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Príncipe y siervo. Amor idiota y leal por albert2822

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Notas del capitulo:

Hola a tod@s, aquí les traigo el capitulo 14 de la historia. Espero que les guste y que me envien muchos muchos reviews, porfa please.

Sobre el capitulo, hay escenas que parecen una tanto irrelevantes pero en realidad son muy importantes para los acontecimientos próximos, fijaros bien en los detalles y podreis descubrir pistas para cosas futuras.

Si habeis decusbierto, luego me lo podeis comentar y asi os digo si es verdad o no, (claro que sin desvelar nada )

 

Leer las notas finales que explico alguna cosa del capitulo Y REVELO ALGO IMPORTANTE DEL SIGUIENTE CAPITULO.

Escena Decimocuarta. Una viajera del futuro, una bruja y un muerto. Objetivo: Hallar al resto, si es que se acuerda


22 de Junio de 1918, Berlín, Alemania.


Las acciones del mundo estaban ocurrieron tal y como deseaba él. Un hombre grueso, de pelo oscuro rizado, de facciones estropeadas y añejadas por las peleas en las que había batallado, admiraba desde la ventana de su despacho con una copa de vino en la mano el imperio que había creado y como sucedían los acontecimientos que lo llevarían a la cima del poder absoluto. Cuando fantaseaba que llegará ese momento, una imagen se pasó por su cabeza. Una fotografía de unos individuos risueños que enfurecía considerablemente al hombre, pegando un puñetazo en su escritorio para desahogar su ira.


Un gran imperio que había escalada puestos en la cúspide mundial poco a poco, y con el esfuerzo de su general y todo su cuerpo militar. Una nación que tenía como base gubernamental y también ejercía el papel de cuartel, el Edificio del Reichstag. Una arquitectura de gran tamaño, y de gran interés político e incluso cultural. Recordaba a los antiguos edificios construidos por griegos y romanos, con sus altas columnas dóricas y sus pórticos con frisos representados batallas de la época. Pues del mismo estilo era esta gran construcción. Como ala central, un edifico que sobresalía por encima del resto y que en su totalidad era igual a un templo antiguo con esas características, pero con una cúpula acristalada pero donde entraban supuestamente los rayos del sol, pero no era el caso debido al reinado del maldad y oscuridad que estaba allí dentro. Por esa cúpula solamente se veían nubes negras como las que amenazan una gran tormenta que se aproxima. Por otra parte, a sus dos extremos, las alas este y oeste, se asemejaban más a las edificaciones de ese tiempo, de ladrillo y cemento, grandes ventanales enrejados y algún que otro dibujo de estilo barroco pero no tan exagerado. Pero lo que más destacaba del lugar no era el edificio central, sino su alrededor. La sede entera estaba fortificada como los viejos castillos medievales, pero sin su río lleno de cocodrilos. Una muralla que rodeaba todo el edificio, protegida por numerosos soldados y que en las tres puntas de la muralla, presentaban un elemento característico, una calavera por cada extremo. Parecía que el complejo entero simbolizaba a un cerbero, el perro de tres cabezas mitológico. Su sentido tenía, ya que las tres calaveras formaban el estandarte de la armada alemana capitaneada por el general Marshall D. Teach, verdadera reencarnación del mal en la tierra.


Ese mismo general estaba sentado en la silla de su despacho, mirando por la ventana y satisfaciendo su paladar con vino del bueno cuando un golpe en la puerta le sacó de sus fantasías.


-Adelante- contestó este con pocas ganas de encontrarse con nadie en ese momento.


La puerta la abrió una mujer de rubios cabellos y tez pálida como recién salida de un mismísimo ataúd. Esta condujo hasta adentro a un hombre peculiar y luego se marchó por donde había entrado. Aquel señor tenía los cabellos lilas, con un poco de melena pero que apenas se distinguía debido a la máscara de hierro que portaba y que le cubría parte del rostro, la nariz y una de las mejillas. De un aspecto muy cuidado, camisa a rayas y encima un chaleco negro que le hacía parecer muy elegante, pero no menos malvado. Entró con paso firme, ya que jamás se dejaba doblegar aunque estuviera en su peor situación, y sentó en la silla frente al escritorio.


-Señor Spandam, hace tiempo que no le veo. Tiene usted un bello rostro- decía en tono de burla el general ya que sabía perfectamente que la cara del otro hombre estaba desfigurada y que la función de la máscara era tapar esas imperfecciones- Me alegro que haya aceptado la invitación que le envié para una reunión privada.


-Déjese de falsas formalidades y halagos. No vengo aquí por puro agrado. Como usted sabe, ya que supuestamente pertenece a ella, la Alianza está acababa y necesitaba huir cuanto antes de mi país, o sino pronto sería capturado- respondió con semblante serio el hombre enmascarado que no se andaba con remilgos- ¿Qué quiere, mi astuto y ausente aliado?


-Le ofrezco una salida de sus males- dijo sin rodeos el general Teach interesando por fin a Spandam, quien puso toda su atención en las siguientes palabras- Si me ayuda, yo le aseguro protección y poder. Ambos sabemos que es el declive de la Alianza. Es momento de aunar fuerzas y crear algo nuevo, mucho más ambicioso y mucho más despiadado.


-Le escuchó- dijo interesado Spandam esperando aquella propuesta que le sacara de sus apuros.


-Tengo entre manos un asunto que me colocará en la cima de la civilización mundial. Pero para mí desgracia, y aunque me cueste admitirlo, existen unos seres que son capaces de arruinar por completo mi ascenso al poder. Y ya conoce muy bien que le hacemos a las personas que nos estorban, no, señor Spandam, el hijo que fue capaz de eliminar a su propio padre por alcanzar su título y todas sus posesiones- intimidó Teach a su compañero con cosas que sabía de su pasado- Su padre Spandine se estará riendo al ver a su hijo tan prometedor, pero ahora tan acabado.


-Mi padre está muerto y ahí está bien. Ahora dígame que tengo que hacer con esos sujetos. ¿Quiénes son y porque los teme tanto?- decía Spandam quien no se dejaba intimidar por cosas que hizo en su pasado y de las que jamás se arrepentiría.


-Son unos indeseados jóvenes que se pueden cruzar en mi camino y estropearlo- contestó enfurecido Teach al recordar a aquellos sujetos que desmoronarían sus planes.


-Ja, el grandioso Marshall D. Teach, honrado general del imperio alemán, precursor de su país y sonado combatiente de grandes batallas, temeroso de unos simples críos que tienen la mitad de años y experiencia que usted. Permítame que me ría- dijo en tono sarcástico y de burla Spandam- No sé quién de los dos está más acabado.


-Eso da igual ahora. Me da igual lo rastrero y maleante que sea usted, lo que me interesa es la organización de asesinos que lleva, y su gran renombre a la hora de realizar un pedido. Ellos son las personas que requiero para realizar este trabajo, profesionales a sangre fría sin sentimientos- decía el general alemán revelando la petición al otro hombre y sacando de su cajón unos papeles con información que depositó en la mesa- Aquí tiene toda la información. Quiero que lo hagan rápido y de forma limpia. El plazo es menos de medio año, si no lo cumplen sufrirán las consecuencias.


-Entiendo. Acepto el encargo. Tengo en mente a los hombres que realizarán el trabajo, y estoy seguro que estará encantado con el resultado- decía Spandam tras echarle una ojeada a los papeles que le habían sido entregados- Ahora si me disculpa me marchó a ponerme en marcha cuanto antes. Espero que no se olvide de que sea bien recompensado cuando tenga la cabeza de esas personas sobre su mesa.


-Descuide- dijo escuetamente Teach mientras el otro salía por la puerta de la habitación- Más le vale que lo consiga, o en vez de tener las cabezas de ellos en mi mesa, tendré la suya.


Estás últimas palabras no las llegó a escuchar Spandam ya que ya había salido por la puerta. Fuera, se encontraban esperándole sus dos guardaespaldas y también asesinos profesionales en una sala que comunicaba con el pasillo y donde estaba una pequeña mesa donde estaba la secretaria rubia del general.


-Fukurou, Kumadori, vámonos de este lugar. Se me eriza la piel solo de estar un momento más aquí- dijo Spandam a sus dos sirvientes tras salir de aquella reunión.


-Huhuhu, parece que el jefe ha salido con el rabo entre las piernas- dijo un hombre grueso casi como si fuera una bola completa, con el peno verde y con una boca muy grande, que no se podía callar nada. El nombre de aquel sujeto era Fukurou.


En seguida, el otro guardaespaldas le pegó una colleja por sus palabras de más. Este, llamado Kumadori, era más delgado pero corpulento, con una larga melena rosada y con maquillaje en la cara, como si se tratara de un actor de kabuki. Tras pegar a su compañero, se giró hacia la derecha y observó a la secretaria rubia, completamente inerte como su no tuviera ninguna expresión.


-Uy, uy, uy, qué señorita más tétrica- dijo Kumadori tras cruzar los ojos con la chica, sin dar señal alguna, manteniendo su semblante serio.


Pero el resto no le hizo caso y los tres prosiguieron su camino hasta marcharse de aquel lugar. A los pocos minutos, el general Teach se había quedado pensativo, y había tomado una decisión, solo por seguridad.


-Señorita, venga un momento- al instante la chica de rubios cabellos entró en el despacho y sin decir nada, se puso delante del general a esperar órdenes.


-Quiero que envié también un telegrama a la otra organización de asesinos. Que se mantengan en las sombras y si ocurre algo, que intervengan- ordenó Teach a la muchacha quien iba anotando en una libreta pequeña lo que le estaban encomendando- No quiero arriesgarme. Esos sujetos deber ser eliminados.


Tras acabar de anotar, la joven secretaria abandonó la sala. Mientras, el general Teach se quedó mirando de nuevo hacia la ventana, pensando en cómo será el destino. Un destino dominado por él.


28 de Junio de 1918, Granada, España.


Un bello palacio por el que salía el sol del amanecer luminoso anunciando el comienzo de un nuevo día. Un lugar que al adentrarte en él te trasporta  a una época pasada de resplandor y de grandes culturas. Eso era lo que significaba el conjunto monumental de la Alhambra, antiguo alcázar de la ciudad de Granada. Con maravillosos elementos artísticos de un arte completamente diferente a ninguno y con su toque personal, destacaba entre los demás lugares de casi prácticamente todo el país. Por eso se había convertido en un templo casi inexpugnable y el cual no se podía visitar. Una única familia vivía allí, protegiendo el lugar santo y realizando su guardia bajo las llamas del sol andalusí.


Una arquitectura hermosísima, de una calidad y singularidad impecable. Elementos preciosos como figuras vegetales o de animales, igual que la gran gama de colores que alumbraban los pasillos del templo. Pinturas de todas las clases y edades, además de una gran cantidad de vegetación y fauna. Arcos únicos, jardines de ensueño y alcobas traídas del mismísimo oriente destacaban como las bellas joyas del lugar. Sin duda, era un palacio detenido en el tiempo y el cual era necesario proteger. Justo en ese momento, un hombre pelirrojo se encargaba de proteger el lugar, aunque parecía que no estaba llevando del todo su labor. Como cada día, tras su vida nocturna, se tumbaba a descansar  en el mismo lugar. Un apuesto joven de cabellos rojizos y con una misteriosa marca del mismo color sobre la frente dormía plácidamente en uno de los bancos con arcos del Patio de los Leones, uno de los parajes únicos que formaba parte del alcázar. Recostado completamente sobre el banco, con la cabeza hacia arriba y mirando al cielo, las horas de la mañana pasaban y él continuaba en aquel idílico espacio. Pero todo cambió cuando alguien de pelo largo y de color azulado casi tirando a blanco, llegó ante él.


-Amo, debe despertarse ya. El día ya está bien entrado y tiene cosas  por realizar. Además, le llaman y parece urgente- decía el hombre de largos cabellos esperando de pie a que el otro se levantará, pero parecía que no estaba dispuesto a escucharle e incluso gruñó medio dormido- Levántese de una vez. Menudo guardián está usted hecho, mi amo.


Pero seguía sin recibir señal alguna de levantarse del otro chico. Sin embargo, el joven de cabellos largos sabía perfectamente que hacer en estos casos, y aunque no le gustaba someterse tan fácilmente, la ocasión lo merecía. Y a pesar de que no lo reconocía, le gustaba mimar un poco a su amo. El joven sirviente, se agachó a la misma altura que su amo y se apartó el pelo para que no le molestará. Lentamente pero con firmeza, se acercó al chico recostado y juntó sus labios con los suyos para fundirse en un tierno beso que fue gratamente correspondido por un chico pelirrojo que abrió los ojos al instante y sonrió por este dulce gesto. Al instante, sus labios se separaron, el de cabellos más prolongados, se levantó.


-Debo dejar de caer en sus hábiles trampas, amo- contestó algo el chico de pelos azules enfado pero feliz de haber despertado a su amo de ese modo.


-Vigaro, te he dicho mil veces que me llames por mi nombre, o acaso no es importante nuestra relación para ti- le reprochó el hombre pelirrojo al otro con mirada serio y decidida- ¿Debo poner un anillo en tu dedo para que  recuerdes cada día al despertar a quien perteneces?


-Ya sabe que mi corazón le pertenece a usted, mi amo, quiero decir, mi amo Fénix- dijo Vigaro mirando apasionadamente a su señor mientras este le acariciaba con delicadeza su mejilla- Ahora debe comenzar su jornada de trabajo. Usted es el guardián principal de este templo sagrado y no puede descuidar su labor.


-No seas un aguafiestas, Vigaro- dijo cansado de su trabajo el guardián del templo- Además, ¡ese tampoco es mi nombre! Puzzle, Pu-zzle. Venga, dilo, o sino no comenzaré mi tarea.


-Mi amo Fénix, ese nombre lo reservo para ocasiones más especiales- dijo un poco cortado el sirviente, ruborizando al joven Puzzle solo de pensar en esas cosas especiales que hacía con su sirviente.


-¡Fénix! ¡Fénix!- de repente, de uno de los pasillos que dirigían al interior del palacio, salió un niño pequeño con un pañuelo en la cabeza y mostrando una gran sonrisa- Se ha despertado por fin, padre.


-Jirou, no haga tanto alboroto por los pasillos de palacio. Recuerde que es un lugar sagrado- regañó Vigaro al joven que llegó hasta el banco donde se encontraban ambos chicos un tanto acaramelados.


-Sí, padre…- contestó disculpándose el pequeño Jirou mientras que su padre le mostró una sonrisa para reconfortarle.


-Todavía no me acostumbró a ser llamado padre…- suspiró Puzzle, o también apodado Fénix, tras la llegada de su risueño hijo al patio- En que estaría pensando yo al adoptar a un niño renacuajo.


-Hizo lo correcto por un niño desvalido que perdió todo. Espero estar a la altura de un buen padre como usted- dijo Vigaro y más tarde le tocó el turno de ser reconfortado con una bella sonrisa de su amo que le decía que amaba de corazón esa familia que habían formado juntos.


-Bueno, me marcho. El deber me llama- Puzzle se levantó del banco, se despidió de los chicos, del pequeño revolviéndole el pelo con su mano, y de su amante con un beso sutil pero lleno de amor.


El guardián Puzzle se marchó hacia el fondo del Patio de los Leones. Allí se encontraba la maravillosa fuente que recibía el mismo nombre que el lugar donde se encontraba, la Fuente de los Leones. La fuente tenía ese nombre debido a que estaba conformada por estatuas de leones en su base. El joven pelirrojo se sentó en uno de los lados y miró hacia el agua, y  de repente, un reflejo apareció en ella.


-Ya era hora llamita, llevo esperando tu presencia un buen rato- sin sorprenderse para nada Puzzle, el reflejo del agua le habló, convertida en una mujer bella pero la cual no se visionaba correctamente debido al reflejo solar.


-Sin faltar, bruja helada. Primero me despiertas de mi plácido sueño para llamarme y ahora me insultas. Deberías cuidar tus modales- renegó Puzzle quien estaba algo cabreado por ser despertado de ese sueño algo tórrido con él y su fiel sirviente de pelo largo.


-Mira quien fue a hablar. Bueno, olvidemos esto y hablemos de algo mucho más importante- dijo la mujer reflejada en el agua intentando olvidar esa pequeña discusión tonta- El jefe necesita que vayas a Irlanda a hablar con el guardián del viento cuanto antes. Nos requiere para el día indicado y no conseguimos contactar con él.


-Normal, si no viviera en un castillo flotante que desaparece y aparece en la nada, sería más fácil encontrarle. Pero, ¿por qué tengo que ir yo? Ve tú a mi déjame en paz- contestó Puzzle quien no querías líos en esa vida tranquila que llevaba- Además, al menos podrías haber venido en persona decírmelo, y no a través de una fuente. Como controlas el agua te la pasas con estos jueguecitos de aparecer y desaparecer tan hábiles.


-Porqué es una orden directa del jefe y punto- dijo la mujer del agua encarándose contra el muchacho y mostrando una actitud mucho más seria y preocupada, que alertó del peligro al joven pelirrojo- Además, yo estoy ocupada con los preparativos para el día indicado y el guardián de la tierra sigue en paradero desconocido. Te aguantas, llamita. Nos vemos.


El reflejo del agua desapareció y con ella la muchacha se desvaneció dejando a Puzzle con la palabra en la boca, y un tanto enfurruñado.


-Maldita bruja…pero esta vez es diferente y debo hacer la tarea que se me ha encomendado. Por algo soy Puzzle, guardián del Fuego del Fénix, uno de los cuatro guardianes elegidos por nuestro jefe, y protector del sagrado templo de la Alhambra- dijo decidido a actuar el guardián del fuego, aunque con un futuro incierto y que le preocupaba, sobre todo por la insistencia de su vieja amiga la bruja y la inminente llegada del día indicado- Pero… haré lo que sea necesario para mantener mi amada familia en este mundo de luz y felicidad. Lo que sea.


Esta última frase, la recalcó mirando hacia el agua de la fuente y luego se volteó a observar el patio, y para su sorpresa, detrás de una columna se hallaba su amor Vigaro, el cual, seguro había escuchado la conversación. Puzzle se puso nervioso, sobre todo por el tema de la partida, pero la respuesta de su amado no era la que se esperaba. Desde aquella columna, Vigaro le sonrió, algo temeroso por el futuro de su amor por decidido a apoyarlo en todo lo que haga, y le dio su aprobación. Al cabo de un par de días, Puzzle partió hacia la isla norteña de Europa, dejando a atrás a una familia  que amaba con locura y con el deseo de volver a verlos pronto.


14 de Julio de 1918, condado de Tipperary, Irlanda.


Una fría mañana de verano, en el Monasterio de Cahir, uno de los templos sagrados más reconocidos y pacíficos del país irlandés, las cosas se estaban llevando como de costumbre. El lugar, rodeado de belleza procedente de la mismísima madre naturaleza, lo convertía en uno de los parajes más preciosos de la zona. Gran abundancia de verde y de numerosas especias de animales y de plantas poblaban los lugares cercanos al templo entre los ríos. Pero no solo el paisaje era precioso, sino también el monasterio. Este tenía la apariencia más bien de un castillo porque antaño era la residencia de una noble familia, pero en la actualidad, estaba destinado a lugar de rezo y clausura para la orden eclesiástica de los monjes del Vearth. De semblante medieval, con sus fosos y catacumbas incluidas, tenía ambas características, la hermosura y el terror que desprendía a veces. Dirigido por el abad de la orden, y con una cantidad de monjes y personas refugiadas, era un lugar perfecto de retiro y de paz. Al menos hasta ahora.


Era por la mañana y todo el mundo estaba trabajando prácticamente muy cerca del patio del monasterio. De repente, un gran estruendo se escuchó en ese sitio, poniendo la atención de todos en el centro del patio. Allí, en una preciosa fuente acababan de aparecer de la nada tres sujetos empapados por el agua y un tanto molestos por el aterrizaje.


-¡Joder, maldita bruja, podrías haberte currado algo más el aterrizaje!- renegó una mujer de cabellos morenos y largos que se encontraban totalmente empapados.


-Lo siento, lo siento. Lo importante es que ya hemos llegado a donde queríamos- dijo emocionada una chica más joven de aspecto algo gótico y de cabellos rosados, aquella a la que la habían llamado bruja- Pero, ¿dónde estamos?


-En el Monasterio de Cahir, en Irlanda- contestó una mujer de rubios cabellos que se encontraba sentada en uno de los bancos cercanos conversando con otra mujer de piel oscura.


-¡¡¡¿Qué?!!! ¡¡¡Irlanda!!!- dijo shockeada la chica de rosados cabellos poniendo la típica cara de WTF de One Piece, y para más tarde llenarse sus ojos de lágrimas- Pero…pero como he sido tan tonta de confundir Irlanda con Inglaterra… soy una bruja estúpida… ahora seguro que mis papis se enfadan conmigo… Bueno- de repente el humor de la joven cambio al pensar que aún tenía una oportunidad de salvar la situación- ¿En qué fecha estamos?


-14 de Julio de 1918- contestó ahora la otra mujer sentada en el banco de piedra, la de tez mucho más oscura.


-¡¡¡¿Qué?!!!- de nuevo la mujer se puso en modo alarmante y con la cara de estupefacción porque parecía que todo le estaba saliendo mal y comenzando de nuevo a llorar- Ahora sí que la he pifiado bien.


-Venga Perona, será mejor que no llores. Todo se solucionará- de repente una mano se posó en el hombro de la muchacha de cabellos de color de rosa, una mano un tanto esquelética- Por cierto, me enseñas tu ropa interior.


-¡Ni en sueños!- se cabreó Perona con aquel hombre dándole una bofetada en la cara, una cara un tanto escuálida, y que al fijarse bien, Perona se alegró por un momento- ¿Brook, estás vivo? Que bien, al menos he logrado hacer una cosa bien.


-¿Brook? A bueno sí, el esqueleto que hallé en los restos arqueológicos de aquel bar-dijo de forma indiferente la muchacha de cabellos morenos, la tercera persona que había llegado a esa fuente- ¡Pero no me lo puedo creer, estamos en el magnífico Monasterio de Cahir! ¡Y encima está intacto, y no destrozado por las guerras. Debo ponerme en seguida a estudiar los tesoros arqueológicos. Seguro que mi madre Olvia se moriría de la envidia de estar aquí.


-En serio no te has dado cuanta que ahí un esqueleto viviente en medio de la plaza, hablando- dijo Perona mirando algo extrañada a la joven de cabellos morenos- Sí que eres despistada, Robin.


-Claro que me he dado cuenta. Pero en seguida he hallado una explicación lógica del  por qué está así- dijo Robin sin inmutarse por el muerto viviente, cuya reacción era totalmente opuesta a la de los monjes y personas que se hallaban en el recinto, mirando asombrados aquel esqueleto andante- Verás. Por lo que yo entiendo, Perona si tú eres la bruja dimensional y hemos retrocedido al pasado, concretamente a 1918, estamos cercanos a la época donde murió Brook. Sin embargo, tu poder no consiste en revivir, solo que al regresar al pasado, a una época donde Brook vivía, se ha creado una paradoja y por tanto, le ha permitido tener consciencia al esqueleto que traje conmigo del futuro. Sin embargo…


-Me temo que tiene los recuerdos de su cercana muerte…- dijo Perona mirando apenada al esqueleto Brook.


-Entonces, si aún sigo vivo. Quiero decir, mi otro yo, puedo ir a salvarlos. Debo ir a salvarle- dijo Brook muy alterado y con un ápice de alegría en su mente.


-Lo siento mucho Brook, pero no puedes hacer nada para salvarles. Si lo haces, la paradoja se romperá y entonces ambos mundos colapsaran. Tú no debes salvar a tu otro yo, sino desaparecerás y la labor que debes realizar para salvar al mundo, no la podrás llevar a cabo… y ninguno de vosotros debe faltar, sino este colapsará en la oscuridad- dijo Perona afligida por el terrible mal que le estaba causando al señor de pelo afro y oscuro.


-No pasa nada Perona. Entiendo lo que has dicho- dijo Brook revolviendo el pelo de la apenada chica para calmarla, aunque dentro de su ser se sentía muy dolido y frustrado por no poder salvar a sus amigos, ni a la persona que amaba- ¿Qué debemos hacer? ¿Para qué me has traído a mí y a Robin al pasado?


-Debemos hallar a unas personas. Esa es la misión que mis papis me encomendaron, pero- revelaba Perona su objetivo pero de repente se acordó de algo muy malo y por tercera vez se bañaron sus ojos de lágrimas- Pero…pero… no se sus nombres ni donde pueden estar…


De repente, Robin y Brook mirando un tanto indiferentes a Perona, pero en seguida fueron a respaldarla. Pero lo mismo no sucedió con el resto de personas, las dos mujeres que conversaban en el banco se rieron ya de la inutilidad de la chica, y el resto de monjes también. Hasta que un hombre imponente apareció en escena. Un hombre grueso pero alto, y con un exuberante frente en forma de taladro. Éste iba ataviado con un traje oscuro de monje pero dejando su barba blanca al aire, y además iba acompañado de dos chicos más jóvenes.


-¡Basta de risas y alborotos! Estamos en un lugar sagrado. Ustedes dos, vayan a cocinas y traigan unos paños para que se sequen estos extraños viajeros- les ordenó el hombre imponente y mayor a las dos mujeres sentadas en el banco, que actuaron inmediatamente- Permitirme presentarme, viajeros. Soy Don Chinjao, uno de los sacerdotes de más alto rango de este monasterio. Estos dos son mis discípulos, y además mis nietos, Sai y Boo.


El sacerdote Don Chinjao empujó con sus puños a sus dos nietos para que se presentaran y no faltara el respeto a los viajeros.


-Encantados- dijeron los dos al unísono quien temían la furia de su abuelo.


Cuando acabaron de hablar, las dos mujeres llegaron con las toallas y se las dieron a los tres viajeros. Los tres se secaron rápidamente y se quitaron esa agua de la fuente y agradecieron a las mujeres, quienes sonrieron y decidieron presentarse.


-Me llamó Honey Queen, encantado de conocer a unas personas tan pintorescas. Seríais un buen reclamo para mi anterior trabajo- dijo la mujer de rubios cabellos a modo de presentación.


-Mi nombre es Miss Monday, y también es un placer. Ambas trabajamos aquí y así nos permiten vivir en este monasterio en paz y olvidando nuestras penas- se presentó ahora la mujer de tez oscura y la cual era mucho más corpulenta y forzuda que la otra.


-Bueno, dejamos la charla para otro momento. Seguro que los viajeros están exhaustos de su viaje a través de las épocas. Acompañarlos a sus aposentos para que descansen- dijo a las dos mujeres en un tono más amable Don Chinjao, pero pronto cambió para dirigirse a los tres viajeros- Pero entended una cosa. Esto no es un hospedaje y me da igual que seáis viajeros de otra época. Pagareis con trabajo los daños causados en nuestro patio con vuestro accidentado aterrizaje.


-Sí, mi señor- contestaron los tres viajeros a la vez como si se estuvieran dirigiendo hacia un general de armada.


Tras esto, Don Chinjao y sus nietos se retiraron, y las dos mujeres condujeron a sus habitaciones a los tres viajeros. Mientras, en lo más alto del templo, donde se encontraba el altar de rezo y donde estaban los aposentos del abad, este se había despertado escuchando grandes alborotos.


-¡Urouge, monje Urouge! ¿Qué es todo ese alboroto de allá fuera?- dijo alterado y casi gritando el abad del monasterio desde el interior de su habitación.


En seguida y con gran rapidez, entró un hombre robusto, de mediana edad y cabellos cortos y rapados y que aparentaba gran fuerza, característica extraña para un monje. Además, iba ataviado de un hábito claro, a diferencia del monje Don Chinjao.


-Mi abad Shandia, parece que han llegado unos viajeros algo extraños y pertenecientes a otra época, y su aparición ha causado un gran revuelo en todo el patio- contestó el monje Urouge quien tenía gran afecto y admiración hacia su abad.


-Ya veo- entiendo el abad Shandia, un señor de gran edad, cabellos blanquecinos y una piel de lobo sobre su cabeza, ese era el abad, o más conocido como el jefe Shandia. De gran sabiduría presagiaba algo tras conocer la llegada de estos viajeros- No sé qué nos deparará el destino, pero el mundo va a cambiar, y esos jóvenes de ahí abajo van a tomar parte en ello.


Urouge miró pensativo a su abad y recordó aquellas palabras que escuchó de él hace un momento y resonaron varias veces en su mente. Estuvo reflexionando un rato, incluso después de retirarse de aquellos aposentos. Tras irse, el jefe Shandia se acercó a la ventana de su habitación y miró hacia abajo. Vio a los viajeros que eran conducidos por las mujeres a sus habitaciones, y una pequeña nostalgia le envolvió.


-Esa joven vitalidad me recuerda a vosotros, mis queridos hijos… no os pude salvar y caísteis en la oscuridad maligna de ese señor rebosante vino. Si hubiese sido un buen general sería muy distinto ahora, y estarías conmigo, pero… no es así y no tuve más remedio que retirarme a este lugar- se culpaba el jefe Shandia de no haber podido hacer nada sobre un doloroso acontecimiento de su pasado- Si al menos hubiese hecho algo, pero el qué, si hasta mi guardia personal, Genbou, Braham y Kamakiri, murieron a manos de ese horrible hombre. Aún resuena todas las noches en mis sueños el nombre de ese oscuro ser, Kurohige. Espero, que ese presagio que os rodea no tenga que cruzarse caminos con ese ser malvado, porque si se diera el caso, vuestras vidas correrían grave peligro.


Los días pasaron, y poco a poco fueron acostumbrándose a aquel lugar, aunque jamás se acostumbrarían a las abusivas tareas que les encomendaban, sobre todo el monje Don Chinjao.


16 de Julio de 1918, Dublin, Irlanda.


Unos días más tarde de la llegada de aquellos viajeros, la capital irlandesa se cubría de rojo por un bello atardecer de verano. A pesar de estar en pleno auge de la construcción y con los numerosos avances, la ciudad seguía estando repleta del verde característico del paisaje irlandés, sin duda se veía que se mezclaba lo viejo con lo nuevo. Pero, sin duda, Dublin destacaba por haberse convertido en la metrópoli más grande de Irlanda. Allí, prácticamente todo el mundo hacia vida y muchas personas del entorno rural se mudaban a la ciudad a buscar un futuro mejor, sobre todo cuando la guerra se veía casi finalizada. Estaban las más grandes universidades, los restaurantes más renombrados y las urbes más destacadas como el palacio de la familia real irlandesa, los Newkama. La reina Caroline  Newkama gobernaba el país correctamente, junto a su hermana Tibunny y su hijo el Príncipe Bellect. Este último era un rompecorazones entre las mozas de su ciudad, sin embargo un rumor corría sobre su entorno y le quitaba ese prestigio de don juan que le envolvía. Ese rumor decía que se travestía, es más, hay gente que llegaba a afirmar que su madre, y la mismísima reina son hombres travestidos. Pero, qué cosas dicen las malas lenguas, o no.


Pero lo más destacado de la ciudad no era el sonado palacio, sino el cuartel general de la armada irlandesa, el Cuartel de la Armada Yonta Maria. Este estaba dirigido por el general Nelson, un hombre obeso que prácticamente no salía del sillón de su despacho y se limitaba a firmar los escritos y a dar órdenes, siempre mirando para su bien. Era bien entrada la tarde, y ese mismo general estaba celebrando con su hermano menor el último triunfo que le satisfacía.


-Con esto, hermano Accino, podremos tener el respecto y las influencias de todo el mundo, cuando ese hombre se convierta en soberano de todos y de todo- dijo el general Nelson sentado en su extenso sillón que casi ocupaba toda la sala, lo dijo entre risas mientras bebía vino de una copa que sujetaba con sus gruesas manos- Es nuestra era, hermano.


-Te lo aseguro, hermano mayor Nelson, haremos ese trabajo y podremos vivir ricos para el resto de nuestras vidas, jajaja- dijo con malicia el hermano menor llamado Don Accino, un señor también grueso, pero más alto y que parecía que al menos tenía movilidad y sabía luchar- Mi familia y yo nos encargaremos y nos colmaremos de riquezas.


-Y no solo eso, podremos derrotar dos pájaros de un tiro. Según me ha informado mi espía infiltrado, los objetivos se encuentran dentro de ese monasterio aislado que regenta el viejo del Jefe Shandia. Cuando mates a esos tres, puedes destruir el monasterio y acabar con la vida de aquel viejo que puede arrebatarme mi posesión- reveló sus males intenciones el general Nelson, quien junto a su hermano menor, Don Accino y su familia de asesinos, gobierna la parte corrupta del país irlandés.


-Será todo un placer, hermano, cumplir con tus deseos. Mataré al ex general con mis propias manos y te traeré su cabeza para que estés satisfecho- dijo el asesino Don Accino quien sería capaz de hacer cualquier maldad por cumplir los deseos de su hermano mayor.


-Disculpen señores, ¿interrumpo su festejo?- de repente una voz se escuchó en la entrada del despacho.


Era la de un hombre de mediana edad, de rubios cabellos y de aspecto añejado que parecía que había asistido a numerosos enfrentamientos bélicos. Este se acercó hasta donde se encontraban los dos hermanos bebiendo.


-En absoluto, capitán Orlumbus. Me alegro que haya regresado sano y salvo de la guerra. Debe haber sido duro haber luchado en primera fila en una de las batallas contra el ejército aliado- dijo de forma muy falsa y un tanto sarcástico el general Nelson al ver a uno de sus subordinados regresar, y del cual tenía la esperanza que pereciera en el campo-Esta claro que es usted el heredero de la voluntad de la tripulación del Yonta Maria.


-No necesito halagos- dijo secamente Orlumbus hacia su general mostrándole una expresión casi de frialdad y desprecio- Solamente venía a decirle que he regresado, para que lo tenga en cuenta. Siento interrumpir la reunión con su hermano. Ahora si me disculpan, me retiro.


El capitán Orlumbus se marchaba con el rostro enfurecido por mirar a aquellas dos personas, pero cuando iba a salir por la puerta, unas últimas palabras de su general le hicieron que se girará para mostrarle en su totalidad todo el odio que le tenía.


-Tenga cuidado, capitán Orlumbus. Puede que le resulte complicado restaurar su vida tras la guerra- dijo en tono amenazante el general Nelson y tras escuchar las palabras, Orlumbus salió del despacho, mientras unas carcajadas se escuchaban en su interior.


Se cerró la puerta de un portazo el capitán de rubios cabellos en forma de varias trenzas y salió al pasillo.


-¡Malditos sean!- pegó Orlumbus un puñetazo en la pared como símbolo de su frustración-He regresado para ponerlos entre rejas y destruir la corrupción de mi país de una vez por todas.


-No se enfurezca demás, capitán Orlumbus. Recuerde que no está solo en esta enmienda. Muchos le apoyan y desearían que usted fuera el general y no ese corrupto de Nelson- un hombre de cabellos morenos y anchos hombros apareció en ese pasillo para asistir ante el capitán rubio- Estoy seguro que eso es lo que también deseaba nuestro antiguo general.


-¡¿Capitán Ideo?! Tiene usted razón. Debo calmarme y no mostrar mis verdaderas intenciones ante este gobierno tan corrupto, sino podrían descubrir mi plan de derrocarlo- contestó más calmado el capitán rubio- Si tuviera más apoyo sería mejor, gracias. Incluso si estuviera aquí el capitán Krieg sería distinto, pero él ya sufrió bastante con lo de su hijo… Además, parece que esos dos están tramando algo  malo, y me temo que perjudiquen a nuestro antiguo general. Debemos hacer algo, capitán Ideo.


-No se preocupe por eso, hace tiempo que nos pusimos en marcha y trazamos un plan. No se crean que tienen la delantera siempre- dijo el capitán Ideo mostrando una sonrisa de complicidad con su compañero- Por algo juramos proteger este país y salvarlo de cualquier maleante.


Orlumbus dio una palmada de agradecimiento en la espalda de Ideo. Parecía que muchas cosas iban a pasar y que estaban relacionadas con las personas que se hallaban en ese pacífico monasterio. La paz estaba a punto de desaparecer en aquel lugar.


16 de Julio de 1918, condado de Tipperary, Irlanda.


Los últimos rayos de sol desaparecían con la llegada de la noche, y por consecuente, la gran oscuridad y la esperanza de luz en forma de luz lunar. En el pueblo de Tipperary, una pequeña localidad rodeada de pastos y de naturaleza, destacaba por las situaciones tranquilas y por la rutina, así que cualquier cosa que podría deteriorar esa conformidad, era mirado de mal forma. Casi a las afueras del pueblo se encontraba una pequeña taberna y casa de hospedaje, más conocida por los aldeanos como la Taberna Sodoma amb Gomorra. Parecía que se estaba celebrando algo porqué gritos de fiestas y choques de garras de cerveza se escuchaban desde fuera. Eso fue la primera impresión que tres jóvenes viajeros,  trajeados y muy bellos  percibieron al llegar a la puerta de la taberna, y sin darle demasiada importancia, decidieron entrar. Entraron como aquel que dice por la puerta grande, con una apariencia imponente y todas las miradas fueron a parar a ellos. Por un instante, la juerga se detuvo mientras aquellos chicos se mantenían parados en la puerta, observando.


Sin duda, eran tres jóvenes muy apuestos. El primero, el que se encontraba en la parte izquierda tenía una apariencia más ruda, de cabellos negros azabache y atados con una coleta, parecía el que más se dejaba llevar por los sentimientos, eso sí, la fuerza se palpitaba nada más verle. El segundo estaba a la derecha, aparentaba ser más tranquilo, calculador incluso, con los cabellos cortos, rubios pero casi tirando a morenos tapados con una gorra negra, pero sobre todo lo que más destacaba era su nariz pronunciada y con forma cuadrada. Por último, el que se  situaba en la parte central era el más extraño. A simple vista no se le veía emoción o sentimiento alguno; de cabellos negros y ondulados, perilla y con un sombrero en la cabeza, portaba como acompañante en su hombro a una paloma blanca con corbata, como si estuviera adiestrada. Acaban de entrar unos sujetos muy peligrosos a aquella pacífica taberna de aldea.


 La gente de la tasca no miraba con gran agrado a los recién llegados, y estos lo podían palpitar solamente con la expresión que percibían en sus rostros. Pero cuando los tres avanzaron y se sentaron en una de las mesas de más al fondo, la celebración continuó.


-¡Tamagon, traiga más bebida! Hoy es un día de celebración para todos nosotros-  dijo un señor de pelos puntiagudos, con algo de barriga pero cubierta con una coraza de metal a modo de armadura y que portaba una estrellas rosa dibujada, además de unas gafas en sus ojos- Por fin podemos colgar las cabezas de esos monstruos en la pared, y dejaran de atormentar al pueblo de una vez por todas. Chicos, brindemos todos por haber derrotado a Sodoma y Gomorra.


-¡Sí, jefe Zambai!- gritaron a grito pelado todas las personas que estaban dentro y levantaron sus jarras para brindar.


Tras brindar, un hombre de gran tamaño se acercó a su jefe con más bebida en sus manos, y ese hombre se llamaba Tamagon. Curiosamente, todos iban ataviados igual, con la misma coraza negra con ese símbolo estrellado y con las gafas. Resultaba que eran una organización de cazadores que habían montado una taberna en su pueblo natal para reunirse y beber. Todos estos detalles habían sido recopilados por aquellos tres personajes que acababan de entrar. Otro de los jóvenes que trabajaba allí se acercó a la mesa de los extranjeros.


-¿Qué desean tomar, señores?- preguntó aquel chico quien tenía el pelo a lo cresta pero mucho más corto, y se llamaba Kiev- Hoy estáis de suerte, estamos de celebración. Si quieren pueden unirse a nosotros.


-Unas jarras de cerveza será suficiente- contestó escuetamente el chico de cortos cabellos y nariz larga.


-En seguida- Kiev se marchó a por la bebida algo malhumorado por los malos modales de aquellos extranjeros. En poco tiempo, regresó con las tres jarras de cerveza y se las dejó en la mesa- Aquí tienen.


El camarero se marchó, y los tres se quedaron observando la cerveza. Levantaron sus copas y dijeron algo.


-Por ti, señor Toto, por el aniversario de tu muerte- dijeron los tres viajeros al unísono, brindando y al siguiente momento bebieron de la cerveza.


Las personas se quedaron mirando aquella acción de los tres jóvenes, no solo por sus palabras sino por sus actos. El hombre con la paloma resultó que no habló, y el animal habló por él. Parecía que aquellos pueblerinos no conocían la gente ventrílocua. Tras pegar un traga a la cerveza, los tres la escupieron en la jarra.


-¡Pero que mierda es está! Sabe a meado de gato- renegaba el hombre con coleta, el cual tenía mayor temperamento y se guiaba por sus sentimientos.


-¡Camarero! Venga aquí ahora mismo- dijo la paloma pero lo que asustó al camarero fue la mirada tenebrosa que le mostró el dueño de esta. Sin rechistar, tragó saliva y se aproximó de nuevo a la mesa ante la expectación del resto de sus compañeros- Se les acabó la fiesta, señores.


-¡¿Qué?!- Kiev no pudo terminar de preguntar cuando el aleteo de la paloma blanca que se elevó hacia al techo lo distrajo, y esa fue su perdición.


El dueño del animal sacó un cuchillo de sus bolsillos y sin miramientos le clavó la mano en la mesa al camarero, seguido de un grito de dolor que salió de lo más profundo de sus pulmones. Al momento, todos sus compañeros se pusieron en guardia, pero fue en vano. Los otros dos viajeros sacaron sus armas, dos grandes ametralladoras que dispararon a todo ser vivo de aquel lugar. En seguida, una masacre se produjo en aquella taberna. Todos en su interior iban cayendo muertos, mientras un baño de sangre iba inundando el suelo en conjunto con los casquillos de las balas. Todos cayeron, incluso el jefe Zambai que intentó hacer frente a la situación y se llevó un balazo en la frente por parte del hombre ventrílocuo, desplomándose al instante.


-Lo sie…ento…chicos…- dijo sus últimas palabras Zambai mirando a sus compañeros, no, a sus amigos siendo asesinados por aquellos rufianes. 


Cuando todos estaban muertos, los tres asesinos tiraron sus armas en el suelo.


-Se ha hecho tarde. Durmamos para retomar la misión mañana temprano- dijo la paloma moviendo los labios mientras el que ponía la voz era su dueño, el hombre sin sentimientos.


Por la noche, en una de las habitaciones de aquella taberna y hostal, se hallaban los tres asesinos haciendo algo completamente diferente a lo normal.


-Ahh, Lucci, más, más…- gritaba el joven asesino de cabellos oscuros recogidos con una coleta mientras varios gemidos se expulsaban por su boca- Métemela más…


Los cuerpos de los tres estaban completamente desnudos alumbrados por la luz de la luna llena de esa noche. El sudor recorría todo su cuerpo y se mezclaba con los líquidos preseminales que salían de sus miembros. Rob Lucci, el hombre de la paloma, envestía duramente a su compañero de coleta que estaba tumbado completamente en la cama y dejándose poseer por el otro en su totalidad. Parecía que a Lucci no le importaba si le doliera al otro, o nada parecido, solamente quería saciar su sed de placer y acabar esto cuanto antes. Mientras, el de nariz puntiaguda se mantenía de pie, estimulando el torso del joven ventrílocuo, a la vez que jugaba con el pene del de coleta.


-Déjame jugar a mí también, Lucci- dijo el hombre con la nariz pronunciada cuyo nombre era Kaku.


Al instante, tras hacer una mueca de indiferencia, Lucci volteó a Kaku y le levantó por completo su culo para tener una vista perfecta de él. Como le había pedido jugar, Lucci decidió introducirle dos dedos a Kaku en su orificio, para estimular su parte trasera. Un sollozo de dolor expulsó este al introducirle los dedos, pero pasó inadvertido para el que llevaba la voz cantante en este acto sexual. Por un momento, Lucci prestó demasiado atención a satisfacer las necesidades de Kaku, y dejó de embestir a Jabra, quien se puso furioso y soltó un gruñido como si se tratara de un lobo.


-Venga, di algo Lucci. ¿O no sientes placer? Tú paloma Hattori puede decirlo por ti, si te sientes tan avergonzado- busca intimidar Jabra a Lucci para que le prestará más atención.


Parece que su estrategia funcionó, pero le traería consecuencias algo severas, sobre todo a su lindo trasero. Lucci apartó de un empujón a Kaku quien lo tenía muy apegado, pero sin sacarle sus dedos de su trasero. Pero lo que Lucci de verdad buscaba era ver directamente a los ojos de aquel que se atrevía a intimidarle. De pronto, aumentó su velocidad y sus movimientos fueron tan rudos, que casi desgarraron al pobre Jabra, quien estuvo a punto de sangrar por sus partes trasera. Esa actitud más agresiva excitó de gran forma a los tres asesinos. Kaku comenzó a auto estimularse observando las escena de aquellos dos, mientras que Lucci miraba intensamente a Jabra sin cesar sus movimientos.


-Lucci… te…- Jabra estaba a punto de decir algo por una mala jugada de su subconsciente, pero pronto le volvió la cordura y cambió- Lucci te necesito más agresivooo…


Casi no pudo terminar de hablar Jabra cuando estás últimas palabras enfurecieron de gran forma a Lucci y parece que puso el turbo. La cama se movía de la fuerza de las embestidas y los sollozos de Jabra se escuchaban en toda la casa. Esto les llevó al clímax total. Ninguno de los tres se podía aguantar más. Kaku se corrió encima suyo mientras que el semen de Lucci caía por la entrada de Jabra cuando extraía su miembro. Jabra se corrió en su torso y algo llegó a caer en Lucci. Tras acabar de tener sexo, Lucci se tumbó en la cama como quitándole importancia a lo que habían hecho.


-Dios, eso ha sido grandioso- reveló Kaku quien aún no había recuperado del todo la respiración por lo que acababa de contemplar.


Sin que nadie le respondiera, Kaku también se tumbó en la cama en uno de los laterales, a dormir, y en seguida cayó rendido por el sueño. Lucci estaba recostado en medio, mientras que Jabra se había movido escasamente un poco para limpiarse y se quedó en el lado cercano a la ventana, mientras se recuperaba de todo el dolor que le había causado, dolor externo e interno.


A media noche, Kaku dormía a pierna suelta, y Lucci también, algo más recatado, pero Jabra era incapaz de conciliar el sueño. No dejaba de darle vueltas a lo ocurrido anteriormente.


-Mierda, pero ¿qué he estado a punto de decir? Ni que fuera la primera vez que lo hacemos. Es solo sexo y ya está. No debo darle vueltas… además él jamás… Jamás ¿qué? Duérmete de una maldita vez, Jabra- el joven de cabellos enrollado en forma de coleta no se dormía y su cabeza daba mil vueltas, y más sus pensamientos que no se atrevía a decir en voz alta- Si se lo hubiese dicho, ¿qué habría contestado? Seguro que emplearía su tono indiferencia. Yo estaría conforme si solo me tuviera a mí, si fuera completamente suyo, su único en satisfacerle. Entiendo a Kaku, pero… me gustaría que a veces no estuviera, y pasar más tiempo con Lucci… Vale, vale, Jabra has perdido la cabeza, será mejor que salgas a tomar un poco el aire.


Jabra se levantó sigilosamente de la cama, y aún con su cuerpo desnudo salió a una especie de balcón que tenía la habitación. Pero se le olvidó cerrar la ventana. Cuando se sentía agobiado le daba por fumar y decidió coger un cigarrillo y fumárselo, allí a la luz de la luna, mostrando todo su esplendor al mundo, pero sintiéndose el hombre más desgraciado del mundo.


-Si al menos Lucci supiera cuanto lo amo, las cosas serían muy distintas, ¿no?- dijo sin querer Jabra en voz alta mientras miraba al cielo estrellado y lanzaba un duro suspiro al firmamento.


Pero lo que él no sabía era que unos ojos bien despiertos habían escuchado aquella confesión y se habían quedado atónitos. Unos ojos de leopardo que no sabrían cómo actuar a partir de entonces.


De igual manera, un hombre unos kilómetros más allá, en un monasterio retirado en las montañas,  no podía dormir. Salió a la ventana de su habitación para tomar un poco el aire  y el viento comenzó a correrle entre los huesos, que incluso sentía la fría noche sin tener sus carnes. Se apoyó sobre la barandilla de la ventana y lentamente sorbió un poco de té que tenía en una taza que se había hecho.


-Ni siquiera puedo llorar su muerte- dijo unas palabras muy dolorosas aquel hombre de oscuros cabellos a lo afro y un tanto esquelético, pero que portaba un bonito traje oscuro muy elegante- Ni puedo despedirme de ti, Yorki…


31 de Julio de 1918, condado de Tipperary, Irlanda.


La mañana comenzaba en el Monasterio de Cahir, otro dura largo día lleno de trabajo y faena, donde el monje Don Chinjao no daba tregua para el descanso. De aquí para acá, estaban todos ocupadísimos con sus tareas. Cansadas de trabajar, las mujeres Honey Queen, Miss Monday y Robin se escaparon un rato, para descansar.


-Dios, si sigue así, un día nos mata a trabajar ese hombre- se quejaba con razón Honey Queen a quien le caía el sudor de trabajar- Y encima mira como nos hemos puesto. Si me vieran así en mi anterior trabajo, todas se burlarían de mi apariencia.


-Ni que fueras una reina o algo parecido- contestó Robin mostrando su carácter más fuerte y pasota.


-Pues perdona. Para que lo sepas, yo era una reina- dijo Honey Queen y al momento la joven de morenos cabellos se interesó por saber más de ella, aunque una decepción se iba a llevar y eso estaba reflejado en la cara de Miss Monday que conocía la historia de la rubia- Yo era la reina del Folies Bergère de Paris. La gran estrella del cabaret más prestigioso de Francia, pero… de poco me sirvió.


-Y ¿eso? Si se puede preguntar- para no quedar mal, Robin intentó interesarse sobre la vida de la mujer rubia, aunque en realidad le importaba bien poco.


-Me obcequé tanto en mi trabajo que perdí lo más valioso de mi vida, mi familia. Mi marido me dejó al ver que prácticamente no pasaba tiempo con él. Y lo único que le enseñé a mi hija es una maldita profesión, la que te va chupando la vida y no te deja estar con los tuyos tal y como deseas- explicaba de forma triste la mujer rubia rememorando los recuerdos de su doloroso pasado- Si mi hija no hubiese seguido mis pasos como cabaretera, ahora estaría viva, pero… Cindry está muerta y eso no lo puedo cambiar.


Honey Queen rompió a llorar al recordar el nombre de su estimada hija fallecida hace un par de años. Su amiga Miss Monday la abrazó para consolarla, pero incluso las lágrimas se apoderaron de ella, ya que sus pasados se asemejaban bastantes.


-Pero debo seguir viviendo, eso es lo que ella querría- dijo Honey Queen secándose las lágrimas de sus ojos y recuperándose como podía.


-Tienes razón…- Miss Monday pensaba lo mismo, a pesar de que el pasado siempre estuviera ahí y fuera tan doloroso.


Mientras conversaban, un hombre estirado y con el pelo lila a lo tupe, apareció de la nada, asustando un poco a las muchachas.


-Señor Eric, no nos asuste así- le replicó la señora de tez oscura al joven que acababa de entrar, sin embargo no recibió respuesta del chico que iba perdido en sus pensamientos leyendo el periódico- Trae para acá el periódico, que necesitamos distraernos, y lárgate que tendrás trabajo que hacer. Para algo te contratamos como seguridad para el monasterio.


-Tcch…-gruño un poco el joven Eric dejándole el periódico a las señoras y marchándose de aquel lugar, diciendo unas palabras que no llegaron a oídos de estas- Algún día me lo pagaran.


-Joder, ni siquiera es el periódico de este mes, sino el de Abril. Este idiota incompetente, que narices iba leyendo. Bueno, mejor será esto que nada- dijo Miss Monday quien comenzó a leer el periódico y se paró en una noticia resaltada.


Desarticulada una banda de proxenetas en la ciudad de Liverpool. Informa: el reportero Absalom.


El pasado mes de Marzo, la policía de la ciudad detuvo a una organización de malhechores que tenían apresadas a mujeres y hombres para exponerlos como objetos de placer. Gracias a las filtraciones de uno de los trabajadores, la operación se llevó con existo y se pudo rescatar a todas las personas retenidas. Todos los miembros fueron detenidos y condenados a la cárcel de Liverpool para el resto de sus vidas. Fuentes informas que fue una investigación sonada ya que se decía que el cabecilla era el ex conde de la ciudad, el señor Cricket, además de otros miembros como los nombrados en la siguiente lista: el asesino infiltrador Kuro el Gato Negro, el jefe de una de las industrias de la ciudad el señor Arlong, y un ex capitán de la armada inglesa, el señor Don Krieg.


Miss Monday dejó de leer al ver ese último nombre en el periódico. Al segundo se puso muy alterada e incluso unas gotas se posaron en sus ojos como si estuviera a punto de derrumbarse.


-No, no puede ser. Krieg miembro de una organización de criminales, jamás. Mi Krieg no haría eso…- decía en voz alta la señora de piel negra aún muy agitada por la noticia y tiró el periódico a sus amigas- Me voy. Debo averiguar esto en persona.


Sin decir nada más, Miss Monday se marchó dejando muy preocupadas a las otras dos chicas. Sin pensárselo, preparó su maleta para marcharse ahora mismo a la prisión de Liverpool. Mientras, Robin y Honey Queen intentaban entender que había ocurrido leyendo la noticia.


-Ya lo entiendo, pero me cuesta creerlo- dijo Honey Queen y Robin esperaba expectante que le explicará, ahora si parecía tener más interés- Verás. Miss Monday estuvo casada con un capitán de la armada de Irlanda, el capitán Don Krieg y ambos tenían un hijo. Este creció con el sueño de convertirse en militar al igual que su padre y eso fue lo que hizo. Sin embargo, no estaba preparado para un terrible enfrentamiento como es la guerra. El pequeño, que se llamaba Gin, falleció en el campo de batalla mientras su padre estaba destinado en otro campo. Krieg jamás se pudo perdonar la muerte de su hijo, y se separó de su mujer. Miss Monday se quedó muy sola, y al igual que yo nos refugiamos en la hospitalidad de este monasterio, pero nunca más volvió a saber de su ex marido hasta ahora.


-Lo siento. Os juzgué sin conoceros de corazón y ahora me arrepiento. Las dos sois unas madres coraje que os aferráis a la vida con todas vuestras fuerzas. Eso sin duda es una virtud de pocos- halagó Robin la vida de ambas mujeres.


-Gracias… aunque a veces siento que el mundo ya no tiene sentido- contestó un poco apenada Honey Queen cuando una imagen de la sonrisa de su hija Cindry se posó en su mente.


Unos pisos más arriba, en el lugar más sagrado del templo, salían por la puerta el abad y un joven pelirrojo tras tener una reunión. El joven se asomó por la ventana y miró al patio. En seguida se topó con los ojos de la muchacha de cabellos morenos y cuando retiraron las miradas,  y se marchó el joven, la mujer decidió seguirlo ya que había quedado intrigada. Al mismo tiempo, el Jefe Shandia se acercaba al monje Urouge.


-Otro extraño viajero ha llegado a nuestro pacifico monasterio- dijo Urouge cuando su abad llegó hasta él.


-Tiene razón en eso. Sin embargo, percibo una extraña motivación en él que será un grave problema más tarde- contestó el Jefe Shandia al otro monje- Además, nuestro amigo se quedará poco tiempo con nosotros. Tiene una misión que cumplir.


El joven pelirrojo llegó hasta un patio mucho más apartado y de menor dimensiones. Al llegar, miró al horizonte hacia donde se hallaba el sur con un rostro de añoranza cuando fue interrumpido por una voz femenina.


-¿Es usted nuevo por aquí?- preguntaba algo nerviosa pero un tanto de forma descarada la mujer de morenos cabellos.


-Sí, acabo de llegar a este bello y tranquilo paraje- contestó con una media sonrisa de molestia el chico pelirrojo.


-¿Transeúnte de paso o con vocación de sacerdocio?- volvía a preguntar la mujer con cierto interés, cosa que estaba irritando un poco al hombre.


-Viajero con estancia durante unos días- contestó escuetamente el hombre de pelos rojos.


-Entiendo… pues no le importuno más.  Tendremos tiempo para conversar otro día, señor…- decía la mujer de cabellos oscuros hacia el hombre.


-Puzzle, ese es mi nombre- contestó el chico de forma educada aunque en realidad no quería revelar su nombre y menos a aquella persona.


-Encantada, Puzzle. Yo me llamó Robin. Nos veremos otro día- dijo Robin un tanto coqueta mientras se marchaba dejando atrás al chico pelirrojo.


-Mierda, ¿qué hace ella aquí? Si el jefe se entera, recibo una reprimenda seguro- dijo un tanto asustado Puzzle cuando la mujer ya se había ido- Y encima coqueteando conmigo, pero que se cree esta. Si Vigaro se enterará, sería hombre muerto.


Un escalofrío recorrió el cuerpo de Puzzle solo de pensar en esa idea. En ese mismo momento, desde la montaña que se encontraba cercana al monasterio, tres hombres observaban atentos todos los movimientos de aquel lugar, sobre todo, le prestaron cierta atención a esta última conversación entre aquellos jóvenes.


-Lucci, ¿por qué no atacamos ya y completamos la misión cuanto antes? Seguro que eso al jefe Spandam le complacería- preguntó Kaku que deseaba acabar ese trabajo ya.


-Aún no es el momento. No podemos precipitarnos y que salga algo mal. Además, percibo un aura poderosa en ese hombre pelirrojo…- contestó Lucci, es decir, su paloma Hattori quien observaba bien a sus enemigos, o más bien, a sus objetivos- Esperaremos a que se marche para actuar.


Cuando Lucci tomó esta determinación, apoyó su mano con firmeza sobre el suelo, con tan mala pata de toparse con un zarzal y arañarse la mano.


-Mierda- dijo cabreado el hombre del palomo mientras comenzaba a salirse sangre de los arañazos.


-¿Estás bien?- preguntaba Jabra un tanto preocupado y le cogió el brazo con su mano para ver cómo estaba.


-Aparta- dijo bruscamente Lucci apartando su brazo de la mano ayuda que le ofrecía Jabra mientras este mostraba una cara de profundo dolor interior y abatimiento por aquella reacción del hombre al que secretamente amaba.


Los tres asesinos continuaron observando pero sin mediar palabra alguna. Así se pasaron largos días enteros hasta que llegará el momento indicado.


13 de Agosto de 1918, condado de Tipperary, Irlanda.


Dos sombras se movían entre las oscuras habitaciones del sótano del monasterio. Al observar que nadie les seguía, sacaron una máquina de telegrafía y comenzaron a mandar un mensaje, que decía así.


Por el momento no ha habido conflictos, pero seguimos alerta.


Larga vida a la Yonta María y a Irlanda, nuestra patria y por el mandato del capitán Orlumbus.


Tras enviar el mensaje, escondieron la máquina y de repente una voz les alertó o más bien les asustó por si los habían descubierto.


-Así que estabais aquí. Me he recorrido todas las habitaciones del monasterio buscándoos- dijo una voz femenina de cabellos rosados y ondulados y con unas pintas un tanto góticas- Venga, venir los dos, es la despedida de Puzzle y tenemos que estar todos. Pero no me quito de la cabeza que he visto a esa persona en alguna otra parte, o serán imaginaciones mías.


-Vamos, Perona. Todos nos están esperando- dijo uno de los hombres de las sombras encaminando a la chica a la salida para marcharse, mientras el otro escondía la máquina de telegrafía y subían para ver la partida del pelirrojo.


Una vez arriba, un gran revuelo parecía que había causado la marcha de aquel viajero tan apuesto. Puzzle estaba de rodillas frente al abad Shandia mientras este le imponía sus manos sobre la cabeza y le daba una buena bendición para el viaje. Tras el gesto, el muchacho joven se inclinó para mostrar respecto y dar gracias a su santidad, y se marchó hacia donde se encontraba el resto. Sin decir ni una palabra, poco a poco se despidió de todos muy cordialmente, con un beso y un hasta luego. De igual forma, iba a hacer con la señorita de cabellos morenos, pero justo en el instante de darle el beso en la mejilla, Robin giró su rostro y los dos juntaron sus labios durante escasos segundos, los suficientes para ruborizar a la mujer por la maldad que había hecho y cabrear al hombre. Cuando se separaron, Puzzle no pudo evitar mostrar una mirada de desprecio hacia la chica, entre cuchicheos del resto de personas. Ese rostro furioso no recibió respuesta, era como si Robin no lo hubiese notado, y Puzzle decidió partir antes de que las cosas fueran a peor.


-¡Vamos Shelly!- le dijo el pelirrojo a su corcel blanco como la nieve y muy bello, y cuando estaba a punto de salir por la puerta del monasterio, se giró y con un cortado movimiento de mano se despidió de todos por última vez.


En la noche, de nuevo Brook estaba despierto tomando su ya rutinaria taza de té y mirando al horizonte como si no hubiese nada alrededor. Pero esta vez, Robin tampoco podía conciliar el sueño y se levantó de la cama. Hay que decir que los tres viajeros en habitaciones contiguas, las chicas en una y el esqueleto en otra, pero por fuera el balcón se comunicaba. Robin se acercó a la ventana y en seguida vio a Brook el cual se encontraba en la misma situación que ella.


-Una bonita noche para observar las estrellas- dijo Robin colocándose al costado de Brook y mirando al cielo nocturno, bello pero lleno de intriga.


-¡¿Señorita Robin?! Siento haberla despertado, no era mi intención- se disculpó el hombre esqueleto por si había hecho que la mujer perdiera el sueño al estar él despierto en la terraza.


-No se preocupe. No consigo pegar ojo, así que decidí tomar el aire y me topé con usted aquí. Mera coincidencia- contestó con una media sonrisa Robin y se volvió a girar cara al frente mirando los parajes que se vista le alcanzaba- Sabe, he sido una idiota hoy. Hacer algo así en público, sin saber si de veras iba a ser correspondida. Ojalá hubiese estado mi madre para pegarme una bofetada a tiempo antes de actuar precipitadamente.


-Usted ha sido muy valiente, y eso la honra, tanto por sus actos como buena característica para una persona, todo lo contrario a mí- respondió el esqueleto con gran pena en su interior- Puede que se precipitará, pero ese hombre se iba a marchar y quizás jamás lo hubiese visto más. Al menos tenía que demostrarle el afecto que había sentido hacia él.


-Gracias…- contestó Robin un poco más animada gracias a las palabras del hombre huesudo, que a pesar de ser un pervertido, parecía tener una gran sabiduría en su interior.


-Además, para no intentar nada con él, si el chico estaba buenísimo, jajaja- de repente intervino otra voz femenina a la conversación, la voz de la bruja dimensional llamada Perona.


El comentario espontaneo de esa provocó grandes carcajadas para los tres, y por primera vez en aquella noche todo fue felicidad, aunque duraría poco.


-Gracias, a los dos chicos. No podría tener mejores compañeros de viaje- contestó la mujer de cabellos morenos agradecida por los ánimos recibidos- Está decidido, ¡voy a luchar por el amor, y por conquistarte, Puzzle!


-¡¡¡¡Bien!!!!- gritó de alegría Perona cuando alguien del templo les mandó callar al instante ya que se habían olvidado que estaban en un lugar sagrado a altas horas de la noche.


Con esta declaración de intenciones, Brook no pudo más y sucumbió de lleno a su pena y a su tristeza. Sin posibilidad de llorar, se tiró de rodillas al suelo colocándose las manos en la cabeza y teniendo un fuerte dolor en su no pecho.


-¿Por qué? ¿Por qué soy el único que ha sobrevivido? Yo no quería. Yo quería perecer junto a ustedes, junto a mi banda pero ahora no. Se me ha brindado una nueva oportunidad para vivir y ahora la estoy desaprovechando, pero es que no puedo. No puedo seguir viviendo mientras tengo el peso de vuestra muerte sobre mis hombros. Y tanto que te amé y soy incapaz de ir ayudarte y en estos momentos estás muriendo, y yo… yo viviendo tan injustamente, separado de ti y del resto- Brook comenzó a gritar de agonía y frustración sucumbido por la pena que llevaba en su interior- ¡¿Por qué?! Necesito que alguien me lo explique.


-Por mi culpa, Brook. Lo siento tanto. Todos tus recuerdos están en tu mente y vives ahora la impotencia de no hacer nada solo por nuestros planes egoístas. Te hemos arrebatado la vida a pesar de habértela dado de nuevo y eso es algo que jamás me perdonaré- dijo triste Perona contestándole al hombre esquelético de frente y con la cruda realidad- Pero créeme que si lo hicimos es porqué es tan necesario, tan de vital importancia para el resto del mundo. Pero eso no justifica que pierdas tú tu preciada vida, así que, si hay algo que pueda hacer por ti, dímelo, no te cortes.


-Por favor, déjame llorarles hoy en la noche de su muerte, de mi muerte- dijo Brook pidiendo ese único favor que le calmaría aunque sea algo, su terrible pena.


Al instante, Perona chasqueó los dedos que se iluminaron de un rosa intenso y esa luz fue a parar a los ojos de Brook. Estos se llenaron de lágrimas que comenzaron a caer descontroladamente. Gotas en los ojos por la muerte de sus seres queridos era el único deseo de Brook para seguir con vida y cuando lo logró, un pequeño alivio encontró en su interior.


-Gracias…- contestaba entre sollozos por las lágrimas, aunque con un rostro feliz, que calmó la culpa a la mujer de cabellos rosados, e hizo que la otra mujer se acercara al esqueleto y lo arropará entre sus brazos ya que era el turno de ella para reconfortarle.


Sin duda, el pasado de Brook era uno de los más duros de toda esta historia. Difícil en el sentido de que con la posibilidad de cambiar su trágico destino y el de sus amigos, decidió seguir adelante y luchar por el bien común, sacrificando su propia vida.  Brook era un afamado violista de una banda de músicos que tocaban en prestigiosos locales de la ciudad londinense, la banda Rumbar. Yorki, su líder, era la persona que más admiraba, e incluso llegó a sentir por él sentimientos de afecto que no podía explicar, pero su miedo al rechazo le provocaron que jamás se los revelará. El día de hoy, Londres sufriría el último ataque por parte de la armada aliada. La banda Rumbar daba un pequeño concierto benéfico para las víctimas de esta guerra en un local austero de la ciudad. Pero cuando estaban a medio espectáculo una gran tragedia se producía, una bomba de pequeño alcance se desplomaba sobre el local, destruyendo al instante esté y un poco de las casas del costado. En ese mismo momento, dos Brook existían en este mundo; la persona viva que estaba muriendo a causa de la bomba sin haber revelado sus sentimientos, y el esqueleto lleno de pena que vivía para salvar el mundo. Una paradoja acababa por fin, una terrible y catastrófica paradoja.


Unos kilómetros más allá, aún perteneciente al mismo condado, los tres asesinos dormían en aquel hostal que se lo habían adueñado como guarida. Kaku dormía plácidamente, y de la misma forma se encontraba Jabra que está dormido a pierna suelta y roncando. En uno de los estantes Hattori cerró los ojos hasta el posterior día. Pero Lucci era incapaz de pegar ojo y todo eso tenía un motivo, el brazo de Jabra que le había apresado inconscientemente y del cual no se podía despegar. Mientras intentaba de todas las formas posibles apartarlo de encima de su torso, era imposible, este le aferraba más, como si lo hiciera adrede. Esa noche, Lucci la pasó en vela, sumido en sus pensamientos por culpa del dichoso aferramiento, pero con cierto tono acalorado en su rostro, que ni el mismo llegaba a entender.


8 de Septiembre de 1918, condado de Tipperary, Irlanda.


El nuevo día se iniciaba en el Monasterio de Cahir, el más decisivo para el resto de sus días.


-¡Alerta, alerta! ¡Intrusos en el templo sagrado! Tres sujetos están entrando por la puerta principal atacando a todo el que se encuentran- gritó uno de los guardias de la puerta del monasterio justo antes de ser noqueado por uno de esos asaltantes.


-Mierda… pero quien son estos. Ninguno pertenece a la familia del hermano del jefe… rápido, tengo que informar al general Nelson cuanto antes- uno de los guardias se escabulló entre la incertidumbre y un tanto asustado se escondió en el último rincón para enviar un telegrama al cuartel irlandés.


La puerta había sido echada abajo y los tres asaltantes ya se encontraban en el interior del templo. Las medidas de protección tomadas por el jefe Shandia no fueron suficientes, y los guardias que antaño contrató para la protección del lugar sagrado, fueron derrotados al instante. Ya solo quedaban para enfrentar esa amenaza diez personas: el abad Shandia y su fiel guardaespaldas el monje Urouge, Don Chinjao y sus nietos Sai y Boo, el guardia cobarde Eric y la ex cabaretera Honey Queen, y por último los tres viajeros, Perona, Robin y Brook. Pero los asesinos tenían en el punto de mira a tres de esos sujetos.


-¡¿Dónde están la bruja, la arqueóloga y el esqueleto?! Que se entreguen y todo acabará- gritó uno de los asaltantes, de larga coleta y fino bigote pero con un fuerte carácter temperamental e impulsivo.


-Cómo si os fuéramos a entregaros a alguien de nuestra comunidad. Antes tendréis que pasar por encima de mi cadáver- se encaró contra los asesinos el viejo monje Don Chinjao quien aún tenía ganas de guerra.


-¿Y qué va  a hace run viejo senil contra nosotros? Vuestra guardia era patética y vosotros sois peor- le contestó el asesino de coleta llamado Jabra quien no se dejaba intimidar por los alardes de una vieja gloria como era aquel anciano.


-Ven aquí, lobito, y enfréntate a este anciano senil- se burló el monje mayor de su contricante, irritándolo en gran medida.


-Kaku, Lucci, dejarme ese anciano irritante a mí. Pienso darle su merecido- gritó con furia Jabra a sus compañeros y tras esto se abalanzó contra el monje que se preparó para el ataque.


Jabra sacó un par de cuchillos bien afilados y los empuño en cada mano, abalanzándose sobre el pecho del hombre mayor. Sin embargo, ante de que impactará el ataque, los dos nietos del monje detuvieron el ataque con una espada cada uno.


-No os entrometáis, críos inexpertos- les regañó su viejo por meterse en medio de su enfrentamiento.


-Cállate, viejo. Ya sabes que esto es más importante que una pelea de entretenimiento de las tuyas- le replicó su nieto Boo, el más efusivo y temperamental de sus dos.


-Capitán Don Sai de la armada irlandesa, y vicecapitán Boo. Por órdenes del Cuartel de la Armada Yonta María quedáis arrestados por atentar contra las vidas de este sagrado monasterio- Sai revelaba la identidad suya y la de su hermano como miembros de la armada de su país.


-Venir todos los que queráis. De todas formas vais a acabar por los suelos- les contestó Jabra quien no se dejaba intimidar ni siquiera por la presencia de oficiales de la ley.


-Bueno, Lucci, parece que nosotros nos tendremos que encargar de los viajeros. Jabra está ocupado para rato- dijo Kaku mirando a Lucci quien no dejaba de observar el enfrentamiento entre su compañero y los oficiales.


-¡Aquí nos tenéis! Venir y dejar a estas pobres personas en paz- gritó Robin acompañada de Perona justo al bajar al patio donde se hallaban los tres asesinos recién llegados e incluso estaba con ellas Honey Queen dispuesta a defender ese lugar que tanta paz le había aportado a sus penas.


-Jajaja, parece que han venido a nosotros nuestras presas, Jajajaja- contestó emocionado Kaku por que el trabajo así les resultaría más fácil- Luchemos de una vez por todas.


Kaku se encaró frente a la bruja dimensional Perona quien estaba dispuesta a ofrecer un espectáculo de sus poderes para salvar a aquella gente de la que estaba tan agradecida. Mientras, Honey Queen y Robin estaban preparadas para su enfrentamiento contra el líder, el asesino del palomo que aún no había abierto la boca. Y llegó el momento de iniciar las peleas.


Sin embargo, una persona si se le puede considerar eso, estaba debatiéndose en un gran duelo interior. Él, el esqueleto Brook, odiaba los enfrentamientos con todas sus fuerzas y ahora estaba viendo como luchaban sus amigos para defender aquello que es valioso para ellos, y él no hacía nada. Se mantenía al margen.


-NO. Quiero dejar de ser un cobarde. Quiero enfrentar mis miedos y con esta segunda oportunidad que se me ha brindado, quiero proteger a mis nuevos amigos- dijo decidido Brook- Y sé que es lo que debo hacer.


El esqueleto cogió un violín antiguo que se encontraba en el monasterio y el cuál no se había decidido aún a tocarlo, y se lo colocó en posición. Miró al frente donde batallaban sus amigos y pidió un deseo con todas sus fuerzas.


(Hacía tiempo que no ponía en esto, pero quería retomarlo, sobre todo con Brook. Pero esta vez con una diferencia, mientras vais escuchando la canción, seguir leyendo y yo diré hasta donde parar por si acabáis de leer antes de que acabe la canción. Es muy difícil coordinarlo pero se intentará. Comenzar al leer justo cuando encienda el dial de música, por fi. El enlace es este https://www.youtube.com/watch?v=8LC1udBcTKQ y la canción es muy conocida para el mundo de One Piece, que lo disfrutéis)


-Con esta canción, que todos vuestros corazones se llenen de amor, se vayan vuestras penas y encuentren el consuelo que tanto ansían para detener de una vez por todas, esta batalla. Vamos, banda Rumbar. Darme fuerzas desde el cielo, tú también, Yorki. Esto se llama Bins no sake- dijo Brook cuando ya había comenzado a tocar su gran canción de reconciliación y de paz y todo el mundo se volteó a mirarle extrañado y un tanto expectantes por lo que estaba a punto de hacer.


Sus amigos lo miraban con extrañez pero con gentileza ya que conocían al esqueleto violinista y sabían que tenía en mente algo bueno. Mientras, los asesinos se quedaron expectantes, e intentaron reírse de la escena, pero eran incapaces. Como si algo de su interior comenzara a removerse al escuchar esa canción. Pero decidieron pasar del tema y ya se encargarían más tarde de aquel violinista. Los tres miraron de frente a sus oponentes y comenzaron el ataque.


El primero en iniciar la pelea no fue otro que Jabra, que se encaró directamente contra el más mayor, pasando de largo de los nietos. Sin embargo, aquel sacerdote escondía más de alguna fuerza en su interior. Cuando fue a atacar con sus dos cuchillos, los fuertes y grandes brazos de Don Chinjao lo detuvieron, permitiendo así que sus dos nietos, Sai y Boo atacaran por los lados a Jabra, haciéndole dos cortes en los costados del pecho.


-Mierda…- gritó de dolor Jabra mientras su sangre se derramaba por el suelo. Esta escena no pasó desapercibida por su compañero de cabellos oscuros que casi no pudo contener los nervios y se distrajo de su batalla.


-Ahora, Honey Queen, es nuestra oportunidad- le dijo la mujer de cabellos oscuros llamada Robin a su compañera de duelo para que avanzará.


Honey Queen asintió con la cabeza y se dispuso a distraer al asesino Lucci con sus encantos de mujer y con sus fuertes patadas de cabaretera. A pesar de que Lucci atacaba con una gran espada afilada, las piernas de la mujer detenían el ataque. Mientras, Nico Robin se acercaba por detrás para asestarle el que sería el golpe de gracia. Sin embargo, falló.


-No penséis que soy tan predecible. Sé defender mi retaguardia- contestó la paloma mientras Lucci miraba hacia la chica de cabellos morenos.


 


-¡Patada Cuttie!- alertó Honey Queen de su ataque que impactó de lleno en el rostro bello del asesino al darse la vuelta para intentar contratacar- Esto es la doble distracción de las bellezas.


-Malditas, como pude caer en algo tan obvio- se maldecía Lucci por su mal reacción ante ese ataque desprevenido.


Mientras, en otro lado de la batalla, Perona se enfrentaba de lleno contra el asesino Kaku. Esté empuñaba dos espadas en sus manos y con gran velocidad le provocó severos cortes a la joven bruja, pero la pelea no acababa ahí.


-Ábrete, portal de la araña gigante, ¡Tararan!- gritó uno de sus ataques Perona y de repente salió de la nada un portal iluminado del cual emergió una inmensa araña con cara de mono que apresó a su contrincante, el asesino Kaku, en una dura telaraña difícil de escapar.


-Parece que vuestra fama no os precede-se burlaba Honey Queen de lo mal que actuaban los tres asesinos.


Sin casi darle tiempo de responderle, Lucci cogió su espectacular espada y de un golpe, tiró al suelo a la cabaretera, a punto de asesinarla. Al mismo tiempo, Kaku con sus dos hábiles espadas, se deshizo de la telaraña y cortó en dos aquel monstruo que le envió la bruja, dejando a esta indefensa. Pero cuando Jabra se disponía a acabar con los tres familiares, estos lo rodearon y no le dejaron escapatoria. Jabra estaba a punto de ser derrotado, o lo que era peor, a punto de ser asesinado, y eso definitivamente Lucci no lo podía permitir.


Pero de repente, todo cambió. Los asesinos no se podían mover, pero eso no era del todo cierto. Lo que no podían hacer era acabar con las vidas de aquellas personas, y eso les era extraño. Poco a poco, imágenes de su padre adoptivo, el señor Toto fueron pasando por su mente, recordando los tiempos de su niñez cuando eran verdaderamente felices, y que ahora jamás lo podrían recuperar. E incluso recordaron aquellas palabras alentadoras de su padre.


-Hijos míos, da igual que hayáis sido abandonados por la vida y que está os haya tratado mal. Hacer lo posible por cambiarla y por llegar a encontrar vuestra felicidad- estas palabras del señor Toto resonaron en la mente de los tres asesinos, que al instante comenzaron a armarse en un mar de lágrimas, incapaces de detenerlo, y por tanto, soltaron sus armas finalizando al fin la pelea.


Lucci se abalanzó sobre el malherido Jabra y le dio un apasionado beso en la boca, revelando por fin sus sentimientos más escondidos. El otro asesino no pudo decir ni una palabra, se limitó a sonreír a ruborizarse por aquella acción.


-Jabra, te quiero. Acepta los sentimientos de este cobarde y hazlo la persona más feliz estando a su lado- hablaba por primera vez Lucci sin la ayuda de la paloma, asombrando al resto y sobre todo a Jabra quien tras la declaración se aferró más a sus brazos.


Los contrincantes se quedaron anonadados por aquella escena que no se esperaban tras acabar la pelea.


-Lo sentimos mucho…- Kaku se arrodilló en el suelo a modo de disculpa para toda la gente de aquel lugar- Habíamos perdido el rumbo de nuestras vidas, pero… pero gracias a esa canción recuperamos el sentido de esta y todo lo que nos ofreció nuestro padre. De corazón, sentimos todo lo causado.


Del mismo modo, Jabra y Lucci aún muy arrejuntados, hicieron el mismo gesto que su compañero asesino.


-¿Cómo pedís que os perdonemos después de todo el daño que nos habéis causado?- les encaró Don Chinjao pero fue detenido por el brazo de Brook que se acercó al patio donde estaba produciéndose la batalla.


-Gracias por haber recuperado vuestra vida. Estáis perdonado, seguro que el señor abad pensará lo mismo que yo- dijo Brook mirando al jefe Shandia quien asintió para corresponderle la decisión tomada.


Los tres asesinos se levantaron, y por primera vez en muchos años, una sonrisa volvió a vislumbrarse en sus rostros.


(Parad aquí si no ha acabado la canción, en caso contrario, continuar y disfrutar del final del capítulo)


-Inútiles asesinos profesionales. Dejar esto a los de la vieja escuela- una voz muy masculina e incluso un tanto ronca por los puros que su fumaba, se adentró de lleno en el monasterio- Me llamo Don Accino y mi familia se encargará de eliminar a esta panda de basura donde os incluyo, asesinos incompetentes.


Un hombre grueso de cabellos oscuros junto a un gran grupo de personas apareció de la nada trayendo consigo problemas cuando por fin habían superado aquellas dificultades los del templo.


-Por fin, pensaba que no iban a llegar nunca- de su escondite salió el guarda Eric quien por fin se veía respaldado por sus aliados, la banda de asesinos hermanos de su general Nelson. Por lo que Eric era un espía a cargo de Nelson- Venga derrotarlos de una maldita vez, mientras el abad morirá en mis propias….


Pero Eric no pudo terminar de acabar la frase cuando de un fuerte puñetazo de parte del monje Urouge cayó derrotado y muy malherido.


-Maldita calaña. ¿Cómo se atreve a infiltrar gente de su entorno en un lugar sagrado como este?- se enfadó de gran medida Urouge quien no se apartaba ni un momento del jefe Shandia para protegerlo en todo momento.


-¡Campachino, Brindo, Arabelle, Salco, Hockera, Lil!, acabemos con estos malditos de una vez por todas y regresamos a casa a beber un buen vino- animaba el jefe de la familia Accino para que sus hijos derrotaran a aquellas personas.


-Sí- contestaron todos los miembros de la familia de Accino ansiosos  de sangre.


-Permitir redimir nuestros pecados, derrotando a estas personas. Además, es una cuestión de honor- dijo Lucci  a Jabra cuando se acercó y le dio una caricia en la mejilla como símbolo de protección para el enfrentamiento que les acontecía.


Pocos minutos después, la familia Accino estaba derrotada y apresada por los capitanes irlandeses, quienes habían informado al cuartel, para que capturaran al general Nelson. Mientras, Lucci, Kaku y Jabra estaban muy malheridos pero habían conseguido acabar con su deuda.


-Bueno, llegó el momento de entregarnos a la ley- dijo Kaku arrepentido por todos sus pecados cometidos como asesino- Será duro, pero es mejor pagar por nuestros crímenes y cuando salgamos tener la consciencia libre.


-Tenéis tres minutos para desaparecer de nuestra vista y no seréis acusados de ningún delito- dijo el capitán Don Sai con una sonrisa cómplice en su rostro que alegro de gran forma a los tres asesinos.


-Gracias, de verdad- contestaron los tres agradecidos a punto de partir.


-Y ¿ahora que vais a hacer con vuestras vidas?- preguntaba el jefe Shandia preocupado por aquellos jóvenes que le recordaban a los soldados que instruía cuando era general de la armada irlandesa.


-Yo comenzaré una nueva vida. Quizás vaya Liverpool, y creo que será mejor que parta solo. Con vosotros, chicos- dijo Kaku a modo de despedida dirigiéndose a sus compañeros, a sus amigos o casi hermanos Lucci y Jabra- Vosotros debéis estar juntos y vivir felices. Yo aún debo encontrar esa felicidad, o ese alguien que me la aporte.


-Kaku…- dijo apenado Jabra por la despedida de una persona importante para él.


-No os preocupéis. Sois como mis hermanos y siempre os llevaré en mi corazón- contestó Kaku para animar a los otros dos- Y espero que me invitéis a vuestra boda.


Las carcajadas inundaron aquel lugar, produciendo a su vez, un enfado y un rubor en la reciente pareja.


-Y, vosotros, ¿dónde vais a ir?- preguntaba Perona a la pareja, algo interesada y curiosa, o lo que más se entiende por eso, algo cotilla.


-Donde sea- contestó en seguida Jabra apretando con fuerza la mano de su reciente novio.


-Pero juntos- terminó de responder Lucci ruborizando un poco más al otro ex asesino, que era incapaz de esconder más tiempo los sentimientos hacia ese.


Fue sin duda una cálida y cordial despedida entre dos bandos enfrentados al comienzo, y que gracias al destino y a la fuerza de la música, se pudieron unir para un bien común. Los tres asesinos se marcharon, tal y como habían dicho y justo en el momento de desaparecer de la vista de los del monasterio, la paloma Hattori elevó el vuelo como señal de que eran libres y que además, Lucci ya no la necesitaba para cubrir su corazón. Al instante de iniciar el vuelo y cubierta por los rayos del sol, algo comenzó a caer hacia ellos. Y no era otra cosa que un sobre cerrado que fue a parar a las manos de la bruja dimensional, y en cuanto miró el contenido se alegró un montón.


-¡Una carta de mis papis! Estamos salvados- comenzó a gritar la bruja dimensional quien por fin se sentía aliviada de poder retomar el rumbo de su misión- Tenemos que partir de inmediato. No espera la gran aventura, chicos.


-¿Pero de qué estás hablando? Explícate- pregunta confusa Robin quien cada vez entendía menos a la mujer con magia.


-No hay tiempo para eso ¡¡¡Perona Modoki Doki Doki!!!- conjuró con las palabras mágicas la bruja dimensional el hechizo que les transportaría a su destino.


Al instante, un portal apareció en medio del patio. Un portal que irradiaba luz azul y del cual no se podía ver la otra zona a donde iban a parar aquellos viajeros.


-Bueno, es nuestra despedida. Gracias por estos meses y por habernos ayudado con todo, por vuestra hospitalidad. Os llevaremos siempre en el corazón- dijo el esqueleto quien en el fondo era un sentimental.


-Bien, bien. Pero no volváis por aquí y causéis tanto revuelo. Queremos una época más tranquila en este monasterio- contestó entre risas Don Chinjao pero no lo decía de corazón.


-No le hagáis caso. Con lo que has disfrutado abuelo con su llegada- reveló los verdaderos sentimientos uno de sus nietos, llamado Sai.


-Robin, cuida te mucho, y los demás también. Y gracias por escuchar las penas de esta vieja cabaretera- decía emocionada Honey Queen mientras abrazaba a la muchacha morena-Sois jóvenes y aún tenéis una gran vida por delante, no la desperdicies porque nunca sabéis cuando puede aparecer de verdad una gran desgracia.


-Cuídate, amiga. Ya verás como a partir de hoy la vida te sonríe a mejor- dijo Robin agradecida por los halagos recibidos por la mujer rubia.


-Hijos, cuidaros mucho en vuestro viaje. Y pase lo que pase, tener en vuestras mentes que lo habréis dado todo en la lucha y no os arrepintáis de nada- aconsejaba el sabio Jefe Shandia- Y recordad, jamás os acerquéis a la oscuridad, ya que ella es vuestro peor enemigo.


-Jefe, no sea pájaro de mal agüero- contestó Boo un poco de forma irrespetuosa.


-Vigila tus modales, chiquillo. Así no llegarás a buen puerto en nuestra gloriosa armada- le regañó Urouge por su mal comportamiento- Venga, partir, que se os hace tarde. Os echaremos de menos a todos.


-Gracias por todo, de verdad…- contestó Perona agradecida por la hospitalidad de aquellas personas- Venga, entremos en el portal haber donde paramos.


-No me fio de ti ni un pelo Perona. Espero que vayamos al lugar que esperas o cerca porque si no te mato- dijo en tono amenazante Robin pero en verdad era como si fuera una broma.


Los tres viajeros, Perona, Robin y Brook se adentraron al portal y pronto comenzaron a desaparecer dentro de él. De repente, una brisa se levantó en aquel lugar y removió el pelo de la mujer rubia, como si fuera una dulce caricia que le transmitía un calor familiar.


-Cindry…- dijo Honey Queen quien notaba la presencia de su fallecida hija en el ambiente.


Con rapidez, se abalanzó sobre el portal y se metió justo antes de que se cerrase. ¿Qué les deparará a estos viajeros al final de su viaje? ¿Por qué la cabaretera ha sentido la necesidad de marcharse con ellos? ¿Cuántas cartas faltan por entregar y cuáles son sus destinatarios?


17 de Septiembre de 1918, lugar desconocido, Irlanda.


Puzzle se encontraba en uno de los parajes más escondidos de todo el país, cuya localización no sale ni en los mapas. Entre altos picos y colinas verdosas, se hallaba con las pocas fuerzas que le quedaban y prácticamente comiendo solamente el aire montañoso que se respiraba por aquella zona. Por unos minutos se maldijo a sí mismo por estar algo perdido pero era incapaz de detenerse a descansar, ya que tenía que encontrar cuanto antes aquel recóndito lugar. Tras subir casi en su totalidad una montaña entera, como si estuviera tocando las nubes, comenzó a echar pestes por no hallar el sitio de su misión.


-¡Maldita sea! ¿Dónde está ese dichoso castillo? Cuando lo vea pienso decirle un par de cosas a ese guardián- se quejaba con razón Puzzle quien estaba exhausto de su viaje y aún no estaba en el lugar que quería.


Pero mientras maldecía, sus ojos se cruzaron con una pequeña ladera encima de aquel terreno montañoso, y con unos montículos de piedra sobre esta, y decidió investigar. Al llegar, el paisaje que se dibujaba era de todo menos hermoso, era casi tétrico. La luz de sol fue tapada con las nubes oscuras que se comenzaron a formar, e incluso el viento se desató moviendo con gran intensidad árboles y ramas, y zarandeando todo a su paso. Esto dificultaba la vista de Puzzle y decidió subirse al montículo de piedra para divisar todo a su paso. Lo que descubrió fue sorprendente.


-No me lo puedo creer, el Newgrange aquí tan retirado del mundo- el chico pelirrojo se quedó algo atónito tras encontrar aquello.


El Newgrange era un lugar de enterramiento para los antepasados de los irlandeses, pero jamás había escuchado que hubiera uno tan lejos. Mientras se mantenía allí arriba, las nubes comenzaron a desaparecer y la niebla a disiparse. Resultó que salió una noche clara y estrellada, iluminando un camino que conducía hacia donde él mismo estaba. De repente, como si se tratará de un espejismo, un castillo flotante apareció sobre el monumento funerario y sobre Puzzle. Sin duda era un castillo antiguo, algo estropeado pero muy bien conservado, que te dejaba la piel de gallina con solo verlo.


-Así que aquí era donde se hallaba. Normal que no lo encontrará. Mira que utilizar el Newgrange como pista de aterrizaje para tu castillo, ya te vale- volvió a aquejarse Puzzle por la extraña y costosa localización de ese emplazamiento- ¡Guardián de Viento, soy yo Fénix, he venido a hablar contigo!


Los gritos del pelirrojo resonaron como eco en aquel lugar. Al instante, las puertas del castillo se abrieron de par en par y de allí salió un hombre joven. Un chico con pintas y apariencias de estilo japonés pero de la otra era, y que para colmo iba montado sobre una nube blanca que descendía hacia donde estaba el chico pelirrojo.


-¿Quién se atreve a molestar el letargo de mi precioso castillo  Tír na nÓg?- gritó imponente el joven montado en la nube encarándose al hombre de más abajo, pero en cuanto vio de quien se trataba, aceleró su nube y prácticamente se abalanzó con furia sobre el chico- Cómo te atreves a venir aquí Puzzle. Maldito usurpador de hermanos. Devuélveme a mi hermano Vigaro de tus sucias garras.


-Lo siento, pero eso no va a ser posible. Él decidió estar conmigo- dijo orgulloso Puzzle de su pareja.


-Entonces no tengo otra que matarte- el joven montado en la nube comenzó a intentar abofetear y pegar a Puzzle, y el otro a esquivar.


-Espera, cálmate, Izo, cálmate. He venido solo a hablar, en son de paz- intentaba explicar el pelirrojo pero de poco le sirvió ya que el otro guardián no cesaba su ataque, y decidió usar su última táctica- ¡Me envía directamente el jefe para hablar del día indicado, es importante!


-¡¿El jefe?!- por fin el guardián del Viento, cuyo nombre era Izo y se trataba del hermano mayor del apuesto Vigaro, se detuvo pero comenzó a elevarse hacia el castillo- Hablemos, entonces, pero dentro.


-¡Espera, no me dejes aquí, que yo no sé volar!- se quejó de nuevo Puzzle tras ser dejado en tierra y sin ninguna forma de poder subir al castillo flotante.


Esos dos consiguieron hablar, cuando Puzzle fue subido a regañadientes por el otro guardián. Parecía que todos los guardianes del mundo se estaban preparando para algo importante y seguro que eso estaba relacionado con el día indicado.


17 de Septiembre de 1918, Berlín, Alemania.


Unos pasos decididos resonaban por los pasillos del Edificio del Reichstag, el cuartel general de la armada alemana. Los pasos de una persona que se iba a enfrentar a su destino y que no se echaba para atrás. Era un cobarde, sí, pero las consecuencias de no enfrentar sus acciones serían peor que las de huir, por tanto, con esa determinación llegó hasta la entrada del despacho del general. Además, tenía el respaldo de sus dos guardaespaldas personales que le salvarían en caso oportuno. Sin pedir permiso, e ignorando a la inerte secretaria, las tres personas se adentraron al despacho sin llamar.


-General Teach vengo a entregarle mis sinceros respetos y mi lamento por el fracaso de nuestra misión- dijo en tono adulador el hombre de cabellos lilas que acababa de adentrarse con sus guardias al despacho, pero fue interrumpido por la persona que mandaba en aquel lugar y se hallaba sentada en el sillón de su despacho reunido con más gente.


-Señor Spandam, bueno volverle a ver aquí ante mi presencia. Así las cosas serán mucho más fáciles- dijo el general alemán Teach interrumpiendo las palabras del otro hombre que portaba una máscara de hierro- Siéntese si lo desea, que a pesar de que estaba reunido, mis hombres no suponen un problema para que charlemos, esperaran hasta que hayamos


Spandam no se llegó a sentar, y detrás suyo se quedaron sus guardias Kumadori y Fukurou atentos a cualquier situación alarmante, pero unos ojos asesinos les observaban desde el fondo. Las miradas penetrantes de unas personas crueles, sádicas y oscuras que se hallaban al fondo de la habitación tras ser interrumpida su reunión.


-No hace falta que implore perdón señor Spandam. Estamos entre conocidos y un error así no resulta tan grave para nuestros planes- contestó con tono calmado Marshall D. Teach aliviando así al otro señor.


-Pues si es así, permítame otra oportunidad y me encargaré personalmente de ellos- contestó Spandam más tranquilo porque se había librado de las consecuencias.


De repente, Teach pegó un potente golpe sobre la mesa que sobrecogió al hombre enmascarado y lo dejo temblando de miedo.


-¡¿De veras piensa que le iba a contestar eso?! Le voy a dar otra oportunidad pero desde la tumba- contestó cabreado el general alemán y señaló a sus subordinados que estaba al fondo- Adelante.


En un momento, y sin que los guardias Kumadori y Fukurou pudieran reaccionar, fueron degollados por la espalda, por aquellas cuatro sombras que surgieron como si provinieran De las mismísimas tinieblas. Al ver a sus hombres muertos, Spandam decidió contraatacar para al menos salvar su pellejo.


-Me las pagarás, Teach. Mi gran espada Funkfreed es una de las mejores del mundo y está destinada a ser clavada en tu pecho- contestó enfurecido Spandam sacando su espada con empuñadura de marfil con forma de colmillos de elefante y preparándose para el ataque.


Sin darle oportunidad, el general alemán disparó entre el entrecejo del enmascarado, matándole al instante con  una sola bala.


-Inútiles como tú no sirven para nada. Servirán estando al menos muerto- contestó con sonrisa malvada el general Teach ante sus cuatro subordinados que saboreaban con ansias la sangre derramada por aquellos tres sujetos- ¿Con qué se han escapado de mis zarpas? Son atrevidos por hacerlo. Pero, podrán enfrentarse a mí, siendo la personificación de todos sus miedos escondidos.


Poco faltaba para que diera inicio al malvado plan del general alemán. El plan que conllevaría consecuencias catastróficas para todo el mundo. ¿Serán capaces los destinatarios de las cartas de realizar su misión y salvar al mundo? De lo contrario todo será OSCURIDAD.

Notas finales:

Dos cosas tengo que decir:

1. No se hacer un trio, especifico, no se escribirlo, tampoco he tenido oscasión de hacerlo en la vida real ( pero esto es otra historia mas privada, jajaja) si os ha gustado, me alegro, y sino, lo siento mucho, lo hice lo mejor que pude. Tambien pienso que el cambio de Lucci es muy radical, de sádico a enamoradizo, y lo he explicado de sopetón asi que pido disculpas tambien por eso.


2. Perona no es Lucy de Fairy Tail ( los que conozcan la serie, lo entenderan) es una de los animes que sigo, y bueno quería hacer este guiño y casa muy bien con la forma de hacer sus ataques y con lo de los portales. Además, tampoco es una Mokona ( lo entenderán aquellos que conozcan a esa cosita blanca tan monosa y kawaii y tan facil de achuchar). La explicación es que hay muchas ideas que me vienen por ver otros animes, y nunca lo he comentado. Por ejemplo, la idea de que este capitulo sea en Irlanda es por un anime italiano, etc. No se si habreis captado alguna otra cosa por ahí, como frases o algo parecido.


El siguiente cxapitulo es muy especial sobre todo para la gente que lleva leyendo la historia desde el fic El baile de los abanicos. No doy más pistas pero me imagino que ya sabreis que personajes pueden ser los protas.

Nada más, MUCHAS MUCHAS GRACIAS POR LEER LA HISTORIA y mandarme muchos reviews que me hagan muy feliz.

TO BE CONTINUED=)


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