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Príncipe y siervo. Amor idiota y leal por albert2822

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Notas del capitulo:

HOLA HOLA, MIS QUERIDOS LECTOR@S.

Por fin, y después de unas duras semanas (entre exámanes y falta de inspiración) pude escribir este supuesto último capitulo.

Antes que nada quiero decir (y porque no lo puedo expresar por otra parte) que hoy es un día especial para mí, que estoy muy feliz(aunque en realidad es por una tontería) porque es la final de TU CARA ME SUENA y desde aquí digo que como super mega ultra fan de mega poster, ANA MORGADE TIENE QUE GANAR TU CARA ME SUENA. Ala, ya lo he dicho.

A lo que ibamos. Importante: Leer el capitulo(por supuesto) y leer las notas finales, es muy importante.

Escena Decimosexta. La última carta

22 de Noviembre de 1918, Berlín, Alemania.

 A aquella base militar llegaba ella. Paso firme, resonante por los tacones de aguja que calzaba, traje ajustado de cuero negro en forma de mono, brazaletes puntiagudos y un collar que servía como enganche para la capa negra que le llegaba hasta las piernas. Pelo corto, suelto, de color verdoso pero en una totalidad tan opaca como la mismísima oscuridad. Detrás suya, sus dos guardianes, sus escoltas, sus mascotas. Uno, un hombre de tez mulata, melena corta y kimono en tonos verdes oscuros;  el otro,  de pelo castaño, piel más clara y turbante y kimono blancos. No obstante, a pesar de la apariencia oscura de aquellos tres individuos, una de las cosas más intrigantes de estos era lo que estos dos hombres portaban en las manos. Sujetando cada uno de un lateral, transportaban con ellos una especie de caja, bastante ancha, cubierta con una tela. Los dos sujetos mantenían cierta distancia entre su ama y ellos manteniendo todos sus sentidos bien alerta, como los animales, para cualquier amenaza. Pero en sí, el mayor peligro de aquella base era ella. Esa mujer desprendía un aura maligna, intimidante o más bien, atemorizante. Conforme avanzaban, los pasillos quedaban vacíos en su totalidad. Ningún soldado se atrevía a cruzarse con aquella mujer si quería conservar su pellejo intacto. Incluso las paredes de aquellos pasajes parecían apartarse ante la presencia de aquel ser. Sin duda, una calamidad había caído sobre el Edificio del Reichstag, sede principal de la fuerza militar de Alemania, y hogar de la mayor oscuridad habitada en la Tierra.

Tras unos minutos deambulando entre los remotos parajes de aquella base, los tres individuos llegaron a su destino. Este se encontraba en la parte más alta de la construcción y exactamente se conocía como el despacho del general. Antes de entrar, en la antesala a la habitación del máximo representante del poder alemán, se encontraba el escritorio de la secretaria. Una joven rubia, pálida e inmóvil estaba sentada allí cuando uno de los escoltas se acercó a ella y le entregó una pequeña tarjeta. Con las manos frías, la rubia secretaria cogió ese papel, se levantó y se encaminó a la puerta del despacho de su jefe. Tocó y cuando obtuvo permiso, entró. En su interior, un hombre miraba a través del ventanal de detrás de su escritorio la furiosa tormenta que se estaba formando. Relámpagos y rayos se unían en una espectacular melodía estruendosa iluminando la entrada de aquella mujer.

-Ella está aquí ¿no?- dijo aquel sujeto de oscuros cabellos sin voltearse a mirar a su secretaria.

-Sí- contestó escuetamente la mujer rubia como si no hubiese personalidad ni alma en sus palabras.

-Hasta el tiempo desea destruir su vil existencia- contestó el hombre sin apartar la vista al paisaje tormentoso que tenía delante de él. Girándose- Hágala pasar.

-Anuncio así la entrada de la todopoderosa gobernante de la nación de Japón, general de su armada y reina regente de todo el imperio japonés, la señora Makino- anunció en voz alta la secretaria.

Detrás de ella, las dos puertas que comunicaban ambas salas se abrieron de par en par y ella entró.

-Dios, como me gusta que me anuncien con halagos, fanfarrias y alardeos- dijo la mujer de cabellos verdes nada más entrar a la sala, como si estuviera en su propia casa. Cambiando de actitud- Pero, no toleró ser llamada señora.

La gobernadora del reino japonés acababa de apuñalar por la espalda a la secretaria. La chica rubia cayó al suelo frente a ella. Al instante, la secretaria se levantó como si nada y se sacó el puñal de la espalda, viéndose que no había nada de sangre, ni en sus ropas, ni en el suelo ni siquiera en la propia herida. Ninguno de los allí presentes se inmutó demasiado con aquella hazaña.

-Disculpa esta ofensa, querida. Un error por parte de mi secretaria. Estoy seguro que la podrá perdonar- dijo el general alemán sin inmutarse por lo que acababa de hacer su secretaria- Señorita Kalifa, ya puede retirarse.

La secretaria, con el puñal en mano acató las órdenes y salió de la sala. Los dos escoltas de la mujer entraron, dejaron aquella pesada y amplia caja en medio de la estancia y se quedaron de pie al lado de la puerta, como medida de seguridad.

-Una chica curiosa- se atrevió a decir la gobernadora japonesa tras la partida de aquella mujer rubia cuyo nombre era Kalifa.

-Y obediente- respondió el general añadiendo otro adjetivo a la descripción de aquella persona.

-Y muerta- dijo sin tapujos Makino.

-Puede ser- contestó el militar mientras una sonrisa se vislumbraba en su rostro. Cambiando de tema- Dejemos estas minucias que no son importantes, y conversemos de lo que nos incumbe ahora- el general realizó una pausa para respirar y continuó- ¿Ha traído la carta?

-Teach, Teach, Teach, por quien me toma. Sí no la tuviera no me hubiese osado a presentarme aquí- contestó Makino mientras se acercó hacia el escritorio- Tome, léela  por usted mismo- la chica entregó la carta, se alejó de la mesa y se sentó sobre aquella caja que había sido depositada en medio de la sala.

-¡Ay!- se quejó una voz proveniente del interior de aquel cuadrilátero donde se había aposentado la mujer.

-Veo que no soy el único que tiene individuos “curiosos” a su cuidado- dijo Teach mientras rompía con una navaja el sobre de aquella carta.

-Si me disculpa- dijo Makino cara el general. Después, se levantó de la caja y quitó la tela. Al destaparse, se descubrió que en verdad aquella caja era una jaula, y en su interior albergaba a tres niños, un chico y dos chicas.

-¡Bruja! ¡Sácanos de aquí!- gritaba furioso el niño, de kimono rosa y pelo de oscuro color y recogido.

-Momo, no le grites…- le regañó una de las niñas, de cabello rubio y ropa en la misma tonalidad- No es bueno hacerla enfadar.

-Momo, mi pequeño, cuantas veces te he dicho que no me llames así, acaso no soy tu madre- dijo Makino mientras introducía su mano dentro de la celda y acariciaba la barbilla de aquel pequeño revoltoso.

-¡Porque te casarás con mi padre, no te convierte en mi madre, bruja!- gritó de nuevo el crío a la vez que apartaba de un manotazo aquella mano de su barbilla.

-Momo, querido, más vale que le hagas caso a Apis- advirtió la mujer a su hijastro y antes de acabar la amenaza cambió su rostro a uno mucho más temible y malvado- O ¿acaso deseas reunirte con tu papaíto?

Al escuchar aquellas palabras, el niño cuyo nombre completo era Momonosuke, se calló. Parecía que sin duda la amenaza había calado de lleno en los pensamientos del crío. Sin embargo, intervino por primera vez en la conversación, la tercera presa.

-No siempre te saldrás con la tuya, bruja- amenazó aquella niña, de rosados cabellos y ropajes mucho más estropeados que los del resto.

-¿Me estás amenazando, Adelle?- le preguntó la malvada bruja a la presa mientras un aura maligna envolvía aquellas palabras.

-Cuando mi hermano nos encuentre, te derrotará, bruja- respondió la niña que se tiraba hacia atrás, a diferencia del otro niño.

-Tu hermano es un cobarde. Te abandonó en cuanto tuvo la oportunidad de escapar, y no le importó dejarte atrás- respondió enfurecida Makino.

-¡Mientes!- gritó la niña al escuchar aquellas palabras que tanto le dolían en su corazón.

-Si mintiera, ¿por qué no ha regresado a por ti, querida? Date cuenta que estás sola y que tu vida, no, que vuestras vidas dependen de mí. Si no fuera por qué me sois útiles, ya estarías muertos. Así que, callaros ya y no me hagáis enfadar más- contestó cabreada Makino y al acabar pegó un chasquido con los dedos y aunque los niños intentaron replicar, la voz no les salía, como si una especie de magia se lo impidiera. Makino volvió a tapar la jaula con la tela y se sentó de nuevo en ella- ¿Por dónde íbamos, general?

Cuando aquella mujer quiso retomar la conversación, observó que al general le ocurría algo. Como si su semblante hubiese cambiado, mostrando un rostro que hasta el mismísimo diablo temería.

-¡¡¡Qué cojones es esto!!! ¡¡¡Me estás tomando como un estúpido!!! ¡¡¡Tienes un minuto para explicarte antes de que cuelgue tu cabeza en una pica!!!- gritaba enfurecido Marshall D. Teach mostrando en sus manos la carta abierta, en la cual no había nada escrito.

-Jajaja, ya veo. Sabía que ese pelirrojo había puesto algún seguro. Si te calmas, general, te lo explico- intentaba sofocar la mujer aquella furia titánica que tenía delante y que sabía que si se desataba, la única perjudicada iba ser ella- Además, no me atrevo a ir contra tuya, por algo me uní al bando correcto, ¿no? Y tampoco me atrevería  a hacer nada contra ti aquí. Desde que entré, he notado cuatro presencias realmente feroces en la habitación de al lado, una de ellas un tanto gigantesca, y no estoy dispuesta a poner en riesgo mi vida con un plan tan estúpido como atacarte en tu propia base.

-De acuerdo, querida. Bonito el discurso, ¡pero sigo sin tener respuestas y me estás colmando la paciencia!- el general alemán continuaba inquieto por no saber el contenido de la carta.

-Anda, trae- le dijo Makino acercándose al escritorio y agarrándole la carta de la mano.

De repente, en cuanto las manos de la chica de verdosos cabellos tocaron aquel papel, las letras surgieron a la superficie y por fin se pudo leer el contenido de aquella carta.

-Ves. Solamente puso un sello de seguridad para que las cartas llegaran a los destinarios y que solo ellos pudieran leerlas- explicó Makino para aclarar aquel suceso al general.

-Jajaja, me sorprende que aún siga confiando en alguien como tú. Ni siquiera el general Akainu albergaba tanta oscuridad en su corazón- decía riéndose y mucho más calmado el hombre cuyo nombre era Marshall D. Teach.

-No desprecies el poder de una mujer despechada- amenazó Makino, quien ahora había sido ella la que había puesto una cara bastante sanguinaria.

-Venga, léela- sugirió Teach para cambiar el rumbo de la conversación ya que estaba yéndose a un terreno peligroso.

-Estimados, blablablá… Les rogamos que nos ayude, blablablá… El mundo les necesita, blablablá- así era la peculiar forma que Makino tenía para leer aquel papel tan importante para su enmienda.

-¿Le importaría?- dijo Teach levantando el brazo.

-Por supuesto que no- contestó la mujer entregando la carta, la cual, al haberse roto ya el sello del seguro, ya daba igual quien la leyera, que las letras se verían.

-Gracias- contestó sarcásticamente el general. Hizo una pausa y se dispuso a leer la carta.

Estimados salvadores.

Me dirijo a ustedes como el Halcón Rojo para pedirles en nombre de toda la humanidad un grandísimo favor. Hace tiempo que comencé una labor que se me encomendó, y la cual, ha sido la causante de todas sus desgracias. Sé que una vez dicho esto, no creo que este en posición de pedirles nada, pero les ruego su ayuda. Me temo que hayáis tenido que vivir duros acontecimientos que habrán cambiando vuestras vidas, y posiblemente hayan destruidos las de vuestros seres queridos. Pero sé que por todo por lo que habéis pasado, ahora os enfrentáis al mundo de una manera muy distinta, y es la única forma de derrotar al mal mayor que se nos avecina.

Si bien he dicho que yo soy el causante de todas vuestras desgracias, en cierto modo no es cierto. Simplemente, me he limitado a ser el guía de vuestro destino. Un destino, que aunque no lo creáis, hace más de 22 años que ha estado escrito y muy bien definido por fuerzas mayores que no podéis modificar. Sin embargo, todo esto no hubiera ocurrido si no fuera por una única persona, el portador de la oscuridad Marshall D. Teach. Un hombre que seguro que ha movido sus hilos para cruzarse en vuestras vidas, porque la única verdad que sabemos es que sois vosotros a quienes teme. Los únicos capaces de destruir sus planes sois vosotros, los elegidos por aquel hombre quien me encomendó esta labor. Y por eso mismo sé, que desea con toda su alma, vuestra muerte y hará lo que esté en su mano para conseguirla.

Entiendo que lo que os pido es mucho, casi un suicidio. Que estáis cansados de luchar, de correr, de huir, de esconderse,  de ver morir a gente de vuestro entorno. Pero por ese mismo motivo os pido que unáis fuerzas contra el enemigo causante de todas las desgracias que le están ocurriendo al mundo. Porqué señores, en tiempos donde todos los países están celebrando el fin de la primera gran guerra, nosotros debemos prepararnos para el enfrentamiento final, y el único verdadero. La Alianza solo ha sido una marioneta en sus manos que ha sido usada hasta que la ha sido útil, y ahora, ha cumplido su propósito, entretener al mundo con una guerra para que en realidad no se vieran sus verdaderos y malvados planes. El verdadero objetivo de ese hombre es mucho más siniestro, catastrófico y a escala mundial, y seguro que habéis visto ya parte del poder que tiene y puede llegar a poseer.

Por eso os llamo. Os convocó a mi castillo en el monte Saint-Michael a fecha del último día del año para preparar la verdadera batalla. La lucha contra los seres de la oscuridad que han decidido regresar a este mundo para poseerlo como en antaño.

Firmado: El Halcón Rojo.

-Jajajajajajajajajaja- el general Marshall D. Teach no podía parar de reír con aquella característica risa malvada por la que era conocido- Con esto, mi querida Makino, mi victoria está asegurada.

-Me alegro, mi general. Pero le digo que ese Halcón Rojo es mío- dijo intimidante la mujer aclarando quien era su objetivo y deseando, desde sus más viles extrañas, la venganza.

-Descuida. Yo solo deseo destruir a esos “elegidos”, jajajaja. Preparen nuestros ejércitos, la batalla final tiene fecha y lugar fijado- el general Marshall D. Teach estaba ansioso de aquel enfrentamiento final y eso se notaba en sus palabras. Levantó sus manos y de ellas salió unas llamas negras como si se tratará de la mismísima oscuridad de su cuerpo- Por fin, se cumplirá la venganza y sucumbirá el mundo en la MÁS TERRIBLE Y ETERNA OSCURIDAD.

Notas finales:

Bueno, primero decir que espero que os haya gustado el capitulo, y que por favor, si sacais un minuto de vuestro tiempo, me escribais un review. Ahora voy a explicar unas cuantas cosas por puntos:

1. Direis, porque es el final pero no es el final. Pues la verdad, y para aquellos que sigan la historia desde el primer libro, mi idea era hacer como una "trilogía" y de esta forma, doy por finalizado el segundo libro, por eso lo de es el final, pero no es el final.

2. ¿Ahora que? Pues basicamente esperar a que tenga tiempo y me entre la isnpiración. No, es broma. AHora pondré como finalizado este fic y la historia continuará en un nuevo fic que comenzaré (cuantos antes mejor pero no diré fecha) que se llamará "Mi One Piece. Regreso al mar de la Realidad" en el cual concluirá la historia. Por lo que estar atentos a cuando veais un fic con ese nombre, o simplemente entrar a mi perfil de vez en cuando (siento que no haya otra forma de avisar)

3. ¿Que tiene de especial este nuevo fic? Que es el final de la historia y que creo que está muy interesante, y que es donde se cerraran todas las tramas(no creo que deje nada abierto, no me gusta eso en una historia).
 Sus protagonistas: en el caso de el primer libro fueron Zoro y Sanji, en el segundo fueron Law y Luffy (aunque al final tambien reaparecieron Zosan por unos capitulos) y ¿el tercero? pues vereis, que mejor que para contentar a todos, tener a ambas parejas, que además y por lo que habreis intuido, se van a encontrar en la batalla final( además de con otros personajes muy importantes en la trama) Otra cosa que será especial es la longitud. Desde aquí pediros perdón mil veces por esos capitulos mega hiper extensos que son imposibles de leere (y daros las gracias a quienes los hayan leido en su totalidad) Ese ha sido mi gran error. Cuando los releí me di cuenta y me niego a hacer capitulos tan sumamente largos. Por eso, para que sea más sencillo, haré capitulos más cortos (a excepción del primero y el último, me imagino) y podré publicar más a menudo.
 Además, como será como la gran batalla, tenía pensado ahcer mini captilos, con cada uno una batalla y que fuera más facil de leer.

4. Nada más que decir, excepto que muxas graxias por aguantarme a mi y a mis historias y que espero muxos reviews (que me hacen poner la cara kawaii y de felicidad) y que muxas graxias por vuestra fidelidad (esta frase parece sacada de un anuncio de seguros, XD) y que nos veremos en el próximo fic (espero que cuanto antes)

TO BE CONTINUED IN "MI ONE PIECE. REGRESO AL MAR DE LA REALIDAD" =)


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