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Príncipe y siervo. Amor idiota y leal por albert2822

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Notas del capitulo:

Hola a tod@s, aquí os traigo el tercer capitulo de la historia, espero que os guste.

Siento mucho haber tardado tanto en publicar ( y eso que quería intentar pubicar cada  semana los domingos) pero hare todo mi esfuerzo para escribir mucha más y publicar antes.

Sobre el capitulo: es el desarrollo de la vida neoyorquina de Luffy y Law, y la aparicion de nuevos personajes.

Escena Tercera. Confesiones de un acompañante borracho


Junio de 1918, Nueva York, Estados Unidos.


Los años habían pasado como súbitos golpes hacia los habitantes de todo el mundo, en especial, de la destruida Europa. Cuatros largos y tenebrosos años de guerra mundial donde las luchas habían costado la vida a numerosas personas inocentes. El continente europeo, consumido por las batallas desarrolladas en los diferentes países, se sumía lentamente en la decadencia. No solo los destrozos urbanísticos eran notables, sino también la pérdida de vidas humanas y las desolaciones causadas por estas, despojaban al hombre de su felicidad. Miles de ciudadanos se levantaban con miedo a la salida del sol, sin saber que les deparará en día. Pero peor eran las noches, frías y solas, marcadas de una gran incertidumbre y constantes ruidos de bombardeos. Los seres humanos se encontraban despojados de sus vidas. Sin embargo, aún mantenían las esperanzas de salir de aquella época de terror, sobre todo cuando les apoyaba los pequeños grupos revolucionarios que habían surgidos en los distintos países europeos con el objetivo de derrocar el régimen de la Alianza.


No obstante, la vida al otro lado del océano Atlántico era bastante diferente a la que acontecía en los territorios europeos. Estados Unidos estaba ganando una gran importancia justo en el momento en que los países hegemónicos perdían su poder y capital. Ahora, los Estados Unidos de América habían conseguido la hegemonía económica. Y no solo había aumentado su capital, sino que fomentaba los distintos proyectos culturales que mejorarían las ciudades estadounidenses. Proyectos en los que oficios menos relevantes, comenzaban a hacerse un hueco entre la sociedad, como es el caso de la moda.


El centro de todas aquellas novedades culturales era la ciudad de Nueva York, cumbre de toda clase de personas, o más bien de personalidades. El auge de los rascacielos junto a las finanzas cubrían la gran calle Wall Street proporcionando trabajo a innumerables jornaleros que buscaban llevar dinero a sus casas y dar de comer a sus esposas. Y allí, entre grandes vigas de hierro y montañas de ladrillos de fachadas, se encontraban nuestro hombre. Aquel joven de cabellos oscuros estaba trabajando a sol y sombra para poder pagar los gastos de dos personas. Un hombre rudo y fuerte, corpulento ya que el calor abrasador hacía que los obreros se despojaran de sus camisas y enseñaran sus esbeltos y trabajados torsos, con una gran determinación en su vida. Exactamente, una misión, un deber. Ese joven se llamaba Trafalgar Law, y en estos momentos se encontraba en su tiempo de descanso. Caminaba hacia el bar de un amigo que conocía desde hace varios años. Solamente pensaba un echar un trago para olvidar ese cansancio acumulado durante toda su vida, solo pensaba en eso cuando llegó frente al local, el Bar Franky Family.


Entró como cada día y se sentó en su asiento preferido de la barra. Echó una mirada hacia a su alrededor, recordando como aquel lugar le había servido para ahogar sus penas. Aunque no era del todo un exquisito lugar, sino más bien un lúgubre antro prácticamente hecho de madera. Vasos añejos y platos desportillados, mesas ralladas, sillas desequilibradas y licores de la peor calidad. Pero eso a él no le importaba, ya que era su pequeño refugio donde distanciarse de la realidad. Y lo mismo pensaba la clientela habitual, pensaba Law mientras veía a la señora Kokoro que ocupaba la misma mesa día tras día mientras aguantaba la botella de vino tinto.


-¡Señor Law! Usted está igual de bello que de costumbre- saluda la señora Kokoro desde su mesa, en un estado un poco de embriaguez causada por el alcohol.


Pero Law se limita a contestar con una leve y falsa sonrisa dibujada en su rostro. Estaba demasiado agotado como para atender los problemas de los demás, sobre todo cuando ni era capaz de resolver los suyos propios.


-¡A ver si te decides a ser mi pareja de una vez y así tendremos una gran noche de pasión desenfrenada!- insiste de nuevo la señora mayor de rubios cabellos sin una pizca de vergüenza, efectos secundarios de la bebida.


-No me fastidies, señora Kokoro, será  mejor que deje de una vez la botella y se preocupe por recuperar su vida- contesta Law desde la barra, molesto por los comentarios de aquella borracha que conocía desde hace tiempo- Más te vale dejar la bebida antes de que mueras.


-Pues tú te lo pierdes. Yo me quedo con la compañía de mi vieja amiga, la botella- contesta la abuela Kokoro tambaleando en su propio asiento- ¡Mozu! ¡Kiwi! Traer más bebida.


Desde la sala de la despensa, dos chicas con aspectos muy similares ya que eran hermanas gemelas, salían con una botella para atender al cliente. Ambas destacaban sobre todo por sus peinados en forma de cuadrados planos y por sus puntiagudas narices. Kiwi, la chica que portaba una camiseta rosa, se acercó a la mesa de Kokoro dejándole la botella llena.


-Señora Kokoro no se pase con el alcohol. No queremos que le ocurra nada malo- dice la chica con la camiseta rosa mientras depositaba la bebida.


-Sí, si... no me paso. Ahora ya te puedes marchar- responde la señora mayor casi sin hacer caso a la preocupación que mostraba la joven hacia ella.


Mientras Kiwi servía a la señora, Mozu se aproximó hasta la barra donde se encontraba Law. Mozu llevaba una camiseta de color amarillo más corta que la de su hermana.


-Es una pena- dice Mozu cuando se acercó a la barra, dando un suspiro de resignación por no poder ayudar a su amiga.


-No es una pena, ella se lo ha buscado- responde Law sin meditar antes las palabras que estaba diciendo y haciendo un juicio de valores sobre una persona que no conocía realmente- Así lo único que va a conseguir es la muerte.


-Law no hables así. Ella ha pasado por muchas cosas malas- contesta Mozu regañando al joven y apenada por la historia que había escuchado hace tiempo- Su hija vivía en una ciudad francesa cercana a la frontera con Alemania. Pero tras el estallido de la guerra y el avance aliado, las tropas enemigas incendiaron su casa y mataron a toda su familia. Incluso, la nieta de Kokoro, la pequeña Chimney a quien ella más quería, murió.


-Lo... lo siento, no era mi intención hablar mal de alguien sin saber las circunstancias que le ha tocado vivir- responde Law recordando con tristeza la fatídica noche que vivió en la ciudad de Londres- Ahora entiendo porque está así.


-Bueno, bueno, dejémonos de temas dolorosos- interviene Kiwi quien ya había vuelto de atender a la señora- Law, como no te corresponden en tus temas amorosos, ¿podrías ser mi pareja?


-No me interesas- responde el chico de cabellos oscuros sin pensárselo ni un minuto.


-Y ¿qué tal si te lo pidiera yo?- pregunta Mozu a quien le gustaría saber la respuesta, sobre todo después de escuchar el rechazo a la petición de su hermana y así eliminar posibles rivales en el amor.


-¿Piensas que me puedes interesar si te pareces tanto a tu hermana? Si ya he rechazado a una, es lógico que rechace a la otra- responde Law sin cortarse ni utilizar ni pizca de sutileza.


-Joder Law, eres demasiado directo. Podrías tener más tacto- dice Mozu indignada al escuchar la respuesta tan grosera de aquel chico tan apuesto.


-Venga, venga, dejar de molestar a Law, que él ya tiene bastante con lo suyo- aparece  un hombre de mediana edad, de cabellos azulados, propietario del local donde se encontraba- Por cierto Law, ¿dónde quedó esa cortesía que tenías el día en el que te conocí?


-No me vengas ahora con sutiliza ni cortesía, Franky- responde el chico de oscuros cabellos- Ya es hora que alguien me atienda.


-¿Qué desea tomar el señorito?- pregunta Franky, el propietario del bar, con cierto tono de ironía hacia su viejo conocido.


-Me basta con un simple trago- contesta Law con mucha sequedad hacia la ironía de su antiguo conocido.


-Ahora mismo le sirvo- responde Franky  mientras observaba el mal humor que portaba Law de buena mañana, por lo que decidió intentar ayudarlo- Mozu, Kiwi ¿por qué no vais a hacerle compañía a la vieja Kokoro y así no se sentirá tan sola.


-A sus órdenes, jefe- responde Kiwi hacia una de las personas más importantes en su vida, sobre todo porque estaba muy agradecida después de salvarlas a ella y a su hermana de las calles.


-Que buen corazón tiene usted, jefe Franky. Sobre todo cuando se preocupa por las demás personas- dice Mozu al escuchar las palabras de su superior.


Las dos chicas se fueron de la barra en dirección a la mesa que ocupaba la señora. En cuanto llegaron, entablaron una conversación sobre las viejas batallitas de la señora Kokoro y de lo guapos que eran los hombres neoyorquinos. Franky había logrado conseguir lo que quería, estar a solas con Law y poder conversar tranquilamente. El señor Franky era una de las personas con mejor corazón de todo el mundo, y también conocía la desesperanza de perder a los seres queridos, como pasó con la muerte de su hermano. Pero su interior tierno y a veces algo loco, no concordaba con su fachada estrafalaria. Desde que había llegado a la ciudad de Nueva York, notó que el calor le consumía por lo  que decidió reinventar su estilo. Una camisa playera de color rojo cálido que marcaba sus grandes hombros, y unos mini pantalones cortos que eran casi como si fuera ropa interior. Pero a pesar de su aspecto estrafalario, seguía siendo una gran persona que se preocupaba por sus amigos, y estaba dispuesto a apaciguar el mal humor que traía Law.


-Oye Law, ¿has escuchado las buenas noticias? Desde que Estados Unidos mandó su armada para frenar el avance de la Alianza, muchas victorias se han logrado, y poco a poco los territorios sin están liberando de sus enemigos- intenta comenzar una conversación Franky mientras se sirve un trago para acompañar a Law- Seguro que es cuestión de tiempo en que todo se solucione.


-Yo no soy tan optimista. Los destrozos y las vidas perdidas jamás serán recuperadas- dice Law con su tono negativo, característico desde que llegó del otro lado del charco- Además, la Alianza continua ejercían su gran poder en los territorios europeos.


-No seas pesimista, y alégrate por los grupos revolucionarios que están luchando para salvar a nuestros hogares- contesta Franky enfadado por la actitud tan negativa que muestra su amigo- Será mejor que cambiemos de tema.


-Lo que tú digas- contesta Law con su típico tono de indiferencia.


-¿A qué viene ese mal humor que traes hoy encima?- pregunta Franky centrándose por fin en el tema que le tenía preocupado- ¿es por culpa de lo de siempre?


-Déjame Franky, no tengo ganas de hablar de eso- responde el chico de cabellos oscuros con cierta brusquedad, ya que solo recordar eso le ponía furioso y triste.


-Sé que ha sido muy duro para ti durante estos cuatro años, y que te estás esforzando muchísimo para cumplir con tu deber. Pero a veces es mejor preocuparse también por uno mismo y no guardarse los problemas. Puedes contármelo a mí, después de todo ya sé de qué va el tema- dice Franky para que Law se apoyara en él.


Inicio del Flashback


Una tarde de invierno, tras llevar ya dos años en la ciudad de Nueva York, Law regresaba exhausto tras su jornada laboral. Pero no solo era cansancio por el trabajo, sino que también influenciaba el amor. Instintivamente, se desvió de su camino hacia casa y puso rumbo hacia el Bar Franky Family. Desde que llegó a la gran ciudad, Franky había sido un gran apoyo para los dos chicos, y cuando se sentían mal, les acogía felizmente, y les ayudaba a resolver sus problemas.


Law entró como cualquier día y se sentó en su asiento de la barra. En seguida, Franky fue a ofrecerle algo de beber y poco a poco entablaron una conversación. Las horas pasaban y ya casi era medianoche cuando los clientes del bar se habían marchado. El jefe dio permiso  a sus dos empleadas para que se marcharan a casa, mientras que él y Law seguían manteniendo largas y profundas conversaciones sobre temas muy diversos. Eso sí, siempre acompañados de un trago. Vaso tras vaso, los dos chicos estaban completamente borrachos cuando la conversación cogió un rumbo inesperado.


-Franky, estoy... estoy harto. No sé cuántos años llevo con lo mismo y aún no he podido solucionarlo- dice Law completamente borracho y sin ser dueño de sus palabras- Me he cansado de esperar.


-¿De..de que... estás harto?- pregunta Franky casi sin poder pronunciar completamente la frase, aunque él era conocido por saber aguantar bien el alcohol, esa noche estaban bebiendo demasiado y sus consecuencias habrían.


-¿De qué va a ser, idiota? De mi amor- responde Law mientras lentamente iba revelando sus verdaderos sentimientos- De mi amor no correspondido. Llevo muchos años esperando a que se dé cuenta de mis sentimientos, pero sigue siendo idiota.


-No me digas que has encontrado una buena neoyorquina. Qué bien te lo tenías callado, joven galán- dice Franky con cierto tono de burla para sacar de quicio a su amigo.


-Idiota, ¿una neoyorquina?. Te estoy hablando de Luffy. Yo llevo años enamorado de mi príncipe, pero él es un niño estúpido incapaz de ver más allá de sus propios sueños- sin darse cuenta Law había revelado sus sentimientos por primera vez a una persona.


-¡Luffy! Eso sí que es una sorpresa, jajaja- responde el hombre de cabellos azulados al escuchar las revelaciones de su amigo, eso no se lo esperaba- Lo tienes algo difícil.


-Joder Franky, con eso no ayudas mucho- dice Law furioso al escuchar las palabras pesimistas de su compañero.


-Jajajaja. Pero no te rindas, seguro que algún día ese amor idiota y leal se vuelve realidad- contesta Franky con las palabras que mejor consolaban a Law.


Poco a poco los dos continuaban conversando, hablando de sus vidas y de sus problemas. Sobre todo del cambio tras llegar a aquella gran ciudad. Sin darse cuenta de lo tarde que era, ambos chicos se quedaron completamente dormidos apoyados sobre la barra. Al día siguiente, tras abrir los ojos con los primeros rayos de sol, los dos se miraron y al instante recordaron la conversación tan reveladora que habían tenido esa misma noche.


-No te preocupes, no se lo diré a nadie- dice Franky al ver la cara de asustado que mostraba Law- Ahora será mejor que regreses a casa, seguro que él estará preocupado.


Sin decir ni una palabra, Law aceptó lo que Franky le dijo, y con la cara ruborizada, se marchó del bar en la madrugada. Al llegar a casa, lo primero que se encontró fue a su compañero de piso, abrazado a un cojín y durmiendo en el salón, esperando su llegada. Tras secarse las lágrimas de los ojos, se acercó a él, lo levantó y lo llevó hasta la cama para acostarlo un rato más. Lo arropó y le dio un tierno beso en la frente, cayendo una de sus lágrimas sobre el rostro dormido del joven. Una lágrima de arrepentimiento y felicidad.


Fin del Flashback


-No hace falta que me recuerdes aquella noche- dice Law con tono enfadado por las palabras de su compañero.


-Si no quieres que vuelva a pasar, será mejor que dejes de beber- contesta Franky con cierta risa al ver el gran enfado que portaba su compañero- Por cierto, hablando del rey de Roma, por la puerta asoma.


Law giró su cabeza hacia la entrada y vio cómo su compañero en esta aventura, a quien el más quería y a quien debía proteger a toda costa, y el causante de sus problemas, estaba entrando por la puerta. Un joven risueño, de cabellos oscuros, con unos ropajes bastante modestos en comparación a los que solía llevar en palacio, de mediana estatura pero con un gran cuerpo, sobre todo muy bien proporcionado y esbelto para lo poco trabajado que había sido. Su entrada causó furor entre las personas que se encontraban en el local.


-Luffy-kun, bienvenido- dice Mozu mientras se encontraba sentada en la mesa con la señora.


-Sigues igual de risueño que siempre, Luffy-kun- dice Kiwi para saludar a esa persona que conocía desde hace varios años.


-Que vitalidad tienes, muchacho. Me dan ganas de volver a vivir con tan solo verte- dice la señora Kokoro mientras pega otro sorbo al vaso de vino de tinto de la mesa.


-Hola Mozu, Kiwi. Me alegro de verla tan bien señora Kokoro- saluda Law a las tres personas que se encontraban en la mesa, hasta que pone sus ojos en la barra mostrando una cierta sonrisa- Hey Torao, te estaba buscando.


-Luffy¿ qué haces aquí?- pregunta Law algo preocupado por la repentina visita de Luffy, sobre todo ahora que no tenía muchas ganas de verlo.


-Vengo de hacer la compra de esta semana- dice Luffy llegando hasta la barra donde se encontraban los dos chicos bebiendo- Como he dicho, te estaba buscando.


-Jajaja, Law, parece que tu buena esposa ha ido a hacer la compra y ahora te está buscando- dice Franky con tono burlón  pero es detenido por la mirada fulminante de Law mientras Luffy parecía no enterarse de la conversación entre los dos mayores- Buenas días Luffy, quiere tomar algo.


-No gracias Franky. Solo venía a hablar con Law- contesta el joven risueño con cierta cortesía que no tenía antes cuando vivía en palacio.


-Dime, ¿que querías?- pregunta Law bastante preocupado por la insistencia de su compañero.


-Solo era que de camino a casa me he encontrado con tu capataz y me ha dicho que por hoy el trabajo se ha acabado. Por lo que te buscaba para decirte si vendrías a comer a casa hoy- dice Luffy con cierta dulzura en sus palabras, dejando embobado a Law, a quien la noticia de que no tenía que trabajar más no le importaba, sino las palabras de Luffy le habían   llegado más al corazón.


-Bueno, entonces... si no tengo que trabajar volveré a casa a comer- contesta Law intentando que no se note la felicidad que tenía- Será mejor que nos marchemos ya y te ayudo a preparar la comida.


-Vale, nos vemos Franky- dice Luffy casi sin dar tiempo  a hablar a su amigo cuando ya había cogido de la mano a Law y se dirigía hacia la salida.


Antes de salir, se despidió de las otras tres chicas mientras avanzaba cogido al perplejo y ruborizado Law. El chico más mayor sabía que todo era por su actitud inocente, pero no podía evitar sentirse feliz. Continuaron todo el camino cogidos de la mano, como si se estuvieran protegiendo el uno al otro. Por fin llegaron a su humilde hogar, un edifico situado en la zona central de Nuevo York, pero en una de las barriadas más sencillas y austeras. Un edificio de cuatro plantas, viviendo ellos en la última, compartiendo el edificio con personas muy diversas pero en situaciones parecidas a la suya. Tras llegar, entraron por la puerta, y Law pronto observó cómo Luffy había recogido bien la casa, igual que hacía siempre. Era Law el que se encargaba de traer el dinero a casa, porque no dejaba trabajar a Luffy, ya que quería protegerlo y que nadie se enterara de la verdadera identidad de aquella persona.


El piso donde vivían los dos chicos era muy pequeño y si habría que describirlo la mejor definición sería la de habitación. El piso era un gran sala donde se encontraba el salón de estar en el centro y derecha de la estancia, la cocina en el lado izquierdo, y al final una pequeña cama donde tenían que dormir los dos. Al lado de la cocina, estaba la puerta al diminuto baño donde se aseaban, y en la entrada había un pequeño armario donde tenían sus ropajes y algunos enseres de la casa. En definitiva era un piso de lo más austero en comparación con la calidad de vida que llevaban en Inglaterra. Pero a pesar de todo, ambos vivían felices y se protegían el uno al otro.


Después de comer una deliciosa comida preparada por Luffy, ambos se dispusieron a descansar un rato. Luffy se puso a leer un libro de piratas, ya que ese era su mejor pasatiempo desde que llegó a esta nueva ciudad. Le encantaba mirar en las librerías y coleccionar libros de piratería para después leerlos. Desde que se separó de su hermana, ya no había nadie que le leyera libros por las noches y entonces decidió leerlos por sí mismo como una forma de conectarse con su hermana Vivi. Mientras Law se tiró por un rato al sofá, viendo leer a Luffy y pensando en cómo había evolucionado aquel niño irresponsable y en lo que se había convertido. Con estos pensamientos, Law se quedó dormido.


Cuando se despertó ya era por la noche y Luffy había preparado la cena. Ambos se sentaron a cenar tranquilamente, mientras entablaban una pequeña conversación.


-Luffy, siento haberme quedado dormido y no haberte ayudado a hacer la cena- dice Law pidiendo perdón a su acompañante.


-No te preocupes Torao, seguro que estabas muy cansado de tanto trabajar durante la semana. Por eso te he dejado dormir- dice Luffy con ese tono tierno que dejaba anonadado a Law.


-Gracias Luffy, siempre acabas ocupándote de las tareas de la casa. Me gustaría ayudarte algo más- contesta Law intentando que le salieran las palabras de la boca.


-La verdad es que... quería hablarte sobre eso. Bueno ya sabes que... estoy siempre ocupado con las cosas de casa y que no me dejaste trabajar por si descubrían mi identidad. Pero...- intentar decir Luffy aunque le costaba sacar valor para afrontar la realidad- Creo que sería mejor si trabajara yo también, así podríamos vivir mejor y comeríamos más cosas.


-Si es por eso, yo trabajaré más horas y te daré todo lo que necesites Luffy- responde Law ante la petición de Luffy.


-No es eso Torao. La verdad es que... siempre llegas tarde a casa y estás agotado y yo lo único que puedo hacer es prepararte la comida, es algo frustrante. Quiero ayudarte para que trabajes menos tiempo y estés... estés más tiempo en casa, conmigo- dice Luffy algo cortado por la situación- Yo también quiero ayudar a esta familia.


-Luffy...- Law no se podía creer que su compañero había madurado tanto durante estos años y que él quizás se estaba volviendo algo duro y arisco. Se sentía halagado por las palabras y no pudo evitar cierto sonrojo en su rostro- Me alegra oír esas palabras, pero será mejor que me lo piense.


-Vale...- dice algo apenado Luffy.


Los dos chicos acabaron de cenar y recogieron la mesa. Law había sufrido muchas sensaciones durante esa cena y necesitaba meditar. Había sido un día duro, por lo que lo mejor sería tomar un baño. Poco a poco se relajó mientras el agua caía sobre su desnudo cuerpo, mostrando sus abdominales bien notables y trabajados. Era una bonita figura de observar. Tras acabar, salió del baño en ropa interior, pensando que Luffy se había ido a dormir, pero no era del todo cierto. Luffy le estaba esperando sentado en el salón.


-Torao, ¿ya lo has pensado?- pregunta el inocente Luffy algo asombrado de ver el cuerpo tan esbelto de su compañero.


-Luffy, yo pienso que lo mejor sería...- a Law le costaba hablar con él con tan poca ropa.


-Porfa, Torao- suplica Luffy ante su compañero.


-Vale..., pero con una condición. Deja de llamarme Torao- se rinde Law ante la expresión de súplica de su amor.


-Gracias Torao- contesta Luffy abrazando a Law sin pensar en los sentimientos del otro.


-¡Luffy!- replica el joven de cabellos oscuros intentando quitarse de encima al otro.


-Lo siento, Law- contesta Luffy con cierta sonrisa en la boca al ver cómo le molestaba a su amigo que le llamaran así.


-Así está mejor- dice Law a quien a pesar de todo no le desagrado para nada aquel tierno abrazo-Será mejor que vayamos a dormir.


Los dos chicos se dirigieron hacia la cama. Antes, se habían lavado la cara y habían ido al baño. Al tener tan poco dinero, les era imposible comprar otra cama, y ahora ya se habían acostumbrado a dormir juntos. Aunque eso no era del todo cierto, ya que Law se había pasado varias noches en vela por pensar en que tenía tan cerca a su amor y no podía hacer nada.


Ya estaban acostados, cada uno en un lateral. Ambos en ropa interior pero Luffy con camiseta y Law sin ella, ya que hacía calor, y ya Luffy le había visto así antes. El joven príncipe se durmió pronto por todas las emociones que había vivido en ese día. Pero su compañero no tuvo la misma suerte. No se sabe si era por la siesta tan larga que había echado a la tarde, o por la intranquilidad de los acontecimientos, que Law no podía conciliar el sueño. Law dormía cara la pared, intentando no ver el rostro de Luffy para no atacarlo, y de vez en cuando se sentía molesto e inquieto. Molesto porque notaba como su erección iba saliendo lentamente sin que la pudiera controlar. Más de una noche había pasado con el pene erecto pero sin tocarse, a causa de la presencia de su amor. Y hoy parecía que iba a ser una de esas noches.


Al amanecer, la luz entraba por la pequeña ventana que se encontraba encima de la cocina e hizo que Law abriera lentamente los ojos. Como era día de no trabajar, se había relajado y cuando finalmente concilió el sueño durmió plácidamente. Pero al despertarse una gran sonrisa se mostró en su cara al ver el rostro durmiente de su amo, que le miraba ya que al final había dormido cara a él. Además le abrazaba fuertemente  el torso como si eso hiciera sentirse más seguro, y eso a Law le agradaba. Law era simplemente feliz por permanecer a su lado.


Cuando los dos ya se habían levantado y habían desayunado, Luffy bajo a la calle a buscar en los carteles algún posible trabajo. Mientras Law se quedaba en clase haciendo algunas tareas y haciéndose a la idea de que Luffy trabaje. Tras ver varios anuncios, uno de ellos le llamó la atención.


 Se busca ayudante de oficinas en el edificio Le Home Insurence Building.


Horario matutino y con un buen salario.


Requisitos: ser un chico joven y con fuerzas.


Para más información, diríjase a la dirección del edificio.


Y recuerde, nunca debe perder la elegancia cuando actué en la vida.


Una semana después de haber encontrado el anuncio, Luffy decidió visitar el lugar para intentar conseguir el puesto de trabajo. Tras realizar la entrevista con la jefa de personal Jora, una mujer mayor con un aspecto bastante estrafalario ya que tenía el cabello de dos  colores, amarillo y rojo, fue contratado y comenzó a trabajar al día siguiente. Fue todo muy rápido, y Luffy se reía de la sobreprotección que le ofrecía Law algunas veces, sobretodo tal y como se mostró su primer día de trabajo, más nervioso que él. Pero tras llevar una semana en las oficinas le gustaba el oficio. Más que ayudante, era el chico de los recados, y se encargaba de atender a sus jefes.


Le Home Insurence Building, era uno de los rascacielos más antiguos de la ciudad neoyorquina, donde se alojaba la prestigiosa marca de moda, Amazon Lily. Era una conocida firma de ropa que se había hecho un hueco entre las más grandes con la entrada de la nueva jefa, la emperatriz. Prácticamente, el estilo neoyorquino se dividía entre las marcas Amazon Lily y Crimin.


Hoy Luffy se estaba encargando de limpiar las oficinas ya que sus jefes estaban en un evento celebrado en un salón unas plantas más abajo. Estaba un poco aburrido de barrer con la escoba y se cansaba de tararear siempre la misma canción, cuando comenzó a escuchar mucho ruido y bullicio. Su mente curiosa y sus instintos de aventurero, le condujeron varios pisos más abajo hasta donde se estaba celebrando el gran evento. Era un desfile de moda de la marca Amazon Lily, y estaba presentando a sus modelos para la colección de invierno. Luffy entró y se quedó apartado en un lateral, mientras veía el espectáculo con asombro.


Un chico de cabellos rubios se encargaba de realizar las presentaciones de las modelos. Tenía una pinta algo curiosa ya que portaba un gorro con unos pinchos puntiagudos y unos tacones. Por lo que había podido escuchar Luffy, se llamaba Dellinger, y era el más joven de la empresa.


-Miss Valentine, la chica de kilo perfecto- dijo Dellinger mientras una modelo de rubios cabellos salía con un vestido amarillo con limones y portando un paraguas en la mano- Su belleza rusa es un aire fresco para el aroma neoyorquino.


-Baby 5, nuestra modelo de armas tomar- presentaba el joven de rubios cabellos a otra chica de oscuros cabellos, vestida con un uniforme de camarera en color vino y portando dos pistolas en las manos, causando gran revuelo entre los asistentes- No se preocupen, ella no es peligrosa, mientras no la enfaden pero no se atrevan a jugar con sus sentimientos o podrán perder la vida en el intento.


-Jewelry Bonney, la pequeña glotona- decía Dellinger mientras salía una chica con el pelo rosa intento casi fucsia, con un gorro verde y unos jeans en tonos marrones- Miles de dietista están alucinados por el aspecto tan esbelto de esta chica a pesar de la gran cantidad de comida que come.


-Eustass Kid, el modelo de metal- presenta Dellinger al chico de cabellos rojo pasión, con unos pantalones largos, el torso desnudo enseñando su perfecta musculatura que casi derretía la vista al pequeño rubio, y un abrigo de plumas en tonos rojizos- El pequeño diablo que es capaz de magnetizar a las personas con su mirada.


-Y por último, la grandísima emperatriz, la mejor modelo de todo el mundo y nuestra gran jefa, Boa Hancok- dice Dellinger presentando a  su estimada jefa.


Por la pasarela desfila con gran elegancia una joven de cabellos oscuros con un look muy personal. Unos pendientes con forma de serpientes y un vestido rojo y largo, con detalles en tonos blancos y verdes, donde destacaba su gran escote que dejaba hechizados a todos los hombres de la sala, menos a uno. Al llegar a la mitad de la pasarela hizo su gran conocida pose de superioridad, marcando su importancia en la sociedad neoyorquina. Tras posar sus ojos en el público, quedó perpleja al ver una figura esbelta, elegante y hermosa que se encontraba al final de la sala. Sintió como unos pequeños latidos comenzaban a fluir por su duro corazón de emperatriz.

Notas finales:

Muchas gracias por leer el capi. Espero publicar pronto, desearme suerte. Espero comentarios sobre la historia y si os gusta. A mi me hace mucha ilusion recibir vuestras opiniones escritas, me motivan para escribir.

 

TO BE CONTINUED=)


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