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Príncipe y siervo. Amor idiota y leal por albert2822

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Notas del capitulo:

Hola aqui les traigo un nuevo cap. Espero q les guste y siento muxo el retraso. Pero espero contentar con un cap q es muxo mas estenso q de costumbre.

Agradeceros a la gente q sigue el fic desde hace tiempo y q vuestro apoyo me anima a seguir escribiendo.

Escena Séptima. Recuerdos sobre un fantasma


1 de Octubre de 1918, Nueva York, Estados Unidos.


La ciudad de Nueva York aún se encontraba de luto tras la pérdida de una de las mejores personas del mundo de la moda neoyorquina. Los lazos negros atados en carteles, farolas y demás postes de luz, cubrían las calles al igual que la gran cantidad de flores depositadas en frente de la sede de Crimin. En periodo de guerra como en el que se encontraba el mundo, se incrementaba el sentimiento de pérdida de una vida humana notado también por el pueblo y volcándose de lleno en el apoyo moral.


Habían transcurrido unas semanas desde la tragedia de la Street Fashion, pero la sede Crimin no tenía fuerzas suficientes para volver a abrir su negocio y seguir adelante con la empresa. Sus trabajadores estaban desolados y esperando cualquier noticia de la policía que facilitara la resolución del caso, el caso que les había destrozado tanto de forma económica como afectiva. El funeral se celebró unos días más tarde del asesinato, cuando los forenses entregaron el cuerpo tras examinarlo. Fue una despedida muy emotiva a la que asistieron todos los modelos de ambas empresas, al igual que celebridades de alto nivel de la ciudad, entre ellas el magnate Flamenco Rosa. Pero ya habían pasado varios días desde que se celebró, y los trabajadores de Crimin intentaban ahogar sus penas aferrándose a la vida de distintas formas.


En un bar cercano al centro de la ciudad, se encontraba una joven modelo de cabellos oscuros, sentada en la barra con un vaso de whisky el cual lo llenaba continuamente. Entre trago y trago recordaba cómo fue la época en la que conoció a la mujer que le salvo la vida y como hizo tan poco para ayudarla.


Inicio del Flashback.


Era una mañana bastante cálida para tratarse del mes de Abril, Madam Shyarly se encontraba en un viaje de inspiración para diseñar nuevos trajes para su marca. No solo era una gran empresaria en su sector sino que además se encargaba ella  misma de diseñar una gran cantidad de vestidos para las colecciones que más éxito cosechaba en su empresa. A pesar de ser aún joven, su vida como modelo estuvo frustrada tras el desgraciado accidente que la incapacitó para subirse de nuevo a la pasarela y desfilar con normalidad. Pero la vida sigue, he hizo todo lo posible para seguir en ese mundillo.


Estaba acercándose a un pueblecito cercano a la frontera con México, cuando el vehículo con el que viajaba se detuvo en mitad del camino.


-¡Rayos! ¿y ahora que narices hago yo aquí tirada en medio de la nada? En cuanto se lo cuente a Hancock seguro que se ríe de mi poca suerte- decía Shyarly mientras miraba al coche con ganas de pegarle.


Pero justo en ese momento, el ruido de una carreta que pasaba por la zona le dio esperanzas. Corrió velozmente para poder alcanzar aquella carreta, la cual se detuvo con un fuerte  frenado.


-Perdón, disculpe que les haya detenido tan bruscamente, pero necesito su ayuda. Mi vehículo se detuvo en medio del camino y ahora...- Madam Shyarly no pudo acabar de hablar cuando el hombre que viajaba en la carreta la cortó.


-Tengo prisa señora, déjeme pasar- contesto el chico con cierta grosería pero un poco tartamudeando con sus palabras.


-¿A quién le acabas de llamar señora, niño engreído e irresponsable? No sabe con quién está tratando y encima utiliza ese tono descortés hacia sus mayores, será mejor que se arrepienta de sus palabras sino quiere que le ocurra nada malo- dice Shyarly bastante cabreada por la situación. Su actitud se parecía más de lo que quería a la de su gran amiga Hancock, sobre todo cuando alguien les llamaba señora.


-Ya tengo 18 años, no soy un niños. Pero debo irme, le repito que tengo prisa- insiste el joven que venía atuendado con ropas bastante rotas y humildes y con un pañuelo que le cubría el pelo.


-De eso nada, usted me va a llevar a donde quiera y recibiré una disculpa como dios manda- contesta enfurecida la chica mientras giraba a la parte de detrás de la carreta para intentar subirse por ahí.


-No, pare, deténgase- gritaba el joven intensamente.


Pero eso no detuvo a Shyarly e intentó subirse al carro. Pero antes debía quitar una tela que estaba cubriendo el cajón de la carreta, pero tras retirarla, obtuvo una gran sorpresa. Había una chica, de la misma edad que el que conducía el carro, pero estaba más rellenita y estropeada. Además parecía enferma ya que estaba agonizando entre sollozos y escalofríos.


-¿Quién es ella? ¿Qué hace aquí tan enferma? Debe verla un médico inmediatamente sino su vida puede correr peligro. Regresa a la ciudad ya para que la atiendan- decía alarmantemente Shyarly tras encontrarse con aquella joven.


-No, no podemos regresar, sino ellos la...- el chico no tuvo valor suficiente para acabar la frase.


-¿Ellos que?- pregunta la señora preocupaba por la situación de aquellos dos jóvenes.


-Ellos la maltrataran y le harán daño nuevamente. Eso no me lo perdonaría en la vida- contesta el joven chico mientras le caía una lágrima por el rostro- Me dirijo a una casa cercana de unos conocidos, para que se recupere y luego para que escape.


-¿Pero tienes conocimientos médicos?- pregunta la señora preocupada por el mal estado en que se encontraba la muchacha.


-No, pero aun así... debo hacer algo por ella- responde sincero el chico.


-Si me dejas acompañaros yo la puedo ayudar a que mejore. Se algo de medicina y creo que con una buena atención podrá recuperarse pronto- contesta Shyarly al joven.


-Pero eso será una molestia para usted- responde el joven tras recibir la oferta.


-No es ninguna molestia. Estoy preocupada por la salud de la chica- contesta Shyarly con una sonrisa tras ver que la actitud de aquel chico no era tan mala- Además, luego me podréis acercar a la siguiente ciudad.


-Bueno... todo sea por la vida de Al. Suba- responde el chico no muy convencido con la idea de aquella mujer.


Tras un par de horas de viaje en aquella carreta, y sin dirigir casi ninguna palabra, llegaron a una pequeña casa rural abandonada pero en un buen estado. Retiraron las sabanas de los muebles tapados y limpiaron la habitación donde iba a dormir la joven. Tras caer la noche, la mujer atendía a la muchacha mientras el chico preparaba la cena.


Cuando acabaron de cenar y vieron como la chica se durmió algo más relajada que antes, los dos se sentaron en el salón mirando como el fuego de la chimenea iluminaba toda la estancia.


-¿Puedo preguntarle qué es lo que ocurre?- rompe el silencio incómodo la mujer interesada por la situación que atravesaban esos dos chicos.


-Es mejor que no sepa nada. Así se evitará más problemas de los que tiene- contesta demasiado brusco el chico.


-Pero me gustaría ayudarles de alguna forma, si es posible. Además no creo que tenga más problemas de lo que tengo ya en mi vida- responde con mucha sinceridad la mujer- Yo lidero una marca de moda y ahora me encuentro de viaje para inspirar mis nuevas colecciones. Pero todo eso es una gran excusa, una fachada, si le soy sincero.


-¿Por qué?- pregunta sin pensarlo el chico quien comenzaba a interesarse en la vida de aquella mujer.


-Ahora no se si debería contestar, podría callarme cómo has hecho tú. Pero no lo voy a hacer. Hace unos meses tuvo un accidente que me incapacitó para seguir realizando mi sueño de desfilar y aunque aparentemente lo haya superado, me levanto todas las mañanas deseando que aquel accidente no hubiera sucedido- responde Shyarly mientras recuerda apenada su situación- Más que un viaje de negocios es un viaje para reencontrar la esencia para seguir viviendo.


-Lo siento, no debí preguntar- contesta el joven tras escuchar la historia.


-No te preocupes, es algo que tengo que superar. Además tengo muchos amigos a mí alrededor y una marca que dirigir. Debo salir adelante- responde la mujer con más energía que antes- Y debo ganarle a ella, a Hancock.


-Jajaja, parece que usted no es una mujer débil- contesta entre risas el joven.


-Me siento alagada por sus palabras, sobretodo viniendo de alguien que huye para salvar la vida a su amiga- contesta Madam Shyarly hacia el chico.


Tras unos segundos de silencio, en los que ambos se miraron, el joven por fin se decidió a hablar.


-Nosotros trabajamos en un circo ambulante, pero en realidad no éramos más que el último mono de la cadena- comenzó a narrar su historia el joven- Solo nos encargamos de atender las necesidades de nuestros amos, los dueños del circo, sin poder negarnos. A pesar de todo, a ambos nos agrada la vida del circo, ver un montón de ciudades y nos gustaría poder trabajar alguna vez, a mi como maestro de ceremonias y a Al como trapecista. Pero solo es un sueño iluso. Por más que intentemos algo, no nos sale bien y nuestros amos nos castigan con golpes e insultos. Sobre todo a Al. Se meten con ella por su aspecto más grueso y su cara menos bonita según sus gustos. Últimamente esos insultos han ido a más y el otro día todo empeoró. A pesar de estar enferma fue a atender a los amos como cada día, pero su enfermedad le pudo y se desmayó portando el té a los amos. Estos empezaron a patearla y casi muere. Por suerte, pude sacarla de allí y huimos en una carreta.


-Ya entiendo, por eso estáis huyendo de ellos. Veo que vosotros dos tampoco lo habéis tenido fácil. Pero, ahora, ¿qué pensáis hacer?- pregunta la mujer tras escuchar atenta la historia de los chicos.


-No pararé hasta poner a salvo a Al, y luego yo regresaré al circo para acabar con nuestra deuda- responde el chico revelando sus planes de futuro.


-¡Regresar! Pero si te mataran- dice algo confusa la mujer.


-Pero debo saldar nuestra deuda. Nosotros somos esclavos vendidos a nuestros amos. Si no regreso a saldar la deuda, nos buscaran por todos lados- contesta el chico con palabras tan sinceras que revuelven el corazón a la mujer- Al menos así Al podrá estar libre y vivir una vida tranquila.


-Pero, al menos se podrá hacer algo más- dice muy apenada la mujer intentando buscar una solución.


-Mientras Al tenga un final feliz, yo seré feliz- responde el joven levantándose del sillón marchándose a la habitación para dormir.


Madam Shyarly se quedó completamente acongojada mirando al fuego. Y ¿pensaba que su vida era nefasta? No tiene ni punto de comparación con las penurias que han vivido estos dos jóvenes. Tras estar un rato en silencio observando como las llamas se consumían quedando las últimas ascuas, decidió echarse a dormir. A la mañana siguiente.


-¡Buggy! ¡Buggy! ¿ dónde estás? ¡Buggy!- gritaba una chica fuertemente desde su habitación, escuchándose los gritos por toda la casa.


-Al, estoy aquí- dice el chico mientras llegaba a la habitación alegrándose por el mejor aspecto que mostraba la muchacha- Veo que te encuentras mucho mejor, Al.


-Cuantas veces te he dicho que no me llames así, Buggy. Ya no soy esa cría de 10 años que tenía miedo, estoy a punto de pasar la mayoría de edad, llámame por mi nombre- dice enérgicamente la chica.


-Pero Al...- reprocha el joven.


-Sin peros- contesta la joven con mucha determinación.


-Vale Alvida, te llamaré así- Buggy se rinde ante las palabras tan furiosas de su amiga.


-Veo que ambos os habéis levantado con mucha energía- interviene la mujer que acababa de llegar a la habitación tras escuchar los gritos- El desayuno está preparado, venir ambos a la mesa.


-¿Quién eres tú, vieja?- pregunta la joven  Alvida sin ningún tacto.


-Menudos modales tiene la niña. Yo soy quien te ha estado cuidando para que tu fiebre bajara. Deberías agradecérmelo- responde Shyarly intentando calmar sus nervios por el mal comportamiento de la chica.


-Yo no te lo pedí. Pero, gracias- contesta la chica con una palabra que le costaba bastante decir.


-Bueno, pues vayamos los tres a desayunar- responde feliz Madam Shyarly.


Así estuvieron durante una semana en aquella casa lejos de la ciudad, apartados de los problemas. Mientras observaban la mejora en la enfermedad de Alvida, varias broncas por parte de los adolescentes hicieron más amena la convivencia durante esos días. Aunque les costara admitirlo, lo estaban disfrutando mucho, sobre todo con Madam Shyarly, pero lo bueno tenía que acabar alguna vez.


-Ahora que ya te encuentras mejor, debo marcharme y volver a la ciudad- dice Buggy dejando muy perpleja a la joven Alvida.


-¿Volver? Pero si allí te trataran mal. Ahora que hemos huido no puedes regresar- responde Alvida casi entre lágrimas por la revelación que había hecho su amigo de hace mucho tiempo- Díselo Shyarly.


-Yo... ya intenté hablar con él y os ofrecí mi ayuda para lo que necesitéis pero aun así él se niega a aceptarla- contesta la mujer triste por esa extraña despedida que estaba a punto de acontecer.


-No os preocupéis por mí, estaré bien. Lo hago por vosotras, para que no tengáis problemas y viváis una vida buena y feliz. Sobretodo tú, Al- dice Buggy mientras intenta convencer a la chica.


-Pero aun así yo no quiero que te vayas, no quiero quedarme sola, por favor, Buggy- suplica desconsolada la joven de cabellos oscuros.


-Por eso quería pedirle un favor a Shyarly. Me gustaría que Al se fuera contigo a Nueva York, que la alejarás lo más posible de aquí y le que empezara a trabajar contigo como ayudante- contesta el chico pidiendo ese gran favor a la mujer.


-Claro, es una gran idea, pero aun así tú también puedes venir con nosotras, Nueva York está muy lejos de aquí y no volverás a ver a esos tipo- dice Shyarly intentando persuadir la decisión de quedarse del joven.


-No, debo quedarme y acabar la deuda. Sino nunca seremos libres completamente- dice el chico con una fuerte determinación hacia sus actos.


-Pero...- Alvida no se termina de convencer.


-Sin peros, Al. Ya se ha hecho muy tarde, será mejor que nos vayamos a dormir todos- dice Buggy marchándose hacia la habitación para descansar- Mañana continuaremos hablando del tema.


Tras él, las dos chicas se fueron a sus respectivas habitaciones para intentar conciliar el sueño. Era una noche bastante calmada, con la luna completamente llena que iluminaba el camino. Por la puerta de la casa salía un hombre a hurtadillas, y muy sigiloso para no despertar a las otras dos chicas, pero algo lo detuvo. En uno de los escalones de las escaleras estaba esperándolo Shyarly desde hace un rato.


-Shyarly ya he tomado una decisión y no pienso cambiar de opinión- contesta el hombre intentando apartarse para poner rumbo a su partida.


-No vengo a detenerte, solo quiero que sepas que podrías vivir felizmente con nosotras en Nueva York, lejos de este lugar donde nunca os encontraran- responde Shyarly como último intento de persuasión- Quédate al lado de Alvida, te necesita para ser feliz, la necesitas para ser feliz.


-Pero hasta que no acabe con nuestras deudas ninguno de los dos será completamente libre. Además, mientras Al sea feliz, yo también lo seré- contesta Buggy con palabras muy sinceras.


-Veo  que será imposible detenerte. Pero aun así te deseo la mejor suerte del mundo y ya sabes, cuando acabes tienes un larga al cual regresar- dice Shyarly mientras se despide del joven dándole un fuerte abrazo- Sabes, en vez de ser un maestro de ceremonias, serías un buen payaso.


-¿Payaso? ¿por qué?- pregunta desconcertado mientras se separaba de la mujer.


-Porque tienes el don de animar a las personas, animarlas a seguir con sus vidas- responde Shyarly mientras el joven empieza a andar bajo la luz de la luna.


-Jajaja, puede que tengas razón. A lo mejor me lo llego a plantear algún día- responde risueño Buggy mientras continua con paso firme- Por favor, cuidaos ambas, y despídete de Al de mi parte.


Shyarly siguió el camino del hombre mientras la oscura noche le dejó. Pero una vez su figura se perdió, se paró unos instantes a comprender la importancia que había tenido en ella aquel encuentro con estas dos personas. En la mañana siguiente no fue fácil calmar los nervios de Alvida, decidida a seguir los pasos de su amigo. Fue realmente duro para Shyarly transmitirle la decisión de  Buggy, pero tras un gran esfuerzo, lo llegó a comprender. Ambas partieron rumbo de vuelta a Nueva York, más fuertes que nunca gracias a las experiencias recientes. Sin embargo, ninguna de las dos sabía el cambio que iban a tomar sus vidas, convirtiéndose en una empresaria y modelo neoyorquinas, respectivamente, de gran renombre.


Fin del Flashback.


La muchacha estaba a punto de desplomarse encima de la barra de aquel bar. No podía aguantar más, estaban a punto de saltar las lágrimas que tanto había guardado durante estos días desde el fallecimiento de su amiga.


-Señorita, debería dejar usted de beber. Sino, podría tener un accidente- interviene un hombre de cabellos azulados que era el dueño del bar.


-No me digas usted lo que debo hacer. Yo... yo decido mi vida, y si quiero beber para ahogar las penas, lo haré- contesta algo aturdida por el alcohol.


-Pero aun así debe dejarlo ya, esa no es la mejor solución- reitera el hombre que intentaba apartar la botella de whisky de su lado.


-Usted... usted se llamaba Franky ¿no? Tengo entendido que era un buen conocido de Madam. ¿Cómo puede estar tan calmado tras los acontecimientos? ¿No le duele? ¿No tiene corazón?- decía la mujer casi cayéndole las lágrimas por todo el rostro.


-Claro que estoy afectado por la pérdida. Pero he pasado por muchos males, incluida una guerra y se lo dura que puede llegar a ser la vida. Lo importante es seguir avanzado, sin detenerse- decía Franky intentando persuadir a la joven de que el alcohol no era una muy buena solución.


-Márchese, no quiero verle. No deseo ver a alguien que no tenga corazón. Shyarly estaría avergonzada de su actitud tan indiferente- decía la mujer bastante dolida.


Franky se retiró hacia la parte trasera del bar, donde aún mantenía la preocupación por el estado ebrio de la mujer. En esos momentos el local quedó vacío completamente, igual que aquella noche en la que no pudo despedirse de aquella persona tan importante. Pero ese silencio quedó interrumpido por la entrada de un hombre. Un viajero cubierto con un abrigo que le cubría incluso el rostro. Se sentó al lado de la mujer, pero esta se mantuvo indiferente ante su presencia.


-Al, te he echado de menos- decía el hombre destapándose la capucha que le tapaba la cara.


-¡Buggy!- dijo sobresaltada la chica, entre lágrimas de alegría, tristeza y añoranza.


-El mismo. Por fin estoy en el lugar que debo estar- contesta el hombre con una sonrisa en el rostro- Deberías dejar de beber, con eso no superaras su muerte.


-Tienes razón, pero aun así, mi corazón duele cada vez que la recuerdo. No sabía que me importaba tanto, hasta que la perdí- responde Alvida apenada recordando su vida con Shyarly- Pero, ¿qué haces aquí?


-Llevo buscándote varias semanas desde antes del incidente. Pero no di con ninguna pista de vosotras. Pero tras la tragedia me puse como loco intentando localizarte. Después de unas semanas, unos conocidos de la empresa me dijeron que te habían visto varios días saliendo borracha de este bar. Por favor, déjalo ya, ahora me tienes a mí, no estás sola.


-Buggy- dijo Alvida tras escuchar las tiernas palabras de su antiguo amigo.


-Además, todo está solucionado, el circo no nos dará más problemas. Hace un par de meses quedó completamente arruinado y fue expropiado por el ayuntamiento de la ciudad. Por fin somos libres completamente, Al- revela el hombre su situación actual.


-Pero, ahora ella no está- vuelve a entristecer la joven.


-No puedo llenar el vacío que dejó Shyarly en tu corazón, igual que ella no pudo llenarlo tras mi partida. Pero te aseguro que no estarás sola y que debemos seguir avanzando- dice el hombre mientras apartada el vaso de la chica- Además, seguro que eso es lo que ella querría, que vivamos nuestras vidas.


Esas últimas palabras llegaron al corazón duro de la modelo que se abalanzó sobre el chico y le dio un fuerte abrazo que sirvió de consuelo para ambos. Al ver esa tierna escena, Franky que observaba apartado desde la trastienda, se puso a llorar como un bobalicón, comprendiendo que la muchacha ya no iba a sentirse sola, tal y como querría su amada Shyarly. Más tarde, ambos chicos decidieron abandonar aquel lugar, y se encaminaron hacia la casa de Alvida, para intentar retomar sus vidas aunque su salvadora no se encuentre entre ellos.


Varias manzanas más hacia allá, una pareja que mantenía su noviazgo en secreto continuaba sin salir de casa, sin tener ganas de volver a trabajar. Eran Wiper y Laki quienes estaban destrozados y furiosos tras la pérdida de su jefa.


-¿Porque tuvo que morir ella? ¿Porque la policía nos mantiene sin desvelarnos ninguna información? Es que acaso son tan incompetentes que no han averiguado nada. Estoy muy furioso, desearía patearle el trasera a alguien en estos momentos- se pasea cabreado Wiper por toda la casa- Ojala la bala hubiera dado a otra persona. Hubiese preferido que se clavara en el estirado aquel que presentaba, el flamenco ese.


-Wiper, enfadándote no solucionarás nada. Ella no volverá aun así- dice Laki mientras unas gotas se resbalaban por su cara- Recuerda que no debes volver a usar la violencia, se lo prometiste a ella.


-Ya lo sé Laki, pero estoy muy cabreado. No solo era nuestra jefa, era una gran amiga- dice Wiper con palabras tiernas, cosa que no solía emplear.


-Ven aquí, vamos a la cama y descansemos que ya se ha hecho tarde- dice Laki para intentar calmar la furia de su pareja.


Wiper deja de renegar y se dirige a la cama, para dormir junto a Laki. Tardó varios minutos en conciliar el sueño, pensado en todo lo acontecido, pero cuando finalmente cerró los ojos, fue como si volviera el tiempo atrás. Tuvo un sueño, un sueño que se trataba de un recuerdo, de cuando él y Laki vivieron tuvieron aquellos problemas tan turbios.


Inicio del Flashback.


Hace varios años, cuando la empresa Crimin comenzaba a volver a recuperar su prestigio con la entrada de la nueva jefa Madam Shyarly, comenzaron las carreras de algunos de los más conocidos modelos de hasta la fecha. Estaba claro que a pesar de conservar su toque tradicionalista, Crimin se estaba renovando en gran grado. Pero aún todo esto, el trabajo era agotador, y Shyarly llegaba todos los días cansada a su casa. Sin embargo, no se esperaba lo que ese día se iba a encontrar.


En el pasillo del rellano de su finca, estaba tirado un joven en el suelo, lleno de sangre y heridas de golpes y moratones. Ese hombre estaba muy malherido por lo que no dudo ni un instante en ayudarlo.


-¿Estás bien? En seguida llamo a un médico para que te cure esas heridas, descansa aquí- dijo la mujer al acercarse al hombre que se encontraba tirado.


-N...no...lleva..llévame a... allí- contesto el chico casi sin fuerzas para poder hablar pero señalaba a la puerta de un piso.


Shyarly no sabía si fiarse de aquellas palabras, sobre todo tras ver el mal estado de aquel hombre, pero creía que en verdad eran palabras sinceras, por lo que se dispuso a llamar a la puerta. Tras varios segundos de espera, una joven mujer de recién pasada la mayoría de edad abrió la puerta.


-¿Quién es usted? ¿Necesita algo?- pregunta la joven de cabellos oscuros tras abrir la puerta, pero al mirar alrededor del pasillo se quedó perpleja- ¡Wiper! ¡Qué son todas esas heridas que tienes! Son muchas más que de costumbre.


-Laki...ayuda..ayuda- decía el joven mientras veía como se iluminaban los ojos de la chica con gotas lagrimosas.


-Claro, en seguida te curaré como siempre, y estarás recuperado nuevamente- dice la chica intentando relajar la voz para no alarmar más aquella drástica situación a la vez que intentaba levantarlo del suelo.


-Espera, la ayudaré- interviene Shyarly para ayudarla a levantar al hombre.


-Gracias- contesta cortada la chica entre algunas lágrimas.


Una vez dentro de la casa, de aspecto bastante humilde y sencilla, recostaron al chico en el sofá y rápidamente Laki trajo los vendajes y los utensilios para curar las heridas del chico. Madam estuvo callada durante un buen rato, solo siguiendo las órdenes que le encomendaba la chica para traer cosas para curar a Wiper. Así estuvieron por más de una hora, hasta que por fin Wiper estaba cubierto de vendas y el sangrado se había detenido en su mayoría.


-Ahora quédate ahí y no des más guerra- dijo Laki ya más calmada al ver que sus heridas eran más superficiales de lo que se pensaba- En seguida te traeré algo de comer.


-No te molestes, puedo cogerlo yo solo- contesta el hombre intentando levantarse del sillón.


-Quieto ahí, ¿pero tú no has visto el estado en el que te encuentras? Hombre orgulloso. Déjate cuidarte de vez en cuando- reniega Laki por las palabras del chico- Siempre montas la misma discusión.


-Jajaja- Shyarly es incapaz de detener cierta risilla que le causa esa escena de parejita recién casada.


-Y ¿usted de que se ríe?- dice malhumorado Wiper encarándose cara la muchacha- Ya ha hecho bastante, márchese a su casa.


-¿¡Wiper, no trates así a alguien que te ha ayudado! Disculpe, no le he agradecido como es debido su ayuda. Aunque no tenemos nada con que agradecérselo, lo siento- intentaba disculparse Laki debido a su mala situación económica.


-No se preocupe. Ofrecí mi ayuda desinteresadamente. Me preocupaba más el estado de salud de el joven- contesta muy educadamente la empresaria- Sí no es mucho meterme en asuntos que no me conciernen¿ puedo preguntarle que le llevó a este estado?


-Nadie le ha dicho a usted que es una entrometida- responde furioso Wiper pero es detenido por los ruidos que comenzaron a escucharse.


Unos ruidos que aparecieron por detrás del salón, provenientes del pasillo y que avanzaban hacia donde se encontraban ellos tres. Se trataba de una niña, una niña que caminaba medio adormilada tras despertarse a altas horas de la noche, pero que se llevó un gran susto al encontrarse al hombre en aquel estado tan malo.


-¡Wiper!- gritó la niña tras ver a su conocido con  todas esas heridas y vendajes, y se tiró encima de él y comenzó a llorar.


-¡Aisa!- grito el chico cuando la niña se subió encima de él aplastándole las heridas que le estaban causando más dolor- Quítate de encima.


-Lo siento Wiper- contesta la chica apenada por sus acciones.


-Aisa, ¿qué haces levantada a estas horas? Estas enferma, debes volver en seguida a la cama- dice Laki alarmada por la presencia de la niña a estas horas- Venga regresa ya y deja descansar a Wiper.


-Pero...pero... yo había escuchado ruidos y me he despertado. Estaba preocupada por lo que pasaba y me he levantado. Lo siento Laki, no lo volveré a hacer- responde la niña con voz de arrepentimiento- ¿Wiper se va a poner bien?


-Yo estoy bien, solo  son algunas heridas. Venga, vuelve a la cama, que debo recuperarme y así mañana podremos ir a jugar al parque- contesta Wiper con cierto tono protector hacia la pequeña.


-Vale, ya me voy. Recupérate Wiper- contesta la niña mientras le da un beso en la mejilla al hombre y se marcha de nuevo a su habitación.


-Parece una niña llena de energía y vitalidad- interviene Shyarly quien se había quedado al margen de la conversación- Seguro tiene un futuro prometedor.


-Solo espero que tenga uno. La verdad es que no tiene tanta energía como aparenta- responde Laki cabizbaja y pensativa por la situación de Aisa.


Pero justo antes de que pudieran continuar la conversación, alguien llamó a la puerta. Wiper y Laki pusieron una cara aterrada, como si el mismísimo diablo estuviera a punto de entrar por esa puerta.


-¿Cómo puede ser él? Es imposible, aún no es la fecha- dice Laki en tono alarmada- Menos mal que Aisa se acaba de marchar.


-No lo sé, como se atreve a venir antes y a exigirnos más- contesta Wiper quien comenzaba a enfurecerse- Voy a abrir yo, y se va a enterar de una vez por todas.


-No, tú estás herido, ya abro yo- contesta Laki con los labios tartamudeando.


La chica se pensó durante unos segundos el abrir la puerta. Sabía perfectamente quien se encontraba al otro lado del pasillo, por lo que sus manos temblorosas casi le impedían mover el pomo. Pero sabía que mucho peor si pasaba de abrir la puerta y finalmente movió el pomo. Tras abrirse, apareció un hombre trajeado, de alta apariencia pero con un aspecto tenebroso, e incluso malévolo.


-Preciosa Laki, ¿haciéndote de rogar para mostrar tu linda belleza?- dice el señor de traje tras atravesar la puerta y adentrarse a la casa- Añoraba ver esos hermosos ojos. Espero que te hayas pensado mi oferta.


-¡Ni en sueños!-interviene enfadado Wiper incorporándose del sofá- Lárgate Enel, aún no es la fecha para el pago. ¿A qué has venido?


-Jajaja, no me esperaba encontrar al valeroso y fortachón de Wiper tirado como un debilucho sobre el sillón. ¿Qué te ha pasado? ¿es qué acaso ya no tienes el talento para ganar ni una simple pelea?


-Cállate bastardo. Déjanos en paz de una maldita vez- responde enfurecido el hombre arrecostado en el sillón.


-Cálmate Wiper, tus gritos van a despertar a Aisa de nuevo. Además de que tus heridas podrían abrirse de nuevo- interviene Laki quien estaba callada desde la entrada de aquel hombre tan siniestro- Márchese señor Enel, aún no es la fecha para entregarle el dinero. Por favor, solo espere una semana más, se lo suplico.


-Como adoro cuando pones esa carita tan tierna suplicándome benevolencia. Pero no te pases con esa actitud tan arrogante. Yo decidiré cuando me marcho y cuando me quedo. ¿entendido?- Enel dejaba clara su posición ante la impotencia de no poder hacer nada de los dos jóvenes- Por cierto, ¿quién es usted?


-Es solo una vecina, no se moleste con ella. No tiene nada que ver con nosotros- contesta Laki intentando hacer que la presencia de la señora pasara más desapercibida.


-No te preocupes Laki, ya me encargo yo. Me llamo Madam Shyarly, y trabajo en una de las más prestigiosas marcas de moda de la ciudad. Exactamente soy su jefa- empieza a hablar Shyarly intentando intimidar a aquel astuto hombre- Ahora si me permite, le acompañaré hasta la puerta. Son altas horas de la noche y hay una niña durmiendo.


-Jajaja, parece una mujer con agallas. Eso me gusta. Pero que no se le suba el título a la cabeza. Le recuerdo a estos dos que la cría sigue viva gracias a mí. Espero que lo comprendan- contesta Enel sin dejarse intimidar por aquella mujer- Pero acepto su oferta. Me marcharé, pero de aquí a una semana les volveré a hacer una visita y espero que tengan el dinero que me deben. Bye, hermosa Laki, espero que algún día vengas a mis brazos por fin.


Tras decir estas palabras con su tono tan orgulloso, aquel hombre trajeado se marchó de la casa, dejando a todos los presentes con caras de preocupación. Laki no pudo evitar soltar unas lágrimas por su rostro debido a tanta presión, mientras que Wiper comenzaba a enfadarse por momentos.


-¡Joder! ¡Joder! Algún día juró que le mato. Mataré a ese hombre aunque sea lo último que haga- dice Wiper mientras se incorpora del todo en el sofá y aprieta sus puños contra  los cojines.


-Wiper, esa no es la solución. Sabes que todo eso empeoraría las cosas. Todo lo que hacemos es por el bien de Aisa- dice Laki intentando sofocar el mal humor de aquel hombre- Todo es por curar su enfermedad.


-Pero llevamos meses de tortura y presión. No se cuánto tiempo más podremos aguantar este infierno- dice Wiper mientras muestra una mueca de preocupación, tristeza y dolor..


Justo después de escuchar estas palabras, unos lloros se escuchaban de detrás de la puerta de Aisa. Unos lloros de una niña pequeña que había escuchado toda la conversación.


-¡Aisa! ¿no habías vuelto a la cama?- preguntó Laki completamente desconcertada por la repentina presencia de la niña.


-¡Laki!- gritó la niña echándose a los brazos de aquella joven mientras lloraba desconsoladamente- Todo esto, todo esto es culpa mía. Tú y Wiper están sufriendo para ayudarme. No lo soporto, no quiero que os ocurra nada.


-¡Aisa!- dice Wiper tras escuchar esas duras palabras que se estaba diciendo la niña a si misma- Eso no es verdad. Escúchame atentamente. Nosotros, Laki y yo, hacemos esto porque queremos, y no nos importa lo que nos ocurra mientras tú estés bien y recuperada.


Entiendes, Aisa.


-Sí, Wiper- responde la niña mientras empieza a recuperarse de tanto llorar.


-Ven Aisa, te acompañaré hasta la cama y te leeré un cuento para que te duermas- dice Laki encaminando a la niña de nuevo a su habitación.


Las dos chicas se metieron en la habitación dejando solos en el salón a  Wiper y a Shyarly. Durante unos instantes fue un silencio bastante incómodo, donde Shyarly observaba atentamente el enfado interior que se presentaba en la figura de aquel hombre.


-Veo que es una situación bastante horrible- rompe el silencio la mujer- Pero esto en verdad me recuerda a algo que viví hace unos años y sé que todo tiene solución. Por tanto me gustaría ayudaros de alguna forma.


-¿Que podría hacer una simple modista contra ese horrible rufián? No tienes ni la mínima posibilidad. Lo único que podemos hacer es seguir ganando dinero y pagarle como él dice- contesta Wiper un poco grosero, sinceramente.


-¿Acaso me estás infravalorando? Si no fuera por mí estaría muerto, al menos deberías agradecerme. Además, creo que se cómo puedo ayudaros pero necesito saber todos los detalles de lo que está ocurriendo- responde Shyarly posando una mirada fija y de determinación en aquel sujeto- Por favor Wiper déjame echaros una mano.


-No sé en lo que vas a poder ayudar. Pero...pero si aunque solo fuera una mera idea que pudiera salvar a Aisa serviría. Te contaré todo desde el principio- se rindió el hombre testarudo solo por el bienestar de la pequeña- Todo comenzó hace unos años cuando Laki y yo abandonamos el pueblo y llegamos a la ciudad tras el auge de esta. Fueron difíciles los primeros meses, pero nos la apañábamos. Pero un día recibimos una carta del pueblo que nos pedía que cuidáramos de una pequeña que había perdido a sus padres y que estaba muy enferma. Nosotros accedimos pero no sabíamos cuál era la gravedad de tal  enfermedad. Tras el diagnóstico médico, la medicina que requería era muy costosa comparada con nuestros humildes sueldos y no podíamos hacer frente al pago tan alto. Finalmente decidimos acudir a un prestamista. Ahí es donde entre el bastardo de Enel, dueño de la casa prestamista Sky Arc. Nos recibió encantado y nos dio el dinero para comprar la medicina y ahora Aisa se está recuperando satisfactoriamente, pero... pero no sabíamos que ese iba a ser el principio del fin. Comenzó a pedirnos pagos adelantados del préstamos con altos intereses y a amenazar la vida de Aisa. Fue terrible. Para colmo comenzó a encapricharse con Laki y la quería para él, pero yo... pero yo me niego. A pesar de que Laki trabaja en tres trabajos durante el día y yo lucho en peleas donde gano dinero, nunca le basta. Enel siempre está pidiendo más. Es una situación insufrible y no creo que aguantemos por mucho más tiempo.


Mientras Wiper contaba su historia, su cara iba cambiando por momentos. Entre la de tristeza al recordar las penurias, hasta la de enfado al recordar la figura de aquel prestamista. Shyarly escuchaba atentamente la vida de aquellas tres personas, poniéndose en su papel y viendo todo el sufrimiento que habían pasado. Estaba decidido. Tenía que ayudarlos de alguna forma y sabía perfectamente con quien contar para esto.


-Wiper, no os preocupéis más. Se perfectamente lo que hacer. Solo tenéis que aguantar este infierno por una semana  más. Os lo prometo, todo se solucionará.


Los dos estuvieron conversando durante un rato hasta que regresó Laki y Shyarly vio que ya era tarde por lo que se despidió de los dos chicos y se marchó hasta su casa pero no sin antes repetirles que les ayudará.


Una semana más tarde llegó la fecha final para entregar el pago al prestamista. Todo estaba preparado para su llegada pero aun así los nervios que ambos jóvenes sentían no podían ser quitados tan fácilmente. Aisa se marchó a la casa de Shyarly por seguridad mientras Laki y Wiper estaba esperando impacientemente. Tras unas horas de espera, cuando ya se hizo de noche, unos golpes se escucharon en la puerta. Abrieron temerosos y Enel entró a la casa como si fuera suya.


-Espero que tengáis el dinero, chicos. Sino ya sabías lo que os espera- dice Enel con una sonrisa malévola mientras señala a una pistola que portaba en su cinturón.


-Enel, lo sentimos mucho pero ha sido incapaz reunir esa gran cantidad de dinero. Hemos hecho todo lo que podíamos, pero no ha sido suficiente- decía Laki mientras Wiper intentaba quedarse al margen para no matar a aquel bastardo- Por favor Enel , te lo daremos más tarde.


-Jajaja, que ilusa eres mi preciosa Laki. Es todo muy simple, si queréis que os perdone la deuda solo tienes que venirte conmigo, querida- explica Enel mientras miraba a la joven con ojos lascivos- O, ¿os importa tan poco la vida de la pequeña?


-Cállate, no dejaré que te lleves a Laki, me entiendes- interviene el malhumorado Wiper que estaba a punto de darle un buen golpe a aquel hijo de puta- Y tampoco dejaré que le hagas daño a Aisa.


-Menudas agallas le han salido al chucho. ¿Es que no eres consciente de lo inútil que eres en estos momentos, Wiper?- intenta intimidar el hombre al otro joven- No podrías ni salvar a una diminuta mosca.


-Cállate, estoy harto de escuchar todos tus insultos y tus amenazas. Ahora te vas a enterar bastardo- dice Wiper furiosamente mientras prepara un fuerte golpe hacia el prestamista- Defenderé a mi familia cueste lo que cueste.


-¡No, Wiper, detente!- gritaba Laki desesperada tras escuchar la determinación de su pareja.


Pero no pudo detener aquel impulso y Wiper recibió un disparo en la pierna provocado por el arma que acababa de disparar Enel.


-Eres un insecto incapaz de defender a los suyos. En verdad te desprecio- decía Enel con una sonrisa triunfante- Ahora me llevaré vuestro dinero y a Laki.


Sin embargo esas duras palabras ya no afectaban al joven. Wiper ya no sentía dolor, ni furia ni desprecio, se encontraba feliz. Además, irónicamente y casi salido de situación, el joven comenzó a mostrar una fuerte sonrisa cara al prestamista.


-Jajaja- comenzó a reírse Wiper sin poder detenerse.


-¿Qué haces bastardo?- Enel comenzó a perder los nervios. Esa situación era absurda- Wiper, bastardo, deja de reírte.


-Jajaja, es que no puedo parar, jajaja- decía Wiper con una sonrisa satisfactoria.


-¡Para, para de una maldita vez!- Enel estaba a punto de perder toda la paciencia que tenía. El sudor comenzaba a caer por su frente. No entendía la actitud que mostraba Wiper en ese momento, así que solo pudo hacer una cosa, sacar su pistola- Despídete Wiper, porque este es tu fin.


-Jajaja, no, es el tuyo- contesto con gran fuerza el joven levantándose como pudo y colocándose cara a cara con el prestamista.


Tras escuchar estas palabras, Enel no tuvo tiempo de apretar el gatillo cuando un grupo de policías entraron corriendo por la puerta y se abalanzaron hacia él.


-Señor Enel queda usted detenido por estafa, por amenazar a estas personas y por intento de asesinato. Tiene derecho a guardar silencio y además todo lo que diga puede ser usado en su contra. Aunque de poco le servirá ya que se va a pasar el resto de vida pudriéndose en la cárcel- dijo el jefe de policías de la Nueva York con su tono serio y amenazador que tanto le caracterizaba- ¿Cómo tiene la decencia de amenazar con la salud de una niña?


El jefe de policía entregó al detenido a uno de sus subordinados para que se lo llevará a prisión directamente. Más tarde, el resto de policías abandonaron la casa y solo quedó el jefe. Sin embargo cuando iba a hablar fue interrumpido por la aparición de una mujer que entraba por la puerta.


-Veis que os dije, que confiarais en mí y lo solucionaría- dijo la mujer nada más entrar dándole un fuerte abrazo a los dos jóvenes.


-Shyarly, muchas gracias por todo. Jamás podremos devolverte este gran favor que nos has hecho- contesto Laki con los ojos llorosos de la emoción tras saber que todo el infierno había acabado.


-Gracias Shyarly- dijo Wiper de forma muy modesta, tal y como era él.


-No me tenéis que agradecer a mí. Todo ha salido bien gracias a la intervención de mi amigo, el jefe de policías. Agradecérselo a él- dijo la mujer cara los otros dos.


-Gracias a su intervención hemos podido recuperar nuestras vidas. Gracias señor policía- agradece Laki también al hombre.


-Llamarme solo Fujitora, y ha sido un placer. Para eso está la policía. Ahora debo marcharme- dice el jefe de policías mientras comienza a abandonar el domicilio- Ya nos veremos Shyarly, y espero que sea en otro tipo de situación.


-Claro Fujitora y dale recuerdos a tu preciosa hija. Seguro que muy pronto se convierte en una modelo de renombre- se despide Shyarly mientras el hombre ya se marchaba- En cuanto a vosotros dos, espero que ahora seáis felices y que cuidéis a Aisa. Que seáis una familia.


-Por supuesto. Haremos todo lo posible para ser una buena familia- contesta Laki muy emocionada por la situación.


-Aunque aún hay más. Espero que dejéis vuestros trabajos tan duros, sino no tendréis tiempo para estar con la pequeña- explica Shyarly- La verdad es que hace tiempo que lo llevo pensando. Vosotros dos seriáis unos perfectos modelos, ¿qué me contestáis? ¿aceptáis uniros a mi humilde empresa?


-Pero Shyarly no podemos aceptar aún más tu ayuda- contesta Wiper quien se había quedado anonadado tras escuchar la petición.


-No es una ayuda, ya que vosotros me apoyareis a mí para reflotar el honor de mi marca. Por favor aceptar la oferta- contesta la mujer-Además Wiper, prométeme que dejaras de usar la violencia, ya que eso no te llevará a nada bueno. Lo tienes que hacer por Laki y la pequeña Aisa.


-Te lo prometo, y... estamos encantados de aceptar trabajar contigo- respondía el joven con una gran sonrisa en su rostro.


-Pues que mejor forma de celebrarlo que invitaros a mí casa a cenar junto a Aisa- contestaba satisfecha Shyarly tras escuchar la respuesta del joven.


Por primera vez en aquella casa, los dos jóvenes mostraban felicidad en sus rostros, en sus vidas. Una felicidad que transmitieron a la pequeña Aisa que poco a poco se mejoró de su enfermedad y pudo entrar al colegio. A pesar de que su noviazgo lo viven en secreto para no causar escándalos en la agencia, Wiper y Laki eran muy felices, y todo fue gracias a aquella mujer, que desgraciadamente ya no se encontraba en este mundo.


Fin del Flashback.


Wiper se despertó sudando de aquel sueño en forma de recordatorio que tanto le había hecho sufrir. Pero no era un sufrimiento por rememorar aquellos días tan negros, sino por saber que aquella mujer ya no estaba y que no habían podido hacer nada. Laki también se despertó al ver que el joven se removía.


-Wiper, ¿qué ocurre?- preguntaba la chica medio adormilada.


-Nada, solo ha sido un sueño, un recuerdo- contestaba el hombre con una fuerte respiración tras despertarse tan bruscamente- Pero aún sigo pensando en Shyarly.


-Wiper, seguro que ella quiere que vivamos nuestras vidas. Eso es lo que le haría más feliz- dijo Laki mientras se incorporaba sentada en la cama- Vuelve a dormirte, o sino vas a despertar a Aisa.


-Laki, te quiero, y a Aisa también. Y os prometo que nunca os abandonaré- responde el joven con palabras muy sinceras.


-Eso lo sé, Wiper. Y, yo también te quiero- contestó la chica mientras acercaba sus labios a los del hombre que tanto amaba fundiéndose en un profundo beso reconfortándose el uno con el otro.


La noche llegaba a su plenitud, pero el impacto que Shyarly había causado en las personas de su entorno no había llegado a su fin.


2 de Octubre de 1918, Nueva York, Estados Unidos.


Era un nuevo día en la ciudad de Nueva York, pero para el Hospital Sakura era un día como otro cualquiera. Una mañana tras una noche. Un enfermo tras otro. Ese, en definitiva era su trabajo y su labor. Eso sabían muy bien los dos médicos estrellas del hospital, el Dr. Hiruluk y la doctora Kureha. Eran las principales normas de su hospital, salvar vidas. Pero sus actitudes un tanto excéntricas llevaban de cráneo al joven aprendiz.


-¿Dónde narices pusiste los vendajes gruesos, doctor  idiota?- gritaba Kureha por mitad del pasillo del hospital.


-A mí que me cuentas. Yo no toque nada del almacén. Los cogerías tú vieja decrepita, y ahora se te ha olvidado- contesta también gritando el Dr. Hiruluk desde una de las habitaciones mientras atendía a un paciente- Espere un momento aquí, debo solucionar una cosa.


El doctor salió de la habitación cruzándose con la doctora y comenzando lo que ya conocían allí que se trataba de un duelo médico.


-¿A quién diantres acabas de llamar viaja, abuelo senil?- grita la doctora enfadada desde una punta del pasillo comenzando a caminar cara el señor.


-A ti. Que ya se te olvidan las cosas. Un día vas a perder la cabeza. Deja de hacer el idiota y ponte a trabajar, señora- contesta furiosamente el doctor Hiruluk hacia su vieja compañera de trabajo.


-¿Ahora soy yo la que no está  trabajando? Yo soy la encargada de curar a los enfermos en sus casas y encima atiendo en el propio hospital. A mí no me puedes renegar cualquier cosa. Aquí el único vago es usted, doctor chiflado- responde la señora llegando hasta donde se encontraba el doctor.


-Cuando quieras nos cambiamos el puesto, señora chiflada- contesta el señora a punto de estallar de los nervios.


Cuando estaban a punto de comenzar una pelea con las jeringuillas médicas y con un par de vendas, alguien con muchas narices, porque no se puede decir de otra forma. Intervino para intentar parar aquella absurda escena.


-¡Callaros de una maldita vez, viejos locos!- gritó un chico de cabellos oscuros ataviado con una bata blanca de médico, por lo cual se trataba de uno de ellos.


Los dos doctores pararon son rencillas durante un momento. Pero cuando todos pensaban que aquel chico había conseguido calmar la furia de aquellas bestias, se equivocaron.


-¡Law!- gritaron los dos dándole un par de bofetadas en la cara y lanzando al chico hasta el final del pasillo.


El joven doctor, o más bien, el joven aprendiz se incorporó como pudo tras el golpe y se dirigió cara los otros dos doctores.


-Señora Kureha, el jefe de policía le está esperando en recepción- pudo decir el joven  aún dolorido por los golpes.


-Ja- contesta la señora mientras comenzaba a marcharse hacia aquel lugar- Será mejor que no se pase jovencito.


-Eso mismo digo yo- contesto también el doctor Hiruluk quien regresaba a la habitación para atender al paciente.


-Al menos, se han puesto de acuerdo en algo- respondió Law en voz baja creyendo que no había llegado a oídos de los doctores, o eso pensaba.


-Lo hemos oído- contestaron los dos con caras furiosas ante un indefenso Law, quien por suerte no recibió ningún otro golpe.


Tras la marcha de ambos doctores, Law observó que era ya su hora de descanso por lo que salió a tomar algo afuera del hospital. Al menos para cambiar de aires. Pero allí le esperaba una sorpresa, una sorpresa que no le hacía mucha gracia a él.


Mientras tanto, la doctora Kureha llegó hasta recepción donde se encontró con el jefe de la policía neoyorquina, el respetable y serio  Fujitora. Pero no venía solo, sino que le acompañaba su tierna hija quien hacía un par de años que había pasado la mayoría de edad.


-Buenos día- saludó la doctora tras encontrarse con aquel hombre-¿qué le trae por aquí, señor comisario?


-Verás doctora Kureha, me gustaría que si tiene un hueco examinará a mi hija, quien recientemente se ha puesto enferma- contesta el hombre con total amabilidad hacia la señora- Seguramente no sea nada, pero será mejor asegurarnos por si acaso.


-Claro, no me molesta en absoluto, para eso están los médicos- respondía muy cordialmente la doctora, un tono que solo utilizaba cara los pacientes- Joven Keimi ha pasado un tiempo desde que la vi por última vez. Sigue estando  igual de bella como siempre.


-Es... es un placer volver a verla, doctora- contesta la chica entrecortada, con pocas ganas de hablar después de todo lo ocurrido.


-Siento mucho la pérdida de su jefa. Tengo entendido que fue un gran apoyo para ti cuando te uniste al mundo de las modelos- contestó la doctora como señal de respeto hacia la difunta- Era una gran persona. Ha sido todo un palo para todos, sobre todo para la marca. Me hubiese gustado haberla salvado.


-Pero... pero era imposible. Hiciste todo lo que estuvo en tus manos- dijo la joven modelo con lágrimas en los ojos.


-Toma hija, sécate las lágrimas. Ya verás cómo todo se soluciona y podréis seguir con vuestra vida- interviene el policía para consolar la pena de su querida hija- Ahora deja que la doctora te examine.


-Claro, padre. Pero...pero ella no volverá con nosotros- contesta la joven entrecortada y casi sin capacidad para detener las gotas que caían de sus ojos.


-Seguro que a ella no le gustaría verte así. Se fuerte Keimi. Ahora es cuando debéis estar todos unidos y luchar por su legado.. Por Crimin- dijo la doctora para intentar animar a su paciente- Por favor, si me acompañáis a la consulta.


-Gracias, doctora- contestó la joven algo más animada a pesar de la tragedia.


-Doctora, después debemos hablar de ese asunto- dijo en voz baja el jefe de policía sin que llegará a oídos de nadie, ni siquiera de su hija, mientras caminaban por el pasillo del hospital.


Regresando a donde se encontraba el joven Law, este estaba a punto de encontrarse con alguien. Estaba sentado en un banco cercano a la puerta del hospital cuando un hombre que conocía se acercó a él.


-Me permite acompañarle en su almuerzo, o quizás invitarle más tarde a un café- interviene el hombre mientras se sentaba en el banco junto a Law.


-¡Eustass!- dijo Law tras darse cuenta de la identidad de aquel sujeto, mientras estuvo a punto de atragantarse con su bocadillo, el cual le había hecho su dulce amor Luffy.


-Me alaga que aún recuerdes mi nombre- dijo el pelirrojo con una sonrisa en su rostro- Pero si no te importa, llámame Kid. Me gusta más así.


-Cómo iba a poder olvidarme de ti después de lo que me hiciste- contestó Law en voz alta como si comenzará a perder la calma frente a aquel hombre.


-Lo siento, la verdad no fue mi intención. No pensé que algo así me fuera a ocurrir a mí. Simplemente me dejé llevar por el momento y lo fastidie todo- contestaba Kid con cierta voz apenada y de arrepentimiento- Lo siento, Law.


-Acepto tus disculpas, Eustass. Pero espero que esto no vuelva a pasar- Law estaba mucho más tranquilo tras escuchar esas palabras que acababa de decir Kid.


-Creo que no me has entendido. No voy a rendirme y voy a luchar para poder entrar en tu corazón. Solo sé que lo que hice aquel día fue muy precipitado y por eso te pido disculpas. Pero aun así conseguiré que te enamores de mí- responde el pelirrojo con palabras que aparentaban una fuerte decisión- Además, te he dicho que me llames Kid.


-Eustass... bueno quiero decir Kid, no vas a conseguir nada conmigo aunque te esfuerces mucho. Yo... yo estoy enamorado de otra persona, lo siento, espero que lo entiendas- intentó explicar el joven Law ante un expectante Kid- Me temo que  a pesar de que mi amor no sea correspondido, nunca podré sacarlo de mi cabeza.


-Hablas de Luffy, ¿no?- dijo Kid algo dolido por las palabras de su compañero- ¿Qué te gusta de él? Es un niño. Vale que es simpático y amable, y que a lo mejor tengas ese instinto protector hacia él. Pero eso es más el sentimiento de una madre,  no el de un amante. Yo... yo soy más el hombre que necesitas.


-¡¡¡Qué!!!- grita exaltado Law tras oír aquellas palabras que provenían del otro hombre- Jajaja, creo que no has pensado bien tus argumentos, jajaja.


Era extraño pero Law no podía parar de reír tras aquella absurda confesión. Que Kid era su hombre, ja, eso es lo que él quiere. Aunque debería estar enfadado por todas las cosas que acababa de decir, sobre todo con respecto a Luffy, solo podía reírse. Risa por la cara de avergonzado que puso Kid tras decir que era su hombre.


-Jajajaja, no puedo parar de reír, jajaja- intentaba calmarse Law pero sin ningún logro.


-Deja de reírte, vale. Me estás empezando a enfurecer- responde Kid quien había contenido mucho sus ganas de pegar a aquel hombre, ya que eran más fuertes sus sentimientos de amor que los de odios.


-El que debería enfadarse soy yo. Cómo tienes la decencia de insultar a Luffy frente a mi- Law cambia completamente de actitud, dejando sin palabras al pobre Kid.


-No era mi intención. Yo solo... yo solo...- el pelirrojo era incapaz de acabar la frase.


-Tú solo ¿qué?- pregunta Law quien tenía la paciencia ya en su límite.


-Yo solo intentaba sacar alguna cosa mala de Luffy para ganar puntos a mi favor. Ya estas contento, ya lo he dicho, ya me he rebajado a la mierda. Si Bonney escuchara esto estaría años burlándose de mí- suelta todo lo que sentía Kid- Porque Luffy no tiene ningún defecto, solo uno, y es que no soy yo. Me gustaría llegar a ser Luffy y … ser amado por ti tanto como le amas a él. Porque aunque me cueste decirlo... me he enamorado de ti nada más que te vi y no dejo de pensar en tu rostro, tu perfecto cuerpo, tus penetrantes ojos, tu sonrisa sutil, tu mirada desafiante y de haber pasado por muchos sufrimientos. No dejo de pensar en todo tu ser, porque me gustas.


Law quedó estupefacto. Jamás en la vida había recibido una confesión de amor por parte de alguien y todas aquellas palabras tan preciadas hacia él le afectaron. Incluso cierto rubor asomó por las mejillas del médico. Por primera vez en toda la conversación había bajado la guardia y Kid aprovechó aquello para poner el broche de oro a su confesión. Nuevamente se  acercó hacia Law, y no dudó en darle un segundo beso apasionado y más tierno que el de hace varias semanas.


¡Kid!- gritó Law tras separarse del beso del apasionado chico- Veo que no te rindes fácilmente. Me temo que  esto me va a traer más de un dolor de cabeza.


-Jajaja, parece que ya vas entendiendo mis sentimientos, jajaja- contestaba el pelirrojo de forma muy risueña, cosa que a Law le recordó por un momento a la expresión de su amado príncipe.


-No eres tu iluso, no- respondía Law con cierto tono irónico pero más animado hacia el otro chico-Mierda, debo volver dentro ya. Nos vemos.


-¿Es que quieres que nos veamos de nuevo?- pregunta Kid de forma un tanto sensual- A mí me encantaría tener una primera cita contigo.


-¡¡¡Kid!!!- gritó de nuevo el médico mientras tiraba los desperdicios de su almuerzo en la papelera y comenzaba a caminar hacia el hospital.


-Vale, vale. No hace falta que me fulminas  con la mirada- contestó el pelirrojo tras la respuesta del otro- Hasta la vista, Law.


El joven médico volvió a mirar hacia el banco donde se encontraba el pelirrojo. Inconscientemente una sonrisa se dibujó en su rostro cosa que ruborizó al joven Kid. Era cierto que aquella era una relación de amor casi imposible, pero estaba claro que estaba a punto de comenzar una muy buena amistad. Y quien sabe qué pasará en el futuro. Todo dependerá de los verdaderos sentimientos que tenga el joven príncipe.


Las horas de luz comenzaban a desaparecer una tras otra. Ya era bien entrada la tarde cuando empezaron a encenderse las luces de un apartamento en pleno centro de la ciudad neoyorquina. No era un lugar muy grande ni con mucho lujo, pero el suficiente para aquellas tres chicas que desde hace un par de años vivían en aquel lugar.


-¡Chicas! Venir alguna a ayudarme a hacer la cena. No os quedáis sin hacer nada como siempre- gritaba una señora mayor desde la cocina.


-Joder, no grites tanto que me vas a irritar la piel y acabo de ponerme mi mascarilla- contestaba una chica rubia desde el baño- En seguida voy a ayudarte a preparar esa grasas tan calóricas.


-Miss Valentine, si no te gustan pues te aguantas. No estamos para ir tirando la comida- respondía la mujer mayor regañando a la más joven mientras comenzaba a preparar unos trozos de carne para cenar- Como me duele la espalda.


-Deja de quejarte Miss Merry Christmas. Siempre estás igual. Deja, que ya hago yo la carne- llega la chica rubia a la cocina donde se encontraba la otra liada preparando la cena- Y así aprovecharé para hacer una ensalada para guardar mi línea.


-¿Aún estás con tu estúpida dieta? Come más carne que si no te vas a quedar chupada- contesta la señora con vocabulario más de pueblo, más rural.


-Mi aspecto es lo más importante de mi vida. Nada dejare que lo estropee- responde decidida la chica más joven- Anda y llama a Miss Goldenweek mientras yo acabo de preparar la comida.


-Sí, si, como tú órdenes, marquesa- contesta de forma sarcástica la señora encaminándose hacia la habitación donde se encontraba la pequeña.


La puerta de la estancia de Miss Goldenweek se encontraba cerrada por lo que la señora decidió no invadir su territorio sin antes avisar. Por lo que tocó primero a la puerta, sin recibir respuesta de adentro. Miss Merry Christmas tenía poca paciencia así que si no consiguió entrar a las buenas, entró sin que le dieran permiso. Una vez en el interior no se encontró con la pequeña. Bueno, en realidad no la veía aunque sabía dónde estaba. Se acercó a la cama y retiró las sabanas. Como se esperaba, allí se encontraba tumbada la joven. Sin embargo, parecía que no se encontraba muy bien.


-Chiquilla, ¿qué te ocurre? ¿te encuentras mal? ¿te duele algo? ¿ te han molestado los gritos de esa rubia?- pregunta algo preocupada la señora mayor por el estado que presentaba la más pequeña al verla- Dime algo para que te pueda ayudar.


-No... no es nada.. se me pasará...en seguida estaré bien- contestó como pudo Miss Goldenweek sin que se notaran sus ganas tremendas de llorar.


-Venga, levántate que la cena está preparada- dice Miss Merry Christmas mientras voltea a la chica para ponerla de frente a ella. En seguida se dio cuenta que había estado llorando- ¿Por qué lloras, pequeña?¿ es por la muerte de Shyarly?


-No... sí... es que... no quiero que nadie más se vaya de mi lado- dice entre gotas de tristeza y dolor que empañaban sus ojos- No tengo hambre, prefiero quedarme aquí tumbada.


-Chiquilla anímate. Ven a mis brazos y todo tu dolor se pasará- intentaba animar Miss Merry Christmas las penas de aquella pequeña- Nadie más se va a ir de tu lado.


-Prométeme lo-  dice la chica  para asegurarse no estar solo nunca.


-Te lo prometo- respondió la señora abrazado a la chica fuertemente para intentar calmarla- Ahora venga que tienes que comer para crecer.


-Gracias Miss Merry Christmas- dijo agradecida la pequeña tras separarse del reconfortante abrazo de su amiga- Ya no soy una niña, tengo 16 años, no hace falta que me digas que tengo que crecer.


-Claro- contesta la señora más calmada al ver que la pequeña se había recuperado un poco de sus penas.


-Voy al baño antes- explicó Miss Goldenweek saliendo por la puerta antes de ir a cenar.


-Paula- dijo Miss Merry Christmas en voz baja sin que llegara a oídos de nadie. Toda esa conversación le haca recordar cosas de cuando estaban aún con ella. Por unos instantes unas lágrimas se posaron en sus ojos.


Inicio del Flashback.


Un grupo formado por cuatro chicas llevaban varias horas caminando por la ciudad de Nueva York. Llevaban pocos días en la ciudad desde que llegaron de su pueblo para conocer mundo, para poder tener un futuro algo mejor que el que les esperaba allí.


-Me duelen los pies de tanto caminar- se quejaba una chica rubia- Aunque viéndolo por el lado positivo, así mejoraré mi silueta.


-No sabes pensar en otra cosa. Al menos no te quejes tanto que algunas ya somos mayores y no vamos diciendo por ahí lo que nos duele- replica Miss Merry Christmas la actitud tan arrogante de la otra chica- Céntrate en aparentar buen aspecto sino quieres que nos vuelvan a echar de una entrevista de trabajo.


-Que sí, tampoco ha sido mi culpa. Siempre nos ponen pegas porque somos pueblerinas sin estudios y además somos mujeres, menuda sociedad tan retrasada- reniega Miss  Valentine con mucha razón- Ojalá la sociedad avance para mejor.


-En algo estamos de acuerdo- afirma Miss Merry Christmas tras escuchar la declaración de su amiga.


-Chicas, yo también quiero trabajar como ustedes Aunque aún tenga 8 años quiero ayudaros y trabajar en algo- dice muy decidida una pequeña Miss Goldenweek.


-Jajaja, menudas ideas tiene la niña- contesta Miss Merry Christmas entre risas.


-Jo, que lo digo de verdad- responde enfadada la pequeña afirmando que habían despreciado su decisión.


-Miss Goldenweek, no te preocupes por eso y sigue pintando con tus pinturas tan bien como lo haces- contesta la chica de cabellos rubios hacia la más joven- Seguro que algún día podrás trabajar en algo parecido.


-Pero...- la chica pequeña no queda satisfecha con las palabras de sus dos amigas mayores.


-Mi pequeña, aprovecha lo que te queda de infancia y disfruta. Ya tendrás tiempo de trabajar cuando seas más mayor- dice una chica de cabellos azulados que andaba más por delante de ellas, con un mapa con la dirección de la siguiente entrevista de trabajo- Estamos cerca del sitio. Chicas, arreglaros.


-Sí, Paula- responde Miss Goldenweek no muy convencida de sus palabras.


-Dime Miss Doublefinger, pequeña- contesta la chica de pelo azul mientras seguía andando.


Al estar atenta en la conversación con las otras tres mujeres, no se dio cuenta que estaba a punto de girar una esquina y se chocó con otra mujer que paseaba por ahí cerca. Las dos cayeron al suelo y más tarde, ayudadas por sus acompañantes, se levantaron.


-Lo siento mucho, ¿se encuentra bien?- pregunta apenada Miss Doublefinger sin darse cuenta que le había caído el papel de la dirección de la entrevista.


-Sí, no se preocupe, ha sido solo un pequeño golpe- contestó la otra chica con una sonrisa en la cara lo que tranquilizó más a Miss Doublefinger.


-Tome, se le ha caído este papel- le da el papel la señora con la que se acababa de chocar pero lo lee sin querer- La verdad es que no he podido evitar leer el papel, van ustedes a una entrevista de trabajo¿no?


-Sí, señorita. Llevamos buscando trabajo un par de días desde que llegamos a la ciudad pero sin ninguna suerte- contesta la señora más mayor cuyo nombre era Miss Merry Christmas- Ojalá llovieran las ofertas de trabajo.


-Jajaja, sería bueno. Aunque podría ayudarlas. La verdad es que tengo un sexto sentido para encontrar buenos talentos entre las personas- dice algo misteriosamente la chica con la que se habían topado- ¿Qué os parece trabajar en una firma de moda?


-Eso sería estupendo. Me encantaría llegar a ser una famosa modelo a quien todos desearan- contestó Miss Valentine muy emocionada por la oferta- Ahora podré lucir mi silueta por todas las pasarelas.


-Y yo por fin cumpliré mi sueño de ser una princesa, una bella princesa de las pasarelas- responde muy emocionada también la señora Miss Merry Christmas.


-Usted sería una perfecta modelo, aunque debería rebajar su orgullo- interviene la acompañante de la chica con la que habían topado dirigiéndose a Miss Valentine- Aunque usted señora... será mejor que se encargue de trabajar como modista.


-Disculpe- gritan la chica rubia y la señora tras escuchar las palabras de aquella mujer.


-Querida amiga, no hace falta ser tan grosera con nuestras nuevas conocidas- intentó calmar la tensión que había en el ambiente la chica que había sido golpeada- Pero, a pesar de todo... creo que tiene razón.


-No se preocupe, trabajaran en lo que les digan, y muchas gracias por su oferta- responde muy cortésmente la mujer de cabellos azulados.


-En cuanto a la pequeña... noto un gran talento y un gran futuro en su vida. ¿Qué le parece si viene un par de días a mis oficinas para aprender el oficio?- tuvo una idea la chica que había propuesto la primera oferta.


-Claro- responde muy agradecida la pequeña- Me encantaría.


-Bien, pues ya está todo dicho. Vosotras tres, chicas, trabajareis en la marca de moda de mi amiga- dijo la chica señalando a su acompañante-Y la pequeña vendrá a las oficinas de mi marca y quién sabe si te llegue a contratar en un futuro.


-Lo siento, la verdad es que yo...- Miss Doublefinger no tenía valor para decir lo que estaba a punto de confesar cuando fue interrumpida de nuevo por la otra mujer.


-Por cierto, casi se me olvidaba. Yo me llamo Madam Shyarly y esta es mi amiga Boa Hancock- revela sus identidades las dos chicas.


-Será un placer que trabajen en nuestras empresas- interviene Boa Hancock más cordial que antes.


-Lo siento pero la verdad es que yo no acepto su oferta- dijo de un tirón Miss Doublefinger sin pensárselo dos veces- Yo... yo me marcho de esta ciudad. Partiré en un barco mañana mismo rumbo a Europa.


-¡¡¡Qué!!! como no nos has dicho nada antes ¿ por qué te vas?- se preguntaba Miss Merry Christmas tras la confesión que acababa de hacer su amiga sobre su inminente partida.


-No te puedes ir. Ahora que hemos salido del pueblo para empezar de nuevo, no nos puedes dejar así- renegaba Miss Valentine muy abatida por la decisión que había tomado su vieja amiga- Por favor, no te marches.


-Por eso mismo es que me voy. Decidimos salir del pueblo para tener un futuro mejor. Y mi futuro mejor es viajando y conociendo mundo y cuando esté completamente satisfecha me asentaré en algún lugar donde sea igual de feliz que he sido con vosotras- explicaba Miss Doublefinger para calmar a sus antiguas amigas mientras las jefas de las marcas de moda miraban expectantes esa situación.


-Pero...pero no te puedes ir. Me niego. No nos puedes dejar así sin más. No te marches por favor. No me dejes sola, Paula- intervenía la pequeña Miss Goldenweek entre lágrimas ya que era la más afectada por la noticia.


-Mi pequeña, no te preocupes, no estás sola, tienes a Miss Merry Christmas y a Miss Valentine. Yo debo irme para ser feliz. Pero aunque estemos separadas siempre estaremos juntas. El lazo de nuestros corazones perdurara para siempre- contestaba Paula con palabras muy tiernas hacia sus amigas- El lazo de nuestros corazones no se romperá nunca, vale chicas.


Esas fueron una de las últimas palabras que escucharon salir por la boca de su vieja amiga. Tras despedirse de las dos modistas, se marcharon a su casa para comenzar a preparar la maleta de Paula. Parecía que las chicas habían aceptado la partida de su amiga de mejor forma que la pequeña. Esta aún lloraba para intentar convencer a su querida Paula, aunque poco a poco sus llantos dejaron de tener fuerza. Sobre todo cuando vieron partir a Paula subida a un barco rumbo al continente europeo.


Las tres chicas siguieron con sus vidas, y comenzaron a trabajar en las dos marcas de moda más famosas de la ciudad. Pero hace cuatro años una carta llegó. Una carta proveniente de Inglaterra. Desafortunadamente traía muy malas noticias que dejaron muy doloridas a las tres chicas. Anunciaba la explosión de un cabaret en el viejo centro de Londres, lugar en el que se suponía que trabajaba Paula desde hace un par de años. La tragedia fue tan inmensa que ninguna de las personas que se encontraban allí sobrevivió. Paula había fallecido, pero había vivido la vida como había deseado y se había ido al otro mundo satisfecha con su trabajo, su vida y sus amistades, tanto las nuevas como las que perduraran toda la vida en su corazón.


Fin del Flashback.


Al rememorar esta serie de recuerdos sobre su amiga, Miss Merry Christmas no pudo evitar unas lágrimas de tristeza que bajaban por su rostro. Aunque la vida seguía y ese lazo seguirá para toda la eternidad en sus corazones, igual que el lazo que transmitía Madam Shyarly.


Ya se había hecho de noche, y las luces de la estrellas iluminaban la ciudad neoyorquina por todas partes. La sede de la empresa Amazon Lily estaba a punto de cerrar sus puertas, aunque la verdad es que la actividad durante estas últimas semanas había sido bastante escasa. Prácticamente el edificio se encontraba vacío ya que la empresa no había movido nada de trabajo tras la tragedia. A pesar de todo, un joven iba todos los días para ver si necesitaban cualquier cosa. Cumpliendo su labor y apoyando a los demás por la perdida. Ese mismo chico estaba sentado algo aburrido en una de las oficinas.


Su mente no dejaba de pensar en una cosa ¿por qué ese hombre besó a su Law? ¿ a su Law? Ni que fuera una posesión suya, pero... ¿por qué Kid besaría a Law de esa forma? y... ¿por qué Law no se resistió? ¿son pareja?, ¿se quieren ? ¿Law se marchará con ese hombre y me dejará solo? Mil preguntas se cruzaban por la mente de Luffy sobre aquella escena que presenció pero aún no entendía que significaba para él todo aquello.


-Joven Luffy, se encuentra usted completamente distraído- apareció por la puerta la señora Nyon.


-Lo siento señora, si necesita algo me pondré a hacerlo en seguida- responde muy obediente el joven quien había bajado de las nubes.


-No querido. A eso mismo venía. Ya es tarde y no necesitamos nada más de ti. Puedes marcharte a tu casa- dice la señora Nyon muy amablemente con el joven modelo- Seguro que habrá alguien preocupado por ti.


Justo en ese momento le vino a la mente el rostro de Law, y su mente volvió a aquellos pensamientos tan extraños.


-Gracias señora. Mañana estaré aquí como siempre por si necesitan algo- contesta el joven Luffy despidiéndose de Nyon- Buenas noches.


-Debo agradecerte toda la ayuda y el apoyo que nos has dado durante estos días. Pero no se olvide de usted. Seguro que hay algo importante que le molesta, será mejor que los solucione cuanto antes- dijo Nyon mientras se marchaba de la habitación- Buenas noches, joven Luffy.


Luffy se quedó muy pensativo tras escuchar esas palabras de aquella sabía mujer. Finalmente decidió marcharse y se encaminó hacia la calle. Mientras, la anciana Nyon se dirigía a un sitio. Llevaba un paso firme, observando cada rincón de aquellas oficinas en las que no quedaba ni un alma. Parecía el fin de Amazon Lily si no hacía algo.


Tras subir varios pisos, llegó hasta donde se encontraba el despacho de la jefa de Amazon Lily, de su hija. Lentamente abrió el pomo sin llamar antes y se introdujo a la habitación. Tal y como se esperaba, se topó con su hija completamente desarreglada y recostada en la silla. Llevaba días ahí, separada del resto del mundo. Sufriendo en silencio la pérdida de su gran mejor amiga, pero ya era hora de que volviera a ser la emperatriz que gobernaba toda Amazon Lily.


-Boa Hancock, hija, levántate, ya es hora de que vuelvas a tu trabajo. Has tenido suficiente tiempo para llorar. Ahora toca avanzar y seguir con tu vida- intenta convencer Nyon a su hija con palabras para animarla- Seguro que...


Nyon no se atrevía a pronunciar el nombre de aquella que hace varios días había abandonado este mundo y que tanto había afectado a la vida de su  hija.


-Seguro que todo se arregla- improvisa Nyon para no pronunciar aquel nombre.


-¿Arreglarse?¿cómo? Ella ya no está. Ella se ha ido y no pude hacer nada. Murió entre mis brazos y fui incapaz de salvarla- decía Boa Hancock tras levantar su rostro y mirar a su madre- Yo no pude salvarla. No pude hacer nada por ella. Shyarly está muerta.


Los llantos de la fuerte emperatriz se escucharon por toda la planta. Resonaban con una tremenda melancolía y añoranza hacia aquella persona que tanto amaba y que acababa de perder.


Inicio del Flashback.


-Shyarly, mira al chico nuevo. Esta como un queso- dice la joven Boa Hancock mientras cuchicheaba con su amiga de la infancia- Puede que me acerque a hablar con él.


-Jajaja, no cambiarás nunca Hancock, a ver si alguna vez encuentras al hombre de tu vida y te dejas de tantos líos- contesta entre risas la joven Shyarly- Aunque la verdad es que está como un tren.


-A que sí. Jajaja, me encanta que tengamos el mismo gusto Shyarly- responde la amiga de forma muy cariñosa hacia su tan estimada compañera- Espero que continuemos así durante toda la vida.


-A mí también me gusta, y me encantaría estar contigo durante mucho tiempo- confiesa también la joven Shyarly a su amiga mientras esperaban a que las clases reanudaran en el instituto.


Fin del Flashback.


-Hancock, por favor hija tienes que superarlo. Debes seguir viviendo tu vida y continuar con la empresa- intentar animar la madre al ver lo desesperanzada que estaba su hija- Por favor, hija.


-Madre... pero es que... es que no puedo. No puedo seguir con mi vida pretendiendo que no ha pasado nada. Continuar viviendo pero sin ella, eso es un verdadero infierno- responde entre enfadada, apenada y angustiada la emperatriz- Necesito a Shyarly para vivir.


-Es un verdadero infierno, eso la yo lo sé. Yo estuve con vosotros mientras os criabais juntas desde pequeñas. ¿crees que a mí no me ha afectado tanto como a ti? Pero hasta que no se resuelva algo por parte de la policía no tiene sentido lamentarse. Ella se ha ido y debemos aceptarlo- se sincera la mujer mayor añorando aquellos momentos de felicidad en los que veía a aquellas dos jóvenes y sus batallitas de adolescente- Es un infierno con el que tenemos que vivir.


-Madre...- mira Hancock a su madre y por primera vez ve los sentimientos tan tristes que presentaba Nyon en su rostro.


Inicio del Flashback.


-Sabes Hancock, cuando sea mayor me gustaría llegar a ser una modelo profesional. Aunque ahora mismo seamos pobres, cada vez que paso por la avenida grande, esa donde se encuentran las tiendas, sueño con desfilar con esos vestidos tan bonitos-dice Shyarly mientras ambas están sentadas en el bordillo de las escaleras de la casa de Hancock- Algún día llegaré a subirme a una pasarela.


-Sería genial poder subirse ahí ante tantas personas y que te admiren. Que te tomen como un ejemplo a seguir, poder montar tu propia empresa y cuidarla como tu familia-responde también bastante ilusionada la joven Hancock- A mí también me gustaría llegar a ser una modelo profesional.


-Pues entonces está decidido. Nos convertiremos en modelos juntas y trabajaremos para crear una marca que todo el mundo adoré, y tendremos una gran familia- dice decidida la joven Shyarly tras escuchar las palabras de la otra- Estoy deseando ser mayor.


-Pero menudas soñadoras son estas dos niñas- intervino Nyon que acababa de llegar de hacer la compra y había escuchado aquellas palabras ilusas- Será mejor que pongáis los pies en la tierra.


-Madre, no nos fastidies nuestros sueños- se queja indignada la hija de Nyon.


-Nyon, lo decidimos en serio. Algún día lo que conseguiremos, ya lo veras. Y tú estarás con nosotras en esa gran familia-  contesta la joven amiga de Hancock.


-Sí, sí, lo que digáis. Ahora venir las dos y ayudarme a sacar la compra- responde Nyon a pesar de no revelar sus verdaderos sentimientos. En realidad deseaba con todas sus fuerzas que aquellas dos niñas triunfaran en la vida y realizaran sus sueños.


-Hancock, estoy deseando montar ya nuestra marca- dice muy ilusionada Shyarly.


-Por supuesto- contesta la amiga con una sonrisa. Más tarde, las dos niñas se meten para dentro de la casa a realizar lo que Nyon les había mandado.


Fin del Flashback.


-Hancock, piensa en todo lo que has logrado desde que abriste Amazon Lily. Mucho sudor y esfuerzo has derramado para llegar hasta lo que has conseguido. No lo desaproveches ahora- Nyon sigue reconfortando a su hija- Al menos eso es lo que ella habría querido.


-Pero nosotras hicimos esa promesa juntas y ahora ella ya no está. No puedo continuar sin Shyarly- responde aún apenada la joven emperatriz.


-Si puedes y debes. Esa promesa seguirá en tu corazón. Deberás cumplir tu parte y la de Shyarly- contesta la madre a la hija- Shyarly se pondrá muy contenta allá donde esté.


Inicio del Flashback.


-Shyarly debes aceptar esa gran oportunidad. No te preocupes por mí. Seguro que algún día te alcanzaré y podremos estar felices las dos por haber alcanzado nuestros sueños- dice Hancock para intentar convencer a su amiga- Seguro que te tratan genial en Crimin, y será como tu familia.


-Pero... pero yo quería formar una familia contigo. Con mi mejor amiga- responde casi entre lágrimas la otra joven- Prometimos crear nuestra marca juntas. Y las promesas no se pueden romper.


-Vale, pues entonces modifiquémosla- responde Boa Hancock con una idea que pudiera terminar de convencer a su amiga- Aunque tú estés en otra marca, aunque seamos rivales y no podamos formar una misma marca, siempre seremos una familia. Una gran familia de modelos y modistas que provocaran un cambio en la ciudad de Nueva York. Esa será nuestra promesa, nuestra unión.


-Gracias, Hancock- contesta Shyarly dándole un fuerte abrazo a su mejor amiga- Te prometo que las dos juntas daremos estilo a la ciudad.


Fin del Flashback.


-¿Sabes, hija? Desde aquel día en que las dos decidisteis ser modelos, yo... yo me encontraba muy orgullosa de vosotras- volvió a intervenir la señora Nyon.


-Madre...- respondió sorprendida y más calmada la emperatriz.


-Ver como pensabais en vuestro futuro con tanta ilusión, y haber luchado durante todos estos años para cumplir vuestro sueño. No tengo palabras. No puedo expresar con palabras lo que siento- dijo la madre a la hija- Cada logró que conseguíais, cada esfuerzo que hacíais, cada batalla ganada y cada derrota superada. Hancock, una madre no podría estar más orgullosa de su hija de lo que yo estoy.


-Madre...- repitió la hija tras escuchar atentamente las reveladoras y tiernas palabras que estaba diciendo su madre.


-Y eso es lo mismo que debes hacer tú. Debes estar orgullosa del trabajo que habéis logrado tú y Shyarly. La ciudad de Nueva York os debe mucho a las dos- responde la madre- A sí que no dejes que vuestra labor se pierda en un suspiro. Sigue viviendo por tu trabajo, por tu familia y por tus amigos. Vive por Shyarly, y vive por ti.


-Madre...- volvió a repetir la hija a punto de romper a llorar.


Y así fue. Las lágrimas fueron inevitables en los ojos de la joven emperatriz. Lágrimas de tristeza y de añoranza. Pero también lágrimas de intentar seguir viviendo, tal y como había dicho su madre. Ahora más que nunca lo tenía que hacer por ella, y por Shyarly.


 


Volviendo a las calles de la ciudad neoyorquina, un joven se encontraba de regreso a su casa. Aún estaba muy pensativo por aquello que no se podía quitar de la cabeza. Aquello que tenía un nombre y se llamaba Law. Se cuestionaba varias cosas.


¿Por qué me afecta tanto? Law es libre de hacer lo que quiera, yo no puedo retenerlo para toda la vida, ¿retenerlo, es que acaso quiero yo hacer eso? ¿es tan importante Law para mí? ¿lo necesito para seguir viviendo? Pero... todo esto era muy egoísta. Si de verdad quería a aquel hombre, no podría detenerlo, ¿detenerlo?, debo dejar de pensar así. Espera...¿ con un hombre? ¿entonces a Law le gustan los hombres? Nunca me había dicho nada, pero...¿que vio en Eustass? Vale que es guapo y fuerte, pero tiene ese carácter tan... tan brusco. Pero ¿qué tiene Eustass que no tenga yo?... espera, espera, acabo de decir eso. Debo calmarme y pensar con claridad... ¿pero quién soy yo para decidir con que salía Law? ¿eso no me incumbe? ¿eso... me molesta? ¿me molesta que Law salga con ese chico? Pero ¿por qué? ¿por qué me siento tan preocupado desde que vi esa escena? ¿por qué mi corazón se encuentra tan agitado desde aquel día? ¿qué significo para mí ver aquello? ¿perder a Law? Eso nunca. Espera... he vuelto a decir algo así. ¿por qué no puedo tranquilizarme? ¿por qué tiene que ser todo así, tan extraño, tan diferente a como era antes? ¿por qué no podemos volver a ser nosotros dos solos una familia, como durante estos cuatro años?, ¿nosotros dos solos? ¿qué me pasa? ¿por qué no simplemente acepto que Law está saliendo con ese hombre? ¿porque me cuesta tanto? Porque no quiero.


A esta fue la última conclusión que llegó Luffy antes de ser interrumpido.


-Vaya, vaya, ¿ a quién tenemos aquí? Si se trata de un joven perdido y solo- aparece un hombre de entre las sombras de la noche- ¿Qué te parece si nos acompañas a mis amigos y a mí? Pasaríamos una gran velada.


-Piérdete- contestó bruscamente Luffy sin pensar en las consecuencias.


-Que niño más arrogante. Ni que provinieras de una gran familia aristócrata- respondió aquel hombre que iba bastante cubierto y que apenas se le podía ver el rostro- Mi nombre es Gladius, y estos son mis amigos, Machvise y Señor Pink. Será mejor que vengas con nosotros por las buenas o sino...


-Sino que...- Luffy continuaba con esa actitud de mala leche hacia aquellos tres hombres. En estos momentos no se encontraba de muy buen humor para seguirles las tonterías a estos.


-Si no quieres que te ocurra lo mismo que a Shyarly- respondió Gladius tajantemente con una sonrisa malévola en el rostro.


En ese momento, Luffy vio que se encontraba en un gran problema. Su instinto de supervivencia, desarrollado durante estos años desde que se marchó de su hogar, le había dicho que escapara. Y así hizo. Comenzó a correr lo más rápido que pudo, sin mirar atrás, intentando salvar su vida.


-Jajaja, parece que nos divertiremos un rato- contestó feliz Machvise mientras veía a Luffy huir.


-Hay que reconocer que es un hombre con coraje, pero aun así debemos cumplir la misión- respondió Señor Pink alabando a aquel joven.


-Señor Pink, Machvise ir tras él. No dejéis que escape. Y, recordar... el joven amo lo quiere vivo, ¿entendido?- dijo Gladius las órdenes a los otros dos chicos- Que dé comienzo la cacería.


Luffy corría y corría por las oscuras calles de la ciudad neoyorquina. En ningún momento se detuvo a mirar hacia atrás ya que esa sería su perdición. Intentó salir a una avenida más transitada pero le fue imposible. Además al ser altas horas de la noche, la gente se encontraba en sus casas y no había casi ni un alma en las calles.


De vez en cuando escuchaba unos pasos siguiéndole de cerca, cosa que ponía mucho más nervioso al joven y aceleraba aún más el paso. Llevaba casi diez minutos corriendo por las callejuelas, pero sin toparse con nadie, ni amigo ni enemigo. Era extraño, pero aún no se sentía a salvo ya que la sensación de que le seguían aún estaba en su mente. Con muy mala suerte llegó a un oscuro callejón sin salida y sus ojos por primera vez reflejaron un intenso miedo. Ahora no sabía qué hacer, no tenía escapatoria. En un intento de esconderse, se coló detrás de una maderas viejas y otros muebles que se encontraban abandonados en aquel lugar. El silencio prevaleció por un momento en aquel lugar. Incluso el ruido de su respiración se detuvo. Luffy quería no ser descubierto.


-¿Dónde estás pequeño renacuajo?- preguntó una voz lejana que sin duda se trataba de aquel hombre grueso que vio junto a Gladius. Más tarde Luffy recordó que su nombre era Machvise.


Luffy intentó contener con todas sus fuerzas su respiración y hacer que no se escuchará ningún ruido. Pero era incapaz de detener el temblor en sus piernas y en sus manos a causa del miedo que tenía en su cuerpo.


-Será mejor que aparezcas muchacho sino quieres que te ocurra nada malo- volvió a escucharse una voz, pero estaba vez se trataba del otro hombre, de aquel que se llamaba Señor Pink.


La última voz se escuchaba lejana al sitio donde se encontraba Luffy, cosa que le calmó un poco los nervios. Vio que esta era una oportunidad, y asomó su cabeza por detrás de las tablas que le cubrían para intentar ver la calle.


-A sí que te encontrabas aquí, pequeño humano- dijo Machvise quien en estos momentos se encontraba detrás de las tablas, justo detrás de donde estaba Luffy.


-Ya no tienes escapatoria, muchacho. Ríndete sino quieres morir- dijo Señor Pink situándose por la parte de delante de aquellas tablas.


Por primera vez, Luffy se encontraba acorralado y sin casi probabilidades de escapar. Pero eso no lo detuvo. Se armó de coraje y aprovechando una diminuta abertura entre los dos hombres, salió corriendo con todas sus fuerzas para intentar salir de aquella calle. Pero justo cuando estaba a punto de doblar la esquina, un hombre le dio un golpe que no pudo esquivar, dejándole completamente inconsciente.


-Torao...- dijo Luffy mientras caía al suelo, sin llegar a que los otros lo escucharan.


-Muy bien muchachos. Misión cumplida. Ahora llevémoslo junto al jefe- apareció Gladius por la esquina, autor del golpe al joven Luffy- Seguro que el joven amo se sentirá satisfecho.


-Jajajaja- gritaron los otros dos hombre con una risa perversa y malévola.


Estaba a punto de comenzar el ocaso de las marcas neoyorquinas, y el imperio Doflamingo iba a subir a la cúspide. Nadie iba a ser capaz de evitar aquel terrible suceso, ya que ahora disponía de la clave fundamental para hundir la gran industria de Nueva York. Una clave que acababa de ser secuestrada.

Notas finales:

Gracias por leer el fic. Me gustaria q me comentarais si os ha gustado este gran cap y sus distantas historias. Intentare actualizar lo antes posible.

 

TO BE CONTINUED:-)


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