito, más le vale no desaprovechar ese gran talento que tiene con el bisturí, entendido- amenazó la doctora Kureha al joven como si fuera la última lección que esta le daba. Law solamente asintió orgulloso de los elogios que estaba recibiendo de aquellos magníficos doctores- Sabes, tenerte entre nosotros ha sido como volver a tener a nuestro hijo junto a nosotros, gracias.


-No ha sido para tanto, pero aun así muchas gracias por cuidarme y enseñarme- contestaba Law nuevamente agradecido aunque algo le dejó un poco confuso- Espera ¡¡¡¿Ustedes dos están juntos?!!!


-Sí, llevamos muchos años casados, a pesar de nuestras fuertes peleas, jajaja- responde medio riéndose el doctor Hiruluk- Pero no vaya a decírselo a nadie, tenemos una reputación que mantener.


-Usted es muy parecido a nuestro pequeño hijo, joven Law. Ambos son igual de trabajadores y curiosos, y eso es una de las cualidades más importantes para un buen médico. Hace unos años, nosotros dos vivíamos en un pequeño pueblo llamado Drum, al norte de Alaska. Allí, trabajábamos curando a todos los enfermos de la zona, pero un día, en las puertas de nuestra casa y tras una fuerte ventisca, nos encontramos con nuestro pequeño. Era un joven reno de pocos meses, al que bautizamos como Chopper. Lo criamos como nuestro hijo y nos ayudaba con las labores de transporte. Éramos una familia feliz, hasta que nos lo arrebataron- Kureha se detuvo para coger aire y seguir hablando-  Unos cazadores furtivos nos… nos arrebataron a nuestro Chopper de nuestras manos.


La doctora Kureha no pudo seguir hablando ya que las lágrimas le podían. Rápidamente fue consolada por el doctor Hiruluk, quien se acercó y la abrazó fuertemente. Después, este continuó con la historia.


-Al poco tiempo, nos llegaron noticias de que esos cazadores estaban especializados en capturar animales para laboratorios de experimentos, y cuando fuimos capaces de  reunir más información, la gravedad de esta nos impidió seguir avanzando. Esos cazadores trabajaban para el gobierno de la Alianza, la cual ha provocado esta terrible guerra. Lo único que pudimos hacer es llorar su perdida y llevarlo en nuestro corazón. Perdimos a nuestro hijo y no teníamos nada más que nos atara a nuestro hogar así que decidimos viajar a la capital neoyorquina y fundamos el Hospital Sakura en su honor, ya que se pasaba el rato admirando un pequeño árbol sakura que crecía en  nuestro jardín- terminó Hiruluk de contar la historia, entre mucho dolor y frustración por la impotencia de no haber podido hacer nada- No lo podemos comparar, pero desde que llegaste a nuestras vidas hemos sentido que cuidábamos a alguien igual que con Chopper, y eso nos ponía felices. Gracias Law, esperamos tanto la doctora Kureha como yo, que seas feliz haya donde vayas y que jamás abandones tu sueño de ser un gran médico.


-Gracias, de verdad, por contarme esta historia y darme ánimo, por enseñarme y cuidarme, por mostrarme un futuro con el que soñar. Gracias por que en tan poco tiempo me habéis cuidado como si fuera vuestro hijo, y ahora os lo agradezco de todo corazón, no os podéis imaginar hasta donde llega mi gratitud- contestaba Law quien se sintió apenado tras escuchar aquella triste historia pero muy agradecido de que hayan tenido en valor para contarla y para mostrarle el buen camino- Y espero que aunque sea difícil, jamás perdáis la esperanza. La vida me ha enseñado que en temas difíciles es mejor esperar y tener paciencia que tarde o temprano las cosas se arreglaran,  de un modo u otro.


-Gracias joven, siempre tendremos una pequeña esperanza. Cuídate Law- contestaba Hiruluk a quien comenzaban a asomarse unas pequeñas lágrimas en sus ojos.


-Ahora si me disculpan, debo ver a alguien antes de marcharme. Buenas noches y gracias por todo lo que me habéis dado- decía Law mientras comenzó a marcharse de aquella sala.


-¡Y que no se te olvide venir a trabajar hasta el día que te marches, jovenzuelo!- gritaba Kureha mientras veía como su joven aprendiz tan querido comenzaba a echar raíces, y en voz baja dijo- Y gracias a ti por traernos de nuevo felicidad y esperanza.


Unos minutos más tarde de aquella conversación, Law se encontraba a punto de llegar a una habitación del hospital. No era la primera vez que se pasaba por allí, pero hoy sentía que algo diferente iba a ocurrir. Ya había anochecido y solamente quedaban los médicos de guardia, los pacientes y los familiares que se quedaban acompañando a estos. En aquella habitación y como otras noches se encontraba la joven Bonney con su amigo.


-La jefa Hancock me dijo que iban a unificar ambas marcas en una sola. Eso es magnífico, así afrontaremos los problemas juntos. Creo que la nueva marca se llamará Straw Hat en honor al joven Luffy- decía Bonney un tanto ilusionada aunque no había caído en algo.


-Siempre tiene que estar ese mocoso en medio. Yo no soy así,  tan malvado pero ojalá se apartara de en medio y me dejará conquistar a Law- refunfuñaba el joven Kid quien estaba tumbado en la cama esperando la hora de cenar- Además, piensa que cuantos más modelos seamos en la empresa más competiremos entre nosotros para ser el mejor y me parece que eso a ti no te gusta.


-Mierda- Bonney iba a hablar más pero fue interrumpida.


De repente, alguien tocó a la puerta de fuera y entró.


-¿Se puede?- preguntaba el joven muchacho de cabellos oscuros pero cuando se dio cuenta que Kid estaba despierto y conversando con su amiga quería retirarse de aquel lugar- Lo siento, no quería interrumpir, mejor me marchó y vengo en otro momento.


-¡No! Espera… para una vez que vienes a verme- contestó algo dolido el joven enfermo.


-Venga díselo, o se lo diré yo, joven Law- decía Bonney mostrando un poco una cara de malicia pero cuando vio que Law se negaba, está estalló y lo soltó- Para tu información, mi querido Kid, el joven Law ha venido a verte casi todos los días pero jamás cuando estabas despierto. Se ve que no tenía el valor suficiente para afrontar la realidad.


-Bueno, sí… Law decía entrecortadamente ante el atónito Kid.


-La verdad salió a la luz. Será mejor que me marche por un rato y regrese cuando halláis aclarado las cosas de una vez- dijo Bonney mientras salía por la puerta con una voz triunfante por haber descolocado a su rival.


Durante unos segundos, ambos hombres permanecieron callados, esperando a que el otro hablará y tomará la iniciativa.


-Law, ¿por qué? ¿Por qué no he recibido ninguna visita tuya mientras estaba despierto? No lo entiendo. Me hubiese alegrado verte, y… me hubiese animado para la recuperación-volvía a decir bastante entristecido el joven de rojos cabellos.


-No era mi intención herirte aún más, pero… pero era incapaz de ver todo el dolor que te he causado por mi culpa- contestaba Law muy arrepentido desde una de las esquinas de la sala, escondiéndose un poco de Kid para no mostrar aquellos sentimientos- Es mi culpa que tú te encuentres en este estado. Yo… yo debería estar ahí y no tú.


-Acércate Law, y… no te preocupes que no te voy a hacer nada- dijo muy seriamente el joven Kid postrado en su cama, tal era la seriedad que el joven de cabellos oscuros se acercó sin rechistar- Observa mi herida. Desde ahora va a ser el orgullo para mi vida. Si tú estuvieses aquí yo me hubiese muerto de dolor y de culpabilidad.


-Kid…- contestaba Law quien aún no estaba muy convencido- Pero… por todo lo que has hecho por mí, y por Luffy y que hayas tenido que perder tu brazo y tus sueños. Eso nunca me lo voy a perdonar. Y… además… aun y todo soy incapaz de corresponder a tus sentimientos. Si fuera otra persona, si no estuviera enamorado de Luffy, si no fuera un ser humano tan horrible como soy te tendría en cuenta. Soy lo peor, y deberías odiarme no quererme.


Law definitivamente había expuesto todo su dolor y sufrimiento, todo aquello que le comía la cabeza. Tumbó su rostro sobre el torso de Kid, el cual comenzó a llenarse de lágrimas que caían de sus ojos. Sin embargo, el de cabellos pelirrojos le cogió por la cara, le giró el cuello para que le mirará directamente a sus ojos y comenzó a hablar.


-Escucha Law, no eres horrible, eres bello, gentil y adorable. Eres la persona que amó y, desgraciadamente para mí y para suerte del joven Luffy, eres la persona que amaré el resto de mi vida, seguro. Que haya perdido el brazo es algo superficial, yo sigo viviendo y con muchas energías cara el futuro, por eso no te preocupes. Además, tú no has roto mis sueños, aún siguen ahí y seguramente pueda continuar- se confesaba Kid ante el joven Law quien aún se mostraba afligido-Y tú has contribuido a añadir una nueva mete, o un nuevo sueño, lograr que seas feliz el resto de tu vida. Y así yo también seré feliz. Y me da igual que hayas escogido quedarte con el joven Luffy y no conmigo, pero espero que jamás pierdas esa felicidad que tanto me ha costado darte.


-Kid, gracias, gracias por darme esa felicidad- por fin parecía que Law comenzaba a superar aquel dolor y culpa.


Cuando Kid parecía que al acabar su discurso iba a dar un beso en la boca  al joven Law, este se limitó a un cálido en la mejilla, como señal de amistad.


-Por ahora, seamos amigos- contestaba Kid con una idea que del todo no le hacía gracia pero que al menos le permitía permanecer a su lado- Además, he encontrado un nuevo juguete con el que entretenerme.


Justo en ese momento entró por la puerta un apuesto enfermero recién llegado al hospital y que portaba la cena del paciente. Un joven de rubios cabellos y bastante largos que ya había llamado la atención de muchos, incluso de la del pelirrojo. Se trataba del joven Killer, a quien Law recientemente había conocido.


-Jajaja, ya veo. Con que Killer. Pues como te veo bastante ocupado yo me voy a marchar ya que mi amor me espera en casa. Además, digo marchar en el sentido literal ya que Luffy y yo regresamos a Europa- revelaba Law mientras que se marchaba.


-¡¡¡¡¿Cómo?!!!! No te dejaré que te marches, o no irás solo, te acompañaré Law- gritaba con gran intensidad el joven Kid desde su cama.


-Señor, será mejor que no se mueva mucho, y menos se puede marchar. Aún le queda una larga temporada de hospital- decía Killer interviniendo en la conversación mientras preparaba la cena al paciente.


-Bye Kid, espero que te mejores y…. gracias por todo- dijo Law con tono mucho más serio, de más agradecimiento, y finalmente dejó la habitación con un pelirrojo cabreado.


-¡¡¡¡LAW!!! Prometo ir a buscarte- gritaba Kid furioso cuando este ya se había marchado.


Pero toda aquella conversación sobre la felicidad había calado enormemente en la figura del joven siervo. Aquella noche se limitó a dormir abrazado de su amor, el joven Luffy, y agradeciendo constantemente que estuvieran juntos y a salvo. Además le preocupaba los acontecimientos próximos que estaban a punto de ocurrir en sus vidas.


10 de Noviembre de 1918, Nueva York, Estados Unidos.


Finalmente había llegado el gran día. El día de la partida, y el día que ponía rumbo de regreso al hogar. Ambos chicos ya estaban preparados. Habían dejado listas sus maletas y habían arreglado sus papeles para el viaje, con la vivienda que dejaban y con sus puestos de trabajo. Se habían despedido de sus amigos, con alguna que otra dura despedida y se encontraba por la tarde, a punto de anochecer, en frente del puerto.


Allí, Franky había dispuesto todo para su regreso, es decir había preparado el barco para que aguantará la travesía como antaño.


-Franky, ¿está todo listo?- preguntaba un tanto entusiasmado el joven Luffy por la aventura.


-Sí, Luffy, el barco está listo. Subir las cosas que zarparemos en seguida- respondía el capitán del barco que se encontraba ultimando detalles para su partida.


-Y ¿qué tal con la señora? ¿Cómo se lo ha llegado a tomar?- preguntaba algo cortado el joven Law a su viejo amigo, tras presenciar aquella terrible discusión en el bar.


-Bueno, a duras penas lo ha aceptado, pero esperara a mi regreso- decía más animada el chico de cabellos azulados claros- Subir los dos ya que zarpamos.


Una vez a bordo del barco.


-Decirle adiós por última vez a la ciudad de Nueva York. Quién sabe si lo que nos espera nos permitirá volver aquí, con la gente que amamos- contestaba Franky dolido solo de pensar en esa opción.


Ambos chicos, príncipe y  siervo se abrazaron fuertemente e  incluso un escondido beso llegaron a darse mientras observaban como Nueva York iba desapareciendo en la lejanía de la noche. Pero sin embargo, a diferencia de la otra vez que huyeron de sus hogares contemplando la devastación de la ciudad londinense, ahora veía un paisaje completamente distinto. Luffy y Law veían el amanecer de una cultura, de una población que había estado apartada de los asuntos del mundo. A una ciudad que se encontraba en plena fase de crecimiento, sobre todo con los rascacielos. Veían una evolución en la ciudad de Nueva York, pero sobre todo veían como se alejaban más y más de aquellas personas a las cuales habían llegado a considerar como buenos amigos.


Pero mientras, algo terrible había sucedido en los calabozos de la prisión de Nueva York. La celda perfectamente custodiada por policías y donde se encontraban los miembros restantes de la Donquixote Family, había quedado bañada en sangre. Pero una niña, una joven pequeña de cabellos verdosos pero con gran nivel de sadismo, estaba en medio de aquel lugar, escribiendo un telegrama gracias a la telegrafía Den Den Mushi.


Mi señor, le hago entrega de toda la información que me pidió sobre el joven muchacho llamado Luffy, y su verdadera identidad, el príncipe de Inglaterra. Espero que con esto se refuerce el poder de la Alianza y que todo por lo que hemos luchado, se convierta en un triunfo. Además, me he tomado la libertad de eliminar a los traidores. Por último, me despido de usted, general Akainu, y espero que a pesar de las derrotas, con esto, cambien las tornas a partir de ahora. Larga vida a la Alianza, y en me despido como su fiel sierva, en nombre también de mi hermana Monet, la cual luchó honradamente por su causa hasta su final.


Su fiel sierva, la espía de alto rango Sugar.


Sugar, la antigua aliada de la banda de Doflamingo, en realidad era una espía de la armada aliada quien recogía información para su general. Ahora había acabado su misión y ya no podía hacer más, debía ser su fin. Bajo sus pies se acumulaban los cadáveres de los antiguos miembros de la Donquixote Family que recientemente había asesinado a sangre fría y sin temblar. Sus manos estaban empañadas de sangre y portaban una pistola con la que había matado a sus compañeros y a los guardias de seguridad.


-Usted, general Akainu será el hombre que gobierne sobre todo el mundo- dijo Sugar en voz alta, mientras le venían recuerdos de su hermana Monet fallecida.


Solamente en esa noche vísperas de un cambio, se escuchó un ruido, un disparo, el último disparo. Sugar se había suicidado para acabar con cualquier sospecha y su cuerpo cayó sobre el resto de sus compañeros, poniendo fin a la Donquixote Family. Pero lo que nadie se imaginaba es que aquella noche marcaría un cambio en las vidas de todos los ciudadanos, no solo de los neoyorquinos, sino también del resto del mundo.


11 de Noviembre de 1918, Nueva York, Estados Unidos.


A la mañana siguiente, la ciudad amaneció conmocionada por dos grandes noticias que habían ocurrido.


-Extra, extra, las mejores noticias las trae el periódico The News Coo- gritaba el joven Merry que iba repartiendo el periódico por las calles, además de encargarse de ser cartero.


Dentro, en el periódico, se podían leer dos grandes titulares que aparecían en la portada de este.


Aparece asesinada en su confinamiento toda la banda de rufianes de la Familia Donquixote. Investigaciones apunta hacia una posible traición o a un suicidio colectivo para reunirse con su devoto líder en el más allá. Respetar también la memoria de los dos policías hallados muertos en aquella tragedia.


Hoy, 11 de Noviembre de 1918 es un gran día para todo el mundo. Todo gracias a la firma de un tratado de paz que ponía fin a largos años de lucha y devastación. Por fin, volvía la felicidad a los hogares europeos. La primera gran guerra mundial, había concluido.

Notas finales:

Bueno, que tal? que os aparecido? espero que me comenteis cosas, si os ha gustado y todo eso. Ya sabeis que me alegran mucho los comentarios.

Lo que tenía que decir y que es importante. Haber, yo al principio de empezar esta segunda parte dije que iba a intentar escribirla de forma  que no fuera necesario leer la primera ( aunque si la has leido verás que las cosas encajan mejor). Ahora, y como habreis podido observar, las cosas se van a complicar y la historia de la primera parte se va a retomar. Mi recomendación, que leais la primera parte para poder entender bien todo lo que viene ahora y sus personajes. Pero si no quereis, yo os he dejado una historia sobre Law y Luffy que espero que os haya gustado y que está bastante concluida( aunque aun faltan algunas cosas por arreglar) Os dejo a vuestra decisión, pero me gustaría que leyerais la rpimera parte y continueis con la segunda hasta el final, así me sentire´mucho más agradecido y será como haber caminado juntos en esta aventura ( que ñoño me acabao de poner, jajaja)

Bueno, nada más, nos leemos pronto, espero

TO BE CONTINUED =)

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).